Tasy

-¡Ayayayayayayyay, que me vego, rubita!

Eran horas bajas para Tasy. En su celda añoraba a su familia, a  sus amigas y amigos... añoraba la libertad. Quiso evadirse de su atroz realidad y se puso a recordar...

Tenía 22 años, caminaba por la Avenida Buchardo. Magestuosa, con su media melena de cabello negro al viento, su vestido verde por encima de las

rodillas, sus largas y perfectas piernas, sus grandes tetas... ¡Era un bellezón! Un hombre de unos treinta años la abordó, y le preguntó.

-¿Sos..?

Perdonad, pero el argentino no es lo mío. Seguiré en castellano.

-No, no soy.

El hombre siguió caminando,  decepcionado, pues no iba a encontrar un caramelito como Tasy por más que buscase. Pero Tasy tenía claro dede hacía

tiempo que era  lesbiana, y si fuera a la Avenida Buchardo era para levantar a una prostituta  que le diera placer esa noche. Al fin encontró lo que

buscaba, una joven rubia, muy guapa y con todo bien puesto. (En ese momento, en la celda del penal, una de las manos de Tasy se deslizó bajo sus

ropas y dentro de las bragas y la otra acarició sus tetas) Solo faltaba una cosa. Tasy le preguntó a la joven:

-¿Trabajas mujeres?

La rubia, sonriendo, le respondió:

-Yo no trabajo a las mujeres, cariño, les hago el amor.

Era cierto. En la habitación de un motel de carretera se lo iba a demostrar.

La rubia, después de entrar en la habitación del motel y cerrar la puerta, abrazó a Tasy por detrás, al tiempo que le cogía las tetas. La besó en el cuello y

le quitó el vestido. Tasy quedó en bragas y sujetador. La rubia le quitó el sujetador y le magreó las tetas, luego fue besando y lamiendo su espalda de

abajo arriba, desde el coxis a la nuca. Le volvió a besar el cuello. Le dio la vuelta. Se besaron con lengua, largamente. Después, la rubia agarró la  teta

derecha de Tasy con las dos manos y lamió y chupó sus areolas y sus erectos pezones... Hizo lo mismo con la izquierda... La cogió de la mano y la llevó a

la cama... hizo que se echara,  le quitó las medias y los zapatos, ella se quitó el vestido, el sujetador y los zapatos y se quedó en bragas. Tasy le echó las

manos a las tetas, la rubia se las llevó a la boca y Tasy se las comió con gran placer... Luego, la rubia, se puso a los pies de Tasy. Le besó, lamiió y chupó

el dedo gordo del pie derecho, pasó la lengua entre los dedos. Chupó tres dedos mientras acariciaba la planta del pie... le dio mord¡squitos en el talón, le

lamió y besó la planta del pie... Le besó, chupó y lamió ese pie más de cinco minutos, después le tocaría al otro pie, y al acabar con él, le dijo:

-Ponte a cuatro.

Tasy se puso a cuatro patas. La rubia, por detrás,  le lamió el chocho encharcado. Le metió la lengua, Tasy, exclamó:

-¡¡Uuuuuuummmmmmmm!!

La rubia le pasó la lengua del clítoris al ojete, repetidas veces, metiendo por el camino la lengua en la vagina. Tasy, cada vez que le follaba el chocho con

la lengua, gemía y echaba el culo hacia atrás. Unos minutos más tarde, la rubia se echó boca arr¡ba, y le dijo:

-Méteme la concha en toda la boca.

Tasy subió encima de la rubia y le dio el chocho a comer. La rubia le folló la concha con la lengua, al tiempo que le acariciaba las tetas... jugaba con sus

pezones... acariciaba sus nalgas.... Un rato más tarde, Tasy le dijo a la rubia:

-¡Ayayayayayayayay, que me vengo, rubita.

La rubia dejó de mamar y le dijo:

-Échate boca arriba.

Tasy se echó boca arriba con las piernas abiertas. La rubia comenzó a pasar la lengua por su clítoris, de abajo arriba.... Tasy abrió el chocho con dos

dedos, la rubia aceleró los movimientos de su lengua y Tasy, en la  celda,  tuvo un orgasmo grandioso,  tan grandioso que le supo a lbertad.

Continuará.

Se agradecen los comentarios buenos y malos