Sus virtudes: Generosidad (2)

Cronicas de una chica y su maravilloso chico (Continuación de la ultima parte).

SUS VIRTUDES: GENEROSIDAD II

Yo, aún tratando de digerirlo, solo pudo asentir con la cabeza, ante lo cual, el me dio un beso y mientras se volvía a poner su chaqueta me decía que iba a salir de casa, y que no volvería hasta el día siguiente al medio día.

Así que allí me quede yo, en el salón, pensativa y con serias dudas de poder hacerlo, por varios motivos, el primero que no era mi chico, el segundo, que pese a que Luís era un buen chico, no me resultaba atractivo en absoluto, y la tercera, que no quería perder a mi mejor amiga, a la mas antigua, a la que mejor conocía o creía conocer.

Fui a la cocina, rescate la botella de vino, aún medio llena de la cena, y me bebí una copa de un trago, luego llene de nuevo la misma copa, y luego otra, y con ellas en las manos me dirigía al dormitorio mientras pensaba en modos de abordar el tema, suponía, que también el se iba a sentir incomodo con la situación, así que debía idear un modo de romper el hielo, y sobretodo evitar las palabras, al menos al principio, ya que si hablaba, sabia perfectamente que se me notaria muy nerviosa, incluso incomoda, y eso, si quería hacer lo que mi chico me pedía, debía evitarlo a toda costa.

Deje las copas en el salón, y me fui a mi cuarto, rebusqué en el armario, lo que buscaba, mi objetivo era dejarle embobado, que no pensara, que no hablara, tan solo que actuara, así que mi elección era bastante clara, escogí un conjunto blanco, una blusa muy finita, y casi transparente, sin sujetador debajo, y unas braguitas a conjunto, sencillas, pero muy sexy, me las había puesto únicamente un par de veces, para sorprender a mi chico, pero estaba segura de que funcionarían, luego un par de medias también blancas, y unos zapatos de tacón, como de charol, brillantes y blancos.

Pensando en el contraste que haría con mi cabello oscuro, y, tras pasar un momento por el aseo a revisar el maquillaje me dirigí de nuevo al comedor, donde, en contra de lo planeado me bebí las dos copas de vino casi sin pensar y llame a la puerta del dormitorio de mi chico.

Al poco de llamar, vi como se abría, y al otro lado estaba el pobre Luís, con los ojos llorosos, el cual nada mas verme se quedo con la boca abierta, como embobado, sin entender nada, yo por mi parte, nerviosa como nunca, me lance sin pensar sobre el, y besándole en la boca lo metí de nuevo en el dormitorio, el primer beso lo di yo sola, al segundo mas o menos respondió, y el tercero ya fue bastante normal pese a la situación.

Cogi sus manos, y las puse sobre mis nalgas, mientras las mías recorrían su pecho para luego levantar su camiseta, pensé que tenia que decir algo, así que comencé a murmurar palabras como que siempre le había deseado, que era un chico maravilloso, que sabia que Mónica no lo merecía, pero que gracias a esta oportunidad, podríamos disfrutar y sacar a la luz tantos deseos ocultos como quisiéramos.

Mientras seguíamos besándonos, ya junto a la cama, mis manos desabrochaban sus pantalones, mientras las suyas, ahora ya no tan estáticas, median el contorno de mis caderas.

Yo me iba arrodillando a medida que sus pantalones bajaban junto a sus calzoncillos, dejando su pene ante mi cara, en ese momento, le sonreí, mirándole a los ojos, mientras el, sin saber que hacer acariciaba mi pelo suavemente.

Mis labios se acercaron a su pene, lo besaron, luego, con una mano lo sujete contra sus estomago, para recorrer toda su superficie con mi lengua, a esas alturas aún no estaba en su pleno esplendor, de manera que lo deje para mas tarde, levantándome de nuevo mientras mi lengua recorría todo su vientre y pecho, hasta llegar de nuevo a sus labios.

Le bese de nuevo, y luego me aleje, y lentamente fui desabrochando los botones de mi blusa, dejando al descubierto mis pechos, parecía que iba a decir algo, pero no era el momento, si abría su boca, yo me vendría abajo, así lo hice tumbarse en la cama, mientras mis dedos sellaban sus labios suavemente, el, se dio por enterado, y se dejo hacer, con el tumbado en la cama, me di la vuelta, mostrándole mi espalda y mis nalgas, aún cubiertas por las braguitas, y agachándome sensualmente las fui bajando por mis piernas hasta el suelo.

Me puse a horcajadas sobre su cintura, notando en mi sexo el suyo, caliente, y cobrando vida por momentos, acerque mi boca a la suya y lo bese, note sus manos en mis nalgas, acariciándolas, mientras mis labios descendían lentamente hacia su pecho, demasiado peludo para mi gusto, y mi boca comenzaba a jugar con sus pezones, primero uno, luego el otro, recorriéndolos con mi lengua, capturándolos con mis labios, dejándoles probar con suavidad mis dientes.

Fui bajando, dando pequeños besos a lo largo de su vientre, hasta llegar a su pene, en esos momentos ya duro, también lo bese, lo humedecí completamente con mi lengua, y luego, mirándole a los ojos, lo fui introduciendo suavemente en mi boca, notando como el se estremecía y se relajaba, dejando que yo hiciera lo que quisiera con su cuerpo.

Una de mis manos masajeaba suavemente sus testículos, mientras mi boca sorbía, chupeteaba, lamía y engullía su pene, notándolo húmedo en mi boca, caliente y palpitante, grande, duro pero a su vez esponjoso.

Estuve un buen rato así, a veces tragando, a veces acariciando su prepucio con mis dedos, mientras mi boca prestaba atención a sus hinchados testículos, introduciéndolos en mi boca, besándolos y lamiéndolos lentamente, mirándole siempre que podía a los ojos.

Cuando creí que ya era suficiente, aparte mi cara de su pene, y volví a juntar mis labios con los suyos, y mientras sujetaba sus manos contra mis pechos, fui descendiendo mi sexo sobre el suyo, lenta y suavemente, notando como su pene iba entrando en mi interior, por un momento tuve de dejar una de sus manos, para dirigir un poco la operación, ya que al no conocer el suyo me resultaba difícil hacerlo sin ayuda, pero una vez estuvo encaminado, volví a besarle, clavándome completamente su pene.

Lo bese de nuevo, y tirando de sus manos lo hice incorporarse, y dirigí su boca a uno de mis pechos, mientras lentamente iba penetrándome, notando como producto de sus labios, y de la penetración iba calentándome yo misma.

En un momento dado me asuste, pensé, que lo que yo estaba haciendo, lo habría hecho el con Mónica cientos de veces, y que si quería cumplir correctamente con las ordenes de mi chico debía ser algo espectacular, algo que el no olvidara fácilmente, luego, me dije yo misma que había tiempo de sobras, que estábamos calentando, y que ya pensaría algo para hacer de esa noche algo inolvidable para Luís.

Seguí cabalgándolo, mientras observaba su cara, los ojos entrecerrados, su cara contra mis pechos, en ese momento aparte con suavidad su cara, y acercando mis labios a su oreja, le susurre al oído, "ves pensando donde vas a correrte la primera vez, puedes elegir".

Luego capture el lóbulo de su oreja entre mis labios, mientras incrementaba el ritmo sobre el, mientras seguía susurrándole al oído, Mónica no te merecía, seguro que no te entendía, si buscabas algo con otras chicas, era porque no sabia satisfacerte, no te merecía, yo no te merezco, pero por lo menos te entiendo, y no me negare a nada, absolutamente a nada, cualquier cosa que quieras, la haré, o dejaré que me la hagas.

En ese momento note como se estremeció, note como su pene se revolvía en mi interior, el me sujetaba fuerte, en un abrazo casi asfixiante, manteniéndome pegada a el, mientras se corría, por primera vez, en mi interior, para posteriormente soltarme, y quedarse ahí, estirado, con los ojos en blanco, le bese, esta vez no como obligación, sino por puro egoísmo, para hacerle sentir a el que era deseado, que me encantaba que se corriera en mi, lo mantuve en mi interior un rato, notando como se iba desinflando lentamente, luego, sencillamente repetí lo del principio, fui bajando mis labios por todo su pecho, ahora sudoroso y caliente, hasta alcanzar de nuevo su pene, lo bese suavemente, varias veces, y lo lamí con cariño, mientras lo miraba, allí estirado, con los ojos en blanco, después de un rato de estar así, jugueteando con su pene en mi boca, volví a su lado, y me quede allí, con mi cuerpo pegado al suyo, en silencio, mientras mis manos recorrían su cuerpo, y de vez en cuando acariciando su pene y testículos, dándole tiempo para recuperarse un poco, antes de volver al ataque.

Continuara

***Lamento el retraso, la verdad es que esta parte me ha costado muchísimo escribirla, nunca me ha gustado hablar del sexo propiamente dicho, para mi es algo que se hace y listos, pero para seguir con la narración era imprescindible escribir sobre ello, aún no ha acabado esta parte, pero creo que me ira bien dejarme unos días de descanso antes de continuar.

De nuevo, mis mas sinceras disculpas por los errores cometidos en la narración, y gracias a todos, por leerme, valorarme y dar vuestra opinión, sea buena o mala.