Sumiso nato XIII: Decálogo del esclavo
El sujeto Nº 1.000 vuelve a estar en posesión de su familia y Silvia lee en voz alta el decálogo de esclavo.
Decálogo del esclavo
El esclavo,Gilipollas de mierda ,como garantía de sumisión, admiración y amor incondicional hacia el sexo femenino en general y a su familia en particular, se compromete a cumplir rigurosamente las indicaciones de este decálogo.
Se entregalibrementea la autoridad y deseos de las féminas de su familia y estar en su posesión y obedecerlas plenamente de forma indefinida.
Sin olvidar el estatus de sus propietarias y considerando los gustos de ellas, mostrará la misma actitud de servicio y respeto absoluto hacia cualquier persoa del sexo femenino, especialmente si es prestado a alguien en concreto para ser su esclavo en el periodo de tiempo establecido por sus Amas.
Por ser en definitiva órdenes de sus Amas, tendrán como único destinatario al esclavo, vinculando únicamente a éste, sin que sus dueñas se encuentren sujetas ni condicionadas por ellas en ningún momento ni circunstancia, y sin que su contradicción por ellas precise su previa modificación o derogación.
R E G L A S
- Principios básicos.
Reconoce que eres propiedad de doña Verónica y Silvia Ibañez.A partir del momento en que tu familiate acepta como esclavo pasa a ser de su entera propiedad en cuerpo y mente.
Tu privacidad e intimidad han desaparecido.
En presencia de tus Amas no tendrá intimidad. Suplica su autorización para hacer sus necesidades y ellas decidirán como y donde debes hacerlas, y si tienes permiso para ello.
Confiesa a tu familia todo aquello que realices en contra de su voluntad, incluso los pensamientos negativos. Sé absolutamente transparente porque la mentira o el engaño son inaceptables. Debes ahuyentar tus dudas exponiéndolas abiertamente. Tu familia decidirán los castigos que mereces y tomarán las decisiones oportunas para tu reeducación.
El poder y la autoridad de la mujer, y especialmente tu familia, te infunden temor y respeto. Su sabiduría y su perverso refinamiento te fascinan. Debes rstar orgulloso de pertenecerles y tu máxima satisfacción es comprobar que se sienten a gusto.
Cualquier decisión que tomes, lo harás en función de sus gustos y preferencias, según seas domesticado.
Recuerda que son tus propietarias. Te debes tanto a tu madre como a tu hermana. Debes hacer todo lo que te manden. Un buen hermano debe estar a los pies de su hermana para servirla, adorarla e idolatrarla con absoluta entrega. Asímismo un buen hijo debe estar igualmente a los pies de su madre para servirla, adorarla e idolatrarla del mismo modo a que su hermana.
Debes recordar que que es su esclavo. Por ello, tratará de mostrarles esta misma actitud.
Hará todo aquello que le manden, y si es posible que no tengan que mandárselo. Por ejemplo, podría ofrecerse a besar contantemente los pies de ellas aunque estén camninado.
Agradece a tu familia su presencia, actitud, cumplidos y castigos. Tus Ama son bienes gratuitos.
Su mera presencia y toda actuación de ellas, sea del signo que sea, son para ti la concesión gratuita del más alto don.
Como esclavo mantén una actitud de agradecimiento constante de las órdenes y castigos recibidos de ellas, expresándoselo así en la medida y forma que tus Amas consientan o deseen.
No te preguntes las razones de las órdenes o castigos. Simplemente acéptalos y cúmplelos poniendo todo tu empeño en ello. Tu dolor y sacrificio son grandes placeres de tu familia y ésassonlas únicas razones de tu servidumbre.
Déjate dominar por ellas como si fueras una marioneta.Tuspropietariasposeen un absoluto derecho de pertenencia y singular, sobre ti, integrado por un universo ilimitado de facultades de uso, disfrute y disposición sobre tu persona.
En este sentido y medida, debestenertu persona alienada en favor de ellas.
Tu familia siempre será obedecida, cumpliendo toda orden, expresa o tácita, general o concreta, con prontitud, precisión y buen grado.
Asímismo también debes considerar cada insinuación por simple que parezca como una orden prioritaria.
Tienen la libre facultad de castigarte. El castigo puede ser físico o moral y podrá ser infligido, sin aviso ni motivación. La superioridad del Ama y la condición del esclavo son razón de cualquier castigo. El castigo es un don preeminente para el esclavo.
Poseen por derecho propio, el poder libérrimo de provocar el dolor físico o psicológico, y cualquier tipo de malestar, en tu cuerpo. Este poder es el signo visible más expresivo del derecho de pertenencia que ostentan sobre ti.
Sus facultades no tienen ninguna limitación, rigiéndose únicamente por su propia voluntad, deseo o mero capricho. El ámbito de tu actuación, por el contrario, tú estás limitado al estricto cumplimiento de la voluntad de tus Amas.
No esperes de tu familia las más mínimas muestras de afecto. Lo más parecido que recibas serán los azotes de su fusta, que agradecerás uno a uno diciendo “Gracias, mi Ama” o lo que te ordenen.
Asume el dolor físico.Ellas no necesitan justificar ni explicar el dolor físico ni psicológico.
Podrán hacerlo, si así lo desean, como aplicación de un castigo, medida preventiva o correctiva, o simplemente por diversión o por el puro placer del desarrollo de sus tendencias dominantes.
No rehúyas ni opongas resistencia a la disciplina o los castigos que tu familia te imponga. Superarás mejor cada una de las pruebas si aprendes a tensar o relajar tu cuerpo en función de las situaciones, cuando ellas te azoten, te fustiguen, te golpeen, te pellizquen, te arañen, te aten, te amarren o te suspendan.
Apóyalas con sus logros. Hazles sentir que las apoyas. Sé su animador personal. Esto les hará sentirse valoradas y fortalecerá su lazo.
Si logra algo en su vida, ofréceles tus más sinceras felicitaciones. Por ejemplo, podrías decirle algo como "¡Buen trabajo! ¡Estoy muy orgulloso de usted!" si obtiene las mejores calificaciones en uno de sus semestres académicos.
Muestra aprecio por sus cualidades.
Piensa en los motivos por los cuales las valoras.
A lo largo del día, haz una pausa y expresa tu aprecio por tu hermana. Cuando ella haga algo que te agrade, díselo.
Por ejemplo, podrías decirle algo como: "Señorita Ibañez, realmente aprecio que me ayudes a diciplinarme esta noche" o "Mi Princesa, reconozco que sus pies son hermosos, con gusto me pasaría horas besándolos".
Si puedes mostrar aprecio con regularidad, te sentirás menos frustrado con ella cuando surja algún conflicto, ya que recordarás por qué pese a todo debes obedecerla.
Dedícales tiempo a tu madre y a tu hermana. Pasar tiempo con su familia es vital para aprender a apreciarla. Ambos se sentirán más unidos si tienen actividades en común, por lo que debe procurar dedicarles tiempo.
Por ejemplo, cuando tu madre vuelva del trabajo o tu hermana de clase puedes realizar actividades de servicio por el simple placer de servir, como preparar la merienda o acompañarlas de complras para cargar con las cosas que compre, o simplemente por el placer de estar a su lado y seguirlas como un perro faldero.
Pasa tiempo con ellas durante el día. Podeis ver una película juntos, jugar un juego de mesa o hablar sobre películas, libros, música y servicios que prodrías proporcionar.
Ofrece todo tu placer y sufrimiento a tus Amas.Sabes que tienen derecho a saber lo que piensas, tus gustos y sufrimientos, así como concediéndotelo o privarte de ellos.
Acepta los castigos y regalos que te concedan.
- Principio de supremacía femenina
Reconoce la supremacía femenina
Por su parte, ellas toman completa posesión de ti, para tener absoluta autoridad y dominio, estando además, ensu derecho a mostrarte todo su desprecio, crueldad y prepotencia.
Has renunciado a toda tu voluntad, conciencia y dignidad. Eres un simple elemento al servicio de tu familia.
A cualquier indicación contestarás siempreanteponiendo la palabra "Sí". Para ti el "NO" es impronunciable.
Siempre te dirijirás a ellas com "Ama", "Reina" o "Señora Ibañez"tu madre y "Princesa" o "Señorita Ibañez" tu hermana, o lo que te ordenen.
Estás sometidoala esclavitud incondiciónal, bajo la autoridad, dominio y deseos de ellas y estarplenamente al serviciode ellas donde, cuando y como deseen, sin derecho a renunciar.
Pruebas concluyentes de su superioridad:
Ejercen un gran poder sobre ti con su atractivo físico y les encanta (tú, ni siquiera producesun atisbo de ese efecto en ellas, pero ellas sí que perciben como te doblegas en forma de piropos y miradas babeantes).
Gracias a estos encantos físicos te postrarás ante ellas. Hay muchas maneras de postrarse aunque sea de forma indirecta: abriéndoles una puerta, llenándoles el vaso de agua cuando está vacío, cediéndolestu chaqueta en una noche fría...
Eres un adorador nato. Te quedas maravillado por su tu cerebro de dama y su abrumador intelecto, pero no pierdes de vista su escote.
Haz las tareas del hogar. Para mejorar la relación haz lo que te manden (y si es posible antes de que tengan ocasión de hacerlo).
Ayuda a tu hermana y recuerda que debes facilitarle las cosas. Si, trabajais juntos lavando los platos, dile algo como: "No se preocupe, Señorita Ibañez, yo friego los platos por usted".
De hecho estaría bien que te ofrecieras a plancharle la ropa, ordenarle el cuarto o proporcionarle cualquier otro servicio, especialmente si te lo pide.
Aprecia la feminidad en sí.Reconoce y confiesa que las mujeresson las personas completas, siendo por ello superiores, soberanas y supremas.
La feminidad y todo lo femenino encarnan los auténticos y supremos valores y aspectos de la persona: intelectual, emocional, cultural, estético.
Estás expuesto además, a toda su crueldad paratoda la vida.
También debes mostrar respeto al respto de la familia.Después de tu madre y hermana, las personas a las que debes entrgarte, son cualquier otra fémina de la familia, de tercer grado en adelante.
Sin olvidar la pleitesía que debes mostrar a la Señorita Ibazez y su madre, tembién debes mostrar humildad, pleitesía y obediencia a Inma Ibañez.
Hasta halba Ibañez es digna de tus servicios y poder aplastarte.
Participación de terceras personas. Tu familia podrá explicar a terceras su relación de dominación contigo y facilitarles su participación, y como féminas que son tienen los mismos derechos de tu familia sin considerar tu opinión.
Podrán imponer la presencia de terceras personas en la relación (su éstas están deacuerdo), con la funcionalidad o posiciones que ellas indiques.
Podrán imponer la trascendencia de la relación en los canales de chat, en la forma que estimen adecuada, sin poner en peligro el anominato.
Venera el cuerpo de tus Amas.Mantendrás una estrecha, íntima, habitual y fetichista relación de idolatría con la totalidad del cuerpo de su Ama.
Rendirás permanentemente pleitesía, dedicación, devoción, adoración y reverencia.
Mostrárás la misma actitud a las prendas de tus propietarias.
Debes considerarte esclavo del sexo del cuerpo femenino, de la feminidad y de todo lo referente a lo femenino.
Te empeñarás en ello con todo ahínco, poniendo a el servicio de tus poseedoras todas tus facultades y sentidos.
Cuando tu familia considere que estás preparado, besarásdurante horas cada centímetro cuadrado del cuerpo femenino que se te ofrezca, será siempre un premio a la fidelidad y buen comportamiento, dispensado graciosamente por su Ama.
Tu cuerpo, como contrapunto, estará siempre expuesto a ser objeto de especial maltrato, tortura y mortificación.
Admira a tus Amas y enorgullécete de pertenecerles y servirles.Ese es el mejor privilegio al que puedes aspirar en la vida.
Tu entrega hacia ellas será sincera y completa, y desprovista de fórmulas artificiosas o forzadas.
- Comunicación verbal.
No establezcas límites. Recuerda que no tienes derecho a tu propio espacio físico ni emocional. Cuando tu hermana o tu madre invaden tu espacio, diles que no te molestan en absoluto.
Si tu hermana hace algo que te molesta, tiene derecho a ello. Si te hace sentir incómodo recuerda que no puedes quejarte. En esta situación, responde de la manera más sumisa y respetuosamente posible. Es mas, da las gracias incluso por insultarte o agredirte.
Di algo como: "Quédateen mi cuarto todo el rato que quieras, me gusta que me hagas compañía".
Exprésate con palabras. Utiliza palabras para manejar el diálogo y evita gritos, ya que ésta no es una manera de comunicarte. Asimismo, nunca recurras a la violencia física, ya que esto supone una falta grave y sin duda serás seriamente castigado por ello.
Por ejemplo, en lugar de decir algo como: "Silvia, no me pellizques. Los pellizcos duelen". Es mejor que digas "Por favor, si estás estresada y pellizcarme te tranquiliza hazlo sin temor", o "Si he hecho algo malo, no dudes en pellizcarme o sancionarme como te plazca".
Dales la razón en todo, evita conflictos. Existen determinados temas que podrían causar discusiones. En cualquier caso debes aprender a morderte la lengua y darles siempre la razón, pero no como a los locos, sino porque lo merecen, y no te corresponde cuestionarlas.
Muestra respeto para hablar. Como regla general, permanecerás en silencio, pero cuando quieras decir algo pide permiso frotando la cara en sus calzado o pies.
Habla con el máximo respeto y dándole el tratamiento que te ha enseñado (mi Ama, mi Dueña, mi Señora).
Mantén la cabeza agachada y háblale sin levantar el tono de voz. Utiliza frases cortas y di las cosas claras, brevs y con precisión. No hagas preguntas innecesarias. Tienes terminantemente prohibido decir cosas del tipo “quiero…”, “deseo…”, etc. pues tu voluntad y tus deseos han sido anulados.
- Imagen y apariencia física.
Careces de propia iniciativa. No harás nada que no sea ordenado o autorizado por ellas.
Permanece siempre predispuesto a vestirte como ellas te indiquen, no puedes protestar ni por tu propia imagen.
Puedes ser humillado en cualquier momento. El hecho de humillarte constituye el signo externo perma-nente de la dominación de tus propietarias y la sumisión.
Esta situación tiene carácter integral, afectándote totalmente e implicando todos tus aspectos mentales, corporales y sociales.
Son inherentes a la psicología del esclavo los sentimientos de ridículo y vergüenza ante su Ama, quien también los estimulará acompañando y regodeándose de los insultos, burlas y sarcasmos.
Servidumbre doméstica.Realiza los trabajos domésticos con todo detalle.
scucha con la máxima atención las palabras de tu familia.
Cumple sus órdenes al pie de la letra.
Realiza los trabajosnecesarios para el funcionamiento normal del hogar.
Cuando tu Ama te ordene que les entregues algo tu forma natural de hacerlo será de rodillas, con los brazos extendidos y la mirada al suelo.
El hecho de que en gran medida, en esta sociedadestas tareas se asociena la condición femenina, su realización por el esclavo, éste deberá comportarse de modo afeminado.
Respeto a otras damas. Llegará el día en que tu Ama te prestará a otros Amas, a sus amigas.
Sírveles tal como tu familia desee.
Firme, espectante y predispuesto.Mientras estés en escena pero no seas usado permanecerás en un rincón a la espera que ser requerido.
Esperarás en un rincón que tu Ama te tenga reservado guardando la que debe ser tu posición natural: de rodillas, con la cabeza agachada y en silencio.
Si tu familia te lo ordena, apoyarás las nalgas sobre tus talones pero manteniendo la espalda erguida y los brazos pegados al cuerpo. Apoyarás las palmas de las manos sobre los muslos.
Tu otra posición natural será a cuatro patas, como un perro.
Mirada al suelo. Permanece con la mirada por debajo de los hombros de tu familia.
Es una muestra de obediencia, humildad y sumisión.
Recuerda que eres infinitamente inferior a la mujer y todo lo femenino.
No tienes derecho a cruzar tu mirada con la de tu Ama.
Igualmente pueden exigir que mires por debajo de sus cinturas, caderas o directamente al suelo. También pueden exigir que mantengas la cabeza por debajo de sus hombros, cinturas o pegada al suelo.
Tratamientos específicos.Podrás ser tratado por su Ama de formas específicas asimiladas a seres animados o inamimados, exigiendo de aquél un comportamiento acorde con dicho tratamiento.
Mueble u objeto. Tales como mesita, asiento, perchero, puf, cenicero, basurero, objeto decorativo.
Tratamiento como animal. Destacan el tratamiento de perro y de caballo, con el uso del correaje, la postura a cuatro patas, la actitud expectante a su dueña, la imposibilidad de utilizar las manos para alimentarte, la postura de los genitales masculinos, los comportamientos típicos de éstos con relación a la persona humana: animal de compañía y juego el primero, y animal de equitación el segundo.
Déjate feminizar. Contradiciendo tu condición repugnante o algunos de tus atributos concretos, la femini-zación de tu aspecto, comportamiento, actitudes o quehaceres, puede resultar, en manos del Ama.
Genuina forma de aplicar el principio esencial de feminización y humillación.
Debes sufrir la reeducación y valores que la feminidad entraña,en la medida que se ajusten a interés de tus propietarias y al mejor servicio de la mujer.
Tu cuerpo es una extensión del de tu madre y tu hermana.Debes mantenerlo siempre cuidado y limpio.
Lo mantendrás aseado y llevará tus uñas, cabello y vello corporal de acuerdo a los designios de ellas.
Todos tus actos estarán dirigidos a enorgullecer a su tu familia. Así, en eventos y lugares públicos, conservarás siempre la compostura, el respeto y el protocolo que se te instruya.
Tus malas acciones se reflejan en tu propietarias, por lo que debes procurar comportarse a la altura de esta. Jamás interrumpirás ni desafiarás a tu Amas en público.
- Normas complementarias.Tu familia podrá dictar libremente normas complementarias, que desarrollen, sin vulnerar, las presentes Reglas.
Dichas normas deberás cumplirlas con la misma seriedad que cualquier otra, tus propietarias podrán modificarlas, derogarlas o rehabilitarlas con total libertad de tiempo y circunstancia siendo tu opinión totalmente prescindible.
Tu familia decidirá cuál debe ser tu aspecto en cada momento y como debes mostrarte en público, por muy humillante que sea.
Tu Ama podrá depilarte como y cuando le apetezca, para castigarte o simplemente para ajustar tu aspecto a sus deseos.
Advertencias
Estate siempre dispuesto a obedecer a cada insinuación.
¡Intenta hacerla reír, aunque tengas que humillarte de modo espontáneo! El humor puede acercar a las personas y reducir la tensión en determinadas situaciones.
Cuando ambos empeis a pelear, no te resistas, ella tiene de antemano derecho a agredirte.
Recuerda que su madre, doña Verónica ibañe tiene la misma autoridad o mas que Silvia.
Cada mujer, de la familia o amiga o conocida vuestra también tiene derecho a maltratarte y disponer de tu servidumbre.
Mamá, este decálogo es estupendo -se ríe Silvia-, no puedo para de pensar en la cosas que podríamos hacerle y la de servicios que podría darnos.
Además -añade mi Señora-, podríamos ordenarle que nos haga las habitaciones y que nos pintara los labios, y como agradecimiento le reñimos por entrar en el cuarto y cogernos el maquillaje sin pedir permiso...
Mientras doña Verónica habla, veo que su hija me mira con maldad, como si no se cansara de esa idea.
- Celia dice que su limitado cerebro no asocia la orden que le demos con tomarse la libertad de mirar nuestras pertenecias.
Las dos hacen continuas insinuaciones sobre mi delicada situación, estoy al borde de llorar.
Llevamos 20 minutos en coche y finalmente llegamos a nuestro destino.
Cuando llegamos al aparcamiento me ordenana que les abra la puerta.
Recuerda que debes mantener la mirada a nuestros zapatos -ordena la señorita Ibañez.
Sí, mi Señora -respondo caminando detrás de ellas, mientras nos dirigimos al ascensor.
Por cierto, a partir de ahora me llamarás "mi Reina" y a mi hija "mi Princesa" -aclara doña Verónica.
Banjan del coche y cempiezan a caminar hacia el ascensor; el sonrido que producen sus tacones retumban en mis oídos y me incitan a mirarlos fijamente, no puedo evitarlo, son armoniosos y estruendosos al mismo tiempo, pero me siento como poseído por ellos.
Entramos en el ascensor, hay una vecina, lleva una falda y camiseta negra, con unas medias transparentes y unos zapatos también de tacón, también producen un sonido característico que me posee; no puedo mirarla a la cara, no sé si es por vergüenza o por miedo.
Una de mis propietarias me da una colleja.
¿¡A qué esperas, idiota!? -es la señorita Ibañez- ¡Salúdala como es debido!
Sí mi princesa -respondo al tiempo que me agacho para besar los zapatos de esta dama.
Eh, ¿qué haces? -pregunta dándome una patada para apartar mi cara.
Precisamente es mi vecina de la puerta de al lado, o eso creo, tengo recuerdos confusos.
Desconcertado, levanto la mirada hacia ellas mientras se resuelve el dilema. Pero mi "princesa" no duda en partirme la cara. En efecto, creo que que ella, pero sigo sin tenerlo claro.
Su rostro es ovalado, suave, sus ojos grises, sus labios simétricos de rojo...
"Mi Reina" me ha partido la cara, y lo ha hecho sin remordimientos.
¡Gilipollas, te hemos dicho que bajes la mirada, no puedes mirarnos por encima de nuestros zapatos!
Lo siento -respondo bajando la mirada-, mi...
No hace falta que te excuses -interrúnpe partiéndome de nuevo la cara-, limítate a responder.
Señorita, estas dos damas, con muy buen criterio, han decidido convertirme en su esclavo y perro...
Ella comienza a acariciarme la barbilla como si de verdad fuera un animal de mascota.
Ya, ¿y como esclavo qué tendrías que hacer? -pregunta con voz risueña y juguetona.
Cualquier cosa... -respondo temeroso- que me ordenen, señorita.
¿Solo a ellas?
Principalmente a ellas dos, sí, pero en realidad estoy obligado a obedecer a todas las chicas del mundo.
¿A mí también?
Sí señorita, a todo el mundo, sin excepción.
Llegamos a nuestra planta.
Lo tendré en cuenta -responde mientras me da un tierno beso.
Quiero hacer una fiesta con mis amigas para presentarlo -interviene "mi princesa"-, ¿quieres venir?
Este tipo de cosas suele quedar en el aire, y me gustaría que esto también, pero tratándose de mi umillación estoy seguro de que la invitará al evento.
Claro -responde alegre-, me encantaría ver cómo le humillais entre todas.
Tenías que haberle visto en la gala de presentación cuando le llevamos a la asociación -se ríe ella.
Tras una breve conversación en el ascensor, se despiden de forma cordial y cada una entra en su casa.
Bueno, como habrás imaginado -advierte mi hermana"-, hoy tienes mucho trabajo.
Sí, mi Princesa.
Primero quiero que me pintes las uñas -anuncia viendo como guardo el abrigo de ambas damas en el armario del recibidor-, hoy es sábado, pero lo harás puntualmente los viernes cuando venga de clase.
Sí, mi Princesa.
Más adelante nos pintarás los labios, nos repasarás las pestañas con rimel, nos pondrás iluminador...
Sí, mi Princesa.
También tendrás que maquillarme a mí -interviene doña Verónica-, es lo menos que puedes hacer ya que somos mujeres.
Sí, mi Reina.
Tengo acetona y esmale de uñas rosa en el baño -añade la Señorita Ibañez-, tráemelos y cuando me quites el esmale las pintarás de nuevo.
Sí mi Princesa -respondo acudiendo a por el maquillaje.
En unos segndos acudo a su presencia, ellas están viendo tranquilamente la elevisión, un culebrón de mucho cuidado que haer por las tardes, pero yo estoy a sus pies, pintando las uñas de Silvia.
Le hago el cuidado de uñas con mucha delicadeza. Como si sus pies, dedos y uñas fueran un valiosísimo tesoro.
Miro su fisonomía, analizo su piel, suave como la seda, me siento atraído por ellos, acabo dándoles un tierno beso a cada uno.
Te gustan mis pies, eh -ella se burla, lo que me provoca una gran vergüenza en mi interior.
Son muy hermosos, mi Princesa.
Ya sé que son hermosos, no hace falta que lo digas, gilipollas. ¿Por qué no me dices que te gustan mis pies?
Mi princesa, le he dicho que...
No quiero que me recuerdes lo que me has dicho hace cinco segundos, descerebrado, además tampoco es que lo necesite. Pero dime, ¿te gustan mis pies, sí o no?
Sí mi Princesa, me gustan mucho -atiendo a sus demandas sin ser capaz de mirarla a la cara.
Quiero que me mires a la cara y me expliques por qué te gustan y te desvives por ellos, venga subnormal.
Su mirada es fulminante, parece que sus ojos desprendan fuego, y su sonrisa es, es...
¿A qué esperas, imbecil? No me hagas esperar, tenemos otras cosas que hacer, ¿sabes?
Mi Princesa, sus pies son maravillosos y me encantan porque son simétricamente perfectos, como todo su cuerpo, y la piel es tan suave y agradable al tacto que me pasaría horas colmándolos de caricias y besos, pero entiendo que ese provilegio no está a mi alcance, ya que siendo un humilde y miserable esclavo, no soy ni mucho menos digno de ello.
¿Acabo de decirle a Silvia, mi déspota y malévola hermana, que adoro tanto sus pies que hasta los besaría durante horas?
Bueno, pues si tanto te desvives por ellos tal vez te permita besarlos, pero tendrás que ganártelo y como comprenderás somos muy exigentes.
Sí, mi Princesa, no esperaba menos de ustedes.
Pues ya que te devives tanto por nosotras haznos un masaje -interviene doña Verónica.
No puedo creer que esté pasando esto, les estoy dejando claro que quiero humillarme hasta lo grotesco.
Sí, mi Reina; por cierto, hay algo que debo confesar.
Esto ya no me gusta -responde la Señora, frunciendo el entrecejo-, a ver, ¿qué tienes que decir?
Bueno, si el decálogo dice que debo ser sincero y contar los pensamientos negativos que tenga de ustedes, debo confesar una cosa.
Pues empiempieza, anda.
Aunque siento una deboción desmedida por la perfecta simetría y estética de sus hermosos pies, también tengo la impresión de que abusan de su superioridad para aplastarme...
¿Qué abusamos? -responde mi déspota madre, mirándome con desprecio-, solo te damos el trato que mereces...
Pero mi Reina, yo...
No me interrumpas cuando hablo.
Es cierto que me nos divertimos aplastándote -añade Silvia, sonriéndo con malicia-, pero es nuestro derecho porque somos mujeres..
Ya, pero...
No me interruspas a mi tampoco -contesta sonriendo levantando la ceja-, también estoy por encima de ti, ¿sabes? Aunque sea dos años menor, y no solo yo, ncluso cualquier niña.
Sí, mi princesa, lo siento mucho.
Pues no olvides que nosotras podemos pisotearte, aplasterte y exprimirte como sin ninguna compasión, simplemente porque nosotras somos chicas y tú una mierda, así que deberías darnos las gracias por ser pisoteado por las suelas de nuestro zapatos, mierda.
Ninguna de las dos habla, así que supongo que vuelven a darme la palabra.
Sí mi Princesa, pero tambiérn soy su hijo y su herma... -Silvia se levanta del sillón y me parte la cara con toda su rabia, evidentemente por esta insinuación.
¿¡Mi hermano!? -me reprocha irritada-, ¡Oye, que tamboco eres un ser humano! ¡Hazte a la idea de que podríamos encerrarte en un laboratorio para que experimenten contigo como si fueras un conejillo de indias y sacar todas las muestras de ti hasta descuartizarte!
Ya, pero lo dos venimos de la misma... -otra vez me parte la cara.
A ver, desgraciado -añade la Señora Ibañez-, no importa de donde venimos, lo que importa es que no eres ni mucho menos tan listo ni guapo que el sexo femenino, y que solo por naver... varón -esta última palabra la pronuncia con total desprecio- eres un engendro y podría autorizar tu muerte inducida.
No es verdad... -mi hermana me coge de la cabellera y me tira al suelo.
Espero que te guste obedecer, sentir dolo y ser humillación, porque con esta actidud no te imaginas lo que vas a sufrir. También espero que sea cierto lo que dices de que adoras mis pies.
Mientras me pisotea sin piedad sigue se burla y restregándome su superioridad sobre mí.
- Yo personalmente me encargaré de que vivas constantemente en un verdadero y degradante infierno lleno de humillación, dolor extremo y vejaciones insufribles. Donde seas expuesto a un centenar de chicas de todas las edades, desde niñas de parvulario hasta señoras, te haré sentir que estás en una piscina llena de hormigas carnívoras que te devoran continuamente. Me encargaré de que te graben en vídeo para que se publiquen en canales de televión de todo el muno y en todos los foros de internet, incluído en youtube; especialmente youtube.
Finalmente para de agredirme, pero no sé cuanto piensa esperar para seguir, creo que continuará en cualquier momento. Tengo tanto miedo que no puedo moverme.
Estamos perdiendo el tiempo -añade dámdose la vuelta para salir del salón-. Venga sígueme perro -ordena con voz despectiva.
Sí mi Princesa.
Le sigo a cuatro patas, miro sus pies, escucho sus tacones y como un poseso vuelvo a besarlos.
- Una de las cosas que más me gusta de ti, es que no eres nada reencoroso, siempre estás dispuesto a colmarmar mis pies de besos -comenta ronriente.
Su insinuación incrementa mi anguistia y mi desesperación por escapar, pero respondo besánsolos con mayor intensidad y mi reacción incrementa sus burlas y mi agonía, lo que hace que me vea atrapado en un terrible bucle sin fin, mientras le sigo por el pasillo al son de sus tacones; o eso creo, pero cuando llegamos al cuarto de baño me ordena que espere frente a su puerta, como un perrito faldero.
De rodillas.
Sí mi Princesa.
Antes de que cerrara la puerta me coloco de rodillas y agacho la mirada. Mientras espero a que salga eschucha canciones de Taylor Switch.
Pienso en lo que puede estar planeando, si no es que ya lo ha planeado. No tarda mucho. Cuando sale, veo que se ha soltado el pelo y se ha quitado el maquillaje que llevaba, no era mucho, pero al natural está igualmente hermosa. Con una mano coje la plancha y un bote de espuma para el pelo, con la otra me coge de la barbilla y me obliga a mirarla.
- Vamos, pasa a mi cuarto.
Sin pensarlo ni un segundo entro en su habitación, pero me detiene.
Detrás de mí, gilipollas.
Sí mi Princesa.
Le cedo el paso, veo como se sienta en una silla delante de su tocador.
- Quiero que me peines y luego me maquilles, espero que uses bien la barra de labios granate, el iluminador y hagas un delineado perfecto, repito, per-fec-to. Porque si no, juro que te rompo los dedos.
Primero le peino; por orden suya, hago una coleta "Bubble PonnyTail", que ni siquiera sé qué significa, ni cómo es.
Primero le peino; por orden suya, hago una coleta "Bubble PonnyTail", que ni siquiera sé qué significa, ni cómo es.
Lo primero que hago es plancharle el pelo, le paso un cepillo y lo aliso sobre la marcha, no sé qué se supone que tengo que hacer, de momento estoy improvisando.