Susana, la cuñada perfecta - Capítulo 1
En este primer capítulo os introduzco a los personajes de mi historia (real) y os describo lo que siento
Voy a iniciar una serie de relatos para explicar mi historia con Susana, la hermana de mi mujer.
Para no hacerlos demasiado largos, os iré explicando diferentes situaciones que he vivido capitulo a capitulo.
Me presento. Soy un chico de Córdoba, felizmente casado desde hace 3 años con Raquel, una maravillosa mujer. Desde que conocí a Raquel sabía que era la mujer de mi vida.
Trabajo en un hospital (no daré más datos para no ser reconocido), y tengo un horario un tanto especial: a veces trabajo hasta 48 horas seguidas, pero luego tengo varios días de descanso. Raquel trabaja en una tienda de moda de nuestra localidad, pasa casi todo el día fuera de casa.
Con Raquel empecé a salir apróximadamente sobre 2010. Al cabo de unos meses, tuvimos esta conversación.
- Cariño, este fin de semana celebramos el cumpleaño de mi padre, ¿te apetecería venir a cenar con nosotros y así te presento a la familia?
No dudé ni un instante, llevabamos saliendo pocos meses, pero la amaba y quería formar parte de su familia.
Claro, por supuesto. ¿dónde se celebra?
Será en casa de mis padres. Mi madre preparará un pica-pica, algo informal, ya sabes...
Sin problema! Tengo ganas de conocerlos.
Me alegro cariño. Estarán mis padres, mi hermana Susana y mi cuñado Pedro.
Esa fue la primera vez que oí hablar de Susana. Susana. Un nombre tan corriente al que jamás había prestado atención y que ahora se ha convertido en mi pasión. Pero no quiero adelantar acontecimientos.
Llegó el día de la cena. Nervios, frases típicas, etc. etc. La familia de Raquel era encantadora conmigo. Pero sobre todo me llamó la atención Susana. Vestía unos vaqueros ajustados y una camisa de manga corta, de esas que tienen una pequeña transparencia y dejan jugar tu imaginación. No era excesivamente provocativa la vestimenta, pero semejante bombón no pasada inadvertida. Era más bajita que mi mujer, sobre 1.60 calculo. Delgadita, castaña, con un culo de infarto. No es un trasero enorme, ni mucho menos, pero tiene curvas, como a mi me gusta. Sus pechos son simplemente perfectos. Si tuviera que dibujar un pecho ideal, sin duda dibujaría los de Susana. Intentaré describirlos, ya que merece la pena. La talla ha de ser una 90-95 aproximadamente. No son muy grandes, pero tampoco pequeños. Yo lo defino como un tamaño medio. Lo que más me gusta es que pese a que Susana en esa época ya había cumplido los 40 años, seguían estando firmes como los de una colegiala. Los pezones son grandes. De esos que cuando se ponen duros no puedes evitar chupar. ¿Qué como sé que los tenía firmes? No os adelantéis. Confiad en mí, lo sé.
La cena fue muy agradable. Nos quedamos tomando una copa en el jardín Raquel, Susana, Pedro y yo. Ese día supe que Raquel iba a ser mi mujer. Sentí que tenía todo lo que yo necesitaba.
Fueron pasando los meses. Raquel y yo cada vez estabamos más unidos.
Una tarde estando en casa esperando a que llegase Raquel, estaba explorando las aplicaciones de fotografía disponibles en la Store del móvil (soy un apasionado de la fotografía), me encontré una llamada "Secret photos". Me llamó la atención. La descripción explicaba que era una aplicación que servía para hacer fotografías espía. La aplicación mostraba una pantalla falsa en vez del visor de la camara, y al pulsar en cualquier parte de la pantalla se hacía una fotografía sin flash ni sonido. Caray! Qué buena idea de aplicación! Y de repente, como por arte de magia, me vino un nombre a la cabeza: Susana. Por aquel entonces la había visto en varias ocasiones y ya me había pajeado más de una vez pensando en ella. Ese día instalé la aplicación en mi movil y decidí que el siguiente día que viera a Susana intentaría robarle alguna foto. No era consciente de que ese clic para instalar la aplicación me iba a proporcionar tantas y tantas pajas.
La relación con Raquel iba viento en popa. Pero yo escondía un secreto: mi cuñada. Susana pasó a ser mi centro de deseo sexual. Si hacía el amor con Raquel, en algunos momentos cerraba los ojos e intentaba imaginar que me estaba follando a mi cuñada. Para que os hagáis una idea... soy fanático de los perfumes. Sutilmente, un día, pregunté a Susana cual era la colonia que usaba habitualmente (me encantaba). Dejé pasar unos cuantos meses, y en cuanto tuve oportunidad se la regalé a Raquel. No sabéis como gozaba yo follándome a Raquel, cerrando los ojos e imaginando y oliendo a Susana.
Poco a poco fui haciendo una colección de fotografías secretas de Susana. Tenía una copia de seguridad en el PC protegido con contraseña. Era mi tesoro. Muchas de ellas eran fotografías normales, de cuerpo entero. Pero verla me excitaba tantísimo... Hasta que un día fuimos juntos a la playa. Raquel y Susana planearon ir un Sábado a la playa. Cuando Raquel me lo dijo esbocé una sonrisa de oreja a oreja. Por fin iba a ver a mi cuñada en bikini! Decir que por aquella época aprovechaba cada momento, cada excusa para que pudieramos quedar con Susana y Pedro. Ir a la playa? Creo que pasé una semana pajeandome dos veces al día solo pensando en ver ese cuerpo al sol. Solamente tenía una duda. ¿Hará Susana top-less? Raquel sí que lo hace. En otras ocasiones habíamos ido con amigos y lo había hecho. Pero me quedaba la gran duda de si también lo haría su hermana.
Y por fin llegó el día. Susana llevaba un vestido blanco cortísimo. Creo que fuí empalmado todo el trayecto hasta la playa. Aparcamos, cogí mi movil (que por supuesto llevaba siempre al 100% de batería para estar listo) y fuimos para la arena. Colocamos las toallas y empezamos a quitarnos las camisetas. Yo miraba de reojo a Susana. No quería perder detalle de ver como se quitaba el vestido. Quería imaginar que se estaba desnudando para mí. Se quitó el vestido y dejó al aire su hermoso cuerpo. Madre mía, era preciosa. Hay personas que son más guapas con ropa. Solo unas pocas elegidas son mucho más guapas sin ropa. Y Susana era una de ellas. Susana se sentó en la toalla, llevó sus brazos a la espalda y se desabrochó la parte de arriba. Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que ví esa teta salir al aire. Me empalmé brutalmente. Nunca sabré si alguien se percató que no dejaba de mirar a Susana de reojo. Lo que si que sé es que ella no sentía pudor ninguno. Ese día hice cientos de fotos de su cupero: de lado, de espalda... Recuerdo una foto en la que está mi cuñada tumbada boca abajo, con la braguita del bikini metida por la raja de su culito, dejando una visión tremendísima. Esa foto fue la más arriesgada que hice, ya que tuve que levantarme, disimular como si estuviera hablando por teléfono, colocarme detrás de ella y hacer la foto. Fue apasionante. Y gratificante, ya que no sabría ni contar las veces que me he masturbado viéndola.
El próximo día os explicaré como fue avanzando mi relación con Susana y como llegué a verla desnuda por completo por primera vez.