Sumisión y dominación de Alice cap-13

Tras haberme pasado todo el sábado siendo sometida y follada, terminando por ser yo misma, quien buscaba el sexo sucio con Raúl, y tras los preliminares del desayuno tomando la leche de Pedro, la mañana de playa me apetecía mucho. Un poco de tranquilidad y descanso de sexo era algo que necesitaba

Capitulo 13

Grandes expectativas ante una mañana de playa

Aquella mañana se presentaba como un bien ganado premio para nosotras dos …..

Nos pusimos unas camisas playeras estampadas de una fina tela como las que llevan las mujeres pakistaníes, una tela súper fina y bonita y que abotonadas por delante, dejaban ver con bastante claridad todo lo que había debajo por la finísima tela y que nos cubrían hasta un poco por debajo del culo, también cogimos una bolsa con toallas para todos y algunas de las cosas que podía necesitar el Amo.

Antes de marcharnos, Zoe me advirtió.

— ¡ Anda siempre dos pasos detrás del Amo …, es signo de respeto hacerlo y una obligación para cualquier sumisa.

Siguiendo a Raúl y Pedro, siempre por detrás de ellos caminando desde el chalet y pasando al lado del McDonals, seguimos por el arcén de la N-II durante unos pocos cientos de metros, que nos llevaban a la cabecera norte de la Musclera a la que se bajaba por unas escaleras de piedra entre las rocas que delimitaban el principio de la larga playa.

A nuestro paso, algunos conductores noté como nos miraban, ya que realmente las dos teníamos un buen cuerpo que solo cubría la fina tela de la camisa y que con el aire en alguna ocasión, estaba segura de que dejaba ver nuestros culos por un instante.

Debo reconocer, que ese paseo hasta la playa, con un atuendo bastante exhibicionista, para mi fue todo un placer, me excitaba el exhibirme junto a Zoe y siguiendo sumisamente a los dos hombres. Bajamos por las escaleras y nos situamos a unos 20 metros de las altas rocas, donde extendimos primero las toallas para ellos y después las nuestras, con las de Raúl y Pedro en el centro y las nuestras a derecha e izquierda de las suyas.

Una vez todo dispuesto Zoe y yo nos tumbamos, ella al lado de Raúl y yo al lado de Pedro. Y como no era algo para desaprovechar, el poder tomar el Sol, procuré disfrutar de esos relajantes momentos, tumbada al sol y sintiendo como sus rayos penetraban en mi piel calentando mi cuerpo. A pesar de la vergüenza que me daba el que me vieran con el collar de perra y la cadena entre mis pezones, Zoe también los lucía y eso me hacía sentir más normal, dentro de lo atípico que era llevar collar de perra.

Una media hora después, con mi piel siendo acariciada por los rayos del Sol, algo que yo adoraba, sentir sus rayos dorando mi piel y dándole ese hermoso color bronceado que tanto me gustaba lucir, Raúl el Amo nos dijo.

— ¡ Podéis bañaros si queréis – dijo Raúl un tiempo después.

Yo miré a Zoe, que me hizo una seña con la cabeza, asintiendo. Nos levantamos, y ambas dirigiéndonos al Amo, dijimos

-- ¡ Gracias Amo…!

Ambas salimos corriendo entre risas en dirección al agua, que en esa zona de la costa es profunda enseguida y nos lanzamos las dos al agua de cabeza, yo detrás de Zoe, sintiendo sobre mi piel, la maravillosa sensación de la fresca agua salada sobre mi caliente cuerpo bronceado, saliendo enseguida a la superficie entre risas.

Nadamos una junto a la otra y después de nuevo nos detuvimos flotando a descansar.

Zoe se zambulló como una ballena, sacando su culo fuera del agua al hundirse, mostrándome su culo con sus labios rasurados y las dos anillas de sus labios. Una imagen cautivadora por la naturalidad de su desnudez en el agua y la belleza de su cuerpo.

La seguí y nos zambullimos juntas, siguiéndola y al salir de nuevo a la superficie, salí a su espalda y me abracé a su fresco cuerpo, pasando mis manos por sus costados y tetas, mientras las mías quedaban pegadas a su espalda, con mi coño en contacto con uno de sus glúteos, jugando como dos niñas traviesas.

Me miró con ojos cómplices y una sonrisa mostrando su perfecta dentadura., la vi tomar aire y sumergiéndose de cara a mí, puso sus manos en mis caderas y se hundió la muy traviesa.

La note descender cogida a mi cuerpo y como al llegar a la altura de mi coño, introducía un brazo entre mis piernas que yo abrí inmediatamente, sentí al instante su labios en contacto con mi coño y como desde abajo empezaba jugar con el, mientras yo abría mis muslos para facilitarle el acceso mientras movía mis brazos para seguir flotando.

Zoe seguía empotrando sus carnosos labios contra mi coño, y uno de sus dedos, me lo introducía en el culo, la travesura de Zoe, me excitó mucho y cuando al cabo de poco más de un minuto emergió frente a mi cara, nos unimos en un largo beso.

Pecho contra pecho nuestras manos recorrían nuestros cuerpos y nuestra respiración empezaba a ser agitada mientras nos mirábamos con cara de mutuo deseo.

Hasta hacía poco, no había probado el sexo con otra mujer, pero era también maravilloso…, tomé aire mientras Zoe se sonreía sabiendo de antemano que aquello me había gustado y ahora fui yo quien cogida a ella, me hundí y cuando llegué a la altura de su coño, Zoe ya esperaba mis labios con las piernas totalmente abiertas.

Con una mano en su culo y otra en su muslo para mantenerme y poder empujar bien, empotré mis labios contra su hermoso coño y como ella había echo antes, se lo devoré, jugando con las anillas de sus labios que me daban un extraño morbo, pensando que quizás dentro de un tiempo, el mío luciese tan provocativo como el suyo.

Poco a poco, sentía como mi mentalidad con respecto al sexo iba transformándose, especialmente gracias a la complicidad de Zoe (o quizás lo hacía simplemente porque su Amo le había ordenado que me emputeciese) durante ese fin de semana, y también le introduje mi dedo corazón en su ano, jugando todo el tiempo que pude aguantar la respiración con su culo y coño, mientras ella me acariciaba.

Cuando no pude aguantar más salí a respirar, ya sin aire pues no quería dejar de comérselo y ella mirándome con sus párpados medio caídos en una mirada de vicio y deseo total.

Absortas en nuestros juegos sumergidas casi ingrávidas en aquella limpia y transparente agua y el placer que da estar en el mar, casi ingrávidas y mecidas por las olas, no nos dimos cuenta, de que Raúl y Pedro, se habían incorporado y sentados en sus toallas, se divertían mirándonos jugar.

Zoe que para el sexo tenía una naturalidad y una gran habilidad, me dijo mientras nos besábamos de nuevo,

— ¡ Alice, mi dulce zorra, túmbate boca arriba y haz el muerto que mientras flotas…, tu serás la lancha y yo el motor que acoplado a tu coño, te va a matar de placer mi sensual y sabrosa zorrita.

No me lo tuvo que repetir dos veces, me impulse hacia atrás y empecé a flotar boca arriba controlando mi respiración, que ya estaba bastante descontrolada con los juegos entre las dos….., cuando me estabilicé, sentí como la boca de Zoe atracaba en el puerto de mi coño a ras de agua y mientras me acariciaba el culo y nadaba con sus pies, empezó a comerme el coño con su maravillosa habilidad, así me tuvo hasta que sentí como me introducía dos dedos, lo que casi hizo que perdiese la concentración y me hundiese al sentirme penetrada

-- ¡ La voz de Zoe - me suplicó con deseo - ¡ Concéntrate, no te hundas, relájate mi puta…, vamos aguanta un poco pequeña.

Haciendo esfuerzos por recuperar de nuevo mi respiración y con mis brazos en cruz, ella pudo seguir comiéndome y follándome el coño al mismo tiempo sintiendo como mi orgasmo iba acercándose y a cada instante estaba más cerca, hasta que sentí como un relámpago recorría mi estómago y mi vagina empezó a contraerse espasmódicamente y entonces si que me descontrolé por completo, agitándome de placer, moviendo mi cabeza terminé hundiéndome,

Mientras la traviesa Zoe, esperaba riéndose de mí a que terminase de toser y expulsar el agua que había tragado al alcanzar el orgasmo y hundirme.

Podía oír sus carcajadas mientras yo tosía, ¡poff…! ¡poff…! ¡Aggg… que salada está, jaja… aaggg…!

Nadé el par de metros que nos separaban, y nos besamos de nuevo mientras le decía

-- ¡ Eres maravillosa Zoe …, te deseo… – ella se sonrió de nuevo, pero no dijo nada.

Empezábamos a estar cansadas, yo con el bajón tras el orgasmo y ella que no había parado de impulsarse hasta hacérmelo llegar, así que decidimos salir del agua para tumbarnos de nuevo al sol.

Mientras salíamos del agua haciendo el tonto y riendo, al levantar la cabeza, nos dimos cuenta de que Raúl y Pedro nos miraban.

Serio como siempre el “oso” de Pedro, Raúl si se sonreía y los dos mostraban una buena erección….., seguro que no nos habían quitado ojo mientras nos lo hacíamos la una a la otra.

Eso me dio a entender de que se habían estado divirtiendo con nuestros juegos. Eso me hizo sentir un instante de vergüenza, que enseguida olvidé. A estas alturas y después de casi todo el fin de semana siendo “usada” y adiestrada, ahora no me iba a sonrojar por aquella gloriosa comida de coño que me había proporcionado Zoe….

Con el dedo, Raúl nos hizo indicación a las dos que nos acercásemos a nuestro Amo de Zoe y Señor mío, sentado sobre la toalla mis ojos se iban si querer, ya que me acercaba como Zoe con la cabeza baja, a aquella seductora polla que había montado yo sola la noche anterior y además de porque Zoe me había dicho que la imitase en todo, la verdad es que en esos momentos, yo deseaba follar con Raúl

Cuando nos íbamos a arrodillar junto al Amo en posición de espera, con una seña, nos indicó que nos quedásemos de pie junto a el y nos dijo.

-- ¿ Qué tal perritas ? … ¿ Habéis gozado del mar y de otras cosas ? dijo sonriéndose

-- ¡ Abrid las dos esas piernas guarritas !

Lo primero que hizo, fue llevar sus dedos al coño de Zoe, y que tras separar sus labios penetró, viendo yo, como ella se estremecía.

Una sonrisa en la cara del Amo, indicó que le satisfacía y sacando sus dedos, me los ofreció a mi, que arrodillándome, empecé a chupárselos….

-- ¿ Está jugoso Alice ? – me preguntó el –

Tras chuparlos bien, notando el claro sabor de los jugos de Zoe, le respondí.

-- ¡ Muchísimo… mi Señor… . - con una señal me indicó que me pusiese nuevamente de pie, y yo me puse de nuevo como antes.

Inmediatamente después de separar mis piernas, vi como llevaba sus dedos hacía mi coño, y despacio me los fue introduciendo, hasta que su puño hizo tope contra la entrada de mi coño, mientras sentía el placer que me estaba dando, removiendo sus dedos en mi lubricada vagina que me hacía retorcer por dentro, pero tratando de guardar la posición y compostura, a pesar de lo que me hacía sentir.

Cuando por fin me los sacó, vi como estaban empapados, se sonrió moviendo la cabeza de un lado a otro mientras murmuraba para el mismo.

-- ¡ humm, parece que soy un Amo afortunado con las dos perritas que tengo, sin ninguna duda - y haciéndole una señal a Zoe, ella se arrodillo junto al Amo, y le dio sus dedos a chupar, para que ella saborease ahora mis jugos.

Mientras ella se los chupaba con deseo y acariciándole la cabeza le dijo

-- ¡ Zoe mi perra, estoy muy orgulloso de ti, y me gusta que os llevéis bien Alice y tu, eso me complace, pero tu eres, la mejor y más sumisa, complaciente y obediente de todas las he que conocido y usado.

-- ¡ Es usted mi Amo, muy bueno conmigo, gracias, es un honor servirle en todo.

-- ¡ Pero ahora tenemos un problema mi amigo Pedro y yo, porque con vuestros juegos nos habéis complacido tanto que mirad como nos tenéis de necesitados de que nos satisfagáis, pero como he dicho – las dos escuchábamos atentamente – tenemos un problema porque también, nos dijo señalando a un joven y alto vendedor de sombreros africano que recorría la playa vendiendo…

— ¡ Zoe ya sabe que soy muy caprichoso, y tu pronto también lo sabrás Alice y quiero uno de esos sombreros, así que deberéis como buenas sumisa, repartiros el trabajo, mientras Zoe, estoy seguro de que no tendrá ningún problema en vaciarnos a los dos ella sola las pelotas de la miel que nos habéis hecho acumular viéndoos jugar entre vosotras, lo que me ha complacido mucho… Me gusta ver como juegan mis perras.!

Mientras le hacían un hueco a Zoe entre los dos en la toalla, y ella a una señal ya se situaba de rodillas entre ambos, me dijo

-- ¡ Tu Alice, ve a por uno, me gustan los sombreros que vende ese chico.

Lo había entendido perfectamente, mi Señor quería que fuese a por un sombrero de los que llevaba el vendedor, pero además de feos….., yo no tenía dinero, así que con su habilidad, Raúl me hizo preguntarle totalmente confundida.

— ¡ Si Señor, ahora mismo voy… Pe… pero…, necesito que me de algo de dinero para ir a comprárselo, mi Señor…. !

Mientras Zoe ya estaba mamándosela con maestría a Pedro que resoplaba como un buey, Raúl me miro con cara de sorpresa y enfado y me dijo.

-- ¿ Qué dices perra ? …. ¿ Qué te de dinero ? … ¿ Pero tu puta que te has creído ? (que desagradable llegaba a ser cuando se lo proponía pensé mientras me sermoneaba)

-- ¿ Acaso te he dicho que me comprases uno ? … ¡ Solo te he ordenado que vayas allí y me consigas un sombrero !... Si no tienes dinero, es tu problema zorra… ¿ No sabes buscarte la vida cuando lo necesitas ?

-- ¡ Ve ahora mismo allí y tráeme uno de los sombreros que vende ese muchacho !.

-- ¡ Ya se te ocurrirá alguna forma de conseguir ese sombrero, así veré si eres una perra lista, y sabes conseguir lo que yo te he ordenado, tu verás cómo te apañas, usa tus habilidades puta, pero… ¡ Quiero un sombrero de esos!

-- ¡ Venga, muévete y ve a por el sombrero… ¡ Vamos… vamos …!

Me dirigí hacia el vendedor, maldiciendo a Raúl por dentro y pensando como le iba a conseguir ese feo sombrero sin dinero.

Tendría que flirtear con aquel chico, para que me regalase uno, seguro que eso es lo que quería ver mi Señor, rogarle y coquetear con aquel muchacho negro para ver si era capaz de conseguir que me regalase un sombrero, mientras Zoe se la estaba chupando alternativamente a ambos.

Me dirigí hacia el chico africano, pero era evidente de que yo no llevaba ni monedero en las manos. Al llegar frente a el, se detuvo para ver que quería comprar.

— ¡ Hola, llevas unos sombreros muy bonitos - a lo que el me dijo.

— ¡ Gracias señorita…. ¿ le gustan ? – me respondió mientras vi como me miraba y seguro que sentía curiosidad por mi collar de perra, y mis pinzas en los pezones con la cadenita.

Tocando los sombreros como si realmente me gustasen, le dije.

— ¡

Me gustan mucho, pero tengo un problema….,- dije poniendo cara de pena.

-- ¡ Me he dejado el monedero en el coche y no llevo dinero.

Al decirle que no llevaba dinero, empezó a caminar, seguro que pensando (una que se cree que por una sonrisa le voy a regalar un sombrero, jaja) …. yo me puse delante para poder seguir “negociando” con el la forma de conseguirlo.

Y echándole toda mi desvergüenza le dije. -- ¿ Y si intercambiamos uno de tus sombreros por algo que yo pueda darte ?

-- ¡ No, lo siento señorita, yo vivo de lo que vender y no puedo dar mercancía sin dinero.

Pero fijándose en mi cadena y pinzas de pezones me hizo una oferta.

-- ¡ Mira chica, si tu das esos abalorios que llevas en tus pechos y me los dejas que te los toque… Yo doy a ti un sombrero a cambio.

Vaya pensé para mis adentros, algo que si aceptaba como intercambio pero que yo no le podía dar, porque era un regalo del Señor y que siempre debía llevar. (teóricamente con orgullo)… pero lo único que me provocaba aquello era dolor de pezones y eso si, mucho morbo lucir esa cadena que me identificaba como sumisa.

-- ¿ Cómo te llamas ? - le pregunté mientras pensaba en una contraoferta.

-- ¡ Me llamo Malick y soy de Senegal…, ¿ y tu blanquita guapa ?

-- ¡ Encantada Malick, yo me llamo Alice … - mientras me acercaba a el y le daba un beso en la mejilla, que el no rechazó porque mis pechos desnudos se apoyaron en el cuando me puse de puntillas para dárselo…

-- ¡ Mira... – seguí yo soltándole mi rollo - ¡ …De verdad que me gustaría darte la cadena con las pinzas de mis pechos para que tuvieses un recuerdo de mí, pero…, es un regalo de mi novio, y no puedo darte la cadena…, pídeme otra cosa, Malick por favor – le dije poniendo cara dulce y traviesa…

El retrocediendo un paso y mirándome de arriba abajo, mostrándome sus blancos dientes, se rió diciéndome …. -- jajaja… pero si no tienes nada más que darme y el collar no me gusta, lo siento, no hay trato.

-- ¿ Tu me has mirado bien ? … ¿ Seguro que no hay nada de mi que te guste para intercambiar ?

Pero sin atreverme a ofrecerle sexo a cambio del sombrero, porque me parecía asqueroso que me vendiese como una puta por dinero, y haciendo acopio de valor, aunque aquel regateo empezaba a gustarme, con mi mano, palpé su entrepierna dándome cuenta de que bajo el amplio pantalón, no llevaba nada y su polla había empezado a ponérsele medio dura…

Pero aquellos chicos ganaban lo justo para sobrevivir y comprendí que a pesar de que seguro que pensó en regalármelo a cambio de gozar de mi cuerpo, finalmente declinó la oferta, diciéndome.

-- ¡ Gracias guapa, pero de verdad que no puedo, sin pagar no puedo darte mi mercancía…, ¿ por qué no vas al coche por el monedero ? y te daré dos por el precio de uno si quieres. ?

Desanimada regresé junto a Raúl, sin haber conseguido lo que mi Señor me había pedido…, así que no iba a estar contento, seguro. Pero al fin y al cabo, el chico vivía de eso, no podía esperar que me regalase un sombrero sin más…, ya me lo cambiaba por la cadena de mis pezones, pero era yo, la que no podía aceptar el trato.

Con miedo, conociendo el carácter de Raúl, y sin el sombrero volví junto a el, y no tuve más remedio que confesarle que no había conseguido el sombrero.

Por lo visto, mientras yo regateaba con el vendedor, la experta Zoe, ya había terminado de mamarles la polla a ambos y ella y Pedro, descansaban tomando el sol, pero Raúl seguía pendiente de mi…, esperándome ver de regreso con su maldito sombrero, que ya al ver regresar con las manos vacías, sabía que no le traía.

Sin darme tiempo a que me explicase, empezó ya a gritarme.

— ¿ Cómo vuelves aquí sin mi sombrero, puta ? – ¡ Te he dado una orden! ¿ Dónde está mi sombrero ? …. ¿ No lo has conseguido ? … perra… (a pesar de estar acostumbrándome a sus broncas, siempre me sorprendía por lo borde que se ponía)

— ¡ Ya sabes que cuando doy una orden espero que se cumpla…, y no acepto excusas…!

— ¡ Pero Amo – dije suplicante - ¡ Le juro mi Señor que lo he intentado todo pero no ha aceptado ! …¿ Cómo voy a conseguir que me de un sombrero sin dinero ?

— ¡ Mira puta ! – dijo levantándose. – ¡ Creo que tienes una boca, un coño y un culo, que deberían ser suficientes para conseguirlo…! -¿ Le has ofrecido también eso ? …. ¿ y te ha dicho que no ?

—¡ No mi Señor…., eso no se lo he ofrecido……, no se me ha ocurrido ofrecerle mi cuerpo, lo siento mi Señor.

Mientras yo me excusaba y le decía esto, vi que sacaba mi correa de la bolsa de las toallas, y colocándomela en el collar, tiró de mí y me llevó en dirección a las rocas, mientras la poca gente que había…. (era temporada baja y solo había tres o cuatro personas más) …, me miraban con curiosidad morbosa al ver como Raúl tiraba de mi sin miramientos y con prisa, llevándome de la cadena como una puta perra.

Para mi estaba siendo muy humillante, que aquellas personas me vieran arrastrada por Raúl como una simple mascota.