Tabaco

Ahora que ya no se puede fumar en ningún sitio, os cuento esta historia vivida en unos tiempos en los que los hombres fumaban donde les venía en gana y los jóvenes, a los que nos les dejaban probar el tabaco, deseaban el poder correr esa suerte. (Agradezco como siempre los comentarios y correos .-)

★ ★ ★ [El sabor de los puros]

Nunca le he contado esto a nadie pero sí que he llegado alguna vez a pensar en qué fue ese hombre, al cual durante mi infancia llame, padre, quien posiblemente tuvo la culpa de todo.

Egoísta o no en mi actitud, sé que papá terminó desapareciendo de nuestras vidas casi con la misma rapidez con la que lo hizo el poco dinero que nos daba cuando aún vivía con nosotros.

Es por ello por lo que guardo unos muy vagos recuerdos de él, atesorados sobretodo en unas antiguas fotos que cuando era un crío no paraba de mirar pero que con el paso del tiempo acabé odiando.

De su forma de ser, solo recuerdo, que era fumador de puros, algo que hacía con cierta frecuencia. También me cuentan que bebía y se jugaba el dinero que ganaba en las tragaperras. Lo otro, lo que no me han contado es que también se iba de putas. Vamos que era una joya como de las que ya no quedan,… o tal vez si las siga habiendo, pero la única ventaja que tengo hacía esas personas es que no tengo la obligación de llamarlas padre.

En una de esas fotos, supongo que habría sido tomada en alguna boda, yo estoy sentado sobre sus rodillas mientras mi padre sostenía un habano encendido entre las manos.

Yo permanezco mirándolo embelesado, no debería tener más de diez u once años y se me ve hablando con él de forma insistente. Estaba deseando probar a que sabía el tabaco pero por más que se lo rogué aquella tarde no me dejó dar calada alguna a aquel objeto de mi deseo.

-Ya lo catarás- Me dijo mientras le daba una profunda calada al puro para deleitarse en el aspirar de su sabor. Después expulsó sobre mi cara el humo dejando que toda esa nube gris nos rodeara.

Yo lo miraba algo decepcionado mientras el fotógrafo capturaba ese momento para siempre.

Me hubiera encantado probar el sabor del tabaco y posiblemente en esa primera calada toda esa magia se hubiera desvanecido en el instante pero no fue así.

De haberme permitido probar alguna vez lo desagradable que era el sabor de un puro quizás mi familia no habría tenido que pasar por el bochorno de saber que su hijo había terminado convirtiéndose en un maricón, pero a veces la decisión más insignificante termina marcándonos el resto de nuestra vida.

★ ★ ★ [Tenderos de barrio]

Mama, para poder ganarse la vida, comenzó a trabajar en un restaurante de carretera. Lo hacía, durante el turno de tarde, por lo que yo me pasaba la mayor parte del tiempo solo. Cuando llegaba a casa me encontraba en la cama durmiendo, por lo que más cansada que interesada, me preguntaba que tal me había ido el día y entre sueños le contaba lo poco o nada que podía haber acaecido en mi aburridísima vida.

Así fue trascurriendo una pre-adolescencia en la que sin quererlo fui ganando en autonomía y confianza.

Con el tiempo mama comenzó a encargarme tareas básicas como, adecentar un poco la casa, aprender a calentarme la comida o a saber improvisarme algo para la cena.

Otra de las tareas que se me encomendaban era la de ir a hacer la compra a la tienda del barrio. Los dueños que siempre me parecieron unos tipos simpáticos y agradables, se movían con seguridad al otro lado del mostrador y siempre se mostraban cordiales con los clientes. Su aspecto no era el de alguien peligroso del que debieras mantenerte alejado, … por eso no los vi venir ni supe de sus intenciones hasta que me vi inmerso en sus perversos juegos.

Siempre se habían dedicado a regentar ese negocio, lo hacían acompañados de su madre una septuagenaria conocida por todos en el pueblo como la señora Quica.

La mujer los observaba dispensar el género desde la silla de ruedas desde la que daba instrucciones a sus hijos acerca de cómo debían de llevar el negocio y se quejaba con las clientas de los muchos achaques y dolores con los que la estaba premiando el destino en los que iban a ser sus últimos años de vida.

Esos dos tenderos eran conocidos simplemente como "los hijos del gordo" y ambos por su aspecto físico y las numerosas canas que cubrían su pelo negro, estarían cerca de cumplir los cincuenta … si es que no lo habían hecho ya.

Cuando entré aquella tarde en la tienda estaban discutiendo delante de un montón de bolsas, ya que ninguno quería ausentarse del negocio para llevar esos encargos hasta las casas de las clientas.

Quizás influía más el hecho de que esa tarde hubiera un partido de fútbol de la selección, pero ellos ante la cara de enfado de su madre no querían mencionar ese tema. No se atrevían más bien a mencionar que ese era el verdadero motivo de la discusión

No sé muy bien porque lo hice pero me ofrecí a ser yo quien llevara esas bolsas, ya que no tenía nada mejor que hacer en aquel aburrido pueblo.

Su reacción no fue más que la de mirarme durante unos segundos para después volver a mirarse entre ellos.

Aquella tarde y a cambio de unas pesetas entre en el negocio de repartidor de compra a domicilio.

Yo era un niño, solitario, tímido y algo rellenito, no tenía muchos amigos en el instituto por lo que me pasaba las tardes aburrido como una ostra, deambulando por esas calles. Fue por tanto una bendición el poder encontrar ese trabajo que era pagado con las pequeñas golosinas que sisaba cuando nadie en la tienda me estaba mirando y la bollería que estaba a punto de caducar y que ellos me dejaban comer sin preocuparse por mis futuros problemas con el colesterol.

Al hermano mayor lo apodaban el "gordo" pero no era por que tuviera sobrepeso ni nada, simplemente había heredado el apodo del padre. El menor era llamado "flaco" debido a la gran originalidad con la que se ponían los motes en nuestro pueblo.

Con sus casi cien kilos de peso no era más que un vago que se había terminado buscando a un crío para que le hiciera el que hasta ahora había sido su único trabajo provechoso en la tienda.

El flaco fumaba mucho y siempre que llegaba a su establecimiento lo encontraba en la puerta con una colilla en la boca. Como os he contado al principio siempre me llamaron la atención los hombres que fuman. Su aspecto casi chulesco con esa colilla humeante entre los dedos impedía que pudiera mirar hacia otro lado.

El flaco al verme llegar a la puerta de la tienda, solía informarme cómo dentro me esperaban unas cuantas bolsas. En el interior de cada una había un trocito de cartón con la dirección apuntada.

-¿A qué estas esperando?-Me preguntó con una cierta cara de mala ostia.

Ver a un tío fumando me pone mucho y si lo que tiene entre sus manos es un buen puro me terminaba excitando de una forma especial.

Me había pillado mirándolo de arriba abajo y no pudo reprimir ese gesto de desprecio en su voz. Pero el caso es que al llegar a la puerta me había quedado pasmado al verlo ahí fumándose un puro. Era la primera vez que lo veía hacer eso y mi cuerpo se estremeció de ganas por probar a que sabría ese grueso y humeante cigarro.

-Ese puro se lo has cogido al gordo, ¿verdad?-Le pregunté mientras lo miraba

-Sí pero ahora es mío… No me quedaba tabaco-Matizó

-¡Se va a enfadar cuando se dé cuenta!- Aseguré, sabiendo que esa tarde una nueva bronca en el interior de la tienda se estaba forjando como consecuencia de la mala cabeza de ese hombre.

Después de darle un bocado para mascar la parte trasera escupió un trozo al suelo y volvió a mirarme.

-Tú dedícate a lo que te tienes que dedicar y déjame a mí que me fume o que coja el tabaco de quien me dé la gana cogerlo.

-Si, si.-Le contesté algo molesto por el trato

-Esas bolsas te están esperando ahí dentro …Lo han dejado pagado, por lo que no necesitas llevarte cambio y la dirección la tienes apuntada en las bolsas.

-Muy bien, debo de ir a llevar alguna de ellas en primer lugar, …¿o da igual el orden en el que lo haga?

-¿Y a mí que me preguntas? …¡Puedes repartidlas como te salga de las pelotas!... y…-dudó durante unos segundos en si debía seguir hablando o no, pero al final termino la frase:

-Deja de mirarme de esa forma, …que me voy a pensar que eres un maricón.

Desde siempre me habían llamado la atención aquellos dos machos. Pero eso era algo que llevaba muy en secreto, tanto, que me puse rojo como un tomate al oír sus palabras.

-No, no lo soy- Le dije dudando.

-Solo te estaba viendo fumar.-Maticé

-Mucho nos miras tú,… para no ser maricón- Masculló ese hombre mientras se encendía el puro. Era evidente que se había dado cuenta de que los espiaba.

Lo hacía en secreto, oculto entre las estanterías de la tienda.

Cuando llegaba el verano solían tomarse de vez en cuando un descanso y se tiraban en el sofá que había en la parte trasera aprovechando la oscuridad que reinaba en ese poco iluminado almacén. A este lugar solo tenían acceso ellos y por supuesto yo mismo. Así que técnicamente era el único que los solía ver sin camisa, y tras la llegada del caluroso verano, los veía también en paños menores.

En su pecho atesoraban una espesa mata de pelo en la que se me podrían haber perdido hasta las llaves. Sus brazos también eran muy peludos e intuía que bajo esos apretadísimos y algo raídos calzoncillos se escondería también un espeso bosque de pelo púbico que protegería de miradas indiscretas como la mía sus bien pronunciados genitales.

Cuando llegaba a casa por las tardes no podía evitar empalmarme al pensar en esos cuerpos y me la terminaba machacando sin remedio.

Inocentemente me los empecé a imaginar follándose a alguna hembra pero finalmente mis pensamientos se concentraban en esos dos tenderos.

A veces me miraban y se sonreían mientras todavía dentro de mis fantasías se calzaban a esas mujeres que serían de la edad de mi madre.

Notaba entonces como mis huevos se estremecían y empezaban a expulsar mi caliente y recién descubierto licor de huevos.

★ ★ ★ [Aprender de un experto]

Mi enfermiza afición a las pajas llegó gracias a la observación de cómo se las hacía el gandul del flaco. Solía escaquearse en cuanto se le presentaba la ocasión y yo aprovechaba para seguirlo sin que se diera cuenta. Oculto tras unas cajas lo veía desnudarse antes de tumbarse a lo largo en el viejo sofá que había dentro del almacén.

En esa zona la semioscuridad permitía que determinados hábitos pasaran desapercibidos, para algunas personas pero no para mis avispados ojos.

Allí oculto tras unas cajas de fruta descubrí como el flaco se abría la bragueta y sacándose la dura polla empezaba a acariciarla lentamente. A veces aumentaba el ritmo y otras se frenaba para humedecer la palma de la mano con un escupitajo. Ese hombre sabía perfectamente cómo debía de proceder para obtener el máximo placer y con el tiempo lo terminé imitando.

-Dile a ese cabrón que deje de cascársela y salga a ayudarme me había susurrado una tarde el Gordo cuando llegue a la tienda después de entregar un pedido y haberme encontrado con el colmado lleno a rebosar de gente.

Cuando me metí en el almacén encontré en esa semi-oscuridad reinante la complicidad que ese pajillero necesitaba para llevar a cabo de sus vicios. Debían haberle alertado mis sonoros pasos, pero al llegar al sofá lo encontré con los calzoncillos en los tobillos y con la mano ahí dándole que te pego a esa durísima y gorda polla.

-Tu hermano quiere que salgas, carraspee mientras intentaba mirar a la pared para que mi presencia, y el hecho de haberlo pillado in fraganti a mitad de la paja, no lo avergonzara en exceso

-Dile que estoy liado, que ahora saldré cuando termine con estoooooo.

Mientras me contestaba no dejo de meneársela, parecía disfrutar con esas miradas de deseo que mis ojos inquietos le lanzaban de forma furtiva

Estaba fumando mientras se la cascaba por lo que pensé que el motivo de su enfado no era otro que el de tener que dejarse el cigarrillo a medias.

-Al final se va a cabrear y hay un huevo de gente esperando, ...ahí fuera- Murmuré indeciso

-¿Que quieres que lo deje para luego?-Me preguntó molesto

Mi mano se recolocó la polla que se me había puesto dura a reventar, y "el flaco" debió de verlo, por eso fui requerido a hacer algo inapropiado

-Anda, …Ven acércate y sigue dándole tu mientras yo me voy poniendo la ropa.

Se había ido incorporando en el sillón y era tal la mala ostia que tenía por haber sido molestado, que no supe decirle que no… ¡No pude decirle que no!

Temblando de miedo por si nos pillaban agarré por primera vez una polla distinta a la mía, y al hacerlo me sorprendió todo, …su dureza, … el calibre,… el calor que desprendía y… sobre todo ese olor a macho que desprendía su cercano, velludo y sudado cuerpo.

Un aroma que hizo que perdiera mi rubor y empezara a acariciar esa dura polla con lentitud mientras veía como el flaco se abotonaba la camisa algo más despacio de lo que sería habitual en él.

-Dale un poco más fuerte a ese rabo, que a ese ritmo no vamos a terminar nunca.

Al oírlo no pude hacer otra cosa que acelerar el meneo. Pero esa durísima polla se resistía a dejarse dominar por una mano inexperta.

-Si la mojas un poco con tus babas correrá mejor la mano- Me volvió a aconsejar

Le hice caso, pero tal vez no como él esperaba y lancé un escupitajo en mi temblorosa mano, pero tenía la boca seca y apenas me bastó con eso. Esa gordísima polla no podía ser embadurnada con un solo salivazo por lo que me acerqué un poco más y volví a escupir sobre ella.

Al contacto con mi lubricada mano ese grueso pollón se endureció mucho más.

Pero tenía razón gracias a la lubricación mi mano deslizaba mejor, llegando a dar un ligero chasquido cada vez que el capullo se separaba del prepucio para quedarse toda la piel de esa polla en tensión.

El flaco suspiraba mientras me sujetaba del hombro y le iba dando unas profundas caladas al cigarro

-Que bueno chico,...qué bien me la cascas

-¿De verdad?

-¡Claro que sí!,… no te lo diría si fuera mentira

No sé cómo paso ni tampoco lo que me condujo a engullirme ese pollón, pero el resultado fue obvio,…

El hombre empezó a gemir mientras me acariciaba del pelo.

-Estooooo es mejorrrrr

Mi boca abierta hasta el límite se engullía ese gordo puro hasta donde mi inexperiencia en el mamar de pollas me permitía.

-Asiiii mejooooor, …

-Lámela un poco en la punta,… como si te comieras un polo de limón

-Así muy bien ahoraaaaa… chupa, … no se te ocurra morderla... ni pararte …ahoraaaaa… Ohhh siii… que buenoooooo-Lo oí susurrarme mientras me agarraba fuertemente del pelo y le empezaban a temblar las piernas.

No tenía pensado hacer ninguna de las dos cosas, por eso me vi mas sorprendido si cabe cuando mi cara y todo el pelo terminó manchándose con la espesa y blanca leche de ese semental.

El flaco se la había sacado solo unos instantes antes de empezar a correrse y mientras la agitaba violentamente delante de mi decepcionada cara yo iba recibiendo trallazos de blanca y viscosa lefa.

Fue un bautizo de semen que me avergonzó y excitó a partes iguales.

El flaco, utilizó después mi impoluto y desordenado pelo de adolescente para limpiar su manchada y viscosa mano de la espesa leche, pero en lugar de importunarme o asquearme por ello se la volví a agarrar notando como poco a poco ese durísimo puro iba perdiendo consistencia y robustez.

Mis manos se pringaron también con esos restos de leche y instintivamente me agarré mi polla que bajo mi pantalón pedía a gritos, el ser liberada.

-Muy bien ya puedes soltarla, ...tengo que salir fuera para echarle una mano a mi hermano,… recoge todo esto un poco y luego hablamos de ello... ¿vale?

Me acarició la cabeza y me dejó arrodillado y babeando rumiando en mi boca el intenso sabor a polla.

Acababa de probar los puros masculinos y aquella extraña forma de fumar me encantó

★ ★ ★ [Una vez nada más]

Al gordo, de pronto, le entraron las dudas

Durante años se había considerado como uno de los tíos más machos del pueblo. Se consideraba un buen padre de cuatro hijas y aunque estaba recién divorciado de una mujer que se había cansado de tener que ser ella siempre la que pusiera la magia en la relación. Todavía la seguía queriendo.

"No le quedaba otra, o intentaba reconciliarse con ella o no follaría con nadie más en ese asqueroso pueblo"

"Pero…¿Qué magia se suponía que tenía que poner él?. Trabajaba de sol a sol en esa tienda y cuando llegaba a la casa debía escuchar lo mucho que había sufrido su querida esposa para lograr que sus cuatro hijas insolentes y caprichosas, la obedecieran"

"El sexo entre su esposa y el mismo se había reducido a algún que otro polvo furtivo, cuando los dos se encontraban en ese estado de ansiedad que solo se liberaba cuando terminaban follando como animales en celo o discutiendo a gritos como dos bestias."

"¿Le pedían magia?... ¡La magia era que esa relación hubiera durado tanto tiempo sin más discusiones ni lamentos!"

"Si, mi mujer siempre fue una buena puta, … se casó conmigo solo por el dinero."-Pensó mientras miraba a su hermano que al lado de él estaba terminando de reponer unas latas de atún en la estantería

Su hermano silboteaba feliz como un quinceañero enamorado. Estaba perdiendo peso, se arreglaba más y… ¡Qué coño!... hasta parecía mucho más joven que él, desde que…

-¿Cierras tú hoy la tienda?-Le preguntó el flaco mientras arrugaba sonoramente la caja de carton que contenía las latas de atún recien colocadas

El gordo murmuró algo ininteligible durante unos segundos antes de levantar la cabeza.

-¿Y qué hago yo con esas bolsasde ahí?

-No te preocupes por ellas, el crío vendrá dentro de nada para llevárselas.

-¿y si no lo hace?

-Le he dejado una llave de la puerta de atrás, …que pase las recoja y …se largue.

Aquello sí que era lo último. No le bastaba con que su hermano se dedicara a hacer aquello que no le gustaba ver, ahora además debía preocuparse por no dejar dinero en la caja,… lo último que le faltaba a ese decadente negocio familiar es que a ese muchacho le diera por meter la mano en la recaudación del día.

-¡Esto no puede seguir así!. Ese chaval nos va a terminar dando problemas,… tarde o temprano se cansara y acabaremos saliendo en todos los periódicos.

-Venga, tío no me jodas otra vez con eso, mientras esta de aquí lo tenga bien alimentado ese zagal no contará nada a nadie,…te lo aseguro.

Al hablarle a su hermano mayor el flaco se agarró la polla por encima del pantalón, mientras agitaba el bulto ahí encerrado. Le volvió a recalcar con ese gesto que aunque no se lo follaba y de momento el crío solo se había limitado a pajearlo y mamársela a escondidas en la trastienda, el flaco tenía una vida sexual mucho más activa que la suya propia.

Derrotado comenzó a contar el dinero mientras escuchaba como el tintineo de la puerta le alertaba de que su odiado hermano pequeño acababa de dejar el negocio familiar para irse con destino a dios sabe cuál lugar.

La voz que lo sacó de sus pensamientos no fue otra que la del joven objeto de sus temores y del mucho odio que atesoraba hacía su hermano.

-¿Necesita de mi algo más?

Lo miró durante unos segundos de forma acusadora, pero el chico solo se limitó a bajar la mirada con los carrillos de la cara algo rojos.

-Sí, coge una fregona del almacén y ve fregando el suelo,…

-Sí, señor.

-Mientras yo terminaré de hacer la caja-Se recalcó a sí mismo para alejar todo pensamiento malintencionado de su mente

El chico obedeció mientras se perdía en la trastienda. En la mente del gordo no dejaban de darle vueltas esas imágenes en las que veía una y otra vez como el joven mozo se tragaba hasta donde le dejaban las constantes arcadas la gruesa y venosa polla de su hermano pequeño.

Era un tío, de los más machos del pueblo y pese a ello, el ver a ese crío chupando una polla, había logrado que una creciente erección se irguiera bajo su delantal.

Por eso decidió entrar de improviso en la trastienda y pedirle a ambos que dejaran de hacer esas cochinadas y se salieran para afuera porque ambos tenían cosas que hacer.

El joven avergonzado se fue a entregar los pedidos mientras el gordo y el flaco discutían otra tarde mas sobre lo que era o no era mejor para el negocio.

-¿Quiere que limpie también por dentro del mostrador?-Le preguntó el joven mientras arrastraba el cubo y la fregona hacía la zona en la que se encontraba.

-Sí, si, por aquí también… ¿has cerrado con llave la puerta principal?-Preguntó al muchacho para instantes después matizar

-¡No me gustaría que entrara nadie y nos pisara en el suelo recién fregado!

-He echado la llave y he apagado el cartel,… ya con la hora que es… no vendrá nadie señor

-Muy bien, empieza a fregar por esta zona entonces.

El reducido espacio que había en el mostrador hizo que el joven muchacho se rozara inevitablemente con el robusto cuerpo del hombre.

Cuando pasó por delante de él lo hizo a cámara lenta dejando que durante unos segundos la mano que portaba el cubo lleno de espuma y de agua rozara con sutileza el bulto del gordo. El chico encontró bajo ese delantal una prominente erección, sabía que ese hombre aprovechaba cada vez que se quedaba solo en la tienda para cascarse una buena paja antes de partir para su casa.

Las manchas que había en el suelo en la zona del sofá de la trastienda, lo delataban. El flaco no se había dado cuenta de ese detalle, pero él, al permanecer arrodillado mamando polla se daba cuenta de ese detalle y de otros muchos más que también se le escapaban al confiadísimo hermano pequeño.

También había notado en más de una ocasión ese profundo aroma a puro que desprendía el gordo cuando estaba cerca. Aquella tarde en la que los había sorprendido infraganti en la trastienda no había sido la primera vez que los espiaba y el joven chaval estaba seguro de que ese hombre tarde o temprano terminaría pidiéndole que le hiciera a él lo mismo.

-Lo siento, … apenas se puede pasar por aquí sin rozarse- dijo el joven mozo mientras dejaba el cubo en el suelo y se agarraba fuertemente al palo de la fregona. Sus ojos se dirigieron furtivos hacia el paquete del tendero y este se agitó algo nervioso al sentirse observado en semejante lugar.

"Este puto maricón no se corta"-Pensó el gordo mientras volvía a contar por segunda o tercera vez los escasos billetes que había en el cajón.

-¿Se quedara mucho rato después de que me vaya?...Si necesita que le ayude con algo más solo tiene que pedírmelo.

-No creo, quiero llegar pronto a casa… Esta noche hay partido.

-Entonces puedo fregar también el almacén si es que no va a usar el sofá de la trastienda.

-¿y para que iba a usar yo el sofá de la trastienda?-Le preguntó el tendero mientras levantaba la vista de la caja y se quedaba mirándolo intrigado.

-Bueno ... usarlo ...para ya sabe,… desahogarse antes de irse para su casa.

-¿Y cómo sabes tú...?

-Hombre señor no se lo tome a mal, ...pero la leche al caer deja unas manchas inconfundibles en el suelo. Por eso he supuesto que usted tambien, ...

-Ya, ...pero esas manchas de leche de las que me hablas podrían ser tuyas ... o de mi hermano

-De su hermano sé que no son, porque casi siempre que el y yo, ... estamos ahi detrás, ... no dejo que se caiga al suelo y ...me la trago. ¡Mias tampoco son, de eso estoy seguro!

-¡Sé que son suyas porque cuando dejo el suelo de al trastienda fregado cada noche a la mañana siguiente vuelve a tener esa manchas!

-Muy bien, detective Colombo, acabas de descubrirme. ¿Necesito acaso llamar a un abogado para que me defienda?- el gordó se había terminado molestando por la insolencia del muchacho que fregando el suelo se atrevía a juzgarlo.

-No, Tranquilo señor, es mas que normal que todos nos hagamos pajas, ... y sobretodo usted, ahora que ya no... vive con su mujer. En lo que a mi respecta no pienso contarle a nadie nada de esas manchas de semen de la trastienda

"¡Hay que joderse, hasta este puto crío sabe que me tengo que matar a pajas, antes de irme para casa".-Pensó el gordo, que al sentirse golpeado en su hombría decidió cortar por lo sano

-Creo que debes dejar de venir, a esta tienda. Mi hermano no lo cree, pero al final vamos a terminar teniendo problemas contigo.

-¿Por qué lo dice Sr?

-¡Sabes muy bien porque lo digo y será mejor que no me hagas recordártelo!

-Como vea, Sr, pero al flaco no le va a gustar nada

-Me gustaría que mañana no vinieras, ya me encargaré yo de explicarle al flaco que no vendrás más por aquí.

-¡Es una pena,… porque tenía la esperanza de que alguna vez me dejara fumarme un puro de esos que guarda bajo el mostrador!

El joven se había dado la vuelta y fregaba el interior del mostrador mientras meneaba el culo de un lado a otro, provocativamente, dejando que los ojos del hombre se fueran hasta ese punto que juvenilmente se movía de un lado a otro hipnotizando su mirada.

-¿Tu fumas?-Le preguntó

-Alguna vez el flaco me ha dejado darle una calada a uno de sus cigarros mientras estamos ahí detrás,… ya sabe descansando en el almacén

El gordo se giró y lo miró dudando durante unos segundos antes de contestarle

-No creo que sea una buena idea que te deje fumar,… si tu madre se entera de que te hemos dado tabaco le dará como mínimo un infarto.

-No tendría porque enterarse. La única razón por la que sigo viniendo a este sitio es porque me encantaría probar uno de esos puros pero por más que le he insistido a su hermano no quiere que los cojamos. Dice que los tienes todos contados.

-¡Claro que los tengo contados!... Si quiere fumar ese vago que se compre su propio tabaco.

-Podría regalarme uno antes de que me fuera para mi casa. Le prometo que si me regala uno no los volveré a molestar más.

-¿Y que ganaría yo con ello?...

O esperaba la pregunta o tenía más que preparada la siguiente contestación ya que antes de que el gordo finalizara la frase el chico le respondió.

-¡Puedo comerle la polla un rato!... Su hermano me dice,  cuando se lo hago a él, que la chupo de puta madre.

El tendero llevaba puesto un grueso y manchado delantal de rayas, bajo él un vaquero bastante ajustado y dentro de este un apretado calzoncillo, pero pese a ello no pudo evitar que su morcillona polla diera un respingo al verse implicada de golpe en la conversación.

-¿De verdad que harías esa cochinada a cambio de que te dejara dar una calada a uno de mis puros?

-Haría cualquier cosa con tal de que me dejaran probarlos,… ¿Sabe una cosa he ido cientos de veces al estanco para comprarlos pero el hombre que lo atiende no se fía? Siempre me dice que o voy acompañado de un adulto, o no me vende ni una colilla.

El gordo inducido en cierta forma por la insistencia del muchacho se había terminado poniendo uno de esos habanos en la boca y prendiéndole fuego empezó a sopesar los pros y los contras de semejante y descabellada petición.

-¡Podría dejarte que lo probaras solo esta vez!...Después de que le dieras una calada si no te gusta nos podríamos olvidar de ello para siempre.

-Lo mismo le digo,… de lo otro. Podría dejarme que le diera un par de lamidas y si de verdad no le gusta,… también nos olvidaríamos del tema para siempre.-La respuesta del joven bastó para que el gordo se agarrara la polla bien dura y a punto de reventar debajo de su pantalón.

-Hagámoslo entonces.

-¿Dónde quieres hacerlo?-Le preguntó el chico mientras soltaba la fregona que cayó en el suelo de forma algo ruidosa.

-Aquí mismo,… yo suelo fumarme los puros apoyado en este lugar. No veo porque no puedas intentarlo tú también.

-Y si alguien de la calle nos ve, … ya sabe, aquí fumando en el interior de la tienda.

-Cuando se apagan las luces no se ve nada de lo que ocurre aquí dentro. Cualquiera que se asome a la ventana no verá más que oscuridad. ¿Quieres salir fuera y lo compruebas?

-¡Me fío de usted!-Le dijo el chico mientras se acercaba

El joven repartidor agarró el humeante y gordo cigarro, con las manos temblorosas, lo llevo con lentitud hasta los finos y delicados labios, donde aspiró con fuerza

Entonces…

La violenta tos que le dio y el sentir como algo le iba quemando la tráquea a medida que se iba introduciendo hasta el interior de sus pulmones, no le bastó y quiso intentarlo de nuevo, pero la gruesa mano del hombre lo agarró de la muñeca, para decirle:

-Antes de que le des una nueva calada deberías probar primero con este otro.

El chico se dejo conducir la mano hasta que el choque de la misma con un prominente bulto le hizo alzar la mirada alarmada.

-¡Es mucho más grande y gorda que la de tu…!

-¿Te extraña?

-Sí,… bueno,… no sé… ¿Es normal?

-Pollas hay muchas,… no todas de la misma forma y grosor… ¿Quieres ver la mía?-El gordo le dio una profunda calada al puro, dejando que al aspirar se prendiera una pequeña llama que ilumino durante un segundo la cara del alarmado joven.

"Debería besarlo o ...¿esa clase de cosas no son propias de una relación entre hombres?"-Se preguntó el gordo mientras acariciaba del pelo al nervioso chaval. Su polla se había terminado de endurecer por completo después de notar la húmeda y caliente saliva del chico depositada en la punta del puro compartido.

El chico en esos momentos estaba demasiado ocupado como para darse cuenta de esos nimios detalles, seguía forcejeando con el cinturón del vaquero del tendero que al parecer se resistía a que semejante escena se fuera a producir.

-Si necesitas ayuda me la puedes pedir- Murmuró triunfante al ver en esta grotesca situación una forma de resarcirse con el gandul de su hermano.

"No me dice que lo alimenta bien el hijo de puta, … pues esta noche voy a ser yo quien lo voy a mandar a su casa bien cenado"-Se argumentó a sí mismo para dejar que sus reticencias se fueran diluyendo al igual que lo hacía el humo de ese puro dentro de la estancia.

Pero el chico se las apañaba bien y bajando de sonora forma la bragueta metió la mano dentro de ese calzoncillo en busca de su premio.

-Madre mía, … menuda polla tienes, …¡Es muy grande!-exclamó

-Si

-¿Cuánto te mide?

-¿Para qué quieres saber eso?

-Curiosidad…

Complacido el gordo agarró la caja de puros que había bajo el mostrador y poniéndola a modo de regla sobre su ya durísima polla le contestó:

-Esta caja tiene unos 28 cm de largo y ya vez que me llega más o menos por ahí.

El chico se escupió en la mano y agarró el gordo cipote para tirar de la piel hacía atrás. La enorme polla del tendero fue descapullada con éxito y un leve suspiro se escapó de la boca del hombre.

-Entonces qué… ¿te gusta mi polla, chaval?

-Sí, si… es tremenda. Aunque todavía no la he probado

-¿Te la vas a comer toda?

-No creo, que pueda tragármela entera,…pero podemos empezar por lamer la punta... y ya vamos viendo

-Antes desnúdate,… mariconazo.

El chico no lo dudo ni por un instante y con rápida celeridad se quedo en calzoncillos delante de ese tiarrón

-Los calzoncillos también

Al oírlo miró hacía la ventana y sabiendo que esa oscuridad que reinaba allí dentro impediría que cualquiera que mirara hacía el interior por ella pudiera verlo en pelotas, se bajó la prenda hasta los tobillos

La polla del chico estaba dura a reventar y apuntaba al techo de la tienda. Se la agarró sabiendo que si se la rozaba un poco más terminaría manchando el recién fregado suelo.

Desnudo e indefenso notó como una de las manazas del hombre lo agarraban del hombro para acercarlo hasta su voluminosos cuerpo. Después sintió como su cara era rozada por la áspera y vellosa barba de dos o tres días del tendero.

El beso lo sorprendió y dejándose hurgar por esa gruesa lengua abrió con ganas la boca, para sentirse penetrado con esa lengua.

La saliva del hombre le supo a gloria. Era un intenso sabor a tabaco el que llegó a sus papilas gustativas y chupó a la vez que lamía con ansia.

Aquel era su primer beso y todo su cuerpo se electrizó de goce.

Las rudas manos del hombre le recorrían el cuerpo desnudo apretando y palpando allá donde le parecía. Le punzonaron un pezón, mas tarde el otro. Seguían besándolo y él intentaba devolver con su lengua esas calientes caricias bucales, al instante siguiente notó un cosquilleo al notar cómo le agarraban la dura polla.

-Estas muy cachondo.

-Si,…-Atinó a decir cuando su boca quedó liberada

-Yo también lo estoy…¡Creo que no me voy a conformar solo con una mamada!

El caliente tendero mientras lo besaba había dejado que sus pantalones vaqueros se deslizaran y el tremendo rabo ya sin calzoncillos que lo retuvieran se apretaba con fuerza contra el delantal.

-Agárramela tú también.

Apartando la tela de rallas hacía un lado el joven mozo se aferró con fuerza a esa polla y empezó a pajearlo con cierta torpeza. No sabía cómo manejar semejante mástil pero por suerte el hombre apoyó su mano en el hombro del chico obligándolo a caer al suelo.

De rodillas notó como esa babeante polla le rozaba los labios y los abrió para engullírsela.

El líquido preseminal que babeaba en la punta le supo a gloria y se detuvo más tiempo del necesario en degustarlo glotonamente.

-Ahhh siii, … que bueno, …

El experto mamador volvió a la carga al verse animado y agarrando el capullo lo estrujó con fuerza para sacar un par de viscosas gotas que cayeron también sobre su lengua. El sabor era amargo pero ese presemen le parecía un néctar de lo más dulce.

El tendero puso sus gruesas manos detrás de su nuca y empujó con fuerza haciendo que gran parte de la polla fuera engullida.

Comenzó a chupar con ganas como hace un ternerito cuando está hambriento, intentando sacar cuando antes toda la leche de la teta de su madre.

Las manos se aferraban fuertemente a esas caderas para evitar que el tendero al sentirse atacado de esa forma se diera en retirada, pero el joven tenía mucho más que perder. Allí había demasiada polla y pese a intentarlo y no desfallecer en el intento, no podría comérsela toda.

Chupaba y chupaba, mientras el hombre gemía y gemía. De vez en cuando los dos se olvidaban por unos segundos del mucho vicio con el que se estaban entregando y al sacarse el joven la chorreante polla ambos tragaban el aire que les faltaba

El joven apoyaba sus manos sobre sus piernas desnudas y alzando la vista miraba hacía ese ensalivado rabo. Lo apuntaba de forma acusadora vibrando expectante

El tendero se agarraba la polla y llevándola de nuevo hasta esa caliente y mamona boca se la introducía de nuevo.

-Chúpamela un poco más y cuando quieras probamos con otra cosa.

-¿Qué cosa?-Preguntó el infeliz mamón antes de ver como lo alzaban para ponerlo culo en pompa con las manos apoyadas sobre el mostrador.

La mano del tendero lo sujetaba de los desnudos cachetes del culo, en el que ningún pelo crecía. Al contacto con ese culete suave y delicado el tendero se excitó todavía más.

-Qué culo tienes cabrón.

La cabeza del tendero se introdujo entre los apretados cachetes del culo y la larga y gruesa lengua lanzó el primer y húmedo ataque sobre el virgen ojete.

Un leve cosquilleo le indicó al chico que algo húmedo y caliente le estaba hurgando con insistencia en su puerta trasera.

La lengua de ese hombre no lograba profanar esa reducida gruta pero uno de los dedos si logró hacerlo.

-Ayyyy, …- gritó el joven al notar como su culo era abierto por algo húmedo y zigzagueante.

-Hoy no pienso dejar que te vayas de aquí sin que hayas catado una polla.

-Ya las he catado Sr…. La suya… aaahhhh… y la de su hermanoooooo-Gritó el joven después de sentir como algo más grueso seguía intentando abrirle el ojete.

-No chico, … solo has chupado pollas, pero por lo que se, todavía no te han follado.

El tendero al hablarle al extrañado muchacho se incorporó pesadamente y abriendo las piernas del joven más de lo que le permitía la lógica colocó el chorreante nabo a la entrada del ojete dilatado.

-¿Eso se puede hacerrrrrr?-Preguntó el inocente crío antes de terminar gritando como si le acabaran de colocar un hierro candente en el trasero.

-Te lo estoy empezando a hacer ahora mismo, …mira- La mano del chaval fue conducida hasta el tembloroso ojete donde vio con sobresalto como algo durísimo se había colado en el interior de su palpitante ano. El ojete no dejaba de abrirse para intentar después cerrarse sin  éxito pero la gruesa y venosa polla le impedía lograr su objetivo.

-¿Me la ha metido?

-Solo el capullo… ¿Te duele?

-Muchoooo, ...sáquemela.

El tendero sonrió triunfante, pero el chico de espaldas a él y temblando de miedo no podía ver la perversa cara con la que se disponían a penetrarlo

-No ahora vamos a follarrrrrrr- Y al terminar de decirlo comenzó a empujar todavía más prosiguiendo con el desgarro.

-No se puedeeeeee, … follar solo follan los tíos …con las tíaaaaas…¡Me lo han dicho en la escuelaaaaaa!

-Pues te enseñan mal…Las tías dejan que se las follen y los tíos pueden follar y dejar que se los follen… ¡Los hombres podemos hacer las dos cosas!

-¿De verdad?... ¿esto que está haciéndome es follarme?

-Nooooo, … de momento solo te la estoy metiendo, … a follar empezaremos cuando lo consiga.

-Le falta muchooooo,… es que me dueleeeee.

-No mira toca

Espatarrado comenzó a palpar bajo esa oscuridad pero solo encontró las dos peludas pelotas del hombre bien pegadas a su trasero. Alarmado preguntó

-¿Dónde está?

-¡La tienes dentro!-Aseguró triunfante el tendero.

-¿Todaaaaaa?- Se preguntó alarmado el crío.

-Siiiiii

-¡Por eso me duele tanto!

-Noo, …ahora agita un poco el culo. Así muy bien…¿Ves como aunque no se sepa se aprende?

Al hacerlo el crío notó como esa dura y vibrante serpiente se acoplaba mejor. Aunque bien metida dentro de sí, notó un cierto alivio que hizo que lanzara un leve gemido

-Ahhhhhhh

-¿Mejor?

-Siiiii,…¿esto es follar?

-No follar…es estooooo.

Sin avisar y a traición el hombre la empezó a sacar hasta donde le convino y de pronto volvió a empujar.

De haber permanecido en la calle el chico hubiera visto las estrellas y con los ojos fuera de sus órbitas hubiera alcanzado a ver hasta el planeta Saturno, pero al hallarse dentro de la tienda solo logró a ver las estanterías a medio reponer y como su culo se estremecía de dolor y de placer a la vez.

Placer al sentirse liberar durante unos breves segundos y dolor al notar como el hombre se arrepentía y se la metía de nuevo hasta los huevos.

-¡Prefiero chuparlaaaaaa!

-Espera un pocoooo- Le reprochó el gordo al ver como la juventud con su característica impaciencia estaba a punto de perderse los placeres de la vida.

Pese al dolor su polla había decidido traicionarlo y dura a reventar le pedía a gritos ser tocada. Por eso el joven decidió olvidarse durante unos instantes de su culo profanado y se dedicó a su abandonado nabo

Al hacerlo desde su espalda una serie de calambrazos de placer le empezaron a dar, recorriendo todo su cuerpo.

-Ayyy,… ayyy… ayyy- Gemía acompasando las calientes embestidas.

-¡Que culo tienes maricón!...¡qué culo tienes!

Humillado por esa palabra que no le gustaba oír clavó las manos en el mostrador y echo el culete hacía atrás para intentar que esa durísima y gruesa polla se quedara allí dentro para siempre.

-¡Fóllame y termina!... Ayyy… siii.. fóllame y terminnnnnnaaaaaaa-Se vío de pronto gimiendo

Sin rozarse su polla se empezó a contraer y el semen comenzó a ser expulsado con virulencia sobre el todavía suelo mojado.

-¡Toma tu leche maricón, …toma tu leche!-Gritó el tendero totalmente fuera de sí

El hombre por suerte no manchó también el suelo ya que todas sus descargas comenzaron a entrar en el interior del crío que las recibía sumisamente fuertemente agarrado al mostrador de la tienda.

Aquella tarde noche el gordo se había terminado perdiendo el partido de fútbol pero por lo menos había despejado todas las dudas que lo asaltaban, acerca de su condición humana y cómo debía de ser su nueva vida sexual.

El chico sin necesidad de ir a una clase donde se lo explicaran, esa tarde aprendió para que servía la leche que hasta ahora solo se había limitado a tragar. Con ella se dejaban los culos bien preñados.

Al llegar a casa se lo miró en el espejo del baño y al encontrarlo colorado y bien salido hacia afuera se empalmó de nuevo. Con los dedos rozó esa palpitante zona y un parduzco líquido salió al encuentro de los delicados y temblorosos dedos.

Agarró el puro que el tendero le había regalado por los servicios prestados y después de ver reflejada en el espejo del baño una cara de vicio inesperada en él comenzó a introducirlo en el dilatado y recién perforado ojete.

Había probado los puros y había descubierto que no le gustaba el sabor. Ahora pretendía aprovecharlo al menos usándolo para hacer eso con ellos, pero el habano se quebró a la mitad y con gran decepción en su rostro pensó que tal vez debería solicitarle al gordo otra nueva demostración de lo que era el ser follado