Sus minifaldas me excitaban
Todos los días antes de llegar a mi trabajo pensaba que falda llevaría y si podría ver sus bragas de nuevo, era una obsesión la que tenía con esa mujer diariamente, hasta que llegó lo que buscaba durante mucho tiempo y sin planearlo, cogiéndome de improviso.
Sus minifaldas me excitaban
Todos los días antes de llegar a mi trabajo pensaba que falda llevaría y si podría ver sus bragas de nuevo, era una obsesión la que tenía con esa mujer diariamente, hasta que llegó lo que buscaba durante mucho tiempo y sin planearlo, cogiéndome de improviso.
Esta experiencia esta basada en un hecho real y quizás parezca un poco inverosímil pero sucedió así como lo relato.
Después de varios años trabajando en una empresa grande, con muchos trabajadores y departamentos en los que el 70% eran mujeres con edades comprendidas desde 18 años hasta los 56 mas o menos, y teniendo la responsabilidad de administrar el servicio informático de la empresa, hizo que tuviera relaciones muy estrechas tanto laborales como personales con todas las personas y sobre todo con las mujeres, hasta que un día prestando un poco de atención sucedió algo que cambió mi trabajo rutinario haciendo que fuera cada vez mas excitante.
Ese momento llegó después de un largo día de trabajo y cuando me disponía a marchar vi luz en el departamento de administración, me dirigí hacia allí entrando en él y viéndola a ella sentada en su mesa mirando los documentos que tenia delante.
Se llamaba Nuria, estaba casada 12 años y tendría unos 37 años, era delgada con melena rubia hasta los hombros, sus pechos pequeños, caderas estrechas con un culito respingón y unas piernas delgadas largas muy bonitas, su piel muy blanca y su boca pequeña con labios sonrosados.
Solía llevar minifaldas muy cortas y caminaba deprisa haciendo bascular su trasero con rapidez y sus faldas también dejaban ver sus piernas más arriba de lo que ella podía imaginar.
Hola, le dije mientras me situaba a su lado para poder ver sus piernas como casi siempre hacia cuando llegaba a su mesa, mirándola a los ojos pude ver que los tenía enrojecidos como si hubiera llorado momentos antes, le pregunté si estaba bien y me contestó que no, me contó que había discutido con su marido por teléfono por asuntos familiares y que no tenia ganas de ir a casa por temor a seguir discutiendo.
Mientras me contaba detalles de sus problemas rompió a llorar agachando su cabeza sobre la mesa, yo intentaba quitarle importancia al asunto y cada vez que le hablaba era peor, pues su llanto era mayor, entonces la abracé cogiéndola de los hombros y entonces ella giró la silla y se agarró a mí de la cintura, apretándome con fuerza y separando sus piernas sujetando las mías como si quisiera que no la abandonara.
Durante unos minutos lloró sobre mi pecho, entonces se retiró de mi de repente limpiando sus lagrimas con una tollita y con la cabeza agachada, me agaché de cuclillas delante de ella para levantar su cara hacia mi y entonces pude contemplar sus piernas abiertas dejando ver sus braguitas blancas, la cogí de la barbilla suavemente y diciéndole que podía hacer por ella, me comentó que la esperara que iba al baño a lavarse un poco, se marcho al baño que estaba frente a su mesa y me quedé sentado en su silla esperando.
Salio del baño y se acercó hacia mi un poco mas calmada, me levanté dejando que se sentara y entonces mirándome a los ojos sonriendo me dijo:
Nuria : eres un borde
Yo: porque?
Nuria : me has visto las bragas cuando te agachaste, me he dado cuenta
Yo : no podía evitarlo tienes unas piernas preciosas
Nuria : no será para tanto, normal como otras.
Yo : Ya hace tiempo que te vengo observando.
Nuria : yo también me he dado cuenta que vienes mucho a mi sitio.
Yo : es la única forma que tengo de verte bien.
Nuria: no solo por las piernas no?, mas arriba también.
Yo : pues si, si se presta miro y me gusta mucho.
Nuria : y ahora que me has visto que piensas?
Yo : la verdad es que ha sido la vez que más cerca las he visto.
Nuria : pues es posible que sea la última vez.
Entonces ella separó sus piernas mientras me miraba y cogiéndome de la mano me acercó hacia ella haciendo que inclinara mi cara a la suya besándola en la boca suavemente, luego me arrodillé frente a ella sin dejar de besarla metiendo mi lengua en su boca mientras la cogía de la espalda acercándola mas cerca de mi notando sus piernas abiertas a mis costados, me separé de ella y cogiéndola del culo la acerqué al bode de la silla dejando sus bragas a un palmo de mi cara.
Suavemente comencé a acariciar sus muslos de abajo arriba mientras ella se reclinaba sobre el respaldo de la silla poniéndose cómoda y alzando una pierna sobre la mesa me ofreció su entrepierna cubierta con esas braquitas blancas que dejaba ver su vello a los lados, acto seguido la besé en los muslos pasando mi lengua sobre sus ingles y ella subía sus pelvis cada vez con mas ritmo, separé sus bragas encontrándome con su vagina morena con sus labios juntos, separé sus labios y pase mis dedos con delicadeza notando lo húmeda que estaba, después de un ratito de tocar sus labios interiores metí mi dedo corazón dentro notando un espasmo y gemido a la vez de ella.
Las bragas me molestaban y levantándola del culo se las quité dejándolas en el suelo, ahora era mas cómodo pues nada oprimía mis dedos, liberada su vagina seguí tocándola, mi pene estaba a punto de reventar, me la saqué del pantalón para liberar la presión y continué tocándola hasta que metí mi lengua en su vagina chupando sus flujos con ansiedad, entonces ella me dijo:
Nuria : no me la chupes que no me he lavado desde esta mañana.
Yo : a mi no me importa, sabes bien.
Nuria : no, hoy no otro día, solo tócamela hasta que me corra nada mas, vale?.
Yo : Vale
Entonces comencé a tocarla metiendo los dedos en su vagina, primero uno, después otro y otro y otro, hasta cuatro dedos le metí, se estremecía una y otra vez, creo que se corrió 3 o 4 veces llenando mi mano de liquido como si fuera semen, en una de las corridas saqué mi mano y pude ver como salía un liquido blanco de su vagina mojando la silla, aquello me impresionó hasta hoy pues nunca había visto nada igual.
Me dolía la mano de tanto meter y entonces ella se separó de mí mirando su reloj y me dijo:
Nuria : se ha hecho tarde y me tengo que marchar.
Yo : y yo me quedo así?
Me levanté poniéndome delante de ella con el pene erecto y babeando, comencé a masturbarme mirándola, entonces me la cogió con una mano moviéndola con suavidad, con la otra mano se desabrochó la camisa y yo le ayudé a hacerlo dejando sus pechos descubiertos con sus pezones erectos rosados, tenia unos pezones grandes y largos, mientras le tocaba los pechos ella me masturbaba con las dos manos hasta que eyaculé encima de sus pechos, me limpio el pene en cu cuerpo y con sus manos me dejó sin rastro de semen.
Se levantó y marchó al baño, antes de entrar se levantó la falda enseñándome su culito dedicándome una sonrisa, me quedé de pie con la polla fuera y mirando al suelo vi sus bragas, las cogí y me las acerqué a la cara oliendo la parte que estaba impregnada con sus flujos vaginales, me gusta su olor.
Salio del baño y me pregunto:
Nuria : Y mis bragas?
Yo : las tengo yo.
Nuria: dámelas
Yo : no, me las quedo
Nuria : no pretenderás que me vaya así no?
Yo : pues si, me las quedo y mañana te las devuelvo.
Cuando iba a contestarme sonó su móvil y mientras hablaba por él comenzó a recoger sus cosas dirigiéndose hacia la salida mirándome enfadad y haciendo gestos de que le devolviera sus bragas, se tocó el chocho antes de salir y hablando con el móvil la despedí con un golpecito en su culito desnudo.
Me quedé mirándola mientras se alejaba y pensando en todo lo que había ocurrido, cerré la puerta y me guardé sus bragas en el pantalón.
Al día siguiente supe por ella que la llamada era de su marido, pero esa historia la contaré mas adelante.
Saludos