Tarde con José

Una tarde para estar con mi sobrino José.

Estar casada con un buen hombre que te lo da todo es grandioso, un hombre que te trata súper bien, que en cada cosa que hace por ti notas todo su amor, es algo que cualquier mujer agradece.

Pero para desgracia de algunos de esos maravillosos hombres han tenido la mala suerte de casarse con mujeres que lo que más les gusta es la verga.

Mi amado Arturo es uno de esos hombres que se casó con una puta, una perra caliente que ama coger, que si ve una verga no le importa todo lo bueno que haga su esposo.

Como he platicado en tantos relatos que ya he puesto en esta página, soy una puta, una perra siempre con ganas de verga.

Uno de esos tantos días que estaba en casa pensando en mis amantes, llegó José a mi casa.

A mi esposo se le había olvidado avisarme. Al abrir me excité mucho verlo ahí parado. José es uno de tantos amantes que tengo, es mi sobrino. Aveces cuando cogemos se confunde y quiere otro tipo de relación, así que me tocaba hablar con él y hacerlo entender que no podíamos ser más que amantes.

Me saludó y me dijo que mi esposo lo había citado para algo pero no sabía que. Le di un beso en los labios y el se asustó. Le dije que se calmara que mi esposo aún no había llegado. Pasamos a las sala donde le di un beso más largo. Mi esposo abrió la puerta de la casa, al escuchar nos separamos y le pregunté a mi sobrino por su escuela. Cuando mi marido fue a la sala lo saludamos.

Mi esposo le había pedido que fuera pues le quería regalar algo de dinero por lo bien que iba en la escuela.

José estaba feliz, nos agradeció el regalo. Mi esposo le pidió que se quedara a cenar con nosotros. Él avisó a su casa. Cenamos y la pasamos muy bien.

Cuando se iba a ir mi esposo dijo que por favor yo acompañara a José a la puerta. Llegamos a la puerta de la calle.

J -Tía gracias por todo.

P -De nada mi amor, oye cuando me vas a coger otra vez.

J -Tía cuando quieras, me gustas mucho y siempre pienso en ti.

P -Pero recuerda que solo es coger, no puede haber nada más.

J -Sí tía.

P -Pero entonces ¿cuándo cogemos?

J -¿Puedes mañana?

P -Sí mi amor, ¿a qué hora?

J - A la 1 salgo mañana de clases.

P -Muy bien te veo en el lugar de siempre cerca de tu escuela y de ahí nos vamos al hotel.

Al siguiente día amanecí muy excitada, muy caliente, con muchas ganas de verga. Me había puesto una tanga negra, una blusa que se usa sin brassier, un pantalón de mezclilla negro que dejaba ver delicioso mi de por sí rico culo, tacones de plataroma, me veía muy putona y eso me gustaba, me maquille normal salvo los labios los cuales los pinté de un rojo muy intenso.

Fui hacía donde había quedado con mi sobrino, en el camino no dejaba de pensar en lo rico que era coger con él. Al llegar al lugar mi sobrino ya me esparaba, llevaba un ramo de flores. Subió al carro, me dio un pequeño beso en los labios, me entregó las flores las cuales le agradecí, sobre todo porque había recordado cuales eran mis favoritas.

Llegamos al hotel. En la recepción estaba doña Rosa. Ella difícilmente hablaba con mis amantes, pero algo tenía José pues con él siempre intercambiaba algunas palabras.

R -José que afortunado eres, mira que poder estar con una mujer así.

J -Sí doña Rosa, soy la persona más afortunada, estar con mi tía es lo mejor de la vida.

P -Gracias mi amor.

R -¿Cómo empezaron esta bonita relación?

Le pláticamos como mi sobrino me pidió ser la primer mujer en su vida y como yo accedí, doña Rosa nos escuchaba con atención. Cuando acabamos nuestro relato, ella le preguntó a José.

R -¿Qué hubieras hecho si Pamela no hubiera aceptado?

J -Aguantarme, sufrir por no poder estar con ella.

R -Muy bien José, eres todo un hombre hubieras aceptado la decisión de tu tía.

P -Sí, es un caballero.

R -Jamás se obliga a una mujer a nada, un hombre de verdad respeta a la mujer, sigue así y serás muy codiciado entre tus amigas.

J -Gracias doña Rosa.

A mí me gustaba lo que ella le decía a mi querido sobrino. Doña Rosa nos dio la llave y yo le pedí a José que se adelantara.

Cuando se fue, le di las gracias a doña Rosa por lo que le había dicho a José. Me acerqué a ella y la besé, como siempre me respondió el beso, pero a diferencia de otras veces este beso fue tierno. Nos abrazabamos, jamás ella me había dado un beso sin agarrarme las nalgas, fue un beso como los que se dan unos novios por primera vez.

Al separarnos le di las gracias otra vez y caminé al cuarto al encuentro con mi macho. Cuando entré él salía del baño. Se acercó a mí y me besó, nuestras lenguas jugaban, nuestros labios se unían de forma apasionada. Bajé mi mano derecha para acariciarle el pito. Como cada vez que nos besabamos su verga ya estaba bien parada.

Mi concha se empezaba a mojar, me gustaba estar con ese macho en ese cuarto. Mi sobrino tímido, al que en la familia veían penoso, un tanto introvertido, era el hombre que estaba por darme una rica cogida.

Nos separamos, mi sobrino sacó su celular y puso una canción en inglés lenta. Me abrazo y comenzamos a bailar.

Las flores, ahora el baile, sentía que mi sobrino se estaba confudiendo otra vez. Necesitaba que saliera de esas ideas de noviazgo con su tía, pero no iba a dejar de coger con él que hubiese sido lo recomendable.

Hice que me agarrará las nalgas mientras otra vez le agarraba el pene. Necesitaba que se diera cuenta que solo cogeríamos, que era su tía, que después me volví su puta, pero de ahí a tener algo más había un mundo de diferencia.

Le dije al oído.

P -¿Te gusta que sea tu puta?

J -Sí mucho.

P -¿Te gusta como te doy las nalgas?

J -Sí tía.

Sí no me pedía empezar a coger y seguía con el baile tendría que hablar seriamente con él, pero afortunadamente me dio una fuerte nalgada y me dijo.

J -A la cama puta.

P -Sí papi como tú mandes.

Ya estaba mi novio en ese momento dejaba de verme como una posible novia y me veía como la puta que le iba a dar placer.

Me acosté, entre besos por todos lados y agarrando cada parte de mi cuerpo José me desnudó, me puso a cuatro, me dio varias nalgadas fuertes.

J -Que culo puta.

P -Sí papi este culo de puta es para ti.

Con sus manos me abrió las nalgas, sentí como su lengua intento entrar en mi ano.

P -Aaaahhhh así mi macho.

Me abrió aún más las nalgas y pudo meter un pedacito de la punta de su lengua en mi culo. Sacó ese pedacito y empezó a chuparme el ano y las nalgas, de pronto abriendo mi ano lanzó un escupitajo, acto seguido metió un dedo, unos cuantos movimientos y metió un segundo dedo. Era un poco doloroso, pero sabía que ese trato de puta que me estaba dando era lo mejor que podía pasar en ese momento.

Metía y sacaba esos dos dedos, adentro trataba de separarlos, me estaba abriendo más. Sacó los dedos y me volvió a escupir. Metió tres dedos, yo grité.

P -Aaaaaaaaa.

J -Como me gustan estas nalgas.

Metía y sacaba los dedos, primero lento y como antes cuando estaban adentro los trataba de abrir. Después los metía muy rápido, a esa altura yo ya estaba disfrutando, disfrutaba del trato que mi macho en turno me estaba dando. Me sacó los dedos y sentí como metió la cabeza de la verga, la cual sentí había lubricado con su propia saliva.

P -Aaaahhhh que rico, dame verga.

Me hice hacía él, indicándole con ese movimiento que me la metiera más, él se hizo adelante indicándome que me cogería como a su puta. Entró la mitad de su verga. Tomé aire para recibir la otra parte que faltaba. José me tomó de la cadera y con fuerza me la terminó de meter.

P -Me llenaste de verga papi.

José espero unos instantes, me dio una nalgada y aún tomándome de la cadera me empezó a coger muy fuerte.

J -Toma puta, toma.

P -Sí dame, dame mi macho.

Sentía como me abría el culo, su verga me llenaba, yo lo disfrutaba, mi sobrino estaba enloquecido, mi culo lo volvía loco. Su verga entraba y salía, yo sentía como cada centímetro me tocaba por dentro. José me dio otra nalgada.

J -Tu culo esta hecho para ser cogido perra.

P -Sí para ser cogido por un macho como tí.

Sentía como esa verga se hinchaba cada vez más dentro de mi ano. Sabía que pronto estaría lleno de leche. Por momentos todavía sentía dolor pero era tan excitante como me cogía que se mezclaban los sentimientos. Sentía muy caliente esa verga dentro de mí, creía que me iba a quemar.

José me agarró muy duro de la cadera, me apretó contra él y se vino en mi.

J -Aaaahhhh toma toda mi leche.

P -Sí dámela toda.

Cuando acabo de venirse me la sacó, se escuchó como el destape de una botella, nos acostamos juntos y pláticamos un rato en lo que él se recuperaba.

J -Tía es increíble que pueda cogerte.

P -Me gusta mucho como me coges.

J -Aveces pienso en mi tío, él trabajando y tu aquí conmigo.

P -Yo también pienso en eso y me encanta, nadie se imaginaría que soy tu puta.

J -¿Crees que algún día se enteren de lo que hacemos?

P -Mientras seamos discretos y muy cuidadosos no.

Yo estaba recargada sobre su pecho, con mi mano izquierda se lo acariciaba, el me acariciaba el cabello.

Fui hacía su pene, lo tomé y me lo metí en la boca, se lo mamé con calma, disfrutando de cada parte de esa verga, mi sobrino me dejaba hacer. Cuando se le paró por completo, empecé a meterlo y sacarlo de mi boca apretando mis labios, lo hacía lento. Los gemidos de José me señalaban que estaba disfrutando el trato que le daba a su pedazo de carne.

J -Tía que rico.

Me la saqué y me puse a chupar sus testículos, estaban muy calientes, no era muy velludo así que me permitía chupárselos con mayor facilidad.

P -Papi como me gusta ser tu puta.

Ya quería esa verga en mi concha. Me puse sobre él y agarrando ese pito que tanto me gusta lo apunté a mi concha. Poco a poco, sentándome en ella la fui desapareciendo dentro de mí. Mi concha se abrió bien para recibir aquella verga, yo estaba muy excitada, mi vagina estaba muy mojada.

Mi sobrino me veía desde abajo, yo le sonreí e inicié mis movimientos, arriba y abajo, lo hacía lento.

P -Que rico me llenas.

J -Tía, tía.

Llevó sus manos a mis tetas, primero las agarraba por la parte de abajo, yo sentía delicioso, después me jaló los pezones, suavecito jalaba cada uno intercalandolos. Aumenté la velocidad de la cogida hasta que ya brincaba sobre aquella verga.

P -Aaaahhhh sí rico.

J -Siento delicioso.

P -Que buena verga.

J -Tía, eres mi puta.

P -Sí tu puta, solo quiero darte placer.

Los sonidos de los golpeteos de nuestros cuerpos eran delirantes, mis ganas de macho estaban siendo calmadas. José ya me tenía agarrada de las nalgas. Aveces me daba nalgadas.

P -Sí nalguea a tu puta.

Mi excitación estaba al máximo, el placer invadía cada parte de mi cuerpo, sentía mi orgasmo llegar, mi vagina ya era puro líquido, mis pezones ya dolían de lo duros que estaban.

P -Me vengo, me vengo.

Mientras él se seguía moviendo yo disfrutaba de mi orgasmo. Después me hizo acostarme en la cama, abrirme de piernas por completo, apuntó su hermosa verga a mi concha de puta y me la metió toda.

P -Aaaahhhh que rico.

J -Toma puta, perra sucia.

P -Cógeme rico.

J -No te da pena andar de puta con tu sobrino.

P -No, me encanta.

J -No eres más que una zorra.

P -Tu zorra, la zorra de mi macho.

Me cogía rápido, por lo visto ya quería venirse.

P -Papi, dame duro.

J -Toma tía.

P -Cógeme rico, sí así.

J -Tía me fascinas.

Su verga entraba y salía, era delicioso lo que me hacía ese macho. El olor a sexo ya era exagerado, sentía como me llenaba los pulmones, ese aroma me encantaba.

J -Tía me vengo, toma mi leche.

P -Sí vente rico en tu tía.

Sentí como su leche corría por mi vagina, cuando terminó de eyacular se acostó sobre mí, y no se paró hasta que su verga perdió su dureza y salió sola de mí.

Nos metimos a bañar, mi sobrino entre besos me daba las gracias por ser su puta. Nos vestimos y salimos del hotel. Lo llevé cerca de su casa y después me fui a la mía donde esperé a Arturo como una amorosa y fiel esposa.