Sumisión y dominación de Alice cap-20
Sin otra salida que dejarme tatuar, empezaba a sentirme cada vez más atrapada como sumisa y esclava de Raúl, solo podía (en esos momentos) acatar sus severas órdenes y esperar acontecimientos
Capítulo 20
Tatuada como propiedad de Raúl
Tras pasar sus dedos por mi pubis para comprobar que estaba completamente bien rasurado y suave, algo muy importante. Interiormente desee que no fuese un tatuaje muy aparente y que pudiese pasar más o menos desapercibido cuando fuese desnuda.
Alex comenzó su trabajo. Empezó tatuándome algo en mi pubis, encima de mi coño. Era horrible, sentir como me “marcaba” sin remedio como una más de las putas de Raúl…
¿ Cómo iba a explicar eso a Daniel cuando se diese cuenta de que me había tatuado el coño? Pensé en las dos semanas que debería pasar cuidando el tatuaje antes de que estuviese totalmente curado, bufff…, que mi marido no se diese cuenta de que algo me pasaba era complicado, aunque me dejase las bragas puestas, algo que no solía hacer habitualmente, sospecharía que algo pasaba porqué de pronto empezaba a no quitármelas como era habitual en mi cuando estaba en casa.
Empecé asumir con impotencia y rabia, que una vez más, aquel cerdo de Raúl estaba consiguiendo absolutamente todo lo que se proponía.
Alex estuvo un rato trabajando sobre mi coño, y después tras sonreírme y decir
— ¡ Ya verás que bonito te ha quedado…, ¡ me encanta tu pubis rasurado y ahora con ese tatuaje, está mucho más sensual….!
Mientras me decía esto, vi como ahora pasaba a mi pecho derecho.
Que también me tatuase algo en mi pecho derecho, eso sí que me desarmó, no podría evitar que además de mi marido, mucha más gente, según a la altura que me lo tatuase, pudiera ver ese segundo tatuaje.
Pero no tenía sentido volver a protestar o demostrar enfado, porque me lo iba a tatuar si o si, si Raúl se lo había pedido.
Lo único que podía hacer, era rogar que los tatuajes, especialmente el de mi pecho, fuese discretos y pudiesen confundirse con un simple capricho por mi parte.
El de mi pubis lo tenía más asumido y estaba en una zona oculta en la mayoría de las situaciones, pero el de mi pecho derecho, sí que me hacía sentir como si Alex estuviese marcándome como una verdadera puta.
Este segundo me desmoralizó más si cabe que el primero, pero ya no tenía remedio.
En este se entretuvo mucho más tiempo, por lo que imaginé que era algo más elaborado, mientras en mi interior deseaba con todas mis fuerzas, que fuese bonito y no fuese aparente de nada, aunque pedir esas dos cosas, quizás era mucho pedir.
Cuando terminó cubrió con unas gasas los tatuajes.
— ¡ Ahora debes estar 24 horas sin tocarlos ni mojarlos para que sequen y cicatricen bien y aplicarte la crema que te daré al menos una vez al día !. – dijo Alex.
— ¡ Gracias Alex, por ser tan amable conmigo…. - Le dije
Raúl tan desagradable como siempre que se lo proponía, dijo satisfecho.
— ¡ Bueno zorrita…… – me dijo – ¡ Ya llevas mis marcas en tu cuerpo… ¡ Ahora cualquier otro Amo sabe que me perteneces, y que eres intocable salvo que yo se lo permita.
— ¡ Encima de tu coño te he tatuado mi marca, La R de tu Amo… Y en tu pecho derecho llevas el triskel, que señala los tres pilares del BDSM, con los tres símbolos que marcan las prácticas de tu nuevo estilo de vida. Así que de discreto o poco evidente de lo que era, nada de nada (pensé para mis adentros) Raúl me seguía abocando a una vida de perra, paso a paso, pero implacablemente., el muy hijo de p….
Ahora ya tenía claro que me había hecho tatuar Raúl, eran los mismos tatuajes que llevaba Zoe sobre su pubis y en su pecho derecho. Estaba claro que esa era la marca de Raúl, y todas sus sumisas debían llevarla
Ya no podía hacer nada, sólo me quedaba aguantar y ver como se lo explicaría a Daniel.
— ¡ Bueno Alex, ahora puedes cobrar tu trabajo… Oí como le decía a mi tatuador !.
Aquel cerdo de Raúl, no pensaba pagar nada por mis tatuajes…. Me iba a tocar a mi…, pagarle el trabajo a Alex…, No dije nada porque lo que más me preocupaba, era como lidiar con la presencia de al menos el tatuaje del pecho con mi marido, y además empezaba a acostumbrarme a que hablar con Raúl era además de una mala idea, una pérdida de tiempo total.
Zoe como la linda y sumisa perrita de su Amo, se apresuró a desatar mis piernas, pero en lugar de soltarme separó mis piernas, y ató mis tobillos a los extremos de la camilla, dejando mis muslos bien abiertos.
Ni siquiera me sorprendió, porque desde que me hizo “pagar” aquel sombrero barato para él, ya sabía cómo Raúl pagaba a todos, dejándoles que se follasen a una de sus perras, que en esencia es en lo que me estaba convirtiendo sin poder evitarlo, salvo que tomase alguna drástica solución para cortar aquella situación…
— ¡ Zorrita….. – me dijo - ¡ Aunque obviamente pago a Alex muy bien porque es muy bueno en lo suyo….. ¡ Resulta que tiene un gusto con el sexo un tanto peculiar…….
— ¡ Sólo se empalma si tiene a su pareja totalmente inmovilizada, igual que tú ahora. Le da igual si es hombre o mujer, pero debe estar inmovilizado. Así que cuando me hace un trabajito, pues le dejo que disfrute de la zorra a la que me ha tatuado en ese momento…
— ¡ Por lo que te vas a portar bien, aunque no te queda otra, y vas a dejar que mi amigo disfrute !
No me extrañaba nada, porque a estas alturas ya no sabía cuántos “amigos” suyos me habían follado, pero esto después de estar dolorida con los dos tatuajes tan recientes, me parecía un exceso de crueldad, aunque ¿ No se basaba en eso ? , en la crueldad el tipo de sexo a que me abocaba Raúl progresiva pero imparablemente ?.
Noté como Zoe bajaba un poco la altura de la camilla, y pude ver como Alex se subía a horcajadas sobre mi…, poniendo sus rodillas una a cada lado de mis costados.
Aunque no le conocía, ni si sus rarezas iban mucho más allá, Alex se había portado mejor que Raúl conmigo, así que sacando los restos de coraje que me quedaban le dije.
— ¡ Será un placer complacerte Alex…,… ¡ Espero poder compensar tu delicadeza conmigo…..
Él se sonrió mirándome allí atada como parece que a él le ponía más, indefensa y ofrecida…, aunque realmente no sabía muy bien que quería subiéndose a la camilla.
¿Qué querría hacerme? - Pensé para mis adentros.
Cada vez que conocía a algún amigo del Amo era más extraño que el anterior.
¿Con que clase de gente se relacionaba?
De repente cuando pude ver la polla de Alex, me quedé realmente sorprendida en una mezcla de miedo y morbo, su polla, que tenía sobre mi cara, tenía dos enormes piercings en ella.
Era grotesca y un tanto intimidadora, uno era un aro que atravesaba su capullo, entrando por debajo y saliendo por su uretra. Y en la parte superior de su polla tenía otro que la atravesaba de izquierda a derecha, con una especie de bola que aparecía en ambos extremos.
Estaba claro que estaba a punto de probar lo que se siente al chupar una polla con aquellos grandes piercing. Nunca había probado ni visto una así en mi vida en vivo, pero si sabía de alguna amiga que lo había hecho y le había gustado la sensación que proporcionaban los piercing.
Alex no me dio mucha opción, y me obligó a abrir la boca rápidamente para chupársela.
Introdujo primero su glande, con el aro, la sensación era muy extraña. Pero he de reconocer que no desagradable como esperaba. Chupar y jugar con aquella polla sintiendo el aro en mi lengua, era realmente morboso, distinto y hasta cierto punto excitante.
Se la estuve chupando lo mejor que pude, pero inmovilizada como estaba, no tenía opción de mover mi cabeza para acomodarla mejor y lo que más intentaba era no ahogarme
Alex metía y sacaba la polla de mi boca, los piercings me proporcionaban una extraña sensación que corroboraba lo que me había contado aquella amiga, era una sensación distinta y el metal en contacto con mis labios, lengua y paladar, me excitaban por lo transgresor que resultaba…, pero al no poder levantar la cabeza, mi propia saliva, hacía que me atragantase y al expulsarla, saliera por la comisura de mis labios en una mezcla compacta.
Pensé que desearía correrse en mi boca y si hacía eso, no iba a poder tragarme su semen, con los problemas que ya tenía en esa posición, pero no tenía pensado eso, simplemente, mi mamada se la estaba poniendo más dura para lo siguiente y no estuvo mucho tiempo follándome la boca y poco después me la sacó y pude ver aquellos dos piercing empapados con mis babas y sus líquidos
Cuando noté como descendía sobre mi cuerpo como se colocaba sobre mi coño, y como ponía la punta de su polla a la entrada de mi vagina, aquella extraña sensación de notar como su aro metálico rodeando su glande empezaba a penetrar en mi vagina, me hizo sentir una sensación desconocida.
Mi coño se había excitado mientras se la chupaba y estaba muy receptivo, toda una suerte porque bruscamente y sin miramiento ninguno empujó, e introdujo la polla en mi coño, que por suerte aún conservaba algo de la excitación anterior, que ayudó a que la polla entrara sin hacerme daño.
Contrariamente a lo esperado, los aros de la polla no me hacían daño, sino que me producían un extraño placer, sintiendo claramente como su aro, descendía y ascendía una y otra vez por mi coño.
— ¡ Hooo Dioooos ….! – grité excitada
La sensación era extraña, pero los aros y piercings me tocaban en partes en las que nunca me tocaba una polla. Era una sensación extraña pero que excitaba los puntos sensibles de mi coño, más intensamente.
Alex metía y sacaba la polla con un ritmo continuo. No es que fuera muy imaginativo se limitaba a follarme rítmicamente, ¡choopp, Choopp Chooppp…!, golpeando con sus bolas en mi abierto culo a cada nueva embestida
Siguió follándome, notándose que le costaba alcanzar el orgasmo, por lo que me follaba con ansia, rápidamente. ¡choopp, Choopp, Chooppp…!
Yo lamentablemente no podía mover ni un músculo y colaborar, pero al final tuve un extraño orgasmo, fue un placer raro, leve, pero continuo.
Tras unos minutos más,…. (tampoco Alex es que fuera un gran amante) ….se corrió dentro de mí, y rápidamente se salió y me dejó allí, con mi coño goteando su semen que no había sido muy abundante.
La verdad es que era un tipo peculiar.
Nadie dijo nada. Alex se vistió y se fue. Sin decirme nada. Salió con Raúl, y Zoe se puso a desatarme.
Me ayudó a levantarme. Y me consoló, como hacía siempre.
— ¡ Vamos Ayira, no te preocupes…… ¡ Veras que bonitos te quedan los tatuajes, y ahora ya perteneces totalmente al amo, y eso es un orgullo. Si necesitas una excusa para tu marido, seguro que encuentras algo que contarle.
— ¡Con que le digas que has tenido el capricho de hacerte nuevos tatuajes…, le convencerás, tranquila.
— ¡ No se Zoe… – dije –… ! de verdad que no sé qué pensar. …. ¡ Esto es humillante, excitante pero humillante!
Entró Raúl y no nos dio tiempo a hablar más. Zoe y yo nos pusimos en posición de sumisión, que ya era automática en mí.
— ¡ Muy mal, Ayira ! – dijo Raúl enfadado – ¡ Esta vez sí que te has pasado de la raya.
— ¡ Me has desobedecido y además delante de otros. ¡ Te has atrevido a llevarme la contraria !
Yo seguía cabizbaja, aunque no me faltaban ganas de gritarle que el único que se había pasado era él. Me estaba aguantando la rabia, y no sabía si iba a poder hacerlo mucho tiempo.
— ¡ Tienes suerte zorra de que Zoe y yo tengamos un compromiso y nos tengamos que ir ! — ¡ Pero ten claro que te espera un buen castigo la próxima vez….!
Yo seguía mirando al suelo, era injusto, era indignante lo que me estaba haciendo Raúl, — ¡ Me había marcado como a una res ! ¿Qué esperaba que me quedara quietecita ?
— ¿ Lo has entendido zorra ? – gritó Raúl
— ¡ Si mi Amo… – respondí para evitar males mayores. – ¡ Esta perra pide disculpas por su actitud… Tuve un ataque de pánico mi Amo.!
— ¡ Mejor Ayira …! – dijo Raúl – …esa actitud es mejor. Como te digo …– continuó Raúl. — ¡ Zoe y yo nos tenemos que ir, pero antes quiero explicarte como va a ser todo a partir de ahora…
Yo levanté la mirada hacia Raúl, expectante. ¿Qué querría decirme? No creía que mi situación cambiara mucho, estaba a disposición de Raúl, y no se me ocurría que más me podía exigir.
— ¡ Ayira…, ¿ sabes que Zoe es socia de un bufete de abogados ?. – Me dijo.
— ¡ Si mi Amo – respondí
— ¡ Muy bien… – continuó Raúl – Realmente ese bufete lo monté yo, y lo mantengo básicamente. Yo les proporcioné sus primeros clientes, y si bien han hecho un gran trabajo y el bufete funciona a la perfección, sigo siendo el propietario, y digamos que tengo unos cuantos privilegios.
— ¡ Así que tú vas a empezar a trabajar con Beatriz… Vas a entrar a trabajar en el bufete como secretaria personal de Beatriz.
— ¡ Estarás con ella, mano a mano, pero obviamente, bajo sus órdenes…
— ¡ Ese trabajo te permitirá libertad de movimientos, sin tener que inventarte excusas, ya que cualquier cosa que yo te ordene será trabajo para el bufete…
- — ¡ Pero Amo… – dije – ¡ No sé si mi marido lo va a ver bien…
Una sonora bofetada me devolvió de nuevo a mi sitio.
— ¡ No te estoy preguntando…. ¡ Apáñate como puedas con tu cornudo,… pero vas a empezar a trabajar con Zoe y punto ! — Además, cuando le digas a Daniel que tu sueldo es de casi 3.000 euros al mes, seguro que no lo ve nada mal….. !
— ¡ Así que te vas a ir a casa, y quiero un mensaje tuyo diciéndome que empiezas a trabajar… ¡Y no te demores !, cada día sin ir al bufete me va a enfadar, y no quieres verme enfadado, ¿Verdad?
— ¡ N… no Amo ! – dije – Muchas gracias por el trabajo.
Me paso la mano por la cara, y yo me estremecí. Nunca estaba segura de si lo que venía era una caricia o una bofetada, lo que hacía que mi cuerpo reaccionara encogiéndose ante cualquier aproximación de Raúl…… ¿ Cómo podía ser alguien capaz de proporcionar tanto placer y tanto sufrimiento al mismo tiempo ?
Zoe, perdiendo la compostura, me abrazó por detrás, con alegría….
— ¿ Ves Ayira ? – me dijo Zoe – ¡ Ya te dije que el amo se preocuparía por tu futuro, y que no tenías que preocuparte por nada. ¡ Veras que bien nos lo vamos a pasar trabajando juntas ….!
Zoe parecía una niña a la que habían dado un premio. La verdad es que nuevamente la dulce Zoe volvía a darme un respiro. Realmente a mi que me hacía ilusión trabajar con Zoe, pero no tenía ni idea de cómo planteárselo a Daniel, me daba pánico tener que decírselo, no sabía cómo iba a tomárselo, pero por otra parte, el poder “trabajar” con Zoe, me iba a permitir quitarme aquella asfixiante presión de encima, cada vez que Raúl me llamaba, y tenía que buscar una excusa para ausentarme (suerte que Daniel casi siempre estaba ocupado con su trabajo) y aquello era estrés continuo, un sin vivir.
Planteárselo a mi marido, iba a ser complicado, porque seguro que prefería tenerme en casa como una princesa, pero se lo tenía que plantear a la primera ocasión. Por una vez, tenía que pensar en mí, aunque fuese egoísta por mi parte y de nuevo, como ya me ocurriese en Londres, buscarme la vida, y ahora me convenía mucho la complicidad de Zoe.
— ¡ Bueno Ayira …!– dijo Raúl – ¡ Vamos, vete a casa, Zoe y yo tenemos cosas que hacer…
Me levanté recogí mi ropa y me fui a casa. Me fui cabizbaja, y tras la primera alegría por la complicidad de Zoe, muy confusa.
Tampoco sabía todavía que parte de mi trabajo, iba a ser trabajo en realidad y que parte de este iba a ser en condición de zorra bajo la tapadera de ser la secretaria personal de Zoe..., eso era algo que también me preocupaba, pero... Ufff Dios, cuanto lío se me había venido encima en solo unas horas.
Encrucijada…….
Me acababan de pasar demasiadas cosas para ser capaz de procesarlo todo, necesitaba tiempo y tranquilidad para pensar y buscar la mejor opción a cada problema. Los tatuajes, el trabajo, ¿ Cómo iba a plantearle todo eso a Daniel ?
No sabía todavía como lo iba a hacer, y una sensación de incerteza, me recordaba mi huía del Reino Unido a la desesperada.
Tenía que pensar como planteárselo a Daniel, algo se me ocurriría, pero necesitaba pensar, porque ahora tenía la cabeza hecha un lío, y lo único bueno de todo esto era saber que estaría todo el día con Beatriz, lo cual me hacía mucha ilusión, pero estaba segura de que las intenciones de Raúl no eran las de tenerme feliz al lado de su mujer y temía que mi rol junto a Zoe, o cumpliendo con las ordenes de Raúl…, ¿ como puta al servicio de sus intereses y de a quienes el desease complacer o chantajear ?
Con todo esto en mi cabeza entré en casa, y me fui a lavarme un poco, encima no podía ducharme por no mojar el vendaje de los tatuajes, así que tenía que quitarme los restos del polvo, por llamarlo de alguna manera, con Alex y con Raúl de alguna forma.
Tenía ante mí una decisión que estaba segura de que no le iba a gustar a Daniel ¿ Cómo podía planteárselo ?
La primera que empecé a barajar, era que no podía estar sin trabajar, había trabajado antes y quería volver a hacerlo, porque la casa se me caía encima.
Seguro que lo entendería, además el me quería y terminaría aceptando que para mí era importante volver a trabajar, además, aunque no tenemos problemas de dinero, a nadie le amargan 3000 Euros, en eso debo reconocer que Raúl es generoso con el sueldo, aunque ya me temía le que debía querer a cambio de ese sueldo que seguro me ganaría con creces.
Para que no se viese la gasa que cubría el tatuaje de mi pecho, me puse una camiseta informal de manga corta azul marino, y a conjunto unos leggins rojos para ocultar el de mi pubis.
Esta noche si vino mi marido a cenar a casa, por tanto había echo bien en ponerme ropa cómoda pero que ocultase los nuevos tatuajes, especialmente el de mi pecho para evitar tener que inventarme alguna excusa.
Mientras cenábamos me estuvo hablando de varios temas, pero especialmente del trabajo y lo saturados que estaban.
La empresa marchaba muy bien, pero eso les exigía a todos, dedicarle muchas horas, por lo que sentía que no nos viéramos tanto tiempo como el desearía.
Después nos sentamos en el sofá y pusimos una película. Dentro de mi cabeza, no dejaba de pensar como empezar el tema…, pero estaba tan a gusto apoyada en su pecho, que me dejé ir…., deje de pensar …, y me dormí en sus brazos como una niña…….
Cuando se terminó la película, Daniel me despertó y nos fuimos a la cama. Esa noche dormimos abrazados, dulcemente sin sexo pero muy feliz de la paz que me transmitía Daniel y lo a gusto que estaba junto a el…., simplemente, le quería……
Martes …. todo seguía pendiente
Al día siguiente, el se despertó antes que yo, como siempre y tras prepararse el desayuno, antes de tener que marcharse, me dio un beso, abrí los ojos y le miré con cariño, era tan dulce. Le devolví el beso y le vi marcharse….
Al quedarme sola, por primera vez desde hacía mucho tiempo, me invadió una sensación de vacío. Lo que más hubiese deseado, era que se tomase el día libre y se quedase conmigo pero sabía que sus responsabilidades se lo impedían, no era que no lo desease quizás, era simplemente un hombre responsable.
A pesar de que solía volver a dormirme, me fue imposible; de nuevo mis fantasmas me acosaban, me sentía sucia y mentirosa. Aquellas últimas dos semanas, habían sido una locura total. Me habían pasado tantas cosas desagradables, que ya me parecía que hacía mucho tiempo que estaba metida en aquella doble vida, que me hacía sentir muy mala persona por el tremendo engaño que suponía ocultárselo a Daniel.
Me levanté y tras tomarme solo un café, de nuevo me volví a tirar sobre la cama … y sin saber exactamente el motivo me desahogue llorando. No era justo lo que nos estaba ocurriendo, ni para mi marido, ni para mi, pero a pesar de todo, me sentía culpable.
Aunque bajo las amenazas de Raúl, nunca tenía que haber cedido a su chantaje, solo yo tenía la culpa de lo que me estaba pasando. Hubiese sido mejor que me denunciase y me arrestasen, que permitir que a cambio de su silencio, ahora solo me sintiese como una sucia puta.
Había intentado poner a salvo mi libertad y mi matrimonio…, y estaba perdiendo ambas cosas cada día un poco más…..
A las diez de la mañana, ya no podía estar más entre las cuatro paredes de mi casa, así que me fui al baño y lo primero que hice fue mirar mis tatuajes en el espejo detenidamente, algo que no había podido ni querido hacer hasta entonces y me puse la crema cicatrizante…
…, Tras cubrírmelos de nuevo, me arreglé y como Daniel nunca venía a comer, decidí perderme por la ciudad, respirar al aire libre y despejar mi cabeza.
Me puse unos pantalones negros y una blusa blanca bastante cerrada de cuello para que no se viese la gasa que tapaba mi tatuaje del pecho y cogiendo el coche me fui a la zona de la Torre Mapfre donde tras aparcar, me dediqué a pasear por el paseo Marítimo del Port Olimpic y Boca Icària, para después caminar pensativa entre los veleros y yates del puerto deportivo. Llevaba las gafas de sol puestas lo que me hacía sentir más aislada de mi entorno.
Junto al mar su olor me envolvía, la brisa marina y el sonido de las olas. Era un lugar ideal para evadirme de todo. Cuando me cansé de pasear, subí al espigón y me senté en una de las rocas. No pensaba en nada, simplemente eludía el problema…, ya pensaría en ello en otro momento. Sobre la roca tumbada, mientras miraba las gaviotas volar, finalmente me dormí un rato al sol.
Cuando desperté me fui a uno de los locales el Khalijia Shisha un restaurante hindú y me comí unos pinchos y una ensalada, ya que tampoco tenía casi hambre. Cuando salí de allí nuevamente me senté en esta ocasión frente al mar y empece ya a pensar.
Quería mantener al margen de todo aquello a Daniel, el no se merecía eso, así que decidí contarle lo de que necesitaba trabajar, que en casa me moría de aburrimiento y además una amiga me había ofrecido un puesto en su bufete y bla, bla.., bla.., esperando que el entendiese mi excusa-necesidad y me permitiese aceptar el trabajo junto a Beatriz.
Regresé a casa cuando ya empezaba a anochecer. Cuando llegó Daniel, estuvimos hablando un poco de todo, cenamos, nos pusimos a ver una película y …, tampoco encontré el momento oportuno para decírselo, o quizás no me atreví.