Susana de fuego
Yo era muy jovencita y me desvirgó mi profesora de Ballet... Le gustaba mi danza del vientre... (DESVIRGADAS EN BARCELONA-10)
SUSANA DE FUEGO
Desvirgadas en Barcelona -10-
A petición de una buena amiga, Lisa, he transformado uno de mis textos de acuerdo con sus vivencias, recuerdos, y tendencia sexual. En principio lo había rehecho sólo para ella, y en colaboración con ella, pero me ha animado a publicarlo en la web, ya que ha quedado, según me ha dicho, completamente diferente del original. Este texto-reload debe considerarse escrito por las dos, Lisa y yo.
Celia-Tatiana, Agosto 2005
Julio de 2005
Escrito desde el recuerdo, no sé si del todo bueno o del todo malo.
Hoy la he vuelto a ver. Han pasado diez años y la gran puta allí estaba, burlona, dura y de ideas fijas, más vieja pero con la misma cara cínica de siempre
No ha cambiado demasiado. Su mirada ambigua, su sonrisa, su mala leche con los que no opinan lo mismo que ella, su cara más angulosa que hace años, de rasgos más marcados. Más delgada que antes, vestida con ropa casi masculina, una camisa clara, unos pantalones oscuros Su pelo castaño, corto Allí estaba, en la pantalla de mi televisor, participando en un debate sobre las nuevas tendencias de la narrativa y la poesía latinoamericanas. Una conducta ejemplar, una vida recta, una ciudadana modelo Una excelente profesora, una ciudadana que ha defendido todas las grandes y pequeñas causas de la comunidad, un ejemplo a seguir por las nuevas generaciones Una dama respetada y oficialmente querida por la sociedad, una gran señora Susana Sólo yo, y seguramente otras desconocidas como yo que deben haber tenido la misma suerte de caer en sus redes de seducción, la vemos como lo que realmente es la tormenta que me desvirgó y marcó mi futuro en muchas cosas Cuando acabó el reportaje en la televisión local, me perdí en el túnel de los recuerdos de aquel día Y, de nuevo, la duda nubló mis ojos Y recordé
Lisa
En un Club Privado de la comarca del Maresme, cerca de Llavaneres, en las cercanías de Barcelona
Viernes al mediodía, a mediados de Junio de 1995
Susana y yo bajamos de su Golf GTI negro, por entonces todavía el típico coche de los pijos en Barcelona. Una asistenta nos había abierto la puerta del edificio. Estábamos dentro, en los jardines que había junto a la piscina de los apartamentos,
Me había dicho que hablaríamos de mi problema, aquello que me hacía perder el sueño Suspendía sus dos materias, eran de las importantes, la tecnología y las ciencias naturales, y además seguramente también suspendería las matemáticas y el dibujo, de forma que tendría que repetir el curso en el instituto. Eso me aterraba, mis padres eran entonces muy severos, y me castigarían a no salir de casa en todo el verano si perdía el curso.
Susana, además de ser mi profe de tecnología y naturales, era en aquel momento la directora del instituto y también, por afición de ella, mi profesora de ballet en una academia privada de danza a la que yo iba, actividad que siempre se me ha dado muy bien. La academia de danza y ballet, que todavía existe, es propiedad de su hermana.
Había sido en una clase de ballet nos estaba enseñando la danza del vientre, nos dijo que son movimientos que es imprescindible dominar para ser buenas bailarinas, éramos un grupo de jovencitas entre doce y dieciocho años-, en la que, al acabar, felicitándome por lo bien que bailo, me cogió por los hombros y me dijo que teníamos que buscar una solución a mi problema para superar el curso en el insti, que ella como profe mía y como directora podía hacer que llegásemos a un acuerdo, y que teníamos que hablar en privado, fuera del instituto. Me invitó a ir con ella el viernes, ya que era el día que salíamos a la una, y había tiempo.
Me hizo un papel para casa firmado por ella explicando que llegaría tarde por tener que realizar toda la tarde trabajos de recuperación para superar las malos resultados en algunas materias.
Así fue como a la una y cuarto de aquel viernes iba yo a su lado, conduciendo ella a gran velocidad su Golf GTI por la autopista del Maresme en dirección a la costa del norte de Barcelona. En aquella época, hace diez años, todavía había poquísimos radares en España, y la gente con dinero y buenos coches disfrutaba de la potencia de sus vehículos sin el miedo actual a perder sus permisos de conducir por exceso de velocidad.
Yo había oído ciertos rumores sobre Susana, había quien decía que no nos quitaba el ojo de encima a las chicas cuando nos duchábamos después de la clase de ballet, había quien decía saber que con toda certeza era lesbiana, me dijeron que había estado casada cuando era joven pero parece que su marido, también profesor, la abandonó por una chica muy joven, una exalumna suya, y entonces se le jodió la vida y cambió de carácter, nunca había vuelto a tener una pareja estable digna de tal nombre. Incluso había quien comentaba con malicia la relación que parecía tener con alguna profe del insti más joven que ella.
Yo no hacía mucho caso a esos rumores, pero no imaginaba lo cerca que ahora estaba de comprobar su certeza y realidad. Íbamos por los jardines del edificio, junto a la piscina, y Susana me llevaba agarrada de la mano.
Mucha gente saludó a Susana, que parecía conocer a todo el mundo. Ella les sonreía a todos y parecía hablarles con una extraña amabilidad llena de distancia y amable indiferencia. Un muchacho que atendía una barra de bar en la piscina del edificio nos trajo unas bebidas, sin preguntar nada. Debía ser la costumbre de Susana.
Susana me dio uno de los dos vasitos, y me tomé lo que ella definió como mi primer mojito especial de Caipirinha de Lima. Una especie de fuego me llenó el estómago, y una extraña sensación de irrealidad me invadió.
Entramos en el edificio.
Susana me tenía ahora sujeta por la cintura, su mano apretaba mi piel, y yo sentía la mano de la enigmática profesora como fuerte y recia. Susana me hablaba y mimaba de forma tan cariñosa que me parecía una especie de madre o hermana que me inspiraba seguridad.
Me dijo que subiríamos arriba, que iríamos a las habitaciones, a descansar un poco, que vería qué cosas más chulas había en el club.
Fuimos entonces a una habitación, yo me sentía intranquila, con desconfianza, pero también creo que ya estaba un poco bebida, Susana ya me había hecho beber otros mojitos, deliciosos, y notaba la cabeza un poco rara.
Llegamos y entramos. Era una habitación muy bonita.
Susana me miró sonriendo, y me dijo unas frases, que ahora, aunque no puedo recordar exactamente
Después puso música lenta, me abrazó, y empezamos a bailar, me empezó a besar la cara, estábamos muy juntas, seguimos así un rato, después me levantó en sus brazos, , me acerco a la cama, y comenzó a quitarme la ropa, me sacó la camiseta, lo hacia muy lentamente, me desabrochó los botones de los tejanos y me los fue bajando poquito a poco, me quitó el sujetador del bikini y empezó a acariciarme los pechitos y pellizcarme los pezones yo, sorprendida y desconcertada, le dejaba hacer, no reaccionaba, no quería hacerla enfadar
Mientras ella seguía besándome buscándome los labios Susana hacía y decía cosas que me intranquilizaban y me hacían sentir muy rara, Me daba miedo, y, al final, cuando quedé casi desnuda, sólo con el tanga del bikini, me depositó en la cama, y comenzó a desvestirse, yo la miraba con sorpresa y nerviosismo, hasta que quedó desnuda del todo
Vi su cuerpo, delgado, con unas piernas bien fornidas, sus pechos, blanca, con su peinado de melena corta, como un muchacho, el gesto irónico de sus ojos, su larga nariz
Susana se giró, abrió un armario, sacó una caja, y de ella algo que en la penumbra de la habitación no distinguí bien. Vi como si se colocase algo, como si se ajustase algo en el vientre, pero no podía ver qué era Se giró de nuevo, hacia la cama, y comenzó a avanzar hacia mí, entrando en una zona mejor iluminada
Su cuerpo se dibujaba en la sombra de las tenues luces, acercándose poco a poco, musitando palabras inquietantes, y yo vislumbré un gran pene enhiesto en el vientre de la sonriente profesora
Me quedé mirándolo absorta, sin poder apartar la vista de la verga que continuaba aproximándose a mi No podía ser, Susana era una tía, no podía tener un pene, no era un tío, antes, desnuda le había visto el sexo y era una tía
Me di cuenta de que era un pene artificial, una especie de arnés que llevaba como braguita del que surgía aquel enorme miembro No imaginaba yo que aquellas cosas existían en realidad, aunque había oído hablar de ellas a mis amigas, en especial a Cintia, que siempre se autodefinía como algo así como "lesbi gótica"
Se acerco al lecho y se dejó caer lentamente, ocupando casi todo el espacio. Noté el calor, el sudor de su cuerpo ya muy cerca del mío, tocando mi piel en algunos momentos. Continuaba musitando una especie de extraña letanía, y se colocó de costado casi encima mío, puso su rodilla entre mis piernas, las abrió muy lentamente, y me acariciaba y besaba los muslos, y lentamente iba subiendo
Susana, con la mano que le quedaba libre, me tocaba los pechitos y los pellizcó Gemí del placer que sentí, era como si flotara en el espacio, como si estuviese volando por el cielo. Se había colocado ya encima de mí bañándome con su sudor Yo, entonces, con mis piernas le rodeaba su cintura mientras ella no paraba de meter su lengua en mi boca
Susana tiró hacia abajo con la mano, y me fue bajando la braguita, dejando al descubierto mi coñito, con el que empezó a juguetear introduciendo sus dedos.
Enseguida se inclinó de nuevo hacia abajo, y noté su lengua abrirse paso en mi sexo, yo me retorcía del placer que sentía, gemía de ansias de que me la metiese, .Y allí estaba su polla de goma, tiesa, desafiante, toda para mí en cuanto ella decidiese penetrarme.
Noté que su pene comenzaba a temblar. Susana me colocó boca arriba situando mi cabeza en el centro de la almohada, me abrió bien las piernas mientras yo a mi vez las levantaba para apretar y abrazar con ellas su cadera y sus muslos, Susana se giró y puso su cuerpo encima del mío.
Sentí su verga artificial caliente frotarse en la puerta de mi sexo y aquel contacto me hacía vibrar de angustia y deseo. La punta de su polla de goma empezó a meterse en mi vientre, mi vagina estaba húmeda esperando a su inesperado invitado. Gemí, clavé mis uñas en su espalda, sentí su lengua pasearse dentro de mi boca
Yo estaba avergonzada de lo que estaba haciendo, pero a la vez me estaba consumiendo del fuego de mi cuerpo, los gemidos se me escapaban uno tras otro de mis labios. Entonces, la muy cabrona se ayudó con la mano y de con sólo un violento y decidido empujón hacia delante me la metió hasta el fondo, sin ninguna consideración.
Sentí daño, como si me cortasen por dentro, sí, la muy hija de puta me desvirgó con brutalidad, tal vez revelando su auténtica personalidad. La verga artificial de mi violadora se metió en mi vagina ocupando todo el espacio, con la rapidez de un rayo
Puse mis manos en sus caderas y su culo. Susana jadeaba y gemía de placer. Me di cuenta de que se había colocado una especie de arnés de cuero, como un tanga, con dos largos penes de goma, uno que llevaba introducido en su propia vagina, y el otro exterior con el que me acababa de desvirgar.
No me podía quejar, yo la había provocado, yo solita había colaborado con Susana, había aceptado sus caricias, había excitado a la tía hasta el paroxismo frenético de la locura, y ahora la mujer tomaba su presa, me devoraba con su boca y su polla de goma se había clavado hasta lo más profundo de mi sexo Y yo, quería de forma inconsciente o consciente sentirla dentro de mi cuerpo, así que todo estaba como tenía que estar
.
Se dejó caer encima de mi cuerpo, aplastaba mis pechitos, hundía mi vientre, me inundaba con su sudor y su aliento jadeante, y entonces ya comenzó el mete-saca. Me la metía y casi me la sacaba, me la metía y casi me la sacaba, cada vez con más fuerza, cada vez a más velocidad, cada vez más hacia dentro, yo notaba la presión como si me fuese a reventar
Nunca hasta entonces había sentido nada igual. Aquello era mucho más violento, más fuerte, más bestial que lo que nunca yo había podido imaginar
Me sentía como una ovejita devorada por un lobo feroz, bueno, de hecho una loba, mi carne le pertenecía, prieta, mi coñito, ahora bien dilatado por su enorme pene artificial, era suyo, todo era suyo, todo le pertenecía, era mi ama dominadora, me dijo jadeando que me estaba follando como a una perrita, que me iba a follar todo el día, que me iba a meter hasta la última gota de leche en mi sexo
Sí, lo supe después, el doble pene artificial que utilizaba entonces Susana era lo más moderno de las sex-shop de Barcelona, había una bolsa que simulaba ser los testículos, llena de un gel de consistencia y aroma muy parecidos al semen humano, y, por medio de un botón y un mecanismo a pilas, en el momento en que la mujer que lo utilizaba quisiera, podía inyectar todo el torrente de semen en el cuerpo de la otra muchacha, simulando casi a la perfección la eyaculación de un hombre bien potente.
Parecía que Susana se había vuelto loca, que me iba a devorar, pero yo nada podía hacer, lo que me estaba haciendo ya casi me dolía, me ahogaba y me gustaba como nada antes en el mundo, esperaba que aquella tortura de mi joven cuerpo acabara lo antes posible, pero al mismo tiempo deseaba que nunca finalizase, que aquello continuase eternamente, que la sádica cabrona no sacase nunca la polla de goma de mi vientre, que no se levantase de encima de mi y ojalá que su cuerpo me aplastase toda la eternidad
.
Y seguía su incesante movimiento, sacando y metiendo su verga artificial en mi vagina . Notaba como la mala puta sacaba toda la polla de goma casi hasta la punta, dejándose caer para meterla dentro de nuevo de un golpe, y así una y otra vez, sin parar ni un segundo...
De nuevo noté como salía la polla de goma de la tía de dentro de mí, la notaba retroceder hacia fuera, para... de nuevo entrar en mi vagina otra vez de golpe. Susana tenía los ojos en blanco, la boca entreabierta jadeaba, y a mi me faltaba la respiración, su peso me aplastaba contra las sábanas, pensé que iba a desmayarme, todo me daba vueltas, los ojos se me inundaron de su sudor y me sentí morir
¡De qué manera me la había metido! ¡Cómo me estaba follando, sin piedad ni descanso, tenía encima de mí una mujer que era un auténtico monstruo, un caballo desbocado, un gran macho follador que al mismo tiempo era una mujer dura y atractiva! Pero que bien, qué placer sentía yo al tener dentro aquella polla de goma que parecía viva, que me llenaba el vientre y que yo sentía que me llegaba por dentro tal vez hasta la cintura!
Ni Susana ni yo queríamos que ese momento se acabara jamás y grité..."¡¡¡ Oh, Dios mío !!!" Entonces comenzó ella a moverse aún con más velocidad y fuerza, y ya quedé prácticamente fuera de mí, como enloquecida. Ella no paraba de joderme, y yo, yo como ahogándome entre jadeos y sudor la besaba y abrazaba y notaba que su polla de goma iba y venía cada vez más mas dura, enorme y fuerte.
Jamás había imaginado que las sensaciones que aquella mujer me estaba haciendo sentir existieran
Susana empezó a gritar, a aullar como un lobo, a relinchar como un caballo, mientras me movía de un lado a otro con unos movimientos violentísimos al tiempo que continuaba medio sacando y clavando su polla de goma hasta el final de mi vagina, y ahora yo notaba como, a cada metisaca de su verga artificial, el espasmo inundaba mi sexo de oleadas de un líquido muy caliente y viscoso.
Su polla de goma era como una fuente explosiva que estaba abocando torrentes de semen artificial dentro de mi vientre.
Me quedé de golpe sin respiración, era como si me ahogase, la cabrona, al tiempo que daba espantosos alaridos de placer mientras se corría dentro de mí, apretaba mi cuello como si me fuese a estrangular, me faltaba el aire, y, entonces me corrí yo, me ahogaba, pero entré también en un orgasmo inesperado
Mi primer orgasmo con otro cuerpo enganchado al mío me sentía morir de placer, no respiraba, jadeaba, ella ya no me apretaba el cuello, sino que impulsaba mi cuerpo arriba y abajo violentamente, con sus manos agarradas a mi culo, su cuerpo aplastando el mío, su pecho hundiendo mis tetitas, yo era un monigote, una piltrafa que la mala puta movía a su antojo, yo me hundía en oleadas de increíble placer, la besaba, le agarraba el culo, la pellizcaba, impulsaba sus nalgas a penetrar su polla de goma más profundamente en mi, quería que me atravesase
La mujer ya no podía más, ya no salía más gel de su verga artificial, torrentes de sudor salían de su piel e inundaban mi cuerpo, se dejó caer, vencida, agotada, satisfecha encima de mí, aplastándome aún más, pero yo no me apartaba, el ahogo de su peso me continuaba dando placer
Pasó un tiempo, no sé cuanto, yo ya no tenía ninguna noción del tiempo, me quedé paralizada, con ella como durmiendo encima de mi, inundado mi cuerpo de sudor y semen, respirando con dificultad, jadeando, su peso me aplastaba cuando de pronto, lentamente, me sacó el pene artificial del interior de mi sexo y se colocó a mi lado, con una pierna sobre mi vientre, un brazo y la mano jugando con mis tetitas, pasándome la lengua por el cuello y mordiéndome como una vampira
Yo notaba un líquido viscoso, caliente y pegajoso moverse por mi vientre y muslos
Así, creo que se quedó mirándome irónicamente, y, poco después, tremendamente agotada, creo que me dormí sin darme cuenta
Me despertó cuando había pasado sólo un ratito. Susana no se había separado de mi cuerpo, de nuevo parecía estar excitada. Miré hacia abajo y vi su pene artificial otra vez preparado tan recto como siempre, un pene eternamente erguido
Oh, no, pensé, dolorida y agotada, otra vez, tan pronto, no, por favor Creo que aprovechó los momentos en que yo estaba dormida para reponer el gel que simulaba ser semen de hombre.
Me giré hacia ella, e hice lo que me ordenaba, colocar mi boca en su pene de goma, sintiendo su textura, sorprendentemente parecida a la piel humana
Entonces, Susana me dio media vuelta y me puso de espaldas, y luego me obligó a ponerme como si yo fuera una perrita. Mis pechitos descansaban en la sábana y, ella desde atrás me los apretaba con fuerza, casi haciéndome daño.
Me levantó la parte del culo Se dedicó a jugar y pellizcar mis nalgas, y pensé que ahora tenía el capricho de follarme como si fuésemos un perro y una perrita.
Tal vez era divertido, aunque algo incómodo Susana estaba haciendo algo bastante asqueroso, se había puesto saliva en los dedos e intentaba irlos metiendo en mi culo, no imaginaba yo para que hacía algo tan raro.
Y entonces Susana se colocó encima de mí por detrás, tal como me pensaba, como si fuera un perro. Sentí la polla de goma de nuevo, pero, ¡¡¡Ahora me había colocado la punta en la entrada del agujero del culo!!!
¡¡¡ Ahora me daba cuenta de lo que Susana pretendía!!! ¡Qué tonta que soy! Susana me iba a meter el pene en el culo, cosa que yo me imaginaba como sucia y asquerosa, No, eso no, no le iba a dejar, en la vagina lo que quisiese, pero en el culo, ¡No!
Empecé a moverme para ponerme al revés, con la espalda en las sábanas, pero me encontré con la sorpresa de una Susana desconocida, fuerte, violenta. La mujer sacó una extraordinaria fuerza de no se dónde, y me inmovilizó completamente. Con una de sus manos aplastó mi cabeza contra la almohada, mientras con la otra levantaba mi culo. Yo gemí e intenté protestar. Entonces Susana me agarró los dos muslos por el interior, me levantó el culo, deslizó sus manos a las nalgas, apretando mi carne, y con los dos pulgares dejó bien al descubierto el agujero de mi ano.
Intenté desasirme, y volví a sentir la punta de su polla de goma en mi culo. De pronto, mientras yo me agitaba, noté como su polla de goma entraba en mi cuerpo, se abría paso en mi culo. Me la metió de golpe, igual que antes en la vagina, con un empujón frenético hacia delante, al tiempo que ella daba un grito monstruoso en la extraña lengua que parecía utilizar aquella tarde. Sentí un fuerte dolor y dejé ir un grito de horror por lo que la mujer me estaba haciendo, por la sorpresa de sentir desvirgar mi culo.
Yo lloraba, gemía, continuaba mi angustia, mientras ella me follaba exactamente como un perro, se movía de la misma manera, jadeaba, decía palabras incomprensibles, aplastaba mi cara contra las sábanas cuando yo intentaba resistirme o moverme, hasta que llegó un momento en el que sus movimientos fueron espeluznantes, me movía entera, me arrastraba arriba y abajo, y empezó a gritar como si fuese un monstruo inhumano, y me di cuenta de que se estaba corriendo, estaba eyaculando dentro de mi culo, su pene artificial volvía a ser un manantial de aquel semen simulado Susana tenía un orgasmo tremendo que la había transformado en una fiera, pero pensé que tal vez si ya se agotaba acabaría de buscar nuevas maneras de follarme
Poco después se dejó caer, y yo quedé con la cara, el pecho, el vientre, aplastados contra la sábana, mientras tenía todo su cuerpo, todo el peso de Susana encima de mi, su cara hundida en mi nuca, su pecho contra mi espalda, su sexo sobre mis nalgas, su polla de goma todavía metida dentro de mi cuerpo, todavía dura, todavía guerrera Ella jadeaba, parecía ahogarse, aunque empezaba a recuperar la respiración, y yo seguía gimiendo, lloraba sintiendo dolor en mi culo
Dolor que aumentó unos momentos después, cuando la mujer se apartó de mí poco a poco, cuando su pene se abría paso de nuevo para salir de mi culo
Susana se quedó a mi lado, extendida sobre la cama, y yo me pude por fin colocar con la espalda en las sábanas, con mis ojos perdidos en los colores rojizos del techo Ella recuperaba la respiración, yo seguía gimoteando de dolor, me seguía doliendo, ahora que tenía el culo contra las sábanas
Susana me besaba y acariciaba, diciéndome cosas cariñosas para calmarme y consolarme Volvía a besar mi sexo
Me sentía muy mal, más humillada que dolorida Recuperé la respiración, me notaba sucia, bañada de sudor, con todos los olores del cuerpo de mi violadora impregnando mi piel Me giré y miré su cuerpo desnudo, su gran pene de goma en medio de sus enormes cojones artificiales Me miraba sudorosa y satisfecha como una leona que ha saciado su hambre devorando una gacela
Pasó un tiempo, no sé cuanto Ella me miraba ahora con su sonrisa irónica y empezó a jugar con mis pezoncitos Me los besaba, los chupaba como si quisiera extraerme unos jugos imposibles, me los mordía
Yo reuní fuerzas y me levanté de la cama para ir al baño que había visto al lado de la entrada de la habitación
Entré en el cuarto de baño. Encendí la luz. Me miré al espejo Estaba despeinada, con la cara sucia, llena de una mezcla de lágrimas, saliva, sudor mío y de Susana
Me vi desnuda, me di cuenta de que tengo un cuerpo muy bonito, yo ya sé, por las miradas de los chicos, que mi joven cuerpo de adolescente tiene una magia especial para los hombres y también para las mujeres, dada mi experiencia de hoy
La primera parte no había estado mal, pero después, cuando Susana decidió desvirgar mi culo, me había hecho daño Pero No sé, tal vez había sentido algo, a pesar del dolor, tal vez, si lo probase otra vez y no me hiciese daño No sé
Llené la bañera con agua tibia y me introduje en ella Sentí que las fuerzas volvían a mi cuerpo
Me di cuenta, al volver a la habitación y ver a Susana, que ocuparía un lugar primordial en la historia de mi vida
Me entró un cierto temor, un cierto miedo a no encontrar en el futuro, entre la gente de mi edad, a chicos que me hicieran disfrutar, a pesar de todo, tanto como aquella mujer que me había desvirgado
Cuando protesté un poco de que el culo me hacía daño, que no tenía que habérmelo hecho, Susana sonrió burlona y me dijo que no me preocupase, que no pasaba nada, que sólo hacía daño la primera vez, igual que cuando me había desvirgado, y que después ya vería como me gustaría que me lo hiciesen también así
Se giró hacia su bolso y me dio un medicamento, una pomada calmante, para que me la pusiese en el culo si me hacía daño
Susana se fue hacia el cuarto de baño y me dijo que me vistiera. Se hacía tarde
Poco después, de nuevo íbamos a gran velocidad por la autopista, ahora de regreso a Barcelona.
A veces Susana pasaba su mano del cambio de marchas a mis muslos, mi cintura, mis hombros Jugueteaba con mis cabellos, me acariciaba la nuca
En el coche, antes de despedirnos al llegar cerca de mi casa, Susana me dio doscientos euros, me dijo que para que me comprase la ropa que quisiese, que todo me queda muy bien.
Entré en mi casa. El culo me continuaba haciendo daño, me costaba sentarme en las sillas, estaba mejor en el sofá o estirada en mi cama
Me curé el culo con algodones y agua oxigenada, en la braguita tenía algo de sangre que me había salido con los movimientos del coche La pomada me calmó bastante el dolor, me puse la tele, estaba sola, mis padres aún no habían vuelto del trabajo Me tomé un analgésico del botiquín de mis padres, un sobre de paracetamol
Me notaba algo nerviosa Fui a mi armario, saqué mi cajita de música de cuando era pequeña, y abrí mi tesoro Allí guardaba lo que no me gastaba del dinero que me daban Y ahora añadí los doscientos euros que me acababa de dar Susana.
Salí de casa y me fui a esperar a mi madre a la salida de su trabajo Estaba mejor caminando o de pie que sentada
Epílogo
No imaginaba yo entonces que las nuevas sensaciones que me reservaba la vida superarían con mucho lo vivido aquella tarde con Susana en su club del Maresme
Y aprobé todo el curso, además con unas notas mucho mejores que las que esperaba.
Me seguí viendo frecuentemente con Susana, pero descubrí que yo no era, ni mucho menos, su única amiguita.
El verano de 1997 Susana dejó el instituto, sin habernos dicho nada antes, sin despedirse de nosotros.
En Septiembre me explicaron que había obtenido una beca de un año de estudios e investigación en el extranjero, en concreto en el Departamento de Español de la Universidad de Los Ángeles, en California.
Creo que ha estado en otras partes, en varias universidades latinoamericanas y europeas, como investigadora y profesora agregada o invitada.
No volví a verla físicamente hasta hoy en el debate en televisión, aunque había oído que ahora se movía en altos niveles de organismos de cultura internacionales.
Y yo Yo, lo reconozco, soy bisexual, y no hago ningún problema de ello
Tengo novio, pero respetamos mutuamente nuestra libertad, y he disfrutado la semana pasada de la naturaleza bañándome desnuda con mi grupo de amigas solo chicas, ya entendéis-, en una cala perdida al sur de Menorca, Es Talaier...
Si en la Tierra existen todavía los paraísos vírgenes, esta playita es uno de ellos. Afortunadamente, es muy difícil llegar a ella, la isla sabe defender sus secretos.
Y el próximo miércoles, día 24 de Agosto, marcho con mi actual novio o compañero, o amigo, como prefiráis-, a pasar una semana a Iguazú, en su país, Argentina. Espero que tengamos una temperatura aceptable, él me ha dicho que ahora en su país es invierno
Lisa
Agosto 2005
Nota de la autora.
En el comentario que agradezco profundamente- que THECROW hace a mi relato de Fat-John y Alina, Desv. En Barc. 9, publicado hace poco en Interracial de esta Web, dice que las fotos no hacen falta, que ya está bien el relato. Añado fotos porque me divierto buscando en la red imágenes que le puedan ir bien al texto que he escrito. Me divierto escribiendo, el día que no lo haga dejaré de escribir, y la búsqueda de imágenes forma parte de mi diversión. Ahora bien, si mis fieles lectores pensáis mayoritariamente que no debo incluir fotos, me lo decís en los comentarios y las suprimiré. De todas formas, siempre intento añadir imágenes que, a mi entender, respeten el buen gusto y mi concepto de la estética del erotismo.
Gracias por leer estos textos
Celia-Tatiana