Taxi hasta la Picada
Dos jóvenes se embrrachan en una noche de botellón y tienen que coger un taxi que los lleve hasta su casa. El taxista se termina aprovechando de la inocencia de uno de ellos
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[Culpar a la bebida]
-¡Es que apenas he cenado Juli!- Me dijo la beoda de mi novia, mientras se agarraba al retrovisor de un coche para continuar repintándolo con los primeros tropezones de pizza.
-¡No pasa nada, Patri! … Acaba ya para que volvamos con los otros.-Le contesté yo mientras la sujetaba de la cabeza, para evitar que todo el vómito le manchara el recién estrenado vestido.
De esta forma tan lamentable terminábamos la noche iniciada con un botellón en la playa.
Tanto ella como yo habíamos bebido más de la cuenta para celebrar su cumpleaños. Yo andaba algo achispado pero ella estaba pagando en ese momento las consecuencias al haber intentado seguirme el ritmo.
Los dos teníamos planeado para ese día especial el pasar por fin a algo más subidito de tono que los morreos, magreos de tetas y sobeteos de polla. En mi bolsillo guardaba los dos condones que me había prestado un amigo, por si la Patri se ponía cachonda de más y yo tenía que terminar dándole rabo.
-¡Sera mejor que nos vayamos a casa!- Le dije al ver cómo al levantarse empezaba a golpearse con un coche tras otro.
-¡Noooooooo… vafffmos a quedarfffff…nos un poco massssssggg!
“¡Esta noche tampoco follas, Julianín!” Pensé yo al ver el estado en el que iba mi novia. Casi todos los amigos del grupo habían de una forma u otra perdido la virginidad, pero yo pese a ser de los más viejos todavía seguía sin estrenarme.
Los que ya lo han hecho dicen que no debes obsesionarte por eso pero la verdad es que por culpa de la bebida esa noche mi polla tampoco sabría lo que es follar.
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[La parada de taxis]
Decidí que intentar llegar hasta la discoteca con ella colgando de mi brazo no era precisamente la mejor idea.
Estábamos casi a seiscientos metros de las luces y los chiringuitos en los que la música atronaba el ambiente y mi novia apenas era capaz de coordinar un paso con otro.
-¡Cuando llegueffff….mos se me pasaaaaa! …¡solo ….nece ...sitogggg sentarme un rgggggato!
Patricia estaba cada vez peor y yo ya empezaba a tener claro que esa noche no iba a tener ni fiesta ni nada. Mire resignado hacía las discotecas y luego hacia la parada de taxis que había a unos quince metros de donde nos encontrábamos.
En ella un grupo de unos cinco o seis hombres charlaban animadamente mientras hacían tiempo para hacer su agosto.
Cuando las discotecas cerraban la gente se arremolinaba en esa parada intentando que los llevaran a ellos en primer lugar hasta la macro discoteca en la que se podría seguir de fiesta si aún te quedaban ganas y algo de dinero para pagar la abusiva entrada.
Las risas de esos hombres se pronunciaron más al ver cómo me acercaba a ellos tirando como podía del cuerpo inmóvil de Patricia. Era evidente que llevaban un rato observándonos y les hacía bastante gracia ver la escena
-Mira los tortolitos, parece que andan buscando un carruaje que los lleve a palacio- Los oí decir entre risas
Deje a Patricia sentada sobre el banco y me acerqué hasta ellos. El más viejo se encendió un cigarro mientras que los otros cuatro siguieron charlando como si yo no estuviera allí.
-Necesito un taxi para la picada.
Ese era el nombre del edificio de apartamentos en el que habíamos alquilado los quince días, que íbamos a permanecer en ese pueblo de costa.
-¿Y porque no vas andando hasta allí y así se le pasa la gota a tu princesa?-Me preguntó el del pitillo
Esperé a que los otros dejaran de reírse y volví a hablar
-No en serio quiero el servicio y me gustaría que me llevaráis ya mismo.
-¿Tanta prisa tienes?-Me preguntó el más joven
-Me gustaría dejarla y volver a la disco.-Le respondí totalmente convencido de que eso era lo mejor que podría hacer en esos momentos
-Míralo la emborracha y luego se va de farra. Espero que no pretendas que te esperemos abajo en el taxi, mientras tú te la follas.-Dijo uno de ellos
-Si o podemos follárnosla entre todos antes de que te vayas y te hacemos un descuento en la carrera.-Le replicó el otro
(De nuevo las risas)
Esta vez mi cabreo fue imposible de controlar y les terminé pidiendo la hoja de reclamaciones.
-Para reclamar por un mal servicio primero tenemos que hacértelo, pipiolo.- Me dijo el más viejo mientras arrojaba la colilla y la pisaba con el pie
-Anda vamos al coche que dais los dos un poco de pena.
Cuando miré hacía el banco Patricia estaba tumbada sobre el durmiendo la mona.
Con un titánico esfuerzo la levanté viendo como todos seguían con sus risas y el indiferente taxista esperaba junto a la puerta. Era evidente que si no llegaba hasta él con mi novia a cuestas no habría servicio.
-Espero que no me pote aquí dentro porque como lo haga tu y yo vamos a tener un problema y de los gordos.
-No ...acaba de hacerlo, ...además queda bastante cerca de aquí.
-Si de sobra se que está muy cerca de aquí, …¡Soy taxista ... y se dónde esta la urbanización!
Mi afirmación estaba cargada de intención pero en su respuesta supe que no se había dado por aludido, ya que en lugar de ir en línea recta hacía el edificio de apartamentos decidió dar un rodeo y empezar a callejear por algunas de las calles del pueblo.
Tres minutos después de habernos subido al coche tenia a mi querida novia bañándome entero con una nueva ración de vómito y al taxista echando venablos por la boca mientras miraba por el retrovisor
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[Tendrás que limpiarlo todo]
En la gasolinera había todavía bastante movimiento, pero el taxista pasó de largo hacía la zona en la que estaban los lavaderos de los coches. En ellos pretendía resarcir al conductor por el desastre.
Habíamos dejado a mi novia en el apartahotel y después de contarle a sus padres la trola de que a mi novia le había sentado mal la pizza y por eso había terminado en ese estado baje a la calle donde el conductor me seguía esperando.
Miré al taxímetro sabiendo que en ese momento mi prioridad y el resto de mis vacaciones residían en ese extraño instrumento que de vez en cuando daba un chasquido para subir en unas cuantas pesetas el importe de la carrera.
Había acordado con el conductor que limpiaría todo y le pagaría la carrera una vez hubiera acabado de hacerlo. Seiscientas cincuenta marcaba ya el aparatejo y sabía que mi presupuesto para las vacaciones de cinco mil pesetas se iba a ver muy mermado esa noche.
-En el maletero tienes bayetas y papel de cocina para ir limpiando eso. Las alfombrillas las puedes lavar ahí enfrente.- Me dijo al aparcar
-¿No piensas ayudarme?
-¿Me has visto cara de ser tu chacha?-Me preguntó mientras miraba por el retrovisor
-No, … pero pensaba que si terminábamos pronto, podrías volver a la parada antes de que cierren los pubs
-¿Y quién se va a montar en mi coche con esta peste a pota?... ¡Me has jodido la noche, déjame que por lo menos pueda darme el gusto de verte limpiándolo todo como si fueras mi criada!
Aquello me cabreo más todavía y agarré el cubo del maletero en el que había dos o tres bayetas para llenarlo de agua.
Poco a poco fui limpiando el coche por dentro con alguna que otra arcada. De vez en cuando miraba al taxímetro y luego al taxista
-Cuando no tengas suficiente dinero para pagar la carrera me avisas- Me había dicho el muy cretino antes de empezar a limpiar
Mil seiscientas marcaba en esos momentos y el aparatejo seguía dando chasquidos
Volví con las alfombrillas limpias y secas y al hacerle saber que ya estaba todo limpio el taxista arrojo al suelo una nueva colilla y se asomó someramente al interior.
-¡Todavía huele a pota que tira para atrás!
-Es mi ropa- Le dije yo seguro de que al día siguiente dentro de ese coche no habría más olor desagradable que el que desprendía su sudoroso cuerpo
-A ver quítatela.
Arroje con desprecio mi camisa al cubo de agua quedándome desnudo de cintura para arriba delante de ese tío. Note como sus ojos me miraban con cierta lascivia pero decidí no darle más importancia. Hago deporte y juego al fútbol, salgo a correr de vez en cuando y me machaco haciendo abdominales, es normal que la tableta que tengo le llamara la atención
-¡Pues yo no pienso pagarte más!- Le dije al mirar hacía el taxímetro y ver que marcaba dos mil doscientas pesetas
-¡Hombre mal del todo no estás!. Así que si ya que no te queda más dinero, tendré que cobrarme el resto en especie
Por primera vez tuve algo de miedo al ver el fregado en el que me acababa de meter la beoda de mi novia
La gasolinera había cerrado y solo nos iluminaban las luces que se encendían durante unos dos o tres minutos cada vez que detectaban nuestra presencia en los lavaderos.
El hombre se encendía un nuevo pitillo mientras me pensaba lo que me acababa de pedir.
-No vamos a ese campo de naranjos que hay aqui al lado,… me haces una mamada y nos olvidamos de todo esto.
Lo miré durante unos segundos antes de contestarle. Estaba apoyado sobre la puerta del conductor mientras las dos puertas traseras seguían abiertas de par en par para que se ventilara el interior. A sus cincuenta y tantos años tenía un cuerpo de lo más apetecible.
Yo que hasta ese preciso momento no me había imaginado nada sexual empecé a mirarlo con los ojos del que estudia el espécimen del ser con el que está dispuesto a tener un encuentro furtivo.
Era por completo diferente a esas putas con las que había fantaseado el tener alguna vez algo de sexo y se acercaba mas a esas gordas y feas que había rechazado solo por ser eso, gordas y feas. Pero en este caso el rechazo venía no porque no me atrajera sexualmente sino porque se trataba de un hombre.
El tío estaba bueno a pesar de su edad, tenía un buen cuerpo y un paquete bastante pronunciado pero en caso de decidirme de forma afirmativa… ¿estaba dispuesto a terminar la noche chupándosela a un tío?
-¿Qué me dices? …¡El taxímetro sigue en marcha!
-¡Es que no sé chuparla!
-¡Joder eso es fácil de aprender! …¡Te la metes en la boca y la vas mamando despacio!
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[En el campo de naranjos]
Junto a la gasolinera había un campo de naranjos en flor, en el que nos metimos con rapidez después de que cerrara el coche con llave y se asegurara de que nadie nos veía adentrarnos de forma furtiva en esa parcela.
El aroma de azahar me golpeaba en la nariz haciendo que mi cabeza fuera reaccionando a ese nuevo olor después de haber tenido que pasar por la tortura de tener que respirar un ambiente pútrido durante casi dos horas.
La brisa que corría en esos momentos me refrescaba el pecho desnudo haciendo que un ligero cosquilleo me llegara desde la entrepierna.
Al imaginarme cuán grande debía de ser el tamaño de la polla de ese tío bajo mi pantalón mi propia polla se había empezado a agitar nerviosa.
El taxista que andaba delante de mi marcándome cual debía de ser el camino a seguir, todavía no lo sabía pero llevaba detrás de él a un adolescente de dieciseis años con la polla mas tiesa que un poste de telégrafos.
-Este es el sitio. Ahora desnúdate.
Habíamos llegado a una especie de explanada natural que se formaba en el espacio que ocuparían un par de naranjos que se habían sido arrancados después de que se secaran. En ese lugar la luna llena que en esos momentos estaba encima de nuestras cabezas nos iluminaba someramente.
-¿Para qué quieres que me desnude?.¿no te vale con la mamada?-Le pregunte temeroso de que se diera cuenta de que estaba empalmado.
Había poca luz pero al desnudarme mi silueta le mostraría mi polla totalmente erecta.
-¿Qué quieres que me empalme con esa peste a pota que echas?
No le respondí, quería acabar cuanto antes con esa humillación y sacándome la correa del pantalón termine arrojando la prenda al suelo.
Al tirar de mi calzoncillo hacía abajo el taxista se encendió un pitillo y la luz del mechero le terminó mostrando mi cuerpo desnudo en su totalidad.
Quedarme en bolas delante un desconocido era algo que no pretendía pero que de alguna forma me había excitado a tope.
Jamás en todos los años que tenía había llegado a tener una erección como la que llevaba en esos momentos.
-¡Pues para no querer chuparme la polla, te has puesto todo palote!-Me dijo mientras me daba un leve puñetazo en mi endurecido rabo. Al hacerlo mi pene rebotó de un lado a otro pidiendo a gritos que fuera mi mano la que lo agarrara para descargar cuanto antes sobre ese embarrizado campo de naranjos.
Pero en lugar de ocuparme de mi propia polla tenía el encargo de hacerle un somero trabajo labial a la herramienta del taxista así que sin más, me arrodillé ante la silueta de ese hombre notando como se me clavaban las rodillas en el barro.
Mi tembloroso tacto se encontró con un prominente bulto oculto bajo un mas que apretado vaquero. Empecé a sobarlo con fuerza mientras miraba a ese hombre.
Seguía fumando con la mirada perdida en las estrellas y al verlo distraído me anime a abrir el paquete.
El contenido casi me golpea en la cara. Su tremendo vergajo salto hacia afuera después de que apartara el calzoncillo hacía abajo y un olor a polla inundo el ambiente.
Mis manos tantearon esa verga que palpitaba delante de mi cara y la agarraron hasta notar como en su base crecía una abundante mata de pelo.
Dos ligeras sacudidas bastaron para que esa polla se llenara de sangre y todo el capullo saliera a tomar el fresco de la noche.
Mi lengua se acercó temblorosa y al primer contacto el hombre emitió un gemido.
-Ahhhh siiii, …¿ves como no era tan difícil?
Esa fue la respuesta que se atrevió a darme cuando noto como mi boca se engullía el capullo de un tirón.
Empecé a mamarlo como hacían esas tías que había en las revistas que mi hermano mayor ocultaba bajo su cama y un nuevo suspiro volvió a decirme que no debía ir muy mal encaminado.
La mano que no tenía el cigarrillo se apoyaba en mi nuca y me acariciaba la cabeza. En un instante me agarro del pelo y tiro hacia él, haciendo que me tragara medio rabo de una.
-“¿quieres que me la coma?...¡Pues me la voy a comer”. Pensé mientras ahuecaba la boca y me tragaba un poco mas de esa polla que me estaba profanando la garganta.
No necesito mas entrega por mi parte y arrojando la colilla a un lado me agarró la cabeza y empezó a follarme la boca con fuerza.
Yo recibía las embestidas notando como mi boca chorreaba babas haciendo que ese rabo se fuera poniendo más y mas brillante bajo la luz de luna.
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[Gastar los condones]
No me preguntéis porque lo hice pero supe que había sido una locura después de que le soltara esa frase mientras me recuperaba de las violentas toses que me acaba de producir una arcada.
-Llevo dos condones en el bolsillo del pantalón.- Le había dicho al taxista notando como este empezaba a pensar en la posibilidad de follarme allí mismo.
-Acércamelos y ponte a cuatro patas. Me terminó diciendo mientras me sacaba el palpitante rabo de la boca.
Con las manos llenas de barro me tiré hacía el lugar en el que había caído mis ya manchados pantalones de color blanco y empecé a rebuscar en el bolsillo de atrás.
Me importaba ya una mierda lo manchada que pudiera quedar mi ropa. En esos momentos quería saber lo que era follar, aunque mi polla tendría que esperar.
Iba a ser la del taxista la que si follaría, ... mi culo virgen, ... pero follaría al fin y al cabo.
Note como me escupían en mi ojete y dos gordos dedos empezaban a acariciarlo, volvieron a escupir y de nuevo los dos dedos. Al tercer intento uno de ellos se coló hasta el nudillo.
Yo grité mientras mis manos se clavaban en el barro y el hombre me pidió que me callara que eso todavía no era nada.
¡Tenía razón… no era nada!. Sobretodo porque todavía tuvo que meter un segundo y un tercer dedo en mi cada vez más abierto ojete antes de decidir que estaba listo para la penetración.
De vez en cuando y para evitar que mi excitación bajara de tono, me dejaba mamarle el rabo durante unos segundos mientras él seguía trabajándome el ano.
Al perder unos segundos la atención sobre ese punto mi culo se relajaba y se abría mas todavía permitiendo que poco a poco mi virgen entrada trasera se fuera dando por vencida.
“Que coste que yo te he avisado. Esto te va a doler y mucho”. Pareció decirme mi ojete cuando empezó a boquear al notarse liberado de esos tres dedos que se empeñaban en abrirlo en canal.
Pero no paso mucho tiempo hasta que lo mandaran callar. Paso el tiempo justo hasta que esa polla enfundada se colocara en posición y empezaran a empujarla con fuerza.
Mi ojete se abrió pensando que era el dedo que volvía para recoger algo que se había dejado, pero se sorprendió al ver que era mucho más gordo. Cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde medio rabo se había colado dentro y enorme capullo se había colocado de tal forma que era imposible expulsarlo de allí.
-Agggghhh…. como duele-Grité en medio de aquel campo de naranjos.
-Tranquilo tu espera que ya verás.
El taxista me la iba sacando despacio pero antes de que se saliera empujaba de nuevo haciendo que mi culo se quejara y se abriera un poco más.
-Me sigueeeeee doliendoooooo
-Venga no seas nena, …un poco massssss y lo dejamooooos.
Confié en él y ese fue mi error, pensaba que me daría dos o tres embestidas más antes de darse por vencido.
Sabía que tarde o temprano terminaría asimilando que su enorme polla no podría entrar en mi reducida cavidad anal.
“¡Pero el equivocado era yo!”
Su tremenda y gordísima polla no solo término entrándome hasta los huevos, sino que acabé pidiéndole que no la sacara mas de allí.
Cuando animada por el movimiento el tremendo rabo se salía, haciendo que golpeara en mi cachetes era yo el que le gritaba.
-Metemela tio, métemela, … me encantaaaaahhhh
-ya voyyy, …-Me gritaba él mientras la posicionaba de nuevo en mi abierta raja y volvía a empujar con fuerza hacía adentro
Había terminado perdiendo el equilibrio y tirado sobre el suelo y con todo el cuerpo lleno de barro, me abría los prietos cachetes de mi recién profanado culo mientras notaba como embestida a embestida, mi durísima polla se resbalaba por el húmedo fango que me servía de sábana.
-Sigue, sigue no paressssss, …
-No pienso hacerlooooooo, …
De nuevo nos volvimos a equivocar. Mi polla no pudo aguantarlo más y empezó a soltar semen a saco.
El ojete empezó a contraerse y al encontrarse de nuevo con esa barra de carne, pensó: “Hacia afuera no , pero si cierro hacía adentro seguro que me la trago”
La enorme polla se vio succionada con fuerza hacía el interior haciendo que toda las descargas de lefa se dieran de bruces contra el condón.
Nos quedamos así durante un par de minutos con su enorme polla metida hasta los huevos, con su cuerpo voluminoso tumbado sobre mi espalda desnuda y notando como se revolvía en mi interior ese enorme trozo de carne que poco a poco iba perdiendo volumen.
Al llegar al coche limpie el barro acumulado en mi pecho y en la cara con mi camiseta y me senté en el asiento del acompañante mientras miraba hacía el taxímetro.
-El taxista se estaba arreglando el tipo fuera del coche y al sentarse se quedo mirando también hasta ese punto.
-¿no ha estado mal? …¿no crees?-Me preguntó
-Sí, pero esta fiestecita me ha costado una pasta.
-La culpa es de tu novia. Si no me hubiera potado en el coche, no habrías tenido que pasar por esto
-Al arrancar supe que tenía argumentos más que suficientes para cortar definitivamente con Patricia.
“¡Ahora que sabía lo bueno que era que te follaran el culo no pensaba dejar de hacerlo y lo que es mejor …tenía claro quién sería el siguiente en hacerlo!”
FIN
Este relato se lo dedico a ese amigo taxista del norte que me dice que se pone todo bruto cuando se lee mis historias mientras espera en el Taxi. Solo espero que esta historia te haya puesto todo palote y consigas darle una vuelta algun cliente sentado sobre tu asiento.
La escena de los naranjos se la dedico a un amiguete que tambien me lee, aunque sea con un solo tio en lugar de con dos. Espero que te haya gustado y sigo esperando que me cuentes tu historia.
Un Saludo a los demas.
A Hasret y Zoele no les dedico nada porque aunque se que siempre me leen no se nada de ellos. Mi correo esta disponible para vosotros y para todos los demas, sea lo que me tengais que decir bueno o malo