Tanga y sujetador (2)

Esta es la segunda parte del relato, donde él me propone un juego que nunca creí que iba a jugar.

Ya habíamos tenido nuestro primer round, una mamada de ambos y estábamos comiendo algo para reponer fuerzas. El se había puesto mi blusa y le quedaba muy bien, yo me puse su camisa; en la cocina, charlábamos

  • ¿Tenés más sorpresas para esta noche?

  • Y… puede ser, depende de vos

  • ¿De mí? ¿Por qué?

  • Tengo muchas cosas en mi bolso… - Me dijo con un halo de misterio. - ¿Querés ver?

  • Si, claro.

Entonces fue hasta la sala y volvió con el bolso. Lo abrió sin dejarme ver las cosas que traía dentro

  • Tengo muchas cositas… - Dijo con un tono de voz, algo ingenuo.- ¿Pero a qué querés jugar? Según lo que vos quieras tengo algo para jugar.

  • Quiero jugar a tu jueguito.

  • ¡Qué bueno! Mi juego se juega así. – Dejó el bolso de lado y tomó mis manos. – Vos te ponés mi ropa y yo algo de la tuya, ¿no? La que vos quieras y nos arreglamos bien, entonces vos salís das una vuelta a la manzana y volvés. Tocas el timbre, con alguna excusa y yo te abro. Luego… que pase lo que los dos queramos… ¿Te parece?

  • Si me parece

Entonces me alcanzo su ropa, un calzoncillo, un par de medias de algodón, su pantalón la camisa que ya tenía puesta.

Yo fui a mi cuarto y busqué algo que le pudiera entrar y encontré un vestidito negro, de algodón, que era de entre casa, pero que creí que iba bien con la situación… él ya tenía ropa interior así que fue fácil.

  • ¿Te gusta? – le mostré lo que había elegido para él.

  • Muy apropiado… ¿Me quedará bien?

  • Probátelo.

Se sacó mi blusa y quedó de sujetador y tanga, se calzó el vestido y le quedaba regio. Se miró en el espejo y lo acepto de buenas ganas.

  • Pero tengo que arreglarte un poco… vení, - lo llevé al baño y le arreglé un poco el pelo, le delineé los ojos, un poco de base y un rojo fuerte en los labios… Lo miré bien y parecía una mujer de verdad.

  • Estás muy linda

Dijo "Gracias", y se ruborizó. Se miró él y lo comprobó.

  • Ahora me toca a mí.

  • A vos también te falta un detalle… Fue a la cocina y me dio una poronga sintética, con unos lazos que se aplicaban a mi cintura. Me reí y me fui al cuarto a vestirme. Le tuve que pedir ayuda para ponérmelo ya que no pude descifrar como se colocaba. Quedaba muy graciosa esa cosa en mi cuerpo. No era muy grande pero parecía muy natural. Me puse la calzoncillo y luego su pantalón… Se me hacía un bulto interesante… Me, puse una faja deportiva, muy ajustada, en mis pechos para que no resaltaran de la camisa, metí la camisa dentro del pantalón y ajusté el cinturón… Me puse unas zapatillas de deportes mías ya que él calzaba mas que yo. Me hice una pequeña colita en el pelo y parecía uno de esos tipos que usan el pelo atado. Ya estábamos los dos listo para empezar a jugar… Debo confesar que eso de salir y dar una vuelta a la manzana me daba un poco de miedo… Aunque ya era de noche, alguien me podía ver… Pero estaba tan excitada que me armé de valentía y salí, sin decir nada.

Caminar así vestida por las calles de mi barrio, era muy raro… nunca había tenido esta fantasía… sentir qie tenía una pija para coger, era de lo más estimulante, y si a esto le agregamos que la verga sintética tenía un plus… Un pedacito de goma sobresalía y se me metía en la conchita, jugando con mi clítoris a cada paso. Yo estaba caminando en las nubes, hasta creí que acabaría antes de llegar a mi puerta… y si, el calzón de mi amigo lo había mojado en forma.

Estaba tan distraída que no pensé que iba a hacer cuando tocara el timbre

Ring

Escuché que unos tacos se acercaban a la puerta y entonces la vi. Estaba con unos tacos súper altos, unas hermosas medias negras y cuando se movía se dejaban ver las tiras de un porta ligas. En sus manos llevaba dos anillos, aros en las orejas y una cadenita, muy sutil de oro en el cuello. Era toda una mujer hermosa. Estaba anonadad por lo que veía; mi vestido parecía suyo, tenía bastante cintura.

  • ¿Sí?

  • Hola, soy el vecino de al lado, me acabo de mudar y quería pedirte un favor… - Todo me salió con una voz masculina y compenetrada en mi papel de seductor

  • Hola, bienvenido al barrio… - Me dijo y me dio un beso en la mejilla.

  • Me llamo Luis.

  • Yo soy Sole, Soledad, pero todos me llaman Sole.

  • Mirá, como ya te dije me acabo de mudar, estuve todo el día entre cajas y muebles… Polvo de la otra casa y de esta… y cuando me quiero preparar unos mates para terminar de arreglar las cosas, me doy cuenta que no tengo gas… Busqué la llave de entrada por todos lados y no la encontré. ¿Vos me podrías prestar el teléfono para llamar al dueño y preguntarle? – No se como se me ocurrió todo ese embrollo, pero me pareció de lo mas elocuente.

  • Si como no, pasá, el teléfono está allí al lado del sillón

Él, ella, me miraba, muy complacido de toda a historia que le inventé. Me acerqué al sillón y me senté, ella, no me dejaba de mirar, el bulto, yo hice como que hablaba con el propietario de mi nueva casa y el dueño no me daba solución al problema del gas. Muy enojado corté y me quedé sentado, como queriendo entender… entonces ella se sentó a mi lado y

  • No pudiste solucionarlo

  • No, me dijo que el gas me lo pondrían mañana, ya que la casa estuvo mucho tiempo desocupada y había mandado a cortar el suministro.

  • ¡Qué mala suerte! ¿Y ahora, qué vas a hacer?

  • No sé

  • ¿Querés que te caliente un poco de agua?

  • No, no te molestes

  • No pasa nada, ¿Para qué están los vecinos?

  • No, en serio, no quiero molestar

  • Tengo una idea mejor… Yo ya comí, ¿Querés come algo y después te vas?

  • Es mucho, lo que me estás ofreciendo… La verdad es que sería una buena idea.

Así que nos sentamos en la mesa de la cocina y ella me alcanzó un baso y me sirvió un vino.

La miré con intensidad y ella no bajaba la mirada entonces me acerque a su boca y le di un beso en los labios… era raro estar del orto lado y sentí lo mismo que sentí cuando nos dimos el primer beso… era yo la que tomaba la iniciativa, era yo la que deseaba que me coja

El sabor de su rouge en mi boca y ahora siendo yo el varón, había llevado la iniciativa y me gustaba.

Los besos se incrementaron, las manos recorrieron la piel. Ella llevaba un perfume suave, tierno y yo estaba con el olor que deja la sección anterior de sexo… todo estaba en su lugar, pese al cambio. Juro que yo sentía el pene que llevaba puesto como si fuera mío.

Así que cuando ella desabrochó mi pantalón para sobarme la verga, me encantó, cada pequeño movimiento de mi pija, resonaba en mi clítoris, dándome mucho placer.

El me la estaba chupando y se la tragaba casi entera, jugaba con mis pendejos. La fui desvistiendo hasta que quedó con el porta ligas, sus medias… en sujetador y tanga.

Lo puse de espaldas y lamí toda su columna vertebral, desde el cuello hasta su ano. Jugueteé en, haciendo mil piruetas llenando de saliva. Primero introduje un dedo y su espalda se estiró. Mi lengua y mis dedos dilataron su esfínter, luego y con una excitación monumental puse mi pene en la su boca oscura he hice un poco de presión. Mi inexperiencia hizo que me costara y me encontré diciendo las cosas que me decían a mí cuando me hacían el culo.

  • Relajate… - eso me puso a mil y esta vez la presión fue mas fuerte y su ano cedió. Ella se quejó pero yo no estaba dispuesta a parar. (Ahora entiendo muchas cosas.)

Despacio la verga fu entrando y sentí sus gemidos. Un rayo cruzó mi cuerpo, la tención de estarlo penetrándolo era la posición exacta para que mi clítoris sienta al máximo el placer… y ni les cuento cuando empecé a moverme, saliendo y entrando de él. Los movimientos eran pausados e intensos.

  • Más, más. – me decía ella

  • Si, mi putita, ¿así?

  • Si, si.

Sentía cada centímetro de esa pija, como si fuera verdadera, como si fuera parte de mi cuerpo y su culito era sensacional… Acabé y ella me pedía más y más y yo seguía acabando, varias veces

Si me hubieran planteado hacerlo así, o si una amiga me lo hubiera contado, yo hubiera dicho que nunca lo hubiera hecho… pero ahora estaba sacando el pene de su culo roto y me sentía un semental. Nos dimos varios besos fuertes… su leche estaba desparramada por el sillón, pero esta vez no me importó.

En estos días les cuento como termino esta experiencia de mi vida. Un beso La colo

Les agradezco mucho sus mail… Y contestaré los que me faltan. Pero les aviso que no chateo… así que eviten las invitaciones a chatear, porque las borro sin fijarme de quién es