Symphony of lust

Alucard se encuentra en una contradicción y Maria lo convencerá.

SYMPHONY OF LUST

En las frías noches de Valaquia (Rumania) una silueta vestida de negro observa las ruinas de lo que fue una vez el castillo de su padre Vlad Tepes Dracula, lo observa, suspira y da la vuelta para desaparecer para siempre. ¿Porque? Su sangre esta maldita; Alucard se creía a si mismo como la especie mas rara sobre la tierra, el fruto de la unión hereje entre una mujer humana y el mas vil y despiadado de los vampiros, Dracula. Lisa, su madre, le guio por la senda del proteger a los hombres y dejar que ellos sigan con su vida; pero también podría seguir el camino de su padre y acabar con la humanidad, por supuesto que escogió la primera opción a pesar de que ellos quemaron viva a su madre por supuesta brujería ¨No odiéis a los humanos. si no podéis vivir con ellos, al menos no les hagáis mal. Para ellos ya es difícil¨ fueron las ultimas palabras de su madre que hicieron eco en su cabeza y su corazón.

Estos y tantos pensamientos rondaban su cabeza mientras se dirigía a su lugar de descanso, se debatía también si lo que hizo fue el mismo pecado que cometió cuando ayudo al ancestro de Richter Belmont, Trevor Belmont hace ya 300 años.

  • ¿Qué soy yo? Matar a otro ser vivo es ser asesino, pero, matar a un demonio es ser héroe – se decía- matar a mi padre es el pecado mas execrable que haya cometido, pero aun así, si mi padre era un monstruo………¿acaso estaré salvado o perdido? Todo lo que puedo hacer es descansar eternamente para que esta maldición no vuelva a rondar sobre la tierra.

Miro la luna llena que brillaba como un diamante aclarando un poco la ya oscurecida mente del mitad-vampiro, se encontraba cerca de su cripta para disponerse a yacer eternamente pero olfateo el aire sutilmente y con los ojos cerrados exclamó:

  • ¿permanecerás para siempre entre las sombras María? –girando su cabeza hacia una roca cerca - he sentido tu esencia desde hace rato.

Detrás de la roca una figura femenina salía de las sombras hasta dejarse ver. Era María Renard, una cazadora aunque no era una Belmont de sangre, conoció a Alucard en el castillo mientras ella buscaba a Richter en ese entonces.

  • Dime María, ¿Qué te trae por los agrestes parajes de Transilvania? – pregunto Alucard con los brazos cruzados.
  • Estoy aquí para percatarme de que no cometas una locura – le contesto inmediatamente la perseguidora.

Alucard observa las dagas de plata que ella tenia debajo de su cinturón, su larga, rubia y rizada cabellera estaba recogida para evitar molestias durante el combate.

  • Se nota que estas lista para luchar, pero, si es contra mi no creo que eso sirva- le dijo con una sonrisa burlona.
  • Yo no te culpo por lo que hizo tu padre, Alucard-responde con una mirada triste.

Esas palabras no hicieron mucho efecto en él, que dijo a su vez:

  • Esto es demasiado, porque no regresas con los tuyos y me dejas solo. Deja esta tontería que no me causa gracia.
  • ¡tontería! Como te atreves, yo solo quiero alejarte de esta vida solitaria y dolorosa y traerte conmigo junto con los demás – le contesto algo enojada

El hibrido solo levanto una ceja y puso una expresión de duda:

  • ¿los demás? –dijo
  • SI, ya todos saben que derrotaste a Dracula, eres nuestro amigo, estarás seguro con nosotros – respondía María con una sonrisa tierna.
  • En serio, y dime María, acaso haces esto porque es un acto de buen samaritano o porque tienes otras razones para ayudarme – le pregunto Alucard sabiendo que ella sentía algo por él.
  • Te ayudo porque me preocupo por ti – dio un largo suspiro- porque yo te….

Y antes de decir la última palabra, Alucard, con velocidad asombrosa poso dos de sus dedos forrados por el guante negro sobre los rosados y bellos labios de la joven:

  • ¡NO! No dejare que digas esas palabras- le dijo con una mirada casi asesina.

María forcejeaba para liberarse pero Alucard rápidamente la tomo de los hombros y continúo:

  • Escúchame bien, no tienes ni idea de lo que estas diciendo ni sabes lo que estas pensando, querer al enemigo es de tontos y lo que sea que sientas por mi no puedo aceptarlo lo nuestro seria imposible solamente alargaría ya esta siniestra maldición.

María bajo su cara y se podía escuchar un leve sollozo, Alucard aun no la soltaba y agregó:

  • Debes ser directa con esto, mantén el amor y afecto hacia tu familia y el odio hacia tus enemigos, eso es lo que debe de ser. No de otra forma, María Renard.

La soltó y le dio la espalda para volver a su perenne sosiego. María se limpio unas lagrimillas que se deslizaban por su mejilla con su mano y le grito:

  • ¡ALUCARD! Yo solo deseo deciros lo que siento por ti desde lo mas profundo de mi ser, a mi no me importa que clase de sangre fluye por tus venas, o el pasado de tu familia….

Corrió hacia aquel hombre que le causo tanta curiosidad desde que lo conoció en el castillo de Dracula y poco a poco lo fue apreciando, lo abrazo por la espalda y con la voz entrecortada siguió diciendo:

  • No me importa nada de eso solo quiero estar contigo. por favor Alucard, escúchame.

Alucard no dijo nada, se quedaron quietos por varios minutos que parecían más una eternidad hasta que al final el mitad-vampiro dio un suspiro y se volteo para quedar frente a frente con aquella bella humana:

  • María. Entiende, lo que no puede ser no puede…..

Pero al igual que hizo él con ella, María Renard lo interrumpió con un beso. cándido y apasionado que selló las frías palabras del vampiro. Lo abrazaba fuertemente y acariciaba su ancha espalda por debajo de la capa negra, Alucard algo sorprendido y meditabundo no se movía hasta que ella se detuvo:

  • Per…perdóname. Yo no quería…- le decía apenada y con la cara hacia abajo.
  • Tal vez no hayamos estado juntos del todo dentro del castillo – musitó –pero se que por lo que sientes podría confiar mi vida en tus manos.

Ella extrañada por lo que le dijo levanto su rostro y le contesto con una mirada tranquila:

  • Como yo también confiaría la mía en las tuyas – y sitúo su cabeza sobre el pecho de su amado.
  • María – decía abrazándola- perdóname pero debo hacer esto por el bien de ambos, dejadme ir.
  • Shhh. No digas nada, solo déjame abrazarte solo un minuto mas.

Alucard se da cuenta de que ella esta temblando así que la rodea con su capa para darle calor. Rodea con su brazo aquel cuerpo que parecía tan frágil:

  • Es tan hermosa – se decía para si- acaso este es mi lado humano, acaso también siento algo por esta humana.

Allí los dos abrazados a pesar de ser tan diferentes, eran también tan similares su cuerpo masculino rodeaba y aferraba el delicado y delgado cuerpo de María. Por primera vez en su vida, Alucard dejo de lado ese sentimiento de culpa que lo invadía y dio paso a aquel sentimiento que alguna vez su madre le demostró, sus manos acariciaban la rubia cabellera de María lentamente. Paseaba sus dedos por aquellos suaves rizos hasta llegar a su espalda; la fue acercando hacia él paulatinamente al igual que ella lo hacía con él.se aproximaban poco a poco hasta que sus labios se encontraron. Se degustaban el uno al otro, besaba sus mejillas y su cuello con adhesión. Soltó el largo listón verde que amarraba la cabellera de su amada.

  • Te amo, Alucard- decía María entre suspiros – tan extraño como siempre, eres fuerte pero a la vez tan gentil. Déjame aliviar tu alma atormentada.

Con habilidad, el vampiro desata el complicado corsé de su amante con facilidad y acaricia su piel desnuda y suave como terciopelo, el traje verde cede sin resistencia cayendo al suelo frio.se quita la capa, la tiende sobre el gélido prado y sitúa a María sobre esta. Se quita sus guantes de cuero negro y va acariciándola desde los pies hasta su cuello recorriéndola centímetro a centímetro, María solo se mordía los labios de goce y se dejaba llevar por las caricias de aquel ser no tan humano.

Fue bajando de nuevo por su cuello recorriéndolo con la lengua, paso por entre sus turgentes y tiernos pechos aun cubiertos por un pequeño camisón de seda que tenia hasta llegar a su ombligo el cual lo rodeo y beso con apego. María acariciaba la cabeza de Alucard como guiando por donde debería besar o lamer. Se hizo junto a ella, le beso la mejilla y bajo su mano por su abdomen tan bien formado como tallado por el mejor escultor del mundo hasta llegar a su sexo.

  • Solo quiero que me contestes unas preguntas- le dijo Alucard – hará que esto sea mas fácil para mi

Solo asintió con la cabeza ya que la situación en la que estaba la tenia muy excitada.

  • ¿Porque tu y los otros le temen a mi padre mas que a otro vampiro? – le preguntó.
  • Por...porque es el mas poderoso de todos- contesto ella.
  • Y ahora que él fue derrotado, ¿todavía lo odian? Y dime la verdad – siguió peguntando.

Hubo un largo silencio. María debía decir algo no tan fuerte ya que a pesar de todo Dracula era padre de Alucard y podría tomarlo mal.

  • Si…todavía lo odian. Por su tiranía y por haber matado tantos inocentes convirtiéndolos en monstruos. Él ha esparcido su maldad como una plaga.
  • solo quería saber eso – respondió Alucard con un suspiro.
  • Tal vez por las circunstancias del destino nuestras vidas sean muy apartadas pero yo amo tanto al hombre como al vampiro- le dice María al ver la expresión de su amado- no me importa si voy en contra de mis principios como cazadora.
  • ¿Es tanto lo que me amas que harías eso?- le pregunto velozmente- no lo puedo creer, ¿acaso es eso a lo que llaman espíritu humano?
  • No Alucard. Se le llama amor- le contesto ella dándole un tierno beso en la frente.

Sin prisa. Le quito la última prenda que tenia dejando al descubierto un cuerpo virginal y casi seráfico. Se acomodó mansamente sobre ella y la beso ávidamente. Un beso de tornillo muy húmedo y apasionado. María obviamente le fue quitando el pesado chaleco negro que tenia dejándolo solamente en una de esas camisas blancas del siglo XVII muy abiertas, dejándola acariciar el varonil pecho de Alucard sin problema. Lo acariciaba, lo besaba, lo abrazaba como si la vida le dependiera de ello no quería que ese momento terminara nunca; esa sensación que él le daba por medio de sus besos y caricias la llevaban al éxtasis.

  • Ya no lo resisto Alucard, hacedme lo que queráis – suplicaba María – ámame como desees.

El no contesto nada y la coloco boca abajo besando sus hombros centímetro a centímetro y bajando por su espalda. Eso hacia que María se arqueara de gusto, se giro y tumbo a Alucard sobre el frio prado se subió encima de él y con sus manos sobre su pecho le dijo:

  • Yo también quiero que me contestes algo. ¿tú me quieres?
  • ¿Deseas saberlo?- le contesto Alucard con mirada seria.
  • Solo quiero que me respondas –dijo María agachándose y acariciando la mejilla de Alucard- quiero oírlo de ti.
  • No lo se, me gustaría que me enseñaras que es eso- le respondió con una sonrisa calmada.
  • Alucard – le dijo delineando una sonrisa cómplice.

María le dio un beso tranquilo, suave y largo mientras bajaba su mano por la entrepierna del mitad-vampiro. Eso causo que él diera un sobresalto.

  • Acaso quieres que….- le pregunto a María.
  • Si, quiero que me tomes. Quiero sentirte, mostrarte lo que significa ¨te quiero¨- le decía mirándolo fijamente a los ojos- te demostrare cuanto te amo.
  • Pero no debería-contesto temeroso-no deseo haceros daño.
  • En ningún momento me has hecho daño y sé que jamás lo harías- le alentó- no temas.
  • ¿Estas segura? Entonces cierra tus ojos y no te muevas – le ordenó.

María sin titubear le hizo caso y se quedo inmóvil con los ojos cerrados aun encima de él. Alucard se levanto quedando sentado frente a ella y la abrazo por la cintura, paso su boca por sus pechos acariciándolos sutilmente mientras que ella empezaba a suspirar cada vez más fuerte. Ella le fue quitando la molesta camisa para poder tener una gran vista del torso de su amante como también él se fue quitando las botas y el pantalón.

El falo de Alucard estaba como una asta apuntando hacia el cielo. María se quedo asombrada al ver el tamaño de aquel miembro, Alucard levanto el rostro de María tomándola por su barbilla y le pregunto:

  • Este es el momento en el que tienes que decidir. Después de esto ya no habrá marcha atrás. Así que, ¿estas segura de lo que vas a hacer?
  • Jamás he estado tan segura en mi vida. Vamos Alucard, quiero mostrarte con mi cuerpo lo mucho que te necesito. Hacedme tuya por favor- suplicaba una sonrojada María.

La tomo de la cintura después de escuchar aquella respuesta y la fue colocando sobre su ariete. Poco a poco fue bajando hasta que la virginal barrera de María cedió y desapareció para siempre. María hizo una mueca de dolor y se abrazo del cuello de Alucard.

  • ¿estas bien? ¿te dolió mucho?- pregunto Alucard preocupado.
  • No…no te preocupes. Estoy bien, sigue mi amado no vaciles, hazme tuya- le contesto con los ojos llenos de lujuria.

La movía lentamente de forma cadenciosa. Y conforme veía el semblante de María se daba cuenta que el dolor se iba desvaneciendo. No demoro mucho María en empezar a gemir y articulando monosílabos airadamente, no soltaba a Alucard. Al contrario, se aferraba más y más a él; quería sentir su cuerpo pegado al suyo, sentir el latido de su corazón mitad humano junto con el de ella. Jamás había estado tan feliz y sin arrepentimientos.

Alucard separo a María de su cuello y la recostó sobre el suelo aun sin dejarla de penetrar y sobre sus piernas. Ella se masajeaba sus pechos, su abdomen sus cabellos. El bombardeo de sensaciones que le proporcionaba la dejaba sin palabras solo jadeos, suspiros y caricias. Podía ver el oscuro cielo de la noche y luna que estaba siendo testigo de su unión, no le importaba el frio que estaba haciendo, al contrario, sentía que el calor entre ellos aumentaba cada vez más. Después de un rato la cazadora se levanto rápidamente haciendo que Alucard quedara sobre el suelo y ella encima de él de nuevo.se pegó a él y solamente movía sus caderas e arriba abajo sin cesar. Lamió el cuello de Alucard gustosa, podía ver la expresión de gusto en el rostro de su hombre.

  • María…te…te…te quiero – decía resoplando Alucard - te amo María Renard.
  • Y yo a ti mi amado Alucard – contesto sonriente María.

Se acercaban al momento máximo. María se arqueo hacia atrás dando un fuerte jadeo mientras que Alucard daba un gemido fuertísimo mostrando sus brillantes colmillos. María se desplomo sobre el cuerpo de Alucard respirando muy fuerte y cansada acaricia el pecho del vampiro mientras le dice:

  • Como desearía escuchar como escucho ahora el latir de tu corazón, Alucard. Para siempre.
  • Tu amor por mi hizo que mi lado humano surgiera mas fuerte- exclamo mirándola fijamente- a pesar que cometí de nuevo el pecado de destruir a mi padre y de adquirir esta maligna herencia que el me dio, me he dado cuenta que el ser humano a pesar de tener tantos defectos cuando ama algo y lo protege se vuelve mas fuerte, mi padre no veía eso; la oscuridad nublo su corazón y solo mi madre le dio una pista de eso mientras vivió. Gracias María. Mi deber es proteger este mundo de la amenaza de Dracula, esta batalla no ha terminado. Habrán avaros y tontos en busca de la inmortalidad y el poder y como consecuencia mi padre renacerá de nuevo. Pero no solo el mundo debo proteger sino también a ti mi amor.
  • ¿Piensas que tu padre volverá? – pregunta María con tono inocente.
  • No lo se. Solo el tiempo lo dirá- le contesto con la mirada hacia el horizonte donde el sol empezaba a salir.
  • Me gustaría saber…que esto no fue un sueño- le susurra a Alucard.

Alucard volteo para mirarla y lentamente junto su cabeza en sus pechos. Ella lo miraba extrañada hasta que sintió un pequeño dolor en la aureola de su pezón. Miro y se dio cuenta que Alucard hizo una pequeña incisión por la cual brotaba un hilillo de sangre por su rosada piel para después pasarle la lengua y beber.

  • ¿Esto aclara tu duda, María?- le pregunta con una mirada fija en ella.
  • Si –contesto.

Después de eso Alucard volvió a descansarse sobre el suelo y puso a María sobre su regazo dándole un fuerte abrazo.

  • ¿Y que harás ahora Alucard? – pregunta ella levantando el rostro y mirándolo.
  • Tampoco lo se. Esperare para ver lo que el destino me tenga guardado.
  • ¿el tiempo lo dirá? – decía María haciendo eco en lo que había dicho él antes.
  • Si así es.- contesto con una sonrisa y mirando el cielo de nuevo recordó las palabras de su padre cuando lo derrotó: ¨ ¿De que le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?¨mateo 16:26 ya lo creo.

Se abrazaron y se dieron un beso. A lo lejos, sobre una de las rocas que adornaba la cripta del mitad vampiro. El búho blanco de María los observaba detenidamente, giro su cabeza y emprendió vuelo perdiéndose entre la espesura de un bosque cercano.

y así es, el tiempo lo dirá. Aunque la amenaza de Dracula fue destruida por ahora el joven vampiro sabia que lo peor hasta ahora iba a suceder, sabia que enfrentaría mas de una vez a su padre pero no le importaría. Desde que estuvieran juntos no habría poder maligno que lo detuviera, ambos tenían eso que muy pocos poseían: Esperanza. Y donde hay esperanza hay un destino.

..en el futuro esa palabra creara la diferencia entre esta guerra milenaria

(basado en el videojuego ¨CASTLEVANIA symphony of the night) perdonen si fue muy largo el relato. Espero sus comentarios

ELMUVER

FIN