Tarde de SURF y AMOR
En este relato asistiremos a mi increíble experiencia con mi primo Pablo en Benidorm. Una ciudad perteneciente a España caracterizada por sus playas y su ambiente turístico, acompáñame a ver qué pasó con Pablito...
Hoy os voy a contar una experiencia que tuve hace unos meses con un primo mío allá por el verano de 2019. Un día de Julio tan cálido como él.
Era un 19 de Julio estábamos todos los primos de mi familia por entonces alojados como de costumbre en un hotel en una de las zonas más turísticas de la comunidad valenciana, Benidorm.
Ese día no había mucho sol pero si hacía un bochorno tremendo y yo pasaba de quedarme tirada en el hotel por todo el día pues quería aprovechar para hacer alguna actividad que no solemos hacer en Madrid pues por allí no tenemos playa.
Entonces mi primo nos sugerió ir a una playa cercana a unos cuarenta minutos desde el hotel la cuál era muy famosa por ir grandes surfistas allí. Así que yo entusiasmada por la idea le dije a mi primo Pablito de diecinueve años que a mi me encantaba la idea aunque a mis otros dos primos Javi y Elias y mi hermano Toni no le entusiasmaba la idea, pues estaban muy de resaca ya que habíamos salido anoche por la zona portuaria.
Puesto que ellos no querían ni tenían la mínima intención de moverse Pablito y yo decidimos ponernos rumbo hacia la playa mencionada anteriormente. Íbamos en una furgoneta la cual habíamos alquilado para ir a Valencia y ya en la furgoneta Pablito aprovechando que íbamos a solas me comenzó a tocar la pierna suavemente de recorriendo desde mi rodilla hasta mi mismísimo coño poniéndome cada vez más cachonda pues llevaba unos leggins súper ajustados.
Durante el camino comenzamos hablando de que tal lo habíamos pasado la noche anterior y demás pero poco a poco la conversación se fue calentando más y más llegando a preguntarnos mutuamente por nuestras fantasías sexuales, nuestras posiciones favoritas, etc... Yo no pude resistirme a decirle que me encantaba hacer la cucharita a lo cual él coincidió conmigo y cada vez subía su mano más y más llegando a mis grandes y blando pechos en los cuales mis pezones se empezaba a poner duros como piedras.
Entre todo el tonteo llegamos rápidamente a nuestro destino y decidimos ir a una caseta de alquiler de tablas de surf y allí alquilamos una para cada una junto con un neopreno por cincuenta euros una hora.
La verdad es que no había gente en la playa y Pablito no dudo en cambiarse delante de mi y yo quede asombrada con semejante paquete con lo cual yo hice lo mismo y me cambié delante suya y su paquete comenzó a aumentar de tamaño. Me puse el neopreno rápidamente y como si no hubiese pasado nada nos metimos en el agua y comenzamos a intentar surfear.
Sin duda, fue una de las mejores tardes de mi vida entre carcajadas y tonterías se nos hizo súper tarde y tuvimos que pagar de más por habernos excedido del tiempo que habíamos alquilado.
Una vez llegados a la furgoneta Pablito se desnudó rápida y ferozmente a lo que yo no podía aguantar las ganas y deje que me quitara todas las prendas mientras me metía la lengua hasta el fondo de la garganta. Comencé a acariciar su polla mientras notaba que crecía como la tromp de un elefante y comencé a chuparsela de arriba abajo a lo que él respondía con un leve gemido de placer, después, me abrio agresivamente las piernas y me empezó a penetrar mientras me dilataba el coño hasta más no poder, y, cada vez me la metía más rápido, y más, y más al fondo y yo gemía y gemía de placer. La furgoneta parecía que iba a tumbar, juraba estar en un placer que no parecía acabar nunca y desearía que nunca acabase, Pablito era increíble luego saco rápidamente su pene y se corrió en mis enormes tetas a lo que yo aproveché para relamerme y absorber cual pajita lo que quedaba de lechita.
Sin duda acabada la tarea nos pusimos el bañador que usamos y fuimos a las duchas de la playa, acto seguido volvimos para el hotel a eso de las once a lo que nuestros otros primos y mi hermano se quedaron impactado a por lo tarde que era.