Survivorgy

Un futuro post apocalíptico de fantasía donde las situaciones se van volviendo más extrañas por momentos para el protagonista de este relato. Si hay suficientes comentarios habrá segunda parte

Festival de la Cosecha

Eres un superviviente, un hombre que vive en uno de los edificios que emergen en medio de las olas en una New York inundada por el aumento de cien metros del nivel del mar que causó el deshielo del calentamiento global. Tu nombre es Tony Perdomo, de origen cubano. Piel morena, cabello oscuro, músculos bien definidos y una polla de veintidós centímetros. Eres un hombre decidido y valiente, cordial y con carisma, bisexual y soltero. Solo buscas crearte tus propias oportunidades de salir adelante en la vida.

Vives en una de las torres de lo que fuera el Rockefeller Center, ahora conocido como Rockefeller Village. un conjunto de media docena de edificios en torno a una gran plaza central, que pese a estar bajo el nivel del mar está completamente libre de agua gracias a los muros perimetrales construidos para tal función de noventa metros de alto. Desde tu apartamento compartido puedes ver a sus conciudadanos trabajando en los cultivos del nivel de calle. A medida que subes la vista por las fachadas de los edificios ves todos los cambios que se han dado en estos. Se han construido multitud de estructuras colgantes de madera y fibras de vidrio o carbono, pasarelas, puentes elevados y cultivos verticales. Y hay gran cantidad de paneles solares y turbinas eólicas.

Rockefeller Village es una comuna, aunque sin principios comunistas o anarquistas. Compartís espacio donde dormir en grandes dormitorios comunitarios o duchas, en los baños públicos, solo por lo práctico que esto resulta para ahorrar recursos escasos, no por principios ideológicos. Y lo que más te gusta es que además es una comuna nudista, a imagen y semejanza de lo que fueron los festivales Burning Man del viejo mundo. Con lo que estas totalmente desnudo, frente a la ventana, con un taza de café en una mano y masturbándote con la otra mientras escuchas los gemidos de otras personas teniendo sexo en la cercanía, disfrutando de como inicia otro día más.

El sol sale todas las mañanas y sigues con tu trabajo. La gente aquí es muy trabajadora, hacen bien su trabajo y no se quejan demasiado. Incluso se ayudan mutuamente cuando es necesario. Además hoy te toca reparar varias de las turbinas eólicas, no es como si Chrysler Citadel o ESB Settlement fueran a mandaros a alguno de sus técnicos a resolver vuestros problemas energéticos si estos tienen lugar. No al menos sin cobrar un altísimo precio de varios cientos de FratCoins, y ahora mismo en Rockefeller necesitáis todo el dinero para otras cosas más acuciantes, al tiempo que señala con el dedo, primero un grueso manual de instrucciones y luego hacia una de las turbinas eólicas, que permanece inmovil. Otro de los técnicos, colombiano, intenta hacer que se conserve la calma.

"Miren, papitos, les digo que el fallo no está en la caja de engranajes, sino que son las Escobillas. Así que ya pueden dejar de chingar la madre y empezar a poner de su parte, carajo!"

Te quedas un par de segundos contemplando. Si no fuera por los arneses de seguridad los tres hombres estarían totalmente desnudos.

Son Pierre, francés de París, un hombre alto, delgado y desgarbado, de pelo largo y rizado, y con un carácter insoportable. Juan Adalberto, colombiano, un hombre de estatura media, mulato, pelo corto teñido de rosa, ojos verdes y barba de dos días. Un hombre agradable y un buen semental en la cama. Y el tercero, a quien aún no has escuchado discutir, es Ivanko, un gigantesco ruso, tan grande que algunos dicen es mutante. Un gigantón de dos metros treinta, super musculoso con corte de pelo militar y gesto serio. Solo habla cuando sabe que tiene razón, y ahora guarda silencio.

Te metes en la pelea, para tratar de calmar a los tres ingenieros, quedando entre Piere y Juan. Pones una mano sobre el pecho del francés y la otra en la entrepierna del colombiano.

“Mantengamos la calma, ¿qué está pasando aquí?”

Los tres hombres te miran, en silencio, luego el uno al otro, luego a ti. Ivanko abre la boca para decir algo, pero levantaste la mano.

"No, ahora hablando en serio, ¿vamos a poder reparar las turbinas eólicas sin arruinar a la gente de Rockefeller? Y no quiero excusas, mis panas."

Les dices, intentando ser amable, aunque que la situación derive en un conflicto es algo que te molestaba. El ruso dice lo que quería haber dicho antes, pues es algo en lo que tiene razón. Y si tiene razón es imposible evitar que hable.

"Pierre dice que si revisamos la caja de engranajes encontraremos alguna toma en las conexiones estropeada por el salitre, pero Juan defiende que se trata del desgaste de las escobillas. Yo creo que la opción más barata es comprar nuevas escobillas a Morgan & Finley Corporation, aunque aquí nadie me escucha. Solo serían dos o tres FratCoins, pero Pierre está empeñado en probar su solución, la cual, de salir algo mal, puede tener un coste mucho mayor."

Miras a los tres hombres, la discusión es sobre los cepillos o la caja de engranajes, la diferencia en el costo es de solo dos FratCoins, pero pueden ser varias horas de trabajo, y el riesgo de romper algo que sea más caro de reparar. En cualquier caso hace falta encontrar una respuesta lo antes posible, por lo que decides arriesgarte y le dices a Pierre que prueben su solución.

“Abrid la caja de engranajes y a ver que podéis resolver con eso”

Luego te giras hacia Juan Adalberto y le dices, en español, para que no te entiendan los otros dos ingenieros.

“Si algo sale mal nos vamos a los muelles de Liberty y vende mi sabroso cuerpo a todo el que quiera pagar por darme candela hasta que tengamos plata para las reparaciones, ¿le vale, mi pana?”

“Me vale, Tony, pero si la cosa sale bien me lo pienso seguir garchando como hasta ahora cuando se me venga en gana, usted no se me escapa, parcerito.” Te responde el colombiano, con una gran sonrisa. Te echas a reír y los dos ingenieros hacen lo mismo, aunque no han entendido todo lo que habéis dicho. Seguro solo se han quedado con la idea que alguien terminaría siendo follado, lo cual, sabiendo que te toca este año ser el Tributo del Festival de la Cosecha, estaba claro. Tu ibas a ser al que follaran sin ninguna duda.

“Venga, terminemos con esto de una vez”, dices mientras te coges un arnés de seguridad, te colocas las cuerdas y aseguras de tener este bien enganchado en los agarres de seguridad. Tomas un cinturón de herramientas y sales a la fachada, bajando por esta hacia la caja de engranajes del molino.

Empiezas a trabajar.

Ivanko y Piere te miran, sorprendidos de lo ágil que eres y de tu fuerza física. Abres la caja de engranajes, que está repleta de salitre, le dices al francés te pase un soplador para limpiarla y este se descuelga a tu lado con la herramienta. Entre los dos lo arreglan en menos de media hora, volvéis a subir y Juan Adalberto pone el generador en marcha.

El molino hace algunos ruidos raros y teme que algo salga mal, con lo que te tocaría terminar de puta en los muelles, pero resulta una falsa alarma, ya que al rato todo funciona con normalidad. El ruso y el francés agradecen tu ayuda y se van. El colombiano se queda a tu lado y te acaricia la cabeza. "Que esta madre funcione no le va a librar de mamarme la verga en el almuerzo"

“Ni nos va a evitar tener que comprar las escobillas, solo lo pospone por unos días. ¿Te pones tu en contacto con la gente de Morgan & Finley?” Admites lo que ambos sabéis, mientras miras en tu pulsera asistente y le haces una transferencia a Juan Adalberto de cinco FratCoins desde la cuenta comunitaria a la suya personal.

“Muy bien, mi pana, yo me encargo, ahora vamos a almorzar.” Te responde, confirma le llegó el dinero y se pone delante tuya con sus manos sobre tus hombros. Ni esperar a que te quites el arnés de seguridad o el cinturón de herramientas. Está demasiado caliente para cualquier espera. Te empuja hacia abajo, hasta que te arrodillas delante suya. Su verga, morena de unos dieciocho centímetros, con abundante pelo rizado en la base, te está esperando.

La chupas, con calma, pasando tu lengua desde sus huevos hasta su glande, y vuelta a bajar. Vas moviendote de arriba a abajo, de abajo a arriba. Por fin te la metes entera en la boca. El colombiano deja escapar un suspiro, te agarra por la nuca y comienza a follarte la cabeza. Primero con suavidad y poco a poco va aumentando el ritmo. Estáis así como diez minutos hasta que por fin avisa, en español.

“¡¡Me vengo, me vengo!!” Aprieta tu cabeza contra su entrepierna, asegurándose que su carajote esté bien dentro de tu garganta para que tragues todos sus mecos. Tras su explosivo orgasmo te ayuda a ponerte en pie, te abraza, te dedica un apasionado morreo y te susurra, con lascivia “Luego en el festival pienso mostrarle cómo rumbeamos los machos arrechos”. Se marcha y te deja solo, con su sabor a lefa en tu garganta, salado y algo amargo. Te relames, pues te gusta, te quitas el arnés y el cinturón de herramientas, que dejas en su sitio, y bajas a la zona de climatización, pues te han mandado un mensaje que necesitan revisar si los valores del sistema son correctos, no sea se produzca una contaminación bacteriana de alguna de las balsas de agua.

Tras varias horas de trabajo, de moverte de un lado a otro por las torres de Rockefeller Village, estás tan cansado que solo quieres acostarte y tomar una siesta. Vas al dormitorio comunal y te dejas caer en la primera cama libre que ves. Tienes la sensación que hace poco ha estado alguien, seguramente una pareja cis hetero, pues notas humedas en la espalda, así como el olor de restos de semen y flujos vaginales. Pero estás demasiado cansado para que te importe. Ya pondrás luego una queja en la intranet, ahora solo duermes.

Despiertas. Miras tu asistente de pulsera. Ha pasado media hora desde que te acostaste, pero sigues cansado. Te dejas caer en la cama. Definitivamente alguien ha follado justo antes que tu te acostaras. Notas algo pegajoso sobre tu pecho, llevas las manos a una sustancia pringosa que luego llevas a tus labios. Semen. Tienes un mensaje sin leer en tu asistente de pulsera, es de Juan Adalberto. No necesitas ni abrirlo para saber que es, pero abrirlo lo confirma. Es un video de como se ha marturbado encima tuya mientras dormías. Si, ciertamente tienes semen en el pecho, leche colombiana de ese cerdo cabrón. Pero sabe que tu lo eres más, porque vuelves a llevar tu mano al pecho, lo recoges y te lo comes. Te vas a levantar cuando escuchas a Ivanko preguntarte, con su fuerte acento ruso.

“¿Quieres cojamos un aerodeslizador y nos vayamos a las ruinas de New Jersey a buscar aventuras?”

Es una buena oferta, pero tienes responsabilidades que cumplir. E Ivanko también, aunque no te apetecía recordárselo. Además que la última vez que el ruso te propuso una aventura en las ruinas de Nueva Jersey la cosa no salió particularmente bien, y no quieres volver a repetir la experiencia. Volver a tener sexo con esa especie de anémonas gigantes no es tu idea de un día de diversión.

"No, no quiero ir allí de nuevo. Primero tengo que bajar a revisar las bombas de agua de los sótanos bajo el nivel de agua, luego las desaladoras y por último los sistemas de regadíos. Y esta noche tenemos el festival de la cosecha, que no puedo perderme."

“Bueno, en ese caso vamos a relajarnos un rato antes de tanto trabajo…”

Dice el gigantesco ruso mientras se acerca a la cama. El ser nudistas hace que no quede nada oculto a la imaginación. Tu conoces la gigante polla de Ivanko esto conoce tu culo redondo y respingón. Además el tener un sistema de sexo abierto ha favorecido que hayáis follado más de una vez, y ahora mismo va a tener otro encuentro, así que te recuestas y la cama y te dejas llevar por la lujuria del momento. El ruso te agarra de las piernas y te atrae hacia él. Pone tus piernas sobre sus musculosos hombros y apoya su duro pollón de treinta centímetros contra tu culo. La primera vez que te folló pensaste te iba a partir por la mitad, pero aprendiste que tu cuerpo se adapta muy bien a las cosas grandes. Esta vez es sentir como apoya su glande en tu culo y como tu esfínter se va dilatando para recibirlo, ansioso de las embestidas.

“Vamos a ensayar tu papel de tributo del festival de la cosecha… oh, madre tierra…”

“Agradecemos los alimentos” respondes, y de un empujón te mete la mitad de su polla, sacándote un primer gemido.

“Oh, padre sol…” sigue recitando el ruso. Tu le respondes “Alabamos tu calor”. De un solo movimiento de cadera te entierra el resto la polla en tu culo, hasta que sus cojones chocan con tus nalgas. Comienza a follarte con dureza, haciendo un sonido similar a palmadas se escuche al ritmo de sus embestidas, rápidas y furiosas.

Entre gemidos de placer protestas “Y… y el resto de la oración?”

“Calla y disfruta, puta, en el festival nadie va a pasar del primer salmo, solo quieren follarte, ¡¡ese extraño dios de los fundadores a todos nos importa una mierda!!”

Continúa llenándote el culo con su polla hasta que te corres. Y tras esto sigue bombeando durante un buen rato, como una hora. Parece incansable, otra de las razones por las que algunos dicen que es un mutante. Te folla durante tanto tiempo que varios de los habitantes de Rockefeller Village han formado un corro alrededor vuestra.

Algunos aplauden, otros lo grababan con su pulsera asistente y otros, los más atrevidos, se suben a la cama y se turnan para hacer les chupes las vergas. El ruso finalmente eyacula, llenando tus intestinos con cuarto de litro de semen. Sabes la cantidad porque la segunda vez que te folló desde su llegada a Rockefeller, hace dos años, lo calculaste.

El ruso aparta a los que esperan se la chupes y te besa en los labios, sin importarle el semen que te cubre parcialmente la cara. Se marcha. Y con él se marchan todos los demás. Miras tu asistente de pulsera. No hay tiempo, debes ir a tu siguiente trabajo tal como habías planificado. Con suerte los encargados de los niveles submarinos te dejarán nadar un rato en los tanques de agua.

Tomas uno de los ascensores para ir a los niveles inferiores, sintiéndote algo molesto por tener los intestinos llenos de semen que debes expulsar. Sabes esta chorrea por tu pierna, pero debes hacer como que no pasa nada. Por suerte nadie sube al ascensor, con lo que nadie te retrasa. Llegas al nivel de las bombas de agua y, al abrirse las puertas del ascensor, te encuentras con una mujer del equipo de seguridad. Se trata de una imponente mujer afroamericana, pelirroja de ojos verdes y con pecas. Sus padres son dos residentes muy conocidos de Rockefeller Village, y ambos forman parte del Consejo de Dirección de la ciudadela. Además que su padre te conoce muy a fondo, y su madre te ha grabado en varias ocasiones mientras tu marido te usaba para diversión de ambos.

"¡Kerrigan!" Exclamas, sorprendido.

"Sí, soy yo, ¿necesitas algo, Toby?" Responde, cortante. Al ver que no le respondes nada, ni siquiera para corregir que te ha llamado por un nombre que no es correcto, se sube al ascensor y se marcha. Tampoco es que te importe demasiado su desprecio, te dices mientras sigues tu camino.

Entras en una gran estancia diáfana. Antes fue una cafetería, pero ahora es un espacio diáfano sellado e impermeabilizado. Varias bombas de agua zumban, evitando haya filtraciones o acumulaciones que pongan en peligro la integridad estructural de la construcción o sus cimientos. En un extremo hay una balsa de agua, en la cual se puede nadar, si es que el responsable de la instalación te deja. Esta está conectada a una serie de filtros para la desalación y la depuración, que tienes que revisar.

Una grave y rasposa te habla desde detrás tuya, asustandote “¿Has vuelto a dejar que Ivanko te folle?” La pregunta te ha tomado por sorpresa, así como el tener a alguien detrás te ha asustado. Te giras sobresaltado mientras exclamas “¡¿Qué?!”

“Si, idiota, ya sabes de lo que hablo. Eres una perra.”

Estás cara a cara con tu hermano mayor. No esperabas hoy le tocará turno de trabajo, pero a quien quieres ver es a su jefe, Poseidon. No necesitas un sermón de tu hermano, Diego Perdomo, un cubano que te dobla en masa muscular, carisma e inteligencia. O así es como dice a los demás que es.

"¿Qué quieres?" Le preguntas, molesto por su repentina aparición y tu situación. “No seas pendejo, hermanito. Ven, que antes de trabajar tienes que resolver algo.” Te responde mientras te da una suave palmada en el vientre. Basta esto para que se te escape un sonoro pedo y un pequeño chorrito del semen del ruso que aún inunda tus entrañas. Tu hermano te lleva a un cuarto adyacente donde tienen unas duchas, abre el grifo y se pone detrás tuya, desde donde te aprieta el vientre con ambas manos.

Sientes la presión y el calor del agua y los disfrutas con sumo placer. Te dejas llevar por la sensación del momento y chorros de lefa salen a presión desde tu ano contra las piernas de Diego, a quien no parece molestarle demasiado. Toma un bote de gel, te enjabona, luego se enjabona, os aclaráis el uno al otro. Mientras os estáis secando tu hermano mayor te susurra al oído “Tengo muchas ganas del festival de la cosecha de este año”

Tú le golpeas en un hombro. “Eres un puto pervertido”, pero tu hermano te corrije “No, solo soy un pervertido.”

Tu estómago gruñe. Los dos regresais a la sala principal. Un hombre afroamericano de metro noventa de estatura, con la cabeza rapada y varios tatuajes en el cuello os recibe. Se trata de Poseidon, el encargado del novel de las bombas de agua, la desaladora y las depuradoras.

Poseidon te mira fijamente, sin sonreír, y dice, muy serio. “Eres Tony, ¿verdad? Tu hermano dijo nos ayudarías a relajarnos.” Y se agarra la polla por la base, la cual estaba totalmente erecta.

"Ahora mismo no", dices. "Tengo que terminar mucho trabajo, pero esta noche soy el tributo en el festival de la cosecha, si te apuntas a la fiesta..."

Poseidón parece decepcionado, pues contaba con tenerte en el momento presente, pero lo acepta, y mira a su premio de consolación. "Está bien", agarra a tu hermano de los hombros, quien no se resiste, lo pone a cuatro patas y empieza a follárselo, sin importarle estés delante. Tú ignoras la escena, y los gemidos de ambos hombres, y vas revisando las instalaciones una a una, mientras tachas en su asistenten de pulsera todo lo que ves, tanto lo que funciona como las anomalías. Sin despedirte siquiera al terminar te marchas.

"Menudo culo tienes, cabrón, prepárate para recibir la lefa de tu jefe bien dentro" Escuchaste vocear a Poseidon, que debía estar terminando de dar por culo a tu hermano. Las puertas del ascensor se cierran tras de tí y ya no escuchas más, pero tampoco te importa.

Repasas algunas notas en tu asistente de pulsera mientras el ascensor sube un par de plantas y vas a prepararte para el festival de la cosecha. Tienes muchas ganas de unas cuantas horas de diversión desenfrenada, y más cuando este año vas a ser el centro de todas las miradas, y tu cuerpo el objeto de deseo que todos el que pueda usará para su placer. Primero vas a una zona en el nivel de la plaza donde te esperan los hadarastas, el culto de hadas de Rockefeller Village. Necesitas del consejo, la sabiduría y la visión que sólo el sabio Rasaile Selassie puede ofrecerte.

Los hadarastas están en la zona oeste. Ellos fueron los que construyeron las murallas de contención que mantenía todo el área de la plaza lejos del mar, y además hicieron una revisión a fondo de las estructuras de los edificios para prevenir daños estructurales, lo que hace resulte lógico ocupen dos edificios enteros del conjunto. Aunque apenas se puede apreciar cómo era la estructura original de esto, pues los han remodelado totalmente a su gusto. El espacio entre las dos construcciones, de las más bajas de todo el complejo Rockefeller, está plagado de grandes tipis, cultivos de marihuana y coca, y un serpentenante riachuelo artificial. Las dos construcciones las han convertido en lo que parecen dos panales, porque están perforadas por múltiples partes por estructuras hexagonales de madera y fibra de vidrio, así como un montón de escalas. En ambas hay corrientes de agua y pequeñas cascadas que van a parar al riachuelo. Este termina debajo de un gran tipi central, que es a donde te diriges.

Huele a azafrán, marihuana, sándalo y vainilla. Escuchas muchos cánticos, tanto de las voces acarameladas y ligeramente estridentes de las hadas como las más mundanas voces humanas. Son oraciones, aunque el idioma no lo conoces. Están diciendo algo similar a “Ko ta te hiahia ko te aroha, hei arahi, hei tiaki i a maatau.”

También hay gran cantidad de humanos entre las hadas, hombres y mujeres que acuden a ellos en busca de drogas gratis, aunque sabes por experiencia propia que terminas encontrando gran experiencia en esta longeva gente. Y el precio de esta sabiduría tampoco es caro, solo es aceptar tener sexo. Aunque las hadas tienen sexo por cualquier razón, con lo que no puedes saber si las que están en el río follándose a un grupo de hombre y mujeres humanos se están cobrando algo o solo se están divirtiendo. Pero ver sus largos penes entrar y salir te resulta casi hipnótico.

Pero no quieres desviarte más de tu objetivo, por lo que centras tu atención en la tienda de Rasaile Selassie. Entras, él está sentado en el suelo, con las piernas cruzadas y su falo erecto. Toma asiento frente a él y le tiendes la mano. Él la agarra, te acaricia suavemente y te mira directamente a los ojos mientras te habla con su suave y melodiosa voz "Es un placer verte, amigo mío"

“Necesito me prepares mente y cuerpo para el festival de la cosecha, no sé si podré resistir ser follado tantas veces como los demás esperan. Mi culo y mi boca tienen un limi..." Rasaile tirá de tí para hacer te inclines, lo que hace dejes de hablar, y mientras dirige tu boca a su pene erecto y lo va introduciendo a fondo, hasta llegar a tu garganta, te dice “Los límites solo están en tu mente, tu cuerpo puede dar mucho más de lo que tú esperas.”

No hay mucha charla, pues tu reunión con Rasaile se limita por el momento a estar siendo follado por la garganta por el hada, el cual estirando sus brazos largos alcanza a meterte vários de larguísimos dedos en tu culo, dos de sus asistentes entrando a la habitación con unas substancias de colores que untan por todo tu cuerpo, que no es otra cosa que aceites de cáñamo con cocaína y colorantes. Te están dilatando el culo, aunque con la marcha que llevas sabes no lo necesitas. Te sientes extraño, en parte como si flotaras, en parte como si te activaras. No sabes qué es lo que quieres o qué es lo que necesitas, incluso empiezas a poner en duda tu propia naturaleza y realidad.

Rasaile saca su polla de tu garganta, haciendo que sientas una especie de arcada, pero no del modo que las sueles sentir, sino más prolongada. No llegas a vomitar. Sus asistentes te dan la vuelta, poniéndote boca arriba, te separan las piernas y dejan paso a su líder. Este empieza a repetir un canturreo que no entiendes, pero debe ser algo místico “Ko tenei wahine kairau apo ka hiakai ki te tikaokao.”

Te mete la polla en el culo de una sola vez. No sabes como es de larga, pero mínimo como un brazo. Te folla con calma y parsimonia, dejándote disfrutar del contacto del calor de su piel contra tu cuerpo, y de la visión de cómo sus alas se despliegan tras él. Seis enormes alas semitransparentes que agitan suavemente al compás de los movimientos de su cadera. Sientes una visión, algo en tu cerebro te muestra una serie de imágenes extrañas.

Un dragón en el cielo, una ciudad con un castillo imposiblemente grande, grandes dodecágonos negros en el cielo, una mujer joven cuyo cuerpo es una escultura de cristal y un viejo hombre que está formado por humo negro. Todo esto lo ves en un breve fogonazo en tu mente, pero sabes que no es real. O eso te repites mientras Rasaile llena tu cuerpo con su semen, caliente y viscoso. Te mira a los ojos fijamente y te dice “Bueno, creo mi trabajo está hecho”

"Mi mente está lista, pero mi cuerpo necesita más preparación. Quiero que me follen muchas, muchas pollas". Le respondes. El hada se ríe y te dice “No te preocupes ahora por eso, todo llegará. Ahora ten y bebe esta infusión de ayahuasca, que te ayudará a aclarar la mente” y te da a beber algo en una taza de barro que trae uno de sus acólitos. Tus ojos se cierran y sientes un sabor amargo, fuerte. Un escalofrío corrie por tus venas, una agradable sensación de mareo. Tu conciencia se divide en varios componentes, cada uno siguiendo su propia lógica.

El mundo entero te da vueltas. Sientes que vuelas, aunque se trata de los seguidores del culto que te han alzado en sus brazos. Te sacan del tipi, aún brilla el sol, aunque no queda mucho para el atardecer. Si pudieras verte a tí mismo te verías con los brillantes colores de los narcóticos que cubren tu piel sujeto por dos seres majestuosos de alas de colores vibrantes tras su espalda y un aura de luz.

Entonces te das cuenta de dos cosas. Que sí puedes verte desde fuera de tu cuerpo, pues de alguna forma tu consciencia se ha desligado y flota libre, y que acaba de comenzar el festival de la cosecha, pues ya han empezado los tambores, las vuvuzelas y las estridencias electrónicas desde altavoces estratégicamente colocados por todo el área de los cultivos.

Disfrutas la experiencia de ver las cosas desde otro ángulo al mismo tiempo que sientes gran cantidad de manos sobre tu piel. Las hadas te llevan al centro, frente a la estatua de Prometeo. Ivanko, Juan Adalberto y tu hermano Diego están esperando junto a un podio recién montado. Se están masturbando, con lo que sabes muy bien qué es lo que quieren de tí. Entonces la combinación de las drogas hace otro de sus efectos. El tiempo se acelera y se ralentiza al mismo tiempo. Ya no ves el mundo desde tu exterior. Solo eres capaz de sentir con el tacto, el gusto, el olfato y el oído. Podría ser porque te han vendado los ojos.

Al tributo del año pasado, Juan Adalberto, también le vendaron los ojos y nunca supo que al menos te lo follaste media docena de veces por boca y culo. Este año sabes que tu culo y tu boca son los que van a penetrar salvajemente, pero no sabes quien ni cuantas veces. Solo sientes las palpitantes y candentes barras de carne que son sus penes entrando, el sabor de mucho semen, o la sensación de las eyaculaciones en tu intestino. Y en varias ocasiones también notas diversos grados de presión en tu propio falo, lo que te hace pensar en si se trata de manos, bocas, anos o vaginas.

Hay cánticos, mantras y destellos de luces. Y, como si alguien hubiera pulsado un botón, un desvanecimiento. Todo se apaga y te encuentras y flotas en un abismo infinito. Eres consciente que has disfrutado de una especie de violación ritual, pero llevabas deseando esto desde hacía muchos años. Y ahora que por fin lo has conseguido. Abres los ojos y notas una suave brisa. Notas unas sábanas de algodón contra tu piel y una cama muy confortable. Hay un gran ventanal con una espectacular vista de varias de las ciudadelas que emergen en la sumergida New York.

Relato de Xapelio para todorelatos.com

Nuevo Salvaje Mundo

Y eres consciente de donde te encuentras cuando la voz de Kerrigan te reprocha con rencor. "Solo eres una puta que quiere aparentar ser un buen hombre."

Te sientas en la cama y piensas en como ella tiene razón: te duele el culo y tienes la boca pastosa. Una voz masculina te anuncia, triunfal. “¡¡Tony, ha sido espectacular!! ¡¡Has tenido sexo con noventa y siete personas antes de perder el conocimiento!! Un record en cualquier festival de la cosecha.”

Tu atención se vuelve hacia la puerta y ves a un hombre de cabello rubio sucio, patillas que van más allá del perímetro de los labios y barba de chivo. Sus ojos verdes brillan y te sonríe. Paul Kerrigan, el padre de Amanda y miembro del Consejo de Dirección. Él y su esposa te han follado más veces de las que recuerdas, siendo la primera vez cuando cumpliste los diecinueve años, a apenas unas horas de rechazar la primera insinuación romántica de Amanda Kerrigan, la hija de este.

La cual ahora está sentada en un sillón de piel, con los brazos cruzados sobre sus pechos desnudos clavando su mirada sobre ti, seguramente deseando poder tener una mirada laser con la que fulminarte.

Afortunadamente, no tiene visión láser. Quieres hablar sobre la destreza sexual que has tenido, pero un incidente en la distancia te toma totalmente desprevenido. Un destello en la distancia precedido por un gran estruendo y una ráfaga de aire caliente. El Empire State Building acaba de explotar de una manera inusual, seguramente llevándose a todas las personas que vivían en esa ciudadela. Kerrigan queda paralizada, y no es por el shock que supone la explosión, sino por unos extraños sujetos de piel pálida que hay detrás tuya. Dos criaturas de aspecto desagradable que os observan desde su posición en el techo, con sus cuellos girados en un ángulo inhumano. Doppelgangers.

No sabes cuanto pueden llevar esas criaturas ahí o qué es lo que pretenden, pero si que si han logrado infiltrarse en Rockefeller Village algo debe ir muy mal. El tiempo parece ir a cámara lenta cuando se escucha un disparo y la cabeza de Paul vuela en mil pedazos. Trozos de su masa encefálica caen por todas partes, chorros de sangre azul te empapan y Kerrigan deja escapar un fuerte grito. Luego otros dos disparos. Los dopplegangers caen al suelo, muertos, con los pechos reventados por los disparos, sus tripas saliéndose por las agujeros caen por encima tuya, que estás paralizado y con un gesto de horror y asco en el rostro. Entran dos personas con casco, hombreras y protección de pecho-entrepierna con rifles de asalto.

Reconoces inmediatamente a uno de los que acaba de matar a los doppelgangers por como habla y por los cabellos de un rubio sucio que sobresalen de su casco. "¡Mierda! ¡Puta mierda! ¡¡Me cago en su puto Dios!! Ya les dije a esos cabrones que esto solo podía salir mal." Se quita el casco, es quien esperabas, Paul. Y el cuerpo del que pensabas era él está perdiendo su apariencia humana para revelarse su aspecto de piel pálida, rugosa y húmeda de doppelganger.

“¡¡Este podría ser otro de esos cara escrotos!! ¿No lo has pensado?” Exclama el otro asaltante con voz de mujer. Del casco sale una gran melena rizada, las partes descubiertas son color chocolate y sus grandes senos han hecho que necesite le hayan hecho una protección de pecho a medida. Estás seguro que es Desdemona Bose, la madre de Kerrigan, pero ella no lo está de que tú fueras humano, por lo que debes decir algo o seguramente te disparará. Ya está apuntando con su rifle directamente a tu cabeza.

Todos guardan silencio por un momento, mientras se preguntan que acaban de escuchar. Entre las ruinas, y tenuemente iluminado por unas mortecinas luces verdes que no sabes de donde proceden, aparece una forma masiva. Apenas distingues que es por la distancia y la oscuridad de la noche, solo que es algo descomunal.

La mujer sigue apuntándote con su rifle de asalto, pero Paul se te acerca, interponiéndose en la línea de tiro, y con un punzón te hace un pequeño corte en la mano, haciéndote dar un grito y sangrar levemente. Sangre roja.

"Es nuestro Tony, ya sabes, al que nos follamos desde hace años."

La mujer se quita el casco. Su larga melena oscila libremente. Sus labios rojos y carnosos están fruncidos, en un gesto de evidente enfado, y sus ojos color ámbar miran fijos a Paul, furiosa. "¿Cómo has sabido que era yo de verdad?" Le preguntas a Paul.

“No te lo digo que te deprimes, pero la próxima no te mees encima como un niño pequeño. El olor se nota desde aquí, y mira que la sangre de estos bichos apesta.” Responde ayudándote a incorporarte y llevándote hacia el baño, cuya luz se enciende según entras. Te deja debajo de la ducha. Kerrigan ha recobrado la compostura y está discutiendo con sus padres. Tú aún no sabes cómo reaccionar. Y en la distancia se siguen escuchando los rugidos de la monstruosidad que piensas ha destruido Empire State.

Notas el suelo temblar, es como un murmullo en la distancia. Sales del baño, mojado pero al menos limpio de la sangre azul de los doppleganger. En el dormitorio ves un robots de servicio que están recogiendo los restos y limpiando el cuarto. Paul, Desdemona y Kerrigan te miran.

"¿Qué es lo siguiente?" Preguntas. Desdemona, responde, tratando de sonar amable, pues al fin es consciente de lo malas que te ha tratado hace unos instante llevada por la paranoia. "Ahora esperamos ..." Se encoge de hombros.

Paul y Kerrigan se ponen a revisar sus asistentes de pulsera y a mandar varios mensajes, así como a revisar las distintas cámaras de seguridad de Rockefeller Village. También se comunican con los demás miembros del Consejo de Dirección y hacen varias llamadas a los líderes de las demás ciudadelas de la Bahía de Hudson, empezando por Chrisler Citadel. Saben que las ideas fanáticos de esos textiles mojigatos les hacen no querer tratos con Rockefeller, pero también son los únicos que se han atrevido a hacer proyectos de restaurar el metro de la vieja New York, y quizás ahora esos túneles les puedan servir de refugio ante esta colosal amenaza desconocida.

Desdemona comenta, con preocupación "Si no responden solo puede ser ya es demasiado tarde." Paul, inquieto, añade "Eso no es bueno, nada en absoluto". Entonces un pitido en el asistente de pulsera de Paul le indica al resto de los miembros del Consejo de Dirección están por llegar. Paul mira a su hija y ambos asienten. Ambos saben lo que deben hacer. La estancia ya está limpia, como si nada hubiera pasado. Paul y Desdemona se marchan a reunirse con el Consejo, deben empezar a planificar y ponerse en lo peor.

Kerrigan te lleva a los ascensores y te dice que regreses al dormitorio comunal y que no digas ni una palabra a nadie, que no es necesario asustar a la gente más de lo que ya debe estarlo. Ella se marcha y te deja allí solo, esperando a que la puerta del elevador se abra.

Las puertas del ascensor se abren y las cruza Rasaile Selassie a toda velocidad, quien va tan concentrado que ni se dá cuenta de tu presencia. Está preocupado, y le ves hablando con alguien usando una especie de dispositivo de cristal holográfico. No ves con quien habla, solo le escuchas decir "Si, Dama Kyros, el Consejo de Dirección está ahora reunido, no, no creo que..."

Subes al ascensor y pulsas la planta de los dormitorios comunales. Una vez allí buscas a Ivanko. Pensabas que todo el mundo estaría asustado y corriendo de un lado para otros después de la descomunal explosión de Empire State, pero la mayor parte de la gente está dormida, follando o en los entornos virtuales de los dispositivos de integración neurosensorial. Buscas a Ivanko, y lo encuentras en una de las camas follándose a una mujer pelirroja de cintura estrecha, grandes pechos y labios carnosos.

Le está metiendo su enorme polla mientras ella lo cabalga en la postura de la vaquera invertida. Puedes ver como el descomunal trozo de carne que es el cipote del ruso entra y sale a un ritmo frenético y el vientre de la mujer hincharse y deshincharse al unísono de las embestidas. En circunstancias normales sólo te entrometerías para participar, pero ahora no son circunstancias normales. “¿Aún tienes acceso al aerodeslizador?”

"Sí", dice, sin dejar de clavar su polla dentro de ella, disfrutando de sus gemidos y la sensación del sudor de ambos mezclándose sobre su piel. "Pero voy a terminar de follarme a Jessica, o te unes o dejas de molestar."

“No hagas caso al pendejo, dile a papi lo que necesitas” Te susurra Juan Adalberto al oído mientras apoya su duro camote contra el ano y empieza a empujar. Te gusta y dejarías que siguiera, pero tienes algo más importante que hacer, por la que te separas, te giras para mirarlo a los ojos y le dices al colombiano, también en español “Mira, parce, ahora mismo no. Si puedes conseguir un deslizador bien, pero si no puedes... ahora voy con prisa.”

"¿Qué carajos quieres hacer que necesitas un aerodeslizador?" Dice, extrañado ante tu inesperada petición. "Si quieres se lo quitamos al pendejo este, está tan concentrado cascando el peluche que ni cuenta se dará"

Juan y tú discutís un rato sobre el tema del aerodeslizador de Ivanko, y sobre no quitárselo sin su permiso. Toda la conversación la mantenéis en español, esperando no os entienda. Y el ruso, en medio de un gran bramido de placer, se corre dentro de Jessica. Esta también gime en medio de un brutal orgasmo, y su vientre se hincha. Sabes que significa cuando el ruso eyacula en tu interior, pues lo has sentido hace unas horas. El ruso se levanta de la cama, ayuda a Jessica a recostarse en la cama para que esta descanse, y va hacia donde estás.

“¿Os dije que mi madre era de Madrid?” Os dice Ivanko, en perfecto español. "Han pasado muchos años desde la última vez que la ví." Añade con cierta tristeza. Aunque algo de dice que eso era mentira. Si bien recuerdas de joven te enseñaron en clases de historia que varias de las ciudades europeas de interior sufrieron terribles olas de calor que las hicieron inhabitables, una de las cuales fue Madrid. El aumento del nivel del mar y los cambios de las corrientes oceánicas… pero no era el momento de perderse en divagaciones sobre si Madrid seguía existiendo o no.

Ivanko aprovecha que estas distraído para acercarse lo suficiente a tí para poder tomarte entre sus brazos y elevarte mientras te besa en la boca. Te deja en el suelo y mira a Juan Adalberto. Por un momento piensas que se van a poner a discutir, porque ahora tienes claro que lo ha escuchado, pero se gira hacia tí y dice, con total seriedad.

“Vamos a los muelles.” Los tres salís a toda velocidad cruzando la planta de los dormitorios comunales hacia los ascensores. Bajáis las escaleras, pues no quieres que os quedéis atrapados en los ascensores. Ninguno de tus amigos te dice nada, solo te siguen. Salís a la plaza de los cultivos. Aquí te das cuenta de cómo de mal van realmente las cosas. Salvo vosotros tres todos los que corren de un lado a otro son hadas, que están demasiado ocupados para prestaros atención. Te llama la atención que en vez del nudismo habitual llevan pesadas armaduras y grandes armas de asalto.

Hay un gran estruendo que parece venir del sur este, el viento sopla con fuerza y el cielo brilla en una tonalidad verdosa. Y ninguno de los tres compréis bien porque esto no se apreciaba desde el dormitorio comunal. Seguís vuestro camino. Es llegar a una de las murallas, tomar un elevador y los muelles, que están en el exterior, una estructura de madera mecida al son de las olas. Las ruinas de varios rascacielos, parcialmente derruidos por la corrosión se interponen en vuestra visión, pero te parece ver, en dirección a donde está la MetTower, algo descomunal moviendose.

Subís al aerodeslizador, Ivanko os obliga a poneros chalecos salvavidas y arranca.

“¿A dónde vamos?” Pregunta el ruso.

Te paras un momento a pensar. Ahora podéis iros lejos y abandonar a vuestra gente a su suerte o ir hacia Chrysler Citadel y poder entender a lo que os enfrentais. Además de camino les debes una explicación a tus amigos, pues no saben donde se han metido.

"Cruzaremos la zona de ruinas de New York hasta la MetTower, tenemos que comprobar que está pasando" Ivanko obedece pone el aerodeslizador en marcha, surcando las olas a toda velocidad. Juan se cae de culo a su asiento, pues no había terminado de acomodarse el chaleco cuando el ruso arrancó sin previo aviso.

Ambos hombres te miran como si estuvieras loco. El colombiano es el primero en hablar "¿A donde carajos nos llevas?"

"Hasta el fin del mundo". Le respondes.

Esta respuesta es recibida con un silencio total, luego escuchas: "¿Qué carajos significa eso?" Entonces les explicas todo. Tus visiones durante el festival de la cosecha, los sucesos en el dormitorio de Paul y Desdemona, el ataque de los doppelganger, la explosión que viste del Empire State y la extraña y gigantesca silueta. Tus amigos te escuchan con atención y hacen ocasionales preguntas, pero por lo demás no ponen en duda tu cordura Pasáis navegando a toda velocidad junto a las ruinas de JPMorgan. Desde donde estaban las ventanas multitud de ojos rojos os observan en silencio.

"Dime, amigo mío, ¿qué crees que fue lo que destruyó ESB?" Te pregunta Ivanko, en susurros, pues ha notado los miles de ojos que están observándoos. "Un espíritu maligno". Responde sin dudarlo.

Un rugido descomunal y ruido de disparos os hace notar que os estáis acercando a una zona de guerra. Todas las criaturas que se esconden en las ruinas del JPMorgan desaparecen. Tras un par de minutos más navegando por las sumergidas calles de New York al fin os encontráis los edificios de Chrysler Citadel. El Met está en llamas, hay una criatura de miles de tentáculos sin forma definida atacando y varios grupos de hadas tratan de defender el resto de las construcciones de esta ciudadela disparando a la aberración con armamento pesado. "¡Por la polla del creador, qué cojones es eso!" Juan Adalberto exclama horrorizado.

Desde donde estas notas que lo que parece un solo ente no es sino una colonia de criaturas, multitud de tentáculos retorcidos, muchos de ellos revueltos en una gran maraña y conectados a un descomunal tentáculo central. No puedes ver si tiene bocas, ojos o algún otro órgano sensorial, pero si escuchas desde tu posición multitud de gritos de terror de los habitantes, varios de estos parecen surgir de la propia criatura, la cual los está capturando.

En la ciudad llegaste a pensar que era buena idea venir a echar un vistazo, pero ahora te das cuenta de lo equivocado que estas. Varios cuerpos mutilados caen desde las alturas, con sus orificios corporales dilatados de forma que han desgarrado sus cuerpos y sin fluidos corporales. Están recubiertos por una extraña sustancia oscura que apesta a pescado podrido. La parte superior del Met se desploma hacia tu dirección, Ivanko no espera a que le digas nada, pues arranca el motor del aerodeslizador y avanza a toda velocidad por el canal, aunque el rumbo que lleváis os podría estar acercando a una zona más peligrosa. Juan Adalberto parece a punto de vomitar por el asco que le han dado los cuerpos.

Lo que no esperas es que todo se termina resolviendo de forma tan extraña como empezó, y sin que tú o tus amigos tengáis nada que ver en este suceso. Un haz de luz cae desde el cielo y la criatura, ahora claramente visible, comienza a brillar mientras su temperatura sube. Se vuelve tan caliente que todo a dos manzanas de distancia arde. Tenéis suerte de estar cada vez más lejos, pues puedes notar el calor. Dura apenas diez segundos, pero es suficiente para que la bestia, tras dar un último y aberrante rugido, se desplome, y su cuerpo sin vida termina de derrumbar el MetLife. Ivanko decide que es hora de volver a Rockefeller Village y toda camino a este, buscando los canales alternativos que le parecen más seguros. Juan Adalberto y tú os miráis, sin saber qué decir. El ruso rompe el silencio.

"¡Mierda! ¡Vámonos de aquí de una puta vez!"

"¿Qué crees que está pasando?" Te pregunta el Colombiano. "¿Qué diablos fue eso?"

Te encoges de hombros, no tienes ni idea de lo que ha sucedido, ni tampoco de porque el cielo sigue teniendo ese extraño brillo verde. Seguís navegando a toda velocidad por los canales de la inundada Park Avenue, esperando poder girar a la cincuenta y regresar a vuestro hogar, pero entonces notas la gran cantidad de extraños manglares que han crecido por todas partes y que no os dejan girar en ese sentido. Seguís en línea recta. El sol ya está saliendo y podéis ver que varias manzanas están recubiertas de una extraña masa de árboles, como si estuvieran dando origen a una especie de isla vegetal artificial sobre las ruinas de la ciudad. En la cincuenta y cinco ya podéis girar. Os toca pasar por un punto cubierto por una espesa vegetación, casi parece un túnel.

No tenéis otra opción, así que bajáis la velocidad del aerodeslizador, de forma que este baja su altura de navegación hasta que todo el casco toma contacto con el agua. A Ivanko no le gusta que esto pase, pues significa que habrá un trayecto más largo de lo que debería, pero las ramas que cuelgan podrían engancharse al vehículo y causar daños. Juan Adalberto y tú os mantenéis vigilantes a los alrededores, no sea aparezcan doppelgangers o criaturas mutantes tomándoos desprevenidos. Pero el trayecto de este breve tramo se da sin sobresaltos, y el tener que bajar la velocidad hace que os dé tiempo a hablar de algunas cosas que todavía te intrigan.

“¿No es raro que desde los dormitorios comunales no se pudiera escuchar nada de los sucesos del exterior?” Les preguntas a Ivanko y Juan. "A mi no me mire, tras el Festival me la pasé arruchando de cama en cama..." Responde el Colombiano, con una sonrisa pícara en el rostro mientras se lleva la mano a su reata, que pese a todo lo que ha visto está dura de nuevo. “A mí me preocupa ahora cómo explicar nuestra pequeña excursión si alguien pregunta. Si nos están ocultando lo que pasó anoche… quien sea el que nos lo quiso ocultar no estará muy contento si descubre que podríamos saber algo.” Racionaliza el ruso.

Pero han sido demasiadas palabras para la poca capacidad de atención que tanto tú como Juan Adalberto podéis prestar y ya estás a cuatro patas en el suelo lamiéndole los pies al colombiano mientras este se masturba. Desde que habéis entrado a la cincuenta y cinco algo os ha estado observando, pero vosotros no lo habéis visto, primero porque no mirábais a donde se encontraba y más tarde porque os habéis puesto a hacer otras cosas que os distraen de las posibles amenazas. Incluso Ivanko ha decidido que es buena idea parar totalmente el aerodeslizador y ponerse de pie frente a Juan Adalberto y ponerle su descomunal verga frente a la cara para obligar a éste a mamársela. Ya no parece os importa demasiado llegar a Rockefeller Village o que os están tomando por imbéciles con algún extraño y rebuscado engaño, solo queréis sexo. Como ha pasado durante toda vuestra vida.

La criatura que os observa se ha cansado de permanecer oculta y se deja caer desde la cubierta de manglares a la cubierta del aerodeslizador. Es un hermoso macho de folkape, un hombre simio de dos metros de estatura, cuerpo totalmente recubierto de pelo, rostro más humanoide que de mono, manos en brazos y piernas y una larga cola. Está vestido con un taparrabos de lino blanco que deja intuir la silueta de su gran miembro.

La criatura se te con una media sonrisa, se está burlando de ti.

"¿Los humanos solo pensáis en tener sexo a todas horas? ¡¡Luego dirán que follar de forma obsesiva es cosa de monos!!" Te giras para verlo mejor. Desde tu perspectiva el hombre simio luce majestuoso. El pelo que recubre su cuerpo es corto, pero el de su cabeza es una larga melena, recogida en trenzas. Sus ojos son verdes. Nariz aguileña y labios carnosos. Luce una preciosa sonrisa y os está observando. Piensas que tus amigos deben estar tan sin palabras como tú por esta intromisión, pues tú nunca has visto en persona a un folkape, pero Ivanko ha pasado de recibir las lamidas de Juan Adalberto en su polla a estar follándose con bastante rudeza su garganta, y el colombiano ahora está más ocupado en cómo tragar ese descomunal pollón y respirar, mientras emite sonidos ahogados.

El ruso está agarrando al colombiano de la nuca y moviendo la cadera adelante y atrás. Te sorprende que Juan tenga tanto aguante, aunque lo que no sabes es que no es la primera vez hacen esto, y aunque parece sufrir por una folla tan descomunal, le encanta. Otra cosa que te saca de onda es cuando Ivanko saluda al extraño recién llegado, con efusividad. Y lo saluda en portugués, otro idioma que desconocías que hablara. “Olá João!! E quanto aos seus filhos? Desculpe não te abraçar, eu tenho que cuidar dessa vadia.”

Luego se vuelve hacia ti. "¿Y tú, amigo mío?" Te pone ambas manos en los hombros y te habla en tono amistoso, aunque con mal acento. "¿Cuantos hijos tienes?" No sabes bien que responder, y en la postura, y con la cercania del recién llegado, tienes la cara justo a la altura de su entrepierna. Notas que todo su cuerpo emana calor, y un olor que por alguna razón te resulta atrayente. Tienes una gran y notoria erección. Ivanko responde por tí, aunque como no sabes portugués no tienes claro que dice. "Meu Tony costuma passar o dia, e muitas vezes a noite, chupando pau, nos deixando foder o cu dele e fazendo o porco, mas como ele não gosta de bichanos acho que nunca terei muitos filhos."

Ivanko te mira, como si esperara una reacción. Luego vuelve a hablar con el otro hombre, continuando con su tono amistoso. Ivanko te mira, como si esperara una reacción. Luego vuelve a hablar con el otro hombre, continuando con su tono de voz amistoso, aumentando el ritmo al que se folla la boca de Juan Adalberto, quien agarra con ambas manos las nalgas del ruso y las está magreando.

"Se meu amigo cubano quiser, ele pode chupar seu pau e você foder o cu dessa puta colombiana que engole um pau como uma gulosa, o que você acha?" Se vuelve hacia ti. "¿Por qué no intentas entretienes a mi amigo?" Te mira expectante. Te acercas a cuatro patas al hombre simio y le acaricias su pierna peluda. Apoyas tu cabeza contra uno de sus muslos. Está caliente y te gusta. El hombre simio te acaricia la cabeza. "Assim, muito bom, agora chupe meus pés um pouco, como você fez com seu amigo."

Te giras hacia Ivanko, pues no has entendido que te dijo el hombre simio, pero esté está muy concentrado en hacer que Juan Adalberto trague hasta el último centímetro de su descomunal polla, con sus peludos cojones rebotando contra la barbilla del colombiano. Miras hacia arriba, el hombre simio te sonríe. “Perdona, la costumbre, me olvido que cada vez menos humanos habláis portugués. Agachate y chúpame los pies.”

Le acaricias las peludas piernas, disfrutando del suave y cálido tacto. Vas a sus pies, que en realidad son otras dos manos, aunque son algo más grandes que las que tiene en los brazos. Empiezas a lamer sus dedos, mientras que el hombre simio te acaricia la cara. Empiezas a escuchar a Juan Adalberto gemir, pero desde tu perspectiva no puedes ver que Ivanko se la ha sacado de la garganta y ahora le está follando el culo con dureza. Solo te importa satisfacer al hombre simio y este quiere más.

"Eu quero que você chupe meu pau. Faça seu macho desfrutar." Te dice y se hace entender guiándote con sus manos para que subas hasta que tu cabeza quede a la altura de su entrepierna. Se ha hecho a un lado el taparrabos y su cipote, duro y goteando precum, apunta a tu boca. Abres la boca y lentamente introduces su morado glande en tu boca. Quieres lamerle el capullo al hombre simio como si fuera una piruleta, pero este prefiere follarte la garganta con dureza, y se pone a meter y sacar su enorme polla haciendo que sus grandes y peludos cojones golpeen con ritmo en tu barbilla. Aunque por momentos te falta el aire lo estás disfrutando como la zorra que eres.

"Vamos, vadia, engula mais, se continuar assim vai ter leite de macho para comer." Te dice Joao-Manel mientras te pone sus manazas en la nuca y presiona para que su miembro viril llegue lo más a fondo posible.

Cierras los ojos disfrutando de la enorme polla que por fin es tuya. Llevas ya varios minutos, disfrutando del sabor del falo del hombre simio y la melodía que son los gemidos de Juan Adalberto y los bufidos de Ivanko. Sabes lo que es sentir las pollas de ambos y la del ruso es diez veces mayor que la del colombiano. Desearías ver la escena, pues el colombiano muy pocas veces hace de pasivo, pero no quieres despegarte del falo de Joao-Manel. Este en un momento dado te la mete bien profundo, hasta que tu nariz queda pegada a su peludo pubis, y mientras llega tu garganta con su sabroso y caliente semen, grita de placer.

"Andorinha, vadia!!"

Tragas los chorros de semen que el hombre simio te dedica, disfrutando la experiencia. Al mismo tiempo Ivanko esta llenando, literalmente, el intestino de Juan Adalberto con su semilla de macho, y esta disfruta de la experiencia. Ambos gimen y bufan. El colombiano y tú os quedáis en el suelo del aerodeslizados, acostados el uno junto al otro, sudorosos.

"As putas têm cada vez menos resistência !!" Joao-Manel le dice a Ivanko mientras te da con su pierna derecha en las nalgas y te mete un par de dedos por el culo. Tu gimes, aunque estés cansado. Juan Adalberto te abraza y te besa.

Desde donde estás ves la cubierta vegetal. No estáis solos. Hay una gran cantidad de folkapes observando desde las ramas, varios de ellos se están masturbando, otros están colocándose sus taparrabos. Joao-Manel sonríe. Se dirige hacia vosotros tres y os dice “Bueno, ha sido divertido, pero, ¿qué demonios hacéis fuera de vuestra ciudadela?”

“Tony vió algo y nos hizo salir de Rockefeller Village. Llegamos a Chrysler Citadel, que estaba bajo ataque de una criatura extraña, pero por suerte las hadas pudieron destruirla.” Explica Juan Adalberto. Ivanko permanece callado. Y tú no sabes si abrir o no la boca. El hombre simio se rasca la barbilla y lanza una carcajada. “¿Por qué demonios los humanos seguís confiando en las hadas? ¡¡Os mienten desde hace más tiempo del que recordáis!!” Luego mira a Ivanko y le dice, con un tono sarcástico “Os humanos são idiotas, você lhes promete poder, conhecimento ou prazer e eles fazem o que você manda.”

No entiendes todo eso, pero te suena bastante insultante. ¿Las hadas esclavizan a los humanos? ¿Deberías creer en ellos o no? Aunque si lo piensas bien hay cosas que no terminan de encajar. Tampoco crees en la palabra de un hombre simio. Los sucesos de las últimas horas han sido extraños, todo muy apresurado y no parece que nada tenga sentido. Sientes que tu mente te va a estallar. A medida que piensas en esto notas te está aumentando un extraño dolor de cabeza. Hacía un segundo habías estado bien, pero ahora… es como si el mundo girara y tu visión se volviera borrosa. Caes inconsciente.

Relato de Xapelio para todorelatos.com

Verdad Inusual, Mentira Necesaria

Lo que sucede a continuación es un borroso. Recuerdas fragmentos de lo que parece ser un sueño extraño. Estás en un bosque, no sabes cuál, pero sabes que has estado allí antes. Corres a toda velocidad. El sol brilla en el cielo, pero apenas puedes verlo por lo frondosas que son las copas de los pinos. Huele a menta y manzana. El suelo está recubierto por una hierba azulada, los troncos de los árboles tienen una especie de venas por las que circula luz en haces.

“Tony, ¿dónde estás? Te estamos buscando…” Escuchas que te llaman al unísono una docena de voces femeninas. Aceleras el ritmo. Tu corazón va a mil. No quieres que te atrapen. Sabes que son faralas, aunque algunos las llaman divinas. Aceleras el paso, pero no sabes exactamente si te estás alejando o acercando respecto a tus perseguidoras. El suelo parece palpitar, como si hubiera un corazón gigante en el subsuelo. Se abre y caes a un profundo abismo. Al fondo hay púas de acero que se mueven, como si estuvieran vivas, y entonces…

Te encuentras en una hamaca, sientes la brisa en tu cara y el sol en tu piel. No sabes cuanto tiempo ha pasado, pero sin duda estás en alguna parte de las ruinas del Nueva York sumergido. Todo el edificio donde estás se encuentra recubierto de plantas. Ves a Ivanko y a Juan Adalberto, de pie junto a tí. Ya no están desnudos, como estás acostumbrado a verlos, sino que visten un taparrabos como el que llevaban los hombres simios con los que os encontrasteis antes. Notas que te falta algo. Miras tu muñeca y ya no tienes tu asistente de pulsera. Te sientes inutil sin tu acceso a toda la información del mundo. Jao-Manel trepa desde una planta inferior y sonríe hacia vosotros tres. “¿Estáis mejor sin el neuralinkador?” pregunta con inquietante curiosidad.

Apenas puedes ver los rostros de los hombres, pero sabes por sus gestos y expresiones que todos asienten con la cabeza. Por supuesto que lo estamos, piensas. Aunque no tienes claro el porqué de estas ideas. Contemplas el panorama desde donde estás, puedes ver gran parte de la ciudad, pues te encuentras en un punto muy alto. Rockefeller ya no te parece tan espectacular desde las alturas, y el MetLife parece en llamas. Pese a ser de día sigue viéndose un potente haz de luz verde saliendo de donde estuvo el Empire State. Además ahora ves con total claridad que las plantas que te rodean se mueven y crecen a una velocidad asombrosa, casi parecen más serpientes que ramas.

Otro hombre simio entra en escena, y se presenta “Hola, me llamo Thiago, Doctor da Silva”

"Me preguntaba cuándo llegarías. Me desperté unos minutos antes que tú, me preguntaba qué deberíamos hacer hoy". responde Joao-Manel. Contemplas al recién llegado. Es más bajo en estatura que Joao-Manel, como metro noventa. Mucho más corpulento. Con manos enormes en brazos y piernas. Y en vez de llevar taparrabos lleva un pantalón de lino blanco. Su pelaje es de un tono negro oscuro y tiene una cicatriz que cruza su rostro de lado a lado.

"Tenemos mucho trabajo por hacer, ¿seguro que eres consciente de eso?" continúa Joao-Manel. "Llámame Thiago, y he estado esperando esto todo el día", te sonríe al tiempo que revisa que estás bien. Comprueba tu pulso, tu respiración, te hace abrir la boca para ver tus dientes y tu garganta. Mira a su superior y le sonríe con malicia.

"Temos muito trabalho a fazer, tem certeza que está ciente disso?" Le dice Joao-Manel a Thiago. Este se gira hacia tí y te dice "Llámame Thiago. He estado esperando esto desde que escuché hablar de tí...", te sonríe mientras comprueba que estás bien. Mide tu pulso, tu respiración, te hace abrir la boca para ver tus dientes y tu garganta. Se gira a Joao-Manel, lo mira y le sonríe con malicia. "O paciente parece saudável, mas quero fazer mais exames ..."

Jao-Manel se lleva la mano a la cara y menea la cabeza de un lado a otro. "Eles te contaram sobre a resistência desse humano e você quer transar com ele, sem saber se ele está saudável ..." El Doctor da Silva lo interrumpe "Claro que estou interessado em saber se ele está bem, não quero que um venéreo me bata !!" Ivanko interviene, y mira a ambos hombres simio. "Não se preocupe com isso, as fadas Rockefeller sempre observam se seus humanos são saudáveis, você acha que elas se arriscariam a participar de orgias comunitárias onde iriam infectá-las com alguma coisa?"

Y tú sigues ahí, tumbado y sin entender nada de lo que hablan. Solo te queda claro que el tal Thiago es médico, que está muy cerca tuyo y que su mano en la goma del pantalón indica se lo quiere bajar, seguramente te va a follar salvajemente hasta dejarte sin aliento. ¿Qué sería lo peor de esta locura? Estás tan emocionado por lo que estás experimentando que ya no te importa.

"Vamos, Doc, hazme tuyo de una vez" Aprovechas que sigues desnudo, te deslizas un poco hacia abajo en la hamaca, penes tus piernas sobre las cuerdas de estas y expones tu culo al hombre simio.

"Quem nasce puta morre puta" Escuchas decir a Ivanko, quien eleva los hombros y se marcha. Juan Adalberto le sigue, y solo le escuchas llegar a decir "¿Después de todo lo que ha pasado hasta ahora sigue con ganas de..."

Jao-Manel también tiene otras cosas en las que pensar, así que se despide "Não demore, precisamos de você nos laboratórios. Quanto a Tony ... se ele ainda estiver enérgico depois que você transar com ele, avise-o e eu o enviarei para os membros da equipe de segurança. Aquelas pessoas não fizeram sexo por muito tempo, eles farão bem para relaxar."

Tal como sabes va a pasar tienes sexo con el Doctor da Silva. Y seguidamente tienes sexo con al menos una veintena de folkapes de los cuerpos de seguridad de Happy Trees Company. Sexo oral, sexo anal y mucho semen en tu cuerpo. Quieres divertirte más, pero Ivanko regresa y te recuerda que realmente tienes cosas importantes de las que ocuparte, te arroja un pantalón, una camiseta sin mangas y unas zapatillas, todo en blanco.

“Venga, vístete, tenemos que irnos ya.” No hay más tiempo para protestar. Te apresuras y te vistes, Ivanko y tú os dirigís hacia vuestro destino, aunque desconoces cual es. Piensas que te va a tocar trepar por las plantas como han estado haciendo los hombres simios, y te dispones a hacerlo, pero tu amigo el semigigante ruso te llama desde unas puertas y te exhorta a que te des prisa. Tras pasar por varios pasillos tomáis un ascensor que tiene un gran cristal con vistas panorámicas a un atrio. El que en el mundo antiguo fuera un centro comercial ahora es una instalación de investigación donde cientos de hombres simios se mueven de un lado a otro manejando equipo de laboratorio o toman sus notas en pantallas holográficas. Parecen muy atareados.

Las puertas del ascensor se abren y os encontráis con Jao-Manel. “¡¡Ya estabais tardando!!” Protesta, visiblemente molesto. "El Oráculo de las Agujas te espera..." salís del ascensor y os llevan a una esquina del atrio. Ves una enorme planta humanoide, algo descomunal de donde surgen ramas que se extienden más allá del edificio. Su cabeza tiene ojos sin párpados y en su pecho hay lo que parece un gigantesco rubí que muestra una luz palpitante. "Te presento al oráculo, es el corazón y el cerebro de Happy Trees Company" anuncia Joao-Manel con gran teatralidad.

Te rascas la cabeza. Empiezas a no entender cómo se están desarrollando las cosas. ¿Realmente puede suceder algo más loco en este mundo? Y a esto se suman tus extraños sueños, que no sabes si son visiones del futuro, del pasado, de otra realidad o simplemente experiencias oníricas irreales. De todos modos no tienes tiempo para pensarlo ya que Jao-Manel te pide que te acerques al oráculo. Vas paso a paso. Sientes como si todo en tu mente se estuviera removiendo. La luz cada vez brilla con más fuerza. Cuando estás lo bastante cerca te desplomas y quedas tumbado en el suelo, aparentemente inconsciente.

Te encuentras en una pradeda. Es similar a la de tu sueño, pero ahora no huyes de nadie. Delante tuya hay una hermosa mujer de piel verde y largos cabellos negros. Sus piernas están hundidas en el suelo, donde parecen convertirse en raíces. Lleva una túnica de gasa blanca semitransparente que ondula al viento. En su cabeza tiene una corona hecha de flores de prado. A su alrededor se extiende un hermoso jardín, lleno de flores de muchos colores. Ella te sonríe y te habla, pero su voz no sale de sus labios, resuena en tu cabeza. “Tu realidad es frágil.” Dice la voz. "Nunca debes apartar los ojos del reino." La mujer te sonríe con toda su cara y te guiña un ojo. De repente se sumerge en el suelo y no deja rastro de sí misma.

Caes al suelo, y despiertas en la realidad. Ivanko está encima tuyo, de pie, con cada una de sus piernas a ambos lados de tu cuerpo. Desde tu ángulo puedes ver su enorme polla, ahora dormida, debajo de su taparrabos. El ruso lo nota y te lo recrimina. “Te pasas la vida follando y durmiendo…” Te pones en pie y le miras fijo a los ojos “Eso no es verdad, hago muchas más cosas.”

No responde y te arroja un trozo de carne seca. Lo coges al vuelo y te lo llevas a la boca mientras piensas en las palabras del oráculo.

"Tu realidad es frágil". No puedes olvidar eso. Joao-Manel se te acerca, intrigado “¿Qué es lo que te dijo el Oráculo?” Tú sonríes, le das la espalda, te bajas el pantalón y le expones el culo “Dijo que necesito más sexo y…” Juan Adalberto te interrumpe, enfadado “Seguramente debió decirte que mientras andas haciendo el marico y ofreciendo la cola a todo macho se te pone por delante nuestros amigos la están sufriendo en casa.”

Te quedas sin palabras, no lo habías pensado en ello pero tiene razón. Si vosotros habéis logrado salir de Rockefeller Village y ahora sois conscientes que las hadas traman algo vuestra obligación es regresar, descubrir qué es lo que planean hacer y, de ser algo perjudicial, detenerlas. Eso sin olvidar todos los amigos que habéis dejado atrás.

Agachas la cabeza y balbuceas “Si, bueno, tienes razón, yo…” Vas a subirte el pantalón pero el colombiano se pone detrás tuya y te lo impide “No, no, no, parcerito, me has ofendido y me vas a tener que pedir perdón en condiciones” No pierde mucho tiempo. Se escupe en la mano, lo unta en tu culo, que está tan dilatado basta con apoyar su mano para que entre hasta la muñeca en tu ano. Se relame los labios, echa a un lado el taparrabos y saca su polla dura. Se masturba un par de veces y te folla de forma salvaje, sin piedad. Mientras va hablando con Joao-Manel e Ivanko. Aunque tu estás más atento al sonido similar a aplausos de sus cojones golpeando rítmicamente contra tus nalgas.

“Bueno, debemos repasar lo que ya sabemos. Las últimas horas han sido muy… agitadas.” Ivanko asiente, se pone delante tuya, te hace inclinar la espalda y parecía que va a hacer le chupes la polla, pero Joao-Manel se le adelanta "É a minha casa e é a minha vez primeiro." El ruso no pone ninguna objeción y el hombre simio te hace que le chupes la polla. Ivanko se pone a resumir todo desde su perspectiva. Quieres hacer algunas aclaraciones, pero tienes la boca ocupada, y además la rudeza de como te follan el culo te saca gemidos constantes y hace que te cueste concentrarte.

El Oráculo de las Agujas comienza a hablar. No es lo habitual, por lo que todos los folkapes presentes en la zona dejan todo lo que están haciendo para escuchar, menos Joao-Manel, que puede seguir follándote la garganta mientras escucha. Y quiere volver a llenarte la garganta de su semen. “Dai san-saikuru. Rūpu wa gozen 0-ji ni saikai sa remasu.”

Los hombres simio de los equipos de investigación introducen las palabras de sabiduría en sus dispositivos y empiezan a investigar qué puede significar. Por alguna razón estas palabras han resonado en el interior de tu cerebro y se han traducido por sí solas. Sabes que significa “Tercer Ciclo, el bucle se va a reiniciar a media noche.” Esperas a que Joao-Manel se corra en tu garganta, porque antes no te va a soltar y lo dices. Pero tienes que repetirlo, porque mientras hablas Juan Adalberto se está corriendo en tus intestinos, llenándote de su semen, y sus gemidos son tan altos que no se te escucha.

"Tercer ciclo, el ciclo se reiniciará a la medianoche. ¿Qué significa?" Pregunta Ivanko en voz alta. Tú tampoco tienes ni idea, y lo que más te extraña es haberlo podido entender. Sabes que el Oráculo ha hablado en otro idioma, que no logras identificar, pero has entendido el significado de estas palabras, como si algo en tu naturaleza lo tradujera de forma simultánea. Escuchas que hay una gran expectación, y esperas se trate de tí y el porqué han descifrado un mensaje indescifrable, pero se trata de alguien que acaba de llegar. Y no es alguien bien recibido.

"Como você ousa voltar?" "O que faz aqui?" "Você não foi expulso quando quase destruiu as instalações no ano passado?" "Vá de onde você veio, espólio de anão !!" Se escucha como todos los civilizados científicos e ingenieros se vuelven poco a poco en una turba furiosa, pero no ves al causante de tal ira. Aunque el rostro de Joao-Manel torcido en un gesto de asco sin límites te permite adivinar que pasó algo grave con quien sea haya llegado. El Doctor da Silva llega en el ascensor, pero él no es la persona que ha desatado la ola de odio. Es alguien que ha llegado desde lo que más tarde descubrirás es donde está la plataforma de aterrizaje de las instalaciones de Happy Trees.

Joao-Manel, con los brazos cruzados sobre su pecho, recrimina a Thiago Luis, pero nuevamente están hablando portugués, lo que te deja más intrigado. "Você veio por puro acaso ao mesmo tempo que seu amante?" El hombre, ahora al alcance de su mano, parece confundido, pero luego comprende la alusión. Mira hacia donde viene todo el alboroto, al que no ha prestado mucha atención, pues su llegada responde a otras cuestiones, y a voz en grito saluda. "Oi Joshue, bem-vindo de volta."

Te quieres quedar a ver qué es lo que sucede, pero Ivanko se te acerca por detrás y te susurra al oído “Nos largamos ahora, la situación puede ponerse muy fea.” No pierdes tiempo en responder y seguirlo, salís a buen paso hacia los muelles. Joao-Manel os alcanza y le comenta algo a Ivanko al oído, que no llegas a poder escuchar. Os subís los tres al aerodeslizador y os marcháis, ya de regreso a Rockefeller Village.

“Qué es lo que ha pasado antes” Le preguntas a Ivanko. "El amante del doctor da Silva acaba de regresar y no es precisamente la persona más popular… han pasado muchas cosas, pero es largo de explicar. Pero no es nuestro problema". Responde el ruso. Tu te quedas sorprendido, porque esperabas que el haberos ido fuera por algún peligro inminente a vuestras vidas o algo del estilo, pero solo es por… verbalizas lo que estás pensando “¿Entonces nos hemos ido por evitar una escena incómoda?”

“Si, Tony, nos hemos ido por evitar una situación incómoda. Y por evitar que sigas comiendo pollas sin pausa. Y porque nuestra gente nos necesita ahora. ¡¡No seas tan pendejo y madura de una vez!” Te reclama Juan Adalberto aparentemente enfadado. Pero precisamente el colombiano no es la persona más indicada para reclamarte nada, aunque prefieres guardarte esa crítica contra él, pues no consideras vaya a aportar nada útil. El aerodeslizador navega a buena velocidad de regreso a Rockefeller Village, ya hasta podéis ver los edificios a lo lejos. Está atardeciendo y los rayos del sol, cada vez más perpendiculares, se reflejan en los restos rotos de varios ventanales, cengándoos ocasionalmente.

Te parece ver movimientos en el interior de las ruinas de los rascacielos, pero intentas no pensar mucho en ello. Sabes que hay una multitud de criaturas hostiles, a las que no tenéis armas para poder hacer frente, por lo que sólo puedes confiar en que estén demasiado ocupadas con otras cosas como para saltar sobre vosotros. Por suerte lográis regresar sanos y salvos a Rockefeller. Ivanko atraca en los muelles. Os desnudáis totalmente y escondéis la ropa antes de desembarcar, pues Rockefeller es una comunidad nudista. Vuestra partida y regreso no han sido tan ignorados como puedes esperar, pues sale a recibiros Rasaile en persona. El hada no parece contento en lo absoluto, está con sus brazos cruzados sobre su pecho y os contempla con sospecha. Da un paso atrás.

"¿Dónde habéis estado?" Pregunta, en un tono enojado. Su mirada es de un odio intenso y por alguna razón que no logras comprender ahora lo ves como si su piel fuera de un tono grisáceo apagado y bajo sus ojos hay grandes ojeras. Ahora no lo ves hermoso, sino amenazante. Y no te apetece decirle dónde habéis estado. Ivanko en contra de sus principios miente para poder responder al líder hadarasta.

“Hemos ido a las ruinas de New Jersey, como en otras tantas ocasiones. Y Tony se ha perdido… hubo que rescatarlo de mutantes. Otra vez.” Rasaile no parece particularmente convencido por su respuesta, y eleva una ceja en signo de incredulidad. Juan Adalberto añade una nueva mentira con la que explicar dónde habéis estado, pero lo hace aplicando todo su encanto latino, con una hermosa sonrisa y un guiño de ojo “Queríamos visitar la isla de Todt, pero no hemos podido pasar de Castleton cuando nos asaltaron unos anemonitas. Por suerte Tony sabe distraer a toda clase de criatura” Tú lo miras, molesto, y le recriminas en voz alta “¡¡No soy una fulana!! ¡¡Y me tienes delante!!” El colombiano te señala la comisura del labio “Te dejaste un poco de semen en la barbilla.” Después de un incómodo silencio, el hada dice con voz fría "Cuídate."

Rasaile se marcha, con paso grácil, la espalda recta y la cabeza erguida. Sus alas no se ven tan brillantes y su cabello tampoco es tan hermoso como recordabas. Os quedáis los tres solos en los muelles. Miras hacia los edificios de Rockefeller Village, el que considerabas tu hogar. Ahora te parece mucho más gris y triste, aunque no sabes decir exactamente por qué. Ivanko te saca de tus pensamientos y resuelve tu duda. “Los asistentes de pulsera no solo os ayudaban a vuestras tareas, sino que os hacían liberar hormonas que os hacían estar felices la mayor parte del tiempo, y si eres feliz ves las cosas mejor de lo que realmente son.”

“¿Y a tí por qué no te hizo nunca efecto?” Le preguntas al ruso totalmente desconcertado. Ivanko te mira fijamente a los ojos, sonríe con malicia y responde con gran naturalidad “Ya sabes que no soy totalmente humano, no te hagas el tonto.” Guardas silencio, preguntándote si era una pregunta capciosa. Aparentemente no, ya que continúa. “En las Ciudades Libres de Rusia ya hemos tenido que vivir en el pasado bajo el yugo de las hadas y sabemos bien las consecuencias que esto conlleva, vine a New York para ayudaros a los humanos a luchar contra esta amenaza antes que empiecen a consumir vuestra energía vital.”

"Tampoco eres humano, eres un ..." Dejas la frase en suspenso. Juan Adalberto, haciéndose el gracioso, termina tu frase “¡¡Eres un gnomo!! ¡¡Está claro!! ¡¡Británico, de menos de un palmo de altura y con el pene chiquito!!” Lanzas una mirada de desprecio a tu amigo colombiano y le dices “Vaya a chingar a su madre, pendejo”

“Prefiero chingarmelo a usted, papito.” Te responde con sorna. “Pero ahora no tenemos tiempo para un aventón. Tenemos que entrar con nuestro amigo el gigante a la ciudadela y ver si nuestros compadres siguen bien.” En algo estáis de acuerdo y comenzáis a caminar hacia el interior de la ciudadela, pero tú te quedas atrás por un momento. "Pensé que habías venido a ayudar a los humanos, entonces… si estabas libre de cualquier control mental, ¿por qué accediste a los juegos sexuales de las hadas?"

No te responde. Simplemente avanza, seguido por Juan Adalberto y por tí. Camináis los tres a buen ritmo hacia la torre principal, ignorando a la gente a vuestro alrededor. Los colores parecen más apagados, los aromas no son desagradables pero sí más tenues de lo que recuerdas. Y caminar descalzo no es tan placentero como creías que era. Los humanos si están teniendo sexo con las hadas, y si hay una actividad constante, incluso a estas horas de la noche, pero notas que hay cosas que faltan. Pese a eso todo el mundo sonríe. Pero tú no. Y eso hace que Ivanko se gire hacia tí para advertirte “Sé que notas algo extraño, pero debes intentar verte feliz, si nos descubren duraremos poco.”

No respondes. Dejas escapar un suspiro, cierras los ojos y pones una sonrisa en tu rostro. Es falsa, pero funciona, pues tu amigo el ruso te da una palmadita en el hombro en señal de aprobación. Entráis al edificio principal, tomáis el ascensor y regresáis a los dormitorios comunales. La media noche está cada vez más cercana. Te parece ver como si las paredes del ascensor parpadearan, por así decirlo. Como si existieran y dejaran de hacerlo, para volver de nuevo. Pero tras un par de parpadeos todo sigue normal. Asumes te lo estás imaginando por la tensión y no dices nada.

Las puertas del ascensor se abren y entonces veis algo que os aterra. Cientos de doppelgangers, criaturas de piel pálida, rugosa y húmeda, con aspecto de escrotos, con ojos negros sin párpados y bocas que recuerdan a las de los gusanos. No se ven signos de lucha alguno, lo que te hace pensar que ya debían haber estado infiltrados de antes. No sabéis que hacer, solo que no queréis salir en esta planta. Tomas la iniciativa y pulsa para ir a los niveles superiores, con suerte el Consejo de Dirección estará atrincherado en sus despachos y sabrá que hacer.

Las puertas se están cerrando cuando los engendros giran todos al unísono en vuestra dirección. Se lanzan a la carrera hacia vosotros, pero por suerte las puertas se cierran a tiempo. Les escuchas estamparse contra el metal mientras seguís subiendo. Esperas encontrar una situación de violencia extrema en los niveles superiores de la torre, seguramente todo lleno de sangre, tripas y mucho desorden. Cuando las puertas se abren y todo parece estar en orden casi te decepcionas. Hay un reloj en una pared cercana, quedan cinco minutos para la media noche. Se abre una puerta y entra Amanda Kerrigan. Parece tranquila, como si lo que habéis visto niveles más abajo no le afectara pese a ser la responsable de seguridad del complejo. Tratas de advertirle de ello. “Amanda, tenemos una plaga de criaturas en los dormitorios comunales, hemos venido a advertirles de ello.” Amanda sonríe, su sonrisa se ve maliciosa. “¿Hemos? ¿Quienes? Yo te veo a tí y a nadie más...”

“Ivanko y Juan Adalberto. Ellos te podrán…” Te giras hacia tus amigos, pero les ves desvanecerse en el aire en parpadeos, como si fueran un glitch informático.

Te das cuenta también de algo inusual. Kerrigan está vestida. Lleva un vestido blanco semitransparente y zapatos de tacón de aguja blancos. No es lo habitual en la colonia nudista. También tiene dos pequeñas espadas curvas, una en cada mano. "Estás totalmente solo, siempre lo has estado." Empiezas a dudar de tu cordura. Las últimas horas han sido muy extrañas, incluso surrealistas si lo piensas bien. Pero no crees que sea tu cordura la que se ha desequilibrado. Cierras los ojos apenas dos segundos. Entonces notas humedad, como de lluvia. Y al abrir los ojos te encuentras en la azotea del edificio Rockefeller, con Kerrigan delante tuya en posición de combate. Ya no estás desnudo, sino que llevas un kimono negro, que está empapado. Sujetas una katana con ambas manos y también estás listo para luchar.

A vuestro alrededor hay una multitud de doppelgangers, aullando, gimiendo y gritando obscenidades. Amanda y tú no habláis, no tenéis que hacerlo. Ella sabe lo que estás pensando, sabe por lo que has pasado, y lo va a utilizar a su favor. Da un enorme brinco y está por caer, con sus armas listas para partirte en dos, pero instintivamente bloqueas con tu katana y te echas hacia atrás. Ella corre, haciendo un arco, pretende pillarte por la espalda, pero ni te inmutas. Cuando carga tu saltas, giras en el aire y lanzas una estocada en su dirección. Lo esquiva agachándose. Ella hace una brusca rotación y logra rozarte en la pierna con el filo de sus armas. Bajas la katana a gran velocidad y lograr evitar que te deje sin pierna.

Todo el combate está desarrollándose a una velocidad endiablada. Por fortuna los doppelganger parecen haberse esfumado porque… no puedes perder mucho tiempo pensando en lo que pasa alrededor, logras evitar por muy poco que Kerrigan te decapite, y ahora es tu turno de intentarlo. Haces un movimiento en arco con la espada hacia su cintura. Ella echa la espalda hacia atrás, doblando el cuerpo en una posición imposible, esquiva tu ataque y de una grácil voltereta se aleja de tí. Intentas seguirla, pues ahora ya se ha cansado de luchar. Está tratando de escaparse. No se lo piensas poner tan sencillo, pues ella siempre te insiste en que termines lo que empiezas. Ahora le toca a ella aplicarse tu consejo. Interceptas su carrera y retomas la lucha al borde del rascacielos, lo que parece le causa una macabra sonrisa de satisfacción. Amanda Kerrigan ahora lucha con más energías y furia que antes. Sus movimientos son veloces y sus estocadas furiosas.

Tu larga y firme katana se refleja en las sinuosas hojas de las espadas de ella. los metales chocan una y otra vez, haciendo que salten las chispas. Dos grandes guerreros enfrentados en un acto de pura violencia sin sentido. Dos personas que ponen sus vidas en juego. Tú ya estás cansado, demasiado como para poder seguir el ritmo de Amanda.

Pasa lo inevitable. La mujer alcanza en una estocada tu abdomen, y en la siguiente tu garganta. Dejas caer tu espada y te llevas las manos al cuello, para intentar contener la hemorragia. Ella aprovecha y te da una patada que hace pierdas el equilibrio y caigas desde lo alto del rascacielos. A medida que caes te sientes ingrávido y vas viendo un interminable pasillo de luz que parece tragarte. Es el final, te dices. Es la hora de la muerte. “Es la media noche, hora del reinicio.” Te susurra una voz desde dentro de tu cabeza.

Abres los ojos. Eres un ingeniero que vive en la ciudadela de Rockefeller Village, uno de los edificios que emergen en medio de las olas en la bahía de New York, formada por el aumento de cien metros del nivel del mar tras el deshielo de los polos. Te llamas Tony Perdomo, hombre de piel morena, cabello oscuro, músculos bien definidos y una polla de veintidós centímetros de ascendencia cubana. Eres decidido, valiente, cordial y con carisma, bisexual y soltero. Y esperas poder crearte un futuro prometedor.

Despiertas. Has tenido una extraña pesadilla y te duele la cabeza. Seguramente sea cosa del LSD. Miras en tu pulsera de actividad y ves que te toca ir con Ivanko y Juan Adalberto a revisar las turbinas eólicas. “Otro día más” te dices mientras contemplas el espectacular paisaje de la ciudad medio sumergida en el mar.

Relato de Xapelio para todorelatos.com