Tarde de footing

Un poco de deporte del bueno

Ella apretó el paso obligándome a aumentar el ritmo para poder seguirla, no tardo en estar unos pasos por delante de mí.

Giro a la derecha por un camino bastante frondoso y por el cual resultaba difícil pasar o ver más allá de un par de metros.

Corrimos casi 10 minutos por aquella arboleda, al salir de ella pude encontrarme una gran explanada de campo abierto, Mónica había ganado mucho terreno y tendría que apretar bastante para alcanzarla.

Pronto nos vimos corriendo por la vereda de un pequeño riachuelo, que poco a poco iba creciendo, según avanzábamos. También la distancia entre ambos crecía.

Sin dejar la vereda del rio volvimos a entrar en otra arboleda tan espesa que parecía que se hubiese hecho de noche, ya en la distancia apenas podía distinguir a Mónica.

Después de un tiempo corriendo a lo lejos podía vislumbrar una luz muy a lo lejos, cuando al fin conseguí salir a la luz me desplomé en el suelo de puro cansancio.

Era un lugar bastante peculiar, una zona rodeada de rocas que estrechaban el rio de golpe y formaban un embalse natural.

En pie junto a mi Mónica llevaba sus manos a los pies doblándose por la cintura mostrándome un impresionante culo, que aceleraba mí ya agitado corazón.

Me acomode allí tumbado en el suelo mirando con descaro el contoneo de su precioso culo mientras hacia sus estiramientos.

-          Mónica, creo que tienes uno de los culos más bonitos del mundo.

-          No te he traído aquí para que me mires el culo.

-          Pues creo que es una buena forma de invertir mi tiempo.

En ese momento Mónica se bajó levemente las mayas, mostrándome brevemente sus nalgas. Fue apenas un instante, pero suficiente para excitarme un poco.

-          ¿Ya lo has visto?

-          Como para no verlo.

Visto esto parecía una chica extrovertida sin complejos y muy echada para adelante, así que un detalle como esa tampoco llama mucho la atención.

Se puso recta como un palo y alzando su cabeza hincho su pecho de aire, para luego soltarlo poco a poco.

Realizo una serie de estiramientos en los cuales yo podía ver las imágenes de su perfecto culo moviéndose y en unas posturas muy excitantes.

-          ¡Oye!  ¿No me vas a enseñar más?  — Le dije sonriendo.

Me miro de reojo y de volviéndome la sonrisa me dijo:

-          Estas viendo uno de los lugares más bonitos de esta ciudad. ¿Qué más quieres que te enseñe?

-          ¿De verdad quieres que te lo diga?

Se dejó caer sobre mí a lo largo de mi cuerpo, sus tetas acabaron sobre mis manos y su cara a apenas a unos centímetros de la mía.

-          ¿y qué esperas que yo lo adivine?

-          Eres un cerdo.

-          ¿Por qué?

-          Me estas tocando las tetas.

Mónica se incorporó y se quitó la sudadera mostrándome un sostén deportivo que apenas podía contenes sus pechos.

-          Continua por favor no te cortes. – Le dije:

-          ¿Y que tal si te quitas tu algo?

La abrace y giramos sobre nosotros mismos hasta terminar yo encima de ella y tire de sus mayas que llevaba, lo cual me llevo a una sorpresa.

-          ¿No llevas bragas?

-          No acostumbro a llevarlas mientras corro.

Le baje el las mayas poco a poco viendo el tesoro que guardaba entre sus piernas. Un delicioso chochito completamente depilado que parecía decir en muy claro “cómeme”.

No soy una persona a la que le guste desobedecer a semejante chochito pero no sin antes arrebatarle el top para ver aquellas maravillosas tetas que me tenían cautivado. Una vez desnuda fue ella quien me ayudo a quitarme la ropa.

Se quedó de pie frente a mí con las piernas ligeramente abiertas. Yo alce la cabeza para unir mis labios con su fragante vulva. Recorrí con mi lengua hasta el último lugar de su clítoris al vez que ella me agarraba la cabeza, era incapaz de separar mi cabeza de su entrepierna.

Mónica me aparto levemente para luego sentarse clavándose lentamente mi polla en su vagina contoneándose sobre mientras me abrazaba.

Mi polla entraba y salía a la vez que ella gemía junto a mi oreja poniéndome todavía mas verraco. Mónica comenzó a mover sus caderas como una loca produciéndome un placer cada vez más intenso.

-          Mónica creo que me voy a correr.

Mónica paro rápidamente agacho la cabeza diciéndome.


-          Tengo ganas de hacerte una cosa, que Nunca le había hecho a nadie.

-          ¿Qué me vas a hacer?

Mónica comenzó a chupármela hasta que finalmente me fui dentro de su boca, alzo levente la cabeza, chorreándole esperma por los labios con la boca ligeramente abierta, luego cerró la boca y trago.

Se levanto y se recogió el pelo, luego se dio una carrera y se tiro de cabeza al agua. Cuando saco la cabeza del agua me dijo:

-          No te relajes mucho nos queda la vuelta.

Deje caer mi cabeza tumbando en el suelo gritando como un loco.