Tarde de excitación
El mejor polvo con mi novia
Un molesto y familiar sonido empezó a inundar la habitación como era habitual. Rubén sacó la mano del edredón notando el frio que hacía en su habitación para buscar la fuente de aquel maldito ruido. Agarró el teléfono y abriendo un ojo legañoso lo apago. Estiró su brazo hasta que choco contra la pared. Siempre que se despertaba y no notaba su cuerpo junto al suyo se sentía vacío, añorándola. Se había acostumbrado tanto a ella, que no tenerla a su lado al despertar le deprimía. Se tumbo boca arriba, haciendo tiempo para que su cerebro se despertara y mandara a su cuerpo levantarse, para hacer frente a un día más. Pero como todas las mañanas solo había una parte de él que siempre se despertaba alegre y fuerte. Rubén se incorporó un poco, levanto el edredón y vio a su pene deseoso de salir dándole los buenos días. Alargó la mano y la metió por debajo del pantalón del pijama para calmarlo mientras pensaba <>.
Se quitó el edredón de encima y el frio no tardo en recorrerle cada parte de su ser. Incluso su erección matutina había desaparecido. Aun algo somnoliento se dirigió a la cocina sin hacer ruido. Sus padres todavía no se habían levantado y la casa se hallaba en un silencio sepulcral. En la cocina hacia menos frio gracias a que tenían la calefacción puesta. Abrió la nevera y cogió un cartón de leche. Después se dirigió al armario al lado de la encimera y saco una taza y el Cola-cao para hacerse el desayuno. Al acabar de bebérselo, puso la taza en el lavavajillas y subió de nuevo a la planta de arriba sin hacer ruido. Se metió en el cuarto de baño e hizo sus deposiciones matutinas que no es necesario explicar mientras miraba noticias de videojuegos en el móvil. A continuación, se desvistió y se metió en la ducha. Puso el agua caliente y se enjabono mientras planificaba lo que haría hoy. No tardo mucho en ducharse. Se puso una toalla alrededor de la cintura y se metió en la habitación para ponerse unos vaqueros, una camiseta y una sudadera. Finalmente bajó, cogió la mochila que tenia al lado de la puerta, las llaves, la cartera y salió al frio de la calle para coger el autobús.
En el trayecto escribió a su novia, como todas las mañanas que no se despertaba a su lado:
- Buenos días, mi amor.
A los pocos minutos le vibró el móvil:
- Buenos días.
Noto como se le hacia una media sonrisa en el rostro mientras escribía:
- Te he echado de menos al despertarme.
A lo que ella respondió:
- Pues claro jajajaj
Durante todo el trayecto se estuvieron mandando WhatsApp, para preguntarse por donde iban cada uno mayormente, hasta que se encontraron en la estación. Nada más verla, despistada, se acercó y le dio un beso en los labios. Si había algo que realmente le gustaba a Rubén de ir madrugar eran los besos de buenos días de su novia que sabían a cacao. Sabia que a Laura no le gustaban mucho los besos en público, por eso los agradecía en silencio. Al principio había sido mucho peor. Casi ni se mostraban señales de afecto entre los dos. Con el paso del tiempo había conseguido que Laura se mostrase más. Cogidos de la mano se dirigieron a clase. Por el camino le fue dando algunos cabezazos en el pecho simulando ser una cabra; algo que le encantaba.
El transcurso de las clases fue un rollo. Pero por fin llego las doce y se dirigieron a la cafetería para hacer un descanso. Encontraron una mesa libre en la esquina y ahí se sentaron los 5; ellos dos, Javi, Angela y el más listo de todos, su amigo Álvaro.
Estuvieron hablando de lo que harían en el puente. La casa de Rubén se quedaría vacía, ya que sus padres se iban de viaje. No era la primera vez que iban a estar solos en su casa, pero quería que esta vez fuese mas especial que limitarse al simple sexo. Normalmente Rubén no tenia problemas en improvisar un plan romántico, pero esta vez no sabia que le pasaba. Alvaro, que era muy inteligente, se dio cuenta de que Rubén estaba distraído y aprovechando la ocasión de que el resto se había ido a calentar la comida le pregunto:
- ¿Qué te pasa? -dijo poniéndose las gafas de sol de los interrogatorios.
- Necesito un plan romántico para este puente, pero estoy en blanco.
- Mmmm. Yo creo que te comes mucho la cabeza. Lo que tienes que hacer es ser tu mismo creando un ambiente que ella considere como su propia casa y esta cómoda. Si lo consigues será lo mejor que puedas ofrecerle.
Durante el resto del día estuvo pensando en las sabias palabras de su amigo. Tenía razón y eso seria lo que haría.
Sus padres no se fueron hasta por la tarde. Laura llegó sobre las ocho de la tarde. Traía una bolsa de viaje con cosas que necesitaría para esos días. Llevaba su abrigo blanco y los pantalones marrones. Se quito el abrigo y vio que debajo llevaba una simple camiseta de tirantes blanca y no llevaba sujetador. Dejaron sus cosas en la habitación de Rubén. Se pusieron a hablar sobre que iban a hacer. Al final Rubén optó por lo mas normal y se pusieron a jugar a la Play. Pasaron las horas jugando mientras hablaban y se reían de lo bien que jugaba Laura y de cómo empeoraba Rubén con el tiempo. Cenaron unas pizzas que habían comprado en el Carrefour y volvieron a jugar otro rato. Mientras Laura jugaba, Rubén la observaba disimuladamente. Le estaba excitando mucho ver a su novia jugar realmente bien al videojuego y sin llevar sujetador. Ya que él no tomaba la iniciativa su miembro empezó a dirigir a su cuerpo acercando más la silla a la de su novia. Ella no pareció darse cuenta o fingió no hacerlo.
De forma lenta le coloco la mano encima de la pierna. No vio ningún cambio en la expresión de Laura, lo cual le sorprendió, ya que siempre le soltaba algún comentario. Rubén estaba muy excitado, tanto que le dolía la cabeza por falta de sangre. Ella seguía jugando, pero por su cara podía ver que notaba como su mano recorría su pierna:
- Sigue, por favor. Me está gustando- escuchó Rubén que ronroneaba su novia en voz baja.
Al girarse, observó que la expresión del rostro de su novia traslucía un deseo evidente. Se levanto y se quitó lentamente los pantalones quedándose en ropa interior. Cogió de nuevo el mando y se sentó. No sabría si hubiese tenido el valor de continuar sino llega ella a coger nuevamente su mano y ponérsela otra vez sobre su muslo:
- Soy toda tuya- insistió con tono meloso.
En silencio, reanudó sus caricias, pero esta vez conscientemente de que le gustaban. Notaba la suavidad de su piel en cada caricia. Por ello cuando separó sus rodillas, comprendió que le daba permiso para profundizar la temperatura de ese toqueteo y sin pensárselo dos veces, inició un lento recorrido por el interior de sus piernas:
- No pares- susurró al sentir como sus dedos se dirigían hacia su sexo.
La entrega de la que estaba haciendo gala, azuzó la calentura de Rubén y ya sin pudor alguno, aceleró el paso llegando hasta el inicio de sus bragas.
- -Umm- gimió calladamente.
- ¿Estás cachonda? - sentenció mordiéndole la oreja mientras uno de sus dedos frotaba levemente sus pliegues por encima de la tela.
- Sí- sollozó.
Sin llegárselo a creer, localizó su clítoris y lo empezó a estimular con delicadeza. Sus maniobras sobre ese botón ya erecto tuvieron un rápido efecto y fue testigo de cómo su vulva se iba humedeciendo mientras Laura no dejaba de suspirar sin parar. Rubén se fijó que como, bajo la camiseta de tirantes se le habían puesto los pezones duros. Con ansia de querer más deslizó su dedo bajo las bragas de su novia y se encontró, frente a frente y sin frontera alguna, con que Laura ya tenía el coño totalmente húmedo.
- ¡Dios! - aulló mordiendo sus labios al sentir el dedo de Rubén haciéndose dueño de su entrepierna.
Para entonces, la calentura Laura era tal que instintivamente abría y cerraba sus muslos siguiendo el ritmo de las caricias de su novio:
- Me vuelves loca- sollozó descompuesta sabiendo que pronto iba a ser presa del orgasmo y con la respiración entrecortada, cerró los ojos en un intento de alargar lo inevitable.
Para entonces la humedad que manaba de su interior y su excitación eran incuestionables. Al reparar en ambas, Rubén decidió dar un paso más y usando dos dedos, pellizcó sutilmente el pequeño y duro montículo formado entre esos mojados labios.
- Joder, ¡vas a hacer que me corra! - murmuró fuera de sí y reacomodándose en el asiento, separó aún más sus piernas.
Ese movimiento era una clara invitación para que Rubén se apoderara definitivamente de su coño y obedeciendo a sus deseos, metió uno de sus dedos en su interior mientras seguía torturando con el resto su ya hinchado clítoris.
- Estoy a punto - Laura reconoció al experimentar el continuo vaivén con el que la estaba regalando.
Su confesión le incitó a usar sus dedos para follársela y metiendo y sacando dos de ellos de su estrecho conducto, la llevó al borde del placer.
- ¡Llevaba tiempo soñando con esto! - exclamó mientras su cuerpo explotaba.
El gozo que recorría su mente tuvo su demostración más patente en el enorme caudal de flujo que de improviso empezó a manar de entre sus pliegues y convulsionando de dicha, se dejó llevar por el placer mientras presionaba con ambas manos sobre la de su novio en un intento de acrecentar su orgasmo. Con ella totalmente espatarrada y retorciéndose presa del placer, se dio el lujo de meter su otra mano por el escote.
Laura al notar su pezón entre los dedos de su novio, mientras su coño seguía siendo torturado, no pudo aguantarlo más y casi llorando, le rogó que no parara. Al final no pudo aguantar más y con un fuerte gemido que retumbo por toda la casa, Laura llego al clímax agarrando fuerte pero gentilmente el pelo de su novio. Cayó exhausta en la silla, sin fuerzas ni para levantarse, solo podía sonreír y hasta eso le costaba. Rubén, por el contrario, se incorporó de su asiento. Laura pudo ver la tienda de campaña que tenia su novio casi al lado de su cara. Rubén la cogió en brazos y la tumbo encima de la cama. El mando de la Xbox cayó al suelo, pero daba igual, en ese momento no importaba nada más que ellos.
Laura parecía el personaje de la bella durmiente , tumbada boca arriba sin moverse, sin dejar de sonreír. A lo largo de su relación habían mantenido muchas veces relaciones, pero esta vez había sido diferente. Su novio se tumbó a su lado sin decir nada y empezó a acariciarle el pelo suavemente.
Laura notó como el miembro aun erecto de su novio presionaba contra su pierna. Después de unos segundos que hicieron que Laura recobrase sus energías movió lentamente la mano para colocarla justo en su pene. Rubén sonrió y se acercó a su novia. Con la punta de la lengua le recorrió gentilmente los labios y termino en un profundo beso en el que ambos querían decir<>.
Laura se incorporó sin separarse de los labios de Rubén y le quito la camiseta negra de Battlefield y los pantalones vaqueros dejándole solo con unos bóxers grises ceniza, mojados donde la punta de su miembro había hecho contacto. Ahora era él el que estaba tumbado y Laura encima suyo. Fue besándole poco a poco. Primero los labios, después bajo a la barbilla, donde raspaba un poco por la barba que le estaba creciendo, fue bajando por el cuello, los pectorales, las costillas, los abomínales marcados de cuando hacia taekwondo, la cadera y finalmente, el premio mas deseado. Rubén noto como un escalofrió recorría todo su cuerpo a medida que se iba acercando.
Con un movimiento le quitó los calzoncillos. Al fin ambos estaban completamente desnudos el uno frente al otro, como había pasado muchas veces, pero los dos notaban que esa vez era distinta. Sin decir nada, Laura se recogió el pelo en una coleta y empezó. Se metió primero la punta, ya muy mojada, rodeándolo con la legua, y a continuación, todo lo demás. El ritmo era lento y delicado, ya que sabia como le gusta eso a su novio. La maestría que imprimió Laura hacía de esa mamada la mejor que le habían dado en su vida. Parecía buscar que su novio experimentase el intenso placer que había sentido ella unos minutos antes. Buscaba que él derramara sus fluidos como si su vida dependiera de ello. Rubén no se oponía, al contrario, estaba como flotando en una nube intentando aguantar el máximo tiempo posible, aunque su novia no se lo ponía fácil.
El olor a sexo que impregnaba la habitación hacia que las ganas de Rubén explotasen:
- Laura ya no puedo aguantar más.
Rubén soltó un gemido comparado con el que había soltado su novia con anterioridad y un estallido en la boca de Laura hizo que se sobresaltase y tuviera el tiempo justo de sacársela al notar unas fuertes descargas, que bañaron la cama y un poco del cuerpo de Laura. Ambos cayeron en la cama, uno encima del otro sin aliento. Rubén cogió un poco de papel que siempre tenía al lado de la cama para limpiar un poco sus fluidos. Mientras Laura le dijo al oído:
- Vamos empate a uno.
- Eso lo tendremos que arreglar. Seré yo el que gane.
- Eso lo veremos.
Sin decir nada más Rubén se levantó como un rayo, volviendo a poner a su novia boca arriba y se deslizó hasta sus pies. Vio como el coño de su novia estaba mojado, incitándolo a que lo volviera a poseer, pero esta vez quería ser mas malvado. Rubén noto como Laura era incapaz de dominar su excitación al comprobar como sus piernas se separaban dejándole vía libre. Notaba el olor que manaba del sexo de su novia. Lentamente cogió una de las piernas y la fue recorriendo con la lengua, cada centímetro de distancia que lo separaba del pubis. A Rubén le divertía ver como Laura retorcía el edredón ante su avance y para torturarla un poco más, fue retrocediendo:
- Rubén -le dijo Laura poniendo voz sexy y una cara de súplica – vamos a follar.
Riéndose por lo bajo, fue recorriendo con parsimonia sus muslos y, cuando por fin llego al sexo bordeó con la lengua su preciado clítoris. Laura notaba su cuerpo como envuelto en una feroz llama. Noto como por fin introducía uno de sus dedos en su cueva y con un suave giro su cuerpo volvió a explotar en un orgasmo épico. Tenía la respiración entrecortada. Pero Rubén seguía muy encendido y ya no podía esperar más. Se acerco a su sexo y situó el glande de su pene en la mojada vagina. Sentía como el calor que desprendía su cuerpo rodeaba cada centímetro de su pene. Tenía muchas ganas de introducirlo y dar paso al plato final, pero decidió prolongar mas el placer de ambos situando su pene junto al delicado clítoris de su novia:
- Por favor Rubén, házmelo como tú sabes.
No podía resistirse más, y menos ante una suplica tan emotiva. La cabeza dura de su miembro fue entrando lentamente para no dañarla. Laura notaba como poco a poco iba entrando el pene de su novio hasta que choco contra la pared de su vagina.
- Por fin – dijo Laura rodeando el cuello de su novio con sus brazos- ahora vas a ver quien es mejor en esto.
Ambos deseaban acelerar sus ritmos, pero sabían que de esa forma la diversión acabaría. Rubén siguió estimulando con suavidad la entrada. La lentitud de sus penetraciones hizo que la llevaran hasta un estado de locura haciendo que sus dedos se clavaran por la espalda de Rubén sin hacerle daño.
Sus manos se posaron en los pechos de su novia y le lamio los duros pezones mientras aumentaba el nivel de sus embestidas. Los gemidos de ambos iban llenando la habitación.
Rubén la agarro firmemente de los hombros e incremento aun mas su velocidad a la hora de embestirla. Unos minutos mas tarde le dio la vuelta, poniéndola a cuatro patas, y con un solo movimiento de caderas volvió a insertar su pene hasta el fondo. A base de gritos de ambos cada vez mas altos fueron aumentando el ritmo. Laura se agarraba fuertemente a los bordes de la cama mientras Rubén le recorría los pechos y la cadera con sus manos. Estaban cabalgando de forma salvaje, sin ya importarles nada, solo culminar. Rubén paso sus brazos por los hombros de Laura para agarrarse. Su pecho y abdomen se unió a la espalda de Laura por el sudor de ambos y situó su cabeza junto a la de su novia. Sometidos por la pasión dieron rienda suelta con sus ultimas fuerzas. Para aquel entonces los fluidos que manaban de Laura le habían empapado los muslos y sus rostros rojos ya reflejaban el cansancio.
No pudieron soportar mas los estímulos que habían acumulado y con toda la fuerza de sus cuerdas vocales soltaron el mayor gemido en la historia de sus vidas. Laura notaba como fluía en su interior el semen de su novio como un chorro que sirviese para apagar su fuego interno. Por su parte Rubén notaba como se vaciaba, llenándola por completo, con un placer en todos los sentidos.
Agotados se desplomaron uno al lado del otro y durante varios minutos descansaron abrazados:
- Ha sido maravilloso -dijeron ambos a la vez con una sonrisa.
Nunca hubieran pensado que experimentarían una sensación tan distinta a la ya percibida con anterioridad. No necesitaban decirse nada más. Unieron aun mas sus cuerpos en un fuerte abrazo y con un pasional beso fueron quedándose profundamente dormidos pensando en lo mucho que iban a disfrutar esos preciosos días en los que iban a estar con la compañía del otro.