Surfeando al surfista en la caravana del amor.

Tarifa en los 90, parecia una chica pero era un chico, las cosas se dieron de forma que a pesar de la diferencia lo gocé (y el tambien)

Fue una autentica carambola, corrían los 90s y Jorge, un joven compañero de la oficina practicante de windsurf, cambió de planes a ultima hora y me ofreció una amplia y cómoda caravana instalada en un camping playero de Tarifa, sabiendo que era enamorado y visitante asiduo de esa zona de la costa gaditana.

Quedamos en acercarnos un fin de semana a echarle un vistazo a la caravana y para conocer a la gente que llevaba el camping de los que Jorge era bastante amigo, era julio y había gente pero sin agobios, me gustó el ambiente, el camping estaba muy cerca de la playa y desde fuera la caravana se veía bastante mona, otra cosa era por dentro, no era desorden sino lo siguiente lo que imperaba en su interior, mi compañero después de ver mi mueca ante tremendo desaguisado se disculpó sonriente y me dijo:

-No te preocupes la tengo un poco abandonada en invierno pero por cinco mil pelas Juan y Lola, la gente que gestiona el camping, dejara todo limpio, ordenado y con la instalación de agua y electricidad conectada.

Acepté el ofrecimiento, aquella caravana seria mi base de operaciones vacacional el mes de agosto.

El primero de agosto a mediodía estaba instalado en la caravana y sorprendido por la limpieza y eficacia de Juan y Lola, casi parecía una caravana de anuncio.

Me acerqué al bar del camping para resolver con un plato combinado mi yantar del mediodía, para aquellos años el ambiente del camping, y el de toda Tarifa era muy moderno, básicamente surferos y fiesteros asociados, Ibiza con viento de levante lo que es igual a tíos cachas y guapos y chicas despampanantes.

Viento de levante que mi primer día de playa era inexistente lo que, como bañista, me permitió echar una magnifica tarde de baño y relax, otro cantar eran los surferos, la mar y el viento en calma les impedía la practica de la actividad por la que estaban allí, se reunían, con sus trajes de neopreno, en coros, lamentándose del día y de las predicciones, sin vientos, para la semana, aunque predominaban los chicos también se veían alguna surfera, en un corrillo me llamo una de ellas la atención, estaba de espaldas, con el traje de neopreno que ceñía sus formas, unas piernas esculturales, un trasero de reina de carnaval y una sensual melena rubia, le estuve observando un buen rato, me calentaba mirarla.

Tremendo corte, cuando se dio la vuelta comprobé estupefacto que era un tío, muy guapo, con rasgos ambiguos pero un tío con todas las de la ley. Me miro y pareció interesado en mi bobalicona sonrisa de hetero sorprendido, me saludó y sonrió con la típica camaradería surfera cuando paso con su tabla rumbo al camping. Me acorde de Manolito (ver relato Manolito, Nuria y yo) y pense que por muy tío que fuera si se me ponía a tiro estaría dispuesto a follarmelo, a diferencia de las mujeres que me gustan casi todas son pocos los tíos que me gustan, pero a estos pocos, si la ocasión surge no tengo inconvenientes en gozar dejándome chupar la polla y follandolos.

Me reí de mi mismo por el chasco y seguí disfrutando, hasta que el Sol se puso tras las dunas, de mi relax playero, después, tras la pertinente ducha, fui al chiringuito cercano para rendir homenaje a una lubina salvaje y una botella de verdejo de Rueda, con la barriga moderadamente llena y la boca caliente por el  trasiego, a cara de perro, de una botella de vino, me dirigí al bar del camping a tomar la penultima, abierto las 24 horas y con trepidante música house y funky sonando hasta las tres de la mañana, el bar era el sitio de reunión de los que iniciaban la salvaje y tóxica noche de Tarifa en aquellos años y los mas tranquis que se conformaban con un par de copas antes de ir al sobre.

El chico de la confusión, Willy, era de San Sebastian, junto al resto de la pandilla de surferos fui presentado por la gente del camping, como amigo de mi compañero Jorge que mantenía una buena relación con todos, a las tres la cosa estaba bastante desmadrada y Willy, se alternaba morreando con dos valkirias germanas con las que desapareció rumbo a su tienda de campaña.

Para mi fue una de esas noches ufanas de verano donde te interesan todas las mujeres que ves y tu no le interesas a ninguna, aunque os pueda parecer lo contrario, esa es la tónica habitual, si os parece que ligo es por la edad que tengo y por las veces que lo intento pero la mayoría de las veces que me lo propongo atesoro fracasos que terminan con una patética y solitaria paja bastante trabajosa por los lógicos problemas de erección que a veces producen las borracheras. Como cualquier hijo de vecino.

Mi primer despertar en la caravana fue moderadamente resacoso, a las doce de la mañana solo había vida en el bar, los surferos a pesar de trasnochar se levantan pronto para pillar sitio y buena ola, en bicicleta me acerqué al pueblo para avituallarme en el supermercado, de camino resolví el almuerzo con un buen montón de cañas y unas tapas de pescado frito, a las cinco de la tarde el sueño mermaba mi vitalidad, soy un impenitente practicante de la siesta española, caí, mas frito que el pescado que digería, en la cama y dormí tres horas, arregle un poco la caravana y la zona exterior, me aseé y me dirigí al bar para cenar algo.

Era viernes y estaba a tope, mucha gente venia a pasar el finde, tras cenar algo de marisco y pescado Juan me introdujo discretamente en un cuarto y me dio una pieza de haschis y un par de gramos de cocaína que le había encargado, la pareja se procuraba un buen sobresueldo actuando de conseguidores de todo lo que sus clientes del camping necesitaban, eso si, con la debida discreción. Aunque yo no era un consumidor habitual de droga, me quedaba en algún porro en la cama que me ayudara a conciliar el sueño, Jorge me había informado que a determinadas horas tener material era un salvoconducto para follar, así era y así sigue siendo.

Esa noche, además del ambiente que daba el bar lleno de gente guapa y moderna de los mas variados rincones del mundo, la cosa empezó a animarse pronto, una marca de Tequila presentaba el producto y los chupitos tomados de golpe surgían de todas partes, corría el tequila, arreciaban las miradas y los hombres se posicionaban cerca de sus presas femeninas esperando que la caza fuera fructífera y sus pollas soltaran los excesos de leche almacenados en sus testículos.

Me sorprendió ver separados a Willy y las valkirias, la indiferencia y las frías miradas que las alemanas dedicaban al surfero denotaban que era mas que posible no hubiera satisfecho adecuadamente las expectativas de las teutonas. Parecía afectado por el desprecio y no había chupito de tequila que le pasara cerca que no cogiera al vuelo y bebiera de un trago, a las tres de la mañana el dj puso la típica canción rara y lenta que anuncia el fin de la fiesta y los pocos que quedaban estaban bastante perjudicados, Willy dormitaba borracho en la silla de al lado, habíamos charlado alguna incoherencia, yo también estaba algo achispado, observé a Willy y nuevamente me sentí atraído sexualmente por el, me apetecía follarmelo pero no estaba en condiciones, farfullaba palabras inteligibles, me preguntó si le podía invitar a una raya que lo espabilara un poco y le dije que no había problema pero que la había dejado en la caravana, allí nos dirigimos como pudimos, con un tambaleante Willy apoyado en mi hombro con una monumental cogorza.

Willy llevaba uno de esos anchos pantalones de surfero a la altura de las rodillas y una sudadera de esas desgastadas que parecen que son muy viejas y están recién compradas y son de una marca exclusiva, se tumbó en la cama y allí se quedó traspuesto, después de hacerme un par de rayas en la diminuta mesa, liarme un porro y zarandearlo un poco para hacerlo volver al mundo de los conscientes Willy se incorporó se metió la raya, dio unas caladas al pitillo, me lo devolvió y se volvió a quedar traspuesto en la cama de la caravana.

Abrí un poco la trampilla del techo para que se renovara el aire pero aun así la calurosa noche de agosto hacia estragos, me quite la ropa y me quede en calzoncillos mientras cavilaba como me apañaría para dormir, Willy boca abajo parecía inerte y sudaba, después de intentar que se despertara para ver si se largaba, sin éxito, le quite los pantalones y la sudadera y lo dejé dormir, sin proponerlo estaba abriendo la caja de Pandora, me senté de nuevo en la mesilla, me hice otro porro y los pensamientos peregrinos que te vienen cuando estas colocado duraban poco, la vista se me iba al culo de Willy, que durmiendo boca abajo se mostraba en plenitud ante mis ojos, no quería obsesionarme pero la inquietud de mi polla bajo mis slips era notoria.

Durmiendo boca abajo con las piernas ligeramente abiertas, una estirada, la otra ligeramente recogida, con su pelo rubio alborotado, su espalda de deportista, su culo musculoso y apretado y sus estilizadas piernas me parecía una nadadora olímpica germana. Intentaba evadir mi calentura sin éxito, no porque no quisiera follarmelo sino porque no quería aprovecharme de la situación, apague la luz y dándole unos empujoncitos conseguí hacerme sitio en la cama, miraba al techo con la cabeza dando vueltas, el olor de Willy a sudor joven y agua de colonia no ayudaba a que consiguiera conciliar el sueño, el chico seguía durmiendo apaciblemente su colocon boca abajo, yo de lado le observaba cada vez mas caliente, su  mano de forma inconsciente se movió y cayo sobre mi cintura, la mía de forma consciente se movió y cayo sobre su nalga, sobre sus slips, pude apreciar una piel suave, amelocotonada, que cubría unos músculos bien formado y unas nalgas duras y apretadas, con el corazón acelerado tras un periodo razonable de inactividad para no despertarle mi mano comenzó a recorrer sus nalgas, a acariciarlas, Willy no se si consciente y inconscientemente, se movió de nuevo dándome la espalda, sus nalgas estaban a escasos centímetros de mi paquete, mi polla palpitaba bajo mis slips, me acerqueécon cautela, mi paquete rozó el surco de las nalgas de Willy y se acomodo, el contacto de mi polla dura bajo el slip en el surco de sus nalgas era eléctrico, con cuidado para no despertarle me movía con lentitud deslizando mi verga entre sus nalgas, Willy en su ensueño parecía cómodo, de vez en cuando removía su culo en mi paquete, mi polla estaba para reventar, recordé aquella vieja opera que mi padre escuchaba en casa “La ocasión hace al ladrón”, estaba resuelto a ir mas allá, a follarme a Willy, me fue fácil quitarle los slips y dejarlo, boca abajo, desnudo, ahora podía ver ese culo que me quitaba el sueño y me empalmaba la polla, con sus nalgas turgentes, tomé cada una de sus nalgas con las manos, las manoseé y Willy no reaccionó, me situé entre sus piernas, el oscuro centro del surco de sus nalgas me llamaba, me atraía, como un zombi acerque mi rostro y sin pensarlo aspire su fragancia y lo bese, Willy se estremecía en sueños, jamas me había comido un culo, siempre hay una primera vez.

Me incorporé, tomé una toalla y un poco de aceite de oliva y volví a mi lugar, entre las piernas de Willy, le penetré con un dedo lubricado y Willy sonreía complacido en sueños, con dos dedos dentro Willy seguía estremeciéndose en su presunto sueño así que tras untarme la polla con aceite apunte la cabeza en su culo, Willy instintivamente lo cerraba pero en un momento en que lo aflojó le metí la cabeza, Willy reaccionó, aunque borracho pienso que estaba despierto pero decidió actuar como si siguiera dormido, sin ofrecer la mas mínima oposición mientras mi polla le iba entrando en el culo, cuando ya estaba casi toda dentro me deje caer sobre el y termine de penetrarlo, me quedé quieto dentro de él, besando su cuello, con su melena haciéndome cosquillas en la nariz y la polla a reventar abriendo su culito, sin sacarla comencé a darle pujaditas, metiditas, era una sensación fabulosa, el culo de Willy se apretaba en mi polla y la soltaba y ya estaba lo suficientemente abierto como para darle mete y saca, el muchacho, aparentemente dormido, se dejaba hacer, gemía adormilado, una corriente eléctrica me recorría, la situación era demasiado morbosa y prohibida como para retener la corrida,

Así que con todo mi peso sobre el muchacho y con toda mi polla clavada en su culo me dejé ir y me corrí como un bendito en sus entrañas, le soltaba la leche dentro de su culo y sentía este palpitando en mi polla, la corrida había acabado pero mi polla seguía dura dentro del culo de Willy, sentía como me la apretaba, como la retenía dentro y como mi polla respondía sin perder la dureza y seguí bombeando para un segundo polvo, Willy gemía disimuladamente y yo le follaba en condiciones, la corrida y la previa abertura de su culo por mi polla hacían mas propicia la penetración, a pesar de mi reciente corrida no pasaron mas de diez minutos cuando de nuevo, y sin poder de voluntad suficiente para retardarlo, se presento mi orgasmo, penetre profundamente el culo de Willy y me volví a correr dentro de el para a continuación quedar prácticamente inconsciente, dormido, con la polla metida en el culo de aquel muchacho de cuya borrachera me había aprovechado.

La luz del Sol penetraba por la trampilla del techo de la caravana, me desperté con la polla bien dura y el pubis pegajoso por el semen seco, el olor a sexo entre hombres, que entonces no me era tan familiar, invadía la caravana, el culo de Willy que dormía boca abajo exhibía los restos de la batalla, su agujero ligeramente enrojecido y las manchas de semen seco, tomé el aceite me unte el dedo y lo penetré, Willy dormía, me puse entre sus piernas y sin mucho dificultad conseguí penetrarlo nuevamente, esta ves no me preocupé mucho de despertar a Willy que ya levantaba su culito al encuentro de mi metida de polla y gemía, acto seguido comenzó a sollozar y no se porque me excite mas y tardé poco, de nuevo, en correrme en aquel hermoso y acogedor culo, cuando mi leche invadía las entrañas de Willy este entonó una letanía:

-Yo no soy gay, yo no soy gay -mientras seguia sollozando, abrumado le saque la polla goteando leche de su culo abierto y me metí en la pequeña ducha de la caravana, nervioso, Willy seguía boca abajo con sus sollozos y su letanía, pude oír como se levantaba y abandonaba la caravana, cuando salí de la ducha el olor a sexo permanecía, se había hecho mas presente si cabe, abrí la trampilla del techo totalmente, la puerta y la ventana y ordené la caravana sumido en la incertidumbre sobre la reacción de Willy, juraría que en ningún momento opuso resistencia y si colaboración a las tres corridas con las que había regado su culo pero casi me veía como un abusador, como un violador, la conciencia me castigaba pero mi polla se ponía dura, una situación contradictoria. Cuando examiné las sabanas manchas de semen seco y otras mas frescas a la altura de donde la polla de Willy se situaba mientras lo follaba me dejaron claro que el chico había gozado las folladas, que se había corrido, yo entre los nervios, el morbo y el colocon no lo había apreciado.

Aquel día no vi a Willy en el bar, el otro tampoco, pase casi todo el día en Caños de Meca con unos amigos que habían alquilado un chalet acordándome de él y con la polla medio dura por la excitación del recuerdo.

Fue por la noche del tercer día cuando volví a ver a Willy en el bar, no me saludó y me estuvo esquivando todo el rato, no me lo tome a mal, me parecía lo menos malo que podía ocurrir, si bien las posibilidades de repetir una experiencia que me había encantado parecían esfumarse al menos no me las tenia que ver con un joven surfista cabreado dispuesto a romperme la cara por haber abusado de él, así que respeté su postura.

Esa semana coincidimos poco, le veía con su pandilla en la playa con su tabla y poco mas, el sábado la situación cambió, tocaba fiesta de presentación de uno de esos licores de fruta que se pusieron de moda en la época y que ahora son el detalle final con el que te obsequian en un restaurante después de la comida, Willy bailaba con las chicas y aceptaba los chupitos de rigor, un par de veces me miró y me sonrió, a las tres de la mañana cuando el dj anunciaba el cierre de la sesión con “Sentado en el muelle de la bahia” de Otis Redding Willy se sentó en la silla de al lado de la mía y me pregunto:

-¿Me vas a invitar a una rayita?

-La tengo en la caravana –contesté

-Pues vamos.

En la caravana Willy se sentó silencioso en la cama y yo tome posiciones en la pequeña mesa donde procedí a preparar dos rayas, cuando estuvieron hechas Willy se incorporó, enrolló un billete y aspiró la cocaína, después me pasó el billete e hice lo mismo.

-Si quieres podemos hablar –le dije

-No hay nada de que hablar –me dijo mientras se quitaba la camiseta y los pantalones y saltaba en slips a la cama.

Me costó trabajo reaccionar, el chico me miraba desde la cama, me quite el pantalón y la camisa y me planté junto a el, nos miramos frente a frente y nos besamos, con lengua, el cerró los ojos como lo hacen algunas chicas cuando besan, mis manos recorrían su cuerpo, manoseaban sus nalgas, estimulaban sus tetillas, el se dejaba hacer y se entregaba el beso, con nuestras lenguas buscándose.

Me quité los slips y apareció mi polla dura y desafiante, así es la vida, las cosas ocurren cuando menos lo esperas o incluso cuando ya no lo esperas, Willy se quedó mirando mi polla, la tomo en su mano, palpo mis pelotas y comenzó a pajearme, yo me dejaba hacer, acerco sus labios a mi polla y pude sentir como su lengua daba tímidas lamidas en su punta para de inmediato sentir el calor de sus labios rodeando la cabeza de mi polla y el comienzo de una rica mamada.

Sobar el culo de Willy era una delicia, nunca he vuelto a encontrar, ni en hombres ni en mujeres, un trasero tan excepcional y hermoso, duro y suave, el chico se quitó el slip y pude ver su polla, bueno, su pollita, bien dura, era normal en su forma, parecida a la mía, pero no sobrepasaba los 8 o 9 centímetros en erección, entendí la desilusion de las teutonas, también sus testículos eran pequeños, mis dedos urgaban en su culo, sin decirle nada, sin tener que orientarle Willy se puso boca abajo pero lo retuve:

-Esta vez quiero follarte boca arriba, quiero ver tu cara cuando te este follando -le dije.

Unte aceite en mi polla, puse un par de cojines bajo los riñones de Willy, el tomo mi polla y la orientó en su agujero y puje, la cabeza de mi polla entro sin dificultad, la saque y metí varias veces, me encantaba la sensación de abrirle el culo con la polla y el estremecimiento de Willy cuando esto ocurría, se la deje ir toda mientras le miraba a la cara, hizo una mueca de dolor cuando ya casi estaba toda dentro, le besé y le di el ultimo puntazo, el que le clavo mi polla hasta la raíz, el buscaba mi lengua, yo manoseaba sus nalgas mientras lo penetraba y la follada de su culo fue plena, su lengua buscaba mi lengua y su culo se abría y cerraba acudiendo al encuentro de mi polla, apretándola y soltándola, ordeñándola, aunque esta vez mi venida se retrasó un poco tampoco os voy a contar ningún alarde, no mas de un cuarto de hora estuve penetrándole y mi corrida se disparo justo cuando en mi vientre sentí el húmedo calor de la leche de la polla de Willy, el chico se estaba corriendo, yo me estaba corriendo, que gustazo mas grande, que follada mas buena, sin palabras, solo besos, caricias y miradas, mi leche, la leche de mis pelotas, estaba depositada en las entrañas de Willy, bien dentro de su culo, que gusto me daba hacerlo y a tenor de la leche que brotaba de su pollita que gusto le daba a el también.

Mi polla permanecía dentro del culito de Willy y su tamaño no disminuía demasiado si acaso menos dura pero la apertura y dilatación del culo de Willy facilitaba que estuviera dentro, seguí con el movimiento de la follada, sin sacar la polla para que no se quedara afuera, dando empujones y metidas y Willy me miraba a los ojos como provocándome para que lo follara mas duro lo que tuvo efectos inmediatos en mi entrepierna recuperando mi polla la necesaria dureza para emprender una buena follada, una enculada de campeonato, ahora Willy estaba menos cohibido y exteriorizaba su gozo con gemidos y grititos cada vez que le clavaba profundo mi polla en su culo abierto, ahora si, el polvo fue mas largo, le di la vuelta y lo estuve follando un buen rato a cuatro patas para acabar yo tumbado boca arriba y el sobre mi sentado en mi polla moviéndose como una gata en celo, penetrándose y clavándose solito la polla en el culo, disfrutando dando las nalgas a otro hombre para que lo follara bien rico, nuevamente sentí en mi vientre el calor húmedo de la leche brotando de su polla, Willy se quedó tumbado sobre mi recuperándose de su corrida, continuamos de lado, el esfínter de Willy era elástico y tragón, se ajustaba maravillosamente a mi polla, bombee con fuerza su culo hasta sentir la proximidad de mi venida, cuando me retenía, para retener la corrida, Willy echó su culo hacia atrás para penetrarse totalmente y apretaba su esfínter en mi polla, imposible aguantar, bramando como un berraco en celo inundé sus entrañas de leche por segunda vez  en la noche, así de lado, con la polla metida en su culo, nos quedamos dormiditos y apaciguados.

No nos debimos de mover mucho pues desperté un par de horas después y aunque mi polla había perdido la erección seguía dentro del culo de Willy solo tuve que iniciar el típico bamboleo de la follada para recuperar su dureza dentro de su acogedor receptáculo, Willy despertó:

-Que sensación tan hermosa despertar sintiendo tu polla dentro de mi –fueron las primeras palabras que me dirigió, ya estaba amaneciendo, un polvo magnifico y reposado, cambiamos varias veces de posición, a cuatro patas, el abajo boca arriba, el abajo boca abajo, de lado, preñe su culo justo unos segundos después de sentir su corrida y como una nena satisfecha Willy se incorporo y me pidió permiso para usar la ducha.

Me dijo que no quería comentarios y cotilleos y que lo mejor seria volver a su tienda ahora que apenas había movimiento en el camping. En la ducha rememorando la imprevista y placentera noche con Willy me casqué una paja, follarme a un hombre aun me resulta novedoso, Willy era el segundo culo masculino que se dejaba penetrar por mi polla, morbo total.

La noche siguiente me quedé con las ganas, un grupo de amigos donostiarras de Willy habían llegado y este les estaba haciendo de guía por la costa de Cadiz, no le vi ese día ni el siguiente, y el resto de la semana nos vimos pero en ningún caso, a pesar de que intente que se viniera a la caravana un par de veces para un polvo rápido, tuvimos sexo, siempre había cerca alguno de los miembros de su pandilla donostiarra.

Arantxa una de sus amigas era una chica ocurrente y divertida, propuso una fiesta bien desmadrada con motivo de su despedida y su vuelta a San Sebastian, entre todos les estuvieron dando vueltas al tema, alguien dijo que debía de ser una fiesta de disfraces y una chica dijo que a ella le gustaría una fiesta ambigua, Lola la encargada del camping zanjo la cuestión:

-Pues hacemos una fiesta de disfraces ambigua.

-¿Y eso como se hace? –pregunto la chica

-Los tíos se visten de tías y las tías se visten de tíos

-Hostia tu, eso mola.

Ese sábado hubo fiesta ambigua, Willy me dijo que Arantxa se iba a encargar de su disfraz que si no me importaba que usaran mi caravana para vestirse ya que en sus tiendas la cosa era un poco incomoda y no querían que los vieran haciéndolo, querían dar la sorpresa, acepté, Arantxa era una tía genial, activa, divertida y lesbiana, se presentó en la caravana con un montón de ropa que incluía un vestido floreado bastante jipioso que me había buscado, aunque insistió en maquillarme yo no estuve por la labor y con un par de rayas en los ojos me di por satisfecho, con Willy se empeño a fondo, maquillándolo, pintando sus labios de rojo furcia, la verdad que sin vestir siquiera consiguió que los rasgos del surfero se feminizaran completamente, Arantxa me pidió que le pintara un bigotito mientras Willy se vestía, me quedé alucinado, Willy sacó un vestido blanco de la bolsa, era un vestido de novia, Aranxa lo había conseguido prestado de una chica del pueblo, ceñido, escotado, le quedaba a Willy como un guante, pocas novias se ven tan sexys.

_¿A que no te importaría pasar la noche de bodas con una novia como esta? –me preguntó Arantxa guiñándome el ojo.

Las mejillas de Willy se enrojecieron y aun se le veía mas linda, eran las doce, la hora de la fiesta, nuestra salida de la caravana fue apoteósica, yo salí primero con mi vestido jipi, después Arantza con frac y bombin y después Willy vestido de novia, todo el mundo se quedaba embobado, sobre todo los tíos.

La fiesta fue un delirio, hombres-mujeres y hombres-mujeres, flirteando, provocando, bebimos, fumamos, bailamos, reímos, ligamos, cada rato Willy se me acercaba para decirme que estaba alucinando, que un montón de tíos le estaban tirando los tejos incluyendo a un par de casados para terminar rematando:

-Pero la noche de bodas la paso contigo. Cuando veas que me voy con Arantxa dame quince minutos que te espero en la caravana -le di disimuladamente las llaves, pedí una botella de agua y espere impaciente, como buen amante en su noche de bodas.

Cuando llegué a la caravana la novia esperaba a su hombre, se había peinado un poco y arreglado el maquillaje, de pie, abrazados nos besamos y manoseamos, de espaldas me pidió que le bajara la cremallera del vestido que cayo al suelo, la vista era impresionante, unas braguitas de encaje y unas medias blancas hasta medio muslo sujetadas por el correspondiente liguero, hacían parecer su culo todavía mas apetecible, mass espectacular, restregué mi paquete en sus nalgas y me empalme ipso facto, aparté las braguitas y apunte la polla en su culo, Willy movía su trasero coqueto, provocándome, calentando a su macho, no se de donde sacó el bote de vaselina pero se unto un poco en el agujero y me pidió que reanudara mis intenciones, la cabeza de la polla entro en su culo y con algún que otro gemido de dolor combinado con otros de placer conseguí insertarle la totalidad de mi polla en su culo, lo follé de pie, el inclinado hacia delante y apoyado con las manos en la mesita ofreciendo el culo, le daba rico mete y saca y abría y cerraba su culo en mi polla con ese movimiento que ya me resultaba ligeramente familiar.

-Ooooohhhhh! –Willi se corría rápido, era de culito agradecido.

Cambiamos de posición, sentado sobre la mesilla, con las piernas en alto su culo quedaba a la altura de mi polla, así me encantó follarlo, viéndole la cara de placer que ponía cuando le metía bien profundo la polla, como me retaba mirándome a los ojos para que le follara con fuerza, sacaba su lengua y buscaba mi boca para besarme como una zorrita entregada, la cama, la mesilla, el suelo, el fregadero, me follé a Willy en aquella peculiar noche de bodas por todos los rincones de la caravana, la caravana del sexo.

Al amanecer Willy salió furtivamente y yo me quedé dormido plácidamente después de haber cumplido mis obligaciones de macho con su novia en el tálamo nupcial.

Lo bueno dura poco, la vida es así, a mediodía Willy se despedía, había decidido volverse a San Sebastian con su pandilla:

-Tengo que pensar sobre todo esto que ha pasado.

Lo entendí, para mi solo era sexo, morbo y complicidad, nos besamos y nos despedimos.

Años pasaron sin saber nada de Willy hasta que a comienzos del milenio me lo encontré en Ibiza, era una de las drags que iba en la comitiva que anunciaba una conocida fiesta en una conocida macrodiscoteca de la isla pero eso ya es otra historia.

A tu disposición en:

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