Sumiso: fin de semana a sus pies, fin de dignidad

Probamos a estar un fin de semana encerrados en una casa como ama y sumiso y al final se acaba yendo de las manos.

Ella me había contado que había contactado con varios sumisos a través de redes y les había estado humillando de manera online durante un tiempo, nunca en la realidad. Al principio me parecía divertido, pues quedábamos de cuando en cuando y follábamos, a veces escribiéndoles a los sumisos y contándoles lo que acabábamos de hacer con pelos, señales y alguna fotografía. Éramos follaamigos que a veces bordeábamos el punto de adquirir sentimientos el uno por el otro, aunque siempre alguno de los dos lo arruinaba.

Pero luego llegó el día en el que tuve un sueño en el que una chica me meaba en la cara y me insultaba. Había visto algún vídeo de este tipo con bastante indiferencia, pero esa vez fue muy real y algo despertó en mi que cambió mi percepción sobre el asunto y me abrió nuevas puertas en el sexo. Y tanto.

Se lo conté y le hizo bastante gracia, porque no le cuadraba nada con mi personalidad. Cuando le pedí que me hiciera a mi lo mismo que le estaba haciendo a ellos vía online le descoloqué un poco pero después de días insistiendo acabó aceptando. Empezamos una dominación online bastante light en la que se me controlaba la cantidad de masturbaciones, se me pedían fotos, y ella me insultaba y humillaba de todas las maneras que se le ocurría, aunque siempre a través de chat. Con los días, fuimos pensando que estaría bien intentar algo en persona y así empezamos una serie de encuentros en los que con poca luz (ya que nos daba verguenza), ella me escupía en la boca, me abofeteaba y se reía, le tenía que chupar los pies y el culo mientras se masturbaba y hasta compramos un strapon que de vez en cuando me hacía tragar. Nos fuimos quedando sin ideas y estuvimos viendo vídeos de dominación femenina y ahí es cuando planeamos intentar un fin de semana de dominación total en un piso en la playa que tenía ella. Un fin de semana en el que tendría que acatar todas las órdenes y salir de allí lo más humillado posible. La idea es que no se me olvidara nunca y que de alguna manera me dejara huella. Y la idea era que el guión lo preparara ella con lo que ella sabía que me gustaba a mi y a ella, aunque metiendo alguna cosa que no habíamos probado y que fuera sorpresa. Y que no se pudiera decir que no.

Terminé de trabajar el viernes y fui en coche hasta allí. Habíamos quedado a eso de las 8 de la tarde. De camino estuve pensando todo el tiempo qué pasaría al abrir la puerta, si habría alguien vestido de cuero y con un strapon dispuesto a castigarme directamente. Eso me asustaba, pues como digo no estaba acostumbrado. Pero no, abrí la puerta y estaba la misma Laura de siempre sonriente que me invitó a pasar. Llevaba puestos unos vaqueros y unas sandalias, nada que hiciera preveer lo que iba a pasar después. Nos sentamos en el sofá.

  • Aún estás a tiempo de irte, lo único que te pido es que si te quedas lo terminemos, no te rajes a la mitad porque no me vuelves a ver. Me ha llevado un tiempo pensar todo lo que quiero hacerte.

  • Claro, si llevo pensando en esto la última semana... Tranquila, que no. Lo único ya sabes que no quiero que me queden marcas de ningún tipo.

  • No, marcas físicas no te quedarán, pero vas a pagar por muchas cosas.

Había cierto resentimiento por cosas que habían ocurrido en el pasado. Ella intentó tener conmigo una relación y yo no acabé dando el paso.

  • Vale, vale...

Entonces cambió su voz y su gesto. Me cogió fuerte del pelo y empujó mi cabeza hacia fuera del sofá y hacia abajo.

  • Pues al suelo, perro

Obedecí, me salí del sofá y me puse de cuclillas

  • DE RODILLAS Y MIRANDO AL SUELO. Es posible que te dé verguenza y había pensado en ir poco a poco pero te voy a degradar desde el principio pero bien, vas a flipar.

La luz era bastante tenue, solo había dos lámparas encendida y casi era de noche, lo cual me agradaba porque no sé si hubiera podido hacerlo a plena luz. Está claro que era un sumiso primerizo.

  • Lo que he pensado es que vas a ser un esclavo todo el fin de semana. Se te liberará el domingo a la hora de comer para que vayas a lamentarte a tu puta casa o a donde coño quieras, pero mi trabajo aquí es que lo hagas con la cabeza gacha, que sepas la mierda que eres días después de salir de aquí. Y correrme, lo principal es que yo disfrute.

  • Vale...

Me soltó un bofetón en la parte de atrás de la cabeza

  • No hables sin que yo lo diga. Solo ante preguntas y sin mirarme a los ojos.

La verdad es que esta me la esperaba. Lo que no me esperaba era tal violencia. Otras veces no se había atrevido a dar tan fuerte. Está claro que aquí había algo más que un juego. Me quedé callado.

Me estuvo explicando las normas generales como que yo tendría que llevar una jaula para penes durante todo el tiempo exceptuando cuando ella lo dijera, o que cuando ella se desplazara por la casa y a falta de otra orden yo tenía que seguirle a cuatro patas. Eso también me asustó un poco, porque el rollo perro/animal nunca me había puesto, pero lo acepté expectante. No sabía a dónde iba a parar. También que tenía que llamarle señora, y en cada humillación darle las gracias. Mi vestimenta sería desnudo o unos calzoncillos si ella no mandaba otra cosa.

  • Pero de momento ponte esto.

Sacó unas bragas dadas de sí que me puse de rodillas y mirando al suelo y me quedaban muy pequeñas. Se me salía todo por todos los lados y se me metían un poco por el culo.

  • Despídete de tu ropa, perro

Y se llevó la ropa. Cuando volvió, me pilló mirando hacia la puerta y me empezó a golpear en la cabeza por mirar y por no haberle acompañado debidamente. Llevábamos 10 minutos y ya sentía palpitaciones en la cabeza fruto de los golpes. Le di las gracias debidamente.

  • Patético eres, joder.

Volvimos al sofá y yo con ella, desde el suelo y me puso un collar que nunca llegué a ver. No sabía si lo había comprado para la ocasión o era el del perro. Lo que sí era del perro era la correa, eso seguro. Entonces escupió en el suelo.

  • Limpia.

Me quedé quieto pensando.

  • Con la lengua obviamente. Vas a limpiar mucho estos dos días, esto solo es un entrenamiento.

Lamí el suelo con el escupitajo. Esto ya me empezó a excitar muchísimo, y ella lo notó, porque al llevar bragas puestas se me salía todo. Entonces empezó a escupir el suelo y a golpearme hasta que se me bajara la erección.

  • Limpia y chupa, limpia y chupa

  • Gracias

Me mandó tumbarme boca arriba y sacó de una mochila la jaula y me la puso con dificultades, pues aún no estaba del todo bajado, así que la dobló como pudo con poco cuidado. Dolía, mucho. Y era incómodo. A decir verdad empecé a sentirme como una mierda. Quizá como lo que era. Ese principio había sido muy fuerte y eso querría decir que lo que vendría sería peor.

Encendió la tv y aprovechó que estaba tumbado boca arriba para sacarse una sandalia y pasárme el pie por la cara. También me lo pasó por la polla. Me volvía loco por chuparlo.

  • Tranquilo, que te vas a hartar. Pero vas a ir ganándote las humillaciones. Para una humillación, otra más grande primero.

Entonces se puso la sandalia y me la situó en la cara, sin apretar, con la suela mirando hacia a mi.

  • Saca la lengua y saborea. Limpia, perro

  • Gracias

Empecé a limpiarle la suela de la sandalia. Estaban bastante limpias pero tenían algo de polvo y piedras pequeñas que me iba tragando. Le dio la vuelta a la sandalia y la miró. Entonces cambió a la otra... La retiró, le di las gracias y entonces se puso con el móvil. Estuvo como dos horas en las que a ratos me pasaba los pies por la boca pero nada más, ni una palabra. Yo empezaba a pensar que parte de la humillación era pasar de mi, y eso claramente no me gustaba. Ni me ponía, ni nada.

Empezó a silbar para llamarme como hacía con su perra.

  • Ahora te hago caso, espera

Mil cosas pasaban por mi cabeza en ese momento.

  • Mira, sube al sofá, perrete

Subí al sofá y me enseñó el móvil en el que estaba hablando por el Tinder con gente. En esas dos horas había estado contactando con gente cercana para quedar.

  • Como creo que tú no me vas a hacer correr ni hoy ni nunca en adelante estoy a ver si puedo quedar con alguien. Me gustaría que viniera un tío cuanto más grande y fuerte mejor para que sepas lo que es un tío de verdad.

Yo no era precisamente pequeño, pero ese comentario me empequeñecía, desde luego. En las conversaciones a todos los decía lo mismo, que estaba de Airbnb en un piso y que no tenía plan. Pronto, los 10-15 con los que había hablado se habían ofrecido a ir a hacerle compañía. Me empezó a enseñar la fotos. Casi todos eran chicos con fotos enseñando abdominales.

  • Elige uno. Y elige bien.

Escogí uno con pinta de surfero que parecía que era extranjero por el nombre ya que no quería que en un caso extremo me viera nadie de mi zona en esa tesitura.. Mejor una persona que se fuera a ir para siempre.

  • En realidad era por joderte un poco. El chico ya está elegido desde antes. Solo quería que te vieras en la situación de tener que escoger un chico para follarme.

  • Gracias...

  • He quedado en media hora aquí al lado en un bar. Luego te digo lo que tienes que hacer mientras no estoy, pero mientras tanto vas a ayudar a prepararme. ¿Ves que bien? Me vas a ayudar a prepararme para que me folle otro. Eso te pondrá, ¿eh?

  • Yo hago lo que le ponga a usted, señora.

Durante esa semana había pensado en que esta situación podía darse. Una de las normas que habíamos puesto era nada de fotos y que nadie se pudiera enterar de lo que había pasado, así que esperaba que lo respetara.

Entonces se levantó al baño y yo me bajé del sofá a cuatro patas siguiéndola. Me esperó en la puerta

  • Tienes trabajo

Se quitó la ropa. Yo veía la ropa caer pero no podía mirar hacia arriba. Vi caer un tanga que llevaba puesto, pero lo recogió y me lo metió en la boca

  • Para que vayas abriendo boca. Entra en la ducha.

Entré y me quedé de rodillas. Ella se quedó mirándose desnuda en el espejo y luego entró ella.

  • Abre la puta boca y mira hacia arriba

Me puso el coño en la boca, me sujetó la cabeza fuértemente, me quitó el tanga de la boca y me escupió en ella. Al principio no le salía y me iba escupiendo pero luego empezó a mearme muy fuerte. Cada vez que se caía algo al suelo cortaba me daba un bofetón así que me estaba atragantando. A veces el chorro se desviaba hacia los ojos y escocía.

  • Vas a hacer de retrete, de basura.. de todo. Menos de persona.

  • Gracias

  • Lame.

Fui a limpiarle y me dió un tortazo.

  • Eso mejor cuando termine mi cita.

Se duchó conmigo en la ducha de rodillas e inmediatamente me mandó secarme y salir un momento. Salí, me quedé en la puerta y pude comprobar que estaba haciendo caca. Me mandó entrar y estando de pie me mandó meter la lengua y limpiarle el culo. La verdad que eso era algo que me daba bastante asco pero en el momento obedecí por el juego y no me resultó tan asqueroso. De rodillas y agarrando sus caderas mientras estaba de pie le metí bien la lengua en el agujero para dejarlo limpio. Esta vez me dio ella las gracias a mi mientras se reía. Ahí vi a la misma Laura de siempre de cachondeo y no a una domina. Pero en ese caso se estaba descojonando de mi y de lo que acababa de hacer.

Le ayudé a ponerse un vestido, le llevé unos zapatos de tacón y se los puse. Ella quería que estuviera presente en todo momento de la preparación. Se cortó las uñas de los pies y me las hizo comer. Se pintó los labios y volvió a su mochila y sacó un plug anal, vaselina y una bola para la boca. Me daba pánico el plug. Estuvimos para colocarlo más de 20 minutos y llegó tarde a su cita. Me indicó que tenía que esperar debajo de la cama todo el tiempo, que durmiera o hiciera lo que pudiera. Al principio era muy doloroso, pero con el paso de los minutos mi culo se acostumbró y dejé de sentirlo. Lo peor era la bola de la boca.

A la media hora sonó la puerta y era ella hablando con un chico. Estuvieron en el salón bebiendo otro rato más y luego pasaron a la habitación, donde me encontraba yo debajo de la cama. Ahí mi corazón se puso a 1000. Temía que destapara mi escondite, pero no lo hizo. Entre risas, se pusieron a follar en la cama. Ella le preguntó si llevaba condones y que se lo pusiera y el obedeció, aunque me dió la impresión de que ella a su vez era bastante sumisa con el chico. Por lo que pude ver con mi escaso ángulo de visión el chico era negro. Lo hicieron tres veces. Follaban, hablaban un poco y seguían. La estaba reventando. No paraba de gritar salvajemente no sé si para que me comparara con él o porque le estaba encantando realmente, pero ambas opciones me excitaban increíblemente. Se me empezaba a derramar algo de líquido preseminal de vez en cuando. Tras el tercer polvo, ella le dijo que tenía cosas que hacer al día siguiente y el chico en 2 minutos ya estaba fuera de casa. Me alivió mucho que no me destapara con el chico delante. Pero es que lo que venía después no era mucho mejor...

  • Espero que estés debajo de la cama por la cuenta que te trae.

  • Sí señora...

  • Sal.

Salí de rodillas y ella estaba en la cama aún.

  • Límpiame el coño.

  • Sí señora

Le empecé a comer el coño. Sabía a una mezcla de condón, sudor, y flujo. Se puso unas braguitas y se sentó en la cama.

  • Mira, ven, que te tengo una sorpresa. Pon la cabeza en mis rodillas. Me acarició el pelo.

Había guardado los tres condones, que tenían un nudo hecho. Me metió uno en la boca sin abrir y me mandó chuparlo para limpiarlo. Luego me lo metió hasta la campanilla y lo sacaba y lo metía.

  • Mira, como si fuera un té.

  • Gracias

Se puso a abrirlo pero no podía, así que fue a por unas tijeras y lo cortó. Derramó todo el semen en mi boca, y luego aprovechó la elasticidad del condón para darme con ella en la cara cosa que hizo que me cayeran más gotas por la cara.

  • No vas a poder olvidar esto. Te has tragado una corrida, perro

Y tanto. Luego abrió el otro y me lo vació también.

  • El que queda es una sorpresita que tengo. Ven, vamos a poner el strapon.

Se lo puse y me hizo mamarlo un poco.

  • Cómete los huevos también

Tras introducírmelo hasta el tope varias veces con muchas arcadas muy serias, abrió el condón y me vació la mitad en la boca. Luego le dió la vuelta y lo puso en el strapon.

  • A cuatro patas.

Obedecí. Me quitó el plug anal y me metió el strapon con semen que tras tanto tiempo metido había dilatado mi culo perfectamente. Estuvo follándome a cuatro patas más de 10 minutos con mucha rabia. Me recordaba cosas del pasado que yo había dicho y me insultaba todo el tiempo. Luego sacó el strapon pero me empezó a introducir el condón en el culo con el dedo.

  • Llévalo puesto hasta que evacúes. Así cuando lo hagas recordarás que tienes corrida en el culo.

Ya era tarde, así que me pidió que volviera a poner mi cabeza en sus rodillas y se encendió un cigarrillo con el que me iba echando la ceniza en la boca. También la colilla me hizo comer. Desconocía los sentimientos que se llegarían a tener tras un juego así pero me sentía como una auténtica mierda de verdad y entregado del todo a sus peticiones. Ahora le veía de otra manera. Estaba claro que ella tenía cierto resentimiento hacia mi que estaba aprovechando a sacar. Para ella no era solo un juego sexual y el hecho de que no se lo tomara como tal me ponía más.

Esa noche dormí en el suelo al lado de su cama con una manta que me tiró. Antes de dormir tuve que volver a beber su orín y me advirtieron que a mitad de noche podría ser despertado para ello.

Continuará...