Supernatural (Has sido un niño malo, Sammy)

Sam Winchester llega en un estado inconveniente con su hermano mayor, Dean debe enseñarle como se porte un niño bueno.

Has Sido un Niño Malo, Sammy

Lo sé, lo sé… no tienen porqué repetirlo siempre. Dean es mi propio hermano mayor y me excita tenerlo cerca de mí. A lo largo de nuestros viajes a lo largo de todo el país siempre acabamos teniendo sexo en los lugares más inusuales y a decir verdad me gusta. Me encanta la forma en cómo me domina y me hace suyo con cada caricia y cada beso, pero a la vez no puede negarse a todas las perversiones sexuales que se me ocurren. Por supuesto esas son para otras historias, porque esta es sobre lo que ocurrió el otro día y no tiene que ver con un fetiche mío, sino de Dean.

Ahora, ¿por dónde podría empezar? Me parece que estábamos cazando a un espectro en algún pueblo de Nevada y dio la casualidad que tuvimos una noche libre. Dean, que usualmente terminaba la noche en algún bar apostando o seduciendo a cualquier jovencita, prefirió quedarse en el hotel barato a descansar, así que le pedí el Impala para que yo pudiera salir en la noche. Él me miró extrañado como si no comprendiera lo que estaba por hacer, y la verdad yo tampoco lo entendía muy bien. Sólo quería pensar en otra cosa que no fuera lo sobrenatural. Si salir a bares funcionaban para mi hermano ¿Por qué no iba a funcionar para mí? Encontré un lugar al otro lado del pueblo. Al principio estuve un poco inhibido por el ambiente del lugar, pero conforme fueron pasando las horas fui tomando todos los tragos que me invitaban y fui entrando en calor. Estaba tan excitado por lo que estaba pasando, que incluso acabé en el baño siendo montado por el chico que estaba en la barra. Ya sé lo que están pensando, pero tienen que entender que en ese momento estaba muy borracho y no estaba pensando en mi hermano.

Era todavía de noche cuando me despedí de todos y salí en dirección al hotel. Estaba tan borracho que me fue difícil manejar, pero gracias a Dios no me encontré con policía alguno en el camino. Cuando entré en el cuarto de hotel, me encontré a Dean en bóxers, con el control remoto en la mano izquierda, pues con la derecha se masturbaba viendo porno en la televisión del hotel. Cuando me vio, dejó lo que estaba haciendo y corrió hacia mí.

"¡Por Dios, Sammy! Ve nada más en que estado llegas, y además hueles a… alcohol y a loción barata. Por favor dime que mi bebé está bien."

"Claro que está bien", intenté contestar en mi borrachera.

Dean ni siquiera escuchó lo que le dije, simplemente salió del cuarto y fue a revisar el Impala. Cuando regreso estaba eufórico.

"¿Cómo te gastaste medio tanque de gasolina atravesando el pueblo? ¿Qué hiciste? ¿En qué estabas pensando? Has sido un niño muy malo, Sammy."

"Dean, yo…"

"Mereces ser castigado por lo que hiciste hoy para que no lo vuelvas a hacer."

Pude ver su usual sonrisa lujuriosa, acariciando el amuleto que llevaba al cuello. Sabía que se estaba imaginando algo morboso y yo quise seguir su juego.

"Sí, De, quiero que me castigues y me enseñes a ser un buen chico."

"Eso es lo que voy a hacer hermanito, ahora ven para acá. Yo conozco un método para saber que tan ebrio estás."

"¿De qué se trata?"

"Acércate sin miedo y lo sabrás, Sammy."

Hice tal y como él había dicho, me acerqué a él, de inmediato me tomó de la nunca y me acercó hasta sus labios. Sentí su lengua explorando cara rincón de mi boca, saboreando mi aliento alcohólico.

"Has sido un niño muy malo, llegar en este estado y ese aliento te va a traer muchas consecuencias."

"¡Castígame!" gemí suplicante.

Sin decir nada más, Dean me desabrochó los pantalones con un solo movimiento de su mano derecha y me los bajó. Volvió a sonreír lujuriosamente mientras se llevaba la mano a la cara para acariciar su barbilla.

"Sammy… Sammy… Sammy" canturreó, "me saliste más zorra de lo que pensaba. ¿Qué le hiciste a tus bóxers? Los tenías hoy en la mañana cuando probaste mi hombría."

"Creo que se los dejé al hombre del bar."

"¿Y te gustó?", preguntó arqueando las cejas.

"Mucho, quería que me la metiera más profundo, quería que me marcara y me usara."

"¿Te gustó más que yo? Eres una zorra cuando te emborrachas, Sammy, siempre buscando la atención de otros hombres."

"Nadie me gusta más que tú, De. Tú eres mi hombre y yo soy tu Sammy, quieres castigarme por ser un niño malo y yo me ofrezco a ti para que hagas conmigo lo que quieras."

Dean se sentó en la cama y palmeó sus piernas, como invitándome a sentarme en él. Eso quería más que nada, pero al irme acercando a él, me tomó de la cintura, me dio la vuelta y me obligó a ponerme boca abajo sobre sus mismas piernas. Cuando quise replicarle recibí la primera nalgada de mi hermano, firme y dura, reafirmando su autoridad sobre mí.

"Has sido un niño muy muy malo, Sammy. Tengo que castigarte."

Y otra nalgada de parte suya, mientras un leve gemido de dolor escapaba de mis labios.

"Tienes que aprender a obedecerme, siempre. ¿Nunca vas a estar en mi contra verdad?"

"Nunca, De. Jamás."

Otra nalgada más. Me gustaba sentir su mano golpeando mi trasero con fuerza, el contacto de su piel contra la mía.

"¿Respetarás el Impala con toda tu alma?"

"Sí"

"Quiero que lo digas, Sammy, me excita cuando lo dices."

"Respetaré al Impala con toda mi alma", respondí como un gemido, pues justo en ese momento me daba otra nalgada.

"No eso, lo otro. Lo que me dices cada vez que te despierto en la mañana."

"Siempre seré tu Sammy, De."

Y como nalgada final, intentó hacerla la más fuerte y dura. Mi trasero estaba rojo y adolorido, pero eso poco le importó a mi hermano. Prefirió acariciarlo con suavidad.

"¿Te gusta sentir que los hombres te usan, verdad? ¿Por dejaste que ese hombre del bar te llevara al baño?"

"¿Sientes celos?", pregunté divertido.

"No tienes idea de cuántos, hermanito. Se me ocurre una idea para hacerte olvidar a ese hombre."

"Hazlo, De, penétrame como sólo como tú sabes."

Fue al baño por su loción de manos, y con ella me preparó lentamente hasta que estuve listo par lo que quería hacerme. Sin pensarlo dos veces colocó la punta de su pene a la entrada de mi culo, y haciendo fuerza dejó entrar toda su hombría dentro de mí. Era una imagen excitante, yo en cuatro patas sobre la cama, gimiendo, mientras Dean estaba parado junto a mí tomándome de las caderas y creando un movimiento de vaivén que me partía en dos con su penetración experta.

"¡Más duro, De! ¡Lo quiero más duro!"

"¿Ya te olvidaste de él?"

"En este momento, sólo me acuerdo de ti, De."

"Así me gusta, Sammy", respondió al darme otra nalgada más.

Nos quedamos en ese juego de nalgadas y caricias, hasta que Dean soltó toda su esencia de hombre en mi interior, y al fin pude librarme para poder besarlo y mordisquear un poco su oreja. Masajeaba su fuertes pectorales y me entregaba a él. Terminamos en la cama besándonos y sé que el saboreaba mi aliento alcohólico,

"¿Aprendiste tu lección, hermanito?", me preguntó Dean sin dejar de lamer mi cuello.

"No lo sé, a lo mejor necesito que me vuelvas a castigar para que aprenda bien la lección. ¿Qué dices?"

"Siempre tan pervertido, Sammy. Me vas a matar con tanto sexo."

"Como si no lo disfrutaras", respondí al acurrucarme en sus brazos poderosos.

Así dormimos, abrazados, a la mañana siguientes desperté con una resaca espantosa, y Dean hizo el favor de curarme con un poco de su leche caliente y más nalgadas. Creo que estar enamorado de Dean es mi perversión sexual.