Sumisión y dominación de Alice cap-16

Para terminar el fin de semana, todavía quedaba toda la tarde y lo que quisiese alargar Raúl, no sabía que podía ser, pero algo importante para el me tenía preparado.

Capítulo - 16

Alice cerca de la sumisión total

Se las llevé a la terraza, y mientras se las dejaba en la mesa, Pedro aprovecho para meterme mano y darme un fuerte cachetazo en el culo, que hizo que los golpes dados por Raúl en la playa revivieran y mi culo volviese a dolerme, aunque eso era lo que menos me incomodaba.

Me hacía mucho más daño el desprecio hacia mí que mostraba Raúl, a quien ahora ya me arrepentía de haberme follado la noche anterior, y que no sabía a qué atribuir.

Por mucho que me exprimiese la cabeza, no podía entender esa extrema crueldad que me prodigaba, si además yo me estaba sometiendo poco a poco a él.

Su comportamiento tan cruel, no tenía explicación o yo no la sabía ver…

Me fui con Zoe a la ducha. Una vez allí me derrumbé y empecé a llorar, no podía más, estaba desesperada y no veía ninguna salida a aquello…

— ¡ Buaa… Buaa... Buaa…! ¡sniff… sniff… sniff…!

— ¿ Qué te pasa Alice ? me preguntó Zoe abrazándome, y viéndome rota.

— ¡ N… n… Naaada…! Sniff…Sniff.. - Trate de responderle entre sollozos, pero no me salía la voz, tenía un nudo y un desespero que me ahogaba.

No conseguía hablar, la presión de todo el fin de semana se me acababa de venir encima…, si hubiese podido pedir un deseo en aquel momento…, hubiese sido morirme… Ya…, sin sufrir más.

Zoe me acariciaba, y me abrazaba. – ¡ tranquila, tranquila ! – dijo – ¡ Desahógate. Es normal que estés confundida…!

Con la cabeza le dije que no, no estaba confundida…, sollozando mientras le decía que no con mi cabeza.

Cuando conseguí serenarme le dije:

  • venido el mundo encima y estoy hecha un lío…

— ¡ Ojalá estuviese solo confundida Zoe… ! Lo que estoy ahora mismo, es totalmente… —¡Perdida …! … ¡ Siii Zoe perdida..! le dije con angustia… Sniff…

— ¡ No sé qué quiere el de mí … ¿ Si me odia ?…¿ o me desea ? … ¡ Ya no sé qué hacer para que muestre algo de…, aunque sea deseo, o lo que sea ! ¿ Por qué me hace esto ?

— ¡ Tranquila – dijo Zoe limpiándome las lágrimas con sus besos.

— ¡ Gracias Beatriz, no sé qué habría hecho sin ti. – Le dije – te lo juro, Estoy volviéndome loca… Desde el viernes a hoy he pasado de ser una mujer secuestrada y sometida a la fuerza, a follarme como una prostituta a dos chicos a cambio de unas baratijas.

— ¡No entiendo nada Zoe!... ¡ Ayer terminé abandonándome al placer y cuando follé con él, lo hice porque yo también lo deseaba y lo gocé mucho ! .. Pero a pesar de mi entrega voluntaria a él, hoy me ha maltratado como a una prostituta de carretera, ha sido muy cruel conmigo, y ahora …, estoy totalmente perdida Zoe.

— ¡ Piensa bella Alice – me dijo – que estás descubriendo el placer de ser dominada por un verdadero macho. Has descubierto que tu verdadero ser es el de ser una perra deseosa de complacer a tu amo. Has descubierto como eres en realidad, y lo estás empezando a disfrutar, aunque aún quieres negarlo, porque es demasiado drástico…

—¡ No lo sé – dije – quizás tengas razón, pero de verdad que en lugar de atisbar un destello de luz, cada vez estoy más perdida y confundida.

— ¡ Solo tu Zoe, me ayudas a comprender algunas o más bien muchas cosas.

— ¡ He conocido otra forma de placer mucho más adictivo e intenso, pero cuando me parece estar cerca de comprenderlo, …, algo ocurre y su desprecio hacia mí, me duele más que sus azotes.¡ Si, los azotes empiezo a gozarlos, cada vez más, pero los cambios tan bruscos, me desorientan y no soy capaz de superar esas pruebas.¡ Hoy mismo, no sabía cómo sería capaz de regresar desnuda a la vista de todos y tú has sabido guiarme para superar esa prueba…

— ¡ Tu Zoe, eres mi único apoyo para entender cómo funciona este tipo de relación que mantienes con tu marido y Amo. Te debo mucho querida, más que a nadie, sola sin ti cerca, no habría podido llegar hasta aquí, pero ahora…., me siento perdida ¡sniff!

— ¡ Sólo deseo volver a mi casa y recuperar mi vida. Pero ahora tampoco creo que pueda recuperar mi vida anterior tal y como era…

Ella solo me escuchaba, me dejaba que me desahogase y me consolaba.

Zoe siguió acariciándome y besándome, me ayudó a quitarme mi collar y las pinzas, igual que hizo ella, me acompañó dentro de la ducha y me ayudó a ducharme, lavó mi cuerpo y yo lavé el suyo, nos besamos con deseo, y aunque no hubo sexo como tal, fue una sensación muy placentera.

Cada vez disfrutaba más con la dulce Zoe, su piel, sus besos, sus caricias, su sola presencia me hacía estremecerme de placer, y pensar que dos días antes habría llamado loco a quien me hubiese propuesto acostarme con una mujer.

Nos duchamos, sin tiempo para más, ya que Raúl y Pedro esperaban su comida.

Nos volvimos a poner nuestros símbolos de esclavas, y fuimos a preparar la comida. Era algo sencillo, una ensalada, calentamos un poco de pollo que había del día anterior, y algo de fruta.

Se lo llevamos a Pedro y Raúl, que nos hicieron estar frente a ellos en posición de sumisión mientras comían. Yo imaginaba que en cualquier momento querrían servirse de nosotras, pero me equivoqué.

Cuando terminaron de comer, pusieron sus platos con lo que había sobrado sobre el suelo, delante de nosotras, y nos ordenaron comer. Esa iba a ser hoy mi suerte, comer en el suelo, como una perra. Además, cuando buscaba el cubierto Pedro dijo riéndose a carcajadas.

— ¡ No Beth, perrita, los perros no saben usar cubiertos, ni las manos, usan su boca…

— ¡ Ahora que ya estas convirtiéndote en una experta perra y puta utilizándola no debería ser un problema para ti comerte las sobras de tus dueños sin usar las manos… Igual que te comes nuestras pollas también sin manos, ¿ No es así golosa perra ? ….

— ¡ Venga, empieza… Quiero ver como aquella altiva niñata que me miraba por encima del hombro con desprecio porque yo no era nada, ahora se come como una sumisa perra las sobras de mi comida no sabes cómo me complacerá ver como lo haces.

Tragándome una vez más mi orgullo, no tuve más remedio que bajar mi cara doblando mis codos hasta el plato y comer como pude, no tenía demasiada hambre, y encima comer de esa manera, no era agradable, pero hice lo que pude, necesitaba comer algo para no desfallecer después, ya que imaginaba que me esperaba una interminable tarde-noche antes de que Raúl me devolviese a casa.

Era humillante, pero empezaba a comprender los motivos del tosco Pedro, porque aunque no le había hecho nada directamente, si estuve en el bando contrario, el de los directivos y estaba muy resentido contra todos los que le llevaron a la miseria, eso lo entendía y quizás era hasta justo que ahora, el pudiese recuperar parte de su orgullo, viéndome a sus pies.

La verdad es que deseaba, cuando fuese un momento oportuno, poder hablar con él, sincerarme con él y aclarar las cosas y asumir mi parte de culpa, pero todavía no querría escucharme, así que debía esperar.

Cuando estuvieron satisfechos Raúl dijo

– ¡ Vale ya está bien…, por ahora — ¡ Zoe, llévate esto a la cocina, y tú puedes comer allí, lleva a la perra a su celda, está tarde iré a buscarla cuando la necesite.

— ¡ Déjala llamar al cornudo de su marido para que le avise de que llegará por la noche… bastante tarde…

Al oír a Raúl que de nuevo volvía al punto de partida, a mi celda y regresaba a mi estatus de simple perra, sentí un escalofrío. Si era así, ¿Nada había cambiado para mi desde que habíamos llegado el viernes por la mañana a aquel lúgubre sótano… Era frustrante y descorazonador, verme de nuevo en el punto de partida.

Por unos instantes, al oír las ordenes de Raúl para Zoe, las lágrimas estuvieron a punto de brotar de mis ojos, pero, con orgullo, tragué saliva y aguanté para no darle esa satisfacción de verme llorar ni claudicar tan fácilmente.

Me levanté y fui con Zoe al sótano. Me dejó en mi celda y me advirtió para que estuviese preparada y no me pillase desprevenida.

— ¡ No sé qué es lo que tiene preparado el Amo para esta tarde, pero estoy seguro de que va a ser duro, intenta descansar y dormir un poco. ¿ Quieres que te traiga algo más de comer ?

– ¡ Las sobras no han sido gran cosa, y aunque no me hayan ordenado que te lo traiga tampoco me lo han prohibido, me arriesgaré por ti.

— ¡ No gracias Zoe – le dije – no quiero que te la juegues más por mí, además apenas tengo hambre. —¡ Eres un cielo y me estas ayudando mucho.

— ¡ Pues te dejo descansar… – dijo Zoe – … Intenta dormir un poco, te irá bien.

Me dejó sola en el sótano, y allí no pude evitar pensar en lo que me podía esperar esa tarde, aunque Zoe intentara ayudarme, para que estuviese preparada para cualquier sorpresa,

En el momento de la verdad, la que estaría frente a mi Señor o frente a Pedro también iba a ser yo sola, indefensa como siempre, y solo yo misma podría hacer frente a lo que tuviese Raúl preparado para mí, y cada día me sorprendía por su crueldad o algo inesperado, un escalofrío recorrió mi espalda y me acurruqué en el camastro tratando de pensar lo menos posible en lo que me depararía aquella dura y larguísima tarde.

Zoe a pesar de la buena intención de sus palabras para prevenirme y que estuviese preparada habían conseguido intranquilizarme más, y desde luego no pude dormir, nada.

Caí en la trampa de darle vueltas a la situación, buscando una salida, pero era como un bucle, y nada podía revertir mi situación ni lo que me esperaba, porque estaba claro que pasara lo que pasara esa tarde, era sólo el comienzo del resto de mi vida como esclava de Raúl.

Llevaba mucho tiempo esperando y había caído en una especie de sopor cuando Zoe entró en la celda y me dijo

— ¡ Vamos Alice, es la hora ! - tengo que prepararte y dándome un apretón en mis hombros, me dio un dulce beso en la boca, antes de incorporarme, y que ella me preparase.

Fue rápido, Zoe me puso la cadena en los grilletes de las manos, pasándola por detrás de mi espalda, dejándome los brazos inmovilizados. Después, me puso un antifaz negro sobre los ojos, dejándome totalmente a ciegas.

El antifaz llevaba una especie de acolchado que evitaba que se moviera y tapaba más aún que un antifaz normal y corriente.

El que le ordenase el Señor a Zoe que me tapase los ojos me produjo una sensación de vulnerabilidad total, mucho más al tener mis brazos también atados con los grilletes a la espalda. En esta situación tan indefensa sentí un escalofrío recordando las palabras de Zoe advirtiéndome que me esperaba una sesión posiblemente dura, aunque tampoco le había contado su Amo que pretendía hacer.

No podía ver nada, por lo que mis otros sentidos estaban más alerta que nunca, lo que me esperase fuera de mi celda, no lo podía prever, aunque en cierta forma, quizás era mejor no saber que me esperaba.

Una vez el empezase conmigo, no sabría en ningún momento quien habría ni que mi iría a hacer y casi temía más a Pedro que a mi Señor. Estaba segura que me azotarían entre ambos y me follarían como una perra y solo rogaba en mi interior, que no me azotasen muy duro.

Una vez lista para lo que me esperaba, Zoe me guió fuera de la celda, me hizo avanzar por el sótano, y en un punto que por los pasos que di, debía ser aproximadamente en el centro de la Sala. Me hizo arrodillarme y colocarme en posición de sumisión, y la sentí alejarse y dejarme sola, allí esperando sumisamente.

No la oí subir las escaleras, por lo que en silencio, y agudizando el oído, traté de captar su presencia porque no debía estar lejos, posiblemente también en posición de sumisión esperando que bajasen mis verdugos, Pedro y mi Señor.

Durante la espera que calculé que debían ser unos 20 minutos, en algún momento me pareció oír algún susurro o el rozar de alguna ropa, pero como sabía que Zoe no se había marchado porque los escalones de madera hacían ruido y ella seguía allí en algún lugar, tampoco le di mucha importancia.

Acostumbrada a las largas esperas que ya eran la norma habitual, volvía a darle vueltas al porqué Raúl me había castigado por la mañana.

Cierto que la azotaina dentro del búnker mientras no usó la fusta, hizo que me mojase y los gocé, era un castigo, pero empezaban a gustarme ese tipo de castigos, pero los últimos golpes con la fusta si me dolieron mucho, quizás más todavía en mi orgullo, que en mi culo, en el que sentía un severo dolor, que me degradaron sin tener culpa de nada,. Hacerme regresar desnuda al chalet, mientras a Zoe la permitía ponerse la blusa, me humilló mucho.

Que me mostrase a todos los que pasaban como lo que era, una perra sumisa, a pesar de que me gustaba el exhibicionismo, aquello había sido muy humillante…, ni siquiera sentí morbo ni placer al exhibirme, solo vergüenza, pero lo que más odiaba de él, era su desprecio.. ¿ Si no le satisfacía lo que me obligaba a hacer, porqué me seguía reteniendo contra mi voluntad ?

Llevaba esperando bastante tiempo y empezaban a dolerme las rodillas, inmersa en mis pensamientos, para hacer más llevadera la espera, hasta que me dio la sensación de que cerca de mi había alguien, me pareció oír respirar y esos sonidos de ropa al rozarse los sentía a mi alrededor, pero no era capaz de ubicar de dónde venían.

Empecé a tener la clara sensación de que no estaba sola, pero tampoco había oído a nadie bajar por las escaleras, así que quien estuviese observándome en silencio, ya debía estar allí cuando Zoe me llevó a mi lugar con los ojos vendados.

De pronto noté sin oír a nadie llegar, una mano en mi hombro, que más que asustarme me sorprendió por lo inesperado.

— ¡ Haaa…, susurré por la sorpresa, y ahora si percibí la presencia de alguien a mi lado y que por el olor, era un hombre.

El que tenía su mano sobre mi hombro acercó su cara a la mía pues notaba su aliento y me dijo al oído…

— ¡ Hola Alice…, ¡ - era la voz de Raúl, lo tenía junto a mí y me entró un sudor frío haciéndoseme un nudo en la garganta le pude a duras penas responder.

— ¡ Hho.. Hola mi Señor…¡ - Dije Mientras una sensación de miedo me invadía.

— ¡ Tranquilízate Alice…¡ - me dijo al verme asustada - …¡ Estás temblando mi dulce Alice.

— ¡ Llegaste a esta casa siendo la fierecilla rebelde que hacía de ti una mujer muy deseable, pero no tienes nada que temer. Todos los aprendizajes son duros al principio, pero cuando salgas de aquí vas a hacerlo convertida en una mujer nueva, más sensual, más libre y habiendo recuperado tu olvidado gusto por el mejor sexo, el natural, el de verdad, el sexo puro.