Supernatural (La Tentación de Sam Winchester)

Cuando Dean decide lavar el Impala, Sam tiene otro planes para su hermano mayor. Publicado a petición de mi amigo Sirius_Snape.

Los Celos de Sam Winchester

Tengo que decir que uno de los momentos de la semana que más me gustan es cuando Dean decide es un buen momento para lavar el Impala. Entonces lo veo cambiarse para vestir con unos jeans ajustados y una camiseta blanca de tirantes. En su mano tiene una cubeta de color azul llena de agua, y una esponja amarilla flota en ella. Tan sólo toma una mirada de él para que me derrita y me deje saber que me desea con locura, y que no puede ocultar la lujuria que yo le provoco.

“Tal vez esté toda la mañana bañando a mi bebé, así que si quiere moverte a cualquier parte de este pueblo miserable vas a tener que caminar, Sammy.”

“No te preocupes, De, que prefiero quedarme en el motel para hacer cosas más interesantes.”

“¿Qué te propones?”

“Por el momento nada” sonrío pícaramente y lo veo partir.

Entones sólo me queda esperar algunos minutos para asomarme por la ventana y tener una de las mejores vistas del mundo. Esta el famoso Dean Winchester bajo el sol, con todo el cuerpo aperlado en su sudor delicioso mientras talla con fuerza la carrocería del Impala para que quede muy limpio. Hace calor, noto como se lleva la mano derecha a su frente para limpiar el sudor. Lo veo en cámara lenta como una película deliciosa que me excita y hace vibrar cada célula de mi cuerpo. Lo quiero, lo deseo. Necesito de su cuerpo poderoso poseyendo el mío. Sus gruesos labios rozando mi piel; mi boca sobre la suya.

En un momento determinado lo veo tan acalorado que necesita refrescarse. Toma la cubeta y dejar caer un poco de agua sobre su cuerpo para que húmedo, se pueda ver más excitante que nunca. Toma su camisa entre sus manos y en un despliegue impresionante de poder la rasga para mostrarme su torso bronceado, torneado y perfecto. Ya me es imposible aguantar el bulto que hace presión sobre mi pantalón. Quiero masturbarme pensando en él, en que puedo saborear su piel y él usa sus brazos poderosos para indicarme donde quiere que le dé placer. Saco mi pene del pantalón y empiezo a frotar mi mano derecha con él, y en medio de mi morbosa excitación dejo escapar el nombre de mi hermano mayor como un gemido ahogado.

He cometido un error, él me oye y de inmediato fija su vista en la ventana, donde ya no puedo esconderme tras la cortina porque mis intenciones son evidentes. Me pierdo de inmediato en su mirada de cachorrito triste. Con un movimiento de su mano me invita a salir del cuarto para ir a verlo. ¿Y qué es lo que me queda por hacer? Nunca he podido decirle que no, cada vez que sus labios se abren tengo que ceder ante sus encantos y saborear su aliento generalmente impregnado de cerveza. El es mío y yo soy de él para siempre, compartimos un secreto que nos hace únicos y deliciosos, amantes en lo íntimo y hermanos para el resto del mundo.

Abro la puerta de la habitación y empiezo a caminar hacia él. Cuando me encuentro lo suficientemente cerca me toma de la mano, me empuja contra el coche y acerca su boca a la mía.

“Así que mientras el hermano mayor sale para lavar el coche, el hermano menor se divierte con su lujuria. ¿No es así, Sammy?”

Su boca esta tan cerca de la mía que lo único que se me ocurre como respuesta es besarlo, mordiendo su labio inferior levemente al despegarme de él.

“Así que hoy el pequeño Sam Winchester anda de perra. ¿Soy yo el que te excita? ¿Son mis músculos y mi pene?”

“Todo lo que venga de ti es perfecto, De. Pero tengo que reconocer que en este momento tengo celos.”

“¿De quién podrías tener celos? Te amo más que a nadie y todas las noches te doy tu buenas ración de leche, siempre y cuando tú me des de este culito tan rico que tienes.”

“Del Impala, a veces lo tratas mejor que a mí. Además tiene la suerte de verte en esta condición tan seductora y sexy mientras lo tallas y lo bañas. Le prestas más atención que mí.”

Mi hermano suelta una carcajada y de repente me da un lengüetazo en la mejilla.

“No te sientas celoso, no se me olvida que tú también eres mi bebé y necesitas de cuidados especiales que sólo un macho como yo te puede dar. ¿Es eso lo que quieres? ¿Por eso te estabas masturbando en la habitación? Dímelo, Sammy, me encanta oír tu voz cuando te sometes a mi cuerpo.”

“Quiero que me trates como al Impala, quiero ser tu bebé. Déjame lamer tu cuerpo. Quiero que me hagas tuyo, De. Quiero ser tu Sammy hoy y para siempre.”

Dean me besa mientras acaricia mi pecho.

“¿Acaso no lo sabes?”, pregunta de repente.

“¿Qué cosa?”

“Tú ya eres mi Sammy, siempre lo has sido y voy tener que penetrarte sólo para recordártelo.”

Lo tomo de la mano con una sonrisa pícara en mis labios.

“Entonces vamos de regreso a la habitación para ensuciarnos juntos en la cama.”

“No, Sammy, si quieres recibir el mismo trato del coche porque te sientes celoso de él, entonces lo haremos aquí afuera. Al aire libre.”

“¿Y que pasará si nos ven?”, le pregunto asustado.

“Quiero que nos vean mientras te hago mío, quiero que todos se enteren que Dean Winchester le está recordando a su Sammy quién es el manda en la familia.”

Sin decir nada más, veo que Dean toma la esponja amarilla, la sumerge en el agua jabonosa y empieza a frotarla contra mi camisa como si yo mismo fuera un coche. Yo bajo mi cabeza para hundir mi boca en su hombro y empiezo a besarlo mordisqueándolo un poco, saboreando la piel de mi hermano que empezaba sudar otra vez bajos los rayos del sol.

“¿Así es como lo querías, Sammy?”

“Sí, así. Por favor no pares.

Dean acerca su boca hace mi cuello y empieza a lamer si control, quiere hacerme suyo y yo estoy dispuesto a dejarlo.

“¿Quieres darle celos al Impala, bebé?”

Yo asiento con fuerza.

“Vamos, quiero que lo digas Sammy. Me excita oír tu voz cuando me lo pides.”

“Quiero que me uses para darle celos a tu coche y a todos los que nos estén viendo. Quiero que sepan que eres tú el que me hace vibrar y gemir, que tu cuerpo musculoso es sólo para mí y nadie más puede tenerlo.”

“Tú también eres solamente mío. El único nombre que puedes gemir es el mío, y el único roce que puede hacer que tu pene se erecte.”

“Sólo tu roce, De, tan sólo tu roce”, gimo yo de regreso.

Dean me da la vuelta la fuerza y me suelta una nalgada con la cual refuerza su autoridad sobre mí. Con hábil destreza me libera del pantalón y se encarga de bajar mi ropa interior. Entonces empieza a darme nalgadas y a tallar mi trasero con la esponja.

“Así, bebé, así es como quedarás más limpio.”

“Penétrame, De. Es lo que estoy esperando.

“Calma, Sammy, quiero que todos los que nos están espiando desde sus cuartos nos vean bien antes de empezar la verdadera acción.”

Siento que Dean empieza a dilatarme mientras sigue con su juegos de nalgadas. Yo, apoyado sobre el coche, sólo espero a que llegue el momento que tanto he esperado, pero a mi hermano mayor le gusta hacerme sufrir cuando lo estoy esperando. Lo disfruta. Lo hace porque cree que cuando llegue el momento de la penetración, lo gozaré aún más. Quizás tenga razón, quizás ser el hermano mayor y el más experimentado le de la razón como pocas veces en la vida.

“Estás listo para lo que te tengo preparado.”

“Sí, De, quiero sentirte dentro de mí. Por favor, ya no me hagas esperar más.”

Dean me toma de la pelvis y apunta la punta de su pene a la entrada de mi culo, como la flecha que un guerrero fuerte está por para atravesar a su víctima. Entonces empieza a empujar hasta que me llena por completo de su ser y yo me siento realizado. Soy suyo, me abraza con sus brazos fuertes y masajea mis pectorales. Besa mi cuello mientras su cuerpo entero se concentra en un movimiento metisaca rítmico que lleva oleadas de placer por todo mi cuerpo.

“Te voy a ayudar a terminar lo que por mí empezaste”, me dice al recorrer todo mi cuerpo hasta llegar a mi pene y empieza a masturbarme.

Todo el cuerpo de mi hermano esta concentrado en envolverme en placer, y por eso soy yo el que se corre primero llenando la pintura negra del Impala con mi propio semen. Aún está por terminar con lo que estaba haciendo. Empuja mi espalda para dar su estocada final y llenarme con su propia leche. Entonces sale de mi cuerpo con otra nalgada.

“Eso es todo para ti. ¿Aún tiene celos del coche, bebé?”

“Nunca, De, jamás. Me encanta cuando me haces tuyo.”

“Sólo no te vayas a embarazar con lo que te acabo de hacer. ¿Verdad que no lo vas a hacer?”, se burla Dean.

Yo respondo con un golpe en el pecho. Me toma de la muñeca y me lleva hasta él para besarme y dominarme sólo con su lengua.

“Perra”, gime casi en un susurro.

“Idiota”, le respondo divertido.

“Ahora tú vas a terminar de lavar a mi bebé mientras yo regreso al cuarto de motel a tomarme una cerveza fría. Y no quiero rastros de tu semen en mi puerta.”

Dean me da una última nalgada y lo ve partir. Yo me subo los pantalones para lavar el coche, cuando siento que una mirada lujuriosa se posa sobre mi, me vuelvo hacia la ventana de nuestra habitación y veo que Dean está asomado masturbándose. Entonces le hago una seña para que se acerque. Así es como la diversión vuelve a comenzar.