Superheroes con traje de mosquitos
Para que nos vamos a mentir, otro desengaño amoroso, a pesar de que todo iba bien, siempre tiene que acabar. Estoy agotada...
Superheroes con traje de mosquito.
Cuando algo es demasiado bueno, no puede ser cierto.
Mi autodestrucción lo anula, tu orgullo lo mata.
Quizá no era tan bueno y mi mente falla, quizá lo último fue tan malo que mi memoria no alcanza a recordarlo.
Reviso y reviso, las últimas conversaciones y no veo lo negativo.
Veo la premonición de algo malvado, un antiheroe se acerca:
“No quiero que te enfades conmigo”
“Lo haré si me pones lo cuernos”
Ni cuernos, ni moteros, una guerra cualquiera, una espada y una pared, una heroina asustada y una solución esperada.
A veces, pienso si deseo tanto lo malo que lo provoco, debo cambiar mi disfraz por el de una Harley Quinn pero siempre me gustó más la Poison Ivy, mientras tu esperas a una supergirl que se convierta en SuperWoman, mi cabeza deambula por blancos y negros, acercándose más a una Rita Hayworth perdida y anhelante de amor que una Olivia de Halliwand sensata.
Se vuelve a sentir tan vacio...Vivien Leigh en plena locura.
¿Cómo la inseguridad puede ser tan imperdonable? Yo que te acepté.
Supongo que enseñar los trapos sucios y echar las cosas a la cara asusta más que la estúpida sonrisa de la aceptación sin sentido, de las mentiras por complacer.
¿Tan mala fui? Tan mal lo he pasado, no creo haber insultado pero para que variar el cuento, “yo lucharé por los dos y tu tranquilo que hasta que no acaben mis fuerzas te convenceré con mi sueño”.Eso hubiera dicho antes, si no me hubieran puteado tanto.
Ahora que por fin me sentía feliz, me sentía yo misma...
Esta vez no, arrastrarse, amargarse, llorar, sufrir, agotarse demostrando una pasión que el otro no siente,¿ para qué?
Estoy defraudada conmigo misma por pensar que era especial, que por fin era algo especial. Por mucho que lo fuera, tu seguías siendo un cobarde, incapaz de aceptar que a pesar de las peleas puede haber algo muy bueno pero mi peor enemiga seguirá siendo mi cobardía por no entenderte, por asustarme y salir corriendo, por precipitarme y no pensar antes de hablarte, por llorar antes de tiempo. Por ser un ser tan débil que solo esperar tus palabras cada mañana hacían que me despertara
Y ya terminó este frio relato, de un corazón carcomido, si es que me queda de eso, puede que las termitas del dolor se lo acabaran y estas se secaron ya que no encuentro las lágrimas en este cajón hecho polvo, con mosquitos pesados y algún que otro relato turbado con tus dibujos.