Sumisión y dominación de Alice cap-14
Cuando Raúl me llevó casi a rastras, con prisa hasta las rocas en dirección al búnker que había visto al llegar, supe que pensaba darme un severo castigo por fallarle, de eso no me cabía duda, además de la vergüenza que pasé mientras la gente veía con morbo y sorpresa, que trataba como una perra
Capítulo 14
Casi junto a la entrada por la que habíamos accedido a la playa, pude ver que se dirigía directo a un bunker de piedra, integrado en las rocas, que debía ser de la guerra civil que está situado en la Punta Canyadell.
Tirando de mi con brusquedad, entramos por lo que debía haber sido la entrada al bunker, que frente a la entrada, tenía las dos aspilleras para disparar y que por dentro estaba sucio y olía fatal, imaginé que algunos debían usarlo como urinario a salvo de las miradas.
En la otra mano vi que también llevaba la fusta, lo que hizo que mi estómago se encogiese porque ya sabía lo que significaba. El castigo iba a ser duro.
— ¡ Ahora puta ! – me dijo muy enfadado – ¡ Vas a enterarte de lo que significa desobedecerme!
Una vez dentro del bunker, agarró con fuerza la cadena que unía mis pezones, y tiró de ellos hacía arriba, produciéndome un enorme dolor, que aguanté como pude cerrando mi boca con fuerza para no gemir ni gritar, pero mis ojos se anegaron de lágrimas por el dolor que al instante ya resbalaban por mis mejillas.
Le miraba con expresión de súplica, pero callada, como me había estado enseñando en los días previos.
Soltó la cadena, y se sentó sobre un asiento de piedra rectangular que hacía las veces de asiento dentro del búnker y señalándome su regazo, y sin que yo, pobre novata, lograse entender que quería, me agarró de las muñecas y me colocó sobre sus rodillas, como a una niña mala, a la que iba a castigar.
Una vez sobre su regazo, con mi culo en pompa, procedió a darme varios cachetazos en el culo con la palma abierta, mientras me decía.
— ¡ Eres una puta desobediente, y tienes que aprender a obedecer. ¡ Se te castigará cada vez que desobedezcas, hasta que aprendas…. ¡ Ya te lo he advertido en muchas ocasiones !
Me golpeaba con fuerza, pero al ser con la mano abierta, no me hacía demasiado daño, y sorprendentemente para mi, aquellos palmetazos en el culo, cada día que pasaba me proporcionaban un caliente morbo, que terminaban por ponerme muy cachonda. ¿ Estaba empezando a gustarme el dolor moderado… a causarme placer ?
Imagino, que en lo más profundo de mi mente, había una parte de mi, que deseaba ser tratada como una zorra y eso hacía que me excitase que el me tratase así, dominándome como una hembra salvaje.
Aunque me estaba azotando a resguardo de las miradas, todo un detalle por su parte, el sonido claro de que me estaba zurrando el culo, podían oírlo desde fuera, ¡Plasss…!, ¡Plasss…! ¡plasss…! plass…! y que se prolongó bastante, lo suficiente como para que yo ya empezase a sentirme bastante mojada, a pesar de que su zurra no era consentida por mi, pero no podía evitar que mi cuerpo se excitase automáticamente cuando mi culo era azotado, también estaba segura que se podían oír buena parte de las groserías que me decía porque alzaba mucho la voz…., el muy cerdo…
Si ya había pasado vergüenza cuando algunos miraban como me arrastraba de la correa y me introducía en el búnker, aunque también me había excitado al mismo tiempo, al saberme exhibida como una simple perra con Amo, en cuanto saliese de allí, seguro que casi todos los que nos habían visto entrar, estarían atentos para ver como salía yo de allí y seguros de que aquel bruto, además me había estado follando como una vulgar puta sobre el sucio suelo a cuatro patas...
Mientras Raúl, mi Señor, me azotaba con fuerza con su mano abierta, estaba segura de que mi culo debía estar muy rojo, empecé a preguntarme si Pedro no tendría razón, y yo no era más que una puta a la que le gustaba que la tratasen así…
Que me excitase tanto el ser azotada y aquellos castigos, empezaba a hacerme dudar de que era realmente yo en el fondo… ¿ Quizás una zorra reprimida desde que había conocido al bueno de Daniel, mi marido,…?
Pero ya cuando trabajaba para Mr. Richards, no tenía escrúpulos en dejarme follar y chupársela a aquel viejo… Posiblemente, en el fondo si era ya un hembra puta y caliente, y que amaba ser follada… azotada y usada, porque en realidad, aunque mi cabeza me dijese que yo no era de esa clase de mujer, mi cuerpo reaccionaba indicándome lo contrario.
Realmente estaba confundida, de si aguantaba aquel degradante pero morboso trato, obligada, o porque muy en el fondo, cada vez me gustaba más…., como me aseguraba Zoe, que a ella eso la ponía más que cualquier otra clase de sexo …
Aquellos castigos, activaban sin duda todas mis fantasías reprimidas y me daban una confusa mezcla de pudor y placer, junto con el ligero dolor del castigo, un cóctel, que empezaba a convertirme en adicta y desearlo, pero siempre, porque me obligaba mi Señor…. ¿ O eso era solo una coartada para no sentirme culpable de lo que hacía ?
Mientras el me zurraba el culo, ya muy enrojecido, alguien que no pude ver, entró al búnker para curiosear al oír los azotes, pero tal como imagino que se había asomado, desapareció cuando Raúl dijo gritando.
-- ¡Tú que!, ¿ Eres idiota? … ¿ No has oído que estaba ocupado, imbécil ?
Imaginar que el que fuese, me había visto desnuda sobre el regazo de Raúl, siendo azotada como una colegiala, de nuevo me dio un subidón de estrógenos, que me hizo excitar de puro morbo y deseo, al saber que me había visto así, azotada como una simple colegiala indisciplinada por un vicioso profesor.
De repente mis pensamientos mientras seguía gozando de aquella zurra y que hacía que mi coño se humedeciese de placer, poniéndose receptivo para ser follada, se cortaron al instante, cuando noté un fuerte golpe, Raúl estaba usando la fusta, y en ese momento se terminó el placer…, recibí cinco fuertes fustazos, que me hicieron retorcerme de dolor, un intenso dolor que subía por mi espalda y bajaba por mis muslos
— ¡ Ahora puta…! – me dijo mientras me soltaba y yo sentía como mi pobre culo me dolía horrores tras los fustazos finales
–- ¡ Vas a volver a hablar con el chico, y vas a traerme mi sombrero, y lo que tengas que hacer para conseguirlo no me importa. Usa tus artes de puta, que además seguro que disfrutas haciéndolo, es tu trabajo, ser una de mis putas y conseguirme, aunque sea prostituyéndote, lo que yo deseo…. ¿ Vas entendiendo cual es tu rol para conmigo ?
— ¡ Sss… Si mi Señor,…, lo he entendido, mi Señor…¡ Le traeré ese sombrero, sea como sea, mi Señor…
Me sentía totalmente humillada, y dolorida, también con mucha rabia hacia Raúl …, y en esos momentos le odiaba profundamente, si las miradas de odio matasen, tenía que haber caído fulminado con la mirada que le dediqué apretando mis dientes para no estallar y empeorar las cosas.
Cuando salimos del búnker, y como ya imaginaba, había al menos cinco nudistas de pie en los alrededores, alertados por la azotaina y los gritos, seguros de que allí dentro me habían estado dando una buena caña, atentos a verme salir detrás de mi Amo, que de nuevo, me llevaba de la correa y aunque con una fuerte mezcla de morbo y vergüenza, solo les miré de reojo, pero casi todos lucían una buena erección, imaginando la que se había montado Raúl conmigo allí dentro.
Viendo lo rojo y encendido que tenía el culo se dieron perfecta cuenta de que me había estado azotando aquel tipo que iba conmigo y seguro que pensaron que yo era una masoquista, a la que le gustaba ser maltratada.
En cuanto pisamos la playa, me soltó la correa del collar y dirigiéndose a tumbarse de nuevo en su toalla, me advirtió … poniendo su cara frente a la mía y mirándome a los ojos para atemorizarme.
-- ¡ Si no vuelves con “mi sombrero”, más vale que no vuelvas ! … ¡ Aunque de nada te servirá porque seré yo quien vaya a por ti, y lo vas a lamentar zorra! y sin decir nada más, se marchó.
Desde donde estaba en la playa localicé al senegalés de los sombreros, ahora estaba a unos 200 metros playa abajo por lo que tuve que correr por la playa cerca del agua para alcanzarle.
Si no hubiese sido por el collar y la saltarina cadena que unía mis pezones, pocos se habrían fijado en mi, pero llevando aquellos regalos tan aparentes de mi condición de sumisa, regalos del despreciable de Raúl, aunque había poca gente, todos reparaban en mi corriendo por la orilla del agua por culpa de mi revelador look.
Con las prisas por alcanzar al senegalés, ni siquiera tuve oportunidad de pensar en que me estaba exhibiendo a base de bien corriendo aquel largo trecho, algo que en otra situación, me hubiese proporcionado mucho morbo, porque me sabía seductora con mi cuerpo pulido en el gimnasio, mis musculosas piernas y especialmente mi sensual y duro culo.
Cuando ya estuve a unos treinta metros, le llamé para que parase de caminar y llegar junto a el, que ahora iba con otro chico negro.
-- ¡ Malick … , espera por favor !
En la primera ocasión, no me oyó con el ruido de las olas, pero al repetir mi llamada, vi como se giraba y al verme llegar corriendo, empezó a sonreír. Seguro que pensaba que estaba loca, o que volvía con el dinero para comprarle el sombrero.
El y su amigo se detuvieron y me esperaron, viéndome llegar corriendo con mis tetas botando y cansada de correr….
Al llegar junto a el, le dije …. ¡ Ma… Malick, ufff.. suerte que te encuentro ! - le dije mientras trataba de recuperar mi respiración.
-- ¿ Amiga tuya ? – le preguntó su amigo.
-- ¡ No, ya me gustaría, solo la conozco desde hace un rato
.
-- ¿ Ya ir tu por dinero al coche y venir por el sombrero ? … me preguntó con una risa, debiendo pensar que estaba un poco loca.
Mientras inspiraba aire, con la cabeza le dije que no, y cuando ya más recuperada del sprint para alcanzarle le dije.
-- ¡ No Malick, de verdad…, sigo sin tener dinero, pero mira, le dije mientras me daba la vuelta y le mostraba mi culo, totalmente enrojecido por los azotes de aquel salvaje de Raúl.
-- ¡ Huuuu…! ¿ Qué te ha pasado en el culo, blanquita ? - me preguntó.
-- ¡ Mira…, no se como explicártelo para que lo entiendas. Te dije que era para mi novio el sombrero, pero en realidad quien me ordenó que se lo comprase, era mi Amo.
Malik me miró extrañado, y seguro que pensando que estaba completamente loca, pero la azotaina del culo era real, así que trate de explicarle muy someramente, mi relación con mi Amo… , me escuchaba sin saber si creer lo que le contaba.
Cuando terminaron los dos de escucharme entre incrédulos y divertidos, le dije.
-- ¡ Por cierto, con el apuro y las prisas, no he saludado a tu amigo, me llamo Alice y soy de Bcn, perdonad por presentarme así…., pero si no consigo ese sombrero para mi Amo me volverá a azotar, y todavía más duramente,… os lo juro.!
El compañero de Malik, me dio la mano y me dijo. -- ¡ Hola Alice, yo me llamo Seydou y también soy de Senegal como mi amigo
.
Malik que me tenía más confianza tras en anterior regateo, me preguntó.
-- ¡ Entonces, si yo he entendido bien, tu tienes un Amo, o sea ….¿ Que perteneces a un hombre como esclava ? .
.
. por eso llevas ese collar de perra en el cuello y esa cadena que une tus pechos – diciéndome - Pequeña … ¿ No estáis un poco locos con estos juegos los europeos ?
Y no le faltaba razón, después de tantos siglos de esclavitud, ahora ellos eran libres, y a nosotros se nos ocurría jugar a Amos y esclavas. Sin duda algo no funcionaba bien en nuestras cabezas, pero… era así.
-- ¡ Yo te entiendo a ti Malick y si tuviese algo que darte, te lo daría, pero necesito uno de tus sombreros, o mi Amo, ya me ha dicho, que si regreso sin el sombrero para el como me ha ordenado… la paliza que me va a dar, va a ser mucho más dolorosa que la que ya has visto.
-- ¡ Yo solo tengo para ofrecerte mi cuerpo, porque el collar y la cadena son del Amo, y si lo que me pidas es que me gane el sombrero, ofreciéndome como una prostituta para que te cobres el sombrero, es lo único con lo que te puedo pagar. - Pídeme lo que quieras y te lo haré, puedes follarme o puedo hacerte una buena mamada por el o lo que tu quieras, pero por favor te lo ruego… No puedo regresar sin uno de tus sombreros.
El amigo de Malick, Seydou, estaba más interesado que Malick en el trato usándome como una puta amateur por dinero, también se veía más mayor, unos 30 años, mientras que Malick debía tener poco más de 20, así que me propuso.
— ¡ Bien blanquita, si para ti es tan importante conseguir uno de nuestros sombreros para tu Amo, como solo puedes ofrecernos tu cuerpo para pagarlo, mi propuesta es que nos vayamos los tres al descampado que hay al otro lado del puente, donde la gente aparca lo coches, y una vez allí, a cambio de lo que nos pides, tu no ofreces tu caliente culo y coño para que te los follemos Malik y yo ! … ¿ Que te parece el intercambio, hasta posiblemente si tu coño es tan jugoso como parece, te regalemos alguna cosa más como premio, si sabes follar bien …. ¡ Que decides blanquita!
- el sombrero, porque en esta ocasión ya me ha prevenido que el castigo va a ser mucho más duro ! … ¡Solo una cosa, el culo no os lo puedo ofrecer porque es de su exclusiva propiedad, pero seguro que quedaréis complacidos follándome mi rasurado coño o chupándoos la polla, cosa que se me da muy bien.
— ¡ Cruzamos por debajo del paso subterráneo de debajo de las vías y al otro lado hay un buen descampado donde la gente aparca, y allí te follamos los dos y te llevas tu sombrero !
— ¡ Me parece que os aprovecháis en exceso de mi desesperada situación, pero necesito ese sombrero, así que tengo que aceptar vuestras condiciones, pero ..
— ¿ No os conformaríais con una buena mamada cada uno ?
.
.. Lo veo más justo por un sombrero, le propuse yo a sabiendas de que aquel sombrero debía valer unos tres euros..
-- ¿ Seydou, a mí también me parece que el que nos la follemos los dos es abusar de la blanquita solo por un sombrero - intercedió ahora Malick - ¡ Yo creo que si nos hiciese una mamada a cada uno, sería más justo
.
Ahí empezó el regateo final, Malick se conformaba con una mamada, pero su amigo, no quería perderse la oportunidad de follarse mi jugoso y suave coño de blanquita como ellos nos llamaban a las europeas, así que finalmente acordamos que los tres, tendríamos lo que deseábamos, Malick su mamada, Seydou el placer de follar mi blanco coño….., y yo ¡mi sombrero!
El paso subterráneo estaba allí mismo, así que los tres nos fuimos a sellar el trato al descampado
Al salir del túnel por debajo de las vías del tren, inmediatamente a la derecha, estaba el camino de tierra que llevaba al descampado y que ellos conocían.
Nos dirigimos a un lugar discreto en el borde de la zona, donde entre los coches aparcados, todas aquellas cosas que llevaban para vender y la alta hierba, era un lugar perfecto y al mismo tiempo morboso donde tener sexo.
Seydou extendió un trapo en el suelo para que yo me colocase, mientras ellos se bajaban los pantalones y como ninguno de los dos usaban calzoncillos, allí pude ver por primera vez en vivo, mis dos primeras pollas negras. ¡ Wow… pensé para mis adentros, iba a ser todo un gusto gozar y mamar aquellos don duros y grandes rabos negros, aunque no dije nada para que no pareciese que lo que me estaban haciendo era un favor.
Los senegaleses, son el quinto país del Mundo en el que sus hombres tienen el pene más grande, y aunque no eran excesivamente gruesos en comparación con lo largos que eran, el del más joven debía rondar los 19 cm, y el de su amigo, algo más largo debía estar sobre los 21, bien empalmados y brillantes, eran toda una tentación para cualquier mujer excitada en aquellos momentos como estaba yo.
Vi como Seydou, cogía un preservativo y se lo enfundaba listo para “cobrar” su precio, algo que aunque era incapaz de reconocer, estaba haciendo que mi vagina se mostrase muy receptiva ante aquel hermoso rabo negro.
Seydou más lanzado, me dijo
-- ¡ Alice, hermosa blanquita, ponte mejor a cuatro patas sobre el trapo y así nos atiendes a los dos al mismo tiempo…!
Aunque nunca lo reconocería ante nadie, estaba excitada como una perra en celo, sin pensar en aquellos momentos junto a Malick y Seydou, en nada más y en nada menos… ¡uuuauu! Que no fuese gozar de las dos primeras pollas negras de mi vida.
Casi ni pensaba ya en Raúl, pero tampoco podía apartarlo totalmente de mi cabeza, por el temor que me inspiraba.
Tenía a Malick delante de mi
,
ofreciéndome su brillante y oscura polla, que cogí con una mano, mientras me sostenía a cuatro (tres en realidad) patas con la otra y se la masturbé un instante, antes de empezar a chupársela.
En aquel instante, sentí las manos de Seydou, abriendo mis nalgas, lo que hizo que se me erizase toda la espalda y los muslos, ante la inminencia de saber que me iba a penetrar y por la medida de su polla, muy profundamente.
Mientras ya sin manos, para apoyarme mejor con las dos en el suelo, empezaba a chupar glotonamente la polla de aquel muchacho, sentí como la boca de Seydou, se empotraba en mi coño, que empezaba a devorarme con evidente deseo de hacerme suya, gozando con deseo mientras me comía mi rosado coño, que pronto se iba a follar duro
Con mi boca llena con la polla de su amigo, solo podía emitir sonidos de placer apagados pero constantes, ¡ Uuggg…Uuggg… uuuggg..! a cada nueva lamida y embestida con su lengua y carnosos labios.
Mientras miraba a los ojos de Malick viendo con satisfacción como yo le hacía gozar con mi mamada, que a base de la práctica intensiva de aquel fin de semana, iba mejorando, la verdad es que se la chupaba como una puta glotona…., sin importarme nada más que gozar y hacerle gozar a el.
Al sentir como dejaba de comerme mi empapado coño, supe que mi otro senegalés, me la iba a meter ya, como así fue, y lo hizo sin brusquedad, sintiendo como con una mano me abría los labios menores y su glande circuncidado empezaba a abrirse paso dentro de mi rosada vagina de blanquita.
Mientras seguía mamando la polla de Malick, lo que más placer me daba, además de un morbo increíble, era sentir la larga y negra polla de Seydou, hundiéndose más y más dentro de mi, muy… muy profunda, hasta que la sentí golpear contra mi cuello uterino y todavía sus duras bolas, no habían hecho tope contra mi coño.
En esos momentos, estar ensartada por delante y por detrás al mismo tiempo, y sintiendo como los envites de uno, hacían que me tragase más la del otro, y con el morbo para una exhibicionista como era yo, de estar los dos senegaleses follándome allí donde cualquier afortunado podía estar viéndonos conmigo a cuatro patas y bien ensartada y al aire libre, era una sensación de un morbo brutal y de total libertad follada como la hembra de su manada, en pleno campo y cogida por dos buenos machos negros, para una europea, era como un sueño que se había echo realidad, por culpa… No, por culpa no… gracias a un feo y barato sombrero.
Con mi mente metida en una especie de túnel, donde las sensaciones recorrían mi cuerpo en ambos sentidos, Malick no pudo resistir más mi glotona mamada y aunque pensé que desearía correrse dentro de mi boca, el muchacho me la sacó y sus potentes y abundantes lechazos, empezaron a estrellarse por toda mi cara, boca pelo y pechos, mientras gemía de placer al correrse, con mi mamada….
-- ¡Ooohhh.., si mi caliente blanquita…! Toma mi miel, hermosa blanquita, y mientras me daba golpes con su rabo en mis mejillas y extendía su semen por mi cara, seguía siendo zarandeada por las embestidas de su amigo, transportado en su éxtasis sexual en mi eventual semental africano y sin duda gozando de mi suave y tragón coño empapado e hinchado de deseo.
-- ¡ Ohh oui,… ma jolie pute, tu es magnifique, ..! Je veux te baiser souvent ¡ Je t'aime, ma chienne blanche ¡ ¡ Oohhhh oui… Alice!
Mientras su amigo, seguía bombeando mi coño con deseo y matándome de placer, pero al ser tan larga, golpeando mi cuello uterino que ya tenía dolorido en esa mezcla que empezaba a ser muy conocida por mi, de sumo placer con una dosis de dolor, le vi feliz, coger su móvil y hacerme algunas fotos con mi cara llena con su cremoso semen de macho senegalés, al ver que me sacaba fotos, giré mi cara, para no ser reconocida en ellas y con su amigo embistiendo mi coño por detrás cada vez con más fuerza.
A todos los que mostrasen aquellas fotos, pensarían que yo era una simple puta de carretera, follando por dinero, estaba avergonzada, pero el placer de las embestidas de su amigo me estaban llevando al orgasmo, así que me abandoné al sucio espectáculo y solo deseaba ser follada duro y estallar en un intenso orgasmo.
En aquellos momentos, me corrí como una puta, en un potente orgasmo interno, que recorrió todo mi cuerpo en ambos sentidos y empezaron a temblarme las piernas, pero Seydou, al ver como mis piernas flaqueaban de placer, me mantuvo en la posición adecuada, con mi coño totalmente ofrecido, bien cogida con sus manos en mis muslos, y su polla muy profunda hundida dentro de mi.
Gemí agitando mi cabeza, en un éxtasis total, estallando de placer mientras gemía y gritaba al mismo tiempo….,
— ¡Ahhhhh…¡ Ohh yeah, me corrrooo…! ¡ Ohh yeah… dear lovers ¡ ¡ Fuck me… Fuck meee ..!
Mis gemidos se mezclaron finalmente con los de Seydou, que también se empezó a correr, aunque dentro del preservativo, sentía sus espasmos de placer, mientras con ambas manos, me daba palmadas en ambas nalgas, todavía doloridas por la paliza que me había propinado Raúl, pero no me importaba, aquella sensación al sentir como palmeaba mi culo como su hembra que era en aquellos momentos en que me estaba cogiendo duro, en que se mezclaban todas las sensaciones, desmayo, placer sublime y dolor, era un coctel realmente explosivo……
Extrañamente para mi, y al ser follada sin violencia, solo con mucho deseo, ni siquiera sentí tanta vergüenza o rubor cuando finalmente Seydou me la sacó del coño y tras golpear con su largo rabo, mis nalgas, el sacándose el condón, sentí como me lo vaciaba de su miel sobre mi culo y espalda y esparcía en un pringoso masaje por mi piel su miel con sus manos, ohh Diós tan caliente y cremosa.
Cuando terminó yo me deje caer de costado sobre el ancho trapo azul que había extendido para follar.
Seydou se tumbó junto a mí y mientras me abrazaba y me besaba, el color de nuestros cuerpos, formaba un hermoso contraste de razas unidas sin tabúes y con una sola meta, el desenfrenado placer sexual entre los tres.
Malick se tumbó también sobre el trapo al otro lado y con los tres boca arriba, ellos mostrando todavía una buena erección en sus pollas y yo con mi rasurado coño, enrojecido después de la follada que me había dado Seydou, se mostraba mojado con mis jugos y abierto…., porque realmente en otra situación, hubiese deseado que me siguiesen follando, de no tener que regresar junto a mi Amo.
Malick hizo unos selfie’s más, mientras los tres sonreíamos, realmente durante ese tiempo que habíamos estado juntos, me había podido desconectar de todo, absolutamente de todos los problemas que tenía, de mi delicada situación, de Raúl que me castigaba por gusto, de mis obligaciones para con todos, sin pensar en que pasaría dentro de una hora, ni mañana, ni nunca, solo gozando ese instante tan natural sencillo y maravilloso, cuando macho y hembra se entregan al deseo, tras miles de años poblando el Planeta, la atracción sexual, seguía siendo el motivo más poderoso en muchas ocasiones.
Como lo bueno suele ser breve, recordé que debía volver lo antes posible junto a mi Señor, o iba a pensar que me había fugado de allí, así que con algo de pena, y tras darme el jodido sombrero y regalarme cada uno una pulsera que me dejaron elegir para que recordase aquel bonito momento, me despedí de ellos con prisa.
Empezaba a sentirme desinibida en situaciones como aquella, así que para mostrarle al cruel de Raúl, que su puto sombrero, mi trabajo me había costado conseguirlo, no me limpié la cara de los restos de semen del chico de los sombreros.
Sabía con seguridad, que al cerdo de Raúl, le complacería verme llegar así de guarra, con el semen seco en mi cara y muslos…., y su maldito sombrero.
Al final de todo, me di cuenta de que no había sido para mi no había ningún sacrificio, muy al contrario, la comprensión y el trato de aquellos senegaleses que sabían perfectamente lo que es luchar solo por sobrevivir un día más, y me habían follado duro pero también sin maltratarme, y los tres lo habíamos gozado, pero de eso no le iba a dar la satisfacción de saberlo a Raúl.
Ojalá se me hubiese ocurrido en la primera ocasión, ofrecerle que me follase a Malik, pero bueno, al final había salido beneficiada, siendo follada por el y su amigo, aunque de ese intenso placer, nada le iba a decir a Raúl, el muy cabrón.
Prefería que el se imaginase que había sido muy duro para mi, y comprobar si era capaz de un mínimo de humanidad