Tarde de sábado
Una tarde con amigos nunca se sabe como puede terminar...
Era una tarde de tantas en las que quedaba con mis amigos en casa de Roger, después de llegar se pasaron las horas muy deprisa, ya se sabe si existe un buen ambiente las horas vuelan.
Al final sin saber muy bien como paso nos quedamos Roger y yo solos en su habitación viendo una películas de esas que ponen los sábados por la tarde, yo estaba acurrucada con la cabeza apoyada en su hombro de mientras que el estaba sentado con las piernas estiradas supuestamente concentrado en el televisor.
Empecé a notar como me miraba disimuladamente, cada vez que sin querer nuestras miradas se encontraban, sus ojos azules me derretían y me hacían perder un poco la cabeza y no pensar con claridad, a la tercera o cuarta mirada me incorpore arrodillándome a su lado y los dos fuimos acercándonos hasta que nos besamos, fue un simple pico pero en todo mi cuerpo se sintió un chispazo que hizo que volviera a besarle pero esta vez con lengua. Al separarnos me miro con una cara tierna y me cogió de la cintura , note sus manos calientes a través de la ropa, me movió con suavidad y me coloco en su regazo, flexionando las rodillas para que yo pudiese apoyar mi espalda en ellas.
Nos quedamos un rato así besándonos sin saber que mas hacer ya que nunca habíamos comentado nada antes de si nos gustábamos o no. Una de sus manos comenzó a bajar lentamente por mi silueta como si quisiese dibujarla y empezó a acariciarme el muslo sin dejar de besarme cosa que hacia que me encendiese cada vez mas y mas, al separarnos para coger aire se me quedo mirando con esos enormes ojos azules de forma picarona y me desabrocho el pantalón corto, sin pensárselo dos veces metió su mano por debajo de mi ropa interior y inició un suave movimiento, haciendo que pequeños gemidos saliesen sin control de mi cuerpo. Tome su brazo con intención de que parara pero aumento el ritmo de sus caricias durante unos minutos, haciendo que me estremeciera muchísimo más hasta que entre gemidos pude vocalizar.
-Roger, no se si aguantare mucho mas …
No podía ni mirarlo a la cara de la vergüenza que sentía, éramos amigos desde la infancia y ahora estábamos en una situación como esa, y en ese cuarto donde tantas veces había jugado con el de pequeña …
Sin poder evitarlo llegue al clímax, estremeciéndome y soltando un gemido un poco mas alto que los demás apoyando mi frente en su hombro para que no pudiese verme la cara, pero fue inútil ya que el me sujeto el mentón y me acerco a el para que nos pudiésemos besar otra vez.
Sin saber muy bien como, termine debajo suya, quitándole la camiseta y dejando al descubierto su pecho, acariciándolo un poco hasta llegar al botón de su pantalón. Aparte la mano de su espalda dispuesta a quitarle la poco ropa que le quedaba cuando por alguna razón me agarro las manos de su ropa y me las devolvió al cuello, el siempre había sido muy orgulloso, así que no le di importancia a ese gesto. Con sumo cuidado me desvistió acariciando cada centímetro de mi cuerpo como si fuese la ultima vez que me fuese a ver. Bajo su cara hasta quedar a la altura de mis pechos y comenzó a lamerme como si de un niño pequeño se tratara mientras que con la mano derecha me masajeaba el pecho que quedaba libre.
De nuevo no podía controlar los gemidos que mi cuerpo dejaba salir por su culpa y después de unos segundos me deje llevar por todo ese despliegue de emociones que encerraba esa habitación. Paro en seco de acariciarme los pechos y poco a poco bajo hasta mi entrepierna de nuevo, intente apartarlo con las manos pero me las cogió con una de las suyas y me las dejo a un lado dando a entender de que no lo molestara. Como era de imaginar todavía estaba húmeda de la primera vez, aunque el seguía con su empeño de humedecerme cada vez mas, jugando con mi clítoris como el quería con esa maravillosa lengua que tenia, al notar como mi cuerpo se volvía a estremecer avisándome de que no tardaría mucho en llegar al clímax de nuevo, me incorpore quedándome sentada en la cama.
Roger hizo el amago de intentar echarme hacia atrás, pero antes de que pudiese hacerlo le susurre.
-Ahora es mi turno … quítate el pantalón …
Deje que se quitara el pantalón, la ropa interior y le empuje levemente hacia atrás para darle a entender de que quería que se sentase y que se acomodara, ahora me tocaba a mi hacerlo sentir bien y estaba empeñada en conseguirlo.
Me acerque a su miembro de la forma mas sensual que pude y lo tome con una mano, lamiendo al principio el glande para después ir bajando lentamente hacia el final y volver a subir. Cuando ya se le escuchaba soltar pequeños gemidos, me metí su miembro en la boca y inicie un vaivén de movimientos cada vez más rápidos. De vez en cuando le lamía de nuevo y lo dejaba unos segundos fuera de mi boca para alargar un poco su placer. Notaba como se hacia cada vez mas grande hasta que me aparto la cara con un suave movimiento.
-Necesito hacerte mía ya
Lo dijo con un tono rotundo pero entre gemidos, cosa que hizo que no pudiese aguantarme mas y me puse de rodillas encima suyo. Lo bese y comencé a introducirme su miembro poco a poco haciendo que todo mi cuerpo temblase de placer. Sin darme un segundo inició un movimiento de caderas, yo no tarde en unirme a esos movimientos tan placenteros. La habitación no tardo en llenarse de gemidos de los dos, cada segundo que pasaba hacia mas y mas calor.
Antes de que pudiera darme cuenta Roger me estaba dejando un chupeton en el cuello y a la vez me empujaba con delicadeza para que quedara otra vez debajo suya. Sus movimientos coordinados con los míos cada vez eran mas rápidos y mas fuertes, cada embestida era como un punto mas para volver a llegar al clímax. Cada segundo que pasaba mi respiración se aceleraba y los gemidos retumbaban mas en las 4 paredes. Mi cuerpo llego a un extremo que ya no respondía a cualquier orden que le daba mi cabeza solo movía las caderas, intentaba aguantar las piernas en la cintura de mi amado y de tanto en tanto podía pronunciar alguna que otra palabra.
-Akane … yo…
Fue lo ultimo que pude escuchar antes de que una sensación de placer extrema recorriera mi cuerpo, note como me llenaba por dentro desde la punta de la cabeza hasta los pies, gemí como no había gemido nunca y todo mi cuerpo temblaba de placer y por lo que podía ver el de Roger también, sus ultimas embestidas antes de separarnos hicieron que no pudiese aguantar mas y “cayese” redonda en la cama. Al separarnos me beso profundamente.
Desde ese día comenzamos una hermosa relación, nunca olvidare ese sábado …