Tarde de perros

Estàbamos tomando un cafè con Liz, hablando de nuestras mascotas; ella preguntò: Te gustarìa conocer a mi mejor amigo?....y le contestè,-porquè no?...

Hola queridos lector@s:

Gracias a TodoRelatos, mi circulo de amig@s ha crecido geométricamente. Gracias a tod@s por sus correos y compartir sus historias.

Recientemente crucé comentarios por MSN con una amiga que me preguntaba si había tenido relaciones con animales.

-Francamente,-le respondí. NO.!!!

-pues te has perdido de una buena parte de la diversión,-me contestó.- y te diré porqué.- continuó.

"estando sola en casa; frente al ordenador platicaba con mis amigas lesbianas del Chat de sexo, Liz, me contaba que nunca se había sentido satisfecha con un hombre así que lo hacia con mujeres y con animales…me comentaba como lo hacia con perros y caballos, que sus penes eran diferentes y atractivos, mas jugosos que los de cualquier hombre, con lechita mas caliente y abundante, además le daban mucho mas placer que cualquier otro hombre."

-háblame de cómo lo hace.-le dije

-mira Rommy, primero debes hacerte de una mascota, qué tipo tenés?,-me preguntó, porque tenés alguna, cierto?

-bueno… dudé… tengo una gatito siamés que es un amor,- le contesté, pensando en qué podría hacer con ese animalito.

"Ella se rió y empezó a contarme lo rico que era follar con un perro, que los canes tenían una habilidad especial para lamer chochitas, te harían venir como jamás antes lo has vivido"

Le pregunte si tenia videos o fotos.

-claro Rommy, las tengo en todas las posiciones y en todos los tamaños.-me presumió.

-tengo una amiga Les, con la que hago de todo y en una ocasión que me llevó a su casa, me hizo un "númerito zoo",- yo solo era espectadora, pero al final… mmm… al final,- y dejó de hablar.

-al final qué?,- pregunté de lo mas estúpida, pensé para mi.

-al final tuve que "acostarme" con su mascota, lo podrás imaginar?

-no,-le dije, mintiendo.

-si, así fue… me tiré a su perro,- fue mas delicioso de lo que habría podido imaginarme.

-mira Rommy,-continuó, si quieres puedes entrenar a tu felino, pero todo lo que lograrás serán unas lamidas de miedo, cuando logres acostumbrarte a la rugosidad de su lengua, ya tendrás la flor toda hinchada y enrojecida,- me platicaba, y siguió alimentándome la imaginación.

-te recomiendo que te untes algo de leche cortada, prepárala con un poco de miel o azúcar. Deja un medio día a tu mascota sin beber agua, y cuando te encuentre húmeda, verás como se sacia y te sacia.-me dijo

-eso se llama "crueldad animal" amiga,- le dije en broma, mientras ya estaba pensando en atrapar al gato para convertirlo a mis deseos.

-bueno, y para qué querés entonces a tu mascota, de adorno solamente?,- había un tono de reclamo en sus palabras.

-pues no, pero antes jamás había pensado en usarlo para mi,- le dije instándola a seguir "instruyéndome" en esas nuevas artes.

-Rommy, no puedo abrirte los ojos por Chat, tendremos que vernos y platicar, podría llevar a Liz y quizá, si podéis congeniar, lograremos que nos invite a su rancho, qué tal la idea,-me preguntó, justo en el momento que ya hacía con mis dedos una piña dentro de mi.

-eeh?, vamos muy rápido,- le dije entrecortada.

-bueno,-me recriminó en tono duro,-vos sabés si quieres seguir con tu "maridito", sus amigos y esperar que se den las citas de amor una o dos veces por mes,-porqué así es tu vida, verdad?,- me decía regresándome a la realidad y asintiendo a sus palabras con la cabeza.

-pues?…,- dudé, pero sabía que era totalmente cierto.

-Me gusta esperar los planes de mi Marido y seguirlos, luego cambiar un poco las cosas y gozar de verdad.-le dije.

-pero niña,- me impelo, -es que siempre dependerás de tu marido?-siguió recriminándome.

-es que así le he conservado por casi diez años,- le dije en tono de justificación.

-y os harás vieja, y nunca gozarás los placeres de nuestras mascotas, sos una tonta.-terminó diciéndome y cortó el Chat.

Esperé por más de media hora a que regresara, pero no lo hizo.

A cambio me empezaron a llegar al correo docenas de fotos y videos de mujeres teniendo sexo con animales, grotesco, muy grotesco,-pensaba, mientras incrementándose mi morbo, buscaba mas y mas en mis correos.

Mi marido no imaginaba que pasaba conmigo, siempre cuando llegaba, yo estaba de lo más "fogoza" buscándole la verga para prenderlo a mamadas y metérmelo con furia.

-te está llegando el climaterio?,- me preguntó en una ocasión.

-nooo… no lo se,- me detuve a pensar lo que hacía con él. Mientras teníamos sexo, le imaginaba peludo con aspecto de gorila, otras como un enorme lobo abriéndome las entrañas.

"él y yo habíamos establecido un pacto de fidelidad",- jamás me acostaría con otro hombre pensando que era eso… "otro hombre", él por supuesto me había hecho la misma promesa, siempre que se cojiera a una dama (dama?), pensaría que era yo. Que el día que tuviéramos sexo con otra persona sin recordarnos… ese día comenzaría a terminar todo entre nosotros.

Pero yo no estaba pensando en Brad, ni en Baldwin, mucho menos en Connery, estaba fantaseando con animales y sus rozados miembros.

Aquellas fotos y videos, estaban trastocándome el cerebro. Y mi marido lo estaba notando.

Una tarde de "soledad" me metí al Chat de nuevo, busqué las páginas de zoo y me inscribí en algunas, pronto me estuvieron llegando cientos de videos y fotografías que me ponían de lo mas cachonda. Por supuesto que mi gato pagó las consecuencias. Lo maté de sed por varios días y me dio las mejores lamidas de mi vida. Comencé a acostumbrarme a ello y cuando llegaba de viaje mi marido, yo estaba toda "irritada" por los servicios recibidos. Las cojídas que nos dábamos eran de lo mas dolorosas, pero también placenteras, estaré volviéndome masoquista?, pensaba muy en la intimidad.

-Lo que estás volviéndote es en una depravada, me recriminó Liz.

-pero me está gustando eso de los animalitos,- le dije muy cohibida.

-claro que te está gustando, son maravillosos,- te contaré: me dijo Liz.

Estábamos sentadas en un café estilo europeo, de esos en la Condesa que hay tantos. Arremolinadas en unos equipales platicando como viejas amigas.

Liz era un contacto del cyber-zoo que se fue ganando mi confianza tras largas charlas en el Chat.

Habíamos quedado en conocernos, y para entonces, después de un par de horas, ya éramos grandes confidentes. Así somos las mujeres.!!!

María,- me dijo:

-te cité aquí, primero porque es un lugar público y no siempre te encuentras con la persona que crees que estás tratando en el Chat, la mayoría te engaña y cuando se conocen, es una persona muy diferente a la que te imaginabas, incluso si intercambias fotografías, resulta que son de otra persona.

-te cité aquí,- me decía porque después de saber lo que sientes, empiezo a comprender tu situación. De alguna manera,- continuó, También me inicié en la zooTerapia gracias a que anduve en las páginas WEB buscando y buscando.

-pero ahora,- continuó, ya tengo los problemas resueltos,- me decía, tocándome la mano suavemente y llevándosela a los labios para besarla. Tengo una hermosa mascota, que seguro te hará mas mujer de lo que sos.-me dijo, mientras me recorría con la mirada mordiéndose el labio inferior.

No está mal,- pensé para mi, que ya hacía lustros que había descubierto mis inclinaciones "bi". Si accedo a acompañarla a su casa y la cosa del animal ese no resulta, me la echaré al plato y todos contentos, -una sonrisita con carcajada nerviosa me salió del corazón, o de la vagina?,-a saber?

-me querés acompañar?,- me preguntó.

-vamos!!!, le contesté. Poniéndome en pié, al tiempo que un hilillo de calor bajaba por mis piernas sin tanga.

Caminamos un par de calles y entramos a un lindo departamento en el piso superior, la tarde caía y me llevó a la terraza.

-mira!!!, el atardecer será maravilloso desde esta vista,- me dijo invitándome a salir a la terraza.

Era un bello lugar, arreglado con mucho tacto, con cuadros de bellas mujeres en contrastes de blanco y negro y siluetas que abrían a la imaginación las preferencias de su dueña. La terraza, estaba cubierta por una alfombra de pasto artificial, unas sillas playeras justo al lado del asador de carnes. Una fuente artificial que borboteaba agua en lindo tono azul.

Había otros edificios al derredor, pero el borde y las paredes se ocultaban un poco por los altos bambúes que le daban cierta privacidad al lugar.

-ven, me dijo llevándome de la mano.

Atravesamos la terraza rumbo a unos grandes ventanales que supongo sería la recamara principal.

-te presentaré a Mancha. Y me llevó tras ella.

Abriendo las puertas corredizas pude ver una enorme cama "king Size" cubierta por una linda cobija de Alpaca beige con motas en blanco.

Sobre ella estaba un hermoso perro negro con impresionantes ojos azul claro.

-Mancha!!!,- le llamó y el animal levantó las orejas. Ladró suavemente dándole la bienvenida, mostrando una educación nada usual.

-está muy bien educado,- me dijo.

-no tienes nada que temer,-continuó, si no le llamo no se mueve de donde está. Y así fue.

-ven vamos a prepararnos alguna bebida,-me dijo. Y pasamos justo al lado de Mancha y este volvió a poner la cabezota sobre sus patas delanteras, aguardando por alguna orden de su ama.

Nos preparamos algo para beber, salimos de nuevo a la terraza y disfrutamos el atardecer continuando la plática zoo que cortamos en el café.

-ahora vuelvo,- me dijo en el momento que la charla lo permitió. Y salió rumbo a su habitación donde Mancha continuaba esperando.

Al cabo de un rato salió, vestida en una bata de seda nácar, con Mancha justo a su lado izquierdo, recorrió la terraza encendiendo las antorchas, y con paso coqueto, vino a acostarse en la tumbona a mi lado.

-no tengo nada que decirte,- me dijo, solo observa y cuando te sientas complacida, podrás unirte a nosotros.- me indicó con un quiño.

Sobre la tumbona, Liz abrió las piernas indicándole a Mancha la posición de su coño.

El animal apoyándose en el suelo, acercó las fauces entre las piernas de su ama y comenzó con ruidosos lenguetazos.

-mmmm, bien bonito, mmm,- le decía su ama.

Subió las corvas sobre los descansabrazos del mueble, se abrió bien de piernas y bajándose a la orilla se ofreció directamente.

Me levanté para observar mejor.

Liz se abría los labios con ambas manos y Mancha le recorría de punta a punta.

-ven mi amor,- le dijo al can, abriéndose completamente la bata, mostrándole un seno a su mascota.

Mancha se fue sobre su expuesto pezón y le lamió y lamió, luego buscó con el hocico el otro y se dio "vuelo" con las hermosas masas de carne que se le ofrecían.

Yo me daba vueltas a cierta distancia observando el espectáculo. De vez en vez buscaba a los vecinos de los pisos superiores, les imaginaba observando a lo lejos con potentes telescopios.

Seguro esto lo hace muy seguido,-pensé para mi.

Liz, estaba ya completamente bañada en "babas" del animal y jugaba a expandirlas por su cuerpo como si fuera bronceador, tocándose aquí y allá en plena lujuria y gusto por aquel liquido tibio que le caía por el cuerpo.

-ven Mari, ven a tocarme,- me dijo con una mano en la vagina y quizá un par de dedos dentro de si y la otra, brillante en líquidos llamándome a tocarle.

Con mucha timidez, pero más miedo que nada, me acerqué a tocarle. Mancha de un salto, se alejó de Liz y se fue a un costado, poniéndose de panza en actitud juguetona.

-ven Mari, acércate,- me volvió a invitar Liz.

Me tomó de la mano y la llevó a su vientre. Toda mojada como estaba, y la tibieza de aquellos líquidos abrillantando sus curvas, lograron encender mas mis nacientes deseos.

Le toqué un vientre perfectamente delineado, jugué con su ombligo, acaricié sus caderas y llevándome de la mano a ella, me introdujo un dedo en su húmeda vagina.

-asiii,- asii, mira lo que son capaces de hacer estos "cachorros" por su ama. Liz continuaba tocándose y yo le jugaba la vagina gozando aquellas carnes cálidas e invitadoras.

-mira,- me indicó, allá junto al asador hay un perchero, tiene una toalla para que seques tus manos y una bata para ti, desnúdate y vuelve con nosotras.

Obedecí sintiendo un ligero mareo de excitación, me dirigí a la esquina y con muchos nervios me fui desnudando, aún con dudas de lo que estaba segura me vendría a pasar.

De regreso enfundada en una bata nácar idéntica a la de Liz, les observé al acercarme poco a poco.

Liz le había puesto una especie de gruesos calcetines a Mancha en las patas delanteras, las "calcetas" eran blancas y resaltaban como dos columnas o quizá un par de barrotes que le aprisionaban a los costados.

Liz estaba de espaldas con las piernas muy abiertas, mientras Mancha le daba embates cojiéndola con fuerza, los movimientos del perro entre sus piernas eran violentos y de mucha rapidez. Ella mantenía las manos entre las piernas como dirigiendo la embestida.

Me acerqué un poco en poco y noté que la mascota no estaba penetrando a su ama, Liz le sostenía el pene entre sus manos y le lubricaba con los abundantes jugos que emanaba.

-mira linda, acércate,-me instó.

-observa como se puede jugar con esta velocidad sin necesidad de penetración,-me dijo.

Un poco más de cerca pude observar un extraño pene rosado. Tenía la forma de un balón de futbol américano, algo deforme por tener la punta muy roma y no terminar en punta por la raíz. Lo que si era claro, esta el grosor exagerado justo a la mitad del instrumento canino.

Brillaba con los jugos de Liz y la baba que ambas lubricaciones formaban, arcos de conexión tan densos como la "baba de nopal" (cactos muy buscado en tierra mexicana, que se come, y no se usa para lubricar penetraciones, pero ha saber mis querid@s lector@s, los Aztecas hicieron tantas implementaciones… NdelA). El caso es que entre ambos cuerpos, se formaban gruesas telarañas de espesos líquidos. Ello permitía una completa y placentera lubricación.

-te gusta este pene amor?,- me dijo Liz, al tiempo que retiraba las manos para que tuviera una mejor apreciación del aparato aquel.

-Mancha!!!, -le gritó, y el feroz vaivén del animal, se detuvo por completo. Ya quisiera cualquier hombre esa disciplina,.-pensé.

El pene de Mancha apareció en todo su esplendor un puente de fluido le unía a su ama, esta se deslizó por la tumbona hasta quedar sentada en el suelo, sobre el pasto artificial. Su cuerpo fue bañado por el líquido pre-seminal al tiempo que se iba deslizando bajo el can.

Tomó el pene entre sus manos y acercó la cabeza a el, algunas arcadas me llegaron al ver aquel hermoso rostro comerse un miembro inhumano y saborearse y relamerse con gula.

-mmmmggg,- mmmmgh,- Maria!!!,- me dijo.

-no puedes morir antes de probar y aprender a gozar de este sabor. Entre mi mascota y yo, solo hay placer y mas placer,- me decía entre mamada y mamada.

-ven acércate,- me indico. Mancha!!!,- gritó por entre las piernas del potente can.

Y el perro se tiró de lado, con las patas abiertas, echado panza arriba, en una actitud juguetona que ya despertaba mi confianza.

-ven amor, acércate un poco a mi.- ella se tiro completamente sobre la alfombra y me atrajo a si.

Nuestros cuerpos se juntaron, yo sobre ella, me acompasé a sus movimientos cóitales, resbalándonos en su capa de lubricación. Nuestras lenguas se buscaron en un interminable beso. Yo buscaba la tibieza de aquellos labios, y el sentir de aquel sabor "diferente" me hizo que no deseara abrir los ojos ni separarme de ella, por temor a romper la magia que se estaba creando entre nosotras.

Metí mi lengua en ella, hizo un pene con la suya y lo chupe lo mas fuerte que pude, se quejó por lo bajo, pero se dejó hacer. Largos besos me permitieron identificar el "saborcito" de sus propios jugos y el líquido pre-seminal de Mancha.

Me fui a besarle las mejillas, el cuello, bajando poco en poco ya le lamía los senos, los chupé y mordí con firme suavidad. El sabor cambió, ahora eran las babas de Mancha, el sudor de Liz, sus jugos combinados por todo el cuerpo. Seguí avanzando mas sobre aquel vientre de Gym y logré llegar a mi objetivo.

Su vulva estaba tan hinchada como la boca de un negro excitado, al medio de su rajita, asomaba un enorme clítoris, bueno; de casi un centímetro, pero de tan excitante vista que me le fui a chupones, tiernos besos y lamidas interminables.

-assiiii, mi amor, asiii,- me llevaba por su entrepierna Liz.

-tócame con ternura ese botón de placer,- y alzando las caderas se ofrecía a mis labios.

Las sensaciones de sabores tan intensos, tan espesos, diferentes. Olores a fuerte sexo, a dos mujeres que se entregaban sin reserva, me hacían girar la cabeza a mil revoluciones por minuto.

Volví a sus labios y entrelacé mis piernas con la de ella, permitiendo a nuestras vulvas tocarse en excitantes movimientos circulares. Ella me tomó por las caderas y me nalgueó un par de veces.

-Mancha,- dijo volviéndose a su mascota.

-aquí, ven!!!,- al tiempo que volvía a nalguearme.

Antes de darme por enterada, ya el animal se posesionaba de mi. Yo como estaba empernada a Liz, pocas opciones tenía de sajarme, además ella me atrajo a sí con sus brazos en un firme abrazo, me llevó a sus labios y me plantó un largo beso con su lengua incrustándose en mi boca.

Sentí el peludo pecho del animal acariciándome la espalda, me vi atrapada por aquellas columnas de prisión animal y mi culo expuesto a una penetración inminente.

-tranquila mi amor,- suavemente me habló Liz.

-deja que sea yo quién guíe este jueguito.

-pero… le increpé.

Involuntariamente, alcé las caderas para ofrecerme a la penetración. Mancha buscó mi vulva y casi logró meterse dentro.

-pero… me indicó Liz.

-Este es mi patio, esta es mi mascota y tu eres mi invitada,-decía Liz.

-permíteme que sea yo la que te lleve a los placeres mas grandes que jamás antes hayas vivido.

Interponiendo una mano entre mis nalgas y el bajo vientre de su mascota, giró nuevas instrucciones.

-adentro Mancha, adentro,- le ordenó

El can comenzó con rápidos movimientos de bamboleo, pero las manos de Liz le impedían toda penetración, solo podía sentir un rapidísimo roce del pene en la entrada vaginal. Luego unos toques fuertes y bien dirigidos a mi ano, me hacían delicias en el cuerpo.

Yo me apretaba a Liz, le besaba, con fuerza, apoyaba mi vulva contra la suya y deseaba, deseaba.

Deseaba ser penetrada en ese instante!!!.

-yaaaa, métemelo, ya!!!,- grite con súplica a Liz.

-déjalo que se corra en mi, quiero sentir esa verga animal llenar mis carnes,- le suplicaba con sinceridad y genuino placer.

Ella continuaba controlando el roce de aquel enfurecido pene, tocándome apenas ambas entradas, sin dejarlo avanzar mas en mi, sino unos cuantos milímetros. El calor me subía y bajaba por todo el cuerpo. Los pelos del animal me excitaban mucho mas, acariciándome con suavidad la espalda, mientras mis orificios pedían ser llenados, llenados a fondo y sin piedad alguna.

Las nalgas, la entrepierna y por supuesto vulvas y anos estaban bañadas copiosamente por los jugos de Liz, los míos y los mas calientes que venían de Mancha.

-así amiga, asii,- me decía Liz con voz completamente excitada, manteniendo la distancia entre Mancha y mis entradas posteriores.

-dámelo, dámelo ya,-gritaba como desesperada por ser penetrada en ese justo momento,

-veras,- me dijo Liz en tono tranquilizador.

-verás como se coje con un perro,-repitió en una entonación muy sexual.

-Mancha!!! ,- le llamó.

Y el maldito perro se bajo inmediatamente de mi y fue a echarse nuevamente de lado junto a la tumbona en la postura de siempre, panza arriba con cara de "inocente juguetón" que ya me estaba hartando.

Me besó suavemente en la frente tratando de calmar mi enfado por el cambio de planes y me alejó de ella.

-veras como se coje con un animal,- volvió a decirme en el tono mas sexual que le fue posible.

Nos separamos y me llevó a una hamaca colgante.

-serás observadora y tienes prohibido acercarte a nosotros,-me señaló con el dedo imperiosa para que me sentara y llamó de nuevo a su perro.

-Mancha!!!

Y el animal se sentó justo frente a mí en actitud desafiante, mostrando fieramente los colmillos, me indicaba que más me valía no moverme de ahí.

La putamadre!!!,-pensé al sentir frío por la espalda

Toda la excitación que sentía un segundo antes, se desvaneció al ver los largos colmillos y la nariz arrugada del animal amenazándome con las fauces preparadas por si hacía algún movimiento no autorizado por su ama.

Liz se fue sobre un enorme "puff" de blanca piel que no había notado antes, estaba junto a una maceta que sostenía un hermoso helecho africano. Llamó a Mancha y este fue obediente. Me dejó impávida con el mensaje de no moverme, mas que claro.

-ven chiquito,- le dijo su enorme mascota.

-panza Mancha, panza,- le indicó con suave voz.

El obediente animal se echó de espaldas ofreciéndose de panza, pero con el instrumento completamente erecto, brillante y dispuesto. Liz arrodillándose a su lado se le fue de nuevo a mamadas, lo chupaba y metía, le masajeaba y lo exprimía según el momento lo pedía.

Luego se le presentó en cuclillas tomando equilibrio de unas cuerdas que pendían del tejado. Se sentó apuntándose el miembro a la vagina, mientras el animal babeante con la lengua de fuera se dejaba hacer mansamente. La forma de ese pene era de lo más alucinante, tremendamente rojo y "deforme" con la parte media inflamada como globo. Liz se fue sentando en él hasta que topó por la parte mas gruesa, subía y bajaba con el apoyo de las cuerdas, sentada en cuclillas en cualquier momento podía dejarse caer sobre aquel miembro.

-aaaaghhh, mmmgghh, así, así, asi… Lina se iba abriendo de carnes para dejarle pasar un poco mas.

-verás amiga,- me llamó, esta es la parte mas complicada. Y levantándose hasta casi la punta del pene, se dio un sentonazo de "plop" que hizo desaparecer el aparato en la dilatada vagina.

-aaaahhhh, mmmgghh, eso es chiquito,- animó a su can, que seguía viendo como su ama se daba el sentón final en su herramienta.

Vino el esperado sube y baja, Liz se balanceaba de las cuerdas que tenían una piel que podía acomodar en sus muñecas como lo hacen los trapecistas. Y en vaivenes verticales, horizontales y circulares, en verdad que se estaba dando unas penetraciones inolvidables.

.-siii, assiii, chiquito,- clamaba Liz, entornando los ojos dejándose penetrar hasta el fondo ese miembro enormemente grueso por el centro. Los labios mayores se empequeñecían a cada paso y volvía a engordar cuando la tenía toda dentro o nuevamente de fuera. Finalmente se quedó quieta mostrándome claramente los espasmos orgásmicos que estaba recibiendo en esa cojida tan animal. Se dejó caer de lado aún ensartada hasta el fondo y se fue girando para quedar a cuatro patas con su mascota firmemente incrustada en ella.

-ven Mari,- me invitó.

-te voy a dar la mamada mas grande de tu vida.- me dijo ensartada y en completa agonía sexual.

-ven, que verás que tengo mas agarrado a Mancha que ní la cadena mas fuerte le ha podido retener.

y tenía razón. El bulbo estaba enculándole de manera total que Mancha ni siquiera podía salir un solo milímetro fuera de su ama.

-ven recuéstate en el "puff" y preséntame esa chochita jugosa y suculenta que se quiere comer mami,- me dijo, señalándome el lugar y acercándose a mi entrepierna con Mancha apoyado en su cadera.

Me ofrecí completamente abierta y cerré los ojos. En mi mente aparecían las escenas de la cojida que su mascota le había dado desde su posición baja y como Liz se deslizaba trabajosamente sobre el inflamado bulbo.

Sentí su lengua rozar mis labios, abrir la entrada, forzar una pequeña penetración lingual para luego succionar mi clítoris, volviéndome a la excitación de hace unos minutos.

-Mancha. Adentro!!!,- le instruyó Liz.

Y el perro volvió sus duras y rápidas arremetidas, produciendo una agradable vibración en la boca de Liz mientras me comía con delicia.

Yo recostada como estaba, veía la cara babeante de Mancha intentando complacer lo mejor posible a su ama, complaciéndose a si mismo y complaciéndome por los embates con las arremetidas de boca que recibía mi concho.

-aaaaaghhhh se viene, se viene,- clamó liz.

-siento sus lechazos calientes explotar en mi.

En un movimiento muy ágil se aventó sobre mi cuerpo desenfadándose de su violador.

Me cayó de peso y mas aún, de sorpresa, separándose definitivamente de aquel inflamado bulbo, se giró colocándose de espaldas junto a mi, mientras señalaba a su can.

-mira, mira como explota,- me señaló con el dedo diciéndole,- quieto Mancha, quieto.!!!

Le tomó por las patas delanteras y lo levantó para que los lechazos nos cayeran mojándonos en un semen muy, muy caliente. Sus espasmos estremecían nuestros cuerpos. De manera difícil de describir los tres estábamos viviendo una oleada orgásmica al unísono.

Sus fluidos nos bañaban como chorros de orín, pero estos eran blancos, espesos y viscosos. Goterones nos alcanzaron la cara, el cabello, por todas partes Mancha explotaba en espasmos bañando nuestros cuerpos. Hasta que una lechada me alcanzó los labios.

Lo tome con la mano y me introduje dos dedos en la boca para llevarme ese sabor conmigo.

-mmm, pensé que vomitaría, pero su sabor era como el de los hombres con vasectomía. Lo disfruté, lo disfruté tanto que me fui sobre el chorreante cuerpo de Liz para besar y lamer sus pechos, su vientre y terminar por supuesto comiéndome de nuevo su chocha.

-qué te parece amiga?,- preguntó Liz, embarrándose mi saliva y los mecazos de su mascota por todo el vientre.

-muy atrevido, diferente y tan excitante.- contesté.

-lo harías con Mancha?

-quizá

Pero que nos acompañe mi marido

NdelA: Sus cartas han sido de lo más motivantes, me están llevando a descubrirles mi verdadera naturaleza.

Les amo querid@s lector@s.

Suya por siempre….Rommy