Tarde de pasión invernal en Santiago (1)
En la lluvia de Santiago,descubrí mi interior femenino, me sentí como mujer y conocí a mi primer amor.
Mi Tarde de pasión invernal en Santiago (1)
Era un día de mucho frío y lluvioso en Santiago, estabamos de vacaciones de invierno en el colegio, mis amigos estaban fuera de la ciudad, estaba aburrido en la casa por lo que me subí a un bus y llegue hasta el paradero de la Plaza de Armas donde me baje.
Comencé a caminar por el centro de la ciudad, era temprano cinco de la tarde, pero ya oscurecía y el aire se sentía muy helado, por lo que subí el cuello de mi abrigo negro largo, me puse un gorro de lana que era de colores muy llamativo y de repente en una vitrina de un local comercial, vi mi imagen y me detuve, porque como además tenía un jersey de lana blanca de cuello subido, mi pelo largo saliendo por el lado del gorro, vi una imagen de una adolescente tan femenina que me hizo esbozar una sonrisa y sentí algo así como un despertar de mi lado femenino, quizás oculto durante mucho tiempo, moje mis labios y puse saliva en mis dedos y estiré mis cejas, y una risa coqueta dio cuenta de mi sentimiento de alegría de haberme descubierto, acerqué los codos y mis hombros hacia mis costados y comencé a caminar con pasos cortos, me metí a una galería comercial y me iba deteniendo en las tiendas y locales de ropa femenina, vi vestidos, lanas, zapatos, carteras, cosméticos, lencería y joyas, y cada paso que daba me sentía más mujer, a la media hora me sentía toda una mujer recorriendo la galería comercial, pasaban hombres y mujeres a mi lado que antes no había visto, pero ahora levantaba la vista y los miraba, ellos pasaban indiferentes y eso me hacía seguir mi caminata cada vez más coqueta.
En un momento me puse a mirar un vestido de fiesta y siento una voz ronca que dice - te quedaría muy bonito... doy vuelta la cara y lo miro con la cara aparentemente muy seria, en realidad yo creo que más bien era de mucho susto y veo a un hombre cuarentón, muy bien vestido, con olor a perfume muy varonil, alto con abrigo de color beige con bufanda blanca y un paraguas cerrado en su mano izquierda enguantada con guantes de gamuza café. El vio mi mirada y me dijo: perdona si te molesta, no era mi intención..., yo con mucho susto no abría mi boca, no quería ser descubierto, sólo moví la cabeza y sonreí, encogiéndome de hombros, me di vuelta y apuré el paso para salir de la galería y dejar de ser esa adolescente que me había imaginado ser.
Salí a la calle sin volver la cabeza atrás, pero a la salida me recibió un chubasco frío y tupido de agua casi nieve líquida, me detuve y veo que se abre un paraguas y nuevamente percibo el aroma varonil de su colonia , sin verlo sabía que era él, me había seguido y caminó tan rápido como yo , pense que al parecer él andaba sólo buscando una aventura y quizás podía ser el inicio total de algo distinto en mi vida. Lo mire y musite suavemente ... gracias... para que no escuchara el tono grave de mi voz, él me contestó - quieres ir a tomarte un café mientras pasa la lluvia - moví la cabeza afirmativamente y camine a su lado, él me tomo el brazo con suavidad y con sus dedos apretaron mi brazo y acercándome hacia él, me dijo ... es para que no te mojes.
Caminamos en silencio como media cuadra, yo pensaba, seguro cree que soy mujer, si no le digo las cosas pueden complicarse, por lo que bajo un portal donde estaba aún más oscuro, protegidos de la lluvia me detuve y me separé de su brazo, quedamos frente a frente, mirándonos a la cara, - perdona... le dije ya con mi voz menos queda ... debo decirte algo, a lo mejor te confundiste, el me dice - oye yo sólo quiero tomar café contigo, no nada más, en verdad, créeme no he pensado nada malo de ti... ahora mis ojos vieron a un hombre amoroso, tierno, - no.... le conteste , se trata de otra cosa... - baje mis ojos con las manos en los bolsillos y dije calladamente no soy mujer... Sentí el silencio, el frío era como una cuchilla que cortaba mi piel, aún mi cuerpo vestido con mi abrigo, el silencio seguía...
Entonces di la vuelta para irme con mis ojos mirando el suelo, cuando siento sus hombros en mis hombros, le iba a decir que no me pegara, pero no alcance a esbozar palabra porque sus labios me besaron en un beso suave y tierno que yo respondí, era mi primer beso y yo lo sentía como un beso de amor, - tontito ... dijo con voz ronca pero tierna, - eres una hermosa adolescente y por eso me gustas...
a en Santiago era de noche y había muy poca gente por la lluvia por lo que seguimos caminado ahora abrazados con mi cara cerca de su pecho y yo sentía su cara con su barba en mi frente, me contó que se llamaba Alberto, era Profesor de matemáticas , vivía con su madre muy cerca de ahí y que ese día había salido tan sólo a caminar ya que estaba de vacaciones en su colegio, me reí y le dije que yo sólo había salido a caminar y que mi nombre para él era Gae pero que todos me conocían como Gonzalo y riéndome la dije además me carga la matemáticas, el profe es muy fome, se sonrió y dijo:- es que yo no te hecho clases amorcito...
Caminamos hasta que llegamos a un café cerca del cerro Santa Lucía, nos separamos y entramos, me saque el abrigo y veía como Alberto me miraba y yo lo miraba, trajeron la carta y se la pase a él y le dije que pidiera por los dos , trajeron mi taza de chocolate aromático y lo tomaba pasando mi lengua por los labios, mirando sus ojos, sus manos , sintiendo su perfume, escuchando su voz, sin prestar mucha atención a lo que me decía, sentía el cosquilleo del amor y lo veía como mi adonis, sus piernas por debajo de la mesa atraparon mis piernas , estaba dichoso de estar con él y además me gustaba sentirlo.
El hablaba y yo sólo escuchaba hasta que terminamos de tomar nuestra bebida y salimos del local, con pena vi ya que ya no llovía, hacía frío y caminamos separados pero como cincuenta metros, la sombra de los árboles centenarios protegían nuestro idilio y la luz de los faroles del Parque con su tono amarillento daban la luz escénica que nos hacía vernos arrebolados y esplendorosos pese al frío reinante, el me volvió a abrazar y caminamos hasta su departamento que estaba en el Parque Forestal, me sentía feliz y sólo pensaba que estaba naciendo a una vida distinta.
Caminamos por el sendero mojado de lluvia y tapiado con las hojas secas que se quebraban con ruido armonioso haciendo el eco de nuestros suspiros de enamorados, vimos como otros enamorados buscaban la protección y la oscuridad de los troncos de esos árboles que como mudos y cómplices testigos las permitían abrazarse para besarse y sentir así el calor necesario que hiciera olvidar el frío, Alberto me miró y vi su sonrisa cómplice en su fascinante cara, tomo mi mano y corrimos hacia un árbol, los enamorados estaban demasiado preocupados de sí para mirarnos y abrazándome Alberto tomo mi cara y sus labios buscaron mis labios, sentí como movía sus labios y con su lengua trataba de abrirme la boca, pero mi boca seguía cerrada, sus manos me acariciaban mi cabellos, me había sacado el gorro y sus dedos jugaban con mi cabello . sus manos recorrían mi cuello, sus besos partían desde mi nuca hasta mi cuello, yo me dejaba hacer con mis ojos cerrados, su lengua húmeda sabía como estimular cada parte de mi cuello, de mis orejas, me mordisqueaba los lóbulos y me tía su lengua filuda, húmeda en la cavidad de mi oreja y yo gemía de placer con mi boca entreabierta sentía todo, todo aquello que era nuevo para mi, me gustaba cuando sus labios buscaron mis labios mi boca se abrió, y recibió a su lengua que jugueteo con la mía, se enrollo con la mía y sentí en ese momento que ese era, el acto de penetración más tierno que existe entre dos enamorados.
Mi cara y su cara estaban rojas, la sensación térmica habría derretido las nieves polares y quizás ese calor dio la incubación necesaria para que naciera Gae, luego fuimos a su departamento donde conocí a su mama pero ahí es otro cuento. Espero que este relato platónico pero muy caluroso les guste.