Susana, la chica del ciber: El reencuentro
Susana reapareció y yo no me podía aguantar: ¡¡tenía que darle por el culo!!.
SUSANA, LA CHICA DEL CIBER: EL REENCUENTRO
(Para los que no conozcan los antecedentes, leer la primera parte)
A lo largo del último medio año, no he parado de patearme la ciudad y todos sus barrios buscando a la mujer perfecta, la niña más tierna y viciosa que jamás conocí. Mis esfuerzos siempre caían en saco roto, pero no desistí hasta pasados cuatro meses justos desde aquel encuentro que tuvimos, cuando tuve que aceptar que aquel ángel de amor y lujuria no volvería a pasar por mi vida. Aceptada la resignación, volví a mis rutinas y a mi vida, y me olvidé del tema durante dos semanas, momento en que ocurrió algo que me demostró más allá de toda duda razonable que existe el destino y que nunca hay que perder la esperanza.
Como tantas y tantas veces tuve que ir a un cibercafé para mirar un par de cosas de trabajo, y de paso jugar a algún juego que tuvieran por allí. Era la primera vez que entraba en un cíber sin revisarlo de arriba abajo para comprobar si Susana estaba allí, así que sin dilación me puse a lo mío. Durante cosa de una hora estuve tan atento a mis asuntos, que me abstraí del mundo exterior, enfrascado en las pagina que miraba y escuchando música que alguien se había descargado. Entonces, sin previo aviso, noté que me tapaban los ojos y me quitaban los cascos. Quise moverme pero un "ssshhh" me aconsejó que me quedase muy quieto.
-¿Sabes quien soy?.
La frase fue pronunciada en un susurro y la dijo junto a mi oído, de modo que no podía distinguir ningún tono de voz en particular. Solo sabía que era voz de mujer.
-¿Engracia?.
-No-susurró-.
-Mmmmmm ¿Manuela?.
-No, sigue intentando.
La voz era cálida, incluso algo sensual, pero no podía identificarla. Si no era mi prima Engracia, ni tampoco mi amiga Manuela, estaba bastante perdido.
-¿¡Mamá-pregunté extrañado-!?.
-No-susurró intentando contener la risa, según escuché-.
-¿No serás mi tía Paca, verdad?.
-No, ¿te rindes?.
-Sí. Déjame ver quien eres, me muero de curiosidad.
-Haré algo mejor.
Sin quitarme las manos de los ojos, noté como se giró para ponerse delante de mí y me plantó un beso en la boca con lengua incluido que por poco me dejó sin aliento. Luego noté como se sentaba en mi regazo y me abrazaba.
-¿Quién diablos eres?.
-Si quieres saberlo, tendrás que hacer todo lo que yo diga. ¿De acuerdo?. Cuando puedas ver, ve sin falta al parque que hay a 10 minutos de aquí, y siéntate en un banco que hay cerca del pequeño estanque, donde están los patos y cisnes. Te prometo que apareceré, pero solo si te veo allí.
Noté como se salió de mí y como otra mano me impedía ver. Estuve así un poco hasta que me la quitó y vi que era la dependienta del cíber.
-¿Quién demonios era?. Dímelo.
-No puedo, lo siento. Si quieres saberlo accede a lo que pide, no puedo ayudarte, me prohibió decir nada.
¡Que misterio, era casi surrealista!. El problema es que aquel beso hizo que me picase mucho la curiosidad, de modo que fui hacia el parque tal como me dijo presa de cierto nerviosismo. ¿Será Susana, pensé?. Luego me dije "baaaaaah, que va". Sería alguna vieja amiga y o alguna ex novia, aunque ni una amiga y mucho menos una ex novia darían semejante beso de tornillo que literalmente me operó las amígdalas.
Cuando llegué al parque tuve que recorrerlo casi de punta a punta hasta llegar al estanque de los patos. Anduve mirando a uno y a otro lado pero no hubo manera de ver a quien me había besado de tal manera. Necesitaba saberlo, el corazón me iba a cien por hora. No había nadie que tuviera un comportamiento raro o inusual de modo que llegué hasta un banco cercano y me senté esperando que esa persona apareciera, pero durante cinco minutos nada de nada. Me revolví sin parar en el banco, y cuando ya me disponía a irme pensando que todo era una broma de mal gusto alguien me abrazó por la espalda deslizándose hasta mi regazo, cerrándome los ojos y plantándome otro señor beso de tornillo con más fuerza aún. ¡Uaaaaaah! Que pedazo de beso, por amor del cielo. ¿Pero quien diablos era?. La respuesta, cuando por fin pude verla, me dejó petrificado.
-Hola Iván, te he echado de menos. Que bien que nos hemos encontrado.
Yo quedé mudo de la impresión y ella lo notó, de modo que me sonrió y esperó que yo dijera algo, pero no podía. Lo único que hice fue atraerla hacía mí y plantarle otro beso que superó con mucho a los otros dos. Estaba al borde del éxtasis divino, del orgasmo celestial si cabe: ¡¡SUSANA HABÍA REAPARECIDO!!.
-No sabes las ansias que tenía de abrazarte de nuevo-dije rodeándola con mis brazos, mientras ella se echaba a la larga en el banco-. Creí que no volvería a verte nunca.
-Pues ya me tienes, y ya iba siendo hora. No tienes idea de cuanto quería volver a verte para poder palpar tu pequeña maravilla-dijo sobándome los pantalones con disimulo-.
-Susana, que estamos en un parque público
-¡Me importa un comino!. Quiero tu polla, la necesito, la echo de menos, nunca me follaron tan bien como tú. Fóllame Iván, fóllame viva, te necesito
Esbocé una pequeña sonrisa viendo que seguía siendo igual que siempre, la misma fogosidad, y realmente andaba salida a más no poder aunque era innegable que yo también. Siendo como era a últimas horas de la tarde, casi para anochecer, y que yo me conocía el parque de memoria, no fue difícil encontrar un rincón donde dar rienda suelta a una pasión largamente reprimida. En cuanto nos metimos allí Susana se abrió un poco y metí mi mano, comprobando que efectivamente era ella ya que no llevaba ropa interior.
-Mmmmmmm como he anhelado tocar este coñito bonito
-Pues tócamelo todo lo que quieras mmmmmmmm sí, asíiii uuuff que rico, como lo añoraba sí, sí, con el índice, con el índiceeeeee aprietaaaaaa estoy cachonda mi amor estoy muy caliente
-Esta pasión nos va a quemar vivos. Dios, ya me tienes duro perdido.
Llevó una mano a mi paquete y sin dilación me bajó la cremallera y me sacó la verga, tocándola de arriba abajo y vuelta a empezar.
-Ay cariño, como te he anhelado ven con Mami que te va a dar los mimos y cariños que te hacen falta
Volvimos a besarnos con ardor, con pasión loca. Mientras mis manos fueron a su precioso culo para estrujarlo, ella correspondió con las suyas rodeándome la verga y pajeándome lenta y amorosamente. ¿Cómo podía haber sobrevivido sin ella todo este tiempo, como lo hice?. En ese momento las largas semanas de penurias y decepciones se desvanecieron como humo, y solo quedaba la recompensa del triunfo que estaba disfrutando a todo trapo. ¡Que caricias más ricas me estaba haciendo mi pequeña ninfa de lujuria, me ponían como un cohete!.
-¡Joder!, yo no me voy de aquí sin hacerte la mamada del siglo agárrate, que vas a ver lo que Susanita hace con esta preciosidad que tienes entre las piernas
Dicho y hecho: se agachó y engulló todo mi manubrio a la primera. Apreté los dientes y me dejé llevar por sus maniobras de experta chupapollas que era. Con su manita derecha agarró el tronco de mi troncho y lo sujetó con fuerza, mientras que con la izquierda me masajeaba las pelotas como una profesional. Yo me limitaba a gozar con aquella inconmensurable felación, mientras a ratos abría un ojo para ver si pasaba alguien, pero a esas horas el parque ya empezaba a vaciarse, lo que devenía a nuestro favor dándonos algo más de intimidad.
-Mmmmm mmmmmm mmmmmm mmmmmmmm rica pollita de Ivancito mi verguita preciosa-dijo besándola varias veces con mimo- ya eres mía para siempre y no pienso privarme de nada
Si antes hacía pequeños movimientos, ahora estaba haciendo grandes meneos de cabeza, tragándola toda y volviendo a sacarla, dándome un par de lametones a lo largo del tronco y vuelta a empezar. Me mordí con tanta fuerza el labio inferior que pensé que iba a hacerme sangre, Susana me estaba poniendo al rojo vivo como un hierro candente. Su manera de chupar un rabo era algo que no todas podían hacer. No sabía que había hecho en los meses que estuve sin verla, pero desde luego había tomado lecciones a tenor por como me tenía. Chupó, pasó la lengua, succionó, lamió y pajeó cuanto le vino en gana, hasta que se detuvo mirándome con ojos centelleantes.
-¿Te gustaría volver a comerme mi cuquita?, ¿sí o no?...
-No tendrás que decirlo dos veces
Se incorporó apoyándose de espalda a la pared y abriéndose bien para mí, mostrándome ese coñito tan rico. Pegué mi cara a él y empecé a dar unas lametadas enormes que recorrían su rajita de un lado a otro, devorando sus jugos y recordando lo bien que sabían. Con los dedos la abrí un poco más para introducir más la lengua, y cuando la penetré con ella mi índice izquierdo se apoderó de su clítoris para jugar con él y calentarla más, si es que eso era posible. Ambos estábamos salidísimos.
-Aaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaaaah-gemía mordiéndose un dedo para no llamar la atención- ufff que rico, sigue mi amor, no pares cómemelo todo, chúpamelo bien oooooohh eso eeeeeess, aprieta ahíiiiiiiiiiiiii
-Mmmmm ya había olvidado lo rica que estás que maravilla de jugos eres una diosa Susana eres mi diosa, mi Afrodita
-Pues folla a esta diosa antes de que cambie de idea-dijo irónica-
Tras unos segundos más de devorarme con glotonería incontrolable su vulva me incorporé y sujeté a Susana entre mi cuerpo y la pared, como la vez anterior. Ella rodeó mi cintura con sus piernas, abriéndose de par en par. "Oh mi amor fóllame, ¡vamos cariño, fóllame ya!" me susurró al oído presa de la acuciante necesidad. Lenta pero deliciosamente fui penetrando a Susana hasta que por fin, después de meses de fantasear con ello, volvía a ser mía, ¡¡solo mía, y de nadie más!!. Los gemidos fueron apagados pro largos profundos besos que amplificaban el sentir que la tenía penetrada, y a ella sentirse mi mujer, mi hembra, mi puta y mi amante.
Cuando comenzamos la danza del amor lo hicimos a todo volumen. Queríamos ir sin prisa pero nos era imposible, la espera se nos había antojado eterna y ahora teníamos que darle salida a tanta frustración contenida en nuestras almas. Susana se derretía como crema de vainilla, se convulsionaba como si estuviera siendo violada por un desconocido, toda ella participaba de aquella bendición.
-Mmmm mmm mmm mmmm Iván te quiero te amo Ivancito oh sí te amoooooooooo venga fóllame, viólame, jódeme yaaaaa aaaaaaaaahh síiii asíiiiiiii no pares, no pareeeeeeeees
-Te voy a dejar pringada en leche cacho zorrita, como te he echado de menos ¿gozas verdad?, disfrutas como la perra que eres aah aah aaah eres mía, y solo mía no pienso dejarte escapar de mis garras oooooooohh que ardor eres una mujer increíble muévete más, máaaaaaaaas
-Córrete dentro, quiero tu leche, ¡ahora!...no te preocupes, no tengo "esos días" córrete a placer, ¡¡riégameeeeeeee!!...lo quiero todoooooooo, todo para míiiiiiiiiiii
Sus meneos de caderas acompasaban mis propios empujes y eso hacía que la penetración fuera más profunda, más intensa, más todo. Era fuego, Susana era puro volcán sexual como no había conocido otra igual, y con movimientos espasmódicos y prolongados estertores ambos nos liberamos con el orgasmo más maravilloso de los últimos tiempos, cuyos gritos fueron acallados por besos que sellaron nuestra unión. Nos corrimos como auténticos dementes y nos volvimos a vestir entre miradas de picardía y cariño. Luego nos abrazamos y salimos de allí, y fue cuando vi a alguien que nos miraba de forma extraña. ¿Nos habría visto?. No lo sabíamos, pero salimos de allí corriendo y riéndonos, para luego volver a besarnos llevados por la necesidad de saber que era real, que efectivamente volvíamos a estar juntos.
A partir de entonces, aquello fue un mete y saca continúo en el que estábamos como perros en celo. Follábamos como la vida nos fuera en el intento, y lo probábamos todo. Mirábamos revistas porno, de sado y de lo que hiciera falta. Susana ansiaba probar todas las perversiones en su afán por convertirse en experta y en actriz porno, tal como me contó cuando nos conocimos. Una idea que pese a no gustarme demasiado aún no podía emitir su veredicto definitivo sobre ella, pero tuve que aparcar todo eso cuando llegó el momento más temido de todos: conocer personalmente a su padre. La otra vez me había intimidado cuando lo vi, y ahora tenía que conocerlo, lo que era peor. Por suerte para mí Susana intercedió y aquello fue como la seda, aunque evidentemente noté como su padre me examinaba con ojo clínico asegurándose que yo estuviese a la altura de su hija. Cuando dio el visto bueno, no pude si no dar un suspiro de alivio y abrazarme a ella diciendo lo mucho que la quería, algo que hizo que mi "futuro suegro" esbozara una sonrisa al vernos juntos.
Quitado ese peso de encima, Susana y yo comenzamos a conocernos mucho mejor. Le confesé los sueños, tantos los eróticos como los normales, que había tenido con ella, y ella me contó los suyos, lo que nos hizo acordar en llevar a la práctica lo que hacíamos en ellos, todo sin excepción. Descubrí su exultante júbilo, su alegría y ella mi energía y empeño. Aquello era mejor de lo esperado, porqué cuanto más la conocía más la amaba, y sabía que a ella le pasaba lo mismo, lo veía en sus ojillos. Estando tan unidos, fue cuando me dispuse a mi siguiente objetivo, algo que hasta ahora se me había negado y de lo que ella no hablaba pero que yo necesitaba hacer cuanto antes, el cuerpo me lo pedía. Además, Susana misma me lo había prometido, así que, una tarde que estábamos en mi casa mirando la TV en el sofá, saqué el tema.
-Susana, ¿no crees que me debes algo?.
-¿Yo-preguntó sin tener idea de a qué me refería-?.
-Sí, tú. ¿O es que ya no te acuerdas de lo que me dijiste si volvíamos a estar juntos?. Supuestamente me darías algo importante, ¿verdad-pregunté jocoso-?.
-No sé que puede un momento ¡ay sí, ya me acuerdo!...¿de veras quieres hacerlo ahora?.
-Sí, lo quiero, lo necesito no puedo aguantarme las ganas: tengo que darte por el culo, ¡ahora mismo!. ¡O te enculo o reviento!.
-Ay es que meterla por detrás por ahí debe doler mucho-dijo con una mueca de duda-
-¿Acaso vas a incumplir tu promesa-pregunté arqueando una ceja-?.
-No-dijo recomponiéndose tras unos segundos de silencio-, pero si quieres mi culito tendrás que ganártelo. No pienso dártelo así sin más-repuso irónica-
Comencé a acercarme a ella, atrayéndola y empezando a besarla, bajando mi mano por su espalda hasta posarse en sus tersas nalgas. Ella se dejaba hacer aunque fingía hacerse la estrecha conmigo. Sabía que le daba algo de reparo dejarse encular, de modo que debía allanar el camino para poder acceder al placer de ser el primero que entraba en ese terreno. Esa era una idea que me volvía loco: ser quien desvirgaba su culo, que ahora estaba tocando con mucha paciencia, viendo como Susana abría sus piernas casi de forma automática para que la explorase en su cuca, pero esta vez no lo hice, o al menos no entonces. Continué mis caricias en sus nalgas y la cargué en mi regazo, besándonos largo y tendido, sobándonos como pulpos.
-Vamos a la ducha Susana, quiero remojarme contigo
-Mmmmmm nunca lo hemos hecho en la ducha
-Aún no, eso nos queda pendiente de nuestros sueños vamos, quiero follarte mientras el agua nos recorre ¿verdad que quieres-pregunté hurgándola para hacer que no pudiera pensarse la respuesta-?.
-Síiiii-dijo en un hilillo de voz-, sí que quiero vamos a refrescarnos aunque creo saldremos más calientes que fresquitos-bromeó-
Nos reímos y fuimos raudos hacia el baño. La ropa voló de un lado a otro y de inmediato, con el agua sobre nosotros, ya estábamos abrazándonos metiéndonos mano mutuamente, nos lo estábamos pasando de vicio. Mis deseos de poseerla por su virgen ano pasaban antes por un polvo previo a fin de ceder toda resistencia, y la ducha siempre ha sido una de mis debilidades eróticas, eso y un ascensor parado entre pisos.
Totalmente desnuda, con el agua cayendo por su cuerpecito sobre sus pechitos y sus piernas y el pelo echado para atrás, Susana era la jovencita más deseable y linda que había visto. Para mí no había lugar mejor en todo el mundo que ese. Mojándonos bien me apoderé de sus ricos pezones y me los metí en mi boca lleno de gula, ansioso de devorarlos a placer. Los mordisqueé y chupeteé hasta hartarme a la vez que mis manos la hurgaban tanto por delante como por detrás, procurando ponerla bien caliente aunque para eso no hacía falta mucho jajaajajaja. Mis esfuerzos dieron su fruto cuando su boquita entreabierta gemía de seguido de forma incontrolable, momento en que la hice agacharse para que me hiciera una buena felación como solo ella sabe hacerlas. Nada más empezar ya me puso más salido que una esquina, sus truquillos a la hora de mamar sabían como aumentar la libido hasta cotas muy elevadas. ¡Que rica mamada me estaba dando, y con el roce del agua era incluso mejor!. Uuuuuff que poder de succión, era difícil de creer que una boquita tan linda pudiera hacer todas esas cosas, pero vaya que sí sabia.
Pasados los preliminares detuve un poco mi marcha y le pedí que me dejase hurgarla con el dedo en su orto. Solo eso, sin penetrarla ni nada. Aceptó con una mueca de duda en su cara y yo la puse con la espalda un poco arqueada para que el agua de la ducha resbalara por su espalda y cayera en sus nalgas. Con cuidado fui metiendo mi dedo corazón hasta tenerlo dentro y empezar a jugar con él a sacar y meter. Susana gemía como una auténtica viciosa, aquello le estaba gustando y solo era cuestión de tiempo que ella misma se pusiera en pompa para que se la metiera, pero aún no. Proseguí mis avances hurgándola para excitarla a la vez que le estaba limpiando el orto para dejarlo impoluto y listo para su gran momento. Para cuando acabé de hurgarla y me limpié el dedo Susana se me echó encima y me dijo con cara de furia "nada de polvos, viólame ya, a lo bestia, sin piedad ¡córrete en mi cara, salpícame, hazme lo que quieras, quiero sexooooooooooo!". Sí que la había puesto caliente, sí, y no esperé ni un segundo más: la puse contra la pared, la abrí, y tal como me pidió me dediqué a darle esa violación que pedía, aguantando mis estocadas mientras todo su cuerpo estaba en un trance extático que prácticamente la ponía esquizofrénica lo mismo que a mí, que ya no podía contener mis ganas y descargué poderosos chorros de semen en su cara dejándola bien salpicada. Se lo tragó todo como la viciosa que es y luego yo la pajeé el resto para quedase rendida tras un orgasmo que culminase un polvo largamente añorado.
Abrazada a mí, mirándome con sus ojillos entrecerrados y con una sonrisa de oreja a oreja, Susana asintió con la cabeza. ¡Por fin!. Todo lo que llega al que sabe esperar, y ahora me tocaba recoger las ganancias de mis esfuerzos. Nos fuimos a la cama nada más nos secamos, nos tumbamos y proseguimos los juegos de caricias durante un buen rato, hasta que le pedí a ella que se pusiera como las perritas sobre la cama, que quería probar otra cosa antes de desvirgarla. Movida por la morbosa curiosidad se puso para mí, yo separé sus nalgas, saqué mi lengua y descubrí los placeres del beso negro, algo que ella también descubrió a base de bien.
-Aaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaaaahh mmmm mmmm mmmm mmmmm mmmmm aaaaayys que ricooooooooooo, que cosa más viciosa, y me la estaba perdiendooooooooooo uuuuuuuuuff que gozadaaaaaa vamos mi amor, potro mío lámele más mi ojete, me gusta me gusta mucho .
-Dímelo otra vez, dime lo zorra que eres
-Sí, soy una zorra, una viciosa me dejo hacer de todo por tíii, solo por tiiii me encanta que me coman el culoooooooo sí lámeme el culooooooooo aaay que maravillaaaaaaaaa eres un maestro Iván, un auténtico cerdo igual que yo me gusta lo que me haces, me vuelve locaaaaaaaaaaa
Sonreí pícaramente y me explayé a conciencia en explorar su orto. Para entonces ya estaba totalmente empalmado y listo para la acción, pero debía esperar a que mis caricias y mis dedos lograran el efecto de dilatarla lo suficiente para evitar cualquier daño a su lindo cuerpecito. Era difícil contenerse porqué estaba cachondo perdido y ella buenísima en esa postura, pero hice acopio de fuerzas y esperé. Sus gemidos me llegaban como bendiciones a mis oídos, sus temblores eran un regalo del cielo. Casi casi era mi Traci Lords particular, una ninfómana insaciable deseando sexo y más sexo. Yo ya no seguía preguntándome como me había tocado semejante gordo de lotería, solo quería tenerla entre mis piernas a todas horas, en todas partes.
-Bastaaaa Ivancitooooo házmelo yaaaaaaaa quiero que me lo hagaaaas
-Repítelo-dije en tono malvado-
-Encúlame, desvírgame el ano, rómpelo, desángralo si quieres, pero métela de una vez cabrón, me tienes muy ardiente encula a esta niña perra
-¿Quieres que lo haga, lo deseas?.
-¡Síiiiiii lo quieroooo! ¡RÓMPEME EL CULOOOOOOOO!...
Lo pidió un poco antes de lo esperado, con lo que aún la iba doler un poco, pero si tanto lo quería, lo iba a tener: poniéndome detrás de ella apunté mi verga a su orto largamente ensalivado e hice un poco de presión, pero aquello estaba aún a medio abrir, algo que a ella no parecía importarla. Si deseaba que le doliera, entonces a por todas: presioné con toda la fuerza que tenía varias veces hasta que tras 4 ó 5 intentonas fallidas di en el blanco. Susana lanzó un largo y ronco grito de dolor mientras las lágrimas se le resbalaban por sus mejillas, quedándose muy quieta y aguantando la presión de mi verga en su orto: ¡¡POR FIN SE LA METÍ!!.
-Tranquila mi amor, ya pasó ya verás como lo gozas, yo sé que gozarás-le dije- sé como eres, y gozarás vamos allá Susana vamos a encularte voy a desvirgarte del todo en este orto tan rico que tienes
-Me dueleeeeeeeeeee uuufffff aaaaayyy lo tengo todo dentrooo sí Ivancito mío, desvírgame el culo de una vez cabrón hazme más mujer aún lléname de ti, reviéntameeeeeeee, párteme en dooooooooooooooooos
¿Partirla en dos?, ¡POR SUPUESTO!. Poniendo mis manos en sus caderas para afianzarla y darle buenos cachetes, no me hice de rogar. Mis empujes fueron lentos al principio, dejando que aquello se amoldara. ¡Que maravilla!. Sus paredes me la estaban estrujando que daba gloria verlo, me atrapaban y apretaban la polla cosa fina, era mejor de lo que había soñado en mis fantasías. Desde aquella vez que se levantó la faldita para enseñarme su culo hasta ese instante habían pasado meses enteros de fantasías a cada cual más perversa sobre como y cuando (y a veces con qué: un consolador, un vibrador, algún plátano ) tendría ese culito todo para mí, y ahora había llegado el glorioso momento de follarme el culo más deseable del mundo entero. ¡A POR TODAS!.
-Aarrf aarrf arrf arfff arrff uf que culoooooooooo esto es la gloriaaaaa, es el paraísoooooooooooo Susana eres la reina del culo, eres la mejoooooor, goza mi reina goza, grita, agítate, córrete, dale cañaaaaaaaaaaaa
-Aahh sí que me gusta, es increíbleeeeeeeeeeee que perra soy, que depravación, cuanto vicioooooooooo vamos Iván, dame duro, fóllate mi orto doloridooooooooooo aaaaaaaaahh aaaaaaahh aaaaaaaaaahh
¡Lo sabía!. Susana ya lo estaba gozando tal como yo sabía que acabaría haciéndolo, moviéndose a ritmo de mis acometidas y disfrutando a cada instante. Llegados a este punto nada más importaba, así que ignoré deliberadamente sus gritos de dolor y placer para encularla a lo bestia, a metérsela en seco con golpes contundentes que hacían que ella vibrase de pies a cabeza como un postre de gelatina en un terremoto. Curvándome sobre ella, la rodeé con un brazo mientras me apoyaba con el otro para poder sentirme rodeado, inundado por ella. Susana llevó una de sus manos a mis caderas y me pidió con ella que no me detuviera por nada del mundo, cosa que desde luego no pensaba hacer. Joder que polvoooo, que pasadaaaaaa. Puro vicio de niña, que bien se lo estaba pasando a costa de perder su desvirgación anal.
-Me voy a correr .oh dios mío me voy a correeeeeeeeeeeerr dame duro por detrás, acaba de una vez acabaaaaaaaaaaaaa
-Síiiiiiii voy a acabar .voy a llenarte el culo de mi lecheeeeee quiero llenarte el culo de lecheeeeeeeeeee ¡¡TE VOY A DESTROZAAAR!!...
Totalmente idos tiramos a la recta final de nuestro amoral escarceo y la embatía tan duro como podía. Lo mejor es que ella ahora empujaba con las caderas buscando clavársela más adentro aún. ¡¡Insuperable!!. Aquello era el ejemplo de lo que era sodomía, me hubiera encantado que nos sacaran una foto en plena acción, ya hubiera sido el no va más.
-Ahh sí oooh aahhh ¡¡AAAAAAAAAAAHH!!...¡¡ME CORROOOOOOOO!! ¡¡AAAAAAAAHHH!!...¡¡¡AAAAAAAAAAAHH!!...
-¡SÍ, SIENTO TU LECHE, SÍIIIII!....ME VENGO, ¡ME VENGO TODAAAAAAAAAAA!...¡¡OOOOOOOOOOOH!!...
Uno, dos, tres y hasta cuatro chorros de semen salieron como flechas del arco a toda velocidad. Quedamos inmóviles durante varios minutos prologando el que había sido el orgasmo más visceral que habíamos vivido juntos. Fue insuperable.
Tras ese momentazo entre nosotros decidimos pasar el resto del día en casa de ella, de modo que fuimos con su padre, con el cual ya me hablaba con toda normalidad, aunque no me esperaba lo que ocurrió al ir allí. En cierto momento en que Susana se encontraba haciendo algo importante de clase él me llevó a su despacho, cerrando la clave con pestillo para que nadie nos interrumpiese.
-Oye Iván quiero que sepas que te tengo en buena estima, a pesar de la diferencia de edad entre Susana y tú. Sé que la quieres mucho, y por eso quiero comentarte algo es muy delicado y te pido que no se lo digas a ella, ¿ok?...
-Sí claro ¿qué ocurre?...
-Verás-dijo tras callarse unos momentos- ella cree que yo no me entero de lo que pasa en mi casa, pero no es cierto sé lo que pretende hacer con su vida y sé que tú lo sabes, de modo que por favor no te hagas el sueco sé que quiere dedicarse al porno
Aquello me dejó de una pieza. ¿Cómo lo sabía?.
-El como lo sé es lo de menos, digamos que siempre he sabido conocer a la gente. Es mi única hija y la quiero mucho, es lo más valioso para mí, como sé que lo es para ti por eso quiero pedirte algo
-¿El que?.
-Que la intentes apartar de todo eso en que quiere meterse, y si no lo consigues, entonces quiero que me la cuides lo mejor que puedas. ¿Vale?. No quiero que le ocurra nada malo. Ni contagios de enfermedades ni tipos que la maltraten ni nada por el estilo. ¿De acuerdo?.
Noté su voz más quebrada de lo normal, ante lo cual solo podía dar una respuesta:
-Solo puedo prometer esto: me esforzaré para que Susana se sienta la mujer más feliz y más segura del mundo. Yo siempre velaré por ella.
Viendo que yo había obviado la primera parte de su petición, se limitó a esbozar una media sonrisa y ambos nos estrechamos la mano como caballeros. Fue entonces que me di cuenta de que tanto él como yo sabíamos dos cosas a ciencia cierta: 1ª, que ambos amábamos a Susana más que a nada en el mundo (él como su padre, yo como mi novia), y 2ª, que no podríamos hacerla desistir de nada de lo que ella se propusiera, por mucho que nosotros lo deseásemos. Ella era así, un espíritu indomable, y la queríamos por eso.
Desde entonces hasta ahora, han pasado algunas cosas. Susana hace algún tiempo que va a los castings para ver si la contratan, y yo la he acompañado para asegurarme de que todo va bien, pero no solo por eso. Hace poco la pedí en matrimonio, y ella aceptó entre lágrimas y sonrisas a partes iguales, pero a la vez que me hizo otra oferta que me cogió por sorpresa: que yo fuera su representante. Me dijo que ella deseaba ser actriz porno pero que no quería estar sin mí, que me necesitaba a su lado para sentirse segura y que velara por sus intereses (e incluso "actuar" junto a ella). Una oferta que, pese a lo disparatado del asunto pero debido a cuanto la amo, estoy seriamente pensando en aceptarla