Tardes de equipo
Fue una vivencia estudiantil... un juego y la calentura se conjugaron para descubrir mi otro yo ante dos de mis compañeros de clase... fue sublime...
Este relato tiene su origen en los años en que era un estudiante de facultad en una ciudad al Norte de México, es una historia 100% real, como todas las que he relatado para compartir mis experiencias con todos los lectores de esta página.
Aquella ocasión salí de clase y me dirigí a mi casa con dos compañeros de clase porque teníamos el encargo de hacer un trabajo en equipo y pensamos aprovechar todo el tiempo desde ese día, contábamos con muy poco tiempo y queríamos que nuestro trabajo fuera el mejor del grupo.
En el camino, era muy normal fantasear y hacer comentarios estúpidos sobre las muchachas que veíamos, desde luego que a mí no me interesaban en lo absoluto.
Llegamos a mi casa, un pequeño departamento que compartía con Sabino, un amigo de mi tierra que estaba de vacaciones porque estudiaba otra carrera; empezamos a ponernos de acuerdo, sacamos y organizamos materiales, en tanto que Gustavo, uno de mis compañeros y además amigo, contaba sobre la necesidad de puñetearse (hacerse pajas) después de ver a las muchachas, nos contaba cuántas se hacía diariamente y además nos comentaba que su verga era muy grande. Pareciera que a Elías mi compañero y a mí no nos interesaba el tema. La verdad es que yo ya tenía tiempo imaginando cómo sería aquella gran tranca que Gustavo presumía. Yo ya estaba consciente de que me gustaban los hombres, y en ese tiempo, él en especial.
Empezamos a hacer el trabajo y cada quien hacía su parte, sin embargo, en un momento dado, Elías me hizo una seña: Gustavo de estaba tocando el bulto dentro de su calzón, se veía embelesado, yo le grité a manera de espantarlo y él me contestó: " Que, a ti nunca te dan ganas de sobarte la reata?, yo estoy muy caliente y me voy a hacer una rica puñeta, si no, ni tengo ganas de trabajar.
Dejamos a Gustavo con su entretenimiento y continuamos cada uno en lo suyo, hasta que decidimos tomar un rato de descanso.
Decidimos ver la televisión y fue cuando Gustavo propuso ver una película pornográfica.... yo me estaba calentando y busqué algunas que había visto escondidas en el closet de Sabino. A él le encantaba puñetearse viendo como monstruosas vergas soltaban su leche sobre los pechos enormes de mujeres golosas que abrían sus piernas para ser penetradas por depravados que nunca se cansaban de coger.
Puse la película y serví unos vasos de refresco "con piquete", un poco de brandy. Nos acomodamos los tres en el sofá de tres plazas y empezamos a ver las escenas, muchas como las que he descrito. Para ese momento, mi verga estaba dura, imaginando que yo era una de aquellas mujeres que tenían la dicha de sentir las cabezotas de grandes vergas en su boca...... estaba hecho agua.
Discretamente volví la cara a ambos lados para ver a mis compañeros y estaban en igualdad de circunstancias, aunque Gustavo ostentaba un bulto más notable. De pronto, sin decir agua va, se bajó el pantalón y pude admirar una trusa de color empapada de líquido preseminal. Mi corazón inició un desbocado trote.
A Gustavo, otras veces se la he visto pero nunca tan parada y tan grande como presumía y ahora podía comprobar, pero no me atrevía a tocarlo, estaba Elías y además, yo no sabía si ellos compartirían mi necesidad de tocar, mamar y sentir una verga en mi boca, en mi culo que ya estaba deseoso de ser llenado.
Con esa idea, le dije a Elías que si el quería masturbarse en grupo, que lo hiciera, que no había problema y eso fue el detonante: los tres, como si se tratara de una competencia nos desnudamos totalmente, los tres con las vergas duras.... la mía era grande y gorda, cabezona y sin circuncidar, pero a pesar de que Elías tenía quizá 15 o 16 cm., Gustavo nos superaba con creces: 21 cm. de tranca dura, gruesa, cabezona, hermosa.....
Nos mirábamos mutuamente mientras nos puñeteábamos, parecía una terapia grupal. Mi mirada y atención se perdían en la verga de Gustavo, el muy cabrón subía y bajaba el pellejo que cubría su cabezota, mostraba la punta rosada y viscosa cuando lo bajaba y eso me sobrecalentaba a más no poder.
Tomé la iniciativa y le invité a darnos una demostración de cómo tener una puñeta completa. Le pedí que bajara la piel de su cabezón glande y él, sin inmutarse hizo lo que yo le pedía... mostró un cabezón delicioso, yo me acerque pero me contuve, no pude llegar ni a olerla, pero si me acerque mucho, entonces insistí que lo hiciese otra vez. Al ver que me gustaba, se dejaba querer y hacia de los movimientos mas lentos todavía.
Con esto, nos calentamos los tres, nos olvidamos de la película, Yo estaba por explotar. cuando Gustavo propuso un juego:
Tomar una tostada y acabar los tres sobre ella; el último en soltar su leche sería castigado comiéndose la mitad de la misma y lamiendo el resto.
Me gustó muchísimo la idea, yo no había gustado el semen, pero lo había olido y me atraía la posibilidad de probar la leche de macho de mis amigos.
Contamos hasta 3 y nos pusimos como locos a jalar nuestras vergas, de una manera frenética, como hechizados y fue Elías el primero en soltar su carga blanquecina y viscosa sobre la tostada, casi enseguida terminó Gustavo, que dicho sea de paso soltó chorros y chorros espesos de semen que olían delicioso y desde luego, el último fui yo.
La tostada tenía un aspecto repugnante, de alguna manera se distinguia el tono de los mecos de cada uno y fue cuando les dije que si ya había perdido, ahora les pagaría bebiéndome su leche pero directamente de sus vergas.
Ellos, muy sorprendidos, pero calientes, empezaron a puñetearse de nuevo, sus vergas, como la mía no habían perdido rigidez, estábamos en los 18 años, esa época de la vida en que no piensas más que en calentura.
Les dí sendas mamadas, bebí sus néctares y les dije que si continuábamos con el trabajo, me dejaría penetrar por los dos, de uno en uno.
Claro que el trabajo lo terminamos antes de lo previsto, a pesar del largo receso y como soy muy hombre, cumplí mi promesa: Los dos me penetraron, me dejaron el culo abierto, pero satisfecho.
Espero sus comentarios: Julián, hermes_2003@hotmail.com