Tarde de sexo y orgia (1)
Aquellas piernas con las que tanto habia fantaseado, por fin eran mias y podia extinguir ese deseo que me calzinaba.
TARDE DE SEXO Y ORGIA
Lo que a continuación les daré a conocer por medio de este relato, me sucedió un par de meses atrás.
Seré honesto con todos ustedes, a pesar de ser buen estudiante y contar con uno de los mejores promedios; si hay algo que no me gusta pero nada y talvez hasta llegue a odiar es la escuela. El hecho de que alguien me de ordenes y demande atención por algo, que algunas veces ni los mismos maestros entienden; no me gusta pero nada.
Sin embargo todo esto cambia cuando te toca una maestra que hace que se te pare tan solo, con el simple hecho de verla.
Su nombre es Erika: Una mujer 11 años mayor que yo en verdad hermosa, de labios anchos, ojos color café, tez morena, alta, delgadita.
Sus cenos cubiertos con su ropa dejaban a notar un buen tamaño y, acostumbrada a vestir minifaldas, las cuales, permitían ver gran parte de sus bien torneadas piernas (permítanme aclararles que si hay algo que me atrae de una mujer son sus piernas); las cuales me ponían la verga dura como una piedra y conforme pasaba el tiempo, cada vez mas, fantaseaba con besarlas y acariciarlas.
Soy Lorenzo, moreno, alto, delgado, lejos de ser el mejor parecido de la cara, pero tampoco el peor que hay y, no soy todo un Don Juan. Aun así por ser muy serio y tranquilo, como que esto les atrae a las mujeres y tenido buena suerte en este aspecto.
A mis 18 años me encontraba estudiando ultimo semestre de preparatoria en el turno nocturno y, como tenia la intención de irme a radicar al extranjero; por las tardes, justamente antes de irme a la prepa me encontraba estudiando un curso de ingles.
Esa tarde solo tenia que ir por un par de horas de las tres que generalmente asistía; mi novia, Claudia, asistía a los mismos horarios que yo. Precisamente la había conocido en la escuela y ya teníamos saliendo cuatro meses, ese mismo día era nuestro aniversario; por lo que habíamos decidido ir al cine y a comer solamente, nada especial. O al menos eso creíamos.
Mi novia me aviso previamente que llegaría hasta la segunda hora, debido a que tenia que cuidar a su hermana menor durante ese tiempo.
Al llegar a la escuela me encontré con que casi no había alumnos, ya que las clases las podíamos tomar a cualquier hora, siempre y cuando estuvieran programadas.
Se llego la hora de la clase y debido a la ausencia de alumnos la clase solo sería entre la maestra y yo.
Como de costumbre vestía minifalda que al sentarse se acortaba mas, y al tenerla a un lado podía ver sus hermosas piernas sin mucha dificultad.
La clase marchaba a la perfección, conversando de cualquier tema que se nos venia a la mente, riendo y bromeando un poco. Por un momento nos quedamos en silencio y fue la maestra quien lo interrumpió preguntándome:
-¿Qué es lo que mas deseas en este momento?
-Esa pregunta solo te la puedo contestar hablándote al oído, no vaya a ser que alguien nos pueda oír. Ella sonrió y continué diciéndole al oído con voz susurrante, -lo que mas deseo es cogerte, hacer que te vengas, quiero que seas mía, acariciar y besar tu cuerpo, probar los frutos de tu intimidad.
Al terminar de decirle esto, finalice dándole un mordisco en el lóbulo de su oído, baje mi boca a su cuello donde comencé a besarlo, al tiempo que empecé a acariciar sus piernas con mi mano; queriendo encontrar el camino que me llevaría a sus partes mas intimas y así, poder beber de su divina fuente que sasearía mi sed de deseo y pasión.
De repente y sin decir una palabra se retiró de mi y se levanto de la silla donde se encontraba sentada; por un momento pensé que aquella fantasía ahí terminaba, pero para mi fortuna mi maestra solo se dirigió a la ventana para cerrar las persianas, con la intención de evitar que alguien nos fuera a agarrar con las manos en la masa como se dice por acá en México cuando te sorprenden haciendo algo indevido.
Yo me quede sentado en mi silla, Ella se volvió hacia mi, se despojo de su falda, desabotono su blusa y se hincó frente a mi. Comenzó a masajear mi pené por encima del pantalón, que no duro en incrementar su tamaño y, desear salir de aquella prisión; Erika (mi maestra), ya en aquel momento tan solo con su tanguita negra y sus tacones del mismo color; desabrocho mi pantalón y, al mismo tiempo me saco el pantalón y el calzón.
Me quite la camiseta y Ella se levantó y se sentó sobre mi, colocando su rajita sobre mi pené aun sin quitarse su tanguita. Nos fundimos en un beso durante algunos ocho minutos, tiempo en el que nuestras lenguas y labios juguetearon sin parar y, a la vez que Ella realizaba con gran maestría movimientos con su cadera provocando una fricción sensacional entre su panochita y mi miembro que quería estallar.
(Oh, estoy tan caliente que tengo mi concha toda mojada) - me decia con palabras entrecortadas.
La acosté sobre la mesa que estaba al centro del salón, donde dos montañas de buen tamaño se distinguían en ese paisaje de aquella silueta femenina, montañas firmes que terminaban con dos puntas que al llegar y tocarlas se encontraban rígidas. Comencé a besar y recorrer con mi lengua uno de sus senos, mientras que el otro era víctima de mi mano que lo amasaba y pellizcaba su pezón con desenfrenó; casi puedo asegurar que aquellas tetas quedaron un poco adoloridas después de la mamada que les di, esos senos que talvez algún día amamantarían a alguna criatura, por esos momentos eran míos, me pertenecían y podía hacer de ellos lo que quisiera.
Para este momento ya habíamos olvidado por completo que nos encontrábamos en la escuela y por lo tanto, que estábamos propensos a que alguien pudiera oír nuestros alaridos de placer. La labor que estaba efectuando en sus senos la volvía loca y sus gemidos cada vez eran mas fuertes, con lo que comencé a recorrer aquel relieve femenino con mi lengua, yendo desde aquellos pezones duros y rígidos, pasando por aquel abdomen, ombligo, donde mi lengua realizo una pequeña parada, hasta llegar a su entrepierna; cubierta por una ligera prenda que al despojar se hallaba empapada producto de los jugos desprendidos por mi amante, los cuales, originaban un aroma totalmente placentero y embriagante. Poco a poco fui descubriendo aquella conchita, que se dejaba ver depilada hasta dejarla totalmente descubierta, dos dedos acariciaban su clítoris para después incrustarse en su vagina, mis labios se encargaban de aquellas piernas, las mismas piernas que tantas veces habían sido culpables de despertar en mi una calentura que no había sido posible de extinguir, mis dedos dentro de su vagina pasaron de ser dos a ser cuatro, estaba tan mojada que entraban con gran facilidad, mis labios pasaron de su boca a comer aquella conchita que no tardo mucho en tener un orgasmo, que por primera vez recibía en mi boca.
Era su turno para darme placer, por lo que se sentó y comenzó a darme una mamada excelente, mi verga estaba en su máxima expresión, y aun así se la comía completa dándole lengüetazos y lista para su primera descarga, mi maestrita comenzó a recorrerla con sus manos. Al decirle que iba a terminar la puso dentro de su boca nuevamente tragándose toda mi leche sin desperdiciar nada; retiro su boca pero siguió jalándomela por lo que no tardo mucho en recuperar su erección y, a la vez nos besábamos sin desenfreno. La calentura que traíamos en lugar de bajar iba en aumento.
Se retiro y fue a su bolsa de donde saco un condón que Ella misma puso en mi pené, le di un beso suave y proseguí a empinarla sobre la mesa, se la fui metiendo poco a poco para que la sintiera toda, no había palabras, pero ambos sabíamos exactamente el placer del que éramos victimas, al principio el ritmo del mete y saca fue pausado, tranquilo, hasta llegar a quererla atravesarla producto de las arremetidas que le daba.
Cambiamos de posición y me acosté sobre la mesa, Ella sobre mi, denotaba su maestría y experiencia, cambiaba el ritmo constantemente, al tiempo que yo acariciaba aquellas tetas, volviéndolas a poseer, hasta el momento en que terminamos, tanto Ella, como Yo. Se recostó sobre mi pecho, que besaba con ternura.
Nos percatamos que ya nos habíamos pasado unos cuantos minutos del tiempo limite de la clase, por lo que nos vestimos y, procedimos a dejar el salón lo mas rápido posible.
Al salir todos nos miraban y sonreían como dándonos a entender, que sabían el secreto que acababa de acontecer en esa aula.
Al salir no nos dijimos nada, ni conversamos al respecto, pero sin lugar a duda acababa de tener la mejor experiencia sexual que eh tenido en mi vida.
El día no termino aquí y de esta historia todavía queda algo por contar, que estaré dando a conocer en la segunda parte de este relato.
Así es que esperen TARDE DE SEXO Y ORGIA II.
Como un paréntesis personal este es el primer Relato Erótico que escribo, así es que sería interesante conocer sus comentarios al respecto.
Los cuales agradecería me hicieran llegar por mail.