Tarde inolvidable
La razón por la que el sexo de reconciliación es el mejor
-Juliana cuál es tu problema
-¿qué cuál es mi problema, de verdad me estas preguntando eso?
Llegamos al cuarto de mi novio y empecé a recoger lo que se me había quedado de la noche anterior, entonces me tomo de la cintura y me llevo contra la puerta
-Princesa, de verdad te vas a ir
-Que si, y me dejas salir ya o no respondo
-¿No respondes?- Dijo mi novio separándome las piernas con fuerza y apretando su cuerpo contra el mío
-Hay no me empieces a joder Edwin que no estoy para tus juegos
Acerco su boca a mi cuello y me lo lamio como si fuese un helado, entre susurros me dijo
-Joder es lo que quiero empezar a hacer contigo mamacita
Llevábamos meses sin estar juntos, él había decidido salir de viaje por el mundo y regresaba a casa, solo para contarme que se iría aún más lejos que antes y no regresaría hasta un año después, pero honestamente, el tenerlo cera a mis caderas, sintiendo sus labios, sus caricias y su cuerpo, hacía que fuera más difícil estar enojada
-Hay Edwin
Intente separarlo de mí, pero el aprovecho para cogerme las manos sobre la cabeza, a él le encantaba sacarme mi lado sumisa, sabía que podía prenderme con solo mostrarme como era suya a pesar de sus largos viajes
-Me vas a decir que no
Se acercó más y más y me empezó a besar, al principio lento, jugaba con mis labios, me dejo morderlo un poco, después el beso empezó a tener intensidad, me dejo libres las manos y yo me abrace a él con fuerza mientras él me comía la lengua, nuestras respiraciones eran rápidas, sus manos me empezaron a quitarme el saco dejándome en una camisa pequeña de tirantes, aprovecho después y me tomo de las nalgas haciéndome sentir su miembro, empecé a moverme contra su entrepierna, poniéndolo tan duro como me gusta, en un momento ya no podíamos más, me levanto de las piernas y me tiro a la cama sacándose la camisa de un tirón mientras yo hacía lo mismo con la mía, él se acomodó nuevamente entre mis piernas y volvió a besarme el cuello, bajo poco a poco hasta que llegó a mi brasiere, con sus manos bajo las copas mientras empezaba a lamer mis pezones, empezó suave, jugando con la aureola despacio, en círculos, apretó sus labios y los alaba, mientras con su otra mano jugaba en círculos con el pulgar, me levantó un poco y me quito el brasier volvió a poner sus manos, esta vez ambas, y empezó a hacer círculos sobre ellos, solo para ver mi cara de excitación, yo gemía suave, mientras el aceleraba los movimientos y me miraba a los ojos fijamente, entonces bajo las manos y empezó a desabrochar mi pantalón, ya llevábamos dos años, sabía que me iba a empezar a hacer oral, así que lo pare
-¿Qué pasa amor?
-No quiero bebe
-¿Cómo así?
-Me refiero… a que no quiero hacerlo acá amor
-Y entonces
-Allá
Señale con mi mano su escritorio, mi profesión es ser profesora, y siempre había tenido la fantasía de hacerlo sobre una mesa, y ya que estábamos en la habitación de mi novio dónde tenía un escritorio grande, ya que él estudiaba arquitectura, quería hacerlo por primera vez allí, la mesa tenía un vidrio que tuvimos que correr por precaución, luego el se sentó en la silla y yo me subí a la mesa, pero entonces escuchamos ruidos en la planta baja
-¿Edwin?
-Mierda mi mamá- Me dijo entre susurros
-Qué hacemos
-Hola mamá… Estoy con Juliana ya ahora bajamos
-Y que están haciendo
-Estamos viendo una película mami, ya bajamos
-Bueno
-me visto- dije susurrando
-Ni se te ocurra
Mi novio me abrió las piernas y empezó a hacerme oral, me metió un dedo aprovechando lo mojada que ya estaba y acerco sus labios a mi entrepierna, empezó a lamer despacio con la punta de su lengua poco a poco empezó a hundir cada vez más su lengua y moverla más y más rápido, empecé gemir pero entonces mi novio paró
-Shhh recuerda que abajo esta mi mamá
Tranquilice mi respiración, pero entonces el abrió mis labios y empezó a moverse con más velocidad y fue inevitable volver a gemir, entonces me empezó a dar nalgadas, subí mis piernas a sus hombros y ahogue cada gemido, aunque de vez en cuando gemía solo para que volviera a darme un manotazo, entonces empecé a sentir que iba a llegar
-Voy a llegar- Le dije entre susurros a mi novio a lo que él empezó a chupar, morder y lamer más rápido mi clítoris.
Llegue con tanta fuerza que apenas me di cuenta que me había jalado y me había puesto sobre sus piernas, mojada a chorros como estaba me empecé a mover, al principio despacio, lo mire a los ojos y me movía lento de arriba abajo, pero después empecé a moverme cada vez más rápido, la pasión nos desbordaba por los ojos, moví mi cadera arriba y abajo, y cada vez que estaba acelerando más, me dejaba caer sobre él y empezaba mover mis caderas en círculos, de hecho en un punto me agarre del espaldar de la silla y empuje todo mi cuerpo hacia atrás mientras él me la empujaba cada vez más, hasta que en un punto yo sabía que no iba a resistir más, y que iba a volver a llegar, así que mi novio salió dentro de mí y me hizo ponerme en cuatro apoyada solamente en el colchón de su cama y con las piernas en el suelo y estando así me empezó a penetrar.
Siempre he dicho que me encanta que me pongan en cuatro, y es porque me encanta como los hombres pierden la cabeza al ver a una muer así, y mi novio no era la excepción, me puso en cuatro y tomándome fuertemente de las caderas me movía de tal forma que mi clítoris rozaba con el colchón haciéndome empezar a llegar nuevamente, efectivamente en un punto dado ambos empezamos a jadear, mi novio me soltó de las caderas y me tomo del cabello y se dejó ir, y llego, y cuando él estaba haciendo sus últimas penetraciones yo llegue gracias a la fricción con el colchón.
Finalmente ambos nos vestimos rápidamente y bajamos a poner nuestra mejor cara de niños buenos frente a mi suegra que no sospecho nada