Sumisión y dominación de Alice cap-05
Tras obligarme Raúl a permanecer todo el fin de semana con el, desde aquel viernes hasta el domingo, y la humillación y calentón durante el viaje, ahora ya sabía que me pensaba tener en su lúgubre sótano durante todo el fin de semana, estaba realmente aterrorizada y todavía me esperaban muchas más
Capítulo 5 - Viernes de pesadilla
Era Beatriz ! ….., la mujer de Raúl, a la que yo creía de viaje de trabajo…..
Beatriz llevaba puesto un corpiño que levantaba sus tetas, y realzaba su figura. Además de un liguero, y medias negras. Iba sin ningún tipo de ropa interior y pude ver que al igual que yo llevaba el coño totalmente rasurado, terminaba su vestuario con unos preciosos zapatos negros con un enorme tacón, un collar como el que me había puesto Raúl la otra noche, del que colgaba una chapa, y lo que más me sorprendió, entre sus pechos colgaba una cadena que iba de pezón a pezón, unida por dos anillas enganchados a sus perforados pezones. Además, pude ver con estupor que de sus labios vaginales asomaban sendos aros, que me produjeron un escalofrío.
La verdad, es que verla a ella aparecer, no era lo que esperaba y ver a su esposa, a la que conocía bien de la comunidad, a pesar de su look Bdsm, consiguió que instintivamente, la tensión acumulada, se convirtiese en una sorpresa totalmente inesperada
Totalmente confundida, no podía entender lo que realmente significaba aquello, pero tener a Beatriz allí me proporciono la fortaleza y serenidad que me habían abandonado hasta que la vi.
Mientras ella, solo diciéndome -- ¡Hola Alice! mientras seguía mirando mi lamentable aspecto, yo que también la miraba con ojos de sorpresa, sin poder comprender que hacía ella allí, mientras la miraba, me di cuenta de que Beatriz, que es mas o menos de mi estatura y peso, y tiene un cuerpo muy cuidado, se veía muy sexy así vestida.
Mientras yo me levantaba al verla, bien seguro que con cara de sorpresa, no siendo capaz de comprender de que iba aquel juego, Beatriz se acercó a mí, con una gran sonrisa en la cara.
Al tenerla cerca pude ver que en la chapa del collar estaba escrito “Zoe”.
-- ¡ Ho….hola Beatriz, - dije – No entiendo nada de lo que está pasando. ¿ Qué haces tu también aquí ?
-- ¿ Sorprendida ? Imagino que mucho pero no te extrañes, porque pronto lo entenderás todo. Para empezar, cuando estemos entre nosotros, me llamarás Zoe, es mi nombre de esclava. Y como esposa del Master llevo el nombre de la esposa de Thor.
--¡ Pero … pero ! – intenté decir – --¿ Cómo que esclava ? —¡ Te hacía de viaje de trabajo. No lo entiendo. - ¿ Sabes lo que me ha hecho Raúl ? …¡ Por favor, ayúdame a salir de aquí. No entiendo nada …! – le dije.
-- ¡ Claro Alice, claro que se lo que te ha hecho Raúl … – me dijo con una naturalidad que me descolocó – …y también lo que pretende de ti, Alice… y yo estoy aquí para ayudarte a someterte a él… te ayudaré a que descubras el intenso placer de ser solo una esclava…, el placer que te dará sentirte “usada”…, azotada…., el intenso placer de ser solo una esclava y hembra, obedeciendo a tu Amo.
Mientras pasaba sus manos por mis hombros y ponía su cara casi en contacto con la mía y los pechos de ambas se rozaban (ella los tenía más grandes que yo) me dijo.
-- ¡ Mira Alice, tu no has conocido ni experimentado nunca el supremo placer que te puede proporcionar abandonarte a un Amo, que te usará, azotará, follará duro, te exhibirá o te prestará como su esclava sexual a otros y esos placeres que te estás perdiendo porque no los conoces y tan siquiera sabes que existen, que están ahí, delante de ti …., al alcance de tu mano y solo debes, abrir tu cuerpo y tu mente a ellos, dejarte hacer sin que tu decidas nada. Tu Amo, decidirá en cada momento, como y de que forma te concede ese placer, un placer animal, puro e intenso, como ningún otro.
-- ¿ Estás diciéndome que lo que me hizo Raúl, era darme placer ?., ¿ Que someterme, es un placer para mí ? – dije casi gritando - ¿ Estas loca ? - ¡ Tu marido me pegó, me violó y me ató…, me trato como una puta, como un animal y me humillo! …., ¿ Te refieres a esa clase de placer ? -le respondí sin comprender nada de lo que me estaba diciendo Beatriz.
Beatriz, con un brillo especial en sus ojos, me miró a los míos mientras nuestros labios estaban ahora a pocos centímetros, casi en contacto y me dijo casi susurrándome….
-- ¡ Si Alice me refiero a ese tipo de placer, que tu solo sentiste en muy pocos momentos porque estabas desorientada, distraída, confusa, pero estoy segura de que gozaste a pesar de tratar de resistirte a las sensaciones, tu cuerpo reaccionó adecuadamente…, lo único que te impide gozar de ese placer supremo, es tu mente y los prejuicios con que nos educaron. Deja que te muestre solo por un instante, donde se encuentra ese placer que no conoces …, solo déjate llevar por tus instintos unos segundos …
Realmente no entendía nada de lo que Beatriz me estaba diciendo. O estaba tan loca como su marido, a pesar de que siempre la había visto como una persona agradable, como cualquier otra esposa, o aquel manipulador de Raúl, la controlaba a su antojo.
Beatriz se separó ligeramente de mi y mientras me bajaba el vestido me dijo
- ¡ Confía en mi Alice. - me bajó el vestido hasta los tobillos y haciéndome levantar los pies, me lo quitó y lo tiró a un rincón, quedando yo completamente desnuda frente a ella.
Intenté empezar a hablar, pero ella, poniendo un dedo frente a mis labios me dijo segura de sí misma … -- ¡shhhhh..!
No dije nada y con dulzura ella me cogió primero un brazo y lo cruzo sobre mi cabeza, haciendo lo mismo con el otro, quedando ahora frente a ella, desnuda y con mis brazos quietos donde ella me los había colocado.
Me miró nuevamente con ojos muy vivos, pero dulces al mismo tiempos y apoyando suavemente las palmas de sus manos en mi cintura, me atrajo hacia ella hasta que sentí el frío metal de sus pezones anillados y la cadena, contra los míos, que reaccionaron erizándose, lo que me provocó un escalofrío extraño que recorrió toda mi espalda hasta llegar a mi nuca.
Sin decir nada, junto sus labios con los míos y me empezó a besar lentamente, solo uniendo los labios y sin fuerza, solo dejando que se rozasen y entrasen en contacto, mientras sus suaves manos, me atraían hacia ella hasta estar en contacto una contra la otra.
En esa posición, deslizó con lentitud la palma de sus manos por mis costados hasta llegar al nacimiento de mis pechos, para después volver a descender igual de despacio, mientras nuestros labios se besaban y yo aunque algo tensa me dejaba hacer.
Sus manos llegaron finalmente hasta sentirlas sobre mi culo que atrajo contra ella, hasta que arqueando su cuerpo un poco, su rasurado y suave coño, entró en contacto con el mío.
En ese instante, estuve a punto de separarme de ella…, mi mente me decía que aquello no estaba bien, pero aguanté la situación y Beatriz me dijo
-- ¡ Alice querida, no luches contra tu mente, simplemente desconecta tus pensamientos y céntrate exclusivamente en lo que tu cuerpo siente… vamos, inténtalo …
Decidí confiar en ella, siempre era mejor que ser manejada por su marido, y mientras seguíamos juntas, solo moviendo nuestros labios muy suavemente sin prisa sintiendo el contacto con los de otra mujer (yo no era bisex) y como la piel de nuestros pechos, vientres y sexos también se rozaban, mientras Beatriz me acariciaba la espalda casi sin apoyar las palmas de sus manos, solo rozándome la piel, sin darme cuenta, ya no era ella la que pegaba su coño contra el mío …, ahora éramos las dos las que movíamos nuestros pubis rasurados, el uno contra el otro mientras oleadas de placer y deseo, recorrían mi cuerpo con suavidad pero hacían que mi coño empezase a mojarse.
Unidas, solo rozándonos, estuvimos unos largos minutos, hasta que ambas empezamos a besarnos con más deseo y yo, aunque no quería admitirlo, gozaba rozando a cada instante con más placer nuestros coños.
Era una sensación sublime y sutil al mismo tiempo en la que podíamos haber estado durante mucho tiempo. Nunca me había estado sobando con otra mujer, pero la sensación era muy placentera para mi, que no acertaba a comprender, pero que me atraía hacia su cuerpo suave como el mío.
Con unas suaves palmadas en mi culo, que me devolvieron a la realidad tras aquel sutil abandono a las sensaciones, Beatriz se separo de mi con una sonrisa y me dijo….
-- ¡ Puedes bajar ya los brazos …. - diciéndome mientras miraba mi cara serena pero confusa
-- ¿ Que has sentido Alice, se sincera conmigo ¿
Intenté serlo, pero la vergüenza de admitirlo me impedía expresar unas sensaciones muy dulces de placer, que tampoco entendía.
-- ¡ Bi… bien…, ha sido dulce …..- admití sin comprometerme más.
Beatriz, con una sonrisa de comprensión, me cogió la mano y dirigió mis dedos hasta que sentí en mis yemas, lo mojado que estaba el coño de ella. Al mismo tiempo, ella con su otra mano, me abrió los labios de mi coño, y con una sonrisa y moviendo la cabeza lateralmente, para mostrar que mi respuesta no había sido sincera, me estuvo sobando el interior de mi coño, que estaba tan húmedo como el suyo.
Me miró y me dijo con una sonrisa cómplice -- ¡ Eres una hermosa mentirosa Alice …, lo que inmediatamente hizo que me sonrojase al saber que ella sabía la verdad.
-- ¡ No pasa nada Alice, es normal que sientas vergüenza, te entiendo, por eso el Amo te a traído aquí….– dijo mientras cogía mi vestido del suelo para llevárselo.
— ¡ Pero si eres receptiva y te dejas adiestrar y que te liberemos de todos esos prejuicios y tabúes que tienes acumulados en tu cabeza, la Alice que renacerá de entre estas paredes, será otra distinta que ni tu conoces todavía. - Mi mejor consejo como sumisa, es que te dejes adiestrar y someter, el Amo te ha elegido y quieras o no, terminarás siendo su sumisa y esclava sexual… No te quepa la menor duda…, es un consejo de amiga. Si te resistes a esa transformación, de la que podrás gozar el resto de tu vida…, entonces tu adiestramiento será mucho más doloroso y duro para ti.
Mientras se daba la vuelta, me dijo
-- ¡ Ahora vuelvo Alice…, voy por todo lo necesario para prepararte para el Amo… Nos queda mucho trabajo por delante hasta liberarte y convertirte en lo que vas a ser, una hembra siempre lista para lo que su Amo le ordene.
La vi salir por aquella puerta, que no cerró – tampoco tenía a donde ir, ni podía escapar de Raúl porque me tenía en sus manos con aquel dossier y con las fotos en las que se me ve
í
a follada por el como una puta, ahora todavía estaba más comprometida para evitar que Daniel se enterase de nada de todo aquello.
Beatriz regreso en un par de minutos. En sus brazos traía unas sábanas limpias, una toalla, una jarra con agua y una desconchada palangana para rasurarme de nuevo el coño y que Raúl, lo encontrase a su gusto, el muy cerdo
.
La vi entrar con una sonrisa de complicidad y realmente estaba muy sensual con su look de esclava.
Yo estaba sentada en la cama y me puse en pié al llegar ella, que dejando lo que traía en el suelo, me dijo.
-- ¡ Vamos a poner unas sábanas limpias para rasurarte y quizás si te lo ganas, tu Amo te las deje después para que duermas en ellas…, solo quizás porque todo lo que el te conceda, será porque antes te lo hayas ganado con tu obediencia y sometimiento…
Ayude a Beatriz a poner una sábana limpia sobre el mugriento colchón y sin que ella tuviese que ordenármelo (ya sabía como iba aquello cuando su marido me rasuró en aquel picadero) me tumbé en la cama, con mis pies descalzos en el suelo, mi coño sobresaliendo del borde y las rodillas bien separadas para que pudiese rasurármelo bien.
Mientras ponía en sus dedos la espuma de afeitar, miraba con atención mi coño y me dijo.
- ¡ No me sorprende nada que el Amo te haya elegido como otra de sus esclavas…, realmente tienes buena figura y tu coño está muy fresco y se nota que nada maltratado, por lo que, follarte es un deseo que tenía desde hacía tiempo
.
-- ¡ El no me folló …, me violó a la fuerza - respondí yo - Beatriz se puso sería y con la palma de la mano me propino con fuerza tres fuertes manotazos en el interior de mis muslos, donde más daño hacían … Plasss…, Plasss…, Plass..! con inusitada rapidez y enfadada.
—¡ Ayyy…, Ayyy…, me haces daño - proteste…!
Beatriz sin responder, se incorporó y vi como iba a abofetearme, por lo que me cubrí la cara con las manos. Beatriz se detuvo con su mano alzada y me dijo con voz autoritaria pero sin levantar mucho el to
n
o.
— ¡ Alice, pon ahora mismo tus brazos de nuevo a tus costados…., puedo ayudarte, aconsejarte, ser amigas, pero .., ¡ Nunca… ¡ Nunca… te atrevas a decir nada malo o censurar a mi Amo, que pronto será también el tuyo
.
Su mirada era de firmeza y baje mis brazos pegándolos a mi cuerpo …, entonces Beatriz, me cruzó la cara con su mano abierta en dos consecutivos y rápidos bofetones…, ¡ Plass.., Plass…! Que a pesar de que me dolieron…, aguante sin soltar un solo quejido de dolor, manteniendo mi orgullo y rebeldía intactas.
Acababa de recibir otra lección por su parte, algo que no me podía permitir.
Más seria que antes y yo callada, nuevamente reanudó la orden de rasurarme el coño a la perfección.
Así que expuesta a ella, con mis piernas bien abiertas, sus hábiles dedos de mujer manejando la cuchilla de afeitar, fueron rasurándome estoicamente, y pasando las yemas de sus dedos por mis ingles y pubis, comprobando que de nuevo tenia mi coño y culo, perfectamente suaves y rasurados.
Sentir sus dedos recorriendo mi piel era muy agradable, pero la tensa situación, no dejaba margen para que lo pudiese gozar.
Ella siguió con su trabajo y tras terminar, me paso la mojada toalla con agua fría lavando todo mi sexo mientras yo orgullosa, seguía con la boca cerrada y la cara imperturbable a pesar de lo fría del agua.
Una vez limpia y preparada me dijo con voz seca ..
--¡ Levántate ¡
Me levante inmediatamente y desnuda por completo delante de ella, tratando de congraciarme con Beatriz, le dije -- ¡ Lo siento, no volverá a ocurrir ¡
Ella me miró sin pronunciar palabra, pero sabiendo que yo ya había aprendido una cosa más.
Retomando sus deberes hacia su marido o Amo, esto todavía me confundía, me dijo
-- ¡ Sígueme
.
.. dirigiéndose hacia la puerta y yo detrás de ella, sumisa de momento, me condujo hasta detenerse junto a una mesa donde distintos útiles de BDSM estaban sobre ella, entre ellos reconocí al instante, mi collar y las pinzas con la cadena que había usado Raúl y que yo había traído en el bolso.
-- ¡ Mientras te preparo para tu Amo, escucha atentamente todo lo que te digo, porque son las normas que rigen tu vida y estancia en este lugar, y de que las cumplas estrictamente, va a depender lo duro y doloroso que termine siendo tu sumisión… Así que quiero que estés atenta a TODO lo que te digo…
-- ¡ S.. Si Beatriz, lo he entendido..! – le respondí tratando de tenerla contenta y quizás como aliada.
Cogiendo mi collar, me lo puso en el cuello ajustándomelo con firmeza, y aunque lo sentía demasiado apretado, no me atrevía a decir nada.
Mientras Beatriz seguía con el ritual me dijo
— ¡ A partir de este momento, “siempre llevarás tu collar puesto”, como puedes ver, todavía no te has ganado tener un nombre y hasta ese momento, solo serás Alice, una simple perra del Amo en proceso de adiestramiento
….
., y si el considera que al final de tu entrenamiento ….., vales para sumisa ¡ te adoptará como tal !
-- ¡ Yo, para ti, seré a partir de ahora “Zoe” recuérdalo, Beatriz ya no está, así que cuando te dirijas a mí, me llamarás Zoe … – yo escuchaba con atención, tratando de memorizar todo aquel rompecabezas para no meter la pata y ser castigada más de lo que ya debía tener asignado.
Beatriz me siguió instruyendo en mi iniciación, de la que esperaba poder escapar en algún momento.
-- ¡ A él, - me dijo mirando hacia la salida del sótano - ¡ Siempre te dirigirás con respeto y hasta que el te acepte y le jures tu sometimiento total a el, te dirigirás al Amo, con un “si Señor”, hasta que el te acepte como esclava, en que pasarás a tratarle con un inexcusable “si Amo”.
-- ¡ Muy importante…, nunca hablarás ni dirás una palabra al Señor, si el no te lo indica.
-- ¡ En su presencia, tu cara debe estar inclinada mirando al suelo en señal de sumisión…, cuando el desee ver tu cara de zorra, ya te lo ordenará o directamente la tomará en sus manos, porque le perteneces.
-- ¡ Los grilletes y muñequeras, siempre los llevarás puestos y cerrados con uno de estos pequeños candados, pero sin cadenas mientras eres “usada” y cuando no lo estés siendo, llevarás estas cadenas ….– me dijo señalando unas cadenas que había sobre la mesa - ¡ hasta que el Amo, decida que ya no son necesarias.
—¡ Especialmente, cuando esté sola en tu mazmorra, “siempre” las llevarás puestas para evitar que tengas ninguna tentación de intentar algo por otro lado, imposible…, como…, “escapar”
.
-- ¡ También llevarás en “todo” momento puesta, la cadena de tu collar, las pinzas en tus pezones y … , este hermoso cinturón - me dijo mostrándome un cinturón de cuero, con un aro delante y otro detrás, del que pendían dos cadenas, que ya imaginé que debía llevar ajustadas y metidas en mi coño, como mis bragas de sumisa.
- ¿ Verdad que es hermoso Alice? - me dijo ella para probarme, a lo que le respondí.
-- ¡ Si Zoe es muy hermoso y lo llevaré siempre que no este siendo usada ¡ --- aquella absurda e ilógica ceremonia, estaba colmando mi paciencia y podía sentir mi rabia fluir por todo mi cuerpo, pero …. , habría tiempo para todo (o eso esperaba), para guardar mi rabia y odio hasta el momento oportuno.
-- ¡ Uy , no me había dado cuenta de que llevas pendientes querida Alice ¡ … a tu Señor, no le gusta que sus perras los lleven ¡ - tras lo que me los quitó y los tiró directamente a un cubo para deshacerse de ellos….
Ahí si que estuve a punto de estallar, aquellos pendientes de oro y brillantes, me los había comprado David y valían mucho dinero. Además, como iba yo a contarle a mi marido que los había perdido los dos
.
Respiré hondo y conseguí mantener la boca cerrada, quizás los pendientes fuesen el men
or
de mis problemas ahora.
Mientras Beatriz me hablaba, fue poniendo los grilletes en mis muñecas y tobillos, que afortunadamente, estaban forrados por dentro con piel negra, para que no me marcasen y me hiciesen heridas.
Cuando terminó de prepararme me dijo escuetamente
-- ¡Sígueme..! y me condujo hasta un potro formado por dos barras de hierro que iban desde el techo hasta el suelo firmemente ancladas y que a una altura más baja que mi cuello, sostenían una tabla de madera, unida a las barras verticales donde claramente podía verse que aquello era para inmovilizar mi cuello y brazos, con los tres orificios que tenía en el centro.
Beatriz, ahora en su rol de Zoe, abrió la tabla para que pusiese mi cuello y muñecas en las hendiduras preparadas a tal efecto.
Solo dudé unos segundos en ponerme como ella quería, me aterraba que me colocase inmovilizada por completo en el potro, pero una enérgica palmada en mi culo .. ¡Plasss.. ¡ - mientras me decía
— ¡ Alice, te creía más lista, pero parece que solo eres una perra tonta … ¡ nunca dudes en acatar una orden… ¡ simplemente acátala sin más !
Sin otro remedio que obedecer a aquella cerda de Beatriz, puse mi cuello y mis muñecas en la tabla y ella la cerró, poniéndole el pasador una vez estaba atrapada como un animal en ella.
Yo mantenía mi orgullo, que era ya lo único que podía conservar para no perder toda mi dignidad.
Ella se puso detrás de mí, y atando unas sogas que había a ambos lados de mis tobillos, tiró de la soga, hasta dejarme con ambas piernas abiertas y mis pies, pegados a ambos lados del potro, lo que me obligaba a estar en esa posición semi inclinada hacia delante, mi culo levantado y ofrecido y mis piernas bien separadas y abiertas.
No podía verla, pero sentía su presencia detrás de mi, imaginé que observándome y calibrando si en esa posición, le gustaría al cerdo de Raúl.
De pronto, mientras una de sus manos, me apretaba el pecho izquierdo y me empezaba a sobar y pellizcar mi pezón, su otra mano se introdujo entre mis piernas no pudiendo evitar la sorpresa, exclamando -- ¡ Huyy..! mientras sus dedos me abrían los labios del coño y me empezaba a masturbar.
Yo me mantenía estoicamente quieta y sometida, ante el placer que empezaba a sentir con su mano jugando con mi coño, pero no estaba dispuesta a demostrarle ninguna sensación ni placer.
Tras estar masturbándome con habilidad, la muy puta, a pesar de que yo no movía ni un solo músculo, mis feromonas hacían que mi coño, reaccionase por libre y podía oír como claramente ¡chapp…, chapp..! de sus dedos en mi coño empapado
Satisfecha, dejó de hacer que me mojase como una puta y poniéndose frente a mi, me dijo
-- ¡ Vaya puta, parecías tan altiva y fría, pero ya veo que te mojas con mucha facilidad …
-- El Amo no se equivocaba cuando decía que tenías madera de puta
….
—
¡Vamos chúpame los dedos hasta dejarlos limpios de tus jugos de hembra caliente y guarra .., vamos ! - me apremió.
A pesar de lo humillante que era obedecerla, abrí mi boca y ella me metió sus dedos dentro, que yo empecé a chupar, humillada pero con deseos de mordérselos con todas mis fuerzas.
La muy cerda, me los metió muy profundos hasta provocarme arcadas, tras lo que riéndose me dijo.
-- ¡ Ya estás lista para tu Amo, le encantará ver como estás de mojada y receptiva…., Voy a avisarle que ya estás lista para él.
Tras decirme eso, oí sus paso como escalera
s
arriba, iba en busca de Raúl, quizás fuese su Amo, pero nunca sería el mío…, antes muerta, que ser la perra de aquel cerdo depravado!
El tiempo pasaba muy lentamente, la postura no era precisamente cómoda, y no sé cuánto tiempo me tuvieron así, pero fueron varias horas, creo que en algún momento llegué a perder la consciencia por lo forzado de la posición, y en aquel maldito sótano no había forma de medir el tiempo ya que no entraba nada de luz.
Además tenía sed y notaba mi boca y garganta seca, y al mismo tiempo comenzaba a tener ganas de ir al baño, pero no podía moverme, como me tuvieran así mucho tiempo acabaría meándome encima….
Hasta que el ruido de alguien que bajaba por la escalera, me sacó de mi incómodo letargo.
Nunca imaginé que pudiese alegrarme al oír llegar a Raúl y Beatriz, pero después de tanto tiempo allí, cualquier presencia suponía al menos un cambio en mi incómoda situación.
-- ¡ Aquí la tienes Amo …, lista para que la sometas – oí que decía Beatriz
-- ¡ Muy bien Zoe .. ¡ – pude oír de nuevo la temida voz de Raúl.
— ¡ Te has portado muy bien ¡.
-- ¡ Gracias Amo ¡– oí como le respondía Beatriz, o “Zoe” como la llamaba Raúl.
Enseguida noté la asquerosa mano de Raúl pasándomela por mi coño y mientras me lo sobaba, comprobando el rasurado, y sin cortarse, abrió mi coño, que ya había perdido la excitación que me había producido Beatriz, y que estaba seco, e introdujo dos dedos.
-- ¡ Haaaay … ¡ – grité, e inmediatamente recibí un fuerte golpe en mis nalgas, no sabía con qué me había golpeado, pero sentí un golpe fuerte y seco con algo duro que me dolió mucho pero intente morderme los labios para no volver a gemir y recibir un nuevo golpe., oyéndose un apagado ……¡Ugggg!....
Había sido un solo golpe, pero muy fuerte, y estaba segura de que me había dejado una buena marca que había quedado impresa en mi culo. Sólo golpeó una franja de mi culo, pero el dolor era inmenso, y me hizo llorar de dolor y frustración, apretando los dientes y los labios, sentí como las primeras lágrimas bajaban por mis pómulos
-- ¡ No quiero ni un solo sonido saliendo de tu boca si yo no te lo ordeno puta ¡ - gritó Raúl. -- ¿ Lo has entendido, perra ?
Escuchando solo su voz, incapaz de reaccionar a aquel inicio tan violento, bloqueada no acerté a responder, solo notaba ese dolor en mi culo, y una sensación de humillación y rabia que no me dejaban pensar.
Con mis dientes apretados, intentando conservar mi orgullo y serenidad, lloraba en silencio, hasta que un nuevo grito de Raúl me sacó de mi bloqueo mental, mientras el dolor de aquel azote iba disminuyendo.
-- ¡ Te he hecho una pregunta, zorra inútil .. ¡ – gritó Raúl - ¿ Quieres que utilice el látigo de tiras otra vez ?
Así que eso era con lo que me había golpeado, un látigo, como si fuera una yegua de su propiedad, aunque estaba claro que así era como me consideraba Raúl, como un animal de monta al que domar. Aunque estaba segura de que a las yeguas se las trataba mejor… y entonces respondí
-- ¡ S.. Si …., lo he entendido mi Señor …– recordando en esos momentos lo que me había dicho Zoe, y temiendo un nuevo golpe añadí -
-- ¡ No volveré a hablar si no se me pregunta …, mi Señor ¡
-- ¡ Bien, bien Alice …, veo que vas aprendiendo ! – dijo Raúl, al tiempo que sentía como pasaba un dedo por la marca que el látigo había dejado en mi culo.
Pasó el dedo suavemente, como remarcando la zona, pero el hijo de puta sabía lo que hacía, y lo pasó presionando mi herida de tal forma, que de nuevo el dolor subió por mi culo hacia mi espalda (dios mío pensé) pero me contuve como pude para no emitir ningún sonido, ya que temía su represalia y sabía que el intentaba provocarme un nuevo quejido.
Eso es lo que quería el muy sádico, quería acostumbrarme a no reaccionar, por temor a un castigo peor.
Satisfecho tras comprobar que ya había aprendido la primera regla, siguió pasando el dedo por el agujero de mi ano, introduciendo el dedo en mi culo, lo que me resultaba doloroso, ya que yo no estaba preparada para nada de eso, pero era tan intenso el dolor del latigazo que el dedo en mi culo era el menor de mis problemas.
-- ¡ Esta puta está muy seca ¡ – oí quejarse a Raúl .- ¡ Pero bueno, luego nos ocuparemos de eso, hay tiempo ¡.
-- ¡ Al suelo Zoe … ¡. – le dijo Raúl a ella..
— ¡ Vamos a mostrarle a Alice cual va a ser su manera de moverse a partir de ahora.
Raúl y Zoe estaban detrás de mi y yo no podía verlos, pero enseguida pude ver a Raúl que rodeando el potro se mostró ante mi. Llevaba un pantalón de cuero ajustado abierto por la parte delantera, mostrando el suspensorio también de cuero con broches para poder abrirlo y unos mocasines de piel negra sin calcetines, luciendo su cuerpo bien cuidado y musculado del gimnasio, bien bronceado y por el brillo de su piel, untado de aceite corporal.
Aquel cerdo se había vestido apropiadamente para asustarme y someterme, pero no tenía intención de darle ese placer. Inmediatamente supe a que se refería cuando había mencionado que me iba a enseñar como debía moverme por aquel sótano cuando vi a Zoe tras él, que la llevaba a cuatro patas sujeta de la cadena enganchada a su collar y ella seguía a su Amo como una perra amaestrada.
Al ver a Zoe, como iba vestida, sentí como mi cuerpo se excitaba y una ola de calor me invadía. La verdad es que estaba tremendamente sexy luciendo aquel conjunto de perra sumisa, tan excitante, por un instante, solo por un instante pero que pareció alargarse en mis retinas, imaginé lo morboso que debía ser para ella, asumir aquel rol tan aparente y que despertaba la lujuria, con aquel collar, que iba unido por tiras de cuero, a un corpiño que solo contorneaba sus pechos que mostraba desnudos, balanceándose sugerentes al caminar a cuatro patas y que a su vez, estaba unido a un tanga de piel con remaches como el corpiño, pero abierto generosamente por el centro, mostrando ofrecidos su coño y su culo para ser usados por su Amo, que no era el mío ..., eso lo tenía claro..., a mi solo me tenía prisionera de su chantaje, porque de poder, habría salido corriendo.
También pude ver en la otra mano de Raúl, aquel látigo azotador con el que me había golpeado. Era una pieza larga de cuero trenzado, terminada en unos flecos. No me extrañaba el dolor que me había producido.
Al ver que ya de entrada, había usado aquel tipo de látigo, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Estaba claro que se iba a emplear a fondo para someterme y no se pensaba detener ni a mostrar compasión hacia mi.
Con un gesto de su cabeza ordenó a Beatriz, a la que parecía tener perfectamente entrenada, que se fuera a un rincón, y esta, actuando como una perra, fue a cuatro patas a donde Raúl le indicó, moviendo su desnudo culo de manera provocativa, mientras este se lo miraba de manera lujuriosa. Estaba claro que llevaba mucho tiempo siendo la perra de Raúl, y se entendían casi sin palabras.
Una vez allí se colocó de rodillas, sentada sobre sus talones, con las manos sobre las rodillas y con la cabeza baja, mirando al suelo. Su larga cabellera castaña le colgaba brillante. Su pelo llegaba hasta casi el final de su espalda. Siempre me había maravillado el pelo de Beatriz, que llevaba siempre muy bien cuidado, y ahora empezaba a comprender porqué. Hacía todo para complacer a ese ser despreciable que era Raúl.
Raúl me miro con intensidad, y dijo, más para sí mismo que para nosotras dos,
–- ¡ Dios mío, que hermosa eres, y que bella estás sometida en el cepo -, y ya en voz más alta, dirigiéndose a Zoe le dijo a su perra
–- ¡ No me extraña que hayas tenido celos de mi nueva perrita ¡… ¡ Pero ya sabes que no tienes que tener celos…., tú eres mi favorita, y así va a seguir siendo.
-- ¡ Además, como vuelvas a manifestar tus celos, el castigo será mayor esta vez ¡.
Al tiempo que decía esto dirigía una dura mirada a Beatriz , a quien yo ya veía más como la perra Zoe de Raúl que a la Beatriz que conocía, y pude ver como ella se estremecía, aunque no supe adivinar si era de miedo o de placer.
-- Bueno Alice…. – comenzó Raúl – ¡ Creo que Zoe te ha dicho como debes comportarte – mientras me decía esto acariciaba mi cara con el dorso de su mano, en un gesto dulce, que como siempre contrastaba con la extrema dureza con que me trataba…., bueno al parecer a todas sus sumisas.
— ¡ Si eres una buena perra, y te comportas como debe hacerlo una hembra sometida al que sabe que es su dueño, saldrás pronto del potro, y tu vida se convertirá en un continuo placer que debe producirte complacer a tu dueño, si por el contrario te resistes, todo será dolor, y al final, de todas formas, acabarás entregándote… A mí me da lo mismo como lo hagas, de hecho prefiero que te resistas, siempre me da más placer someter y adiestrar a una zorra rebelde, cuando más difícil, más placentero es para mi verla finalmente humillada y sometida.
— ¡ No te puedes imaginar cómo es de maravillosa la primera monta a una hembra que se ha entregado después de resistirse durante mucho tiempo.
Yo le miraba desafiante, dispuesta a no ceder a sus pretensiones. Prefería terminar en el hospital o muerta que dejarme montar, como el decía, por aquel despiadado sádico.
-- ¡ Vaya, ahora acabo de darme cuenta … - continuó Raúl
—¡ Estoy casi seguro de que Zoe no te ha dado ni agua, mi hermosa zorra salvaje. ¡ Muy mal Zoe, muy mal! – dijo dirigiéndose a Zoe/Beatriz,
Aunque estaba segura de que, si ella no me había dado agua, había sido porque aquel cerdo quería hacerme pasar sed, de ahí que tardase tanto tiempo y me tuviese sujeta en el potro, para debilitar mi resistencia.
Se dirigió a una mesa, y cogió una botella de agua, de la que sobresalía una pajita. Me la acercó a la boca y por fin pude saciar la sed que me atormentaba desde hacía rato.
—¡ Gracias Ra… , perdón Señor – dije
-- ¡ Muy bien Alice …– dijo volviendo a acariciarme la cara – ¡ Veo que vas aprendiendo a agradecer los cuidados y favores que te otorga tu Señor.
Ante ese arrebato de buena voluntad por parte de Raúl, me confié y dije
-- ¡Por favor Señor, necesito ir al baño, no puedo m …….
Sin darme tiempo a casi terminar la frase, Raúl se puso en un lateral, y me dio cinco rápidos azotes con el látigo de tiras. No fueron tan fuertes como el que me había dado anteriormente, pero hicieron casi el mismo daño, especialmente cuando el azote coincidía con el que ya tenía antes.
Un quejido de dolor salió de mi boca inevitablemente .. ¡Ahhhhggg! aunque intenté contenerlo para no aumentar el castigo. Por suerte, parece que Raúl ya lo presuponía y al ver como intentaba no gemir, se dio por satisfecho.
Volvió a colocarse delante de mí, y pegando su cara a la mía y agarrándome fuerte del pelo me dijo.
-- ¿ No vas a aprender nunca puta, que solo puedes hablar cuando se te dé permiso ?
Me hacía mucho daño en el pelo, y contesté rápidamente
– ¡ Si, Señor, lo siento…..
-- ¡ Entérate bien puta, mientras estés en el potro de castigo te tendrás que aguantar las ganas de todo, y pobre de ti si te meas o haces algo que ensucie mi casa, te advierto que lo que sea lo vas a limpiar tú…¡ pero con tu lengua, como hacen las perras, que es lo que eres ahora.
Me soltó con desprecio se dio la vuelta. Volvió a colocarse detrás de mí, mientras yo en silencio rogaba que hiciera lo que quisiera, pero que no me pegara, el dolor en mis nalgas era horrible, seguro que tenía unas marcas horrorosas, y yo solo podía pensar en cómo se lo iba a explicar a mi marido, mientras las ganas de mear cada vez eran más fuertes, me dolía el costado de lo hinchada que estaba. Mi rabia iba en aumento y solo cuando pudiese vengarme de el, la aplacaría..
-- ¡ Bueno, zorra, ya has visto cómo funciona esto, si te comportas como yo deseo y me complace ver como lo haces, tendrás un premio, si te portas mal, el castigo será inmediato.
Yo no sabía si debía responder o callar y eso me angustiaba temiendo equivocarme. No sabía que esperaba el de mi y opté por la prudencia y permanecer callada, ya que si respondía inadecuadamente, entonces sí que me iba a castigar. Además, la presión en mi vejiga cada vez era más horrible, y encima lo había empeorado bebiendo, seguro que Raúl lo había hecho aposta para hacerme sufrir. Tras esos escasos segundos que estuve en silencio, supe que me había equivocado al no responder…., y ya no podía remediarlo.
-- ¡ Ya veo que no respondes, así que creo que no acabas de entenderlo, Pensaba que eras más lista e intuitiva para conmigo, tu Señor… - dijo, y acercándose a uno de los estantes volvió con dos pequeños objetos, acabados en un gancho, que en un principio no supe que eran, pero que rápidamente descubrí, eran dos pequeñas pesas, que inmediatamente colgó de la cadena que unía mis pechos.
El nuevo peso hizo que el dolor volviera a mis pezones, que ya tenía adormecidos. Me aguanté como pude el grito de dolor para que no me hiciera sufrir más.
Inmediatamente volvió a desaparecer de mi vista, y enseguida oí un zumbido que no sabía de dónde provenía, aunque enseguida averigüé que era.
Raúl comenzó a pasar un enorme vibrador por mi coño, moviéndolo con suavidad por todos los rincones de mi sexo, que traicioneramente, a pesar de mi situación, aquella vibración empezó a hacer efecto y mi coño empezó a humedecerse. A pesar que intentaba mentalmente desconectar mi cabeza de mi coño, este reaccionaba a los estímulos como el de una hembra cualquiera y se humedecía y dilataba por momentos.
Estaba segura que me masturbaba el coño para poder follarme, aunque no era habitual en el, tener esas consideraciones con una hembra, y sabía que si hubiese deseado follarme, le hubiese dado igual si yo estaba receptiva o no, me la hubiese metido sin previo aviso.
Que aquel cerdo me follase era algo que me repugnaba, pero mejor que lo hiciera cuanto antes y me soltara. El vibrador estaba haciendo su trabajo muy bien, y Raúl sabía cómo usarlo, la situación en la que me hallaba, junto con la presión de mi vejiga hizo que mi coño estuviera muy sensible, mezclándose la sensación de que me iba a mear con la del placer que empezaba a invadir mi vagina aumentando a cada segundo aquella sensación de placer cada vez más intenso, pero distinto al tener mi vejiga llena, que me recorría el cuerpo, estaba a punto de correrme cuando el cabrón de Raúl paró, y apartó el vibrador, dejándome con la miel en los labios, un gemido de frustración salió de mi garganta, …
— ¡ Ohhh nooo..! y pude oír como Raúl se reía cruelmente, también pude darme cuenta de como Beatriz en su rincón se sonreía viéndome sufrir….., ¡ la muy puta!, pensé para mi … ¡ya te pillaré zorra !
Al cabo de breves momentos, cuando supo que mi orgasmo había muerto pero me tenía frustrada como una perra caliente, pero insatisfecha, Raúl volvió a la carga, y mi coño volvió a reaccionar, el placer volvía a mí, la sensación iba en aumento, y nuevamente Raúl volvió a parar cuando me iba a correr.
¡Ohh nooo… por dios! pensaba para mis adentros, aquellos conatos de orgasmo, interrumpidos en el último momento, me estaban matando.
Otra vez la frustración y la rabia se apoderaron de mí, este hijo de puta estaba manejando mi cuerpo a su antojo, y además era un experto, que sabía parar en el momento más oportuno para dejarme con la miel en los labios.
Me dio por pensar en cuantas mujeres habrían pasado por esto mismo con Raúl, para tener ese dominio de la situación.
El sádico de Raúl volvió a las andadas y repitió la operación varias veces más, hasta que perdí la cuenta, y la sensación del orgasmo inalcanzado, junto con las ganas de mear se hicieron insoportables, no podía aguantar más, aquellos conatos de orgasmo interrumpidos me estaban debilitando, me sentía muy mal, con una extraña mezcla de sensaciones, angustia, deseo, dolor, frustración que a cada nueva excitación seguida de la brusca interrupción, se hacían más insoportables.
Decidí darle una tregua a mi resistencia y suplicar a mi Señor, aunque fuera solo momentáneamente.
-- ¡ Por favor mi Señor ¡ – supliqué con voz desesperada
– ¡ Se lo ruego mi Señor déjeme acabar, no puedo más, se lo suplico…! -dije suplicando
-- ¡ Así me gusta zorra.. ! – dijo Raúl. -- ¡ Que me supliques……
-- ¡ Debes aprender que tu cuerpo ya no te pertenece, y que yo soy quien se encarga de que recibas placer o dolor, según mi capricho, y para que veas que en ciertas ocasiones el placer puede ser doloroso, y viceversa. ¡
Mientras me leía “la lección” y que a mi me importaba una m….. , volvió a la carga con el vibrador que era lo que más deseaba en aquellos momentos, y sin poder evitarlo, ya no pude aguantar más y mi vejiga estalló, abriéndose el esfínter que fui incapaz de controlar en aquel cúmulo de sensaciones superpuestas y los chorros de mi orina caliente lo inundaron todo, piernas, suelo, absolutamente todo, no fue un orgasmo, pero la sensación de orinar fue maravillosa, no sabía lo que iba a pasarme, pero ese momento me proporciono la única alegría del día.
Me vino a la cabeza un triste pensamiento sobre lo horrible de mi situación, si lo mejor del día había sido orinarme encima como una marrana.
Raúl rápidamente apartó su mano sobre la que me había orinado, y gritando muy enfadado se puso frente a mí.
-- ¡ Cerda, .. encima de puta, eres una cerda! – gritó enfadado - ¡Mira lo que has hecho, sucia puta, lo has puesto todo perdido y me has ensuciado!
— ¡ Lo siento…, lo siento Señor – dije llorando sin control– Lo siento de verdad, se me ha escapado, no he podido aguantar más mi Señor.
Simulando un falso enfado, porque seguro que había gozado como un cerdo, viendo como me meaba como una adolescente, me dijo siguiendo con su rol para someterme
-- ¡ Te lo he avisado antes … cerda, vas a limpiar lo que ensucies ..! – dijo simulando estar muy enfadado.
-- ¡ Vamos guarra, lame ahora mismo mi mano para limpiarla de tu asqueroso pis de cerda…
Hacer eso si que era superior a mi, pero estaba aterrada y cerrando los ojos empecé a lamer la mano de Raúl. Inmediatamente sentí el fuerte olor y sabor, amargo y salado, que impregnaba mi lengua y boca y mientras empezaba, el muy cruel me ordenó.
-- ¡Muy mal puta …! Siempre que me lamas, quiero que me mires a los ojos para que yo vea lo que sientes, así que tuve que abrir los ojos y lamer mis propios orines, mirándole. Eso le divertía porque no podía disimular el asco y el mal sabor que sentía, pero a el, eso le divertía y me dijo.
-- ¡ Así debes hacerlo siempre, perra. ¿ No te gusta como sabe ? ..., jaja - No dudes de que terminará gustándote y hasta me pedirás que yo cuando sea tu Amo, me mee en tu boca y para ti será un placer bebértela de eso no me cabe duda, eres una caliente perra y tú misma lo desearás
El asco me hizo dar varias arcadas, pero finalmente Raúl estaba satisfecho con su mano. Le miré aliviada, pero lo peor estaba por llegar.
Con una seña le dijo a Zoe que se acercara, entre los dos me liberaron del cepo, y aunque experimenté una gran sensación de alivio al ser liberada solo duró un instante porque mis entumecidos músculos no me sostenían, y Raúl aprovechó para arrojarme al suelo, encima de mi pis.
Se puso de cuclillas junto a mí y agarrándome del pelo restregó mi cara sobre mi pis, aquello si que era asqueroso, nuevamente sentí la sensación de que me venían arcadas por el asco y lo sucio que era sentir mi cara y pelo, empapados de orines.
Sabía con seguridad, que el cerdo de Raúl, estaba gozando mucho con todo aquello, viéndome sucia, humillada, maltratada y degradada al nivel más bajo posible, y mientras se regodeaba de ver como empezaba a mostrar signos de debilidad y también a suplicarle, el muy cerdo encima me señalaba como la culpable de todo aquello y me decía.
-- ¿ Ves perra inútil lo que me obligas a hacer contigo cerda ?... ¡ la única forma de educar a las perras para que no se meen es hacerles limpiarlo con su cara, así aprenden a no volverlo a hacer ¡
Mientras me reñía seguía restregándome la cara sobre mi pis, sin ninguna consideración. Era horrible, y no podía haber nada más humillante en el mundo. Jamás me había sentido tan baja y deleznable como en ese momento. Era peor que los golpes, los golpes duelen, pero el dolor se pasa, pero esto no lo olvidaría jamás. Por desgracia para mí, las cosas siempre solían ir a peor con aquel vicioso
Raúl se levantó, y vi como sacaba su polla, pensando que ahora querría que se la chupara, para acabar de hundirme, pero sin mediar palabra Raúl empezó a mearse abundantemente sobre mí, con cara de satisfacción, culminando mi humillación, que de por si, ya era insoportable y degradante.
Esta nueva e inesperada humillación con que me intentaba someter, caía sobre mí, caliente y con aquel asqueroso olor.
Ya no me quedaban casi dudas, de que a aquel hombre, andaba sobrado de recursos y experiencia en someter a mujeres, y empecé a temer no ser lo bastante fuerte como para poder vencerle.
Si en pocas horas me había convertido en un sucio y desnudo animal, tirada en el suelo, sucia maloliente y dolorida, que no podría conseguir con todo un fin de semana por delante para someterme a el.
Allí tirada en el suelo, mientras el se meaba sobre mi cuerpo y cara, empecé a calibrar lo frágil de mi resistencia, por mucho valor que intentase poner entre el y yo.
Cuando terminó de mearse, yo ya no podía aguantar más tanta humillación, rabia, frustración por no haber podido parar sus ataques y el asco, hasta de mi misma y sintiéndome derrotada, rompí a llorar…., aunque con ello dejase de lado mi orgullo como persona…, simplemente había llegado a mi límite y solo no me quedaba otra válvula de escape ante tanta humillación que llorar.
-- ¡Zoe mi perra bonita y favorita …– ordenó entonces a Beatriz – ¡ Coge a esta perra inútil y llévatela a la bañera, que huele fatal… jaja. ¡ Huele peor que una perra callejera.
Zoe me puso una cadena en mi collar, y tirando de mí sin contemplaciones, me obligó a seguirla como pude, a cuatro patas, ya que no me dio opción a levantarme, y además recordaba bien todavía, cuando Raúl me había advertido que “siempre” debía ir a cuatro patas, mientras estuviese allí.