Taquerita violada

La chiquilla solo sollozaba en un rincón cuando se hubo consumado el acto.

Violé a taquerita

Soy plomero y mi taller está a media hora de mi casa, trabajo solo y generalmente estoy de casa en casa arreglando los desperfectos que provoca la gente. A mediados de marzo se presentó una chiquilla como de

dieciocho

años, morenita, bonita, de bonitas nalgas y unas piernas que era inevitable voltear a verlas. Tocó a mi taller esa mañana

- hola amigo como estas - me dijo con su acento provinciano y me dí cuenta que su carácter era muy desenvuelto y sus ojos tenían la chispa de la vivacidad

- hola amiga buenos dias como estás - respondí y pude ver que tenía una canasta con tacos, de ésos de a cinco pesos cada uno

- vendo tacos amigo quieres para desayunar? - me dijo y abrió la canasta y un olor que invitaba a saborear atrajo mi atención, y quedé de pie mirándola

- dame cuatro amiga - le dije y mientras se agachaba para darme la orden pude observar su rostro aún de niña, terso, sus labios carnosos y su nariz pequeña. Su piel morena se veía fresca, su cabello largo y negro recogido en una cola de caballo le caía gracioso por los hombros y pude apreciar ese par de bultos redondos que formaban su pecho y sus caderas anchas me permitieron ver su lindo culo a través de su pantalón de mezclilla y no pude menos que decirle que pasara al siguiente día; yo no iba a dejar escapar esa oportunidad.

La tarde pasó y por la noche no dejaba de pensar en la niña de los tacos y esa noche que llegó mi esposa de trabajar ni bien abrió la puerta y me abalancé sobre ella desnudándola y ahí mismo en la sala hicimos el amor pero yo pensaba que era la niña a quien me cogía.

Al otro día apareció muy puntual la chiquilla y esta vez llevaba una blusa blanca que dejaba entrever su brasier de encajes y tenía una falda de mezclilla arriba de las rodillas y zapatitos de piso

- pásale, toma asiento - le dije y ella pasó y ocupó el banquito

- espera

  • le dije y fui al baño a lavarme las manos. De reojo ví que ella me estaba mirando el trasero (cabe aclarar que, efectivamente, soy muy nalgón) y al descubrir que ella me miraba nuestras miradas se cruzaron en señal de complicidad y le sonreí. Ella bajó la mirada para luego hurgar entre sus bolsas en busca de unas servilletas.

- por que no habías venido antes amiga - le dije

- paso diario pero nunca te había ofrecido - dijo con singularidad

- ah - le dije y me acerqué mientras ella empezaba a servirme la orden de tacos

- y que tal las ventas? - pregunté

-mas o menos….- dijo meneando la mano

- oye tienes cambio? - le dije dándole un billete de 200. Ella abrió los ojos y me dijo que no, no tenía cambio

- ten

  • le dije dándole el billete y ella me miró extrañada - quédate con él
  • le dije

- luego te traigo tu cambio amigo - me dijo

- no me des el cambio, quédatelo - repliqué mientras me sentaba con ella y nos quedamos en silencio mirándonos.

Antes les explicaré que si no he sido un Don Juan ha sido por que me he hartado de las mujeres, ahora bien, soy de cuerpo atlético, tengo cuarenta años y estoy casado desde los veinticinco, y tengo una niña que va en la primaria. Mas tarde me atreveré a narrarles algunas historias de mi esposa y mis amigos.

Tomé la mano de la niña y ella se quedó mirando como acariciaba con mis dedos su piel y retiró su mano, deslizándola al tiempo que se ponía de pie.

- bueno amigo me tengo que ir

- como quieras - le dije sonriendo y ella se iba a levantar y la tomé del brazo, jalándola de nuevo al banquito.

- ya me voy amigo - me dijo mientras intentaba zafar su brazo de entre mis garras.

- eres muy bonita ya te habian dicho?

- no, nunca - me dijo retorciéndose

- ni siquiera tu novio?

- no tengo novio

- mira que interesante… pero si has besado a alguien verdad?

- si no soy tonta - me dijo y la solté del brazo. Acomodó sus cosas en silencio y se acercó a la puerta, intentando abrir.

- Está cerrada - dijo con cierto temor en su voz

- como crees? - Le dije y me levanté. La puerta estaba trabada. Alcé los hombros y volví a mi lugar

- no vas a abrir? - dijo inquieta

- la llave la tiene Carlos, el llega en una hora - dije y la chiquilla miró las cuatro paredes del taller. - no podemos hacer nada hasta que llegue

Acto seguido me levanté y me acerqué hasta donde estaba ella. Le tomé la cara entre mis manos y admiré su juvenil belleza. Trató de apartarse pero le dí un tirón de los cabellos y ella se quedó mirándome con ojos desconocidos. Acerqué su cara y le hundí la lengua en un beso que le robaba el aliento, entrecortando su respiración. No opuso resistencia y vaya que era una estúpida besando, pero era buena alumna. Mis manos se deslizaron por su cintura tomándola del talle y la atraje hacia mí, pegándole mi sexo a su bajo vientre esperando que ella notara mi naciente erección.

Se retorcía no sé si de placer o de enojo pero al soltarla quedó con la boca roja, y un rubor recorrió sus mejillas.

- no me vuelva a besar - me dijo dando un paso para atrás, limpiándose la boca

- prometido - dije cruzando los dedos por lo alto y me acerqué al tiempo que ella daba un paso para atrás

- no se acerque

- y que vas a hacer, ponerte a llorar? Le dije al tiempo que la tomaba por las muñecas y le ponía las manos en la espalda

- ayyy me esta lastimando - me dijo a punto de llorar

- no te voy a lastimar, solo quiero que seas mi novia - dije burlonamente y tomando cinta aislante le amarré las manos por la espalda y ella solo me miraba con ojos llorosos

- no te voy a hacer nada que no te guste - espeté y haciendo palanca con el pie la derribé al piso y caí sobre ella, con todo mi peso.

- aaayyyy gritó y mi puño se estrelló de lleno en su rostro y se calló repentinamente al brotarle hilillos de sangre que escurrieron por su linda cara.

Empecé a sobar sus pechos por encima de la ropa y los masajeaba, estaban redonditos, tibios y muy suaves. Empecé a acariciarle las piernas y a meter mis manos por debajo de su falda, recorriendo sus muslos hasta llegar a su calzon que era de ositos… que tierna! Ella se retorcía y gemía pero mi peso la ahogaba y cuando quería protestar le enseñaba mi puño y se quedaba muda otra vez, sin poder meter las manos.

Fui por las tijeras y enseñándoselas amenazadoramente, corté de un tajo los botones de su blusa y sus senos agitados saltaron. Luego corté el brasier y pude admirar sus pezones negros como pasas y su aureola ancha y oscura. Admiré sus tetas y las estrujé entre mis manos sintiendo su redondez y empecé a lamerlos y cada vez que ella gritaba le daba de puñetazos en los costados y se retorcía de dolor, solo así dejaba de gritar. Subí su falda y buscando su sexo con mis dedos hallé la cueva reseca, abrí sus labios y mis dedos masajearon su clítoris con frenesí que hizo que ella gritara y dándole un cabezado en la barbilla la dejé sollozando de dolor, de impotencia.

Luego que hube la hube masajeado en su raja y al ver que se empezaba a lubricar, mis dedos se hundieron hasta adentro y la chiquilla solo se retorció – te gusta? – murmuré y aún con una rodilla en el suelo y otra en su pecho me despojé de mi playera dejándole ver mi torso marcado y le dije a la niña te voy a coger y su cara palideció y trató de patalear pero le mostré mi puño y como empezara a gritar lo descargué con fuerza en su rostro una vez mas y quedó inconsciente. Ante esto me deslicé hacia abajo y le subí la falda para admirar su monte de venus. Tenía unos vellos finísimos, como pelusa.

Pasé la lengua por la raja y empecé a hundirla en su sexo, probando cada palmo de su piel. Atrapé su clítoris entre mis labios y empecé a succionar despacio al principio, luego empecé a excitarme cada vez más y le chupé el ano, metiéndole el dedo o al menos eso intenté, por que su hoyo estaba muy chiquito. Hundí mis dedos largos hasta adentro de su hoyo y de su raja y los metía y sacaba, vibrando de placer.

La chiquilla solo gemía entre sueños y me saqué la verga. Es una verga ordinaria de 17.8 cms pero bastante gruesa y cabezona, roja como la fresa. Acerqué mi pene a su rostro y le abrí la boca y le hundí despacio mi sexo hasta su garganta. Ella despertó y le grité mámale muñeca si siento dientes voy a lastimar tu lindo rostro y con ojos de terror ahogándose con mi falo, babeando, la tomé de la cabeza y la metía y sacaba con fuerza hasta que ella solita empezó a mamarme la verga muy rico. Su lengua suevecita y su aliento fresco jugaban con mi glande y le ayudaba a tragar toda, completa. Luego la voltié y aún con las manos amarradas a la espalda, la puse con la cara en el suelo y el culo levantado, admirando su delicioso coño.

Ella seguía gimiendo que la dejara en paz, yo le decía cállate o te voy a coger toda la vida y ahí estando con su culo alzado que culote decía yo – la tomé de las caderas y empecé a besar su hoyo frenéticamente ante sus retorcidas de cuerpo y eso me excitaba cada vez más y hundía uno, dos dedos hasta que me cupieron los tres dedos me levanté y susurré esto te va a gustar nena y coloqué la punta de mi verga a la entrada de su ano y ella gemía y se retorcía e inmovilizándola metí la punta y ella gritó mientras yo me deleitaba con el espectáculo viendo como se hundía poco a poco dentro de su intimidad sintiendo la estrechez del hoyo y me rasgaba por dentro el dolor pero no me detuve hasta que metí más de la mitad y empecé a bombear muy lento en tanto ella aullaba de dolor y gritaba y se retorcía y de súbito la hundí hasta adentro y al parecer se le salieron los ojos por que no solo gimió, levantó la cara al cielo y dejó caer la cabeza agotada. Su maraña de cabello se mecía al vaivén de cada movimiento y empecé a meterla y sacarla cada vez mas rápido mientras mis dedos pellizcaban sus pezones y ella berraba brrrr, brrrr pujando y tomando aire con cara de dolor.

Luego que le hube perforado el hoyo ví como le escurrían hilillos de sangre que se confundían con los jugos del sexo y ví su ano dilatado que respiraba abriéndose y cerrando cansados y la voltié, quedando frente a frente. La tomé de los cabellos y la obligué a tragar mi verga. Ella meneaba la cabeza en señal de protesta pero pronto su boca se vió inundada por mi pene cabezón y tomándola de los cabellos la mecía salvajemente y la dejaba hasta adentro; ella se ahogaba y la sacaba para que tomara aire y se la volvía a meter hasta que sus lágrimas se confundieron con mis fluídos y le dejé tendida en el suelo, aún con sus manos amarradas a la espalda, acercándome más le subí la falda y admirando su sexo, hundí mis dedos, luego mi lengua dentro de ella. Ella se retorcía pero pronto empezó a gemir de placer hasta que todo su cuerpo se contrajo, dio un espasmo y sus líquidos contenidos inundaron mi boca, escurriendo por mi barbilla ahhhh la oí decir y alzándole las piernas, apreté mi pene y lo hundí de una sola vez hasta adentro.

La chiquilla, al estar toda doblada con sus piernas al aire, estando atada empezó a jadear y a bufar como toro y se le escapaban gemidos de dolor y placer que le estaba dando. Aún no sé si era virgen y la verdad no me importa pero en ese momento me excitaba tanto que empecé a moverme como máquina, frenéticamente rozando su clítoris a cada movimiento y ella tuvo algunos orgasmos seguidos, dándome cuenta de ello al ver su cara de dolor mezclada con placer y volteándola rápidamente empecé a penetrarla de lado a un ritmo bastante loco hasta que sentí como subía desde adentro la leche espesa que semejaba a un volcán a punto de hacer erupción y saliéndome, me levanté y le hundí mi verga en su boca y ella se negó al principio y al mostrarle el puño empezó a mamar con los ojos cerrados… que boquita tan suave, que lengua tan inexperta!

La tomé de los cabellos y la hundí. Ella intentaba zafarse y mi cuerpo tuvo un espasmo y eyaculé larga y abundantemente en la boquita de esa hermosa chiquilla de labios carnosos, inocente y virgen que sollozaba trágatelos! Le dije y ella cerró los ojos y su garganta se movió y la obligué a que me dejara la verga limpia con la lengua y ni bien terminaba mi verga se volvió a poner dura y la aventé al rincón y cayó de lado, semidesnuda con su ropa toda desacomodada.

Fui con ella y le desaté las manos de la espalda y me quiso golpear pero estaba muy débil y la miré asombrado, le dije ven acá y agarrándola del culo empecé a lamer su hoyo y poniéndola en cuatro patas tomándola por la cintura hundí de nuevo mi pene cabezón y ella gemía y lloraba pero se calmó al sentir mi verga ya adentro, moviéndome en un vaivén mientras le manoseaba sus suaves senos y los masajeaba y le metía los dedos en su raya hasta que me cansé también y al sentir que iba a eyacular otra vez la hundí hasta adentro y descargué mi leche en su hoyo, y cada vez que mi verga se hinchaba por lo rico y estrecho del hoyo ella gemía ya sin gritos y al terminar caímos, ella boca abajo y yo a un lado, sin dejar de tocarle y masajearle su hermoso culo.

Pasó una hora o dos, no sé, pero nos quedamos tendidos en el suelo del taller desnudos, sudorosos; yo fumando, ella sollozando. A ratos me miraba y me asesinaba con la mirada y a ratos reía, no sé si de alegría o amargura por que después me confesó, tiempo después, que había sido su primera vez y que me odiaba y me amaba al mismo tiempo, por que con el tiempo nos veíamos a veces para tener sexo, mientras cerraba la cortina del negocio o cuando la llevaba de asistente a trabajar; o en la sala de mi casa… pero ésas son otra historia.