Susy y el casero (3)

las manos del viejo Margarito se deslizaban en sus senos por encima de la suave tela del vestido en el cual Susy se había enfundado, acariciando suavemente cada uno de ellos, y luego recorrían su figura sinuosa, desde el inicio de sus axilas hasta la parte baja de sus muslos, como queriendo aprenderse de memoria, grabando cada detalle de su cuerpo, acariciando su hermoso y deseable cuerpo lentamente con la palma de sus manos,

Así en penumbras como estaba la sala, el viejo se colocó detrás de Susy, bajó suavemente los tirantes de su vestido, dejándolos a medio hombro. No pretendía desnudarla la imagen de ella con los hombros desnudos y el vestido que caía dibujando cada palmo de piel aunado con la media luz que existía, hacía que Margarito se excitara aún más. Siguió besando su cuello, sus hombros, recorriendo centímetro a centímetro cada pedazo de piel, con sus labios el viejo apenas la tocaba. En el recorrido que iban de su cuello a su hombro y regresaban para morder, suavemente, cada área de piel. Susy sólo gemía, demasiado excitada, era su punto débil. Todo hombre que quisiera llevársela a la cama debería empezar por ahí. La mezcla de hierbas que el viejo Margarito había tomado seguía surtiendo efecto. Levantándose duramente como el mástil de un velero, erguido y firme, Susy sentía que sus nalgas eran separadas por la verga de Margarito, intentando hurgar su más escondido rincón del placer, mientras las manos de este se deslizaban en sus senos por encima de la suave tela del vestido en el cual Susy se había enfundado, acariciando suavemente cada uno de ellos, y luego recorrían su figura sinuosa, desde el inicio de sus axilas hasta la parte baja de sus muslos, como queriendo aprenderse de memoria, grabando cada detalle de su cuerpo, acariciando su hermoso y deseable cuerpo lentamente con la palma de sus manos, en tanto ella levantaba ambos brazos pasándolos por encima de la cabeza del viejo y recargando su cabeza en el hombro izquierdo de Margarito, exponiendo aún más su cuello, para que el viejo la besara, la mordiera, recorriera su piel ardiente, su mejilla, sus labios. Invitándolo a poseerla suave pero lujuriosamente. Él, tomándola fuerte pero al mismo tiempo, delicadamente, la beso primero dulce, luego apasionadamente, buscando recorrer con su lengua cada rincón de esa cavidad húmeda y caliente, no se separó de ella en esa posición, Susy al contrario atraía más fuertemente la cabeza de Margarito para unirse más a él, sus labios se prendieron de los de Susy, ella lo dejó hacer, mostrándole que la tenía a su merced, que podía hacer de ella lo que él quisiera, que era su dueño, que esa noche ella era algo más que su esclava, más que su amante, más que una aventura: era su puta.

Mientras Susy sentía todo el placer ir y venir en cada célula de su piel, y su cabeza explotar por el grado de excitación del que era presa, había momentos que sentía que su cabeza giraba en torno a una pregunta: ¿en qué momento había iniciado todo esto?, y no se refería propiamente al momento que vivía con el viejo Margarito, sino al momento en que ella era víctima de esa vorágine de pasión… de ese deseo desenfrenado y que cada día le gritaba desde lo más hondo de su ser que necesitaba ser lujuriosamente poseída. La pregunta que rondaba en su mente fue tomando forma… con imágenes vívidas… Susy había nacido en un rincón del Estado de Oaxaca, México. Era un lugar muy caluroso, especialmente las noches de verano, cuando el aire no soplaba, el clima se elevaba muy cerca de los 40 grados, en un ambiente bochornoso, casi irrespirable. Por el mismo clima las casas por esa región son bastante espaciosas. La casa de Susy era de tres piezas en forma de una "C", ya se había quedado sola, su hermano había emigrado a estudiar al D.F. Todo parecía iniciar una noche de sus escasos 13 años, estaba de vacaciones en la escuela, por lo que debió ser entre julio y agosto… las noches de verano son muy calurosas, sin embargo esa noche debió ser bastante más de lo cotidiano que otras… la despertó una sed asfixiante, casi quemante, se paró de su catre y se dirigió a la cocina… la casa estaba oscura, pero sus ojos poco a poco se fueron acostumbrando a esa penumbra… fue a la cocina tomó un vaso y lo introdujo en la tinaja, que por aquellos rumbos se usa para conservar fresca el agua, cuando sus oídos escucharon ruidos extraños que provenían de la recámara de sus padres

  • mmmmm… siii… oooohhh
  • sii..siii… jjjmmmm… te gusta??
  • siii.. siguee.. siiii .. oooohhhh
  • mmmjjjjmmm… ooohhh.. siii
  • oooh… que ricooo.. sigue.. sigue… siii.. no pares

se quedó quieta… inmóvil, casi estática, por poco el vaso se le cae de la mano, lo de menos era que se rompiera pero el ruido que haría sería muy escandaloso… los ruidos le agitaron más el corazón… los quejidos… los bramidos la pusieron nerviosa… dejó el vaso y se acercó más a la recámara, lentamente movió la cortina y se asomó tímidamente… y seguramente por su corta edad, con mucho miedo… abrió los ojos desmesuradamente… ahí estaba su madre, acostaba boca abajo, su padre la montaba, la cara de ella estaba enterrada, literalmente, entre las almohadas y él se movía frenéticamente, cual jinete que cabalgaba dichoso y no deseaba ser tirado de su yegua… entre bramidos, quejidos y, por que no decirlo, casi alaridos… siguieron así un rato más… él la tomó de las caderas como impulsándola hacia arriba, ella entendió la señal y fue parando poco a poco las nalgas, hasta quedar con ellas al aire mientras su rostro seguía enterrado entre las almohadas, esto hacía que sus gritos fueran ahogados así es que podía gritar a sus anchas, sin miedo, por supuesto, a que Susy escuchara… él se levantó un poco, dejando una rodilla en la cama y la otra pierna un tanto doblada, la tomó de sus caderas y empezó un ritmo frenéticamente loco… bufaba, entraba y salía, ella gritaba y hablaban muchas cosas, palabras que en ese momento no entendía en toda su dimensión, palabras que no alcanzaba a entender el porqué de las mismas: ¿qué era todo aquello? ¿qué significaba el uno para el otro como para decirse semejantes palabras? ¿acaso no se querían? Por supuesto que en ese momento esforzarse por entenderlas a plenitud era lo de menos, sólo eran preguntas que llegaban a su mente y eran borradas inmediatamente por las imágenes ardientes y los quejidos que le llegaban a unos cuantos metros… de repente quedaron quietos… su padre cayó en su espalda… ella bufó… quedaron quietos… no hablaban… sólo seguían así… abrazados.

Con una mezcla de excitación y temor, Susy se retiró a su espacio, a su catre… su mente era un caos… su corazón latía amenazando escapar, su manos sudaban, y como autómatas tocaban su entrepierna… sus pezones se paraban… sus incipientes pezones… en su mente se revolvían las imágenes… ¿cuántas veces había pasado esto? ¿Cuánto tiempo habían estado haciéndolo? No entendía muchas cosas… ¿qué pasaría en unos momentos más? ¿Lo harían nuevamente? Seguí tocándose… se pellizcó sus, apenas visibles tetas… se tocó, curiosamente, estaba muy húmeda… muy excitada… siguió tocándose, y aunque no era la primera vez que lo hacía, esa noche todo ello tenía un sabor especial, un olor excitante, un aroma desbordantemente ardiente… esa noche era algo distinto… se tocó… se introdujo un dedo… luego fueron dos… y no supo cuántos más… perdió la noción… sintió una oleada de calor que le golpeó en las sienes, la nuca, el rostro, como si se fuera a desmayar, y en ese torbellino de calentura, deseo, intensamente, con todas sus fuerzas, ocupar su lugar, sí… el lugar de su madre, se encontraba demasiado excitada, deseo vehementemente estar en el lugar de su mamá, ser ella quien acabara de ser poseída…de ser salvajemente penetrada, de ser montada, de ser cabalgada, ardientemente cabalgada, ese fue el deseo que cambió su forma de ver la vida, por que todo lo que había visto la tenía terriblemente excitada. Susy, a sus trece años había quedado imbuida de un deseo mezcla de pasión, de ardiente pasión, y deseo, de intenso deseo de ser poseída… de ser cogida

Los labios del viejo Margarito la volvieron a la realidad… al momento… al ardiente momento que estaba viviendo. Suavemente el viejo le dio vuelta para quedar frente a ella, siguió besándole el cuello, Susy sólo arqueaba la espalda hacia atrás emitiendo un suave gemido… aaaaaaaa… siiiiiiii… sólo alcanzaba a decir… con todo el tiempo del mundo, el viejo la fue acercando al sillón de la sala… él se inclinó, lentamente, y así vestida Susy, enfundada en ese vestido infernal, el viejo rodeó con sus brazos el vuelo del vestido y lo enrolló alrededor de la cintura de Susy, y suavemente la sentó …abrió suavemente sus piernas, el viejo tomó la derecha colocándola en su hombro izquierdo… Margarito se puso en cuclillas, se fue acercando lentamente a la ardiente intimidad de Susy, colocó sus labios en uno de los muslos internos de ella, empezó a recorrer suavemente, besando cada milímetro de piel, mordisqueando cada palmo de su pierna, y acercándose, peligrosamente al rincón de gloria de Susy…pasaba de una pierna a otra, la estaba haciendo gozar, era evidente los gemidos que emanaban de la dulce boca de Susy lo daban a entender… ella no decía nada sólo gemía, o bien tomaba al viejo de la cabeza para guiarlo a su cavidad ardiente, pero el viejo seguía "torturándola", se acercaba peligrosamente pero no la tocaba, seguía en su tarea de besar y mordisquear, muy suavemente, alrededor de la intimidad de Susy… poco a poco fue llegando, sólo hizo a un lado la tanga, que ya de por sí cubría prácticamente nada,… fue la lengua del viejo que tocó los ardientes labios inferiores de Susy, el viejo aspiró fuertemente para que ella escuchara y para que él se llenara de ese aroma suave, aroma mezcla de algún perfume suave y del deseo ardiente que ella sentía en su interior… Margarito embebió el perfume de Susy… siguió recorriendo con su lengua… Susy creía volverse loca, el viejo sabía como hacerlo… la lengua empezó a penetrarla… el viejo abrió suavemente las piernas de Susy lo más que pudo, cuidando no hacerle daño, tal parecía que él mismo quisiera meterse en ella… mientras el viejo seguía en su deliciosa tarea, las imágenes volvían a la cabeza de Susy… apenas tenía 13 años… todo ello seguía excitándola sobremanera, sintió oleadas de placer, una marejada hacia de las suyas pues sentía que se venía en chorros de placer inundando a Margarito en todo su rostro, y este saboreando con sus labios el caliente dulce de la intimidad de doña Susy

  • yaaaa… don margarito… yaaaa… -decía entrecortadamente Susy
  • ya, doña Susy? Me detengo? No sigooo? Dijo maliciosamente el viejo
  • siii…. Sigueeee… pero ya dámela… yaaaa… dámelaaa….
  • ¿qué quieres? … le dijo el viejo, sacando su lengua de la ardiente y húmeda intimidad chorreante de Susy… dime qué quieres… volvió a preguntar.
  • Ya sabes… dijo ella
  • No… no sé… dímelo... pídemelo… insistió el viejo, sabiendo de antemano que aquello lo excitaba aún más
  • Penétrameee… dijo ella con voz entrecortada por la excitación y halando aire para poder resistir tal embate de calentura…penétrame… métemela… métemela por favor… te necesitooo… insistió Susy
  • Qué quieres que te meta –volvió a insistir el viejo-
  • Tu verga, dijo Susy con un dejo de putería, méteme tu verga… cógeme… dame tu verga… yaaaa… no aguanto más… ya dámela….

Tomándola entre sus brazos, el viejo Margarito la cargó suavemente, con esa lascivia que sentía correr en su cuerpo la tuvo así unos momentos, recreando sus formas entre sus manos, acercó sus labios a los de Susy y prendiéndose de ellos, fue bajando lentamente hasta depositarla con delicadeza en el sofá de la sala. Lentamente el viejo se desabrochó el pantalón y despojándose de él, dejó saltar ante los ojos de Susy su venosa y gruesa virilidad, estimulado tanto por la calentura que tenía como por la infusión de hierbas que había tomado en la mañana, si bien no era muy larga parecía lo suficiente para hacer feliz a la mujer que estaba delante de él. Susy, no pudo reprimir el antojo que se le ofrecía ante sus ojos, y de un solo golpe se introdujo el falo grueso, venoso, negro y duro, dentro de su cavidad bucal que caliente albergó y saboreó durante unos minutos, succionando suave y fuerte a la vez, dejando resbalarse dentro de su boca y sintiendo como crecía en ella, y esa mezcla de dureza y suavidad de la verga de Margarito la ponían a punto, la ponían a mil… sentir crecer, aún más, ese delicioso trozo de carne, caliente… ardiente… la hacían sentir una mujer dispuesta a todo, su cabeza giraba en un torbellino lleno de deseo y pasión. Finalmente, rodeó con su lengua la cabeza de tan delicioso manjar, y mirando al viejo Margarito lo tomó de ambas manos, diciéndole

  • Anda papito… yaaa.. damelaaaa… siiiii… ya no me hagas sufrir…cógeme

El viejo se montó en ella, Susy separó sus piernas y haciendo a un lado la tanga, Margarito fue introduciéndose lenta pero firmemente en ella.

  • Aaaaaaaaaaa… oooooooooooooo… sólo fue el quejido emitido por la boca de Susy.

Margarito empezó a moverse primero lentamente… poco a poco fue arreciando su movimiento en tanto que Susy lo rodeó con sus piernas atrayéndolo fuertemente hacia ella, pidiéndole con este gesto que entrara los más profundo que el viejo pudiese. Margarito separó, delicadamente, las piernas de Susy y colocándolas en sus hombros se inclinó un poco más hacia ella, sin dejar de moverse acercó sus labios a los de ella y empezó a besarla delicadamente, bajando a su cuello y mordisqueando suavemente los lóbulos de sus orejas, para finalmente fundirse en un beso caliente y profundo, jugando con su lengua como en una lucha decidida y ardiente. En un movimiento rápido el viejo tomó las manos de Susy y uniéndolas con una de las suyas las llevó por encima de la cabeza de ella colocándolas en el descansabrazos del sofá, sin soltarla, inmovilizándola con su cuerpo y su mano, fue recorriendo lentamente las axilas descubiertas de Susy, y alternando sus labios empezó a chuparlas, alcanzando con ello arrancar gemidos de placer de la cachonda boca de Susy, gimiendo y pidiendo más ella encarcelaba, con sus piernas, el cuerpo del viejo al de ella, mientras este movía su cadera hacia atrás y hacia adelante, en un movimiento profuso, fuerte, cada vez más rudo, haciendo con esto que Susy levantara las caderas del sofá, logrando así que la penetración fuera más profunda… Por un momento el viejo se detuvo, Susy levantó sus caderas y empezó un movimiento frenético para gozar de esa enhiesta virilidad, en tanto que Margarito parecía que no deseaba continuar, sin embargo el viejo sólo se tomaba un respiro… se salió de Susy, muy en contra de su pesar ya que ella deseaba continuar teniéndola adentro… levantó a Susy tomándola de las manos, y volteándola suavemente se colocó a sus espaldas, inclinando con su mano derecha el cuerpo de ella la fue colocando en el sofá con las nalgas al aire y las rodillas de Susy bien puestas en la orilla del mueble. Sin el mínimo asomo de perder la erección, el viejo, embistió fuertemente desde atrás penetrándola de un solo golpe y llegando, con ello, hasta el fondo de la vagina de Susy.

  • Señoraaaa…. dijo el viejo de Margarito, con un dejo mezcla de cinismo, malicia y cachondez… qué rica está usted señoraaa… si supiera cuántas noches la soñé así
  • Siiiii?? Sólo atinaba a decir Susy, sintiendo en cada embate que chorros de placer inundaban y bañaban la dureza del viejo, haciéndola sentir más mujer… más deseada
  • Siii… Susy, llamándola por primera vez por su nombre sin anteponer "doña"… siiii… así la quería tener… gozándola… te gusta?? Le preguntó
  • Siiii… siiii…me encanta…me gustaaaa… siiii… coges riquisimoooo… dijo Susy, ya en un desinhibido comentario, que al fin y al cabo el momento lo ameritaba… estaba demasiado caliente
  • Tú también me gustas mucho… me gusta tu cuerpo… tus caderas… tus nalgas… tus tetas… siiii…siii… tu concha… tu conchita depilada…mmm siiiii… que rica estás señora, volvió a decir el viejo, al tiempo que la tomaba rodeándola de la cintura con sus dos brazos cual perro montado en su perra, y arremetía sus movimientos, indicando que ya no pararía…que estaba llegando al clímax del placer… al paroxismo
  • No pares… no pares… siiii… siiii dámela toda… siiii… dámela…ooooo… siiiii.. sigueeee… siiiiiii… ooooooo aaaaaaaaaa….. gemía escandalosamente Susy sin importarle si algún vecino la escuchaba

El viejo aceleró sus movimientos… sus embates, se movía con una rapidez que rayaba en la locura del placer… ambos sintieron la descarga, sintieron inundarse mutuamente, los chorros calientes se mezclaban entre sí y se hacían uno con los gemidos de ambos

Quedaron estáticos, el viejo aún tenía dentro de ella su miembro erguido. En un resoplido Susy se tiró hacia adelante separándose, aún sin quererlo, de su nuevo amante. Casi en ese momento sonó su celular, no tenía fuerzas para contestar… resollaba… y halando aire se sentó en el sofá componiéndose el vestido, tomó una bocanada más de aire y resopló con fuerza, una más y repitió la exhalación. Abrió boca y con un sonido más fuerte tomó aire nuevamente, lo contuvo unos momentos e hizo lo mismo tres o cuatro veces más. El celular volvió a sonar, arreglándose el cabello como si pudiera ser vista por el teléfono se compuso toda, tomó un nuevo aire y se dio cuenta que estaba recuperada

  • Hola amor, ¿cómo estás?, perdón pero estaba ocupadita cariño, dime qué pasó? dijo Susy y con un movimiento sensual hizo su cabello para atrás para arreglarlo un poco más.
  • No te preocupes chiquita, dijo Carlos del otro lado de la línea, sólo quería llamarte para ver cómo estabas
  • Yoooo? Dijo Susy, yo muy bien amor… acá todo de maravilla, poniendo énfasis en esta palabra, tú no te preocupes que acá todo está bien… ya estás hospedado? preguntó
  • Ya amor, voy a bajar a cenar en unos momentos, pero ya estoy hospedado, extrañándote como siempre, asintió muy amoroso Carlos.
  • Ay amor, contestó Susy, pero lo bueno es que es sólo una noche, ya mañana estás por acá. ¿qué crees?
  • Qué –preguntó Carlos-
  • Que tu nena se va a quedar en casa de Rocío, ves que es el cumple de su niña, y como mañana no tienen clases me convencieron de que se quedara allá, así es que los dos malvados se fueron y me dejaron solita… y diciendo esto le hizo una seña a Margarito para que se sentara a su lado y este obedeciendo se sentó así como estaba, semidesnudo y aún con una semierección
  • Y por qué no te vas a quedar allá amor, digo, para que no te quedes sola
  • Ay no –dijo Susy- tú sabes que soy medio chocante, prefiero quedarme en casa, tú no te preocupes, mira me encierro temprano a piedra y lodo y no le abro a nadie, tú no te angusties, le dijo a su marido, en tanto que su mano libre empezaba nuevamente a jugar con la verga del viejo.
  • Está bien cariño, cierra bien la casa y no le abras a nadie –dijo Carlos- y ahora te dejo amor, voy a cenar. Más tarde te llamo.
  • Si amor, si quieres mándame un mensaje al cel, y yo te hablo o cómo tú gustes, asintió, en tanto que tomaba la mano de Margarito, y abriendo sus piernas, se la llevaba a su depilada intimidad.
  • Hasta luego chiquita –se despidió Carlos-
  • Bye, amor –dijo Susy- para colgar inmediatamente.

Claro que me voy a encerrar a piedra y lodo, pero contigo papito, dijo dirigiéndose al viejo, y no le voy a abrir a nadie… mejor voy a pedir que TÚ ME ABRAS… remató sin soltar la dura verga del viejo.

continuará