Sumisión y dominación de Alice cap-19
Tras la divertida y transgresora mañana que habíamos pasado Beatriz y yo en la piscina, me comunicó ella que el Amo me querría en su casa a las seis y media en "punto" sin saber o decirme para que
El Amo me ordena ir a su casa
Justo antes de marcharse a su casa me dijo Beatriz.
--¡ Por cierto, que casi se me olvida. El Amo quiere que vengas a casa esta tarde a las seis y media. Y que vengas vestida como lo que eres. No creo que tenga que explicarte a que me refiero…
— ¡ No Zoe, allí estaré – respondí sumisa y sin dudarlo un momento.
Zoe se despidió de mí con una sonrisa y se fue.
Me fui a casa confundida nuevamente, pensando en que querría de mí el Amo esa tarde, pero dispuesta a no comerme más la cabeza y hacer caso a Zoe. Comería algo rápido y fresco y aprovecharía el sopor que tenía para dormir y descansar un rato.
Otra cosa que había aprendido por la mañana y que ella me había dejado muy claro era que en ausencia del Amo, era Zoe la que tomaba el mando sobre mí. Por tanto otra de mis dudas, la tenía más clara. era que relación había realmente entre nosotras dos, ya había quedado más clara.
Por encima de todo, y eso no me extrañaba, estaba su lealtad absoluta con el Amo, pero además tenía la potestad de ser quien ocupaba el lugar del Amo, si lo creía necesario, o simplemente a ella le apetecía ordenarme que hiciese algo, así que Zoe era en realidad la sumisa Alfa, con respecto a mí, o a otras.
Ahora sabía, que además de llevarnos realmente bien, le debía obediencia y respeto, aunque de todas formas, me parecía lógico que así fuese.
Esa tarde me encontré relajada, y me pude dormir una siesta que me sentó muy bien, casi me descuido y se me pasa la hora de ir a casa del Amo.
Me levanté rápido, me di una ducha, repasé mi coño y culo para librarlos de pelos, ya que por la mañana había estado perezosa, pero tenía que acostumbrarme a hacerlo por la mañana, y así evitaría problemas ante una visita inesperada.
Me preparé tal y como me había ordenado Zoe, me puse el collar con la chapa con mi nombre reluciente, y mirándome al espejo, sentí una mezcla de morbo, excitación y todavía vergüenza, por si alguien ajeno, me veía con el collar y la placa, coloqué las pinzas con la cadena en mis pezones, que parecía que se acostumbraban, y ya no me producía rechazo usarlas.
No me había quedado muy claro, pero esperaba que no quisieran que cruzara la urbanización desnuda, por ahora y así lo había demostrado mi Amo cuando regresamos el lunes Zoe y yo, prefería que guardase las apariencias y seguir mostrándome como la que había sido hasta ahora, así que me puse un vestido encima estampado y holgado pero que se abotonaba por delante de tirantes anchos que me podría quitar muy fácilmente al llegar a casa del Amo y como mi collar destacaba mucho, un fino pañuelo de gasa, enrollado a mi cuello como si fuese un complemento, a pesar de que hacía calor, para que nadie pudiese ver el collar, y nada más.
Me calcé las sandalias de tacón que me había regalado Raúl aquella primera lejana tarde en el Love hotel, cogí mi bolso y salí. No esperaba que Daniel volviera pronto, pero la verdad es que empezaba a darme igual. Por si acaso, de todas formas, le mandé un mensaje diciéndole que me iba a tomar una copa con una de mis amigas.
Para ir al Ático de Raúl y Beatriz tenía que cruzar toda la urbanización, puesto que estaba enfrente de mi edificio, la verdad es que ahora ya no me extrañaba que desde su terraza me hubiesen visto tomar el sol desnuda.
Bajé las escaleras y me dirigí a su piso. Justo cuando salía de mi portal vi que se acercaba decidido a mí un muchacho, apenas un adolescente.
Me quedé mirándole, sin saber que quería.
— ¡ Te... te he visto !. – me dijo tímido.
— ¡ Ah muy bien .., y..? ¿ Dónde me has visto chiquillo ?
— ¡ Esta mañana…. - dijo - ¡ Te he visto con Miguel….!
Acabáramos… pensé, este era el que salía corriendo del vestuario, ya me parecía que alguien nos había pillado.
— ¿ Y ? – pregunté descarada, no iba a consentir que un niñato me pusiera en evidencia. ¿ Qué es lo que has visto ? ¿ Tienes algún problema ?
— ¡ No tía …. – dijo envalentonándose – ¡ Pero quiero algo a cambio de no contarlo en la urbanización.
— ¡ Venga ya !, - pensé para mis adentro – otro chantajista….., lo que me faltaba.
— ¿Y qué quieres a cambio, niño ? – le pregunté con desprecio.
— ¡ Pues quiero que me la mames, igual que hacías con Miguel. Y si no se enterará tu marido.
Ya no podía más, otro nuevo problema…, joder con el crío…
— ¡ Mira… – le dije con cara muy sería- ¿ Cuántos años tienes ?…
— ¡ Diecisiete, casi dieciocho … – me dijo.
Pues ya deberías saber que me pides algo que no puedo hacerte….
— ¿ Y qué día cumples los dieciocho, guapo ? – le pregunté.
— ¡ El diez de octubre…– me dijo algo intimidado
Tenía que resolver esto rápido, porque se me hacía tarde, y el Amo no me perdonaría un retraso.
— ¡ Mira… – le dije –¡ Perdona, guapo… ¿ Cómo te llamas ?
— ¡ Alberto…. ! – me respondió.
— ¡ Pues mira Alberto…, Ahora tengo prisa, y no quiero discutir contigo. No pienses ni por un momento que puedes chantajearme. ! … ¡ Pero vamos a hacer una cosa… Ya sabes que hacerte una mamada ahora sería un delito, y tú no quieres meterme en un lío, ¿ verdad ?
— ¡ No, no… yo pues… solo quiero eso… – dijo el chaval.
— ¡ Bueno, pues el día de tu cumpleaños, si no ha habido ni un solo rumor en la urbanización hasta entonces, vienes a buscarme, y como ya serás mayor de edad, entonces te doy tu recompensa… ¿ Qué te parece ?
— ¡ Eso sí, como antes o después se oiga el más mínimo chisme te aseguro que no vas a cumplir más años. ¿ Lo has entendido ?
El chico estaba entre rojo de vergüenza y excitación y blanco de miedo.
— ¡ Si, si… – dijo – … ¿ entendido…?
— ¿Te parece bien el trato entonces ?
— ¡ Si, de acuerdo… – dijo.
— ¡ Perfecto, ahora Alberto vete a jugar, y ya sabes que cómo me llegue el más mínimo rumor no llegas a la mayoría de edad, y te quedas sin tu premio ….¿ De acuerdo ?
— ¡ SI, de acuerdo, gracias….. – dijo y salió corriendo con la promesa de una mamada como regalo de cumpleaños.
Yo al menos me había quitado el problema de encima de momento.
Apresuré mi paso para ir a casa de Raúl y Beatriz.
Cuando llegué, la puerta estaba abierta, y no se veía a nadie. Entré, la cerré y para agradar a mi amo me quité el vestido y me puse a esperar en posición sumisa.
Enseguida apareció Zoe, vestida con su corpiño de cuero, que tan sexi le quedaba.
— ¡ Ayira ! … - me respondió con voz severa Zoe– ¡…llegas tres minutos tarde, el Amo está muy disgustado….
— ¡ Lo siento Zoe, he tenido un percance al venir.
— ¿ Qué ha pasado ? – me preguntó.
Le conté el incidente con Alberto, y soltó unas sonoras carcajadas.
— ¡ Joder con el niño.. ! – dijo – como espabilan. ¡ Jaja… Bueno, se lo contaré al Amo si me lo permite, a ver si no te castiga. Espera aquí a que el amo te llame o vengamos a buscarte.
Mientras decía esto me colocó la correa en mi collar, para poder llevarme y traerme
La oí irse al interior de la casa, y después de un rato oí a Raúl y a alguien más carcajearse. Les debía estar contando lo de ese niño, Alberto, y a mí me entró una vergüenza tremenda que Raúl y alguien más se enteraran de eso, y de cómo le había prometido una mamada a un niñato.
Tras un rato volvió Zoe, que sin decir nada agarró mi correa y me obligó a ir tras ella, yo inmediatamente me puse a cuatro patas y la seguí como una perrita obediente, tampoco me dejaba más opción. No dije nada, pero por la seriedad en la cara de Zoe estaba claro que ahora estaba en su papel de favorita y mano derecha de Raúl, y no podía esperar gran cosa de ella.
Me llevó al salón de la casa, donde estaba Raúl hablando distendidamente con otro hombre. Ya no me extrañaba del comportamiento de Raúl y Zoe, al menos en su círculo, vivían con total naturalidad el mundo de la dominación, y las esclavas, pero a mi aún seguía dándome mucha vergüenza que me vieran otras personas en ese papel de esclava que me había asignado.
Aun así, procuré mantenerme todo lo digna que podía en esas circunstancias. Me puse donde me colocó Zoe en posición de sumisión, como me había enseñado, y vi como Zoe se iba rauda a colocarse tumbada a los pies de Raúl, como si fuera una perrita obediente, sólo le faltaba ir con la lengua fuera. ¡Qué rabia me daba que hiciese eso!
En esos momentos yo no podía mirar a Zoe como mi dulce amiga y confidente, sino que esa rabia se apoderaba de mí y me hacía odiar a la sumisa Zoe, que en situaciones así era nada más que la perra de su amo, y esa era toda su lealtad…, sin atisbos de voluntad propia.
Mientras esperaba a que se dirigieran a mi observé toda la estancia, era la primera vez que entraba en esa casa y observé cada rincón, el salón estaba decorado con muy buen gusto, en tonos blancos y negros, con muebles y decoración muy minimalista, que no era cargante, sino que denotaba un muy buen gusto, además de dejar claro que Raúl tenía mucho dinero, lo que allí se veía no era precisamente barato.
Me dediqué a observar también al acompañante de mi Amo, la verdad es que resultaba un tanto grotesco, no pegaba para nada con la sofisticación de Raúl (claro que lo mismo se podía decir de Pedro, y era uno de los mejores amigos de Raúl).
Era un hombre muy delgado y fibroso, se le veía fuerte sin ser musculoso, pero lo llamativo era que tenía el cuerpo (al menos lo que tenía a la vista), totalmente tatuado. Llevaba una camiseta de hombreras, casi raída, que mostraba parte de su cuerpo, y todo, absolutamente todo se veía tatuado, con diferentes motivos, y colores.
También llevaba unos pantalones cortos, y chanclas, y sus piernas estaban tatuadas. Además, llevaba varios piercings en el cuerpo, múltiples en las orejas, en la nariz y labio inferior, e incluso en el pezón derecho, que se veía a través de un roto de la camiseta llevaba una especie de anzuelo.
No podía ser más distinto de Raúl, pero los dos charlaban amigablemente mientras tomaban una cerveza.
Después de un rato de ignorarme, por fin empezaron a hablar de mí, aunque lo hacían como si yo no estuviera presente.
— ¡ Bueno, como te contaba antes – dijo Raúl – …¡ Esta es Ayira, mi nueva incorporación.
— ¡ Ya la veo… – dijo el desconocido – ¡ Sigues teniendo muy buen gusto con las zorras.
— ¡ Si.. ¿ Te gusta ? – Dijo Raúl – ¡ La verdad es que es muy hermosa, pero muy rebelde también…, no sabes lo que me ha costado someterla ….
— ¿ Si ? ….¿ Ha sido muy terca ? – Preguntó el desconocido – ¡ Ahora que lo dices, tiene cara de ser orgullosa y rebelde, pero ya sabes que luego son las que mejor resultado dan. No creo que deba recordarte lo que te costó someter a Zoe, y ahora es tu esposa.
— ¡ Jaja… – se rió Raúl – ¡ Es cierto, mi querida Zoe me dio mucho trabajo. No me podía imaginar entonces que terminaría siendo mi favorita, pero la verdad es que se lo merece, es la mejor sumisa que he tenido nunca… - decía esto mientras acariciaba a Zoe, como el que hablaba de su mejor perro de caza.
Vi como Zoe me lanzaba una mirada orgullosa y desafiante. Debía seguir temiendo que yo en algún momento, más adelante, quisiese quitarle el puesto.
Dios mío, que equivocada estaba, si pensaba por un momento que mi meta en la vida era aspirara a ser la perra favorita de Raúl.
Mientras la miraba tumbada a los pies de su Amo, me daba entre pena y rabia, porque si su máxima aspiración era esa, podía estar bien tranquila, que yo no se la iba a disputar.
Es más, si en aquel momento me hubiese dado Raúl la opción de dejarme libre (sin denunciarme por supuesto) no hubiese dudado ni un instante, en salir de allí y para no volver a saber nada más de aquello.
Como juego de rol durante unas horas, podía entenderlo… ¡ Pero como una forma de vida!… , hasta los perros callejeros tenían más libertad que nosotras al lado de Raúl…
Raúl se levantó del sofá y vino hacia mí. Se puso en cuclillas delante de mí y agarrándome el mentón con fuerza me hizo levantar la cara, y mostrándome al tatuado le dijo.
— ¡ Mírala… esta zorra desobediente hoy ya ha cometido su primera falta….!
Dijo y con cara de rabia mirándome a los ojos me recalcó..
— ¡ Si tu amo te dice a las 18:30, no se refiere a las 18:31, ni mucho menos las 18:33…., incluso ni las 18:29… — ¡ Cuando tu Amo te dice la hora a que te quiere… debes estar a la hora exacta !
— ¡ Perdón Amo…! – dije con un nudo en la garganta, temiendo un castigo. Me han entretenido… mi Amo, venía a tiempo, ¡lo juro! - Le respondí con voz de súplica, pero la rabia hacía que me ardiera la sangre
— ¿ Cómo dices zorra ? – Dijo Raúl – ¿ Qué te han entretenido ? …. Si, ya me ha contado Zoe tu pequeño problema.
Cuando dijo esto tanto Raúl como el desconocido se rieron.- jajaja… (los muy cerdos pensé para mis adentros)
— ¡ Esa es otra… Te has metido en un lío por puta … – me dijo. ¿ A santo de que le tienes tu que comerle el rabo al socorrista, zorra ? ¿ Es que acaso no tienes bastante con lo que te da tu Amo ?…
Mientras le escuchaba, empezaba a no entender nada de que iba aquelloaunque (haciendo esfuerzos por permanecer callada)… sin duda alguien no estaba muy cuerdo allí y esa no era yo, a pesar de estar confundida ¿ Acaso Zoe me había engañado por la mañana, y yo no tenía que obedecerla ?… ¿ Me había ordenado hacérselo a Miguel solo por diversión, engañándome y ahora me echaba la culpa a mi ? Aquello empezaba a ser demencial.
Mientras yo le escuchaba sin saber quién mentía allí, me entretuve pensando y claro…, encima el Amo se enfadó.
- sabes que tu coño, tu culo y tu boca me pertenecen, y que no puedes ir usándolos a tu antojo ?
- la urbanización… ¡Pero claro a las putas como tú les encanta comer pollas, así que hasta estarás disfrutando de tener que amársela a ese chaval!… ¿No, zorra? — ¡Contesta…! ¿Por qué le chupaste la polla esta mañana al socorrista ?
Mi cara se iba poniendo roja ahora de rabia al saberme engañada por Zoe, y si me arrancaba a hablar y decía la verdad, aquello podía ponerse muy feo…., pero indignada finalmente dije
— ¡ Lo siento Amo…, pero Zoe me lo ordenó, y me dijo que en ausencia del Amo ella era la que mandaba… ¡ Lo siento si confié en ella ! … ¡ Solo traté de hacer lo correcto… es más yo no quería chupársela al socorrista, pero acaté la orden de Zoe !
Raúl miró a Zoe, y dirigiéndose a mí de nuevo me dijo…
— ¿ Estas insinuando que mi querida Zoe miente ?
El miedo se estaba apoderando de mi por momentos, pero ni en sueños pensaba cargar con una culpa que no era mía, así que le dije….
— ¡ No… no Amo, yo solo digo lo que ocurrió ! – Dije como pude – ¡ Lo siento, a lo mejor la entendí mal…, pero me lo ordenó muy claramente !
En ese momento, era más fuerte mi odio que el miedo a un castigo y sentía mi cara acalorada de rabia, no era capaz de digerir el odio que empezaba a sentir por Zoe. ¿ Cómo me podía haber mentido tan descaradamente y metido en ese lío ? …, Si hasta entonces se había comportado como una casi amiga para mí.
Aquello era insufrible…,
El Amo me miraba con ojos muy severos, que me hacían empezar a dudar de si había sido sensato decir la verdad, ya que mi credibilidad no podía sostenerse frente a Zoe, su favorita.
Mientras empezaba a temer pensando el castigo que me iba a propinar aquel cerdo…, de repente soltó una sonora carcajada… Jajajajajaja… secundada por su amigo y por Zoe. Aquellas estúpidas risas a costa mía, me devolvieron a la realidad, comprendiendo que solo había sido una más de sus excéntricas diversiones.
— ¡ Muy bien Ayira ! – me dijo – ¡ muy bien respondido…, mientras me daba unos golpecitos en la cabeza como si fuese una perra boba ….. !
— ¡ Zoe no te ha engañado… ¡ Lo que te ha dicho es así, cuando yo no esté debes obedecer sus órdenes…! — ¡ Sólo te estaba poniendo a prueba, y has respondido muy bien, así que tranquila preciosa Ayira… Tras decir esto me dio un profundo beso en la boca, que me pilló desprevenida.
Era la primera vez que lo hacía, y yo abrí la boca para recibir ese beso, y la lengua de mi amo buscando la mía. El beso era profundo, y me hizo sentir bien, y supuso un bálsamo que endulzó un poco mis sensaciones, pero seguía indignada por cómo habían jugado conmigo.
Mientras me besaba, me tranquilizó saber que mi dulce Zoe no me había mentido, y eso era importante para mí, porque en ciertos momentos, hacía que no me sintiese sola ante todo aquello que era completamente desconocido para mí. Sentí un gran alivio al saber que podía confiar en Zoe.
El Amo se apartó de mí, y continuó hablando.
— ¡ Aun así Ayira, te has retrasado, y eso es imperdonable, al ser la primera vez y ser poco tiempo el castigo no será severo, pero entenderás que debo castigarte… !. (No lo entendía, simplemente lo asumía)
— ¡ Si amo…! – dije muy escuetamente pues no tenía más opción, si protestaba iba a ser peor.
— ¡ Vamos dijo cogiendo mi correa y llevándome tras él. Noté como el desconocido y Zoe nos seguían porque oía sus pasos detrás de mi culo.
Me llevó a una de las habitaciones, y como un mal presagio de lo que iba a suponer el castigo, vi que se parecía al sótano de la casa de la playa, aunque más pequeña, pero estaba igualmente equipada.
Raúl me llevó a un banco situado en el centro de la habitación, en el que me puso boca abajo, y Zoe, que parecía en estos casos la ayudante de escena de un mago, no tardó nada en atarme, con mis manos en la parte baja del banco, y mis pies los separó hasta dejar mis piernas muy abiertas, tanto que casi me hacía daño, atando los tobillos con unas cuerdas a unas argollas convenientemente separadas y ancladas en el suelo.
Nuevamente se repetía la escena que tan bien conocía ya, y me tenían expuesta y disponible para que hicieran conmigo lo que quisieran, y yo me había dejado atar dócilmente. Sólo esperaba que Raúl no tuviera el día especialmente cruel.
Quizás el pensase que aquel intenso beso había compensado su broma y desprecio anterior, pero estaba muy equivocado, para mi seguía siendo un hombre egoísta y cruel.
— ¡ Bueno, bueno, Ayira, zorrita mía … – dijo Raúl – ¡ Para que aprendas que no puedes retrasarte, esta vez te han tocado tres buenos azotes, uno por cada minuto que te has retrasado.!
No esperó ni a terminar la frase cuando noté un tremendo golpe en mi culo, el latigazo fue muy fuerte, y pegué un grito tremendo ¡Aaaaaagghggh!, y las lágrimas volvieron a anegar de mis ojos sin poder evitarlo.
— ¡ No, no, no …, zorrita, no debes gritar así,… ¿ Qué van a pensar los vecinos ? - Me dijo el muy hipócrita.
— ¡ Lo… lo siento Amo…, no esperaba el latigazo y me ha pillado por sorpresa.. ! – Mientras en mis adentros, alucinaba porque se extrañase que hubiese gritado.
— ¡ Ya sé que lo sientes, y por eso no te voy a aumentar el castigo, aunque lo merezcas – dijo Raúl. -
— ¡ Gr...gracias Amo…! – me vi obligada a decirle…, pero seguía indignada
— ¡ No hay de qué putita – me dijo Raúl.
En ese momento pasó su mano por mi coño, y contra toda lógica se humedeció inmediatamente al contacto con la mano de Raúl. ¿Cómo era posible que me excitase, si realmente en estos momentos solo sentía rabia?
—¡ Pero mira la perrita… – dijo Raúl divertido – ¡ si se ha mojado con el castigo… vas a ser una muy buena perra Ayira, lo intuyo claramente por como reaccionas. ¿ Entonces tu grito no era de dolor, sino de placer…? - y mientras decía esto me soltó otro latigazo tremendo en el culo.
— ¡uuuummmmmmpppfff!… - En esta segunda ocasión ahogué como pude el grito que quería salir de mi garganta.
— ¡ Muy bien, muy bien…! – dijo un satisfecho Raúl – ¡ Mucho mejor, así me gusta que sepas reprimirte como yo deseo y es tu obligación ! – ¡ Dijo llevando de nuevo su mano a mi coño — ¿ A ver cómo sigue esto ? – Comprobando de nuevo mis humedades y mi nivel de excitación.
— ¡ Vaya, vaya ! - dijo Raúl complacido - ¡ Es increíble con qué facilidad se moja esta perra…. !
Esta vez, además de pasar su mano por mi excitado coño, jugó con mi clítoris primero, y después , introdujo su dedo anular, que usó para follarme el coño despacio, disfrutando de ello, y haciéndome disfrutar como una puta caliente y aplacando mi mal rollo.
Cuando me tenía en una nube, y el dolor remitía y se mezclaba con el placer que me estaba dando Raúl, haciéndolos indistinguibles uno del otro sacó su dedo, y viniendo a la altura de mi cabeza, metió el dedo que había tenido en mi coño en mi boca.
— ¡ Toma zorrita – dijo – quiero que pruebes como sabe una puta excitada. Saborea tus propios jugos…
Yo chupé el dedo con ansia, no me importaba que fuera mío, quería disfrutar de los placeres, había conseguido abstraerme del anterior ambiente hostil, y ahora solo sentía de nuevo aquel adictivo cóctel de placer y dolor a partes iguales que me daba mi Amo.
Cuando hube limpiado y saboreado mis calientes flujos, sacó el dedo de mi boca y volvió a situarse detrás de mí. Yo apreté el culo esperando el siguiente golpe, pero Raúl sabía cómo hacer las cosas, y en lugar de golpearme se puso a hablar con su amigo.
— ¿ Cómo la ves Alex ? – Le pregunto. Ahí al menos supe el nombre del desconocido, para que le diese su opinión sobre mi.
— ¡ Parece buena, es rebelde, pero lo intenta… ! – dijo – Yo creo que vas a conseguir grandes cosas de ella…. - añadiendo. — ¡ Y con ese cuerpo que tiene va a estar muy solicitada, si sabe comer bien las pollas va a triunfar, y si no, pues ya aprenderá, jaja…, sólo es cuestión de práctica, jaja…. !
— ¡ No te ofendas Zoe….. – dijo dirigiéndose a ella – ¡ Pero esta nueva zorra es casi tan hermosa como tú….
Cuando le oí decir aquello de “con ese cuerpo que tiene va a estar muy solicitada, si sabe comer bien las pollas va a triunfar, y si no, pues ya aprenderá”… Un escalofrío siniestro y malos presagios se apoderaron de mi, casi me había revelado con su comentario, que mi destino era ser una prostituta trabajando para el chulo de Raúl…
¿ En eso pensaba convertirme ?
Pude ver de reojo que a Zoe no le gustó nada el comentario de Alex, estaba claro que nada que pudiese hacer peligrar su puesto de “favorita” le gustaba, y esas bromas las aguantaba porque no tenía más remedio, pero no le hacían ninguna gracia.
Así que la complaciente Zoe, a la que todo lo que su Amo dijera le parecía bien, era humana, y sentía como todas, aunque supiera disimularlo. Me di cuenta de que estaba celosa y me alegré en ese momento, a pesar de que tenía muy claro, que no iba a disputarle el puesto, no la envidiaba para nada, yo lo que deseaba era ser libre, no una perra a los pies de Raúl.
— ¡ Si Alex…, coincido contigo ! – dijo Raúl – ¡ Estoy muy satisfecho, y no sabes lo que estoy disfrutando domándola…… ¡ Domar a una perra rebelde es mi mayor placer.
— ¡ Ya imagino Raúl – dijo Alex – ¡ Cuando se resisten es mucho más excitante someterlas
En ese momento, cuando yo ya me había relajado, y hasta me había olvidado de que quedaba un tercer azote, recibí otro fuerte fustazo en mi culo, y casi me tuve que morder la lengua para no gritar de dolor. ¡arrrguummmhh! ….. - aguanté como pude.
Estaba claro, que Raúl sabía lo que hacía, era un experto torturador / amante, porque ya no sabía cómo calificarle.
— ¡ Jajaja… Zorra ¡ – me dijo divertido - ¿ Qué crees, que no sé cuando estás preparada para recibir la fusta ?… ¡ No zorrita, nunca vas a saber cuándo voy a golpear, acostúmbrate, es mejor que te relajes, y mi castigo llegará cuando yo lo considere oportuno….. !
Mientras decía esto noté como su polla se colocaba en la entrada de mi coño, que por suerte estaba empapado, y sin ningún miramiento me empezó a follar.
Por suerte, aunque extrañamente yo estaba excitada, a pesar de todo, y esta brusca manera de follarme me hizo que sin yo poder anticiparlo ni predecirlo, un extraño orgasmo me recorriera todo el cuerpo.
— ¡ Diiiioooos…..! El dolor de mi culo, que me palpitaba, en unión con el placer de la polla de Raúl follándome sin miramientos, dura y profundamente mi coño hizo que me corriera en un momento para mi vergüenza.
Mientras sentía como aquel orgasmo producto de sus azotes, sus caricias y sentir como me follaba como una perra, me estaban llevando al clímax, sin poder comprender por qué me había conseguido excitar tan rápidamente, que me tratase como una puta.
— ¡ Siii ... Amo… si aaaaahhhh….! – no pude reprimir los gritos y los gemidos, mientras aquella sensación tan intensa, tensaba y hacía estremecer todo mi cuerpo.
— ¡ Venga zorra…! - dijo Raúl – …..¿ Ya te has corrido ?.... ¡ No has sido capaz de aguantar nada jajaja…! Voy a tener que pensarme otro castigo, porque este me temo que empieza a gustarte demasiado mi hermosa puta….. !
— ¡ Ohh si mi Amo – dije totalmente entregada y sin acordarme ya de mi rabia anterior a ser follada. Aquel sádico cada día conseguía un poco más de mí
– ¡ Me vuelve loca sentir la polla de mi Amo follándome duro…!
Siguió follándome, con energía, mi coño empapado recibía la polla de Raúl en un mete/saca furioso, que me empujaba hacia adelante con furia, yo notaba como mi cuerpo se movía sobre el banco, sin que pudiera hacer nada, puesto que atada como estaba sólo podía recibir los empujones de Raúl que parecía querer atravesarme con su polla.
Tras un rato follándome, en el que entregada totalmente al placer que me estaba dando su salvaje follada, volví de nuevo a correrme, ya que la brusquedad de Raúl me estaba proporcionando un extraño placer que no cesaba.
Empecé a darme cuenta, de que ser forzada y que me follasen sin mi consentimiento, unía al placer de una penetración consentida el intenso morbo de ser casi violada y sin poder evitarlo, empezaba a gustarme ser usada así, como una puta, me estaba volviendo poco a poco una adicta al sexo cada vez más duro y salvaje…
Noté que Raúl se quedaba quieto con la polla empujando dentro de mí, y sentí con placer como fuertes chorros de semen de mi Amo llenaban mi vagina. Dios mío, no lo podía negar, el placer era inmenso, y los hinchazones de mi culo sólo eran como un complemento excitante y sordo.
— ¡ Ven Zoe…! – dijo Raúl – ¡ Para que no sientas que no pienso en ti, ven y recoge el néctar de tu Amo que he dejado en el coño de esta puta rebelde.!
Zoe, con cara de felicidad fue rápidamente a donde su amo le indicaba, y cuando Raúl saco su polla de dentro de mí, se apresuró a empotrar su boca contra mi coño, para recibir el semen de Raúl cuando mi coño lo echara fuera, cosa que en la postura que estaba, totalmente abierta no tardó en suceder.
Zoe chupaba con ganas, usaba su lengua para tragar el semen de Raúl, lo que a mi excitado coño sólo le sirvió para tener otro orgasmo... ¡ Dios mío, el tercero en pocos minutos! tenía que reconocer que esta gente sabía cómo proporcionar todo tipo de placeres y unos orgasmos, muy intensos y morbosos.
Al mismo tiempo Raúl puso su polla en mi boca, y la empujó dentro, para que se la limpiase con mi boca y degustase los restos de su semen mezclados con el sabor de mis jugos vaginales, lo que hice con mucho deseo y vicio, tengo que reconocerlo.
Mientras la habilidosa Zoe seguía ocupada con mi coño, lo que me estaba haciendo ver el cielo, mi dulce y puta Zoe, y eso hacía que yo chupase con más vicio y ganas la polla de Raúl.
Cuando se cansaron me dejaron descansar, Zoe dejo de chuparme y Raúl sacó su polla ya flácida de mi boca.
Zoe me desató y me ayudo a sentarme en el banco, lo que era complicado, ya que me dolía mucho el culo por los azotes, pero me coloqué lo mejor que pude.
— ¡ Bueno zorrita…! - dijo Raúl – ¡ muy bien… ¡ te has portado muy bien durante el castigo !… Cuando te elegí no me equivoqué haciéndolo. Te convertiré un una apreciada y cotizada perra sumisa Ayira…..
— ¡ Gracias mi Amo… !– le respondí, sin sentir ya extrañamente, odio ya hacia él.
— ¡ Y lo has disfrutado por lo que veo… Jajaja…¡ Cuando te veía pavoneándote por la piscina, ya intuí que lo que necesitabas y sin tan siquiera saberlo tu misma… que lo que te faltaba para ser feliz…, era un Amo y algunos buenos machos, que te follasen duro, que es lo que te gusta … !– dijo
— ¡ Bueno, como hoy has sido buena y has respondido a mis expectativas, y ayer te entregaste a mí voluntariamente entregándome tu más preciado tesoro “la virginidad de tu culo”, he decidido aceptarte como mi nueva sumisa, así que ahora dedicaré tiempo a educarte y enseñarte como debes comportarte en todo momento…
— ¿ Qué te parece ?
— ¡ Gracias Amo ..! – dije, escuetamente, aunque iba recobrando mi cordura y me parecía de nuevo una locura su propuesta, añadiendo.
— ¡ Intentaré servir a mi Amo lo mejor que pueda…!
— ¡ Muy bien Ayira, muy bien ! – dijo añadiendo - Y para sellar este compromiso, está aquí Alex, que imagino que llevaras todo el tiempo preguntándote que pinta este tipo tan peculiar aquí, jaja
— ¡ Mi amigo Alex, aquí donde le ves, tan discreto… – continuó Raúl riéndose - ¡ Es un experto tatuador. Y es el que se encarga de marcar a mis perras, para que todo el mundo sepa que son mías. Y eso es lo que va a hacer contigo Ayira……
Un sudor frio se apoderó de mí.
— ¡ NO ! – no pude evitar gritar - ¡ No por favor…! ¡Marcarme, no…! ¿ Cómo se lo voy a explicar a Daniel ?
Dejarme marcar era demasiado…, no era como el collar y las pinzas de los pezones que me podía poner y quitar. Un tatuaje era demasiado comprometedor y aparente, no ni hablar…,
Una tremenda bofetada de Raúl me hizo callarme.
— ¡ Cállate puta ! – Gritó - ¿ Es que aún no has aprendido que tú no tienes poder de decisión ? — ¿ Qué no se entere el cornudo de tu marido ? ¿ Acaso crees que me importa una mierda las mentiras que le cuentes al cornudo de Daniel ?
La cara me ardía y unas lágrimas que no podía contener bajaban por mis mejillas, pero no le iba a dar la satisfacción de verme llorar a aquel sádico.
Con una intensa rabia que se podía adivinar en mis ojos, y mientras unaspocas gotas brotaban por mis ojos, pero sin que ni un solo sollozo saliese de mi boca por orgullo, lo que más temía era…, ¿que tenía pensado tatuarme aquel cerdo? y si lo iba a hacer en algún lugar demasiado visible…, sabía que era capaz de todo.
Una rabia intensa se apoderaba de mí. Raúl volvía a ser muy cruel y cada vez tenía más claro que esa era su verdadera naturaleza.
— ¡ Alex te va a marcar. Y tú lo vas a aceptar por las buenas o por las malas….. – me dijo agarrándome del mentón con mucha fuerza, para intimidarme, me hacía daño en la mandíbula. — ¿ Te vas a estar quietecita y callada …, puta ?
— ¡ No Amo, por favor…! – supliqué – ¡ No me marque…, ya soy su sumisa entregada y haré lo que me ordene, pero no me marque, por Dios… ¡ Si me marca me va a costar mi matrimonio cuando Daniel lo descubra…!
— ¿ Daniel ? – dijo - ¿ Otra vez con esas, zorra ?… Ya te he dicho que el cornudo de tu marido no pinta nada en esto, ni te merece… ! — Para empezar ya no deberías follar con él, tú me perteneces y tu marido no es nadie. Además, conozco a Daniel, y sólo vive para su trabajo,
— ¿ A que si zorra ?... Dime la verdad, a mí no me engañas, el con referencia al sexo, no se ocupa de ti, ni te da lo que tú, como una caliente puta que eres, deseas…
— ¿ Cuánto hace que no te dedica su tiempo a ti ?… ¿ Cuánto hace que no te folla ?, Eso si es que en alguna ocasión te ha llegado a follar como es debido, y sé que nunca lo ha hecho.
— ¿ Se ha enterado de que tienes el coño pelado ?… ¿ A qué no ? - Y volvió a reírse.
Además, si quisiera que dejaras a tu cornudo, sería suficiente con enviarle alguno de tus videos, donde sí que follas y eres usada como te gusta, como una perra en celo. ¡Eso acabaría de una vez con tu problema… jaja! … ¿ Y mi marido ? …, ¡ Menuda pérdida te iba a suponer !….. ¡ Para el caso que te hace ese mojigato cornudo !
No podía responder, sabía que me volvería a pegar de nuevo, pero la rabia y la humillación colapsaban mi buen criterio y estuve en un tris de darle un rodillazo en sus huevos de macho Alfa orgulloso, pero recuperando el control sobre lo que de verdad era menos malo para mí, opté por bajar la cabeza con humillación y odio.
Lo cierto es que Raúl tenía una parte…, solo una parte de razón, Daniel sólo pensaba en el trabajo y siempre estaba cansado, hacía más de veinte días que no follábamos, pero seguir con él, debía ser una decisión exclusivamente mía, no que él me chantajease siempre con apartarlo de mi lado…, seguía enamorada de Daniel a pesar de sus imperfecciones.
— ¡ Ves puta, no eres capaz de contestar, porque sabes que tengo razón ! …¡ Así que ahora obedece…!
Yo con la cabeza baja, para que no viese el odio que sentía por él, pensaba dentro de mí... ¡ Razón… tenía solo la razón de la fuerza, que me imponía sin importarle nada lo que yo desease u opinase! … Simplemente era una mala persona egoísta, cruel y despiadado…
Raúl dirigiéndose a Alex le dijo
— ¡ Alex, puedes empezar, ya sabes lo que quiero que hagas ! Me cogió por el hombro tratando de consolarme y que me relajase. Tranquila que esto no es nada.
— ¡ Venga Ayira, ven conmigo…! – Me dijo Alex en tono conciliador.
Me hizo tumbarme boca arriba en una camilla. Y pude ver como abría un maletín con su instrumental.
Estando tumbada sobre la camilla, empecé a sentir la angustia que me producía el saber que iba a ser “marcada” como una yegua con la enseña de mi propietario, no tenía miedo al tatuaje porque yo misma me había ido a hacer uno por gusto, era la sensación de ser … ….¡marcada! ……., y además para siempre, con una enseña que yo no había pedido, deseado ni sabía si me iba a gustar, además una vez marcada, significaba un paso más hacia la sumisión que rechazaba porque me era impuesta.
Además, como iba a justificar ese nuevo tatuaje, encima en una zona tan personal como era mi pubis, ante mi marido especialmente, o cuando Raúl me obligase a ir desnuda, el que me viesen “marcada” como una puta, me daría mucha vergüenza.
No podía dejarme marcar sumisamente, mi orgullo como mujer libre me gritaba desde mi interior que no, no debía dejarles que lo hiciesen…
Cuando Alex se acercó no pude más, e intenté levantarme. Noté como Alex me empujaba de nuevo sobre la camilla, mientras me intentaba tranquilizar diciéndome.
— ¡ Quieta, relájate Ayira, verás que bonito te queda…, relájate…, vamos relájate …. !
Mientras el intentaba por las buenas mantenerme en la camilla y que me dejase hacer, nuevamente la mano fuerte de Raúl, me agarró, esta vez del cuello, apretándome fuerte la garganta y asfixiándome.
La sensación de ahogo, hizo que empezase a tratar de liberarme de la presión que ejercía Raúl sobre mi garganta y que iba en aumento, enrojeciendo mi cara mientras con un rictus de dolor y abriendo la boca para tratar de respirar y pataleando fuera de mi, invadida mi mente por el miedo.
— ¡ Zorra ! – Gritó Raúl. – ¡ Ya me estás hartando…..! ¡ Estate quieta…! ¡ Me vas a obligar a atarte…! - Pero a mí ya me era imposible recuperar la calma, cuanto más me presionaba y asfixiaba más nerviosa y alterada estaba, entonces él dijo
— ¡ Zoe…! Inmoviliza a esta puta inútil de Ayira… ¡ Solo es un tatuaje, perra estúpida !
— ¡ Si Amo ! – dijo Zoe, solícita con su Amo como siempre.
Mientras Raúl me apretaba el cuello, y me provocaba una angustiosa asfixia noté como Zoe agarraba mis brazos y los ataba con unas correas a la camilla. Después hizo lo mismo con mis pies, y por último cruzó varias correas sobre mis piernas, y sobre mi cuerpo. Eran muchas, y las apretó con fuerza, lo que me dejó inmovilizada, por último pasó una correa sobre mi frente, que me inmovilizó la cabeza. Estaba totalmente a su merced.
Ya inmovilizada, Raúl dejó de asfixiarme y soltó mi garganta, mientras me decía dándome unos cachetes en las mejillas.
— ¿ Se puede saber por qué te ha dado este ataque de pánico Ayira ? … ¡ Ni que fuésemos a descuartizarte, pedazo de idiota ! ¡ Con el genio que tienes y ahora te me asustas por un simple tatuaje ! …. ¿ No hubiese sido mejor para ti, estarte quieta y dejártelo hacer por las buenas ? … ¡ Alex es un excelente profesional, de los mejores !
Como no me habían amordazado, estuve tentada de contarle por qué no quería ser tatuada…, pero no merecía el esfuerzo, porque eso no me iba a librar de que me tatuase.
Alex acercó su cara a la mía y me dijo muy suavemente ….
— ¿ Tan feo soy que te asusto Ayira ? , Yo con lo poco que podía moverme, pude mostrarle moviendo ligeramente la cabeza que no, que no era eso.
Me acarició el estómago con suavidad y me dio un beso en la mejilla y volviendo a su maletín, volvió con un pulsioxímetro que me puso en el dedo y que enseguida le dio la lectura de mis pulsaciones en más de 150 ppm. Alex de nuevo acercó su cara a la mía y me dijo, mientras me acariciaba el brazo con suavidad.
— ¡ Mira Ayira, quiero que te relajes, que no tengas miedo y te concentres en que esto no es nada, que estás bien conmigo y que no voy a empezar a tatuarte, hasta que vea que has conseguido relajarte y eso me lo dirán tus pulsaciones ! …. ¡ Ahora estás muy tensa y estresada, relájate, respira hondo y cuando estés lista, empezaré a tatuarte, no quiero verte así, relájate por favor, porque no podremos empezar hasta que yo te vea relajada… ¿ De acuerdo ?
Tras decirme esto, me desató la correa que sujetaba mi cabeza y empezó a acariciarme la frente, mientras le pedía a Zoe.
- presionada, porque ella va a estarse quieta mientras la tatúo, porque lo haré con delicadeza, pero quiero que sea ella la que se esté quieta por propia voluntad, aunque por seguridad, dejaremos las ataduras, pero sin que le aprieten…! Y mirándome a mí, me preguntó.
- — ¿ Lo hacemos así Ayira ?…… ¿ Vas a estar quieta para que pueda tatuarte sin que ello suponga para ti una mala experiencia ?……. ¡ Vamos, goza del momento, que no pasa nada, además ya sabes cómo es el tatuarse, porque llevas uno muy bonito en tu espalda… ¿ Qué me dices ? ¿No es mejor así para todos ?
—¡ Si gracias... - Le dije - Siento mucho haber perdido el control. Mirándole con ojos de agradecimiento, y preguntándome, ¿por qué no podía ser así también Raúl?
Mientras seguía acariciándome la frente, le sonreí en señal de agradecimiento, él iba controlando como mis pulsaciones regresaban paulatinamente a la zona normal y en cuanto me bajaron a la zona de las 80 ppm, dándome un pellizco de ánimo en el costado, y haciéndome la señal de ok con el dedo empezó a preparar ya su instrumental para tatuarme.