Tarde de reggaeton con mi hijo nalgón

Una madre confiesa a su amiga lo que el cuerpo de su hijo adolescente,la música, las duras nalgas de su niño y la cuarentena la ha llevado a hacer.

Amiga esto que te voy a contar sucedió hace unos días, te lo juro sigo temblando por todo lo que esto me ha sorprendido, para empezar debes recordar lo mucho que estas semanas de cuarentena me ha turbado la presencia de mi hijo Sergio, te lo dije apenas empezó esto del aislamiento, verlo regresar de la ciudad donde estudia con ese cuerpazo me hizo perder la cordura, recuerdo que cuando lo vi bajar del camión con ese jeans tan apretado y con sus músculos saltado de su camisa me hizo olvidarme que era mi niño a quien veía. El camino al auto solo podía ver su musculosa espalda y ese par de nalgas que me estaban poniendo loca.

Creo mi hijo noto lo que su cuerpo causaba en mí, lo veía sonriendo cuando al sentarnos a cenar o a ver alguna serie en la televisión no paraba de repasar su cuerpo, sus pectorales, sus brazos y esas piernas que terminaban en ese culo de 10 que se movía invitando a morderlo, en las mañanas cuando bajaba a desayunar con su short de pijama me quedaba mirándolo subir las escaleras pensando en lo que sería verlo fruncirse mientras me empotraba contra la pared, estaba loca de deseo y te lo dije esa tarde cuando nos reunimos, me dijiste que él también me veía, que de seguro le gustaba mis tetas y culo nuevos que me había puesto con un buen cirujano hace un año, y es que yo también ya estaba bastante mejor que hace un año cuando él se marcho a estudiar a una universidad cercana.

Ese día llegue tan caliente de saberme deseada y desear a un hombre como mi bebe que la locura me llevó a colocar una pequeña cámara de vigilancia en el baño, necesitaba ver su cuerpo desnudo, ver el agua de la ducha caer por su enorme espalda y por ese par de nalgas, al día siguiente me masturbe viendo a mi Sergio en mi computador, su pene, sus piernas, todo me atraía de él. Recordé cuando estando en la preparatoria lo descubrí con su novia, recuerdo que los gemidos de ella me alertaron al llegar  a casa y aunque no lo quise aceptar entonces me quede unos minutos disfrutando esa explosión de placer de ambos, mi marido tenía tiempo sin tocarme, subí lentamente a su habitación y mire  a la chica montándolo, sus tetas y culo tan sugerentes, bajé y di un portazo, llamé a mi hijo y pude escuchar como ambos buscaban como desatados sus ropas antes de bajar, lo deje pasar.

El lunes mi marido salió por unas cosas del trabajo y yo y Sergio nos quedamos solos, le dije que me metería  a la piscina y me aleje sin verle, no podía hacerlo más me dije que con la cámara y con verle desnudo ya había cruzado mis propios límites y no podía permitirme más, estuve nadando un rato hasta que de pronto escuché música, y vi a mi hijo entrar a la piscina llevando dos bebidas, era temprano pero el tequila me apetecía además ver  a mi hijo en su pequeño traje de baño me descolocó por completo, toma mami te lo preparé especial, le sonreí y me lo bebí mirando el agua resbalar en sus pectorales, sus músculos tensos pues acababa de entrenar en su habitación.

-          Mami te quedaron increíbles-. Mis tetas se habían salido de mi bra.

-           Gracias bebe tú también tienes un cuerpazo-. Era la tercera bebida que me tomaba y la música reggaetón me empezaba a hacer bailar.

-          Ven mami quieres bailar con tu hijo-. Me tomó de la cintura y me llevo a la sombra de un árbol cercano, empezamos a bailar, le di la espalda y empecé a perrearle, pude sentir su cuerpo en mi espalda.

-          Ufff mami que culo tienes-. Sus palabras me calentaron tanto que de pronto, di un empujoncito en su verga y la pude sentir encajada en mi rayita, mi tanga era tan sugerente que empezó a crecer su miembro.

-          Gracias, mi amor-. Ummm gemí y seguí bajando y moviendo mis nalgas al ritmo de la música. De pronto y sin avisar me dio una sonora nalgada que yo respondí con un gemidito sugerente.

-          Eres una reina mami-. Me susurró al oído dándome un mordisco que yo respondí clavándome más su verga entre mis dos duras y artificiales nalgas.

-          ¿te gusta cómo bailo? -. le dije mientras ambos sudábamos y seguíamos consumidos por la música-. Aunque sea cuarentona me muevo bien.

-          Eres toda una profesional, esas clases de zumba si que funcionan-. De pronto y sin avisar me dio un beso en la boca, me abrace a él y con mis manos toqué todo su torso, me volvía loca, le di una nalgada y amase ese culo prohibido mientras él me dio una también misma que aprovecho para meterme un primer dedo justo a la entrada de mi vagina.

-          Somos madre e hijo-. Le dije dando un segundo beso con mordida de labio incluida.

-          Eres una puta caliente y yo un chulo de gimnasio, sólo eso mami-. Sin saber en que momento sucedió, me volvió a besar y agarrar mis nalgas.

Me llevo contra el tronco del árbol y mientras el reggaetón se ponía más sucio y yo seguía moviendo mis nalgas, me arrancó la tanga y me dio un lengüetazo en mi vagina húmeda, te va a gustar tanto que me vas a pedir más, me dijo y yo sólo aullaba de placer. 1, 2,3… contó y con una voz de chulo que no le conocía gimió cuando me la metió entera, su cuerpo se tensó, sus músculos podían sentirlo entre mis piernas y en mi piel estaban en completa expectación, dame duro papi ya soy tu putita, y como si esas palabras lo hubieran activado comenzó un frenético ataque sexual que casi me rompe en dos. Yo sólo gemía y salivaba mientras escuchaba sus ruidos animales al poseerme, su potencia juvenil combinada con ese cuerpo que me volvía loca y que hoy me demostraba su poder me hizo venirme un poco antes que su pene explotará en mi llevándome a otra dimensión.

Ambos exhaustos caímos al suelo, yo me arroje a lo que quería, le bese sus duros pectorales, baje hasta sus abdominales y finalmente a su culo el cual mordí mientras él riendo me decía, eres una putita mamá, desde que me viste ese día querías un pedazo de estas nalgas, y son mías cabrón, le dije besándolo, esta cuarentena tendrás que ser mi macho ya que tu padre no puede.

Por eso mismo seguí el consejo de tu amiguita y te di un poquito de alcohol me dijo cuando me invito a sentarme en su verga para cabalgarlo.

Te escribo para agradecerte e invitarte a comer a la casa, comeremos pizza y esa verga de Sergio y si quieres te puedo convidar ese postre delicioso, esas duras y perfectas nalgas que tiene.