Suspiros

Un nuevo relato que se le ocurrió a mi cabeza jeje ^^U

1 Primero

Como tantas veces lo he hecho, me vuelvo a preguntar, ¿qué soy yo en este mundo? ¿Quién soy yo? ¿Sólo una pequeña luz en medio de la oscuridad? En medio de todo este ambiente negro y oscuro… ¿qué soy? Dímelo, explícamelo por favor… Tantas personas pasando por tu vida. Mírame, ¿por qué no me miras? Soy tu Ángel de la guarda. Y no te importa si estoy ahí o no. Sólo sigues tu vida, dividida, incompleta, sin saber que tu otra parte está tan cerca de ti.

Alison bajaba del bus escolar justo frente a su casa. Ojos color marrón, cabello castaño, gafas de 4,20 de medida, estatura baja, delgada, 16 años. Llevaba el mandil de la escuela en la mano, un pantalón holgado y la clásica playera de mangas largas. Tímida, retraída, callada.

El sol yacía cubierto por algunas nubes, el viento yacía soplando suavemente, acompañando la soledad de la chica estudiante de secundaria. Entró a su casa, no había nadie, su hermano la cuidaba desde que sus padres habían viajado a otro país para enviarles dinero cada 15 días. La situación económica familiar, había mejorado bastante desde aquél viaje de sus padres. Aun así su hermano mayor de veinticuatro años trabajaba en las noches de guardia de seguridad de un antro, a la vez que terminaba su carrera.

Ali, iba a la escuela; pero no tenía amigos, era la clásica chica víctima de violencia escolar. Siempre se veía rodeada e insultada por aquél grupo de chicas, el más popular de la escuela, de esos grupos que se la pasan molestando a otra gente y haciéndoles de mala fama. ¿Por qué lo hacían? Tal vez no tenían nada más de lo que ocuparse.

Recordaba vagamente lo que había ocurrido ese día en la escuela pública a la que asistía, esta era la razón por la cual no llevaba puesto su mandil sucio de polvo.

Como siempre, el grupo de esa chica Laura había ido a provocarle y ella en esta oportunidad no había hecho caso de ello. Al salir fue empujada abruptamente a una zanja de barro. Así de sencilla era la manera cómo se resolvían los asuntos con ella.

Pero era muy extraño. Aquél día, antes de ser empujada, sintió un susurro al oído que le decía “¡cuidado! ¡Detrás de ti!!” . Ella se asustó; pero no era la primera vez que le ocurría. Cuando no se fijaba en la avenida al cruzar la calle, oía unos ligeros “detente…” pensaba que era su mente o simplemente el producto de su solitaria imaginación que no se atrevía a darse un lugar en el mundo y no sabía hacerse respetar como se debe.

Así era Ali, la chica tímida de la escuela.

Ojalá pudiera hacer algo más por ti, me la paso advirtiéndote todo el tiempo y tú no te das cuenta. ¿Cuántas veces me has tomado la palabra? Menos de la mitad de veces en las que he intentado cuidarte. Cuando sostengo tus hombros para que no cruces la calle, sólo te aturdes al sentir el escalofrío, te detienes; pero no te das cuenta que yo estaba allí, cuidándote. Como quisiera poder estar a tu lado y hablarte con mi propia voz, no con la voz del viento…

Otro día más, otra mañana más. Como siempre, sola en la escuela. Haciendo apuntes en los cuadernos, callada, sin hablar con nadie en medio de todo el bullicio que hacían sus compañeros de curso; recibiendo bolas de papel en la cabeza de rato en rato. Resopló y miró a su alrededor.

“Anímate…” oyó de repente un susurro en su oído. “¿Me estaré volviendo loca?”, se preguntó a sí misma mientras observaba hacia la ventana.

-¡Oye tú! – Oyó la voz de Laura delante de ella – ¡te estuve hablando desde hace rato! ¿Sigues ignorándome?

Quisiera poder pedir un deseo, para poder estar contigo, a tu lado y enseñarte a ser alguien feliz, a que veas lo hermosa que es esta vida… déjame estar a tu lado…

Los días pasaban así, así de monótonos, así de tristes. A pesar de que estaba acostumbrada a esos tratos en la escuela y a esa soledad en su casa, vivía triste y encerrada en su habitación sin hacer nada interesante, más que estudiar y escribir poesías, a veces usaba la computadora; pero se aburría rápido de todas las cosas que hacía.

Una tarde, a eso de las seis, estaba echada en su cama, sin hacer nada, simplemente pasando el día, aburrida, sin saber qué hacer. “Alison…” escuchó de repente. Miró hacia todas partes, asustada. Se levantó de la cama y fue hacia la ventana abierta. Observó la calle, no había nadie, ¿quién le habría llamado? “Alison… anímate…” oyó de repente. Un escalofrío recorrió su cuerpo. “¿Esquizofrenia?” se preguntó a sí misma dándose la vuelta y comprobando que la voz o lo que sea que había oído venía desde esa dirección. Tomó aire y caminó fuera de su cuarto, oía susurros extraños en su oído a los que seguía, según la dirección que tomaban. “Qué raro…” se dijo a sí misma cuando dejó de oír los susurros.

Llegó a la puerta de casa y la abrió, sólo para mirar a los costados, por si alguien andaba por allí.

“Alison… no salgas” volvió a oír… Dios mío, ¿qué rayos era eso? Ali se ponía cada vez más nerviosa. Pero hacía caso omiso de las advertencias de aquellos susurros y salió sin más con tal de seguir a aquella voz.

¿Por qué no me haces caso? Siempre te pido que te cuides, y tú haces lo contrario, quisiera estar yo allí para cuidarte, supongo que si estuviera contigo, sí me harías caso, sí podría ayudarte… déjame ayudarte… ojalá me dejaran ayudarte…

“Quiero ayudarte…” escuchó de repente, una vez más. La calle estaba vacía, en el lugar por donde vivía normalmente no había mucha gente pasando por los alrededores. Caminó casi corriendo en la dirección por la que venía la voz. Dobló una esquina; pero poco a poco el ambiente comenzó a darle más miedo que curiosidad, estaba muy solo y el sol ya había sido tapado por las negras nubes que oscurecían el ambiente a las seis de la tarde. “Vuelve a casa… vuelve” escuchó, de nuevo esa voz… “no me busques… vuelve a casa” pero no le ponía atención a lo que le decía, sino más bien al hecho mismo de poder oír esos susurros que estaba más que segura que no venían de su imaginación sino que  provenían del exterior.

Caminó lentamente en la dirección por la que creía que provenía la voz. Terminó entrando en un callejón de cubos de basura, cerrado por una fuerte red de metal.

¿Por qué te metiste ahí? ¿Por qué no me haces caso? Yo sólo intento protegerte, nunca pones atención a lo que digo, soy tu Ángel de la guarda, nunca pretendería hacerte daño; pero ahora… me siento tan impotente al saber que no puedo estar contigo para cuidarte...

Escuchó pasos tras ella. Se dio vuelta rápidamente y con mucho miedo comprobó que se había metido donde no debía. Dos hombres yacían parados a mitad del callejón, sonriendo de manera pervertida. El corazón le dio un vuelco de miedo.

-¿Qué hace aquí la nenita? – preguntó uno de ellos, el de la izquierda, el que era calvo y se notaba que tenía miles de tatuajes en todo el cuerpo. Cicatrices en la cara y simplemente se cubría con una chamarra de cuero ya vieja y de mala calidad.

-Jaja… una niña de tu edad no debería andar por aquí – rió el de la derecha, lleno de cicatrices y aretes en el rostro. Sacó una navaja de su pantalón y le apuntó a la pobre chica, quien retrocedió temblando – ahora vas a hacer todo lo que te ordenemos, ¿oíste? Nada de movimientos bruscos… o te arrepentirás.

-No… - apenas alcanzó a murmurar Alison al tiempo que miraba uno de los cubos de basura que estaba al lado de la reja de metal, si lograba saltar encima de él podría cruzar la red y escapar de allí muy lejos de aquellos hombres. Sin pensarlo dos veces rápidamente se subió al cubo de basura, el cual cayó cuando saltó a sostenerse del borde más alto de la reja. Estaba a punto de cruzar una de sus piernas cuando sintió que le jalaban del otro fuertemente.

-¡Te dije que no hicieras movimientos bruscos!!! – le gritó uno de los tipos, el de los aretes, mientras tiraba fuerte de la pierna de la chica de gafas, quien apenas se sostenía del borde de aquella reja.

-¡Ven aquí! – gritó el calvo corriendo a ayudar a su compañero, entre los dos la jalaron hacia abajo y le hicieron caer de bruces contra el piso. Se cayeron sus gafas… ya no veía nada…

-¡¡¡No!!! – comenzó a gritar y luchar a pesar de que su vista yacía muy borrosa. Arrepintiéndose de haber salido a buscar unos susurros que después de todo sí se encontraban en su imaginación. Tenía que ser una niña tonta para creer que eran reales.

Notó vagamente cómo el tipo se bajaba el pantalón y la ropa interior. Y a pesar de que sabía que aquello ya no tenía remedio, seguía gritando, luchando, forcejeando al sentir cómo sus brazos eran aprisionados por aquellas torpes y ásperas manos de hombres callejeros y abusadores. Con la visión aún borrosa, divisó vagamente la silueta de alguien más aparte de todos los que estaban allí en ese momento.

De repente, oyó golpes secos y bruscos, gritos asustados de los hombres y ahogados por más golpes. Escuchó los pesados cuerpos caer al suelo y más golpes sobre ellos, hasta que dejaron de gritar, obviamente inconscientes.

-¡¿Estás  bien?! – Oyó una voz muy hermosa de una mujer; pero se la notaba agitada – usas gafas, ¿Verdad? – le dijo aun jadeando, las pondré en tu mano, ¡póntelas y salgamos de aquí! – sintió que alguien depositaba sus lentes en su mano derecha, se los puso y pudo divisar a una chica no mucho mayor que ella, cabello negro y largo hasta la cintura, liso y brillante con un rayo color rojo a la mitad de él, ojos negros, piel blanca, era como quince centímetros más alta que ella. Le sonreía alegremente y yacía agarrando una barra larga de metal con la que Alison dedujo que había golpeado a los hombres – ¡vamos! Debemos salir de aquí antes de que despierten.

-Eh… g-gracias – murmuró tímidamente la muchacha, mientras iba detrás de aquella misteriosa chica.

-¡No te preocupes! – decía ésta triunfalmente. Salieron de aquella zona, para llegar a un parque donde ya se podía ver mucha más gente por los alrededores, paseando en grupos y en parejas.

-¿Quién eres? – preguntó Alison en voz baja mientras la chica se detenía y resoplaba al ver que ya estaban lejos de aquél lugar. La extraña se dio vuelta y miró a la recién rescatada, se veía muy alegre, feliz, eufórica y triunfante, como si hubiera hecho la acción buena del día.

-Me llamo Amy – le dijo levantando el pulgar – Tú eres Alison verdad… sí... – comenzó a hablar como para sí misma – la humana que me mandaron a cuidar…

-¿Qué? ¿Humana? Amy… ¿ese es tu nombre? – rió un poco la chica de gafas. Pero al instante levantó la ceja, qué rara chica, además…. ¿cómo rayos sabía su nombre?  - espera… ¿cómo sabes mi nombre?

-Ali – le cortó Amy, evidentemente hablaba mucho más fuerte que ella y con más seguridad, se veía radiante de felicidad – Ali… estoy muy feliz de haber podido venir a ayudarte y cuidar de ti por fin , ahora… tengo un problema… no tengo dónde ir a dormir – se rió de sí misma – ¿conoces algún lugar?

-Eh… - la muchacha comenzó a asustarse un poco, está bien, la había salvado; pero, ¿de dónde demonios había salido? – Oye espera – elevó un poco la voz, algo poco común en ella - ¿quién eres? ¿De dónde vienes? Es decir, gracias por ayudarme; pero… me asustas… - resopló.

-Ah… ¿te asusto? – se preocupó la de cabello negro.

-Sí… - la de gafas tomó aire – mejor vuelvo a mi casa… gracias de nuevo – se dio la vuelta y se alejó a paso rápido de allí.

-¡Espera! ¡Espera Alison! – Rogó Amy caminando tras ella – no puedes dejarme aquí, mira me materialicé por ti… ahora no sé dónde ir…

-Lo siento, no entiendo lo que dices – murmuró la muchacha – te di gracias por ayudarme; pero por favor ya no me sigas…

-Es lógico que estés confundida; pero escúchame, sólo un momento – pidió la extraña, Alison se detuvo y le miró – yo… siempre te he mirado, siempre he cuidado de ti, tú no me veías; pero yo estaba ahí – se desesperaba cada vez más al ver la cara de incomodidad de la menor – Yo soy un Ángel y soy tu Ángel Guardián… y me materialicé para poder cuidarte mejor…

-Oye, oye – se perturbó Alison, sí que estaba loca esa chica – está bien que me hayas ayudado; pero ya me asusta que digas que… eres un “Ángel Guardián” y que sigas persiguiéndome, tendré que pedir ayuda…

-¡¡Es mi misión!! – replicó Amy – como Ángel…

-Creo que a alguien no le dieron las pastillas de locura conforme a su receta – comentó la castaña, ya muy molesta – y escucha esto… los “ángeles” no existen…

-Eso me dolió… :S… - dijo la otra caminando tras la muchacha.

Pasaron como cinco minutos.

-¿Cuándo dejarás de seguirme? – Se dio vuelta Alison y por primera vez levantó la voz – Mira llamaré a la policía…

-Oye no me hables así – se entristeció Amy – es que duele, y luego de que te salvé de esos sujetos…

-Es la cuarta o tercera vez que te agradezco por haberme ayudado; pero ahora, cada una a su respectiva casa… y ADIÓS – dijo la chica.

-No me creíste que soy un Ángel, ¿verdad?

-(¬¬) Claro que no…

-Entonces por qué fuiste a buscar de dónde provenían aquellos susurros que oyes… que los hace mi querido amigo el viento… - Amy levantó las manos y se las puso a la cintura y haciendo un puchero. Pero esto sí sorprendió a Alison, volvió a mirarle inquieta.

-¿Cómo lo sabes?

-Yo debo saberlo todo sobre ti, está escrito que así debe ser…

-Estás loca… - pero aun así estaba demasiado sorprendida por lo que le había dicho esa chica sobre los susurros que oía – ya debo ir a mi casa, lo digo en serio, fue un gusto conocerte y todo; pero…

-Debí haber previsto eso – resopló Amy – ahora no tengo dónde ir…

-¿De verdad no tienes dónde ir? ¿De verdad? – Alison comenzó a pensar, podría invitarle a que se quedara en su casa sólo por esa noche (nadie quería tener a una loca más de una noche durmiendo ahí), como agradecimiento por haberle salvado, pues debía aceptar que aún le temblaban las piernas por aquello que había pasado.

-Te juro que no tengo dónde ir – la mirada de esa chica era muy diferente, era dulce, alegre; pero por sobre todas las cosas, el brillo en sus ojos sí era muy sincero – y no puedo alejarme de ti, estoy aquí para cuidarte…

-Dejemos de lado eso… ok… - negó Alison sin querer oír más de esas cosas ilógicas – sé que es una imprudencia; pero dejaré que vengas a mi casa esta noche…

-¡Gracias!! – Exclamó Amy muy emocionada – El piso estará bien ;)

Fin del capítulo :3

Espero este comienzo haya sido de su agrado jeje ^^U aunque realmente no tiene muchas cosas aun...mmm... esta historia la hice dedicándosela a alguien muy especial para mí ^^U... asi que espero que vaya saliendo bien a medida que avance en ella. Espero sus comentarios a ver que tal les pareció ... y también decir que no dejare de lado para nada mis otros dos relatos, Encuentro Accidental y Gotas de Lluvia ^^