Tantos besitos en la polla q al final se corren 2

Yo puedo estar horas besándole la poronga a un tipo.

TANTOS BESITOS EN LA POLLA QUE AL FINAL SE CORREN. 02

Por bajos

Yo puedo estar horas besándole la poronga a un tipo. Los que no pueden son ellos, que se me corren como pajaritos.

Suelo ir a un sauna muy concurrido, así puedo ver muchas pollas y elegir alguna que me incite particularmente.

Por ejemplo, el jueves pasado encontré un tipo con una poronga de colección. Grande, gorda, peluda, y muy tentadora. Seguramente no era yo el primero en tentarse, ya que el individuo en cuestión la exponía desfachatadamente, para que alguno se ofreciera a mamársela.

Así que lo abordé sin vueltas.

Me gustaría besarte esa enorme poronga que tenés.

¿Sólo besármela? A mi me gusta que me la chupen, bien chupada

Sí, me encantaría, pero a mi me gustaría mucho jugar con esa poronga, y si te la chupo vas a acabar enseguida.

¿Jugar como?

Besándotela mucho, con muchos besitos, oliéndotela y tocándotela.

Suena bien

A medida que íbamos hablando, su polla comenzó a crecer. Así que era cierto que le sonaba bien.

Cuando vimos que los otros concurrentes nos estaban mirando, nos fuimos a un reservado. Para cuando entramos, la morcillota del tipo estaba alcanzando una erección monumental,

así que lo hice recostarse y comencé a besarle las bolas, que eran tan peludas como cabía esperar. Mis besitos secos, a boca cerrada, tuvieron un rápido efecto y lo tuve enseguida con su porongota apuntando al cielo raso. Seguramente, la cercanía con la temperatura de mi rostro contribuyó en ello en buena medida.

Pero el calor de mis labios y la cantidad de mis besitos tiernos, tan seguiditos, lo estaban poniendo loco.

Así que comencé a besarle el culo. Llené sus peludas nalgas de besitos, y avancé también por su interior hacia su ojete, haciéndole sentir mi respiración caliente mientras se lo besaba.

Su polla, durísima, al recontrapalo, temblaba mientras yo le besaba una y otra vez el ojetito. Como advertí que mis besitos en su ojete lo estaban enloqueciendo, arrecié con ellos, y para no dejar su pollota descuidada se la acaricié con las manos. Sólo acariciarla, nada que se pareciera a una paja, pero me permitía el placer de tocársela, es decir seguir jugando con ella. Mientras tanto yo seguía dale que dale con mis besitos en su agujero, que cada vez estaba más grande. ¡El muy puto quería que me lo cogiera!

Comprendí que si yo seguía besándole la entrada de su ojete, se iba a correr, por el modo en que gemía. Así que volví con mis labios a su polla. A estas alturas ya llevaba más de veinticinco minutos jugando con él y lo tenía totalmente entregado.

Así que volví a los besitos secos, recorriendo los lados de su polla muy despacito, con docenas de besitos en cada lugar.

Y para no abandonar su culo, le metí suavemente un dedo, al que su ojete se prendió inmediatamente. Y yo me daba el gusto de seguir besándole y oliendo su calentísima verga.

A los cuarenta minutos de eso el tipo volaba y yo, compasivo, decidí poner fin a su sufrimiento.

Así que empecé a darle breves lamiditas, en vez de besitos, por toda la poronga. De paso pude disfrutar con mi lengua de su exquisito sabor. En eso estuve otros diez minutos. Y cuando llegué a la cabeza de su tremendo pollón, como estaba tapada por el prepucio, le metí la lengua adentro para darle muchísimas lamiditas en el glande. Los gemidos del tipo eran tan fuertes que casi parecían gritos, estaba completamente descontrolado y bajo mi poder. Entretanto yo le acariciaba los huevos. Por supuesto que yo también estaba al palo y próximo a correrme.

El tipo sentía el calor de mi aliento, la velocidad de mis lamiditas, mi lenta caricia en sus bolas y mi dedo en su ojete.

Cuando sentí como me apretaba el dedo con su agujero, que se abría y cerraba con insistencia creciente, supe que ya lo tenía listo. Así que seguí con mis lamiditas en la apertura de su glande mientras esperaba lo inevitable.

Mi lengua venía saboreando los largos prolegómenos de su pre-cum, y luego comenzó a recibir las primeras gotas de su caliente semen, que fueron sucedidas por chorritos incontenibles, cada vez más largos y cada vez más gordos.

El tipo se estaba corriendo y su acabada era la más larga que yo hubiera visto. Me tenía la cabeza presa con sus manos para seguirse corriendo y corriendo en mi boca. Era tan enorme su corrida que no pude tragarla completa y empezó a desbordar por mi nariz.

Así, con mi boca llena de su sabroso semen que seguí tragando y tragando, al final me corrí yo también, porque eso fue demasiado para mí.

El tipo siguió manteniendo mi cabeza en su poronga y pude paladear hasta sus últimas gotas. Y depués me la mantuvo en la misma posición, y se la seguí chupando. Porque a estas alturas el juego de los besitos secos ya había terminado.

Pero los dos sabíamos que ahora se la debía seguir chupando.

El seguía con su nabo en máxima erección y yo sentía que el mío volvía a la vida. Ahora con mi boca bien abierta se la mamé y lamí a todo gusto. En mi mente aún seguía la imagen de su tremenda polla tal como se la ví desde el primer instante.

Y él sabía que yo no iba a perder la oportunidad de aprovechar.

-Tengo que orinar- me dijo, sabiendo lo que me estaba proponieno, aún con su glande dentro de mi golosa boca.

  • Dale, papi, dame tu orina- le dije con voz ronca, mientras sostenía su tiesa verga dentro de mi boca.

Eso era todo lo que él esperaba. Tardó un poco en comenzar porque su bruta erección se lo dificultaba, pero luego comenzó a descargar su chorro dentro de mi boca acogedora. Poco a poco su chorro fue creciendo en cantidad y grosor, así que tuve mucho para chupar y tragar.

El tipo continuó descargándose y descargándose, humillándome bien a conciencia, durante más de tres minutos. A tal punto que terminé corriéndome con su chorro de pis inundando mi boca. "Bueno, yo me lo busqué", pensé mientras mi polla se rendía a la deliciosa humillación, soltando sus propios e intensos chorritos. Para completar la diversión él terminó su descarga en mi rostro y luego en mi pecho. Finalmente se paró, meando mi cara y mi cuerpo acostado, incluyendo mi pija. Yo estaba en éxtasis y él se aprovechó bien de mi entrega total.

Pero, bueno, había jugado más de una hora con su soberbia poronga, y ahora continuaba la diversión, con la segunda vuelta.

Así que otra vez a tragar semen

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bajosinstintos4@yahoo.com.ar