Tania se atreve
El deseo de una mujer por su marido no tiene límites.
La vida da muchas vueltas y las fantasías pueden llegar a cumplirse.
La palabra normal, era la que mejor definía al matrimonio formado por Tania y su marido Luis. Jóvenes triunfadores, con una alta posición social, buenos amigos, sexo, viajes, coche, vamos un matrimonio feliz.
Pero esta no es una página sobre sociología y sus comportamientos, es una página de sexo y de sexo vamos a hablar.
Las fantasías de ambos habían sido comentadas mas de una vez, tríos, infidelidades, intercambios, etc, etc. Pero llegó el día en que a Tania la cabeza le jugó una mala pasada.
Un café con amigas, intimidades sobre sus crisis sexuales y el miedo a que a ella le pasara, hicieron que se lo planteara.
Los juegos con juguetes eróticos fueron su primer plan. Funcionó mejor que de costumbre, pero solo durante dos semanas. Ver películas porno mientras follaban también hizo subir la intensidad de sus relaciones sexuales, pero su duración fue de una semana.
Las ideas "lógicas" se iban agotando.
Sexo en sitios públicos fue lo siguiente: una buena sesión de sexo oral en los baños de una discoteca o una masturbación sentados a cenar en el restaurante japonés de moda.
Pero a Tania cuando la "novedad" parecía dejar de surtir efecto, continuaba preocupándose. Los comentarios de sus amigas separadas o solteras le rondaban por la cabeza y quería demasiado a Luis para que la monotonía le arruinara su matrimonio recién estrenado.
Lara, su antigua y mejor amiga, era la que más insistía en este hecho. La ruptura con su novio de toda la vida le había dejado marcada. El motivo que esgrimía era la monotonía: "Al final siempre era la misma postura".
"No, no puedo dejar que eso me pase a mi"
La noche de la despedida de Inés (que se iba a trabajar fuera) fue la noche en la que Tania supo que tenía que hacer. Entre copa y copa, entre baile y baile, tomo impulso y se lo dijo a Lara
"Lara, te quiero mucho y eres mi mejor amiga, ¿si te pido algo muy serio y arriesgado, lo harías por mi?"
Lara entre sorbo y sorbo y con los ojos pequeños y rojos por la embriaguez le respondió un "Lo que sea" rotundo.
A las tres semanas de la cena, Tania llegó del trabajo a casa. Luis estaba en el salón viendo la televisión y se levantó para recibirla.
"Amor, hoy voy a sorprenderte una vez más, hoy vamos a cumplir una de nuestras fantasías más excitantes". Le dijo Tania al oído.
Solo con estas palabras Luis se excitó sobremanera y sonrió.
Le tomó de la mano y le llevó a la habitación, le desnudo, le sentó en la cama y se puso de rodillas frente a sus piernas abiertas. Abrió la boca y comenzó a hacerle una mamada; lenta, despacio, como a el le gustaban.
Tania se levantó y se quitó el vestido, rápida, nerviosa. La enorme polla de su marido la apuntaba.
Se volvió a agachar y le dio un beso en el glande.
"Vuelvo ahora, no te muevas"
Luis se quedó mirando a la puerta donde acababa de desaparecer su esposa.
Luis abrió los ojos hasta casi perderlos cuando vio a su esposa atravesando la puerta con una mujer de la mano. Era Lara, su mejor amiga, vestida de vaqueros apretados y camiseta ceñida.
El primer reflejo de Luis fue incorporarse, taparse su aún dura polla y ponerse rojo como un semáforo.
"Amor, una de nuestras fantasías es hacerlo con público y Lara me ha dicho que no le importará vernos solo dime si no quieres hacerlo y Lara se irá"
Lara asintió con una cara mezcla de excitación, nerviosismo y vergüenza . Sobre todo de vergüenza.
Luis se relajó y apartó las manos de su entrepierna. Indicó a Tania que se acercara con un gesto de su mano.
El ambiente se relajó inmediatamente. Lara se sentó en la silla donde reposaban la ropa de la pareja y Tania se acercó de nuevo a Luis.
Tania comenzó a levantar otra vez el pene de Luis con su boca y su lengua. Luis cerraba los ojos y los abría nada más que para ver a la cabeza de Tania subiendo y bajando sobre su polla, ya enorme otra vez.
No pudo reprimir su impulso y paso fugazmente la vista por Lara. En solo medio segundo le dio tiempo a ver como no apartaba la vista de la cama y como sus piernas estaban cruzadas y muy apretadas.
Tania dejó de comer la dura polla de Luis y se subió a la cama. Tumbo a Luis boca arriba y ella se acomodó encima de el, en un perfecto 69. La cabeza de Tania miraba hacia el lugar donde estaba sentada Lara.
Tania comenzó a mamar la polla de Luis y por instinto, complicidad o como queráis llamarlo cruzó una mirada con su amiga. Solo un segundo bastó para que notara como su amiga se estaba excitando demasiado, puesto que las piernas ya no estaban cruzadas, si no ligeramente abiertas y los coloretes en las mejillas de Lara eran más que evidentes.
Volvió a fijarse en los testículos de si marido y se concentró en el placer que el le estaba dando al comerle todo su coño. Siempre lo había hecho muy bien, peor hoy su lengua se movía por los lugares justos, en los momentos justos y Tania no pudo más que pensar que su plan estaba funcionando a la perfección.
Todo gracias a la confianza y cariño que había depositado en su amiga.
Lara.
Levanto la vista y la miró, allí estaba viendo el fabuloso 69 de la pareja, con las piernas abiertas, una mano en el cuello y la otra ¡La otra en su entrepierna! Lara estaba tocándose por encima de los vaqueros su coño. Estaba masturbándose allí, delante de ellos dos . Tania pensó que era lo normal, que ella también lo hubiera hecho, era una situación muy excitante para los tres.
Los ojos de las dos se cruzaron, mientras una chupaba la polla a su marido, la otra le devolvía la mirada masturbándose lentamente por encima del pantalón.
A Tania se le escapó una leve sonrisa, que quedó más cómica aún con la polla de su marido dentro de la boca. Lara apenas sonrió, hizo una mueca entre extasiada y sonriente, que dejó claro que no estaba para bromas.
Tania se incorporó e hizo que Luis también lo hiciera. Sin hablar Tania se puso a 4 patas sobre la cama, con la mirada hacia Lara y Luis se puso detrás de ella.
La penetración fue limpia y muy placentera, el pequeño gritito que dio Tania así lo hizo notar.
La cabeza mirando al colchón, la boca de Luis en su espalda, la lengua de Luis en su piel, los gemidos de ambos en la habitación.
La reacción a un tercer gemido fue a la vez, los dos levantaron las cabezas y vieron como Lara se peleaba con los pantalones para bajárselos. El sudor mezclado con unos vaqueros ajustados no era buena combinación para quitárselos rápidamente.
La escena en vez de ser cómica, resultó extremadamente excitante para los dos amantes.
Lara se quedó con los pantalones y el tanga en los tobillos, se volvió a sentar en la silla y con las piernas muy abiertas y esta vez con una mano por debajo de la camiseta y la otra masturbándose como una loca.
Luis comenzó a penetrar a Tania fuerte, con un ritmo rápido y seco. Los bufidos con cada embestida subían de volumen e intensidad, así como los de Tania cada vez eran más agudos. Una especie de: "iiiihhh, iiiihhhhh" retumbaba en la habitación. En medio de aquella vorágine de sexo, ambos amantes levantaron sus cabezas de nuevo viendo como Lara, la gran amiga Lara elevaba las caderas como una poseída, mientras su mano se movía tan rápidamente por su coño que apenas se le veía.
Luis golpeó la nalga derecha con su palma derecha, mientras que con su mano izquierda tomaba el pelo de Tania. El orgasmo se acercaba. Tania ya chillaba sin control, con la mirada fija en su amiga, su mejor amiga, en el orgasmo profundo y estremecedor que estaba sufriendo.
Tania se corre, tiene uno de los mejores orgasmos que recuerda, los espamos y gemidos la dejan casi sin sentido.
Luis acaba dentro de su esposa, araña su espalda dejándole unas marcas rojas en su espalda.
Los dos se derrumban en la cama, el aún tiene su polla dentro de ella.
Miran a Lara, esta en la silla, con la cabeza recostada hacia atrás en un gesto entre agotada y avergonzada. Sus piernas están aún abiertas y sus manos cruzadas en su vientre.
Nadie habla.
Tania se incorpora y camina hacia la puerta, necesita ir al baño, la espalda le duele, el coño le gotea, el sudor le gotea. Pasa al lado de Lara y sin pararse, con su mano le acaricia su preciosa cara.
Se mira en el espejo del baño y ve a una chica sudorosa, roja, agotada, se gira y puede ver como su espalda tiene el principio de tres marcas de uñas que probablemente le lleguen hasta el culo.
Se refresca la cara con agua y con una toalla de bidé se limpia su sexo, aún húmedo y mojado por sus fluidos y los de Luis.
Luis.
Se pregunta si le habrá gustado y por el dolor que siente a causa del sudor en los arañazos de la espalda, sonríe y asiente.
Se gira y camina de nuevo hacia la habitación.
Lo que ve bajo el marco de la puerta no le gusta.
Lara está acostada, al lado de Luis, los dos desnudos. Sin tocarse descansan placidamente sobre el colchón.
No le gusta, no le gusta nada, siente celos, siente dolor en la espalda, siente rabia. Su amiga desnuda junto a su marido.
Continúa mirando la escena.
Se calma.
Se tranquiliza.
Comienza a gustarle.
Se sienta en la silla anteriormente ocupada por Lara, su amiga, su mejor amiga.
Lara dormida, pone su mano sobre la pierna de Luis. Los dos están dormidos o muy relajados.
Tania abre sus piernas y se toca su coño, muy suavemente.
La mano de Lara descansa abierta, sin moverse en la pierna de Luis.
La polla de Luis comienza a moverse sola lentamente, muy lentamente.
Tania se busca el clítoris aún duro.
Luis levanta la cabeza.
Tania lo ve.
Luis mira a su izquierda. Mira la mano que reposa dormida sobre su muslo.
Tania sonríe mientras con su mano libre comienza a acariciarse los pechos lentamente, muy lentamente, casi tan lentamente como la polla de Luis comienza a endurecerse otra vez.