Tamaño extra grande

Fin de semana en la casa quinta de un copañero de escuela, y el caliente descubrimiento del sexo y el amor en brazos de su corpulento y enorme amigo.

TAMAÑO EXTRA GRANDE.

Mi compañero de banco del colegio, Edgardo, me había invitado a pasar un fin de semana en la casa quinta de sus padres , en los alrededores de Buenos Aires. Quedaba a una hora de viaje de la ciudad y en aquella época, hablo de mediados de los años sesenta, era un lugar muy tranquilo, lleno de árboles añosos y sin robos ni demás problemas de seguridad que vinieron con los años.

En el auto de los padres de Edgardo, salimos cinco personas, el padre la madre, Edgardo, su amigo y vecino Walter y yo. Me enteré a último momento de Walter era de la partida , pues de haberlo sabido antes quizás no hubiera ido. El muchacho no me había hecho nada, pero su nombre, su corpulencia , su gusto por las armas de fuego me ponían nervioso. En realidad no lo conocía bien y ese fin de semana me permitió tener una mejor idea de sus gustos y preferencias.....

Edgardo y Walter habían ido juntos a un colegio alemán en la primaria, y se conocían como si fueran hermanos. Edgardo, flaco , castaño, nervioso, algo granoso, sin uñas casi de tanto comérselas, y super inquieto, contrastaba con Walter que era alto , corpulento , tirando a gordito, rubio de ojos grises, anteojos, muy calmo y seguro de si mismo.

La casa de los padres de Edgardo no era grande. En la planta baja había un living comedor que servía también como dormitorio de huéspedes, con dos sofá- camas en cada extremo, y un pequeño dormitorio, que daba al living, que ocupaba Edgardo,

y que tenía una cama grande de dos plazas.

Lo primero que hicimos fue sortear las camas que ocuparíamos en esas tres noches. Cuando Walter intentó acostarse en una de las dos sofacamas, este colapsó por lo que quedó inutilizado. De ese modo debimos hacer un nuevo sorteo del que resultó que Walter y Edgardo dormirían en la cama de dos plazas esa noche y en las dos siguientes Walter lo haría conmigo. Jamás imaginé que la ruptura del sofa cama, habría de generar los sucesos que siguieron.

Ellos estaban acostumbrados a convivir, lo hacían desde la infancia, por lo que cuando llegó la hora de ir a dormir, Edgardo se desnudó y lo propio hizo Walter , sin pudor ni reparo alguno.. Ambos solían dormir en bolas. Yo, mas vergonzoso y discreto me quedé en mis calzoncillos celestes tipo boxer que se usaban en aquel entonces.

Esta prohibido hacerse la paja , dijo Eduardo entre carcajadas.

Yo no le hice caso, apenas se apagaron las luces, comencé a recordar el físico en bolas de Walter , tan macho , tan adulto, tan grandote , tan de pichón de mamut .....Recordaba esas tetas rosadas y gordas, esa pancita atractiva, su enorme poronga colgando junto con huevos no tan grandes y aquel culo grande , gordo , lampiño y blanquito . Que macho por Dios....., mi mano en mi pija adolescente iba y venía , y esta se ponía peligrosamente dura.

Me imaginé en sus brazos, acariciándonos, buscando nuestras bocas, tocándonos, sintiendo su pija en mi costado, abrazado a semejante fiera de tamaño extra, extra large

.Pero todo debía hacerse en silencio, en secreto , a oscuras, ellos no deberían sospechar de mis gustos y predilecciones. Ambos tenían gustos muy de machos, la caza, las armas, la pesca de altura, el arreglo de motocicletas y automóviles, la radiofonía , las películas de ciencia ficción y a mi nada de eso me interesaba, es más me aburría soberanamente. De pronto , la convicción de que nada tenía en común con aquellos dos muchachos, y la perspectiva de un fin de semana muy aburrido con dos tipos demasiado ajenos a mi , me hizo preguntarme que hacia yo alli, entre tanta hormona masculina, entre tanta exhuberancia varonil. .

Me dormi deprimido y caliente y a la mañana cuando me levanté para ir al baño, tenía la pija al palo, como suele ocurrirle a la mayoría de los tipos, pero no era calentura era la necesidad de orinar. Todo me parecía gris y aburrido. Me dirigí al cuarto de baño a oscuras, casi corriendo y sin conocer bien el lugar y una vez que liberé mi vejiga me sentí algo mejor, mas aliviado. Al salir del baño lo encontré a Walter bebiendo una gaseosa , vistiendo un short negro con elástico en la cintura que aún recuerdo y sus enormes pies descalzos.

  • Flor de calentura tenías me dijo. Y yo me reí. Me había visto al palo.

. - Era simplemente ganas de mear. Afirmé

  • Ahh , me dijo rascándose las bolas

No podés dormirte, pregunté yo.

Ando demasiado caliente para dormir, me dijo

Andaaaa...... le dije

Anda que? Preguntó

Nada, le dije, mirándole la pija que se le había puesto dura y al gorda bajo el short negro.

.

Se levantó y desde su 1,95 m de estatura se aercó a mi y con una de esas manazas, me acarició la pija y el culo una y otra vez. Del susto, casi me muero.

Anda a darte una ducha con agua fria, degenerado, le dije con homofóbico acento , disimulado con una carcajada nerviosa.

No soy ningún degenerado. Simplemente quería hacer el amor con otro tipo y vos me gustas, me dijo.

Asi que sos puto vos, le pregunté y sin dejarlo responder agregué, :yo no soy así , no soy ningún puto.

Yo tampoco respondió y con mirada sombría y preocupada agregó y si le decis a Edgardo lo que pasó , te rompo el alma en cuatro.......

Con semejante situación y amenaza , me volví a mi cama y me quedé dormido , luego de dar muchas vueltas.

Al despertarme traté de ver que manera tenía de irme de la quinta por la mañana, especialmene si quería conservar mi virginidad....... Esa noche y la siguiente me tocaría dormir con Walter en la misma cama y el tipo me iba a querer coger. No era que Walter no me gustara, el culo se me contraía con solo pensar en el, se me fruncía y humedecía, y el tipo estaba tan bien dotado y provisto que anduve caliente toda esa mañana. Pero me daba no se qué que todo ello ocurriera en la cercanía de Edgardo y sus padres.

Si me iba de la casa pretextando una descompostura no iba a ser creído, además no era fácil viajar desde allí a Buenos Aires. Pero si me quedaba , el pichón de mamut me iba a romper el orto. No podía contarle lo ocurrido a Edgardo, el no tenía la culpa de que su amigo fuera un degenerado (adjetivo homofóbico que usé en ese momento).

Me daba vergüenza comentarlo con los padres de mi amigo , de modo que no veía la manera de evitar mi sacrificio en una cama de dos plazas de una quinta en el oeste del Gran Buenos Aires. O no la quería ver........

Walter y Edgardo decidieron. luego del desayuno en familia, ir a la piscina de la quinta de unos vecinos y yo me quedé en la casa pretextando un dolor de cabeza. Jugamos a las cartas con la madre de Edgardo y escuché unos discos de jazz con su padre.

Almorzamos y Walter sentado en el lado opuesto de la mesa me miraba por momentos entre culpable y avergonzado pero yo no acusaba ninguna insinuación.

Estás mejor del dolor de cabeza me preguntó.

Si algo mejor , contesté

De verdad me alegro, me dijo.

El pichón de mamut sonaba como un pajarito y yo le seguía la corriente.

El día pasó apaciblemente, y cuando se largó la lluvia , cerca del anochecer Edgardo y Walter volvieron de visitar a un amigo de Edgardo que arreglaba motos. Yo tirado en la cama leía un libro.

Cenamos los tres muchachos solos pues los padres de Edgardo habían ido a una comida con amigos y durante la cena que preparó Edgardo, nos cruzamos muchas miradas Walter y yo. Obviamente nos gustábamos, estábamos calientes el uno con el otro, pero ese no era el lugar ni el momento para que hiciéramos nada. Menos en la cama de Edgardo.

Con el pretexto de los mosquitos que no lo habían dejado dormir la noche anterior, Walter consiguió justificar cerrar la puerta del dormitorio de Edgardo. Insólitamente se acostó con un calzoncillo y yo hice lo mismo un rato después.

Yo me acosté intranquilo mirando hacia la pared y el pareció quedarse dormido media hora después. Yo no daba mas de la calentura, tenia la verga dura, y parada , y sabía que en cualquier momento comenzaría a emitir líquido preseminal. Mi culo latía al compás de mi corazón. Aunque estaba lejos de Walter, en el otro extremo de la cama era difícil no sentir el calor de su cuerpo, su olor a muchacho sano, hasta su colonia..... Se había puesto colonia.........

Finalmente me quedé dormido, hasta que senti su mano enorme en mi pija, acariciándomela , sobando mis huevos colmados de leche adolescente, su mano caliente y fuerte acariciando mi pecho y mi barriga, mis costados y mi culo.. Cuando quise quejarme y apartar esa mano de mi cuerpo me tapó la boca, me dí vuelta y lo miré y era como un corderito enamorado que me buscaba. Asi lo senti. Tomó mi mano y la llevó a su pija y comenzamos a acariciarnos mutuamente por encima de los calzoncillos.

Al rato mientras escuchábamos los suaves ronquidos de Edgardo, nos sacamos los calzones y comenzamos a pajearnos el uno al otro, suave y dulcemente, tratando de que ese placer recién conocido entre nosotros durara mucho. En algun momento el buscó mi boca y yo me aparté , pudoroso y desacostumbrado, pero cuando el tomó mi cara fuertemente y me besó con una ternura y pasión incomparables, no pude dejar de devolverle sus besos dulces y hermosos. La paja continuó por unos instantes y lo mismo los besos de lengua incomparables, y yo comencé a gemir y el me tapó los labios una vez más y mi pija creció hasta su punto máximo y yo estaba por estallar y su enorme poronga superaba la altura de su ombligo, gorda enormemente dura fuerte , hermosa.

Yo acabé toda mi leche sobre su pija en tres chorros fuertes y eso lo volvió loco, esparció mi semen por su enorme miembro como el mejor lubricante y no tardó en correrse como si fuera un caballo, con una intensidad y cantidad que yo nunca había visto.

Nos besamos mucho esa noche , estábamos descubriendo algo desconocido, el amor entre dos tipos, y cuando me pidió el culo se lo dí , y me cogió con mucha ternura y cariño y aunque semejante tranca me produjo dolor al principio, el placer que vino no tuvo comparación. Me senté sobre su pija y está me penetró hasta el fondo , y por momentos sentia que me llegaba al corazón con sus estocadas y gemidos. Qué placer me daba mi pichón de mamut. Yo lo cabalgaba y lo hice por largo tiempo ensartado en su poronga maravillosa y el gozaba con el terciopelo suave de mis tripas, con la forma que apretaba su poronga para darle mas placer y seguimos cogiendo , hasta que el me acostó boca arriba puso mis piernas sobre sus fuertes hombros, y me dio la gran cogida que me tenía merecida.

Después nos quedamos dormidos hasta la mañana, cuando Edgardo nos llamó para desayunar.

galansoy

Si quieres puedes escribirme con tus comentarios a galansoy@hotmail.com .