Susana 6

Me estaba volviendo loca de deseo, yo no quería más provocaciones, como pude me abalance sobre ella, me coloque entre sus piernas, tome sus caderas y la jale hacia mí, su sexo choco con contra el mío y ella gimió en mi boca.

Gabriella: ¡Que puto calor hace!

Yo: ¡Hay por favor, si antes te quejabas de que hacia frio!

Gabriella: Porque no conocía el frio de verdad ¡Es que de verdad parece un horno!

Yo: Cualquiera cree que no eres de aquí

Gisella: Venga Ro en serio hace calor

Yo: A mí no me parece y a Susana tampoco…verdad su… ¿Susana? –Creo que a la única que no le afectaba el cambio de temperatura y ambiente era a mí, porque la pobre Susana estaba recostada de una pared con la mirada perdida, su cuello y su pecho habían tomado uno tono bastante rojo, Gabs se acercó con una botella de agua que tenía en la mano y se la vacío encima – ¡Hey!-

Susana: ¡Dios gracias! Busca otra botella y lo vuelves a hacer

Yo: Bueno vamos a casa para que tomes una ducha de agua fría y descanses ¿vale?

Susana: Siiii –Casi da un brinco de felicidad

Bueno que les puedo decir, me toco volver a mi querido país (nótese el sarcasmo) y no me mal entiendan, no es que no lo quiera, es que imagínense como me sentí de solo pensar que tendría que dejar de ver a Susana quien sabe por cuánto tiempo mientras arreglaba unos papeles de mi visa y buscaba otros que me hacían falta para empezar a estudiar, mis padres estaban contentos por tenerme de vuelta un tiempo, pero yo que dejaría lo más importante de mi vida no estaba precisamente feliz. Cuando se lo conté a Susana solo se quedó callada unos minutos, se levantó y empezó a sacar muchas cosas de su armario hasta que saco una gran maleta.

Susana: Será una gran experiencia conocer de dónde vienes –La sonrisa que se dibujó en su rostro rápidamente me la contagio a mí, aun no hablábamos abiertamente de lo que sentíamos, aunque sinceramente yo creo que ella aun no lo tenía muy claro, pero de vez cuando me dedicaba una mirada coqueta o buscaba rozar su cuerpo con el mío “accidentalmente” claro está, y desde que Gabs le contó que había terminado con Irene me tomaba de la mano si caminábamos por la calle, pronto Gisella y Gabs se unieron al plan, Gisella porque quería conocer otro país y Gabs porque según ella me extrañaría (mentira solo quiere profanar a Gisella sobre cualquier superficie existente) deje la disco a cargo de mi hermana Patty, también el cuidado de mi piso, Marta y Luca la ayudarían, si se lo preguntan nadie limpio, me toco llamar a una agencia y comprar unas almohadas nuevas. Durant la semana del viaje Susana y Gisella se la pasaban cantando emocionadas “!Te envió las fotos cenando en Marbella y cuando estuvimos por Venezuela!” Era gracioso hacían una coreografía donde el corazón se les caía de las manos y ellas con expresión de “ups”.

Llegamos a casa de mis padres, es algo grande dos pisos muy al estilo colonial, totalmente blanca excepto por las tejas, rodeada por un gran jardín donde había mucha variedad de flores (mi padre es fanático del a botánica), en la parte de atrás tenemos una gran piscina que si te fijas bien tiene una forma bastante peculiar, y a su vez toda la propiedad está rodeada por grandes paredes blancas y portones que no dejan ver desde afuera absolutamente nada (mi padre también es fanático de la extremada privacidad), las chicas estaban maravilladas, querían explorar todo pero las dejaría luego. Nos recibió mi madre con mucho cariño, ella es así con todo el mundo en realidad, adora a Gabs, siempre le dice que la ve muy delgada y le sirve hasta tres platos de comida y Gabs ni corta ni perezosa los acepta muy gustosamente, recibió a Gisella y a Susana de la misma manera, sobre todo a ella, dijo que era una niña muy linda y me pareció muy tierno ver a Susana sonrojándose y riendo nerviosamente. Subimos y mi mama las ubicó en las habitaciones de huéspedes mientras yo me dirigía a la mía que ya tenía tanto tiempo sin ver, Gabs ya era de familia así que también se fue a la habitación que acostumbraba a ocupar.

Mi habitación no es muy diferente de la que uso en España, solo que es algo más grande y la cama es pequeña y hay aún más papeles regados, estaba todo igual como lo deje aunque se nota que entraban de vez en cuando para evitar acumulación de polvo, deje mi maleta en la cama, salí al pasillo y me dirigí a un balcón que daba vista a la piscina y ahí estaba Susana con un destello en sus ojos que era nuevo para mí.

Yo: ¿Todo bien?

Susana: Sabes la casas de mis sueños siempre la quise así grande –Estiro sus brazos y los movió de arriba hacia abajo- y con una piscina igual de grande así como la tuya –Mostro su gran sonrisa blanca estaba emocionada y a mí también me emocionaba verla de esa forma, se volvió a recostar de la baranda viendo la piscina y continuo hablando -Aunque bueno yo… creo que le falta una cosa

Yo: ¿Qué cosa? -Me acerque y sonrió de nuevo pero con los ojos cerrados.

Susana: Un abeto…de color rojo ¡me encantan! con dos perros ¡Y muchos niños! –Casi me da algo cuando escuche esto último, no me lo esperaba, ella nunca mencionó algo así, ella tiene su lado tierno pero sin dunda me hacía falta conocerla más, a veces cometía el gran error de compararla con “ella” estaba anonadada porque era cliché de la casa los perritos, pero lo decía con tanta ilusión que me hice una nota mental, haría algo al respecto, con la casa, pero ahora que con lo de los niños no prometo nada. Escuche un coche llegar y si mi oído no me falla es el de mi padre.

Yo: Vamos Susana creo ya llego el ogro -Mi padre no era un ogro, pero a veces se le acercaba considerablemente, cuando se enteró que me gustaban las chicas le disgusto bastante, pero a la vez pensó que debía verle el lado positivo, ningún patán enamoraría a su nena, ahora se preocupaba por que saliera según él con una chica “digna” de mí y que a la final todas les parecían igual así que seguíamos en las mismas, mi madre solo quería que fuera feliz no importara con quien mientras me respetara. Bajamos y efectivamente era mi padre que estaba saludando a Gabs y Gisella que ya estaban abajo, me acerque a él apresurada con los brazos abiertos y me dio un gran abrazo, me pregunto que si me había ido bien en el viaje y solo asentí con la cabeza, volvió a ponerse muy serio cuando vio a Susana, él no sabía nada, pero ya sabes los padres siempre tienen ese sexto sentido, aparte de que veníamos de las habitaciones de arriba solas, imagínense que ya debía tener toda una película hecha en su cabeza, saludo a Susana con un apretón de manos y con una mirada de pocos a amigos, pero ella solo estaba muy tranquila sonriendo plácidamente, es difícil amedrentarla, siempre muy segura de sí misma, otra cualidad que me encantaba, la tensión que se sentía era tanta que Gabs interrumpió y con una excusa perfecta se llevo a las chicas de ahí. Yo me senté con mis padres en la sala para ponerlos al tanto de cómo me iba en mi vida en otro país, por mas que les dijera que era feliz, que el negocio iba bien, ellos no parecían dejar su preocupación y más de una vez expresaron que esperaban que un día decidiera volver, que me extrañaban, trate de  cambiar el rumbo preguntándoles por el abogado que llevaba el papeleo que debía hacer a lo que mi madre respondió, entonces fue cuando mi padre hizo la pregunta estrella de la conversación.

¿No te quedaste por una mujer cierto?

Dude por una milésima de segundo ni más ni menos, porque donde vieran mi duda esa conversación no acabaría ni pronto ni bien, con total seguridad fingida lo negué, pero aun así sentía que no lo había convencido del todo, pero la suerte me sonrió y recibió una llamada y tuvo que marcharse no sin antes lanzarme esa mirada que gritaba “ya hablaremos” . Mi madre también se despidió tenía una reunión con algunas amigas  que yo ya conocía desde la infancia, se despidió con un abrazo y dijo que no le hiciera caso a mi padre que ya sabía cómo era.

Me dirigí a buscar a las chicas que ya se encontraban en la piscina, cuando llegue pude ver a Gabs y Gisella jugando muy alegremente en la piscina y Susana estaba recostada a un lado de la piscina tomando sol con unas gafas oscuras puestas, se veía muy provocadora con su traje de baño de dos piezas, top strapless color rosa, me fui acercando lentamente hacia ella, pienso algo estúpido como decirle que si desea que le ponga aceite bronceador pero no puedo evitar reírme cuando a un paso de ella escucho un gruñido es su estómago, ¡Que apetito joder!

Susana: ¿De qué te ríes? –Se sentó dirigiendo su mirada hacia mí, quitándose los lentes mientras fruncía el ceño, no le respondí y me di la vuelta riéndome, a paso veloz me dirigí dentro de la casa de nuevo, llamo a la chica de servicio y amablemente le pido que lleve las cosas necesarias hacia la barbacoa que estaba cerca de la piscina, enseguida me atendió y se tardo algunos minutos en la cocina, volvió con una bandeja que traía algunos platos y cortes de carne, tome la bandeja con cuidado, le digo que no se preocupe que yo me haré cargo. Camino de nuevo hacia el jardín y veo a Susana de pie, me acerco a ella y le sonrió mientras le entrego la bandeja, ella se queda viéndome con  total cara de confusión.

Yo: Hoy cocinaras tú –El bronceado que estaba tomando se desapareció y tomo un color un tanto más pálido no pude evitar reír, me doy la vuelta y voy hasta la barbacoa para prender los carbones, ella viene detrás negándose rotundamente

Susana: ¡Estas de coña! –No puedo parar de reírme, Susana en su vida ha cocinado, lo note desde que vivimos juntas, siempre escapa o se inventa una excusa para dejárselo a Gabs o a mí, Gisella y Gabs salieron de la piscina para ver que sucedía.

Yo: Venga que siempre hay una primera vez para todo y esta no puede ser la excepción verdad Gabs? –le guiñe el ojo vamos a divertirnos un rato con este par-

Gabriella: Claro que si Susi, además poner un par de presas en la barbacoa no es nada del otro mundo, eso lo haría hasta un niño con los ojos cerrados, ¿Verdad que si mi amor? –Gisella se quedo sin que decir pues ella estaba en las mismas que Susana, lo sabia matamos dos pájaros de un tiro-

Susana: ¡No tocare eso! -Susana mostro cuan amplio era su léxico en cuanto palabras soeces a lo cual yo no podía aguantar la risa y Gabs ni hacia el hacia el intento, para mi sorpresa fue Gisella quien tomo la iniciativa y le quito la bandeja a Susana, se fue directo a lanzar un filet mientras gritaba por emoción y sorpresa, ahora tocaba darle un pequeño empujón a la otra.

Yo: Bueno vale como no quieres tocarlo usaremos esto -Tome unas pinzas que estaban en la bandeja y se las puse en las manos- Vamos ponla con las manos ahí

Susana: ¿Qué? ¡Estas flipando! –Tome la mano con la que sostenía las pinzas entre las mías y con cuidado tomamos un trozo de tocino de la bandeja, la guie hasta la barbacoa, al principio puso algo de resistencia – ¡no no! – ejercí más fuerza sobre su mano y ya luego solo se escucho ese sonido característico de la carne mientras se cocina.

Yo: ¿Vez que es fácil? No pasa nada -Empezó a reírse nerviosamente como Gisella, parecían dos niñas que acababan de descubrir un juguete nuevo, se acerco para darme un pequeño beso en la mejilla que me hizo ruborizar en el acto, empezaron a colocar todo lo que había que había quedado en la bandeja, salchichas, filet, tocino, todo lo colocaron de golpe, estaban  ensimismadas en su labor, así que aproveche que estaban distraídas y tome a Gabs de la muñeca “vamos a tomarnos un trago, veamos cómo se las arreglan” nos alejamos en silencio hacia dentro la casa, fuimos a la cocina, Gabs seguía riéndose mientras se sentaba en el mesón.

Gabriella: Que malvada eres después dices que soy yo –dice mientras le vierto un poco de whisky en dos pequeños vaso de cristal con hielo, bebió un poco –Whisky ummm estas tensa cuéntame que te paso-

Yo: ¿Ahora sabes mi estado ánimo por lo que bebo? creo que a mi papá no le agrado mucho Susana –bebo hasta la mitad del vaso-

Gabs: No me extraña, con esas ganas que se ven de comerse… ¡Ay solo bromeaba! -Le di un “pequeño” codazo– No te preocupes, deja que la conozca, la amara, mi hermanita es un amor ¿Quién no va a quererla? -Nuestra conversación fue interrumpida por los gritos de las chicas desde en el jardín –Aunque en estos momentos parece una niña pija, pensé que la única eras tú ¡Ay! ¡Ok ya me callo!

Susana: ¡Joder Ro te necesito! - Podíamos escucharlas a lo lejos-

Gisella: ¡Que nos han dejado solas tía, ahora que!

Decidí que ya era suficiente, si provocaban un incendio en la casa a mi padre no le causaría la misma gracia que a nosotras, cuando llegamos a donde estaban ellas nos dimos cuentas de que ya algunas salchichas estaban carbonizadas “bueno tal vez exagero, pero si estaban bastante negras e incomibles” otras ya habían pasado por entre la parrilla y caído en el carbón.

Gabs: Bueno aquí llego la maestra, vengan mis niñas que empezó la clase- Gabs se dispuso a enseñarles como llevar una barbacoa, Susana me ve con el ceño fruncido me muestra la lengua y se ríe tal cual una niña, yo le sonrió de medio lado, realmente ella hace mis días más felices, aun nos falta muchas cosas por hablar pero en momentos así comprendo lo afortunada que soy.

Sobra decir que entre la carne quemada y las risas comimos bastante tarde para cuando terminamos cada una ya estaba exhausta y es que tampoco habíamos descansado después de tan largo viaje, así que cada una se dirigió a su habitación, caí rendida ni me cambie la ropa, me desperté y vi el reloj en la mesita de noche eran las 2:35 am, me levante con dificultad y me di una ducha rápida, mientras salgo secándome el cabello con una toalla veo el ordenador en el escritorio encendido, seguro olvide apagarlo, cuando me acerco aprovecho y me siento para revisar si Patty me ha enviado algún correo, no encuentro nada de ella, solo un correo de Irene donde me pide que hablemos, creo que se lo debo, a pesar todo fue una buena pareja, ya hablare con ella cuando vuelva. Me quedo viendo unos minutos la pantalla y suspiro casi siempre que me siento en el ordenador no podía evitar recordar todo lo que paso y ahí es cuando la rabia me inunda pero un sonido de mensaje en el Skype me saca de mis pensamientos, sonrió en el acto, es Susana

-¿Estás despierta?

-Si ¿Y túqué haces despierta?

-No puedo dormir, tengo demasiado calor, ya te llamo

Contesto y creo que casi se me cae la quijada, la imagen mostraba Susana de la cintura hacia arriba, solo llevaba puesto un sujetador blanco dejando a la vista su abdomen desnudo y algo de sus pechos con el cabello recogido con una coleta y totalmente recostada hacia atrás en la silla

Yo: ¿No encendiste el aire acondicionado? -Digo por fin cuando logro reaccionar

Susana: Si, pero es lo mismo Rocío, siento que quemo -Dijo mientras echaba aire con la mano- pero me gusta estar aquí es lindo y siento que tengo la oportunidad de conocerte de verdad… Ro ¿me estás viendo las? -Los ojos me traicionaban no podía evitarlo

Yo: Por supuesto que no cómo crees - Soltó una gran carcajada, pues es que ni yo me creía lo que había dicho

Susana: A entonces no

Yo: ¿Entonces no qué? -Ella negó con la cabeza volví a insistir- vamos dime -Se quedó un minuto viendo hacia un lado y respiro hondo.

Susana: Rocío… ¿tú me deseas? -Trague pesadamente mire hacia todos lados como buscando a donde huir en vano y asentí con la cabeza- no, yo quiero escucharlo de tu boca -dude un poco en contestar y empezó a pasar la yemas de sus dedos por su abdomen.

Yo: Si… te deseo Susana… -Seguía pasando sus dedos sobre ella-

Susana: Vamos entonces… dime sin pena ¿dónde te gustaría tocarme? -Lo dijo esbozando aquella sonrisa que siempre me derrite, veo como sube su mano a su bra y suelta su stick por la parte de adelante dejando a la vista sus hermosos senos que ya había visto en dos oportunidades pero no dejaban de robarme el aliento y aunque los viera mil veces no dejarían de hacerlo– ¿Entonces será aquí? -Pasó su mano suavemente por el contorno de su seno derecho- ¿O será por aquí? -Bajo su mano por su vientre y gimió muy levemente, lo que me pareció ser mi nombre mientras cerraba sus ojos, sus mejillas ya empezaban a ruborizarse, era adorable, erótico, pero adorable.

Yo: Espera

Susana: ¿Qué? -Me miró confundida-

Yo: Iré a tu habitación…-No sé de donde me salió valor para decir eso- ¿…Quieres?

Susana: …Te espero.

Salgo en silencio y cierro la puerta con cuidado, la casa es grande, pero alguien podría verme y sé que a mi padre no le contentaría mucho saber que me escabullo al cuarto de una mujer por la noche, voy a paso veloz pero silencioso, el camino se me hace largo, mi cuerpo pide a gritos el suyo, camino más rápido entonces choco contra algo y grito, escucho a alguien gritar y me doy cuenta que no es algo con lo que había chocado sino alguien, que me tapa la boca.

Gabriella: ¿Qué coño haces aquí? –Me susurro mientras me soltaba la boca y se metía la mitad de un buñuelo en la suya-

Yo: Joder es que no te mato por el ruido que haría ¿Qué haces tú aquí?

Gabriella: Tenía hambre –Se encogió de hombros, luego escuchamos un golpe que venía de la entrada del pasillo, era Susana que se tropezó con un pequeño mueble –Oh! ya entiendo- a veces me pregunto porque te quiero Gabs.

Nos sentamos las tres en el pasillo recostadas a la pared, entre pequeñas risas que parecían susurros hablábamos de cosas misceláneas hasta que Gabs terminó de comer y se retiró deseándonos buenas noches. Quedamos solas ella y yo, volteé a verla con un poco de pena y ella volteo hacia a mí, nos quedamos unos minutos así solo viéndonos, tomé su mano y le pedí que me siguiera, la guie hasta una habitación que estaba un poco más alejada de las demás, apenas entramos pase el seguro y encendí la luz, ella se sentó en el borde de la cama y yo me senté a su lado, ambas en silencio sin saber que decir, cuando me atreví a abrir la boca para hablar me tomó del cuello y me besó, me besó con deseo y pasión, la rodee con mis brazos y la recosté a la cama despacio sin dejar de besarla.

Llevaba el mismo sujetador blanco que vi mientras conversábamos por Skype y un pequeño short de blue jean negro que me dejaba observar y acariciar sus hermosas piernas, deje de besarla por un momento pero sin alejarme de su rostro, podía sentir su aliento y respiración agitado caer en mi boca, deslice mi mano lentamente por su abdomen bajando hasta su entre pierna, sentí como dio un largo suspiro y mordió su labio inferior, solté el botón despacio y bajé el cierre de su short, cuando me dispuse a quitárselo ella se levantó rápidamente y se recostó al espaldar de la cama, separo sus piernas y me sonrío divertida mientras mordía su labio de lado, no llevaba nada debajo y pude divisar gran parte de su sexo, me estaba volviendo loca de deseo, yo no quería más provocaciones, como pude me abalance sobre ella, me coloque entre sus piernas tome sus caderas y la jale hacia mí, su sexo choco con contra el mío y ella gimió en mi boca.

Yo: Sshh trata de no hacer ruido, pueden escucharnos –Aunque estábamos lejos yo no quería correr riesgos,   ella asintió con su cabeza y volví a besarla, recordé que su bra se abría por delante, apenas lo quité me dedique a besar sus senos, lo hice tímidamente porque recordé lo sucedido en la ducha la última vez y no quería que se volviera a separar, escucho como empieza a gemir despacio, esta vez parece muy decidida.

Pase la punta de mi lengua por su pequeño pezón rosado y ella ahogo un gemido mientras  arqueaba su espalda, verla así me excito demasiado, volví a besarla pero esta vez con el deseo de trasmitirle todo lo que me provocaba, le termine de sacar su short, comencé a jugar con su clítoris, sentía como jadeaba, pasaba sus manos por mi espalda, mis arremetidas se volvieron más fuertes, quería más de ella y ella quería más de mí, mordió mi labio inferior con fuerza y cerró los ojos, al instante se corrió en mi mano que se llenó de ella, la saque lentamente, le di besos a su cuello, busque sus labios para besarla pero su respiración seguía irregular, así que me dedique a verla, tratando de guardar en mi mente lo hermosa y perfecta que se veía en ese momento ¿Esto volverá a repetirse? Antes de que  pudiera seguir en mis pensamientos me dio la vuelta y se puso sobre mí, me desvistió y besó cada rincón de mi cuerpo que pudo, mi cuello, mis senos, mi abdomen, mi vientre.. donde se detuvo más tiempo, tanto que lleve mi mano hacia mi boca para morderla y no gemir, no sabía porque me hacía esperar tanto y cuando por fin pensé que acabaría mi cruel espera se alejó para buscar el short que estaba en una esquina, yo solo la miraba extrañada.

Susana: Espera, esto será divertido –Dijo mientras se colocaba en su posición inicial, sacaba algo de un envoltorio –relájate- me acosté totalmente viendo hacia el techo a medida que sentía su lengua explorándome, cerré los ojos dejándome llevar, pero de repente sentí algo que no esperaba sentir, solté un gran gemido agudo que rogué porque nadie lo hubiera escuchado, sentía un gran FRIO en toda esa zona, me incline para ver.

Yo: ¡Pero que...Qué es eso! -Me costó hablar, ella salió de entre mis piernas, me sonrió y me mostro su lengua, en ella había un caramelo de menta Halls.

Susana: Quiero ver cuánto aguantas con esto ¿Podemos? -Me lo pensé un poco, pero termine aceptando, me deje caer de espaldas a la cama, acarició mis piernas y volvió a lo que estaba, sentí el Halls chocar contra mi clítoris y apreté las sabanas entre mis manos, gemí, lo volví a sentir pero esta vez no pude resistir, me levanté y la tome de los hombros, la subí para besarla y le quite el Hall de la lengua, ella se río con descaro.

Susana: Vale, vale sin él –Pasaba su lengua de arriba abajo por mi clítoris, estiró sus manos hacia mis senos y pellizcó mis pezones, yo pasaba mis dedos entre su cabello rubio para acercar su cabeza más a mi sexo, mi pecho bajaba y subía desesperadamente, dicen que la tercera es la vencida y vaya que lo es, termine corriéndome en su boca, ella se levantó y se acostó de lado viendo hacia mí, yo también me coloque de lado tratando de calmar mi respiración, me acarició el brazo con sus uñas.

Yo: ¿Susana has estado con otra chica? Repase mis palabras en mi mente y la verdad me invadió un poco de celos pensar que ella había estado con otras chicas, era una idea que no me agradaba para nada.

Susana: No… ¿Te reirías si te dijera que vi muchas películas para este momento? –Pocas veces la había visto apenada y esta ocasión era una de esas, solo le respondí con una sonrisa. ¡Cómo es posible que me gustase tanto!

Yo: ¿Aún tienes calor? –Podía ver su pecho que estaba totalmente rojo, ella bajó su mirada para ver su pecho y acercó su rostro muy cerca del mío.

Susana: Solo el calor que me das tu monísima -Acarició mi rostro y me dio un pequeño pero sonoro beso en mis labios, se separó un poco quedando en la misma posición frente a mí y cerró los ojos, debía estar cansada, la contemplo un poco así toda desnuda para mí, no quería pensar en nada en ese momento, nada podía arruinarlo.

A la mañana siguiente me despertó el grito de mi madre que me llamaba, se escuchaba lejos, por suerte había pasado el seguro a la puerta, debía estar buscándonos por todas las habitaciones cuando notó que no habíamos bajado a desayunar, Susana abrió los ojos de par en par y se levantó de un salto a buscar su ropa, que la verdad no era mucha, yo también comencé a vestirme rápidamente, me acerque a la puerta y cuando no escuche más la voz de mi madre entre abrí un poco la puerta y me asome para verificar que no había nadie, Susana comenzó a empujarme desde atrás, le digo que espere y me pellizca a un costado.

Yo: ¡Joder no hagas eso!

Susana: Pero os gusto bastante que lo hiciera anoche -Me tomó con su mano derecha por mi cadera y empujó fuertemente su sexo contra mí, pude sentirlo detrás, deslizó su mano izquierda por delante, entre mi ropa, hasta llegar a mi entre pierna y rozó con sus dedos mis labios mayores, me quede quieta sin saber que hacer aun con la puerta entre abierta, de repente soltó una carcajada mientras se separaba de mí y caminaba por la izquierda rodeándome para salir corriendo por la puerta, me reí en silencio, vaya que aprende rápido.