Tan sólo una noche

Brenda es mi mejor amiga, nos divertimos juntas, nos contamos todo. Pero esa noche descubrimos una nueva forma de pasarla bien juntas...

Era un fin de semana cualquiera, mis ojos maquillados de negro, una falda de mezclilla, una blusa de escote pronunciado, cabello recogido, brillo labial, llaves, celular, bolsa, una última mirada en el espejo y bajo corriendo las escaleras, abro la puerta y escucho a Graciela gritar desde el carro: "Apúrate Teresa, siempre tardas horas en salir", sonreí, cerré la puerta y me subí al carro, saludé a Julián (novio de Graciela) que iba en el asiento delantero, le di un beso a Graciela que conducía y al final, le di un fuerte abrazo a una de mis mejores amigas, Brenda, que estaba sentada en el asiento trasero, a lado mío.

  • Mmm chiquita – gritó Brenda- Hoy particularmente te ves deliciosa!
  • ¿Deliciosa? – respondí –Cómeme entonces que tu también te ves buenísima.

Todos reímos y continuamos el trayecto hasta el bar que acostumbrábamos ir. Mis amigas y yo siempre hemos sido muy cercanas, vamos juntas a la universidad, hacemos todo en grupo desde que nos conocemos, Brenda y yo no tenemos novio, hemos tenido algunos, por supuesto, pero justo ahora estamos conociendo chicos y divirtiéndonos mucho.

Llegamos al bar, saludamos a los guardias de la puerta, uno de ellos me abrazó y bajó su mano hasta tomar con fuerza mi trasero, pegó mi vientre al suyo y me dijo al oído: "Muero por repetir lo que hicimos aquella noche", en ese momento sentí pena, me ruboricé y al mismo tiempo me excité pero me aparté de su cuerpo y entré inmediatamente. Habían pasado creo 3 o 4 fines de semana desde que me puse lo suficientemente ebria para irme con él, no era feo y era un muy buen amante, tenía algo que lo hacía ser sexy, tal vez su estatura, sus ojos oscuros penetrantes o su cabello despeinado, pero no quería repetirlo, así que corrí hasta encontrarme de nuevo con mis amigas.

  • ¿Por qué te me pierdes? ¿Dónde estabas? – Se apresuró Brenda a preguntar
  • Lo siento, el tipo de la entrada ¿se acuerdan? – contesté apenada
  • Ah claro, traviesilla, ¿te irás con él hoy? – dijo Graciela
  • No, no, no… literalmente eso fue sólo de "una noche"
  • Yo creo que deberíamos brindar con tequila

Todos estuvimos de acuerdo en brindar con tequila y no sé cuántos tequilas después comenzamos a bailar. Grace estaba con su novio, besándose, acariciándose, sentada sobre él y el sólo verlos me contagio de ese calor que obviamente estaban sintiendo.

Brenda y yo comenzamos a bailar, algunos chicos se acercaban y nosotras los rechazamos más de una vez, seguíamos bailando juntas, Bren se acercó a mi oído para decir: "Hoy no aceptaré bailar con nadie amiga, hoy soy toda tuya ¿te parece?", Asentí con la cabeza, sonreí y seguimos bailando. Brenda es una chica elegante, no es precisamente hermosa, pero se arregla muy bien y siempre está bien presentable, es más bajita que yo y ese día llevaba un vestidito morado con un escote enorme que claramente permitía ver la piel de sus senos.

Muchos tequilas después el DJ puso reggaeton, no es mi género musical favorito, pero bailarlo me prende muchísimo, Bren se acercó a mí demasiado y comenzamos a bailar, sentía sus pechos rozar con los míos, la piel de sus muslos entrelazándose a mis piernas, sus manos comenzaron a jugar, me tomó del trasero y hacía movimientos sexuales chocando nuestras caderas, yo jugaba con su cabello, deslizó uno de sus dedos desde mi cuello hasta mi escote y sopló dentro de él, comencé a tocarla, la tomé de la cintura, acariciaba sus costados, se puso de espaldas y pegó sus nalgas a mí, mientras tomaba mis manos y las ponía sobre sus pechos, yo los tocaba, estaba disfrutándolo tanto, estaba excitadísima, cada roce con su cuerpo me estremecía, me hacía humedecer. Yo no soy lesbiana, pensaba, pero esto me encanta, ¿qué esta pasando?, debo dejar de hacer esto, parar este jueguito ahora mismo.

Mientras en mi mente había una revolución, Brenda se giró tomando su tequila y al voltearse derramó unas gotas sobre mí, en mi pecho y en mi blusa, me incliné para tomar una servilleta cuando sentí su lengua caliente sobre mi piel, no pude moverme, el contacto me excitó demasiado, entonces dejé de pensar, casi temblaba de aquella excitación que me había provocado, terminó de limpiar el tequila que derramó sobre mí y me dijo:

  • Nunca hay que desperdiciar el tequila
  • Lo sé – me incliné de nuevo a la mesa y tomé un limón – pero tú no bebes el tequila sólo jamás – dije al tiempo que me pasaba el limón por el cuello y el pecho.
  • ¡Estás loca! – respondió sonriéndome y bajando a lamer el juego de limón de mi piel

Seguimos bailando, sin tomar en cuenta el delicioso acontecimiento hasta que Graciela dijo que teníamos que irnos, ya estábamos un poco alcoholizadas, caminamos hasta el estacionamiento, reímos sin parar y llegamos al carro. Nos subimos, Grace puso música y nos pusimos en marcha, cantamos todo el camino hasta que nos detuvimos frente al departamento de Julián. Grace se bajó para acompañarlo y nos guiñó un ojo desde la puerta, supimos que tardaría como mínimo 40 minutos, nos lo había hecho antes, normalmente me arrepentía de no llevar mi coche, algunas veces nos quedábamos dormidas y despertábamos en la puerta de nuestras casas o en la casa de Grace, pero esta vez era diferente, esta vez deseaba quedarme 40 minutos con Brenda.

  • Grace siempre nos hace lo mismo, deberíamos conseguirnos un novio Tere – dijo Brenda en tono de fastidio
  • Si, pero es nuestra amiga y tenemos que dejar que lo disfrute, ya quisiera yo – reí
  • ¿Y para qué quisieras estar ahí? Mira lo que traje del bar – decía mientras buscaba dentro de su bolsa.

Sacó de su bolso una servilleta con los limones que habían quedado sobre la mesa, los vimos con picardía y ambas reimos.

  • No hay tequila, pero el sabor del alcohol lo tengo impregnado en toda la boca, sólo hace falta el limoncito ¿quieres probar? – decía con una voz sensual mientras pasaba el limón por la comisura de sus labios, su cuello y su pecho

No dije una sola palabra, moría por devorarla, no entendía porqué la deseaba tanto pero en ese momento no me importaba nada, me solté el cinturón de seguridad y me incliné hacía Brenda para pasar mi lengua por la comisura de sus labios, su mejilla, por atrás de su oreja y chupé su cuello, despacito, me detenía y le hacía círculos con la lengua, bajé por sus hombros, lamí su pecho y chupé por encima de sus senos, ese sabor entre su piel y el limón era tremendamente excitante. Me incorporé y me senté como niña buena, limpiando los restos de limón alrededor de mi boca.

  • ¡Qué rico! –dijo Brenda abriendo los ojos – Eres buena amiga, ahora vas tú.

Tomó mi pierna derecha y pasó un limón desde mi tobillo hasta el muslo por debajo de mi falda. Volteé a verla y cuando levantó mi pierna para comenzar a lamer, cerré los ojos, sentí el calor de su lengua pasar disfrutando cada centímetro de piel que encontraba, sentía su respiración agitada, subía despacio, llegó a mi rodilla y subió más, estaba entre mis piernas, la sentía respirar, abrí los ojos y perdí su cara, siguió chupando entre mis muslos, cuando salió de entre mis piernas me dijo:

  • Te está gustando Tere, estás bien mojadita
  • Mmm, dijiste que estoy deliciosa ¿no? Y eso que aún no me has probado – respondí –es tu turno Bren, dame el limón.

Me lo dio inmediatamente, lo pasé por sus labios primero, lo limpié con mi lengua y ella la aprisionó son sus labios, succionó mi lengua un par de veces y comenzamos a besarnos al mismo tiempo que yo metía una de mis manos bajo su vestido, sentí una tanga pequeña y húmeda, supe entonces que también lo disfrutaba, la acaricié por encima de la tanga unos instantes, después la hice a un lado y deslizaba mis dedos por toda su vagina, metiendo la puntita de ellos y haciendo círculos pequeños, mientras ella acariciaba mis senos, devoraba mi boca, aprisionaba mi lengua y daba mordiditas en mi labio inferior. Brenda gemía mientras nos besábamos. Logré apartarme de sus labios, separó el escote de mi blusa a los costados, yo no llevaba sostén, pasó el limón por mis pezones y los introdujo dentro de su boca, hacía maravillas con la lengua, los lamió en repetidas ocasiones, los chupo, los comía, los disfrutaba, los saboreaba, los endureció y seguía haciéndolos suyos.

La aparté de mi pecho, me acomodé la blusa, le quité el limón y lo pasé por sus rodillas hasta su muslo metiendo mi mano bajo su vestido. Separé sus piernas y comencé a besar sus rodillas, lamí por el interior de sus muslos, ella los separaba más, chupé su otra pierna e iba subiendo acercándome cada vez más a su vagina, lamí un momento por encima de su tanga, bajó su mano, acarició mi cabello e hizo su tanga a un lado, sosteniéndola, dejándome el paso libre para comenzar. Pasé mi lengua lento por toda su vagina recogiendo los juguitos que había derramado para mí, metí mi lengua un poco, la sacaba y la metía de nuevo, subí hasta el clítoris que ya tenía durito y lo besé, lo lamí, lo chupé, lo rodeaba con mi lengua, mordí uno de sus labios vaginales y la escuché gemir más fuerte, le introduje dos dedos y mientras mi mano hacía lo suyo, mi lengua jugaba más a prisa y sus caderas comenzaron a moverse al mismo ritmo, la escuchaba decir: "Que rico Tere, que rico, sigue Teresa, sigue por favor", escucharla suplicar que no me detuviera me excitaba mucho, seguí haciéndolo, metiendo y sacando mis dedos, lamiendo a mayor velocidad cuando de pronto su cuerpo se retorció, gimió más fuerte, respiró más rápido, suspiró y relajó sus músculos.

Sacó mis dedos, se los llevó a la boca y me ofreció lamerlos juntas, lo hicimos, nuestras lenguas volvieron a tocarse y a besarse, Brenda metió su mano dentro de mi falda y apartó mi tanguita, inmediatamente introdujo dos dedos y los movió con maestría, su pulgar circulaba mi clítoris, dejó de besarme y bajó su cara sin dejar de mover los dedos que tenía dentro, lamió mis muslos y comenzó a chupar mi clítoris, succionó tan fuerte que solté un gritito de dolor, pero me estaba gustando mucho, así que no me quejé más y la dejé hacer lo suyo, mientras yo me acariciaba los senos, pellizcaba mis pezones, su respiración en mi vagina, la vista de su trasero paradito, su cabello rozando mi entrepierna, el excitante miedo de que Grace nos descubriera, el pequeño espacio en el que estaba ocurriendo, intentaba pensar en lo que estaba ocurriendo pero no pude más, en ese momento sentí el orgasmo más delicioso que haya sentido jamás, mi interior estalló como una bomba, limpió todos mis juguitos y salió debajo de mi falda.

  • Pues no me equivoqué amiga, ¡hoy estás deliciosa! – dijo Brenda con una sonrisita pícara
  • Tú no te quedas atrás Brendita – respondí

Nos sentamos nuevamente en nuestros espacios, esperando a que Graciela terminara, unos minutos después, salió acompañada de Julián a medio vestir, descubrí que tiene un torso riquísimo, Grace se subió al carro y nos preguntó porqué no estábamos dormidas como siempre. Sonreímos de forma traviesa y me apresuré a decir:

  • Esta vez no fue tan aburrida como otras, estuvimos entretenidas
  • Me alegro que no se hayan enfadado –dijo Graciela –Vente para enfrente Tere, no quiero parecer su chófer.

Obedecí, me pasé hacía enfrente por dentro del carro y cuando tenía medio cuerpo en el asiento delantero, Brenda me dio una nalgada. Volteé a verla y soltamos una carcajada. Continuamos el camino a nuestras casas y esa fabulosa noche se quedó en eso, tan sólo una noche.