Supervivientes de la plaga Civil: Capitulo 1-No
No abrirle la puerta a la vecina que llama al estar su vida en posible peligro, tiene sus consecuencias, pero si eres buena persona, hacer algo en contra de lo que normalmente haría, aun tiene más consecuencias.
Capitulo 1-B:
Mi primer impulso fue no abrirle la puerta, no sabía que estaba pasando exactamente y justamente lo que menos necesitaba ahora era una tía fuera de sí misma, lamentablemente me di cuenta de mi error inmediatamente.
A los pocos segundos un tipo se le tiro encima, ella cayó al suelo, pero intentaba resistírsele como podía, armándome de valor como podía, abrí la puerta mas por inercia, que por valor realmente, no podía dejar a mi vecina, una chica, que conocía desde tanto tiempo, sin ayudarla.
Yo : ¡déjala en paz!
Ella le metió una patada en la cara, pataleando en el suelo para quitárselo de encima, provocando que me mirara, por fortuna para ella, desviando su atención hacia mí, comenzó a levantarse, mirándome a mí, la dejo en paz y me miro con la boca desencajada de su sitio, por el susto o más bien por un acto reflejo, le di un golpe en el lateral del cráneo, que aplasto contra la pared a otro que no había visto ni oído llegar, contra la pared, ella cogió aire y pego un grito.
Ella se quedo inmóvil en el suelo, cogí al que estaba aplastado contra la pared, lo cogí por el pelo, horrorizándome aun por haber matado al compañero, lo ayude a ponerse en pie, lo empuje para que diera unos pasos hacia detrás con el bate de beisbol.
Yo : no te acerques (tragando saliva, temblándome las piernas) o acabaras como tu compañero
Sin prestar atención ninguna a mis palabras, mirándome sin mirarme, con la mirada perdida detrás de mí, se enderezo con trabajo y empezó a acercarse a mí, dio pasos para detrás dando con la pared a mi espalda, el empezó a dirigir su mirada hacia ella, ella al percatarse reacciono y grito: ¡acaba con él, joder!
La mire sabiendo que si no le hacía caso, habría matado a un tipo para nada y sin pensármelo demasiado, di un batazo lateral girando la cintura para darle potencia, tan fuerte le di que el tipo choco contra la pared, reboto y callo por las escaleras rodando.
Yo : lo he matado…
Sara : …
Yo : he acabado con ellos, he matado a dos hombres…
Sara : no te preocupes, testificare por ti
Yo : …
Sara : ¿me ayudas?
Yo : lo siento, debería haberte abierto la puerta cuando llamaste
Sara : bueno, no te dio tiempo, ¿no?
Le di la mano para ayudarla a ponerse en pie
Yo : sí, sí que me dio tiempo, pero en serio, lo siento, no sabía lo que estaba pasando
Ella molesta por mi confesión, dada la culpabilidad que sentía, golpeo mi mano, puso las manos en el suelo, encogió sus rodillas, mostrándome su ropa interior, que poco me importaba en este momento y se levanto sola, poniendo cara de dolor.
Yo : ¿estás bien?
Sara : (mirándose el cuerpo) solo unos arañazos superficiales… gracias por salvarme, aunque fuera tarde.
Yo : más vale tarde que nunca y bueno, al menos, te has salvado.
Sara : si…
Yo : ¿quieres que llame a la policía o a… una ambulancia?
Sara : tranquilo a la policía ya la llamo yo, ¿y para que quieres una ambulancia?
Yo : bueno, (mire a los dos que estaban tirados en el suelo, para luego mirarla a ella)
Sara : ellos ya no la necesitan cariño y yo tampoco me voy a desangrar ¿tienes botiquín?
Yo : si, pasa
Ella paso para dentro contoneando su culo
Yo : espero que esta plaga no sea como las típicas películas de zombis
Sara : ¿Qué, otra vez con esa plaga?
Yo : bueno, el cómo te estaban atacando esos hombres, no era muy normal, perdona
Sara : tienes razón… ¿y qué pasa en esas películas?
Se sentó cruzando sus piernas al sentarse en el sofá
Yo : mira a esos tipos no parecían que estuviesen muy vivos
Cerré la puerta tras de mi
Sara : ¿insinúas que eran zombis?
Yo : no, claro que no, eso sería una puta locura
Sara : ¿y si lo fueran?
Yo : los mordiscos suelen ser contagiosos y en algunas de las películas… los arañazos también
Sara : (asustada) ¿crees que me convertiré en uno de ellos?
Yo : espero que no
Sara : ¿Por qué te preocupas por mi tanto?
Yo : déjame que te cure
No quería contárselo, pero siempre me había atraído, cuando la vi llegar hace prácticamente un año, me enamore de ella, pero con el tiempo paso el flechazo, aunque todo fuego, conserva su llama, claro que, no era el momento para decirle eso, después que, quizás fuera un zombi por mi culpa y además, también me preocupa estar en la misma casa con uno de ellos, que podía convertirse en uno de ellos en cualquier momento.
Fui al baño a por el botiquín, pero al volver al salón, ella estaba desmayada en el sofá, creo que simplemente había tenido que ser dura ahí afuera para sobrevivir, con un tipo encima, intentando quizás ¿comérsela?, yo le di dos golpecitos en la cara y se volvió a espabilar.
Yo : ¿estás bien?
Sara : si, solo estaba descansando
No pude evitar que me recordara a mi madre cuando se quedaba dormida viendo la televisión, yo le decía: mama para dormir vete a la cama y ella me contestaba: solo estaba descansando la vista, aun recuerdo, como me fastidiaba no ver algo que quería ver, para que ella durmiera con la televisión encendida.
Sara : ¿Qué miras?
Yo : nada, estaba pensando
Empezó a escucharse ruido afuera, ella se levanto un poco mareada, mientras yo abría el botiquín
Yo : cuidado
Sara : estoy bien
Se acerco a la ventana y se puso a mirar por ella.
Yo : ¿Qué pasa allí afuera?
Sara : (tos) está habiendo problemas fuera
La mire preocupado al toser, ella también puso gesto de preocupación y me miro, cuando me miro, yo fingí despreocupación, lo mejor que sabía hacerlo.
Yo : anda vamos a curarte esas heridas
Ella se puso bastante sugerente, para que pudiera curarle sus heridas, sé que no lo hacía por provocarme, pero claro tenía que mostrarme sus heridas para que pudiera curarla, yo comencé a curarla, al echarle el agua oxigenada, la espuma que salió era de color lila, aunque sabía que ella estaba mirándome a mí con gesto de dolor, no pude evitar mostrar mi gesto de preocupación.
Sara : ¿Qué pasa?
Yo : nada
Sara : dímelo, tengo derecho a saberlo
Yo : no sé, no soy médico, creo que se te ha infectado
Le eche betadine, ella apretó los labios, cerró los ojos apretando, se le saltaron las lagrimas, pero resistió sin hacer demasiado ruido y la vende lo mejor que sabía.
Yo : lo siento, hice lo que puedo, deberías de llamar a la ambulancia
Sara : no importa, parezco una momia, pero bueno, ahora llamo a la policía.
Yo : yo lo siento, pero no soy medico
Sara : ¿Dónde está el teléfono?
Yo : toma, cógelo, esta hay (señalándole donde estaba)
Cuando ella se dirigía andando un poco mareada hacia al teléfono, llamaron a la puerta, ella se asusto y se escondió detrás del sofá, yo me acerque a la puerta, mire por la mirilla y vi a mi vecina de arriba, abrí la puerta.
Vecina : ¿se puede saber que pasa aquí?, ¡voy a llamar a la policía!
Justo cuando Sara estaba saliendo de su escondite y yo iba a contestarle, uno de los que estaban supuestamente muertos, resulto que estaba vivo, agarro la pierna de mi vecina, acto seguido le clavo los dientes hasta el fondo, antes de que pudiéramos reaccionar cualquiera de los tres, ella al sentir el mordisco pego un grito inhumano, porque por su avanzada edad, dudo que pudiera emitir normalmente un grito de tal potencia.
Yo : Sara, corre, tráeme el bate de beisbol, date prisa.
Sara miro el bate que lo deje en el sofá junto a ella y corriendo me lo traje, al mirar hacia delante, mi vecina había dejado de forcejear y de gritar, estaba aun de pie, tenía los ojos cerrados y el tipo que la había mordido, había perdido interés en ella y se dirigía hacia mí.
Se arrastraba hacia mí por el suelo, Sara agarro el bate de beisbol, me lo lanzo lo cogí al vuelo, retrocediendo, lo agarre bien agarrado y mate al del suelo o mejor dicho lo remate porque era la segunda vez que le daba, de repente mi vecina salto hacia mí, yo la conseguí desviar en el aire gracias al bate de beisbol
La abuela se estaba levantando mientras yo también lo hacía, porque al desviarla me había desequilibrado y me había caído, por la escalera ya se escuchaban pasos aproximándose así que tuve que gritarle a Sara: ¡Sara, cierra la puerta!
Sara corrió hacia la puerta a todo el ritmo que le permitía su estado de salud actual, intento cerrarla pero las piernas del que se había ido arrastrando estaban en medio, parecía echo a propósito, pero eso era imposible, por las escaleras cada vez se escuchaban más cerca los pasos
Sara : ¡No puedo!
Yo : ¡Voy!
Al terminar de levantarme, la abuela nos miro a ambos y mostrándome un signo de inteligencia que me puso los pelos de todo el cuerpo de punta, se apresuro a ir a por ella, la única barrera entre lo que venía y nosotros.
Comenzaron a empujar la puerta, arrastrando poco a poco a Sara, que sujetaba la puerta a duras penas, mientras la abuela corría hacia ella y yo hacia la abuela.
Sara : ¡Vecino!
Yo : ¡Aguanta!
Al conseguir rozarle en la cara con el bate, a la vieja esta cayó al suelo, mire a Sara un instante para comprobar que se había sentado sobre la puerta, para evitar que la movieran y por ahora, funcionaba aunque fuera por los pelos.
Yo : no voy a caer dos veces en el mismo truco, maldita bruja (mientras decía la frase, remate a mi vecina)
Rápidamente corrí a ayudar a Sara, retire el cadáver de la puerta, para poder cerrarla, cargue contra la puerta, los brazos evitaron que se cerrara del todo, volví a hacerlo y esta vez la puerta se cerro del todo, cerré los pestillos y cerraduras lo más rápido que los nervios me lo permitían, me deje caer sobre la puerta, me seque el sudor, silbe como gesto de alivio y aunque la puerta seguía siendo golpeada, parecía que por ahora, resistiría, Sara que se había dejado resbalar hasta el suelo.
Sara : ha ido por un pelo, ¿eh?
Yo : estamos vivos de milagro
Nos levantamos ambos a la vez, pero ella se mareo teniéndose que agarrarse a mí, para no perder el equilibrio
Yo : ¿estás bien?
Sara : si, tan solo ha sido un mareo (tos)
Cada vez me preocupaba mas, parecía tener todos los síntomas que dijo en la radio, solo faltaba la fiebre, pero y si fuera inmune, y si se salvara, quizá, lo que más me preocupaba es ahora que la tenía a mi alcance perderla o estar solo en medio de esto, yo había sido así de valiente por ella, ignoraba si iba a poder serlo, por mi.
Yo : ¿te llevo al sofá?
Sara : puedo andar sola
Tambaleándose un poco, llego hasta el sofá, los golpes se seguían sucediendo en la puerta, hasta que empezó a escucharse ruido abajo, de saqueos, disturbios, una batalla campal y así poco a poco los golpes fueron parando hasta pararse por completo.
Sara : (tocándose la cabeza) ¿se han ido ya?
Yo : eso parece
Sara : ¿y ahora qué?
Yo : yo voy a tirar los cuerpos por la ventana
Sara : espera, te ayudo (hizo el amago de levantarse, pero por poco se cae)
Yo : túmbate en el sofá, yo puedo solo
Sara : vale, pero no los cojas cerca de la boca
Yo : entendido
Ella no se sentiría muy bien, dado que me hizo caso sin rechistar, tire ambos cuerpos por la ventana con mucho miedo a que se volvieran a mover y bastante trabajo porque nunca mejor dicho eran un peso muerto, no me paso desapercibido que al caer algunos de los que parecían zombis, miraron hacia mi ventana.
Yo : ¡coño!, que miedo…
Mire a Sara por reflejo, pero estaba durmiendo, fui a mi cuarto levante la cama, recogí una manta y la tape para que no cogiera frio, también fui a buscar el termómetro y se lo puse, limpie todo el desastre lo mejor que pude, porque la sangre era bastante difícil de quitar.
Empecé a hacerle un zumo de naranja y un sobre de caldo que tenía, sin perderla demasiado de vista, por si se levantaba convertida en uno de ellos, tampoco me separaba demasiado del bate de beisbol.
Al poco sonó el termómetro y al mirarlo tenía un poco de destemplanza, empecé a preguntarme si debía auto medicarla, antes de que se convirtiera en una de esas cosas, me prometí a mi mismo que me lo volvería a plantear si le subía a fiebre.
Apague la televisión, para hacer menos ruido y escucharla a ella si hablaba, si se movía, le traje el zumo y la medio desperté para darle de comer, tras darle de comer, me hice la cena yo, que no quedaba mucho de comer en mi despensa gracias a que estaba en paro.
Yo : Sara, ¿en tu casa tienes comida?
Sara : ¿Qué, que?
Yo : ¿en tu casa tienes comida?
Sara : si, cógela
Yo : ¿Dónde tienes las llaves?
Sara : en mi bolso…
Busque en su bolso, busque una y otra vez, sin éxito alguno, porque resulta, que, tenia muchísimas cosas, maquillaje, compresas, salva slip, tampones, espejo, toallitas, la cartera e incluso un tanga rojo de triangulo.
Yo : Sara, no están
Sara : ¿no?, entonces no sé donde están
Yo : ¿se te habrán caído?
Sara : no se
Me asome por la mirilla y me pareció verlas en su parte del pasillo, pero en ese momento, llego uno de ellos, juraría que fue de los que miraron hacia arriba antes y se guardo las llaves en su bolsillo, en ese momento comenzó a escucharse el ruido de un avión sobrevolándonos bajo, si iba a hacer algo era ahora o nunca, ya que el ruido se camuflaría con él, del avión.
Tenía dos opciones:
Opción nº 1: salir a quitarle las llaves aprovechando el ruido del avión
Opción nº2: quedarme aquí con Sara, cuidándola y ya cuando se curara haríamos algo juntos