Sumisión y dominación de Alice cap-25
Prólogo: Raúl me estaba poniendo en situaciones muy comprometidas, pero no podía y quizás tampoco quería yo misma detener su abuso hacia mi, aquello me estaba gustando pero ni imaginaba hasta donde iba a ser capaz de llegar
Capítulo - 25
… aquello solo había sido el comienzo del juego que Raúl buscaba en mi….
A pesar de haber dejado de masturbarme, me sentía excitada y con el coño empapado hasta el punto que temía que mis humedades se deslizasen muslos abajo delatando mi calentura y temía que se me notara agitada, sentía mi cara acalorada y si Daniel me hubiese dedicado una mirada, aunque Beatriz lo tenía bien absorto, se hubiese dado cuenta que me estaba pasando algo. Pero Daniel estaba en su mundo, cuando le hablaban de arte no veía otra cosa, y hablar de ello con Bea, era un plus muy embriagador.
Nuevamente se pusieron delante del otro cuadro y siguieron con su conversación de arte, mientras mi seductora amiga le escuchaba con atención, seguro que falsa atención, mientras miraba a Daniel embelesada, lo que mantenía a mi marido fuera de la realidad.
Le miraba y me parecía increíble, con lo soso que era, que al ser otra hermosa mujer y no yo, estaba segura de que si hubiesen estado a solas Bea y Daniel, y ella se lo hubiese propuesto, me habría puesto los cuernos con mi sensual amiga sin remedio…, estaba casi segura de ello, …. , los hombres en estas situaciones se rebajan llevar por su instinto de macho y ella sabía como manejar a cualquier hombre.
Ahora Raúl volvió a poner su mano bajo mi falda y buscó mi ano con descaro. Yo de nuevo le miré diciéndole que no con la mirada,… que se estuviese quieto, pero con la mayor de sus sonrisas y pellizcándome el culo y llevando sus dedos a mi empapado coño, me susurró muy bajito al oído
— ¡… shhh anda Ayira, no quieras disimular…, que estás gozando como una auténticacerda..., Shhh…ummmm .., esta situación mi perra sumisa, te pone encelada por completo y yo se lo que realmente estás deseando, puta
Empezó otra vez a masajearlo y yo resignada, pero como el decía y sabía, caliente como una perra, moví mi culo para acomodarlo a sus juegos. Sin que me lo esperara, con absoluto atrevimiento empezó a introducirme su dedo dentro de mi culo. Empujaba, y me forzaba el culo pero yo lo tenía todavía bastante cerrado, y aunque estaba cachonda, muy cachonda, no estaba preparada para eso, pero como era él, el que siempre hacía lo que le venía en gana, yo no tenía más remedio que aguantarme. Abrí más mis piernas, e intenté acomodar mi ano para que entrase su dedo y no me hiciera gritar, al sentirme penetrada
Daniel seguía a lo suyo, totalmente ignorante de lo que pasaba detrás de él. Pobre inocente. Beatriz le tenía totalmente embobado con la pintura, y seguro que estaba usando sus armas de seducción, a las que Daniel no podía hacer nada por oponerse.
Sentía con mucho morbo como el dedo de Raúl se abría camino en mi culo, y yo no podía evitarlo, ni tampoco lo deseaba realmente Dios mío, sintiendo como me lo llenaba y removía. Empezó a follarme el culo con el dedo y un breve gemido se escapó de mi boca.
- — ¿ Te ocurre algo cielo ? – preguntó Daniel – casi sin separar la vista del cuadro, solo girando un poco su cabeza, por lo que no pudo ver mi expresión, que delataba que me sentía encelada como una guarra y mis ojos no mentían mientras el cerdo de Raúl me follaba el culo con sus dedos.
Pero absorto como estaba presumiendo con sus cuadros, y embobado con la belleza y la atrevida proximidad de Beatriz, que se pegaba a el con descaro, no presto tampoco demasiada atención hacia mi, más bien lo dijo quizás extrañado, pero como algo mecánico
— ¡ No cielo… – dije como pude, con el nudo que atenazaba mi garganta de placer – … , embobada oyéndote hablar de tus cuadros, dije tratando de que el tono de mi voz invadida de placer no me delatase
Pero apenas podía evitar que se notara en mi voz lo que estaba haciendo Raúl con mi culo. Al principio me molestaba porque no estaba preparada ni mi culo receptivo, pero ahora estaba consiguiendo ponerme muy cachonda. Nuevamente el morbo de la situación era demasiado. Estaba perdiendo la noción de donde estaba mientras el dedo de Raúl follaba mi culo, y nuevamente el orgasmo amenazaba con dejarme en evidencia, cuando Raúl sacó de golpe el dedo y apartó la mano.
Daniel y Beatriz se habían apartado del cuadro, y oí como Daniel le decía.
— ¡ Vamos a mi estudio Beatriz, allí tengo una colección verdaderamente interesante que seguro que te gustará ver. ¡ Algunos cuadros los tengo uno encima de otro apoyados porque no me caben…, los buenos cuadros son mi debilidad
— ¡ Oh si Daniel, me encantará ver que más tienes, me ha sorprendido tu pasión por la pintura, me encantara verlos Daniel – le respondió Beatriz, que ahora, pasando su suave brazo por el de mi marido, como dejándose llevar, lo que me provocó nuevamente un sentimiento de celos, al ver con la facilidad que lo “manejaba” ella y lo complacido que veía a Daniel junto a Beatriz … - añadiendo
–- ¡ Me impresiona lo que sabes Daniel, no te imaginas lo interesante que es poder hablar contigo de arte… con Raúl no puedo hablar de estos temas porque le aburren, ¡ jajaja
— ¡ Es verdad querida, en eso no puedo competir con Daniel, jaja – Dijo Raúl
— ¡ Lo reconozco, la pintura no es lo mío, pero si invertir en ella y para eso Beatriz que sabe lo suyo en arte es la que elige…, de hecho, alguna vez se ha venido de algún viaje a Londres o Berlín con alguna compra, ya que le gusta visitar las galerías de arte en su tiempo libre…
— ¡ Mira pues si…, - dijo Beatriz dirigiéndose a Daniel –- ¡ Cuando vaya con Alice si vemos algo que pueda interesarte te podemos avisar, y si quieres nos encargamos de comprarlo para ti . ¡ Ves Daniel, otra ventaja de que trabaje conmigo !
— ¡ Pues si… – dijo Daniel – ¡ Me encanta la idea. Te tomo la palabra, Beatriz.
La zorra de Beatriz tenía a Daniel en el bolsillo. Aunque a mí me venía bien que le engatusara, ya que así Daniel aceptaría mejor lo del trabajo, no podía dejar de estar celosa.
Cuando se dirigían al estudio Raúl dijo.
— ¡ Daniel, Beatriz, a mí la pintura me aburre, ya lo sabes querida.
— ¿ Os importa si Alice me enseña el solárium que tenéis arriba y que se ve desde nuestro ático ?. Desde allí parece muy bonito.
— ¡ N… no, claro – dijo Daniel - algo turbado porque sabía que yo acostumbraba a tomar el sol desnuda en el, porque creía que allí no me veía nadie.
Imagine que en ese momento seguro que pensó que ellos si me habían visto desnuda tomando el sol, y eso note como le contrariaba con lo puritano que era el.
— ¡ Es que no se si sabes que se ve desde nuestra casa y siempre le he dicho a Beatriz que me gustaba el estilo que teníais con los muebles y las plantas tan bien cuidadas y elegidas, y me gustaría verlo de cerca, si no os importa claro.
— ¡ No, claro – dijo Daniel, y con una risilla nerviosa – ¿ Así que se ve desde vuestra casa ? añadiendo… Jaja… ¡ Menos mal que no hemos hecho nada malo allí .., porque nos hubieseis visto !
— ¡ Jaja tranquilo – se rió Raúl – ¡ Daniel, si vas por donde creo lo malo no está en el que lo hace jaja, sino en el que solo mira sin poder participar jaja. ¡ Pero tranquilo que no hemos visto nada que no debamos, jaja…
— ¡ Ya jaja…– se rio Daniel incomodísimo, porque intuyo que ellos seguro que me habían visto desnuda allí, especialmente el marido de Beatriz, el sabía bien que yo tomaba el sol desnuda allí en con bastante frecuencia y no creía que le estuviese haciendo ninguna gracia imaginar que Raúl seguro que me había visto desnuda.
Como se dio cuenta de que le había incomodado al intuir que me había visto a mi allí tomando el sol, en un poco frecuente gesto de pacificador, Raúl añadió.
— ¡ Además, aunque estuvierais haciendo algo, estamos muy lejos y apenas se ve nada las plantas que tenéis en el frontal, solo la barra de bar que tenéis montada en el fondo, que es lo que me interesa, ya que quiero hacer algo parecido en el nuestro y me gustaría verlo.
— ¿ Me lo enseñas Alice ?… a ver si podemos hacer algo parecido en nuestro ático.
— ¡ Venga, claro que Alice te lo enseñe …– dijo Daniel - ¡ Así Beatriz y yo no os aburrimos con nuestra charla de pintura, jaja.
Yo callada observaba la jugada pensando en lo inocente que era Daniel que era capaz de dejarme a solas con Raúl…, lo que le venía de perlas a aquel transgresor. ¡ No era consciente el muy bobo, de que me estaba sirviendo a Raúl en bandeja de plata para ya imaginaba lo que deseaba de mi….
— ¡ Id mientras termino de enseñarle unos cuadros muy interesantes que tengo en el despacho a Beatriz – dijo Daniel — ¿ No te importa Alice hacer de anfitriona, para que el marido de tu amiga no se aburra ?
— ¡ No claro que no cariño … ! – dije yo, asumiendo, que con Raúl no íbamos a ver las plantas ni el mueble bar… Si ya se había atrevido a hacerme todo aquello delante de Daniel, que no pretendería hacerme estando solo arriba, y con su fiel Zoe entreteniendo a mi marido.
En ese momento el cabrón de Raúl aprovecho para ponerme en otro aprieto. Haciendo un gesto como de oler cerca de mi cabeza dijo.
— ¿ No notáis un olor extraño ? ¿ Cómo agrio?
El cabrón estaba llamando la atención sobre la corrida que aún tenía encima. ¡ Qué hijo de puta !…, pensé mientras me ponía muy tensa y creo que algo sofocada al ver como buscaba provocar una situación que me hiciese sentir más presionada e incómoda.
Por suerte Daniel dijo.
— ¡ Si, algo me ha parecido notar hace un rato. No sé qué será pero no le des importancia, vendrá de afuera.
Yo solté el aire que estaba conteniendo. Y respiré de nuevo.
Beatriz y Daniel se fueron al estudio. Sentí una punzada como de celos, pensando en si Zoe intentaría follárselo…, fue un pensamiento tonto, yo era la menos indicada para sentir celos, pero no lo pude evitar. Además sabía que si ella desplegaba todas sus armas seducción con ella, que me había seducido hasta a mi… Daniel no tenía escapatoria.
— ¿ Vamos Alice ? – me dijo Raúl con una mirada en que ya pude intuir lo que buscaba
– ¡Detrás de ti guíame, me dijo, mientras para ponerme nerviosa pasaba la punta de su lengua por sus labios, mostrándome que ya se relamía con lo que tramaba…
Raúl y yo subimos al solárium. Ya tenía muy claro que a Raúl lo que menos le interesaba era ver el solárium precisamente, pero después de su trabajo con el dedo en mi coño y mi culo estaba empezando a desear que me follase ya de una vez y alcanzar ese orgasmo que habían interrumpido en dos ocasiones las situaciones en el salón.
El cabrón de Raúl sabía sacar el lado más animal de una mujer, eso estaba claro, le odiaba pero incomprensiblemente me hacía desear ser follada por el.
Lo cierto es que no me dio ninguna tregua. Según entramos en el solárium me ordenó.
— ¡ Inclínate sobre la mesa puta! ¡Apóyate sobre la mesa y ofréceme tus agujeros … joder!
— ¡Ya llevo demasiado tiempo deseando follarte como una perra…! Y ya sabes que no me gusta que me hagan esperar así que ….
— ¡ Vamos Ayira, ahora te voy a dar lo que tanto deseas tú también, puta!
— ¡ Si Amo…! – dije sin vacilar. Ya sabía lo que me esperaba. Y también estaba deseando sentir su polla en mi empapado coño. Además, la situación cada vez era más morbosa, y extrañamente el miedo a que apareciera Daniel me excitaba y mojaba todavía más.
Me coloqué como me ordenaba apoyada con mis brazos abiertos e inclinada sobre la mesa bajita y con mi culo hacia arriba, abriendo las piernas para facilitar el acceso a mi coño. Estaba deseando que me follase y además tenía que ser rápido porque Daniel podía aparecer en cualquier momento. Aunque seguro que Zoe sabía perfectamente cómo y cuánto tiempo tenerlo entretenido para que el Amo, me pudiese follar a mi, en mi propia casa, estando mi marido allí, y tan cerca…, dios mío, aquello se estaba convirtiendo para mi en un droga…, y estaba enganchada a sus juegos !
Raúl me dio un fuerte azote en el culo. No me lo esperaba para nada. ¡Aaaay! Solté un grito.
— ¡ Zorra, hoy has cometido varios errores… Y te tengo que castigar…¡
— ¡ SI amo… – dije – ¡ No me he portado bien, pero no le esperaba, le pido perdón Amo, yo siempre trato de hacerlo todo bien, pero me falta experiencia…. amo
— ¡ Me da igual que no me esperases… – ¡ Nunca debes desobedecer mis órdenes… ¡ ya sabes hermosa pero indisciplinada Ayira, que la ropa interior la tienes prohibida siempre, esté yo o no, pedazo de puta !
— ¡ Si amo… – ¡ Lo siento… y asumo que me castigue…, si así lo merezco.
— ¡ Te has puesto ropa interior…! ¡ No te has puesto tu collar…! – plas… otro azote.
Sabía que era inútil decir nada, así que aguanté, aquellos calientes azotes que me excitaban tanto y me predisponían a ser follada con más deseo, pero temiendo que desde abajo pudiesen llegar a oírlos Beatriz y mi marido y aunque con el corazón encogido rezando para que no los oyesen, los recibía con gusto calentándome más y más para mi Ami. Mientras me los daba añadió
— ¡ Y encima antes has derramado el semen de tu Amo, mientras me la chupabas, guarra, eso tampoco tienes permitido hacerlo, sucia puta.
— ¡ Lo siento Amo, cuando se abrió la puerta me asusté...! – dije – ¡De verdad que lo siento…!
— ¡ Ahora lo vas a sentir de verdad… zorra ingrata…! – me dijo agarrándome del pelo.
El Amo, me había emputecido ya tanto, que a pesar de su trato rudo y sus azotes yo estaba deseando que me follase con dureza y muy profundo, forzándome casi como una violación . Necesitaba la polla de mi Amo en mi coño, jodiéndome duro.
Y sin darme tiempo a esperarlo ni a imaginar que deseaba otra cosa que le gustaba más que follarme, noté como acoplaba la dura cabeza de su polla a la entrada de mi culo, y adiviné sin tiempo a reaccionar o prepararme lo que me tenía reservado.
No, pensé que fuese capaz allí, en aquella situación, eso no, no estaba preparada.
Pero estaba claro que le daba todo igual, quería castigarme una vez más. Empujó su polla con fuerza y rudamente contra mi ano, que no estaba lubricado, ni preparado.
Raúl empujó con fuerza, estaba rompiéndomelo sin piedad, como si violase mi culo, no tenía nada que ver con la primera vez, en la que yo estaba totalmente entregada, y además lo había hecho con cuidado. Pero en esta ocasión era muy distinto, mi esfínter no estaba dilatado y oponía resistencia a las embestidas de Raúl
En el siguiente empujón venció la resistencia de mi culo y me metió su glande. Yo me tuve que morder el brazo para evitar el grito por el dolor que me produjo y recorrió toda mi columna vertebral con una punzada de fortísimo dolor, que recorrió toda mi espalda, dejándome inmóvil del dolor que me invadía y que había sido rápido como un relámpago atravesando todo mi cuerpo.
Me dolió tanto su brusca sodomización que de no haberme mordido instintivamente yo misma el brazo, mi grito lo abrían oído sin ninguna duda Daniel y Beatriz….
Afortunadamente como siempre ocurría, una vez que el glande de Raúl atravesó mi esfínter, el resto de su polla se deslizó fácil y profundamente llenándome el culo con su palpitante y venoso rabo, y eso hizo que el intenso dolor fuese dando paso a una paulatina desaparición del mismo, que se iba convirtiendo en un intenso placer al sentirme ensartada por el culo, después de que mi esfínter había sido ya abierto, me sentí llena de polla de repente, satisfecha y encelada al mismo tiempo con el dentro de mi.
Una vez dentro Raúl empujó hasta que sus testículos golpeaban contra mi culo. Me folló con fuerza, con energía, casi con rabia, como si me violase por primera vez, con lujuria desbocada por follármelo.
El dolor empezó a mezclarse con el placer y paulatinamente, ya entregada y gozando de aquella intensa y lujuriosa follada de culo que era la para mi, máxima expresión de la sumisión, empecé a sentir a cada instante un placer más y más intenso. La polla de Raúl me llenaba a cada embestida, haciéndome sentir el golpeteo de sus duras bolas contra mi mojado coño, me estaba llevando a un nivel de placer que solo alcanzaba cuando mi culo era follado por un macho como el porque la sensación de ser usada y dominada como hembra, era realmente sublime, potente como una droga para mi
Todo se aliaba para hacerme sentir ese placer extremo, el riesgo de ser sorprendida por mi marido, con mi falda subida hasta la cintura, sin mis bragas y desnuda a cuatro patas, dejándome follar por el culo por nuestro invitado, el morbo de la situación era sublime y nunca pude imaginar que en mi propia terraza, con mi marido en casa, Raúl, mi Amo, me follase tan salvajemente, como gran perro haría a una perra en celo, copulando descontrolados ambos, solo envueltos por la droga del deseo, y sintiendo su dura polla metida en mi culo, follándome como una cerda, no pude más y estallé en un orgasmo, largo, intenso, que me hizo desconectar de todo y entrar en esa especie de túnel donde todo era placer.
— ¡Hoooo ¡Yeahhhh….! – Empecé a susurran conteniendo la voz para no ser descubiertos. – Dioooos… mi Amo… ¡Soy tu perra y puta…! ¡Ahhhhh…¡Hummmm… Dios mío me voy a desmayar…! ¡Fuck me… fuck me very deep my Master!
Raúl seguía follando mi culo, y mi orgasmo se prolongaba pareciendo que no iba a tener un final. Me la metía con fuerza, la polla de Raúl entraba y salía, la notaba moverse dentro de mi culo con fuerza, casi con rabia por su parte.
— ¡Ohh… dios mío! …, Fuck me, fuck me Daddy ! ….me hacía sentir totalmente suya, entregada por completo!
Si me quedaba todavía alguna duda de si lo que amaba era ser follada y dominada, ahora ya no tenía ninguna… ¡ Nada me producía tanto placer como ser follada de esta forma, usada como una puta y en lugares comprometidos, o por muchos machos, como la tarde de mi “sumisión total” donde no menos de diez machos, me habían llenado con su semen caliente…, a pesar de que mi cabeza intentase negarlo porque era algo sucio y depravado, era consciente de ello, pero no obstante estaba enganchada a esa droga dura del sexo forzado.
Amaba el sexo duro, y ese deseo provenía de mi interior y no lo podía evitar, desear que me follasen como Raúl, me había mostrado que debe follarse a una hembra caliente como yo era en ciertos momentos…
En ese momento no me acordaba de nada, sólo podía sentir ese pedazo de carne atravesándome y volviéndome loca.
Con un gruñido de placer sometiéndome Raúl se corrió, soltó un primer chorro de semen en mi culo al que siguieron no menos de siete lechazos más, que había cumulado mientras me manoseaba, esperando el momento de sodomizarme. Un segundo orgasmo recorrió todo mi cuerpo al sentir el semen de mi Amo llenando mi culo de perra que hizo que se me doblasen las piernas de placer.
Raúl se derrumbó sobre mí. Agotado.
Estuvo un momento sobre mí con la polla aún dentro de mi culo, mientras yo notaba como se iba poniendo flácida. Finalmente se salió de mi culo sabiendo que era cuestión de poco tiempo que Beatriz y mi marido subiesen allí.
Raúl se apartó de mí y yo me quedé un momento allí, derrumbada sobre la mesa.
— ¡ Ayira grandísima puta, se con certeza de que has gozado como la gran puta que eres con mi “castigo” so guarra, jajaja, pero yo que tú me levantaría rápido… Creo que oigo a tu marido y a Zoe subiendo ya… y tal como estás ahora pareces lo que realmente eres, una perra bien follada y goteando semen de tu abierto culo, jaja !
Del susto me levanté de golpe. Y recompuse mi ropa como pude.
— ¡Jajajaja – oí reír a Raúl - ¡ Que susto te has llevado zorra ! Me hubiese gustado que tu cornudo te viese como has quedado de satisfecha después de haberte follado tu goloso culo de puta, realmente una visión muy excitante verte así, agotada, llena de leche y satisfecha.., jaja
Era mentira, pero el cabrón de Raúl había querido y había conseguido asustarme de muerte, temiendo que mi marido me pillase follando con el. Era un tipo odioso de verdad.
Notaba como el semen de Raúl se movía dentro de mí, y como se escurría por mi culo.
Cogí una servilleta de papel que había sobre la mesa, y me intenté limpiar lo que escurría de mi ano.
Raúl me miraba sin decir nada pero sumamente satisfecho del placer que le había dado follarme dura y bruscamente en mi propia terraza y mi marido en casa. Tenía en su boca esa sonrisa cínica que tanta rabia me producía.
Al rato aparecieron Beatriz y Daniel. Venían hablando animadamente. Les había costado poco hacerse amigos. Lo cual me extrañaba en Daniel, que era bastante reservado, pero claro Beatriz era sumamente seductora y una buena compañía.
— ¡ Una colección espectacular…! – Dijo Beatriz.
— ¡ Gracias…, me alegra que te haya gustado ! – Respondió Daniel.
— ¿ Y vosotros que tal lo habéis pasado ? – pregunto Beatriz, que de seguro que imaginaba lo que debía haber pasado conociendo bien a Raúl y sus vicios
— ¡ Muy bien ! – dijo Raúl –¡ Tenéis un rincón muy bonito aquí y muy cálido y acogedor. Alice me lo ha enseñado absolutamente todo….. - respondió con malicia, remarcando la palabra “todo” haciéndome enrojecer levemente el muy cabrón.
— ¡ Si – dijo Daniel – ¡ la verdad es que lo ha montado Alice. ¡ Ella es la que tiene el buen gusto para decorar.
— ¡ Se nota que tiene buen gusto por lo bueno y muy buena mano… – Dijo Raúl.
Yo estaba muerta de vergüenza. Parecía que los tres nos estuviéramos riendo de Daniel. Que estaba en su mundo. Feliz e inocente mientras a mi, su adorable esposa
la acababa de sodomizar a
quel sinvergüenza que ahora hablaba con el como si tal cosa con total descaro y falta de escrúpulos..
— ¡ Bueno, Beatriz – dijo Raúl. - Creo que ya hemos molestado bastante a esta pareja. Deberíamos irnos.
— ¡ No para nada ha sido un placer conoceros… – dijo Daniel – ¡ tranquilos no hay prisa. Noté que junto a Beatriz se sentía muy a gusto porque ella sabía embaucarle fingiendo que le interesaba lo mismo que a el y además ella sabía ser muy sutilmente sensual cuando le interesaba.
— ¡ Gracias Daniel. – Dijo Raúl – ¡ Pero deberíamos irnos, ya hemos abusado bastante de vuestra hospitalidad.
Fuimos a acompañarlos hasta la puerta, mientras dentro de mi resonaban las maliciosas palabras de Raúl cuando le había dicho que ya habían abusado demasiado de nuestra hospitalidad porque ciertamente era verdad, especialmente de la mía, que todavía sentía mis tripas llenas con su semen.
— ¡ Bueno, pues hasta mañana entonces….. – me dijo Beatriz visiblemente contenta.
— ¡ Quedamos a las ocho y media en el parking. Vamos juntas en mi coche, no te compliques en coger el tuyo Alice.
— ¡ Vale Beatriz. Hasta mañana entonces – le dije.
— ¡ Por cierto – dijo Beatriz. - ¡ Ponte ropa formal, mejor si es un vestido. Y si no tienes pues algún traje chaqueta. Mis socios son un poco chapados a la antigua. Si necesitas vestuario podemos ir un día de compras juntas.
Por la ropa interior no te preocupes, que nadie te la va a revisar … jaja
— jaja… ¡Anda Beatriz! ¡Ya te vale!… - Le dije como siguiéndole la broma, aunque yo sabía por dónde iba Beatriz - ¡ De acuerdo… gracias Beatriz, estoy muy ilusionada por empezar. – dije porque además era verdad.
— ¡ Yo también querida – me dijo Beatriz – ¡ Ya veras que además de trabajar nos lo vamos a pasar bien juntas…
— ¡ Estoy segura que así será – le respondí ya que sobre eso no tenía ninguna duda.
Nos despedimos de ellos. Con la promesa de que la siguiente vez sería en su casa. Yo esperaba que no cumplieran esa promesa. Ahora sólo estaba deseando lavarme, ponerme ropa limpia y darme alguna crema que calmase mi dolorido ano.
— ¡ Son encantadores. – me dijo Daniel - ¡ Y hay que ver lo que sabe Beatriz de pintura, es impresionante !
— ¡ Si cielo. Ya te dije que era muy maja, nos llevamos muy bien las dos 1
— ¡ Su marido es el que no le pega demasiado. Es un poco más burdo. Se nota que tiene dinero y que no ha tenido que esforzarse por ganarlo. – dijo Daniel – pero parece buen tipo. De todas formas para ser amiga tuya has estado muy callada
— ¡ Bueno cielo. – dije – ¡ Al fin y al cabo, tenías que conocerla tu, y veo que os habéis caído bien, eso es lo importante…, pero tu con lo del arte, ya has hablado con ella lo suficiente como para que no hiciese falta que yo le diese tema…
— ¡ Claro cielo. Ahora me preocupa menos lo de tu trabajo, los viajes y eso. No me cabe duda de que Beatriz va a cuidar bien de ti además se la ve inteligente y con mucha clase.
— ¡ Claro cariño, hay muy buen feeling entre nosotras, por eso deseaba trabajar con ella.
— ¡ Una cosa Alice, me he fijado que no te habías puesto sujetador a pesar de que esperábamos invitados - me dijo, haciéndome ver que,si había reparado en ello, añadiendo.
— ¡ Me ha parecido poco acertado por tu parte, viniendo con su marido ha sido poco correcto no vestirte más sobria, habrán pensado que eres una descarada
Me sorprendió bastante con lo despistado que solía ser, que lo hubiese notado, pero la verdad es que era bastante evidente. Dudé entre responderle como una buena esposa o ser más sincera por un instante, pero no pude evitar replicarle…
— ¡ Entonces tampoco te habrá gustado que Beatriz tampoco llevase…, ¡ Pero por el contrario, no le quitabas los ojos de encima.¡
El se quedó un poco cortado, tratando de excusarse ante lo evidente diciéndome — ¡ Bueno, es que Beatriz con su vestido me parece que no podía ponerse sujetador, porque se le hubiese visto, quedando muy ordinario si lo hubiese llevado.
— ¡ O sea, que la ordinaria era yo, porque si debía haberlo llevado. ¿ Es correcto ?
— No te enfades cariño, pero ibais vestidas de distinto estilo, y a ti no me ha gustado que tus pechos y pezones se mostrasen tan evidentes ante su marido y además con esa mancha que te has hecho, no estabas nada elegante… - me dijo
— ¡ Perdona pero así me lo ha parecido, ella si iba elegante !
Daniel me estaba haciendo sentir más culpable de lo que ya realmente me sentía. Entendía perfectamente que no le hubiese gustado verme sin sostén, pero realmente no había visto nada para lo que podía haber visto, simplemente le dije
— ¡ Lo se cielo, conozco bien a Beatriz y ella siempre es muy elegante en cualquier situación y dándole un manotazo en el brazo le dije ¡ Pensé que se te iba a caer los ojos dentro de su escote, jaja !
Después le miré más seria por la reprimenda por no llevar sujetador, pero cabreada al mismo tiempo, porque se le habían escapado algunos detalles más importantes, como que mi mancha del la blusa era de semen de Raúl…, de que me había estado metiendo mano ante sus narices mientras el estaba embobado con sus cuadros y con Beatriz, y que tampoco se había dado cuenta de que me acababan de follar en nuestra propia casa y mi culo todavía rezumaba con el semen de Raúl…., pero opté por morderme la lengua, aunque me dio rabia que fuese tan cándido e inocente el pobre, y directamente le dije.
— ¡ Me voy a la ducha…, que estoy cansada. – ¡ le dije con sequedad, hastiada.
— ¡ De acuerdo cielo. Ya recojo yo – dijo Daniel.
Y haciendo un gesto con la nariz cuando pasé a su lado dijo.
— ¡ Huy si cariño…, ¿ Has sudado antes de que viniesen Beatriz y Raúl ? Parece que hueles raro, no se, como si hoy no te hubieses duchado esta mañana !
Y poniéndome roja, como un tomate, y quedándome con las ganas de decirle, no cariño, no huelo a sudada, aunque también un poco…, pero a lo que realmente huelo es a haber sido bien follada y a macho, pero era mejor callar y no estropearlo ahora todo, después de los apuros que me había echo pasar el cabronazo de Raúl y me fui con gusto a meterme en la ducha para volver a sentirme limpia de olores y de culpa.
Mientras sentía el agua caliente y el jabón resbalar por mi piel, no sabía si echarme a reír o llorar. Realmente empujada y asediada con descaro por Raúl, había gozado mucho, pero ahora las reticencias de Daniel, por la tontería del sujetador, me hacían sentir mal, porque si estaba molesto porque Raúl me había podido ver más marcados mis pechos mientras tomábamos café…, que cara se le hubiese puesto si llega a ser él quien entra en la cocina y me pilla mamándole la polla a nuestro vecino, como una puta, y ya no digamos, si llega a subir a la terraza-solarium, y nos encuentra mientras Raúl, me estaba follando el culo que yo le ofrecía con gusto…
Me quedé bajo el agua de la ducha una media hora, lo necesitaba, sentir como el agua se llevaba lo malo que había en mi, aunque lo peor de mi, no estaba a flor de piel, me salía de muy adentro porque el sexo me encantaba y Raúl, había despertado mis deseos más oscuros y ahora estaba enganchada a ese placer.
No estaba dispuesta a seguir engañando de esa forma a Daniel, aunque estaba enfadada en cierta forma por su candidez, también es cierto, que con el nunca iba a tener el sexo que me gustaba y deseaba, pero lo que si tenía muy claro era que ponerle los cuernos tan odiosa y descaradamente como había echo hoy empujada por Raúl…, no quería seguir haciéndolo, el no se lo merecía.
Cada vez veía con más claridad que no estábamos hechos el uno para el otro, éramos demasiado distintos, y aunque me dolía, empezaba a ver claro que mi relación con Daniel en estas condiciones me hacía sentir muy mal interiormente, nuestra relación no iba por buen camino. Empezaba a estar harta de mentirle, engañarle con otros y ponerle los cuernos, lo de aquella tarde había sido tremendo, seguro que Raúl me había acosado a posta para forzar que dejase a Daniel, pero tenía que reconocer que mejor pronto que tarde era mucho más honesto por mi parte que se terminase ya aquella farsa y separarnos sin remedio, aunque eso nos iba a doler a los dos.
Cada vez estaba más decidida, por mi parte no podía seguir siendo al mismo tiempo la sumisa y puta de Raúl y la esposa insulsa que Daniel esperaba de mi.
Solo podía ser una de las dos cosas y Raúl no me iba a dejar escapar ahora que me tenía comiendo de su mano, y yo tampoco, en cierto modo era feliz con mi vida anterior de chica mona pero aburrida…, la decisión tenía que tomarla pero no sabía como romper con Daniel porque le quería y el a mi. Para Raúl solo era un capricho, otra zorra a la que follarse y al margen de buen sexo, no me aportaba nada…, hasta le odiaba en muchas ocasiones…