Supernatural (La Provocación)

Wincest. Sam sabe exactamente como hacer que su hermano descanse después de un largo camino en carretera.

La Provocación

Generalmente cuando hacemos un gran trabajo en cierto pueblo, Dean cree que es necesario alejarnos lo más posible de ahí para guardar las apariencias. No queremos que la policía o el FBI averigüe donde estamos y nos arreste. Tenemos que ser muy precavidos con eso. Es por esto que cuando hacemos algún trabajo que llame mucho la atención ya sé que vamos a pasar muchas horas en carretera mientras encontramos al siguiente demonio, monstruo, ente o lo que aparezca en nuestro camino.

En una de esas tantas pasadas por una carretera, yo empecé a aburrirme de ver siempre el mismo paisaje. No había más que árboles, líneas de tensión y ocasionalmente algunas casas. De fondo oía algunas de las cintas de Dean con su rock pesado, mientras él cantaba todas las canciones. De verdad estaba harto de estar sentado, sin nada que hacer. Con mucho cuidado deslicé mi mano izquierda hasta el pantalón de mi hermano y lentamente empecé a acariciar su muslo. De inmediato recibí un manotazo de su parte.

"Compórtate, Samantha, estoy manejando", me aclaró sin quitarle los ojos al camino.

Por supuesto yo tengo todo el carácter de un Winchester y no me iba a rendir solamente porque él me había rechazado. Intenté con mi plan una segunda vez, pero en lugar de tratar de tocar su pierna fui por algo más atrevido. Mi mano fue a dar directamente a su paquete, y al palparlo me di cuenta como mi hermano mayor se excitaba con mi tacto. Su pene reaccionaba. Sin mirarme, retiró mi mano de su pantalón.

"No me distraigas cuando estoy manejando a mi bebé, que si algo le llegara a pasar no sabes de lo que soy capaz."

Solté una risita ante la mención del Impala y quise seguir tratando con mi plan de excitar a mi hermano. Si se resistía ante mi tacto, y con mucho esfuerzo porque vi en su rostro cuando le costaba rechazarme, tenía otros métodos bajo la manga para que jugueteara un poco conmigo.

"De…" dejé escapar su nombre como un gemido sensual, sabiendo que eso haría que me prestara atención.

"Mmmmm…", respondió él sin mucho interés.

"Estoy tan aburrido y tú estás muy concentrado en manejar. Si tienes que llegar al próximo pueblo antes de cierta hora, entonces voy a tener que encontrar otra forma de entretenerme."

"Cómo quieras", dijo como si quisiera convencerme de su poco interés.

"Entonces voy a tener que encargarme del fuego que crece en mi pantalón de una manera divertida. Ya que tengo que divertirme sólo y no hay otro hombre cerca que quiera jugar conmigo."

"Así es, Sammy… no hay otro hombre cerca", las palabras de Dean de verdad evidenciaban su excitación, pero se controlaba o por lo menos intentaba hacerlo.

Sin quitarle mirada a Dean, dejé que mi lengua tocara lentamente mi labio inferior como si fuera él haciéndolo. Poco a poco desabotoné mi camisa hasta que mi pecho atlético quedó a la vida. Acaricié mis pezones imaginándome que era él, siempre él. Me gustaba fantasear que era Dean a punto de hacerme al amor.

Abrí mi pantalón y bajé el cierre. Mi pene quedó al aire tal y cómo yo lo había buscado. Llevé mi mano derecha a mi boca para empaparla con mi saliva, imaginando que eran los dedos de Dean los que entraban a mi boca, y por eso los succioné como si fuera un bebé con su chupón ‘especial’.

"No sabes lo que estás haciendo, Sam."

Prefería no contestarse y seguir navegando en mi mundo de fantasía erótica. Con esa misma mano empecé a masturbarme repitiendo el nombre de mi hermano repetidas veces. Él era el causante de mi excitación, y de mi masturbación. ¡Cómo lo necesitaba en ese momento!

El impala se desvió de la carretera y entró a una parte del bosque que pasábamos. De inmediato se detuvo y Dean se volvió para verme a los ojos. Su mirada brillaba con lujuria, y sólo quise unirme a esos labios gruesos para ser suyo.

"¡Diablos! No podías resistirte con este semental a tu lado ¿verdad? ¡Asiento Trasero, ahora!"

"Justo las palabras que necesitaba oír."

"¡Ahora!", repitió Dean, y no tuve más opción que obedecer.

Yo me pasé primero al asiento de atrás de tal forma que quedara recostado sobre mi espada, y Dean quedara encima de mi cuerpo. De inmediato su boca se unió a la mía para dominarla, mis brazos quedaron inmovilizados con sus manos y en ese momento supe que había perdido control de la situación. Ahora era mi hermano mayor el que mandaba, o más bien sus locos instintos lujuriosos que no podía controlar. Su deseo era insaciable y sólo yo tenía el secreto para calmarlo, al menos por un tiempo. Cuando su lengua me penetraba para explorar mi boca, yo sabía que necesitaba de mí tanto como yo requería de su presencia para vivir. Cuando liberó mis manos, yo aproveche para masajear su espalda mientras él empezaba a lamer mi barbilla, mi cuello y bajaba hasta mi pecho.

"No pares, De… tú sabes exactamente lo que me gusta."

"Y tú sabes exactamente lo que necesito, un descanso de tanto manejar."

Se lengua aprisionaba mis tetillas y su boca intenta succionarlas como si fueran los senos de las mujeres que él siempre seducía en los bares. Pero ellas no tenían algo de lo que yo gozaba cada vez que podía, el ardiente y obsesivo amor de Dean.

Cerré los ojos y me dejé llevar por el placer. Sin darme cuenta él ya había llegado a mi pene y lo engullía con gusto. Su boca caliente rodeaba el miembro para succionarlo, lamerlo y disfrutarlo. Sus manos estaban ocupadas en acariciar mi torso.

"Lo quiero ahora, Dean."

"¿Qué cosa, Vaquero?"

"Tú sabes, quiero que me lo des ahora. "

"Sabes que me gusta oírlo", canturreó Dean.

"Quiero que me llenes con tu hombrìa, quiero que me hagas tuyo y me penetres. ¡Quiero sentir como tu pene entra en mí! ¡Márcame! ¡Hazme tuyo!"

Dean soltó una risotada.

"Ya eres mío, siempre lo fuiste. Porque nos deshacemos bien de estos pantalones para que estés más cómodo. Además me gustas más así."

"Yo también te quiero sin ropa."

"Calma, Sammy, que hay tiempo para todo", respondió él mientras se deshacía de su chamarra de cuero y de su playera blanca ajustada. Yo tomé su collar y lo usé para atraer a Dean hacia mí, esperaba volver a encontrarme con sus labios gruesos que me volvían locos y de los cuáles no podía escapar. Eran mi obsesión y mi droga, necesitaba de ellos en cualquier momento y tenía que tomarlos, o más bien besarlos. Sentir como nuestras lenguas se encontraban y batallaban.

""¿Excitado por esto?"preguntó Dean agarrándose el paquete que crecía en su pantalón.

"No esperes más Dean, no lo soporto. ¡Te necesito!"

"Sabes que sí, hermanito. Es el efecto que provoco en todos los hombres. ¡Soy tan caliente!"

"Tú me pones caliente ¡Penétrame!" le gemí.

Dean volvió a reír.

"Calma, que tenemos tiempo para todo", respondió bajándose los pantalones y en ese momento me di que no tenía ropa interior y solamente arqueé mis cejas, "sabía que mi Sammy iba a querer un poco de acción tarde o temprano y por eso vine preparado para eso."

Con sus fuertes brazos me levantó y me pidió que me recostara sobre mi pecho, de forma que mi culito quedara expuesto ante él; entonces supe que obtendría exactamente lo que andaba buscando. Poco a poco empezó a prepararme para su penetración, como la crema que generalmente usaba estaba guardada en la cajuela, prefirió usar su propia saliva como lubricante y eso me excitó aún más. Primero me folló con un dedo, entraba y salía completo de mí; pero yo gemí que quería más. Como buen hermano, Dean cumplió mi petición y empezó a hacer lo mismo con dos dedos y luego con tres.

"Si sigo podría meter mi puño completo aquí, pero supongo que intentaremos eso otro día. Por hoy simplemente intentaremos algo tradicional, como someter al pequeño Sammy a mis perversiones."

Dean tomó su gran pene con las dos manos, y lo puso a la entrada de mi culo. Ahí empezó a empujar con un largo gemido de placer, mientras yo soltaba un grito de dolor y me aferraba las vestiduras del Impala. Era como si su miembro caliente me atravesara por completo y en medio de ese dolor sentía oleadas de placer que invadían mi pelvis y llegaban por todo mi cuerpo. Tantos diferentes sentimientos en un solo momento eran algo común cuando se trataba de Dean. Él era tan macho, tan experto en las artes amatorias, que no podía evitar derretirme entre sus caricias mientras me penetraba. El erotismo de sus gemidos eran especiales y provocaban que yo me excitara mucho más. Sus grandes músculos llenos de sudor se contraían cada vez que entraba en mi cuerpo, y por supuesto los míos también.

Era tanta la excitación del momento que no sé cuánto tiempo tardo den llegar al orgasmo, pero ciertamente me hubiera gustado que durara mucho más."

Sin salir de mi culo, dejó caer su cuerpo sobre el mío.

"Te amo, Sam. No sé que haría sin ti."

"Yo también te amo, Dean."

Cerré los ojos por un momento para disfrutar de su delicioso aliento tan cerca de mí. Si tan sólo pudiera tener otro beso de él, si tan sólo

"¡Sammy, deja de jugar con ese dildo!"

Abrí los ojos y me di cuenta que todo había sido una fantasía. Me había dejado llevar por loca obsesión sexual y lujuriosa que siento por Dean. Yo me había desnudado, me había masturbado y después había sacado el dildo favorito de Dean de la guantera. Lo había introducido en mi culo gimiendo el nombre de mi hermano y por supuesto había tenido un orgasmo que había llenado de mi semen el tablero.

Jadeando, me volví para ver a mi hermano.

"Dean… es sólo que… yo… me excita tenerte ahí a mi lado."

"Lo sé, Samantha, soy todo un semental, pero te vas a tener que aguantar las ganas hasta llegar al motel. La última vez que lo hicimos la mitad de la carretera nos descubrió un policía y tuve que darle una mamada para que nos dejara libres."

"¡Pero estoy tan excitado!", repliqué.

Y en ese momento Dean giró el volante a la derecha y entramos al estacionamiento del motel. Habíamos llegado y nos esperaba una noche de mucha diversión.