Sumiso nato IX Continúa el tratamiento
El sumiso Nº 1000 y muestra sus progresos hacia un mundo tan grotescamente lleno de obediencia y adoración absoluta e incondicional hacia el género femenino sin excepción, como de humillación, degradación y vejaciones hacia su persona.
Sobre la nariz.Nuestra nariz es un órgano maravilloso ubicado en el centro del rostro que forma parte del sistema respiratorio. Además de permitir la respiración, este órgano se encarga del sentido del olfato, pues en ella, hay cientos de terminaciones nerviosas que perciben los olores y se los transmiten a nuestro cerebro.
La nariz, como cualquier otra parte del cuerpo, está diseñada exclusivamente para cada una de nosotras, por lo que todas son diferentes debido al tabique nasal, el cual da la forma nuestra nariz.
Nariz aguileña o romana.Se caracteriza por ser delgada y tener un puente pronunciado en el que el tabique se curva hacia la punta, por lo que cuando la vemos de perfil se asemeja al pico de un águila. Aunque algunas consideren que no es atractiva, la nariz aguileña le da a las personas que la tienen un toque distintivo.
Nariz griega.Toma su nombre por la similitud de su forma con las que muestran las esculturas griegas. Se caracteriza por tener una proporción adecuada y clásica para el rostro. Es bastante neutral, pues su puente es totalmente recto y sus fosas nasales son sencillas.
Nariz chata o de botón. Se trata de esas narices que se ven más cortas porque el puente es corto y sus orificios nasales se abren hacia los costados.
Nariz pequeña. Son de tamaño pequeño. Su longitud es menor y puede terminar con una punta ligeramente hacia arriba y un tanto redondeada o roma.
Nariz respingada o respingona. Este es uno de los tipos de nariz que las chicas buscan cuando visitan al cirujano. La nariz respingada es muy atractiva porque su puente o tabique comienza recto y se curva ligeramente hacia arriba en la punta. Es una nariz muy típica de los paises, especialmente los del norte, ¿recuerdas la historia que te contamos anteriormente? Los estudios indican que el 22% de la población mundial tiene este tipo de nariz.
Nariz nubia o ancha.Este es otro de los tipos de nariz que recibe su nombre por la región geográfica en la que más la vemos, en este caso, Nubia, Sudán. Empiezan con un tabique recto y delgado que se ensancha a medida que se va acercando a la punta, donde se encuentra la parte más ancha.
Nariz ondulada. Toman forma ondulada en el tabique, a veces toman una forma de S; en todo caso son narices muy distintivas y que reconocemos fácilmente.
Nariz grande y gruesa.Llama la atención por el tamaño de sus partes, pues su tabique es grande, sus fosas nasales son amplias y su punta es bultosa y redondeada.
Tipos de piel. Nuestra cara, una parte del cuerpo tan propia de cada una de nosotras, está llena de pequeños detalles que la hacen específica, única y particular; y si estas pensando solamente en el color de los ojos, la forma de los labios o de la nariz, estás dejando por fuera algo muy importante: tu piel.
La piel se comunica y siente tanto como cualquier otra parte de nosotras y por eso es fundamental cuidarla y protegerla, pero ¿sabías que hay diferentes tipos de piel? A continuación te explicamos las características de los 5 tipos de piel que hay para que puedas definir cuál es el tuyo.
Más allá del tono de nuestra piel o de algunas manchitas o pecas que podamos tener por el sol, podemos clasificar los tipos de piel en 4 grupos, dependendiendo del nivel de sequedad o de qué tan aceitosa sea.
Debes saber que el tipo de piel que cada una tenga, el tipo de piel viene determinado genéticamente en nosotras. Sin embargo, el estado en el que se encuentre nuestra piel actualmente puede ser también consecuencia de factores externos medioambientales o de cambios internos hormonales y metabólicos. Por eso a veces no nos es tan fácil de identificar.
Tipos de cejas. Ya que las cejas son las protagonistas de las últimas temporadas en lo que a belleza y maquillaje se refiere, queremos enseñarte sobre los tipos de cejas que existen, para que en el momento de depilarlas y rellenarlas no cometas errores ni dañes su forma natural.
Así es, hay diferentes tipos de cejas más allá de aquellas cejas súper pobladas y angulares de Cara Delevigne o las que vemos en los comerciales de maquillaje. Y lo mejor, es que todos los tipos de cejas nos vienen marcadas de forma natural, porque son parte de cada una de nosotras.
La forma de nuestras cejas, está especialmente diseñada para cada una de nosotras; sin embargo existen ciertas similitudes en formas, tamaños y formas del rostro, que podemos agrupar en los diferentes tipos de cejas. En todo caso, la forma en que podemos depilar nuestras cejas tiene mucho que ver con los tipos de cejas, pues a algunas nos gustan más pobladas, a otras más delgadas, en fin, son muchos los distintos tipos de cejas.
Cejas rectas. Como su nombre indica en estos tipos de cejas las cejas se ven rectas o planas si las miras horizontalmente. Al ser una ceja con muy poca curva, puede dar la sensación de que tu cara sea más corta y ovalada por lo que, por lo general, las tienden a depilar de esta manera las chicas con la forma de la cara un poco más alargada y delgada.
Cejas curvas o redondeadas. Este es uno de los tipos de cejas que sigue la forma de la línea de los párpados en el crecimiento natural del pelo, por lo que da un aspecto dulce y es excelente para suavizar los rasgos de la cara que son muy fuertes y muy marcados. Por lo general su arco más alto no es muy pronunciado y para quienes tienen esta forma naturalmente son muy fáciles de mantener, pues son pocos los pelos que tienes que ir retirando.
Para aquellas que optan por hacerse este tipo de cejas porque tienen la cara ancha o con forma de diamante, también es bastante conveniente para disimular la amplitud del rostro sin cambiar la expresividad de tu cara.
Cejas angulares.Estas son los tipos de cejas que por lo general vemos en las revistas y comerciales de maquillaje y son al mismo tiempo las cejas más difíciles de definir naturalmente, pues no es muy común que nuestras cejas tengan un ángulo tan marcado en su parte más alta.
Se trata de aquellas cejas que desde su nacimiento van ascendiendo hasta el punto más alto de su ángulo y a partir de ahí descienden radicalmente hasta su finalización en la parte exterior de las cejas.
Si bien algunas yienen el ángulo de las cejas más pronunciadas que otras, este es el preferido para publicidad porque hace que el rostro se vea más joven.
En todo caso, es un tipo de cejas muy beneficioso para las que tienen la forma de la cara muy redondeada y ancha porque ayudan a alargar el rostro y a resaltar las facciones; por el contrario, no es tan conveniente para aquellas que tienen la forma de la cara muy perfilada y angular, pues puede endurecer aún más las facciones de tu rostro.
Cejas arqueadas.Otro de los tipos de cejas más frecuentes son las cejas arqueadas y excelente para las que tienen las cejas gruesas y bastante pobladas. Este tipo de cejas suelen tener un ángulo notorio en el punto más alto de la ceja pero nunca como el de las cejas angulares, por lo que hace que los ojos se vean mucho más grandes.
Resultan también muy favorecedoras para aquellas que tienen la forma del rostro redondo, pero también pueden decidirse por este look las que tienen una forma más perfilada del rostro.
Ahora que ya conoces todo sobre los 4 diferentes tipos de cejas, puedes tomar una decisión más acertada en el momento de depilar y maquillar tus cejas para que te ayuden a enaltecer toda la belleza que tiene tu cara.
Primero presta toda tu atención en estudiar sus rasgos faciales, luego presta atención al conjunto que llevan ellas.
Fíjate en los gestos de cualquier mujer, señorita o niña, su mirada, su sonrisa, su forma de caminar, cualquier movimiento, gesto o sonrisa que realicen elllas son mucho más atractivos de lo que puedes imaginar, y no puedes resistirte a ellas, son inimaginablemtente superiores a ti, su físico, su intelecto, su biología, su genértica, en todo son superiores a ti, su silueta, su piel, su refinamiento. Tú las admiras por todo ellos y te quedas fascinado.
Hellow, bonicas -de nuevo la youtuber-. En esta ocasión voy a exlicar paso a paso, cómo pintarse los labios de forma que duren todo el día...
En efecto, cuenta paso a paso: que si se exfolia los labios, que si se pone su maldito bálsamo labial favorito, que si se pone la base de labios, que si se perfila la comisura de los labios con un lapiz, que si se pasa un pincel en los labios con pinceladas para expandir su carmín, que si se da un repaso directamente con la barra, que si tienes que hacerlo con cuidado para no pasarte, que si estarás muy femenina y conquistarás a los chicos, que si esa pijotada, que si esa cursilada...
Vuelven a quitarme estas gafas, veo la silueta dealguien que podría ser azafata, la luz de la sala no me deja ver con claridad, pero sí distingo su pelo moreno y rizado. Ahora la veo claramente, es la bruja que colaboró en mi secuestro. Veo que el pelo rizado se lo ha recogido únicamente con una pequeña pinza en cada lado de la cabeza; este detalle ya le da una apariencia imponente; pero sus ojos, su mirada, su sonrisa, su silueta, todo lo que veo de ella hace que esté espléndida. Sus ojos verdes se clavan en los mío, su melena morena la lleva suelta y le sega hasta el nudo del pañuelo, su 1,79 m se incrementa con los tacones que le dan 4 cm.
Tiene los ojos almendrados, su sonrisa es hipnótica, además se los ha pintado de rojo, eso exañta su belleza, las uñas también las tiene pintadas de rojo, a juego con el pañuelo.
Lleva una medias negras que embellecen la silueta de sus piernas.
Detrás de ella están doña Rocío y doña Laura; ésta última tiene una tablet;me siento abrumado ante la belleza de estas señoritas.
Las psicólogas están... dios mío, llevan ropa casual, pero están igualmente imponentes; de hecho me imponen más que cuando vestían sus mejores galas.
Doña Rocío lleva el pelo ondulado, normalmente lo tiene liso, seguramente porque suele planchárselo, mide 1,63 m; miro un momento sus zapatos y me doy cuenta de que lleva unos tacones que le dan 8 cm, pese a su corta estatura me mira y sonríecon mucha seguridad, lo que hace que me sienta empequeñecido.
Lleva unas gafas de montura negra, sus ojos azules brillan como el mar, se ha puesto brillo de labios, lo que hace que sean tentadores.
Lleva un vestido blanco de manga larga muy ceñido con una línea horizontal que tiñe de negro la mitad superior de las mangas y llegan hasta el cuello, está prenda va adornada con un cinturón ancho de color negro. Se ha puesto unos pendientes de herretes de oro rosa.
Me da mucha vergüenza, pero no puedo evitarlo, me siento ridículo mirándolas de esta forma, pero no puedo parar.
El corazón se me dispara y estoy sudando, pero no me contengo.
La señorita Fuster, tiene el pelo castaño, lo tiene suelto y liso, ella sí lleva mas maquillaje, la raya de sus ojos resaltan mas, creo que se ha puesto iluminador en los mofletes, en los labios sí se ha puesto brillo, las uñas están elaboradas con una cuidadosa manicura con esmalte granate o marrón muy oscuro, no lo sé, pero sí que es oscuro. También lleva jollas, un collar de oro, unas pulseras plateadas y unos pendientes de perlas.
Se ha vestido con un pantalón negro muy ceñido y una blusa naranja salmón de tirantes, como si estuviéramos en primavera o verano.
No sé por qué, pero aunque estuviera solo con una de ellas,creo que con su esencia podrían hacer que me sintiera ridículo a su lado.
Las miradas de las tres me producen náuseas, la azafata me libera los pies y luego las manos y el cuello.
¿Seguro que éste tipo de cosas también forma parte del trabajo de azafatas?
La señorita se baja de la plataforma y oigo un sonoro ruido producido por el contacto de sus zapatos con el suelo. Bueno, no es más sonoro que otras veces, pero sí tiene un efecto más contundente en mis oídos, que me obliga a mirarlos un segundo.
Pero vuelvo a centrarme en mi situación y sin dudarlo me dirijo corriendo a la puerta de salida; pero no puedo salir, de hecho no me alejo ni un centímetro de la señorita, al contrario, me arrodillo a sus pies, voy despacio, tratando de resistirme a esta humillación, pero no puedo evitarlo y termino a sus pies para besarlos con todo el cariño que haría un perrito.
- Muy bien, cielo -premia ella acariciandome-, has aprendido, sabía que no me defraudarías.
Se está burlando de mí, su actitud me desespera mas y me motiva a seguir tratando de escapar, y sin embargo sigo besando sus pies con más entrega. Ella me premia con más caricias. Cuanto más me acaricia y me trata como un perrito más empeño pongo en besarla.
No lo entiendo, son sentimientos contradictorios.
Venga cariño, ahora saluda a mis compañeras, recuerda que debes humillarte y mostrarte diligente con todo el mundo.
Sí, señorita.
Sin hacerlas esperar, inexplicablemente acudo a ellas para besar igualmente sus pies. Cada segundo que pasa me siento más irritado y más me desespero por por escapar, y sin embargo beso sus piés con más entusiasmo. Primero los pies de la señorita Belenguer, luego los de Fuster, al momento vuelvo a los de Belenguer, como un perro indeciso cambio continuamente de una a otra.
- Vamos, me gustaría seguir jugando contigo -anuncia doñaLaura sin dejar de acariciarme-, pero tenemos trabajo -me da una leve palmada en el hombro y se levanta-; vamos, ven con nosotras.
Mientras comienzan a caminarcentro la mirada en los zapatos, de las tres.
Si tanto te interesan nuestros zapatos puedes acercarte para verlos mejor -ofrece doña Rocío.
Muchas gracias.
Yo la miro, las dos psicólogas están sonriendo. Vuelvo a mirar a la azafata, se da la vuelta y también me sonríe.
- Vamos, no seas tímido.
Al momento me coloco a cuatro patas y me quedo a poco mas de 10 cm del calzado de la joven con uniforme; ella sigue caminando a una puerta, la abre y me invita a pasar.
Yo me dirijo hacia ella.
- Espera a que salgamos todas¿no? -recrimina doña Rocío- nosotras tenemos preferencia. Instantáneamente me paro cabizbajo.
Sales las dos psicólogas.
Vamos, ahora sí puedes salir -invita la azafata.
Sí, señorita, muchas gracias.
Ahora me deja salir, atravieso el umbral de la puerta.
- ¡Hola! -oigo una nueva voz femenina juvenil y dulce.
Echo una mirada alrededor de la sala. Ahy una joven de unos 20 años, lleva una falda larga plisada y una camiseta de encaje.
- Buenos días, señorita.
Su pelo rubio lo lleva recogido en un moño y una orquilla, sus ojos son azules, y los párpados los ha maquillado cuidadosamente, en el superior un poco más, pues además de una delgada raya en el borde, también lleva sombras rosas con pequeñas pinceladas; como complemento lleva una cinta rosa de tela enrollada en la muñeca y un collar que exalta su belleza.
- Me alegro de conocerte -comenta ella sonriendo-, me han hablado mucho de ti.
Tiene las cejas planas... un momento, estoy cayendo en su juego, estoy mirando sus rasgos, no lo aguanto más me voy de aquí.
Pero no me dirijo a la salida, sino a... los pies de esta joven. Los beso con desmedida, tiene unos zapatos hermosos de color plateado y unos... 8 cm de tacón.
Siento que ella se agacha para acariciarme como un perrito. Esto es humillante, y lo peor es que con su actitud más empeño pongo en seguir a sus pies.
- Veo que eres muy aplicado, vamos, sígueme.
Ella empieza a caminar, y pongo toda mi atención en los zapatos de esta señorita, mientras sigo sus pasos como un perro faldero. Escucho atentamente e taconeo de sus zapatos, cada toque que les da sus tacones al suelo, a cada paso suena un tacón distinto. No me puedo creer que no tenga nada más importante que hacer, que escuchar atentamente sus tacones y ver sus zapatos como si quisiera grabarme a fuego en la memoria cada mínimo detalle, el color, la textura, la talla, la altura del tacón, la tira que envuelve la delicada y suave piel de esta joven.
Mientras voy tras ella oigo los pasos de doña Rocío y doña Laura, ellas van detrás de mí.
¿He pensado que es delicado y suave?
Si juego contigo ¿te portarás bien?
Sí, señorita, por supuesto.
Me lleva a una especie de vestuario.
Venga cámbiate de ropa y sal, te espero -ordena risueña.
Sí, señorita.
No lo entiendo, siento una gran aversión hacia esta joven que me trata como a un perro y de algún modo me obliga a besar sus pies, pero no por la fuerza.
Rápidamente me desplazo alrededor de sus pies para besarlos.
- Vamos, entra de una vez, sólo tienes que cambiarte -comenta sin perder la sonrisa.
Cuanto más habla más me exicta y me impulsa a bersarlos.
- ¡Que entrés! -repentinamente cambia el tono de su voz y me chilla.
Por un momento le miro a los ojos, podría fulminarme con la mirada. Me siento tan avergonzado que aparto la mirada, entro en el cuarto que me ha indicado y empiezo a cambiarme. Ahora me tengo que poner unas bragas de encaje y unos pantalones blancos de mezclilla; me los pongo con dificultad, de hecho son tan estrechos que me aprietan en los genitales.
Afortunadamente siguen respetando mi intimidad, de todo supongo que no hce fala vigilarme para hacer lo que me manden.
Salgo del cuarto y veo a las tres jóvenes juntas, hablando entre ellas. Tiendo a bajar la mirada. Pese a la situación trato de mantenerme sereno; pero ellas dejan de hablar. Una se hacerca ha mí, por su vestido negro diría que es doña Rocío, se lleva la mano a mi barbilla y me levanta la mirada para obligarme a mirar su sonrisa.
- ¿Te ocurre algo, tontito?
Su mirada es inocente, su sonrisa y su voz amable.
T... t... tengo m... -tartamudeo inutilmente.
T.. t.. tbt... -ella se burla- ¿Piensas acabar la frase esta semana o... no sé, ¿algún día? -ella se burla todavía mas-; por favor, si no eres capaz de hacer un simple comentario no hables, me das dolor de cabeza.
Se acerca a mi oído e inhalo el aroma de su perfume.
- ¿Sabes qu las mujeres podemos ser muy malas? -susurra tranquila- porque dentro de poco comprenderás una pizca de nuestra maldad, recuerda que no es más que una pizca, cuando lo veas piensa en ello y recuerda quesólo es el pricipio.
Me besa en los labios y me toca fugazmente la punta de la nariz con su dedo índice.
Venga, sigue prestando atención a la señorita que ha venido a verte.
Sí, señorita.
Y así estoy yo caminando una vez mas tras los zapatos de esta joven y en presencia de las dos psicólogas de la consulta a la que fui.
Vestido únicamente con unos pantalones muy ceñidos de mezclilla y unas brgagas de encaje.
Entramos en un salón. Por lo menos no veo nada especial. Parece una sala de visitas, unos sillones, una mesa...
Lo único, dentro hay otras dos azafatas, con cuerdas en las manos, una de ellas es la de pelo rubio que tanto me torturó cuando llegué. Sus ojos azules brillan como esmeraldas, los párpados los tiene caídos, no me había fijado tan detenidamente en sus rasgos, pero reconozco que es preciosa, y eso que tampoco va especialmente arreglada, simplemente va de azafata, un peinado sencillo y unos ojos maquillados con una simple raya rodeando sus bellos ojos, sus labios tienen una forma bastante definida, el superior es un muy fino con sus comisuras un poco elevadas; son bastante tentadores.
No tardo en pensar en ellos y acudo a sus pies, para besárselos como he hecho antes. La otra azafata es su jefa.
- ¿A mí no me besas, maleducado? -pregunta la otra.
Como un perro indeciso, miro a una y luego a la otra sin saber qué hacer.
- ¿A qué esperas? -pregunta la cruel a la que estaba besando- ella no va a ser menos.
Automáticamente voy hacia ella sin poder evitarlo.
Escucha, sé que le tienes mucho aprecio a ella -mientras habla me acaricia como hacen todas hasta ahora-, pero tienes que aprender a respetarnos e idolatrarnos a todas, por igual, tienes que mostranos toda tu pleitesía y diligencia de manera tan desmesurada y grotesca como te sea posible -cuanto más habla más aversión siento hacia ella y más pasión pongo en sus besos, lo que hace que sienta más aversión y mi entrega a besarla aumente frenéticamente-, recuerda que tienes que aprender a obedecernos a todas por igual... bueno, no, si sientes especial aversión hacia alguien tienes que servirla, respetarla e idolatrarla con más entrega que al resto.
Sí señorita -respondo llorando.
Ponte de rodillas, abrázame por la cadera y apolla con patética cara en mi abdomen.
Sí, señorita -no tardo en obedecer.
Me comporto como un cachorrito juguetón que no sa cansa de darle cariño a su amo. Siento tanta aversión que comienzo a besarsu camisa por la cintura, ella me cooresponde con caricias.
Venga, deja que te atemos.
Sí señorita.
Me levanto y me dejo atar como quieran, por un momento trato de besar los pies de estas jóvenes, pero me hacen ver que ese momento ya ha pasado.
Les ha llevado poco tiempo atarme y dejarme de rodillas con las manos por detrás.
¿Cecilia -llama la jefa a la joven que ha venido de paisana-, nos puedes hacer una foto, por favor?
Claro -responde ella con una sonrisa.
Cada una se pone a un lado mío, yo estoy llorando indefenso y totalmente expuesto a sus caprichos.
En el momento de la foto ambas me dan un beso simultáneo, cada una en una megilla.
- Bien, ya nos veremos.
Y se van, no sólo ellas, doña Laura y doña Rocío tampoco están.
Cecilia que así es como se llama la otra tampoco me hace mucho caso, se ha quitado los zapatos para subir los pies al sofa y leer tranquilamente, mientras yo estoy arrodillado frente a ella como un bulgar adorno.
Sin un calendario, reloj o imagen del sol no hay manera de saber qué día ni que hora es; tengo la impresión de que el tiempo se ha congelado.
El cuerpo me duele, me duelen los brazos, las piernas, las articulaciones. Con las cuerdas quitándome la movilidad, tengo el cuerpo totalmente agarrotado y dolorido, pero aunque me quejara dudo que ella me hiciera caso, de hecho no haría más que empeorar la situación y aunque no tuviera estas cuerdas, las chicas tampoco me dejarían moverme.
De todas formas decía que quería jugar conmigo; no sé a que tipo de juego se refería pero prefiero no saberlo.
El cuerpo me duele, me duele, me duele, y no sé si lleveo media hora y dos horas.
Pienso en Silvia, mi madre, mis primas... mi Princesa, mi Señora, su familia. Ahora hasta mi subconsciente me traiciona.
Cierra el libro, lo deja en una mesa baja que tiene en frente y toca un timbre. Al momento vienen dos azafatas, las dos que se burlaban de mí cuando probaban el elquipo de sonido.
Vuelven a quitarme las cuerdas y cada una me coge de un brazo.
- Vamos -me indica una.
Entre las dos me llevan al sofá donde estaba la chica con el libro.
Túmbate aquí.
Sí, señorita.
No me lo creo, es la primera vez en mucho tiempo que me dejan subirme a sun sofá, precísamente aquí. Pero en cuanto me tumbo ellas se van y Cecilia también se sube y tumba encima de mí, boca abajo, con su cara casi pegada a la mía.
Ella me acaricia la cara, viene Laura con una tablet y se coloca de pie a unos tres metros de nosotros.
- Bien, cuando quieras -anuncia la psicóloga.
La joven que está encima de mí me besa tranquilamente, me da otro beso. Después de unos segundos me da un rodillazo en los genitales. Instintivamente me muevo para defenderme, pero ella me sugeta por los hombros y sigue golpeándome me da varios rodillazos sin contemplaciones.
Con una mano me coge de la cabellera y con la otra de la barbilla, por lo que me obliga a mirar su diabólica sonrisa. Y me da un lametazo.
Esta tortura se me hace eterna, cruel, insufrible.
Ella me parte la cara sin piedad.
- Recuerda que hasta que nosotras diamos eres mío -me da un bofetón-, mío -otro bofetón, mío -otro...
Ahora se da la vuelta, me da la espalday se deshace el moño en un momento, se quita la cinta de la muñeca y me la ofrece.
- Venga, Ahora hazme una coleta con la cinta; quiero que el lazo quede centrado; ten en cuenta que me voy a fijar mucho en eso.
¿Con lo mal que me ha tratado hace sólo unos segundos, ahora quiere que le haga una coleta? Y encima tiene que quedar perfecta.
- Sí, señorita -respondo cogiéndole la cinta.
No me lo puedo creer, después de este trato tan humillante y vejatorio tampoco puedo resistirme a sus órdenes.
Cuando me doy cuenta, estoy recogiendo cuidadosamente su cabello, de hecho procuro que se concentre en el centro del cráneo.
Esto es realmente incómodo, atender los caprichos de una persona que acaba de aplastarme los testículos sin piedad. Estoy tenso, no puedo para de moverme.
Estás muy inquieto, ¿te ocurre algo? -preguna intrigada.
No es nada señorita, es que... los pantalónes me aprietan mucho.
No me veo capaz de decirle la verdad.
- ¿Seguro que son los pantalones y no yo?
Pero no respondo, ella se divierte tirándome de la lengua, pero no me veo capaz de decir la verdad; Sin embargo no paro de mostrarme inquieto.
Venga, si te sirve de algo, dame besitos en el cuello.
Sí, señorita.
Encima no sólo le hago una coleta, sino que también beso su piel.
Ya está, señorita, ya le he hecho la coleta con la cinta, como me ha ordenado.
Muy bien, ahora hazme un masaje en los hombros, soy una dama y tú un esclavo, no lo olvides.
Sí, señorita -y sigo obedeciendo. Pese a las agresiones sigo obedeciendo, las humillaciones, el trato tan grotescamente vejarorio y degradante, pero sigo complaciéndo sus caprichos con la misma entrega y dedicación como si realmente hiciera con amor.
Ella sigue encima de mí y yo sigo obligado a hacerle un masaje, mientras inhalo su olor corporal y su perfume.
¿Cuanto llevo haciendole un masaje, 2 minutos, 5, 20, mas de media hora? De hecho no sé cuanto llevo aquí encerrado realemente.
- Ya está, yo me voy, ahí te quedas -anuncia levantándose y caminando a la salida.
Yo me quedo desconcertado. ¿qué debo hacer? ¿Me bajo del sillón y sigo sus zapatos? ¿Me quedo de pie y espero una nueva orden? ¿De verdad puedo quedarme aquí tumbado?
Mientras dudo oigo alejarse los tacones de la joven que se ha divertido conmigo y los de doña Laura caminando hacia mí.
¡Estúpido insolente de mierda! -me coge de la cabellera y me arrastra para tirarme por la fuerza mientras exclama- ¡Sabes que no puedes estar en el sillón si no te lo ordena nadie!
Señorita, pero la joven...
acaba de tirarme, me ha hecho mucho daño, pero para ella no es suficiente.
¡No te inventes excusas! -me da una fuerte patada clavándome la punta de sus zapatos- ¡Sabes perfectamente que si ella no está no tienes porque seguir tumbado, ni si quiera te lo permitían en tu casa!
Laura, ¿me dejas a mí, por favor?
Mientras Laura estaba chillando había llegado la responsable de las azafatas.
Claro, es todo tuyo.
Gracias -responde ella cogiéndose un zapato.
Se agacha y coloca las rodillas sobre mi abdomen, con la mano izquierda me coge de los dos brazos y con la derecha empieza a golpearme con la suela en la cara, me golpea con saña, sin contemplaciones.
- ¿Qué pasa, te gusta ir de rebelde y tocarnos las narices? ¿Tanto te gusta que tienes que provocarnos a todas horas? -mientras me recrimina por mi actitud no ha dejado de golpearme, si no fuera por su mirada ardiente sin mostrar una sonrisa diría que está disfrutando-Sólo llevas media hora aquí y esto sólo es el principio, ¿te enteras? Si te pones chulo, nosotras también, así que aplícate de una vez o no saldrás nunca.
Se levanta y vuelve a ponerse el zapato. Pero no ha terminado de torturarme. Se lleva un tacón a mis genitales y aprieta poco a poco.
- Ahora, quiero que me des las gracias por el consejo que te he dado y quiero que beses mis pies, pero hazlo rápido, no tengo por qué perder el tiempo con un pedazo de mierda como tú.
Mientra sigue torturándome veo que la psicóloga se divierte jugando un poco enrollándose un mechón del pelo en un dedo. Y una somrisa maliciosa.
La azafata, que aú no sé comose llama, aparta su zapato de mí y pese al agónico dolor, rápidamente me coloco junto a sus zapatos y los beso ridículamente con pasión.
- Muchas gracias, por su consejo desinteresado, señorita -mientras le beso empiezo a notar que vuelve a acariciarme, ahora también me trata como un perro, me sigue acariciando mientras le agradezco que me humille-, usted es muy amable al corregirme y sé que no merezco que me trate tan bien.
Mientras le beso y le doy las gracias, pienso en lo me ha dicho, ¿de verdad llevo media hora aquí? ¿Tan despacio pasa el tiempo? No puede ser, si es así no son ni las2:00 de la madrugada.
- Vamos, ven conmigo -ordena doña Laura.
La sigo a cuatro patas como un perro faldero; sigo sus pasos, hipnotizado como siempre por los zapatos de una mujer, en este caso, los de la psicóloga, me lleva a una sala con jaulas para perros, están ordenados en forma de nichos, pero son más estrecho que un ataud.
¿Cuantos perros ves aquí? -pregunta doña Laura.
Ninguno, Señorita Fuster, todas las jaulas están vacías.
Cuantas personas ves aquí, a parte de Vicky y yo -pregunta señalando a la despiadada que me ha agredido con el zapato.
Nadie, ustedes dos son las únicas que hay.
¿Dices que estas perreras están vacías, quetú eres el único perro que hay aquí y nosotras dos los únicos humanos que ves? -pregunta sonriendo
Sí, doña Laura.
La azafata abre una perrera y me indica que entre en ella, hay una tabla metálica en el suelo,en ella apoyo las piernes y parte del tronco; me hace colocar las manos y la cabeza por el fondo del nicho y colocarlas sobre un objeto a la medida de mi cuello y muñecas, además tengo la cabeza entre dos gomas verticales; bueno, gomas, cuerdas, flexos o no sé qué. Laura me coloca unas gafas de realidad virtual que tenía en el suelo, pero son distintas a las que solía llevar, están unidas a estos cables que van desde el techo hasta el suelo; además sólo está la mitad delantera. Poco después me pone la pieza que falta.
- Haz movimientos circulares con el cuello -ordena la psicóloga.
Intento complacerla, pero no soy capaz, estas gafas me impiden realizar cualquier movimiento.
No puedo, señorita.
He dicho de la muevas, estúpido.
Sigo intentándolo, pero no puedo complacerla.
No puedo, doña Laura, le digo que no puedo.
¿Estás diciendo que te ordeno cosas que no puedes hacer?
Lo que digo es que no pu...
Eso no responde a mi pregunta, contéstame.
Sí, señorita Fuster, lo que me ordena no puedo hacerlo.
Bueno, pues muéve la cabeza en cualquier dirección, pero muévela de una vez, joder.
Por primera vez tengo miedo de verdad, lo que me ordena no soy capaz de hacerlo. Estoy casi seguro de que me dirán que no soy obediente y me castigarán por ello, pero no sé cómo complacer sus órdenes.
- Escúchame, maldito insolente, me estoy cansando de ti -advierte cogiéndome de la pelo por debajo de las gafas de realidad virtual-, cuando alguien te de una orden tienes que obedecer, tanto si es una azafata como yo u otra psicóloga o alguien de tu familia, cualquier orden que recibas de una señorita, tenga la edad que tenga es absolutamente prioritaria para ti, así que mueve la cabeza de una vez, hazlo o te pasarás aquí encerrado 20 horas.
Intento moverla con todas mis fuerzas, lo intento en todas las direcciones posibles, pero estoy totalmente inmovilizado.
- Tú lo has querido, ahora tendrás que escuchar atentamente los vídeos, no quiero que pierdas ni un detalle.
De nuevo vuelve a ponerme una serie de vídeos y fotogramas acompañados de mensajes sobre los rasgos de la mujer, que si soy esclavo del sexo femenino, que si debo obedecer a las mujeres, que si debo prestar atención a sus rostros, que si me ruborizo de formaabrumadora delante de las mujeres por sus cejas, sus labios, especialmente si van elegantes o se trata de mi familia...
¡Maldita sea! ¡Ahora me electrocutan con esta tabla! ¡Pero esta vez es distinto! ¡La descarga no es tan fuerte como antes, ahora es constante y no cesa!
Además de nuevos mensajes, al principio me cuesta entenderlo, porque me han puesto como cuatro vídeo simultáneos y es como si me hablan a la vez, pero se ha repetido tantas veces que aprendo de memoria todo el contenido.
Los labios. Existen diversos tipos de labios y todos son dignos de veneración y admitración.
Desempeñan un papel muy importante en la belleza, no es solo por su forma sino por lo que revelan de nuestra personalidad.
Labios superior e inferior finos.Estas personas son solitarias y tímidas. Su personalidad introvertida también significa que son autosuficientes, están bien solas y les gusta la idea de ser independientes.
Labios con el arco de cupido marcado.Estas mujeres se definen por su creatividad. Se esfuerzan constantemente por expresarse en todas las formas.
También son muy conscientes de sí mismas y tienen una capacidad impresionante de memoria; por lo que tienen facilidad para recordar caras y el mantenimiento de interacciones sociales. Además, también son de mente rápida, pero de carácter espontáneo e impulsivo.
Labios con el arco de cupido redondeado. Tienen un espíritu compasivo y bondadoso. Su disposición sensible significa que se alteran fácilmente por aspectos como la injusticia o la desgracia. Les encanta ayudar a los demás y suelen demostrar una profunda consideración.
Labios con el arco de cupido indefinido. A pesar de que son increíblemente responsables y se puede confiar en ellas, a menudo dan demasiado y carecen de límites emocionales.
Su generosidad excesiva significa que a veces se preocupan demasiado por los demás y se descuidan a sí mismos. Abordan los problemas de frente y son muy eficientes en el cumplimiento de los plazos y la gestión del tiempo.
Labios normales. La gente con estos labios tiene una forma demasiado definida, pero se aprecian; se caracterizan por tener una vida equilibrada y por la capacidad de resolver cualquier cosa.
Su inteligencia, su sentido común y sus habilidades lógicas son naturales, y una de sus principales fortalezas es su capacidad de escuchar a los demás. Aunque son muy respetuosos y tienen mucho autocontrol, aman reír y no dudan en aprovechar las oportunidades.
Las horas pasan, y pasan, y pasan, y no he dejado de sentir la descarga ni por un segundo.
Labios carnosos. Muchas veces son llamados "generosos". Están asociados a los altos niveles de estrógeno, una hormona femenina ligada a la capacidad de acoger y nutrir con amor. También denotan a la mujer sensual que disfruta del placer sin límites. La cara de la moneda es que a veces dan tanto a las otras personas, a la pareja, la familia, las causas sociales, que les queda muy poco tiempo y energía para dedicarse a sus propias vidas.
Labios pequeños y carnosos. Son coquetas y encantadoras. Su prioridad es la comodidad propia. Porque si no se cuidan ellas, nadie lo hará. Son compasivas, amigas leales y siempre ayudana sus amigas cuando lo necesitan. Nunca ponen sus intereses por encima de otras. Pero tampoco les gusta salir perdiendo y no tener beneficio alguno. Justo por estos principios les va tan bien.
Labios largos. Tienen enormes y contagiosas sonrisas, gracias a la forma alargada de sus labios. Las mujeres que comparten esta característica suelen ser alegres, comunicativas y muy amistosas. Contagian a los demás con su entusiasmo y con su actitud positiva. A veces se convierten en las consejeras emocionales, olvidando comunicar cómo se sienten, por lo que muchas veces hasta sus más allegados no notan sus problemas.
Labios redondos. Estamos ante una intrépida aventurera que desea descubrir, explorar y probarlo. La boca en forma de botón o de labios redondos, como los de Drew Barrymore, es señal de un espíritu libre que desea volar, pero casi nunca lo hace solo, pues su irresistible personalidad es un imán para hombres y mujeres.
Labios en forma de corazón. Esta clase de labios, como los de Taylor Swift y Reese Witherspoon "hablan" de una mujer con un encanto fuera de lo común. Los hombres las consideran coquetas y “besables”, y las mujeres las hallan simpáticas y amistosas. Detrás de esta boca se esconde un espíritu independiente y expresivo, que no teme decir exactamente lo que piensa.
Las comisuras hacia arriba. Esta clase de labios parecen estar siempre sonriendo. Ellos revelan a la mujer optimista, que no se deja abatir por los problemas, pues siempre les busca solución o, por lo menos, busca el regalo (la lección) que estos le dejan.
Las comisuras hacia abajo. Esta característica de boca revela el perfeccionismo, la agilidad mental y la discreción. Dotadas de un gran sentido del humor un poco irónico, estas mujeres son inteligentes y algo misteriosas. A ellas no se les conoce durante una conversación superficial; hay que tomarse el tiempo de cultivar su amistad y de ganarse su confianza.
Recuerda que debes idolatrarlas tanto por la forma de sus labios como por la personalidad que conlleva. También debes respetarlas debes obedecerlas, debes obedecernos porque nos lo hemos ganado con nuestra personalidad y logros, porque lo merecemos gracias a que cada tipo de labio es estéticamente hermoso y nos hace digmnas de que nos idolatres, de disponer de tus servicios, de tu esclavitud, de tu obediencia.