Susana 8 Final
"me estremecí, pues no tardo mucho en cambiar sus labios por la punta de su lengua, yo solo mordía mis labios, miraba en todas direcciones temiendo que alguien pudiera vernos"
–No puedo creer que no me contaras a mi primero– dijo replicando mientras le abría la puerta de mi oficina para que entrara.
– ¿recuerdas ese día que te llame unas veinte veces? – me senté tras mi escritorio y revise mi móvil para ver si tenía alguna noticia de Irene.
–cierto…fue un día genial, hice mucho cardio – esbozo una sonrisa cínica para darme a entender lo que yo ya había sobreentendido, a veces me preguntaba si mi querida amiga no era ninfómana, bueno, un problema a la vez –aun no termina de agradarme esa mujer, recuerda lo que le hizo a mi hermanita– solo le respondí volteando los ojos no quería hablar de su “hermanita” –por cierto, ¿dónde has estado estos últimos días? Pensé que irías a verla pero no me comento nada– agradecí que en ese momento llegara Irene, aunque venia bastante diferente de cómo estaba acostumbrada a verla, un semblante bastante serio, decorado con un par de gafas que le hacían ver muy intelectual.
Se sentó frente a mi colocando todos los libros, abriéndolos de par en par, Gabs se posición a su lado, de pie, para observar más de cerca, Irene comenzó hablar, me señalo la misma suma de la que le había hablado, luego señalo otras en las que ni siquiera había reparado. Eran cheques que había cancelado, o más bien había acordado cancelar con Patty, yo no manejaba eso, no tenia cuenta en el banco así que Patty estaba encargada pero siempre procuraba preguntarme antes de cualquier gasto o movimiento, pues aunque todo tenía su nombre (todo dícese de piso, local coche mi ropa interior, todo) era mío. Irene me explico muy despacio, pero en forma de regaño que, al parecer, si habían cobrado esos cheques, y yo me metí tan en mi mundo que ya las últimas veces ni había tratado de ocultarlo, totalmente segura de que ni iba a ver esos libros, y porque a final de cuentas, no estaba “robando” la cuenta era suya ¡joder!
–En resumen, tu hermana…–cerré los ojos con fuerza no quería escucharlo– pues ya ves.
–Deberías llamar a tu papa– interrumpió Gabs. Yo moví la cabeza en negación, no mi papa no se iba a meter en esto, yo iba a solucionarlo sola.
–si me permites sugerir, porque sé que lo estas pensando– otra espina mas para la cuenta, ¿realmente me había llegado a conocer tanto y yo a ella no? ¡Joder que me hace Susana! –Yo recomendaría que pusieras a otra persona de testaferro, alguien más de tu confianza – miro a Gabs que abrió los ojos de par en par –Tiene la nacionalidad– y se encogió de hombros, se disculpo pues según ella su idea era muy novelesca, pero sencilla, Patty solo debía firmar un documento donde todo quedara en mano de Gabs, todo era una movida muy mala, pero era eso o llamar a mi papa y a larga provocar otra pelea entre su madre y la mía.
El problema que nos planteamos después fue ¿Cómo hacer que lo firme? A Gabs se le ocurrió una idea más novelesca aun, ella la haría firmar, entre copa y copa seguro que podría, si alguien llegara y me preguntara que tenía claro en esta vida, eran dos cosas, que mezclar red bull con coca cola era mala idea, y que Gabs era capaz de ligarse a casi cualquier chica. Pondría el plan en marcha esa misma noche, solo le roge que tuviera cuidado de no ser pillada por Gisella y la liara parda, Irene tenía un amigo que era abogado que podría redactar el documento, se lo haría llegar a mi piso antes del anochecer.
Gabs se despidió diciendo que iría a prepararse para la guerra, era ninfómana, alcohólica y algo chalada, pero así la quería. Al cerrarse la puerta, Irene me entrego una sonrisa cómplice que yo respondí, si ya era hora de esa conversación pendiente. Fuimos a un lugar que no estaba muy lejos, no habían muchas personas así que era perfecto, odiaba los lugares congestionados y la verdad ya iba muy tensa, nos sentamos, ella pedio un café y yo un té, ya sin la gafas, con su placida sonrisa, era la Irene que yo había visto siempre. Trajeron lo que pedimos, nos quedamos en silencio por unos minutos, yo me dedique mirarla detenidamente, sus ojos vedes, su nariz fina, y algo que admiraba de ella era esa calma que siempre mantenía en todo momento.
– ¿en qué piensas? – manifestó mientras le daba un sorbo a su café sin dejar de mirarme, por un momento pensé lo diferente que era su mirada de la de Susana, la mirada de Irene podría decirse que era hasta tierna.
–eres muy linda Irene.
–Vaya, gracias– contesto sarcástica para luego volver a darle otro sorbo a su café y continuar hablando –yo quería disculparme por aquella vez – arrugo los ojos, sabía perfectamente que hablaba de la bofetada que le dio a Susana, trate de decirle que no debía hacerlo pues hasta cierto podía entenderlo pero no me dejo –créeme fue raro e incomodo para mi pues jamás lo había hecho– hizo una pausa, bajo su marida hacia la mesa para subirla rápidamente –yo te quiero– creo que en ese momento sentí una brisa helada recorrerme el cuerpo –pero vamos que no soy tonta, yo se que le quieres a ella– hice otro intento de hablar pero me detuvo con un movimiento de su mano –siempre lo supe y no me preocupaba, pues no pensaba que llegaría a quererte– tomo lo último que quedaba en su tasa –quiero que sepas que estaré cerca ¿entiendes?…debo irme– mordió sus labios y se levanto– mi amigo el que hará el documento puede ayudarte con el otro problema, llevara tiempo pero es mejor hacer las cosas así– se acerco para darme un beso en la mejilla y se marcho
El se te había helado, ya no quería nada.
Entre a mi piso y fui directo a desparramarme en uno de los sofás de la sala, habían sido unos días con demasiadas emociones, me levante con dificultad para ir hacia mi ducha, tal vez el agua como en otras veces ayudaría a calmar mis pensamientos. Coloque el agua a la temperatura más helada que pude y me situé debajo del a regadera. ¿Cómo podía Irene quererme? Soy un lio por donde se vea, soy muy poco para ella, por otra parte pensaba como Patty podía traicionarme, por lo menos eso explicaba su actitud extraña y distinta conmigo.
Lo que más me dolía era Susana, debí suponer que algo así pasaría. Recordé la conversación que tuve con Cristina la noche en que la vi en el estacionamiento, luego de eso le avise a Luca que me iría por mi lado, me fui con ella a su casa. Les seré sincera iba con toda la intención de, no sé, que pasara todo por así decirlo, como el día en que nos conocimos. Ya estábamos en su cama, ella estaba sobre mi besándome mientras su manos trataban de sacar mi ropa, y no pude, sencillamente no pude, le pide que se detuviera y no abrí los ojos no quería llorar, ella no se merecía otra lagrima mía.
Cristina me abrazo, me arropo, no me presiono, ella siempre tan encantadora y paciente conmigo. Cuando percibió que estaba más tranquila quiso saber que me ocurría, le conté toda la historia de principio a fin, era la primera vez que hablaba con alguien de eso que no fuera Gabs, se sintió tan bien, como si me quitara un peso de encima, ella se sorprendió mucho pero si me dijo que recordaba a Susana de aquella vez en la universidad y como no, cuando le mencione esa misma noche. Me dijo que estuvo mal que debía hablar con ella, que definitivamente ahí había algo y que no debía dejar que se perdiera, luego no quise hablar más y nos dormimos, a la mañana siguiente guardo su número en mi móvil para que la llamara cuando quisiera o la necesitara, era una buena amiga.
Salí de la ducha y me seque, me coloque uno de mis suéteres largos que me llegan hasta por el inicio de los muslos, salí de mi cuarto para ir hasta la cocina y servirme algo, en la sala sentada en el mueble estaba Susana que se levanto al mirarme, su equipaje estaba al lado del sofá, acababa de llegar de casa de su madre. Se acerco alegremente para saludarme con un abrazo pero la aparte, recordé el momento en que la vi con el aquel chico bajarse del auto, su tacto me quemo, me miraba perpleja pues en todo este tiempo de “conocerla” jamás la había rechazado.
– ¿estás bien? – Se le notaba una genuina preocupación, solo ignore su pregunta y mire hacia otra dirección –no has respondidos mis mensajes–seguí ignorándola, me di la vuelta para seguir mi camino hacia la cocina y me detuvo del brazo, la aparte bruscamente, ella solo seguía mirándome perpleja. Entre a la cocina, me serví un tazón de cereal con yogurt y me senté en la mesa, luego ella entro, se sirvió un tazón de cereal para sentarse frente a mí, comimos en silencio, ella no dejaba de mirarme ahora con su seño fruncido.
– ¿ahora actúas como niña? –La mire de forma desafiante – ¿Por qué no me hablas?
– ¡porque no quiero seguir sufriendo por ti como lo he hecho estos tres años! – por eso es que dicen que es mejor no hablar enojado, abrí mis ojos lo mas que pude en sorpresa de lo que yo misma había dicho, Susana me miraba con desconcierto, sabía lo que pasaba por su mente ¿Cuáles tres años? Se supone que yo solo llevaba conociéndola un año y poco mas
– ¡yo no soy ella! ¡Gilipollas! – se me helo la sangre, ya no sentía el cuerpo, parece que aquí la que estaba mas sorprendida era yo, “yo no soy ella” me retumbo en la cabeza, no sabía si había entendido bien lo que había querido decir, me levante, corrí hasta mi cuarto ella venía detrás de mi así que cerré la puerta con seguro me deje caer al lado de ella.
–Abre la puerta Rocio por favor– la escuche decir tras la puerta, pero yo me negaba, si haces unos momentos no quería verla ahora menos. Me pidió un par de veces más que abriera que debíamos hablar que debía escucharla pero no le respondí, y el piso se quedo en total silencio por unos largos cinco minutos, luego la escuche hablar de nuevo – lo supe pocos días después de que me mude– ella espero que yo dijera algo pero al no pasar nada continuo –estaba usando tu pc y encontré una conversación tuya con otra chica, tenía mi foto como avatar– ¡joder! Si es cierto, tenía la última conversación que tuve con esa persona –fue muy raro, estaba confundida, luego le pregunte a Gabs, me costó mucho pero le insiste hasta que me lo conto –Gabs de este no te salvas– y fue aun más raro –la escuche reírse – el punto es, que eso ya es pasado, yo no soy esa tía, tú me importas y creo que deberíamos casarnos– abrí la puerta de un golpe.
– ¿Qué tu qué? – la mire furiosa y ella se encogió de hombros retrocediendo unos pasos – ¿habrá algo que Gabs no te ha contado?
–solo me cuenta lo importante, y eso lo es, además ¿pensabais hacerlo con otra? –ahora era ella quien me asechaba con su mirada, no quería hacerlo con nadie la verdad, luego de esto nos sentamos en la sala para hablar, ella intento varias veces acercarse pero yo me alejaba, podía sentir que le dolía. No tardo en llegar Gabs, que se quedo detrás de Susana por su bien, la atravesé con una mirada asesina. Entre ambas intentaban persuadirme de que esa la mejor opción y la más fácil, de que solo era cuestión de firmar un papel, yo las miraba como si fueran un par de extraterrestres y me hablaran en otro idioma.
Gabs ya dejando la zona segura detrás de Susana, dijo que estaba decidido y que nos iríamos de viaje ¿de viaje? ¿A dónde? Según ella, nos haría bien pasar unos días en Madrid, que ahí llevaríamos a cabo el “acto”, que ya había comprado los tickets para el tren, Susana estaba de acuerdo ¿y yo? Pues no m dejaron hablar, a lo mejor yo también estoy chalada por dejarme llevar por estas dos.
Luego de esa conversación tan rara he incomoda, me vestí para llevar a Gabs a la disco, iba caminando hacia la puerta cuando hizo un gesto que detesto muchísimo, me paro con su mano en mi frente. Yo soltaba chispas, ella me dijo que era mejor que no me pasara por allí, que si Patty me veía no iba desinhibirse, lo pensé por un momento y convine en que tenía razón pues al parecer frente a mi no se comportaba como lo hace normalmente. Se marcho con Susana, esa noche pude dormir, por lo menos no por mucho tiempo, vi tv intente dibujar, todo aquello me mantenía expectante de lo que podía ocurrir.
El amanecer las trajo consigo, Gabs venia convaleciente de tanto alcohol recostada en el hombro de Susana, con la mano en alto mostrándome el papel cual invención mágica. Cuando me acerque para abrazarla en agradecimiento pude notar unos chupetones en su cuello, la mire con un signo de interrogación en la cabeza ¿había llegado tan lejos?
–oh no, créeme, ella no es mi tipo–asevero ante mi escrutinio, camino tambaleándose a su habitación. Le pregunte a Susana que había pasado y trato de resumirme la historia en que entre copa y copa mi hermana se había vuelto un vampiro, que tenia a Gabs bastante incómoda y por esto término también bebiendo hasta la inconsciencia, pero finalmente logro que firmara. Me gire para ir hasta mi habitación, ella me tomo de la mano suavemente, no voltee, pero sabía que me miraba con ojos suplicantes, no me importaron seguí mi camino.
–No te noto tan molesta como esperaba– le dije a Patty mientras entraba en mi oficina, había estado esperándola todo el día, con Luca preparando el lugar para abrir esa noche, este me ayudo mucho para ponerme al corriente, le estaba muy agradecida, por otro lado sabía que mi hermana vendría tarde o temprano.
–No lo estoy, yo sabía que no iba a durar para siempre–se posiciono delante de mi escritorio– solo quiero que sepas que te firmare lo que haga falta– hizo una pausa como tratando de tragare algo que no pudo–a final de cuentas tu siempre ganas.
– ¿de qué hablas? –esas palabras me dolieron, era mi hermana, yo la adoraba.
–para ti todo siempre fue fácil, siempre tuviste todo lo quisiste, el se quedo contigo – en el fondo sabia de que hablaba y a la vez no, siempre nos dieron todo por igual, y ya a este punto me daba igual solo quería que se fuera –yo siempre estuve pendiente de todo, tu solo jugabas a estar detrás de esa tía.
–no lo tengo todo créeme…hasta yo tengo deseos que nunca se cumplirán– camine hacia la puerta y la abrí de par en par– ya puedes marcharte– vi que trago pesado y a paso lento camino hasta la puerta y se detuvo y se volvió hacia la izquierda para verme.
– ¿volveremos a vernos?
–Hostia– resople y me pase una mano por el rostro–la ciudad es grande, ya veremos– me costó un poco, pero logre sonreírle y con la misma pesadez me lo devolvió y se fue, ya había acabado con un problema, ahora faltaba otro.
Cuando llegue a mi piso, ya había oscurecido, no parecía haber nadie, entre a mi habitación y comencé a sacar ropa para armar mi equipaje, el tren salía bastante temprano y no quería olvidar nada. Escuche como alguien aclaraba su garganta, voltee en todas direcciones y me percate de que era Gabs que estaba viéndome desde la puerta, ya un poco mas repuesta que en la mañana, la ignore y continúe haciendo el equipaje.
–Aun no entiendo que te tiene tan molesta, tu le quieres, ¡tú le amas!- espeto mientras daba unos pasos para acercarse con los brazos cruzados
–ese no es el punto
– ¿Cuál es entonces?
–solo es una matrimonio por conveniencia– cerré mi maleta y le puse el seguro, me levante para caminar hasta la puerta, le indique con mi mano que por favor se fuera, no tenia deseos de seguir la conversación, ella suspiro pesadamente y se marcho. Cerré la puerta pasando el seguro, quería dormir profundamente pues estaba segura que me esperaba un día de emociones fuertes.
Estaba de un humor que ni yo me aguantaba, como habíamos ido en tren y dejado el coche, (que suplique mil veces a Gabs que cuidara cuando fue a dejarnos) debíamos movernos por el metro hasta llegar a una calle cercana al hotel. El calor y las oleadas de personas no ayudaban a mi humor, por otra parte, Susana solo había hablado lo necesario, desde que abordamos el tren no busco hablarme, aunque estuvimos horas una sentada frente a la otra, solo se dedico a mirar por la ventana, yo me preguntaba repetidamente en que pensaba.
Como pudimos nos metimos entre la multitud para adentrarnos en el vagón de metro que estaba abarrotado, nunca lo había visto así, supongo que en la ciudad se estaba celebrando una convención o algo. Me quede atascada entre un hombre corpulento y una señora que parecía que se estaba mudando, por un momento me asuste, sentí como alguien me tomaba de mis caderas y jalaba, era Susana que estaba pegada de espaldas a una de las salidas del vagón, quede a unos pocos centímetros de su rostro, mi reacción fue darle la espalda para intentar hacer distancia entre nosotras, pero creo que fue peor.
Había un grupo de chicos bastante altos que estaban apuñados alrededor de nosotras dándonos la espalda, supuse que todos iban juntos pues tenían todos el mismo uniforme deportivo, no me daban mucho espacio para moverme, así que quede igual de cerca, sentía su respiración en mi cuello esto empezó afectarme, trague pesado, odiaba que tuviera esa cualidad de afectarme tanto y que mi cuerpo respondiera a cosas tan simples solo por tratarse d ella, he insisto el calor no ayudaba a toda esta situación. Ella empezó a notar que algo me pasaba, toco mi cuello con la punta de su nariz y me sintió tensarme, tomo esto como una luz verde para colocar ambas manos en mis caderas.
–Ni lo pienses– le susurre casi inaudible, pero sabía perfectamente que me había escuchado, presiono su cuerpo aun mas contra el mío y suspire. Como pudo aparto mi cabello para darme besos por el cuello, me estremecí, pues no tardo mucho en cambiar sus labios por la punta de su lengua, yo solo mordía mis labios, miraba en todas direcciones temiendo que alguien pudiera vernos.
Comenzó a moverse despacio contra mí como aquella mañana en la casa de mis padres, intente apartarla con mis brazos pero me tomo con más fuerza, la escuche jadear igual de suave que su movimiento, deslizo una de sus manos entre mi ropa para acariciar mi vientre… Y así tan rápido como empezó todo termino, las puertas de vagón se abrieron y ella en rápido movimiento tomándome de mis caderas nos hizo girar sobre nuestro propio eje para salir con rapidez de ahí, caminos sin mediar palabra, como si hubiera sucedido nada.
Ya una vez en el hotel, no me sorprendió para nada que este dúo reservara solo una habitación. Tenía una gran cama y una terraza que daba una vista muy bonita de la ciudad, mientras me encontraba en ella admirando la vista, Susana se me acerco para decirme que mañana mismo seria nuestra “cita” me sorprendió y me molesto que fuera tan rápido pensé que pasaría mas días antes de esa locura.
–Gabs teme que te des a la fuga– se encogió de hombros, nuevamente me pregunto a mi misma como dejaba enredar en los planes truchos de Gabs. También me comento que lugar de la cita no estaba muy lejos del hotel y por eso lo habían escogido, así que no tendríamos que volver a tomar el metro, gesto que agradecí enormemente. Ella volvió dentro de la habitación y escuche que hablaba con alguien pero no le preste mucha atención, entre para ducharme, cuando pase a su lado note que hablaba con alguien por video llamada desde su pc, no le di más vueltas y entre a ducharme. Cuando salí aun seguía conversando, me pico la curiosidad y me coloque detrás de ella.
Era el chico del coche, mi mal humor se multiplico considerablemente, ella se despidió y colgó la llamada y se volvió hacia a mí.
–el es Héctor, aun no puede creer que voy a casarme – esto me sorprendió aun mas ¿por qué le había dicho? –Es un buen amigo, pero siempre ha intentado ligar conmigo –resoplo con cansancio
–Se lo has dicho por quitártelo de encima entonces– murmure y ella me miro con molestia
–se lo he dicho porque quiero que sepa con quien quiero estar, quien es importante para mi– se levanto y entro al baño azotando la puerta tras ella, me sentí como la idiota más grande del universo. Apague todas las luces y me acosté para tratar de dormir, ella salió del baño y se acostó en silencio. Por más que trataba de conciliar el sueño no lo lograba, me levante en silencio, cuidando de no despertara Susana, necesitaba aire.
Aunque era muy tarde llame a Gabs, a final de cuentas dudaba mucho que estuviera descansando, le dije que necesitaba un pequeño favor, y que lo necesitaba para que estuviera en la terraza de la habitación después firmar, era muy importante, ella no hizo preguntas solo me dijo que se encargaría, volví a la cama para acurrucarme junto a Susana, su cuerpo no me rechazo.
Con una fuerte lluvia inicio aquel día, por lo menos ya no hacia el horrible calor del día anterior, nos alistábamos para ir a firmar, aunque Gabs insistió millones y millones de veces, que nos pusiéramos vestido, la verdad es que ninguna tenía ánimo para eso, ella se puso un suéter, un pantalón y unas botas con tacón, yo me coloque lo primero que pille en la maleta, una camiseta, una chaqueta, lo normal y poco más. La idea inicial de ir caminando la descartamos al ver que el tiempo no mejoraba, tomamos un taxi en el lobby del hotel.
Como Susana me había dicho, el lugar no quedaba muy lejos del hotel, llegamos bastante rápido. Había mucha gente caminando de un lado para otro vestidos de manera formal, la verdad es que desentonábamos bastante, mientras yo miraba el lugar, Susana le pregunto a una recepcionista donde debíamos ir y que ya habíamos pedido una cita con anterioridad.
Pasamos por un montón de oficinas, hasta que ella se detuvo frente a una y toco la puerta cortésmente. Cuando entramos pude ver dos chicas notablemente exhaustas, trabajando cada una en su escritorio y un hombre con cara de pocos amigos, Susana se acerco para hablar con él, yo por mi parte me quede cerca de la puerta pensando seriamente en si escapar o no. El hombre me miro e hizo un gesto tan seco y aburrido, como aparénteme era él, para que me acercara. Con paso temeroso lo hice y me posicione al lado de Susana.
El hombre comenzó hablar mientras ponía el dichoso papel delante de nosotras, y una pluma fuente sobre el mismo, me gustaría decirles que tanto dijo el hombre, pero a esas alturas yo estaba tan nerviosa que lo escuchaba como a los profesores de Charlie Brown, lo que si no se me olvida es que tenía un corbatín de los mas chistoso, el par de chicas que también se encontraban ahí no nos prestaban atención.
Me dio un pequeño ataque de pánico cuando Susana firmo, lo había hecho sin titubear, cosa que por un lado me alegro, pero ambos, ella y el señor, me miraban expectantes, incluso para el par de chicas ahora si parecía divertido mirar. Yo estaba en blanco, por un momento hasta pensé con gracia “si papa me viera”, el hombre aclaro la garganta con ansiedad. Yo seguí por unos minutos sin saber muy bien qué hacer, Susana se volvió hacia mí y tomo mis manos entre las suyas.
–no quiero que te vayas Rocio– me dijo esto con los ojos vidriosos, el hombre corbatín chistoso ya nos veía más impaciente aun, observe por un segundo hacia una ventana que estaba cerca, la lluvia no cesaba. No quería eso, no era la forma. Tome el papel entre mis manos y lo rasgue, el hombre me miro cabreado, tome a Susana de la mano con fuerza para salir de ahí antes de que dijera algo, no sin antes darle las gracias al señor y disculparme por haber gastado su tiempo y a las chicas por ser espectadoras de todo.
–ya veré otra forma de resolverlo– le dije ya una vez afuera de aquel lugar en la puerta donde entraban y salían personas, ella me miraba aun mas cabreada que el hombre, mire un chorro de agua que se colaba ante nosotras, pensé en Gabs, aguante un poco del agua que caía entre mis dos manos y así de loco como suene, se lo lance a Susana, si ya me había funcionando una vez ¿Por qué no dos? Se indigno muchísimo y trato de tomarme por el brazo, yo me reía a mis anchas corrí hacia la calle empapándome y ella venía detrás, me detuve cuando ya el aire empezaba a faltarme, ella choco conmigo molesta aun, la sostuve entre mis brazos con fuerza y la bese, un beso suave con sabor a lluvia, al principio se negó solo para dejarse llevar al final, le susurre “nunca me voy a ir”
Se veía hermosa con su cabello rubio mojado, las gotas de lluvia paseando por su rostro y sus ojos azules vidriosos, para mí era un momento perfecto, tarareé divertida “strange love” de Karen O, ella me sonrió de medio lado levantado una de sus cejas. Note que junto sus manos para coger algo de lluvia y salí corriendo nuevamente, si quería jugar no me iba a dejar tan fácilmente, pero logro alcanzarme y tomo mi mano izquierda con su mano derecha, dejándome ver su blanca sonrisa. Corrimos bajo la lluvia sin parar, y ella no soltó mi mano ni un momento, cuando por fin llegamos al hotel y entramos en recepción, reímos sin parar como locas, la gente nos miraba pero no le dimos importancia, entramos al elevador donde nos dimos pequeños besos hasta llegar a la habitación donde la coloque contra la puerta.
–Sabes yo…–iba dando pasos hacia atrás sin dejar de mirarla, ella sonriente, se saco el suerte mojado y la camisa de tirantes quedándose solo con su brasier –no sabía si realmente íbamos hacer esto– me di la vuelta hacia atrás cuando calcule que ya estaba cerca de la puerta corrediza que daba hacia la terraza, rápidamente tome lo que necesitaba y lo escondí tras de mi volviendo dentro de la habitación cerrando la puerta corrediza–o cuanto duraría –comencé a dar pasos lentos hacia ella mientras continuaba hablando –pero quería que aunque fuera conmigo, y ahora que lo pienso esto es algo egoísta – sonreí ampliamente ante este pensamiento que se me había escapado en voz alta, ella mantenía la misma sonrisa pero ahora con la mirada algo confusa –tuvieras las cosas que siempre soñaste– ya frente a ella puse en su manos la pequeña maseta que tenia dentro un abeto, su sonrisa cambio para un expresión de “oh” y lo miraba escéptica.
–eres una tonta…lo recordaste– hablo sin apartar la vista del pequeño abeto y algunas lagrimas empezaron a brotar de sus ojos, yo quede en estado de desconcierto.
– ¿hice mal? – ella cerro sus ojos y sacudió su cabeza en negación, mientras que con una mano trataba de limpiarse el rostro, se acerco y tomo una de mis mejillas, me miro profundamente con sus ojos llorosos, yo no podía articular palabra alguna. Acaricio con su pulgar mi labio inferior y me beso con ansias, me empujo hasta la cama hasta hacerme sentar en ella, coloco la maseta en la mesita de noche. Me saco el pantalón y las bragas para arrodillarse frente a mí, separo un poco mis piernas para besar mis muslos con cada beso yo me perdía mas y mas.
Se saco el pantalón con la ropa interior que llevaba de bajo, me tomo de los muslos para empujarme hasta el centro de la cama y sentarse sobre mí, quedamos frente a frente. Me saque el resto de la ropa mojada que me quedaba, luego deslice mis manos por entre sus brazos para llegar a su espalda y quitarle su brasier, ahora sus senos estaban en libre contacto con los míos, me estremecí, ella me beso desenfrenadamente, empezó a moverse sobre mí, yo acariciaba su espalda, sus glúteos, con sus brazos rodeo mis hombros, se movía mas rápido y gemía en mi boca.
Cuando ya no pudo continuar con el beso, le dedique toda mi atención a sus senos con mi boca, ella estaba próxima a correrse podía sentirlo, pues me regalaba esos gemidos agudos que me complacían tanto.
–Te amo– me susurro juntando su frente con la mía y luego se vino descontroladamente buscando refugio en mi hombro, la abrazaba con fuerza, con temor de que ese te amo se me escapara, luego me vine yo, mordiendo con fuerza mis labios.
Todo se sentía tan correcto, no sentía tantas dudas como la primera vez, sentía que su cuerpo necesitaba tanto de mío, como el mío del suyo. Mi respiración aun no se normalizaba, ella nos cubrió con las sabanas, se acomodo en mi hombro izquierdo y me abrazo por mis caderas con una de sus piernas. No hablamos por varios minutos, ella solo acariciaba mi abdomen, esta vez fui yo quien rompió el silencio.
–Susana– la llame y ella si moverse de la posición en la estaba hizo un sonido como de “¿mmm?” –Te amo– movió su cabeza para mirarme y se acerco a mi labios, sonriendo, para darme el beso más tierno que me han dado.
–te habías tardado–
Cuando volvimos a Gabs no le agrado mucho que, como ella misma dijo “rompiéramos sus ilusiones” pues no había preparado una fiesta con luna de miel y todo aquel protocolo. Irene como dijo se mantiene cerca, aunque a Susana esto no le gustaba para nada, su amigo el abogado me ha ayudado mucho, me ayudo a conseguir una prórroga para mi estancia, llevara tiempo arreglarlo todo pero es mejor hacer todo correcto. Cristina viene siempre un par de noches a la semana a la disco, Gabs intento acercársele unas cuantas veces donde Gisella la pillado y es incitada por marta para que le propine una zurra. En cuanto a mi familia, a Patty no he vuelto a verla, el resto del dinero que había en su cuenta se lo transfirió a Gabs, tal vez algún día volvamos hablar, y mi papa bueno, es un poco cabeza dura pero estamos retomando el contacto.
¿Y Susana? Ella aun no pierde la costumbre de hacerme dibujitos en el rostro, cosa que ahora pasa mucho mas, luego de algunas noches que se coló para dormir en mi cuarto, ahora no duerme en el suyo. A veces el amor no es como lo esperamos, no sé que nos pasara a mí y a Susana a partir de aquí, solo sé que ninguna dejaría ir a la otra de su vida tan fácilmente, solo sé que quiero verla sonreír siempre de esa manera.
Hola a todos y muchas gracias a los que siguieron este relato hasta el final, sobre todo porque sé que me tarde mucho, me disculpo por esto, pero siempre termino lo que empiezo. Esta historia significa mucho para mí así que no podía dejarla a medias.
loup_noire