Susan - 2

De campesina a prostituta

SUSAN – 2

Mis labores en la casa del Sr. Hans, seguían con toda normalidad, el pequeño altercado que se había producido en relación a mi persona, se había olvidado.

Un día, con motivo de las fiestas del pueblo, el Sr. Hans, me invito a bajar al pueblo y pasar el día en las fiestas, acepte, por lo menos no tendría que hacer la comida, después de atender a los animales, me arregle me puse las mejores galas que tenia, que no eran muchas, pero me hacían más deseada.

Con el Sr. Hans, entramos en un pequeño teatrillo, para ver a los cómicos, con sus chistes y bailes, los concursos para los niños, la venta de ganado, las tabernas donde comimos y los bailes populares donde demostramos nuestras habilidades para la danza. Comimos y bebimos durante todo el día.

Cuando regresamos a la casa, yo estaba un poco mareada y sin más, le dije al Sr. Hans que me retiraba a descansar ya que no me encontraba muy bien.

El me dijo, que no me preocupase y que descansase que mañana seria otro día, preguntándome si lo había pasado bien.

Le conteste que si que hacía mucho tiempo no me había divertido tanto y que se lo agradecía ya que me había hecho olvidar un poco las preocupaciones que tenia por mi padre.

-Susan, me dijo el Sr. Hans, me alegro de que el día lo disfrutases y que a partir de ahora disfrutarías todos los días, que serian días felices.

No le di importancia a las palabras del Sr. Hans y me retire a mi cuarto.

Al día siguiente cuando me desperté, tenía un fuerte dolor de cabeza, casi no podía mantenerme en pie, a duras penas me levante y le prepare en desayuno al Sr. Hans que al verme en tal mal estado me dijo que volviese a la cama y no me preocupase, que era motivado que el día anterior había bebido demasiado y no estaba acostumbrada, en sí que lo que tenia era una resaca que rompía la cabeza.

Me volví a meter en la cama y me quede dormida.

Cuando volví a despertarme, no podía moverme estaba atada a la cama por los brazos y las piernas y completamente desnuda, empecé a gritar y en eso apareció el Sr. Hans.

-Que te pasa Susan, porque gritas tanto si ahora vas a ser una mujer feliz y disfrutaras todos los días de felicidad?

-Suélteme ya hijo de puta, le dije, quien se cree que es?

-Soy tu amo y señor, me dijo, tu padre te vendió, pague un buen dinero y ahora vas a hacer todo aquello que te ordene sin rechistar, y si protestas será peor pues al que no quiere caldo se le dan siete tazas hasta que diga que le gusta y quiere mas todos los días, ¿me entiendes?.

-Lo primero que vamos a hacer es afeitarte ese coño peludo que tienes, no me gusta que las mujeres tengan bello en sus partes, y yo mismo te voy a afeitar, y si no quieres que te corte estate muy quietecita y ya verás cómo te va a gustar cuando te veas con todo tu coño afeitadito como cuando eras una niña de 8 años.

Salió de la habitación y al cabo de unos minutos regreso trayendo sus útiles de afeitarse y unas tijeras.

Primero con las tijeras recorto todo el bello de mi pubis al máximo que podía con las tijeras. Luego lo enjabono, aprovechando para frotármelo y meter sus dedos en mi vagina. Yo tenía las piernas atadas a los extremos de la cama, estaban bien separadas.

Cogiendo la navaja de afeitar, y viéndome a la cara me dijo:

-Ahora viene lo más delicado, tendrás que estarte muy quieta ya que te puedo cortar y tu no querrás eso verdad?

Entre sollozos le dije que no, que me soltase que no me movería.

No Susan, si te suelto podrás moverte y será peor

Y acercándose a mi pubis comenzó a pasar la navaja por él, sentía como me rascaba la parte superior, con la otra mano estiraba la piel de mis labios mayores me paso la navaja tres veces y al terminar me dijo.

Tienes un coño muy hermoso además esta limpito y para que veas que quiero que seas feliz te lo voy a acariciar.

Y subiéndose a la cama, empezó a besarme, primero fueron mis pechos, que acariciaba con su lengua, que al pasar sobre mis pezones me producían una excitación haciendo que aumentaran su tamaño, progresivamente, fue lamiendo todo mi cuerpo hasta llegar a mi pubis, en donde se paro. Separo los labios mayores y comenzó a darle lengüetadas, metiendo la lengua en mi coño, se acercaba al clítoris, que sin darme cuenta aprecie que crecía y una especie de escalofríos recorría mi cuerpo.

Le pedí entre sollozos que me dejase que no quería que me hiciese nada.

El me dijo:

-Pero Susan, ahora viene lo mejor, ya verás cómo te va a gustar, sentirás un placer que no has sentido hasta ahora. Llegaras a pedirme que te lo haga todos los días sentirás un gozo y satisfacción solo comparable a otra cosa que ya llegara su momento.

Y sin decir nada mas, siguió pasando su lengua por mi clítoris, cada vez con más intensidad al mismo tiempo que yo experimentaba entre asco y placer hasta que de repente di un grito que se asusto en un principio, me había provocado mi primer orgasmo.

El se separo y sonrió al mismo tiempo que me decía:

-Verdad que te gusto niña, pues como esos tendrás muchos si eres buena y me obedeces.

A partir de ahora dentro de la casa estarás siempre desnuda, no podrás escaparte porque te voy a encadenar como a Trak, tú me dijiste que a los perros se les tiene que tratar bien, y de vez en cuando darles una hembra para que se desahoguen, bueno Trak ya tiene su hembra y vas a ser tu, el se aliviara después de aliviarme yo, entiendes?

El afeitado de tu coño lo repetiremos cada 2-3 días no quiero que rasque cuando te lo coma, ya sabes lo que tienes que hacer cuando veas que te rasca, me lo dices y pasas par la barbería.

Y  dicho esto, me puso un collar en el cuello con un candado y una cadena lo suficientemente larga para que pudiese moverme por la casa.

Me desato de la cama y me mando a que hiciese las labores de costumbre, limpieza, comida animales etc.

Cada vez que pasaba a mi lado, me tocaba el culo y lo apretaba, diciendo:

Me gusta tu culo, lo tienes bien prieto, quien lo va a disfrutar?

O me tocaba las tetas y decía,

Me parece que voy a vender las vacas ya que tus ubres deben de dar buena leche tendré que pensarlo.

A partir de ese día, por las noches, cuando me retiraba a mi cuarto, el me seguía, y me ordenaba que me tumbase y abriese las piernas.

-Vamos a ver Susan, hoy no tome postres pero lo voy a tomar ahora, y será siempre el mismo. Todas las noches te voy a comer el coño hasta que tú me digas que quieres que te lo coma.

Y diciendo eso me ordenaba que abriese las piernas lo máximo posible, obedecía bajo el temor de que me golpease. Se arrodillaba frente a mí y comenzaba a lamerme el pubis, bajando seguidamente hacia mi vulva, separaba  con los dedos los labios mayores y comenzaba a lamerme el coño, metía la lengua por la vagina, al mismo tiempo que con un dedo acariciaba mi clítoris.

Luego subía la lengua hasta el clítoris y comenzaba a acariciarlo y succionarlo como si de un caramelo se tratase, la sensación que me producía era en un principio de asco pero según pasaban los minutos en esa actitud sentía placer, notaba que el interior de mi vagina se estaba mojando, no era la regla, ya que hacía 8 días la había tenido, estaba empezando a correrme.

Mi respiración se acelero y sin darme cuenta comencé a dar unos jadeos de placer, me agarraba a los extremos de la cama para no tener que levantarme y salir corriendo, me gustaba esa sensación y llego como la vez anterior di un fuerte grito y el orgasmo se produjo en todo mi cuerpo, estaba sudando como si el acto fuese de propia voluntad, cuando en realidad había sido todo lo contrario, me había dejado agotada.

Salió de la habitación diciéndome:

-Ves Niña como te empieza a gustar mis lecciones, conseguirás mucho dinero si me obedeces además de disfrutar, mañana te enseñare una cosa más.