Tabú 03. Humillación para todos (3ª parte)

—Voy a follármela —dice MisterKhan a su marido. ¿Aguantará DonJavi ver cómo es usada su joven esposa? TABÚ: Cap. 03 - Humillación para todos (3ª parte). *Contenido para adultos*

—Voy a follármela —dice MisterKhan.

Se están viendo los tres con cierta regularidad estas semanas, para seguir con el adiestramiento de vMariposa. Al contrario de lo que Héctor sospechaba al conocerla, por su apariencia superficial, la chica asume con agrado los hábitos y posturas, es incluso detallista si se la entrena con persistencia, mezclando momentos de excitación, de lucimiento estético, con otros de dolor y lágrimas. Y siempre como colega y ayudante del maduro entrenador, vestido con su arnés y su calzoncillo de cuero, DonJavi, el joven marido y aprendiz de dominante. Charlan mucho sobre la sumisión en general y sobre las particularidades de vMariposa, su carácter, necesidades..., y sobre los siguientes pasos educativos a tomar. En las conversaciones, DonJavi ha ido asumiendo como propios los criterios del dominante maduro, aunque participando siempre con sugerencias. Luego, tras las prácticas, comenta el esposo con intensidad las sensaciones de la joven sumisa, analizándolas, reviviéndolas casi, con el mayor detalle.

—Ah, claro… —responde DonJavi, queriendo ser natural. Pero se lo ve inquieto, como si no supiera dónde ponerse para la escena.

Según se suceden los encuentros, vMariposa va interiorizando una autoridad que nació, con alguna vacilación, del marido, pero que ahora recae más y más en MisterKhan por su carácter, edad y experiencia. Desde aquel primer día en el Tabú, ella ha reconocido la jerarquía del maduro dominante, la respeta e incluso la busca, pues ese liderazgo le permite a ella sacar y desarrollar su propio poder de sumisión, latente pero intenso…

—No, no, déjala ahora… —dice Héctor, pues el otro se ha acercado a la sumisa, que está tumbada de espaldas sobre una sólida mesa de madera, con las piernas muy abiertas, levantadas y bien amarradas, y parece que quiere acariciarla o comprobar su lubricación…

Si la primera vez MisterKhan la llevó al éxtasis con el Hitachi para hacerla así aceptar el dolor de la vara, luego ha ido gestionando su placer con mesura, con fases que se alternan como él considera equilibrado: prácticas de dolor, para que descubra y aprenda a entregar —con intensidad creciente— las sensaciones de cada rincón de su cuerpo; una excitación sexual prolongada; el adiestramiento sistemático en hábitos de servicio, posturas e inmovilidad —campo en el que destaca por su interés y constancia—; la corrección de las faltas cuando es necesario; y por supuesto la administración de placer como recompensa a su actitud y perfeccionismo.

—Ay, perdona, es que no me puedo estar quieto… —Se echa para atrás el marido, pero permanece revoloteando alrededor de la mesa, como tenso…

Hoy han jugado con cera caliente. Héctor ha rociado a vMariposa toda la parte delantera de su cuerpo, desde los pechos hasta las ingles. Se ha tomado su tiempo, lanzando la cera con precisión sobre los puntos más sensibles, con la vela a diferentes alturas, disfrutando de los estremecimientos de ella al recibir el intenso calor. Una vez formada una buena capa, la ha golpeado con una varilla larga de fibra hasta fraccionar la cera y luego, con toques más “de arrastre”, se la ha ido quitando. Ha tomado tiempo, han hecho falta muchos golpes en los pechos, tripa, pubis, entre las piernas… hasta dejar limpia toda su piel, si bien enrojecida e irritada por los picantes impactos. Héctor ha dejado que DonJavi le acarice y vibre el clítoris durante el proceso para hacerla disfrutar de una fuerte excitación.

Ahora, tras anunciar su deseo de usarla sexualmente, de pie al lado del rostro encendido de la sumisa, hace que abra sus labios frutales y deposita en ellos su miembro para que lo succione, al tiempo que él pellizca y estira los pezones irritados por la cera y los golpes. Mientras, DonJavi ha vuelto a acercarse a la mesa y toca a su joven esposa, no se sabe si para abrírsela mejor a MisterKhan o para comprobar las ligaduras.

—Bueno, ya vale; que me estás poniendo nervioso de verdad —dice Héctor con impaciencia. Sin mediar más palabras coge unas esposas y antes de que DonJavi pueda reaccionar se las planta en las muñecas, unidas por detrás, y las fija al sólido reposabrazos de una butaca, donde el joven queda sentado de golpe, boquiabierto aún por la sorpresa—. A ver si así te quedas quieto cinco minutos.

—¡Pero bueno! —protesta DonJavi, sacudiendo las esposas—. ¿Qué hostias…?

—Mira que como no te calles te la pongo, ¿eh? —Hector se ríe y balancea ante sus ojos una mordaza de bola.

—¡Suéltame ahora mismo! —Quiere decirlo con tono imperativo, pero se le rompe un poco la voz al final de la frase, y suena más como una petición que como una exigencia...

Entonces MisterKhan le echa la cabeza hacia atrás, y sin dejarle reaccionar, le mete la mordaza y aprieta con fuerza la correa. Durante unos segundos sigue DonJavi debatiéndose contra las ataduras, lanzando furiosos sonidos incomprensibles, pero pronto empieza a sentirse ridículo con esos inútiles gruñidos y forcejeos, y acaba por quedarse inmóvil, rendido a la inmovilización y abrasando a Héctor con la mirada.

—Así mejor —dice éste—. A ver si tenemos por fin un poco de paz…

Se ha acercado otra vez a vMariposa, y le acaricia los labios antes de retomar unos preliminares orales aún más excitantes por la presencia muda del marido, que los contempla enfurruñado e impotente. Ella acepta la nueva situación sin el menor comentario, Su mirada, abierta al igual la boca, asume ese nuevo poder que ahora Héctor está ejerciendo sobre ambos miembros del matrimonio.

MisterKhan se coloca de forma que el joven dominante pueda ver bien el desempeño erótico de su esposa. Le divierte y excita observarlo de vez en cuando: al principio DonJavi se retuerce, clavándole sus pupilas furiosas; más tarde, cuando el maduro dominante penetra la garganta de vMariposa hasta hacerla atragantarse, o cuando ella gime roncamente con los pezones retorcidos; el marido, turbado, acaba bajando los ojos ante la burlona mirada de MisterKhan.

Luego, antes de penetrarla, le muestra la húmeda vulva de su mujer, bien abiertos los labios, con un guiño dirigido a él. Por fin, se agarra a los hermosos muslos de la chica, oportunamente alzados y separados, e inicia una tanda de sonoros enviones. DonJavi, testigo pasivo y en primer plano de las rítmicas penetraciones y de los gemidos crecientes de ambos, no es insensible a ese fuerte erotismo, y su respiración agitada y sus ojos reflejan el oscuro morbo de la situación.

Desde su posición, de pie ante ella, resulta natural para Héctor acariciar el clítoris de la sumisa al rimo de los contundente empujones. La excitación sube de nivel y cuando el dominante eyacula con fuertes gruñidos, también vMariposa estalla a su vez en un orgasmo largo y jadeante.

DonJavi está ahora sonrojado y como alterado, pero parece que en conjunto ha vivido la situación —se dice MisterKhan— de forma positiva, pues bajo su taparrabos de cuero se percibe un cierto abultamiento muy significativo…


CONTINUARÁ...

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