Susy, una esposa muy dulce 2

Susy se sentó junto a nosotros, y al hacerlo la bata subió aún más dejando ver sus hermosas y bien torneadas piernas. Sus finos y descalzos pies, se cruzaron unos a otros, dejando ver su roja tanga que apenas cubría su triángulo perfectamente depilado

Susy se sentó junto a nosotros, y al hacerlo la bata subió aún más dejando ver sus hermosas y bien torneadas piernas. Sus finos y descalzos pies, se cruzaron unos a otros, dejando ver su roja tanga que apenas cubría su triángulo perfectamente depilado. Me paré casi inmediatamente y trastabillando a propósito me dirigí hacia el aparato de sonido para ponerlo en funcionamiento con un disco que ya anteriormente había preparado. La música se dejó oir ... "era un pueblo con mar, una noche, después de un concierto... tú reinabas detrás de la barra, del único bar que vimos abierto..." Ella se levantó y nuevamente sus piernas desnudas fueron captadas por los lujuriosos ojos de Jorge la recorrieron desde el inicio de sus muslos hasta casi su ardiente intimidad mientras se dirigía caminando suave y sensualmente hacia el pequeño bar, Jorge no pudo evitar mirar con deseos ese par de nalgas suaves y deliciosamente atractivas que se contoneaban ante sus ojos. Susy se volteó hacia nosotros y dijo:

  • A falta de caballeros, tendré que prepararme la bebida yo sola...
  • Espera Susy, dijo Jorge y como un rayo se levantó hasta llegar a ella lo más rápido que pudo, deja yo te la preparo, dijo.

Se acercó a ella y ya no alcancé a oír lo que decían, sólo veía que él poniéndose a su lado, tomaba la copa que ella ya había elegido, y haciendo preguntas fue preparando la bebida de mi esposa. Ella tomó su copa y alzándola a la distancia brindo conmigo diciendo:

  • Por que esta noche resulte inolvidable amor mío...

Correspondí a su gesto y bebí de mi copa, al tiempo que ella le decía a Jorge, ¿y tú no brindarás conmigo? Él se acercó a mi por su copa en tanto mi esposa sólo asomó medio cuerpo de la cantina y lo esperó ahí a una distancia prudente de mi, pero que dejaba verla con claridad, a pesar de la penumbra que existía. Jorge se acercó a ella y alzando su copa, tomó de su bebida al mismo tiempo que ella lo hacía. Brindaron sin importarles mi presencia, no había regreso, mi mujer era una mujer decidida, y la suerte estaba echada ya.

"... y nos dieron las 10 y las 11, las 12, la una, las dos y las tres... y desnudos al anochecer nos encontró la luna..." cantaba Sabina en tanto yo fingía que mi borrachera causaba más estragos en mi conciencia, y colocando mi copa a un lado de mi sillón, fui acomodando mi cabeza para "sumirme" en la profundidad de mis mágicos y calientes sueños... A la distancia, de pie, podía observar que mi esposa y mi mejor amigo charlaban y reían como si yo no existiera.

Todo estaba preparado, Joaquín Sabina dejó de cantar, y la música cambió "... perfume de gardenias... tiene tu boca... bellísimos destellos de luz en tu mirar..." Jorge no pudo resistir, ahí estaba frente a él una mujer sumamente atractiva, casi desnuda, mostrando un poco del nacimiento de sus senos y un par de pezones que, altivos, se alzaban como señalándolo y, al mismo tiempo, para indicarle que ahí estaban, que no los ignorara... si bajaba la vista podía ver los deliciosos y bien torneados muslos de Susy, producto de muchas horas de gimnasio... era, pues, un momento que no podía dejar pasar. Tomando la copa de la mano de mi esposa la colocó en la barra, hizo lo mismo con la suya, y tomando a Susy de ambas manos la haló hacia él, colocó una mano en la cintura de mi mujer en tanto que su mano izquierda se posó en la derecha de Susy y abriendo sus dedos uno a uno fue introduciendo los suyos como un preludio de lo que después haría con las piernas de ella. "... tu cuerpo es una copia de Venus y Citere que envidian las mujeres cuando te ven pasar... perfume de gardenias, perfume del amor..." cantaba Jorge al unísono del cantante de la Sonora Santanera, en tanto que sus cuerpos se movían al compás suave de la música y ella sólo pegaba aún más su cuerpo al ardiente cuerpo de Jorge, sus senos se oprimían cuando él, sin peder oportunidad, con fuerza y delicadeza la mantenía muy unida a su ya, en ese momento, ardiente cuerpo.

Pronto la música calló para dar paso a otra que estábamos seguros cuando lo preparamos que surtiría buen efecto, el efecto deseado, excitarlo sobremanera... habíamos apostado que no llegarían a la cuarta canción... "amanecer con él... a mi costado no es igual que estar contigo... no es que esté mal, ni hablar, pero le falta madurar es casi un niño..." se dejó escuchar la inconfundible voz de Alejandra Guzmán, "... sin tus uñas arañándome la espalda, sin tus manos que me estrujan todo cambia, sin tu lengua envenenando mi garganta, sin tus dientes que torturan y endulzan yo no siento nada... hacer el amor con otro..." Sabíamos que la melodía no era precisamente para bailar, pero también estábamos seguros que por el momento que se viviría Jorge no perdería esa gran oportunidad. No la había soltado, y sin dudarlo más la siguió aprisionando a su pecho en tanto sus pies y manos se movían acompasadamente al ritmo de la música. Al escuchar estas palabras la apretó más fuerte contra él, y suave, tierna y salvajemente acarició con un intento de rasguño la piel expuesta de la espalda de Susy. Jorge volteó por un momento a verme. "Cuando está tomado no despierta aunque estalle una bomba" fue lo que ella me contó después que le dijo. "¿Estás segura que hacer el amor con otro no es la misma cosa?" preguntó él para asegurarse qué terreno estaba pisando. "No lo sé, dijo mi esposa, nunca lo he hecho". ¿o el otro es él? Dijo Jorge, y con un movimiento de cabeza hizo referencia a mi persona. Jajajaja, río mi esposa, mientras Alejandra Guzmán interrumpía cantando "...falta atar el alma en cada beso, y sentir que puedes alcanzar el cielo... quise olvidarte con él... quise vengar todas tus infidelidades..." y mi esposa la secundó en un canto suave y sensual casi al oído de Jorge... No hizo falta más, Jorge la rodeó con sus brazos, acercó sus labios a los de ella y calló el murmullo de mi mujer, ella correspondió rodeando el cuello de Jorge y, alzándose un poco sobre los dedos de sus pies descalzos, se prendió fuertemente de los labios de mi amigo. Él fue introduciendo su lengua en la boca de ella mientras que Susy abría sus labios para recibir ese beso ardiente cual adolescente ganosa. Se soltaron y ella tomándolo de la mano caminó delante de él rumbo a la recámara. Al llegar al pie de la cama se volvió para besarlo nuevamente, y así fundidos en un prolongado y ardiente beso, las manos de Jorge volaron acariciando cada centímetro de la piel de Susy. Sus hombros desnudos fueron acariciados suavemente por las manos varoniles de mi amigo. Ella fue desabrochando su camisa y pasando por encima su camiseta lo dejó con el torso desnudo. Jorge era un hombre velludo. Susy acarició suavemente sus vellos y acercó sus sensuales labios a la tetilla derecha de mi amigo. Fue succionando suavemente uno y luego el otro, en tanto las manos de Jorge acariciaban por encima de la suave tela de la bata roja de mi mujer los turgentes y ardiente senos de Susy, recreándose unos segundos en los erectos y febriles pezones de mi esposa. Ella se soltó y prendiendo la lámpara del buró, caminó hacia la sala donde todo había comenzado para apagar la luz del espacio donde yo estaba sentado y así ofrecerme un inigualable y lujurioso panorama. Yo podía ver todo lo que quisiera, ellos, simplemente me ignorarían. Antes de entrar a la recámara Susy dejó caer suavemente su bata que resbalando por toda el cuerpo de ella simulaban un par de manos que la recorrían suave y deliciosamente. Caminó hacia Jorge, quien ya la esperaba sin pantalones, sólo con un bóxer oscuro que no podía contener su erección. Susy se acercó a él, y arrodillándose ante él, dándome la espalda, fue introduciendo lentamente la verga de mi mejor amigo en su caliente boca. Yo sabía cómo era eso. Experta en el arte de mamar, fue succionando, primero suave, luego fuerte para terminar intensamente, la cabeza de la verga de Jorge. Sus finos dientes mordían suavemente la cabeza del miembro viril de mi amigo, en tanto que sus juguetones dedos acariciaban, apenas rozando con sus uñas, los huevos de quien en ese momento se sentía el hombre más feliz del mundo. Con arte más que ensayada, poco a poco la verga de Jorge fue desapareciendo de la vista para acabar completamente dentro de la boca de mi mujer, quien fue sintiendo palmo a palmo el palpitar de las venas de tan grueso miembro que crecía centímetro a centímetro dentro de ella. Fue sintiendo esa suavidad y dureza al mismo tiempo, cosa que Susy me había dicho le fascinaba. Ese poder tan mágico y ardiente de tener a un hombre a sus pies, aunque literalmente fuera al revés, era para ella como tener el mundo en sus manos. Sabía perfectamente que ese momento de poder que mi esposa experimentaba la hacía la mujer más hermosa, deseable y ardiente que se puedan imaginar. Yo no lo entiendo, pero para ella es sentirse dueña del Universo. Poder hacer con el hombre lo que quiera hasta el grado de hacerlo enloquecer hacen que ella se convierta en una verdadera hembra.

Pronto sintió que Jorge estaba en su momento. Bajó de un solo golpe el bóxer oscuro y pude ver como de un empujón en el pecho de este lo obligó a acostarse boca arriba en la orilla de la cama en tanto sus pies descansaban en la mullida alfombra de la recámara. Susy se quitó la última pieza de ropa que tenía, su tanga roja, y pasándola por debajo de su pie derecho la tomó y en un movimiento por demás sensual lo aventó hacia donde yo estaba. Por supuesto no llegó a mi, pero entendí claramente el mensaje: "va por ti amor". Ella fue colocando con gran maestría el condón, que ya estaba preparado, hasta la base del tronco ardiente y duro de Jorge. Se subió y de un solo golpe se sentó en la verga de Jorge. Un "aaaaaaaaaaaaaaaaaaaa" se confundió en el ambiente. Ella empezó a subir y bajar para sentir hasta el fondo y por todos los centímetros de su vagina aquel pene "tan hermoso", dicho después en sus propias palabras, penetrarla y disfrutarlo hasta la saciedad. Jorge se asió de sus caderas y manteniéndola fija, subió los pies a la cama y doblando las rodillas empezó a entrar y salir de la intimidad cachonda de mi esposa. Los cuerpos se confundían uno al otro. No había principio ni fin. Sólo dos cuerpos gozándose uno al otro.

  • Hazme tu perra... hazme tu puta, le dijo mi mujer.

No sé que efecto causó esto en Jorge pero ni tardo ni perezoso se salió de ella y bajándose de la cama esperó a que Susy se acomodara. Poniéndose en cuatro puntos Susy apuntó sus nalgas hacia Jorge dispuesta a recibir la verga dura de mi amigo. Éste entró de un solo golpe en ella, agarró firmemente sus caderas y arreció sus movimientos. Entraba y salía como un loco, poseído por el demonio de la lujuria, entraba y salía en ella. Los gemidos de Susy completaban el cuadro. Yo sobaba por encima de mis pantalones mi pene que estaba a reventar. Me la saqué sin hacer ruido, era algo que había aprendido desde chiquillo, cuando veía a mi madre ser poseída por los amigos de papá.

  • Házmelo por "ahí", dijo mi encantadora y puta mujer.
  • De veras? Preguntó Jorge, tal vez incrédulo, tal vez pensando que había oído mal.
  • Siiiiiii... damelo por "ahí"... métemela por "ahí"....
  • ¿por dónde? Dijo Jorge, ya muy caliente, dime por dónde...
  • Por ahí.. dijo mi mujer... cojéeme por el culo... meteme tu verga en mi culo, te quiero sentir... dame tu verga... papi .. cojéeme papito por favor, cojéeme por el culo....

No necesitó lubricarla, bastaba la humedad de mi mujer. Se colocó en el punto exacto en tanto que Susy lo ayudaba con sus manos abriendo un poco más las nalgas. Entró y un "ooooooooo" se dejó escuchar en la habitación proveniente de la boquita de mi esposa. "Siiiiiiiiiiiii"... dijo... "no te detengas... no pares... sigueeeeeeeee... sssssssssiiiiiiiiiii... ooooooooooooooo... maaaaaaaaaassssssssss... ssssssssssssssiiiiiiiiiiiiiiiii... oooooooooooooooo.... que ricoooooooooooooo..... aaaaaaaa"... exclamaba Susy... Jorge no tardó mucho, era tal el placer que sentía cuando entrando y saliendo los músculos del esfínter de mi esposa apretaban fuertemente su verga al tiempo que escuchaba salir de la boca de Susy lo que tal vez nunca antes había escuchado. Terminó con tres movimientos fuertes y duros, animado por las frases de mi mujercita quien al sentir el último empujón de las caderas de Jorge en sus nalgas empujó fuertemente, apoyada con sus brazos en la cama, todo su cuerpo hacia el cuerpo de mi amigo y sentir así toda la verga dura e hinchada de él completamente dentro de sus intestinos calientes.

Jorge se retiró. Yo había terminado unos minutos antes. Seguí "dormido" hasta que la puerta se cerró detrás de mi satisfecho amigo. Me acerqué a ella, la besé tiernamente en sus labios.

  • Gracias, le dije, fue maravilloso.
  • Gracias a ti amor, me contestó, realmente fue delicioso. Tiene un pene hermoso. Lo gocé mucho. Gracias, repitió.

Pasó al baño a asearse. Se acostó junto a mi desnuda. La abracé. Se volteó dándome la espalda. No la solté. Nos quedamos dormidos.

... continuará....